Castellar de Santiago
(Sitio NO oficial del pueblo)

Este lugar es tuyo y de todo aquel que desee participar con sus artículos, fotos, recopilaciones, enlaces, opiniones...
En este momento se encuentra en construcción. Si deseas aportar algo, ponte en contacto con el
Administrador

Historia de la tauromaquia Castellareña.
Por Elías Cobos Fuentes

Capitulo VII

La plaza de D. Emeterio Marcos

En el capítulo anterior dábamos una descripción general de la plaza que D. Emeterio Marcos construyera de forma privada y que lamentablemente, tras unas
décadas, sucumbiría efimeramente en el último Cristo taurino de este coso en 1973 y no lidiando precisamente el día 14, reses de su mismo hierro.
Aquel último Cristo taurino, se cerraba este ciclo lidiando reses de D. Eugenio Marín Marcos de Aldeaquemada con un festejo de rejones donde lidiarían
Bernardino Landete y Paquita. El primer caballero tuvo una excelente tarde pues a pesar de poner dos rejones de muerte se le dieron dos orejas y rabo ya que
anteriormente había tenido un buen tercio con los rehiletes.
Paquita Rocamora también tuvo suerte con el primero del lote pues estuvo muy acertada con banderillas y rejoncillos y con un rejón de muerte bien colocado, hizo
valer al novillo. Para ella también se le dieron dos orejas y rabo.
La segunda parte se deslució hasta tal punto que pudo rayar más con lo inédito y lo anecdótico, pues nunca tuvo Castellar un doble caso en la misma tarde de toros. El primer caso inédito lo protagonizó Bernardino Landete que tras recibirlo y colocarle dos rejoncillos, el segundo entraba directamente en la espina dorsal, cayendo el toro amorrado dejando prácticamente paralítico y muerto. Sólo hubo que apuntillarlo y arrastrarlo con el tiro de mulillas. Nunca pasó esto en Castellar o al menos no se tienen datos de que ocurriera un caso tan inédito. Pero con el cuarto se cerró una tarde taurina anecdótica, pues al novillo no hubo manera de sacarlo de los chiqueros. Más de una hora echaron en bregar con el toro, rejoneadores, mayorales y mozo y al final decidieron abrir la puerta que daba a los
corralones del fondo, dando el animal unos cuantos revolcones a los mozos más "echados palante".
Cuando cayó la noche fue la Benemérita quien a tiro de mosquetón. ejecutó la suerte suprema. Curiosamente he de decir que a mis diez años yo me encontraba allí y ahora, apoyándome en notas y recortes de emeroteca que me ha proporcionado mi estimado pariente y contertulio Restituto Núñez Cobos, he sacado a la luz una tarde memorable, vísperas de otra, que lamentablemente oiría por última vez los sones de pasodoble, los toques de clarín, los cascabeles y metales del
tiro de mulillas y el jolgorio de lista de estos días cristeños.
El día 15 se celebraba una novillada con reses de los hermanos Marcos López, de esta localidad, para los novilleros Antonio Andrés Torres y Antonio Mures Ortega. También fue una buena tarde donde los novillos dieron un excelente juego, los primeros bravos y nobles y el 3° y 4° tan excelentes que se les dio la vuelta al ruedo.
La faena del 1° diestro fue muy buena pues en el 1° se le dieron dos orejas y en el 2° dos orejas y rabo, y Antonio Mures Ortega tuvo también una buena tarde, pero no tuvo la genialidad ni el acierto con los terrenos y con el arte, pues a juicio del comentarista taurino R. Núñez Cobos la tarde la centró el 1° diestro. Antonio Mures cortó dos orejas a cada res. Con estos dos festejos del año 1973 y se cerraba lamentablemente otra plaza de toros, que fue menos efimera que las que la precedieron en la posguerra y empezaría otro largo ciclo de trasiego de plazas portátiles que se fueron instalando por la zona sur-suroeste de nuestro pueblo; ciclo que duraría un cuarto de siglo, 25 largos años, hasta que Castellar de Santiago en 1998 inauguraría la 18 plaza de toros al permanente en su historia. Un gran acierto, casualmente, ya que por suerte se cerraría ese largo ir y venir de cosos taurinos itinerantes.

Hosted by www.Geocities.ws

1