Carta Política Nº 6

Un drama balzaciano

PERSISTE RECHAZO AL SISTEMA ELECTORAL VENEZOLANO

 

1.- La comunidad política de la oposición se viene manifestando en contra de las condiciones en que se prepara el evento electoral del próximo diciembre cuando se elegirá el Presidente de la República. Aunque las manifestaciones mas exaltadas provengan de partidos y grupos políticos de oposición, es visible la desconfianza generalizada acerca de la reciente elección de la directiva del Poder Electoral por parte de la Asamblea Nacional, la cual seleccionó cinco Rectores de los cuales cuatro se perciben ampliamente comprometidos con el régimen de Hugo Chávez. Junto a esta percepción inicial, subsisten un conjunto de procedimientos que operaron en pasadas elecciones, tales como el el uso de computadoras que registran e identifican la huella dactilar del votante, y los registros electrónicos de electores, que en conjunto son señalados como un evento para identificar el contenido del voto de cada elector, asi como lo mas importante y discutido que es el escrutinio exclusivamente electrónico y centralizado que viene haciendo el organismo electoral sin permitir el conteo manual de los votos depositados en las miles de mesas electorales. Junto a ello, se ha señalado que en la composición de los miembros de cada mesa electoral se objeta automáticamente a quienes en los registros del Consejo Nacional Electoral constan como firmantes de la solicitud de revocatoria del Presidente producida en el año 2.004, por considerarse que tal hecho indica una parcialidad previa, lo cual es un sofisma en razón de que podría decirse que quienes no aparecen como firmantes son igualmente parciales del Presidente.  Adicionalmente, el CNE da por registrado un volumen entre tres y cuatro millones de personas como “nuevos votantes”, y frente a las exigencias de los partidos de oposición de proveerles suficientes datos para verificar o hacer muestreo de la legitimidad de esos registros, el CNE ha respondido con el argumento de que es violatorio a la intimidad de la persona, consagrada en la Constitución Nacional, dar el domicilio de los ciudadanos inscritos en el registro electoral, de manera que no es posible verificar ex-officio la existencia real de tales electores y en consecuencia tampoco hacer uso del derecho a impugnar al elector, como lo otorga la ley electoral. El CNE contrató su propia empresa de auditoría para verificar sus registros, y como era de esperarse el Informe de la empresa indicó que estaban bien.

 

2.- El origen de este deterioro de las condiciones electorales es el hecho de que en la Constitución Nacional aprobada en 1999 por la mayoría oficialista de la Asamblea Constituyente, se arrancó en forma definitiva de las manos de la sociedad el control del sistema electoral, que ya venia respondiendo en forma decisoria de las directiva de los partidos polìticos mayoritarios y por lo cual venía siendo objeto del reclamo de una mayor descentralización en manos de la sociedad. En vez de un progreso, el sistema electoral pasó totalmente a manos del Estado, solo con una formal e inicua intervención de la sociedad, dependiendo en este momento de las decisiones de los cinco rectores del CNE electos por la Asamblea Nacional y de la infraestructura interna del organismo cuyos funcionarios responden casi totalmente al pensamiento de esos rectores, afectos al partido de gobierno. El organismo electoral está cerrado a la sociedad hasta lo increíble, y la sociedad – era lógico pensarlo – ya le ha dado la respuesta más contundente de abstención electoral, concurriendo a las elecciones parlamentarias de diciembre del 2.005 alrededor solo de un 15% del electorado. Lo que en apariencia es una confrontación política entre gobierno y oposición es en realidad un evento bastante esencial entre la sociedad y el poder del Estado.

 

3.- Por encima de todas las consideraciones teóricas o políticas, se destaca el terco hecho de una resistencia creciente del electorado al sistema electoral; es algo que se percibe en el ambiente, y poco servicio se prestan los políticos a si mismos pretendiendo desconocer este fenómeno. Los opositores al régimen suponen que a éste les interesa el actual estado de cosas porque les permite desplegar su estrategia de continuismo gubernamental. En realidad es evidente que los partidarios de Chávez, así como el propio Presidente,  perciben como una tragedia la posibilidad de perder las elecciones, y la angustia no les permite asumirse como un partido de Estados democráticos donde cualquiera puede ