Aproximación a la historia de
Castellar de Santiago |
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Texto y comentarios por A. García y Bellido | ||
Texto
de Strabón
Strabón nació en Amásia, en Asia menor hacia el año 63 a.c. En su azarosa vida recorrió casi muchos países y escribió sobre ellos. Entre ellos España que al igual que escribe sobre otros lo hace también sobre nosotros sin habernos visitado nunca. Lo que no quita mérito a este gran transcriptor de otros autores y que gracias a su erudición han llegado tantas cosas a nosotros. Entre todo lo que escribió se encuentra un libro llamado " Geografía" en el que dedica y apartado totalmente a España. Aunque por su nombre lo parezca no es un tratado de geografía puramente sino que mezcla todos los temas y habla lo mismo de noticias históricas o de mitos de la época que en la actualidad nos pueden parecen disparates.
1). .........La primera parte de ella es, como decíamos, el Occidente; es decir,
lbería (2); ésta, en su
mayor extensión, es poco habitable, pues casi toda se halla cubierta de montes, bosques y llanuras de suelo pobre y desigualmente regado. La región septentrional es muy fría por ser accidentada en extremo, y por estar al lado del mar se halla privada de relaciones y comunicaciones con las demás tierras, de manera que es muy poco hospitalaria. Así es el carácter de esta región. La meridional casi toda ella es fértil principalmente la de fuera de las Stélai
(3).
..............Hagamos una descripción detallada, empezando por el Hierón
Akrotérion. Este es el punto más occidental no sólo de Európe, sino también
excelencias de sus bienes, tanto terrestres como marítimos. Esta región es la que riega el río Baitis ..,(Guadalquivir) que tiene principio en los mismos parajes del Ánas
(Guadiana) y el Tágos
( Tajo) y que, por su tamaño, figura entre estos dos. Corre, igual que el Anas, primero hacia el Occidente; después dobla hacia el
Mediodía, desembocando en el mar por las mismas playas que aquél. Dicha región se llama Baitiké
, del nombre del río, y Tourdetania .., del nombre del pueblo que la habita; a estos habitantes llámaseles tourdetanoí ..y tourdoúloi .., que unos creen son los mismos; mas, según otros, dos pueblos distintos. Polybios
(10) está entre estos últimos, pues dice que los tourdetanoí
tenían como vecinos por su Norte a los tourdoúloi. Hoy día no se aprecia ninguna diferencia entre ambos pueblos. Tienen fama de ser los más cultos de los íberes; poseen una «grammatiké»
(11).., y tienen escritos de antigua memoria, poemas y leyes en verso, que ellos dicen de seis mil años ...Los demás íberes tienen también su «grammatiké» ; mas ésta ya no es uniforme, porque tampoco hablan todos la misma lengua ". Dicha comarca, sita
al lado de acá del Anas, se extiende hacia el Este hasta la Oretanía (12).., y por el Sur hasta la costa comprendida entre las bocas del Anas y las Columnas ..Pero es necesario hablar de ella más ampliamente, así como de las regiones contiguas, y de la cuantía de lo que contiene, con el fin de dar a conocer la fertilidad y la excelencia de sus regiones.
(14)Las orillas del Baítis son las más pobladas ; el río puede remontarse navegando hasta una distancia aproximada de mil doscientos stadios
desde el mar hasta Kórdyba,15 (Cordoba) e incluso hasta algo más arriba. Las tierras están cultivadas con gran esmero, tanto las ribereñas como las de sus breves islas. Además, para recreo de la vista, la región presenta arboledas y
plantaciones de todas clases admirablemente cuidadas. Hasta Híspalis
(Sevilla), lo que supone cerca de quinientos stadios .., pueden subir navíos de gran tamaño; hasta las ciudades de más arriba, como Ilipa, sólo los pequeños. Para llegar a Kórdyba es preciso usar ya de barcas de ribera, hoy hechas de piezas ensambladas, pero que los antiguos las construían de un solo tronco.
Más arriba de Kastoulón (16)-el río deja de ser ya navegable. Varias cadenas montañosas y llenas de metales siguen la orilla septentrional del río, aproximándose a él unas veces más, otras menos. En las comarcas de Ilipa y Sisápon
17-, tanto la antigua como la moderna, existe gran cantidad de plata. |
Comentarios
aclarativos al texto
1). Strábon dedica el Libro III a la Península Ibérica. Los dos anteriores sirven de introducción a la parte descriptiva y monográfica, que comienza por el extremo occidental de España. 2. El nombre de «Ibería» es el acostumbrado entre los griegos desde
tiempos remotos. Procede del de un río Iber, que acaso no fue en un principio el Ebro, sino uno homónimo de la región de Huelva, donde ciertos textos de muy viejo origen citan un río Iberus, y un pueblo, al que llaman Ibero. Tanto los griegos como los púnicos conocieron antes y mejor las costas meridionales de la Península que las levantinas. En las meridionales les atraía la riqueza minera. El nombre latino de Hispania (de donde el actual de España) es, al parecer, de origen púnico; alude a la abundancia de conejos, que tanto sorprendió a los mismos griegos y romanos (Stráb., III, 2, 6, y III, 5, 2) .La voz fenicia i-shepham-im, de la que (3)Stélai: Columnas de Hércules. Estrecho de Gibraltar. .(4). De aquí procede la comparación de la Península a una piel de toro, tantas veces repetida. Strábon alude dos veces más a ella (II, 1, 30, y II, 5, 27) .Para el texto que sigue, en el que se dan las medidas fundamentales de la Península, véase el mapa, y téngase en cuenta que cada stadio equivale casi a 185 metros. La orientación de los Pirineos es para Strábon de Norte a Sur, lo que es evidentemente erróneo, así como la anchura del isthmo, que en realidad es de unos 390 kilómetros en lugar de 555. El resto es más exacto. 5. Pyréne llamaban los griegos (en singular) a los montes Pirineos. En la zona del Cabo de Creus hubo una ciudad (11).( Grammatiké, lengua y escritura; pero también sólo caracteres alfabéticos.
(12) Oretanía. Una de sus ciudades se llamó
Oretum, cuyas ruinas se ven aún en Granátula (C. Real)
1364. Las dimensiones que da Strábon (2.000 stadios de anchura y otros 2.000 de longitud) son, aproximadamente, exactas; es decir, unos 400 kilómetros en ambas direcciones axiales. Comprendía, pues, la región de la Baetica gran parte de la Andalucía actual, más las zonas de Badajoz y Ciudad Real, al sur del Guadiana. (14Sobre la navegabilidad del Baítis hablan las líneas que siguen. Híspalis (Sevilla) era puerto donde atracaban barcos de gran calado, a pesar de estar, como dice el texto, a 500 stadios del mar (casi 100 kilómetros). Ilipa (Alcalá del Río) , unos 16 kilómetros río arriba de Sevilla, es aún sensible a la marea ascendente (cfr. III, 5, 9) ; pero ya el río es menos caudaloso. 87. A Córdoba se llegaba, no ya por barcos de comercio, sino por gabarras que los indígenas construían de un tronco de árbol, si bien en tiempos de Strábon, y por influjo romano, se hacían ya, como dice el texto, de piezas ensambladas. Con estas barcazas se podía ir hasta cerca de Cazlona, es decir, hasta la región minera de La Carolina y Linares. 1565. Corduba, es Córdoba. Fue fundada por Marcellus en 152
antes de J. C. Nombre indígena y población mixta; lo brillante de la colonia romana explica que poco tiempo después, en el 74, Metellus tuviese en Córdoba una camarilla de poetas «de rudo y bárbaro acento» (Cicero) , núcleo literario del que luego habían de surgir Lucanus y los dos Sénecas (18) No se sabe qué son las Kótinai. 20 Los keltíberes, o celtíberos, se decía que era un pueblo resultante de la mezcla de celtas e iberos; habitaban en casi toda Castilla la Vieja, el Alto Aragón y la zona nordeste y oeste de Castilla la Nueva. Su ciudad mejor conocida y más famosa fue Numantia, al nordeste de Soria. |
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En sus cercanías se hallan también los keltikoí, parientes de los que viven sobre el Anas. estos emprendieron con los tourdoúloi una campaña, y dicen que pasado el río Limaía desertaron; y como tras la reyerta adviniese la muerte de su jefe, permanecieron allí dispersos, la que hizo que a este río se le llamase también Léthes. Los ártabroi tienen sus ciudades aglomeradas en la bahía, a la que los marineros que por allí navegan llaman «Puerto de los Artabroi». Hoy día a los ártabroi se les llama también arotrébai En la región sita entre el Tágos y el país de los ártabroi habitan unas treinta tribus. Esta región es naturalmente rica en frutos y en ganados, así como en oro, plata y muchos otros metales; sin embargo, la mayor parte de estas tribus han renunciado a vivir de la tierra para medrar con el bandidaje, en luchas continuas mantenidas entre ellas mismas, o atravesando el Tágos, con las provocadas contra las tribus vecinas. Pero los rhomaíoi, poniendo fin a este estado de cosas, las han obligado en su mayoría a descender de las montañas a los llanos, reduciendo sus ciudades a simples poblados, mejorándolos también con el establecimiento de algunas colonias entre ellos. El origen de tal
anarquía está en las tribus montañesas, pues habitando un suelo pobre y carente de lo más necesario, deseaban, como es natural, los bienes de los otros. Mas como éstos, a su vez, tenían que
abandonar sus propias labores para rechazarlos, hubieron de cambiar el cuidado de los campos por la milicia, y, en
consecuencia, la tierra no sólo dejó de producir incluso aquellos frutos que crecían espontáneos, sino que además se pobló de ladrones
Dicen que los lysitanoí son diestros en emboscadas y persecuciones, ágiles, listos y disimulados. Su escudo es pequeño, de dos pies de diámetro, y cóncavo por su lado anterior; lo llevan ; suspendido por delante con correas, y no tiene, al parecer, abrazaderas ni asas. Van armados también de un puñal o cuchillo; la mayor parte llevan corazas de lino, y pocos cota de malla y cascos Todos estos habitantes de la montaña son sobrios: no beben sino agua, duermen en el suelo, y llevan cabellos largos al modo femenino, aunque para combatir se ciñen la frente con una banda ...Comen principalmente carne de cabrón; a Ares sacrifican cabrones, y también cautivos y caballos; suelen hacer hecatombes de cada especie de victima, al uso griego, y por decirlo al modo de Pindaros, «inmolan todo un centenar». Practican luchas gymnicas, hopliticas e hipicas, ejercitándose para el pugilato, la carrera, las escaramuzas y las batallas campales. En las tres cuartas partes del año los montañeses no se nutren sino de bellotas, que, secas y trituradas, se muelen para hacer pan, el cual puede guardarse durante mucho tiempo. Beben «zythos»,(?) y el vino, que escasea, cuando lo obtienen se consume en seguida en los grandes festines familiares. En lugar de aceite usan manteca ,.. Comen sentados sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según sus edades y dignidades; los alimentos se hacen circular de mano en mano; mientras beben, danzan los hombres al son de flautas y trompetas, saltando en alto y cayendo en genuflexión. En Bastetania las mujeres bailan también mezcladas con los hombres, unidos unos y otros por las manos. Los hombres van vestidos de negro, llevando la mayoría el «ságos», con el cual duermen en sus lechos de paja. Usan de vasos labrados en madera, como los keltoi'... Las mujeres llevan vestidos con adornos florales. En el interior, en lugar de moneda practican el intercambio de especies o dan pequeñas láminas de plata recortadas. A los criminales se les despeña, y a los parricidas se les lapida, sacándolos fuera de los límites de su patria o de su ciudad. Se casan al modo griego. Los enfermos, como se hacia en la Antigüedad entre los assyrioi, se exponen en los caminos para ser curados por los que han sufrido la misma enfermedad Antes de la expedición de Broútos, no tenían más que barcas de cuero para navegar por los estuarios y lagunas del país; pero hoy usan ya bajeles hechos de un tronco de árbol, aunque su uso aún es raro.
Es de creer que las emigraciones de los héllenes a los pueblos bárbaros tuvieron por causa su división en pequeños estados y su orgullo local, que no les permitía unirse en un lazo común, todo lo cual les privaba de fuerza para repeler las agresiones venidas de fuera. Este mismo orgullo alcanzaba entre los íberes grados mucho más altos, a lo que se unía un carácter versátil y complejo. 272. ........... También podrían tenerse como formas bárbaras los ornamentos de algunas mujeres, ornamentos que describe Artemidoros.
En ciertas regiones -dice- llevan collares de hierro con garfios que se doblan sobre la cabeza, saliendo mucho por delante de la frente; en estos garfios pueden, a voluntad, bajar el velo, que al desplegarlo por delante sombrea el rostro, lo que tienen por cosa
de adorno. En otros lugares se tocan con un «tympánion» redondeado por la parte de la nuca y ceñido a la cabeza por la parte de las orejas, el cual disminuye poco a poco de altura y anchura. 33Los
males que afectan a la tierra son raros; excepción hecha de unas liebrecillas que agujerean la tierra ya las que algunos llaman «leberídes». Estos animales, como se alimentan de raíces, destruyen plantas y semillas. Así ocurre en casi toda Ibería, extendiéndose el mal
también hasta Massalía (Marsella), e incluso las islas. Cuentan que en cierta ocasión los indígenas de las Gymnésiai enviaron legados a los rhomaíoi pidiéndoles otras tierras, pues se veían expulsados de las suyas por estos animales imposibles de combatir, dada su multitud. y en verdad tal recurso puede ser útil cuando -10 que no siempre acaece- una invasión de este género sobrepasa sus
proporciones habituales y se propaga como la peste, al modo de las plagas de serpientes o de ratas de los campos. Mas para
los casos normales se han descubierto diversos modos de caza, como el de la comadreja salvaje, que, acostumbrada a este menester, produce la Libye. Para ello dichas comadrejas, una vez atadas, son colocadas en las bocas de las madrigueras; entonces, sus uñas extraen alas liebrecillas para que las apresen, o, en otros casos, las obligan a huir buscando una salida, donde los cazadores allí apostados las capturan. |
21En la España antigua resultó frecuente la práctica de una vida aventurera, en la que los hombres se reunían en pandillas y vivían del saqueo de las tribus vecinas o de las ricas ciudades. Tal régimen de vida era frecuente entre los lusitanos y, en menor grado, entre los celtas de la meseta y los iberos de la costa. Donde menos se daba, al parecer, era en la región andaluza y levantina, y ello no sólo por ser más rica, sino además por estar más fuertemente romanizada. La misma riqueza de la Bética hizo de ella la víctima predilecta de los depredadores lusitanos o celtas. Durante las guerras de independencia, los bandoleros sirvieron de núcleo para la recluta de gentes de todas clases, ansiosas de oponerse a la injusta dominación romana. Así, hubo momentos en que estas bandas crecieron hasta formar verdaderos ejércitos, a veces de más de 10.000 hombres, que pusieron en durísimos aprietos a los romanos y sus aliados indígenas. Viriato fue uno de los jefes más destacados. Los romanos llamaban a estas tropas aguerridas «bandoleros», y siguiendo sus textos se ha solído hablar del bandolerismo español de la Antigüedad como ejemplo vetusto de una modalidad de nuestro carácter; pero ello no es cierto. Los ejércitos lusitanos no iban animados, en tiempos de las guerras de independencia (Viriato, por ejemp]o) , por un ansia de saqueo, sino que iban impulsados por una noble rebeldía contra las traiciones, matanzas, saqueos y desmanes de todo orden con que ]os romanos querían imponerse a gentes indómitas por naturaleza. En tiempos de paz estos bandoleros surgían espontáneamente de entre las clases menesterosas o de los segundones y desheredados, en virtud de una injusta distribución de la tierra o de los bienes paternos. En tiempos de la conquista romana, a esta calamidad endémica se unieron pronto los insultos a la dignidad, las traiciones a la palabra dada, los saqueos, las matanzas en masa, las confiscaciones y robos cometidos por los mismos romanos; desmanes que afectaban a todas las clases sociales por igual, dando origen a que las bandas de salteadores profesionales se convirtiesen en receptoras de todos los demás descontentos o enemigos del invasor, convirtiéndose lo que antes eran sólo pandillas en verdaderos ejércitos, con jefes conscientes y dignos, como lo fue Viriato y otros menos conocidos. Que en su origen este bandolerismo no era sino una consecuencia de desigualdades sociales, lo dice bien claro el hecho frecuente de que los romanos, cuando querían remediar el mal en su raíz, no dudaban en ofrecer a estos "bandoleros" tierras de labor en propiedad para reducirlos a la paz. Estas ofertas eran eficaces en extremo, y ante ellas llegaron a deponer su actitud y hasta a entregarse inermes; rasgo éste de crédula confianza que más de una vez pagaron con la muerte. En 150 a. de J. C. Galba concertó una paz con los lusitanos, sobre la base de darles buenas tierras para que no necesitasen robar por hambre. Los lusitanos se comprometieron a concentrarse en tres puntos. Galba fue a uno y les pidió entregasen las armas, y cuando lo hicieron, los cercó y mató sin piedad. Luego fue a los otros dos campos de concentración e hizo lo mismo. Sólo unos pocos, entre ellos Viriato, pudieron huir. 22La vida al modo lacóniro o espartano; una vida austera, sobria y de
ejercicios continuos, para endurecer el cuerpo y el ánimo. 23Los héllenes son los griegos. Es exacta la apreciación straboniana de que la causa principal que determinó la conquista romana fue la división interior de los pueblos peninsulares; no obstante, como dice el geógrafo, estas luchas duraron unos doscientos años, prueba de la admirable capacidad defensiva de los pueblos hispánicos. Los karchedónioi son los cartagineses; los tyrioi, los fenicios de Tyros, y los keltoí, los celtas. Los primeros llegaron a dominar efímeramente gran parte de la Península a fines del siglo III a. de J. C., para abandonarla luego en manos romanas durante la segunda guerra púnica. Los
fenicios no hicieron propiamente conquistas militares, sino establecimientos comerciales, pacíficos en general (Gádir ante todos). Los celtas vinieron en dos oleadas principales, una hacia el siglo VIII y otra hacia el VI antes de J. C., estableciéndose en la meseta principalmente, dando lugar acaso a su fusión parcial con los iberos
.Los bérones, que aquí cita ala par de los keltíberes, como si unos y otros constituyesen el total de los celtas inmigrados, habitaban hacia el sur de la provincia de
Santander. 24 Ouríathos en griego es lo que en latín Viriatus. Le llama bandolero. Las guerras de Viriato fueron un episodio de las Guerras Lusitanas (155-136) , en gran parte coetáneas de la guerra numantina (154-163). Viriato mantuvo a raya a los romanos durante ocho años (147-139). Los mismos historiadores antiguos han alabado de él su fuerza persuasiva y la honradez de su carácter. Era diestro y ágil, en la guerra como en toda clase de ejercicios; era frugal y liberal, dando todo a sus partidarios sin reservarse nada para sí mismo. De su indiferencia ante la riqueza habla la curiosa anécdota de la boda: habiéndose casado con una joven de gran posición, despreció las ofrendas de su suegro, y tomando su lanza y su caballo, sentó en él a su mujer y partió para la sierra, dejando a los asistentes a la ceremonia en pleno festín. Viriato era de origen humilde; según se dice, pastor, acaso de la Sierra de la Estrella. 25. Sertórios (latín
Sertorius). Las campañas de Sertorius en España (82-72) tienen su origen en la guerra civil que estalló en Roma por la rivalidad entre Marius y Sulla (Sila) .Sertorio, de ideales democráticos, tuvo que buscar refugio en España huyendo de las persecuciones de Sulla. Aquí supo captarse las simpatías de los indígenas por su buen trato con ellos. Aprovechóse de su ascendiente para
moverlos en favor de sus ideales y en frente de la Roma de Sulla, contra la que luchó ventajosamente en casi toda la Península (Metellus) , hasta que la llegada de Pompeius le acarreó la derrota y el asesinato a traición, llevado a cabo por algunos romanos de su facción en Huesca (Osca). Parte importante en esta conjura hay que achacarla al despecho de los generales romanos, 26 Viva descripción de la Meseta y sus habitantes. Nótese que el mismo autor hace la salvedad de las tierras de Levante y Andalucía, ya fuertemente romanizadas. Esta relación debe de venir de Polybios, citado líneas atras, pues se contradice en el fondo con lo dicho luego por el propio Strábon en III, 4, 20. 271. 27«Peltastaí, guerreros ligeramente armados, cuyo nombre procede de la «pélta~, escudo pequeño. 28272. En contra de lo que dice Strábon, al hablar de los lysitanoí (III, 3, 6) no cita entre sus armas la honda. Aquí se refiere Strábon a los íberes en general, y más concretamente a los de la España interior y oceánica. 29 Que los kallaikoí fuesen ateos es una apreciación falsa, sin duda debida a que no solían representar ni simbolizar
30 Curiosa anécdota a la que se le ha querido sacar más de lo que en realidad es: una graciosa historieta de campamento, pues
31 No se han podido identificar claramente estos peinados, que afectan a varias regiones de la España antigua. Acaso el último es el que vemos en las figuritas de bronce y en las estatuas y bustos pétreos de los santuarios ibéricos del Mediodía y del Sudeste (figuras 3).
32 De no poco
interés es también la costumbre a que alude Strabón cuando habla de
la fidelidad al jefe, fidelidad que llega hasta la muerte. Es la
institución de los soldurii, en virtud de la cual un jefe de
prestigio reunía en su torno a una guardia mas o menos numerosa
conjurada a defenderlo y seguirlo hasta la muerte. De estos se valieron Marius el Baleárico, Pompeius, Petreius, Sertorius, Longinus, Iuva, y sabemos que Caesar y también Augusto tuvieron una guardia pretoriana formada por españoles enteramente dedicados a la defensa de sus jefes. En latín esta institución se llamaba
devotio. Era corriente entre los iberos, aquitanos y germanos, pero no entre los galos. Por Strábon sabemos que se
practicaba también entre los pueblos del norte de España.
33 La comadreja salvaje es también animal desconocido para los griegos y típicamente líbyco, como el texto dice. Es sin duda el hurón nuestro, y su modo de empleo coincide, en general, con el actual.
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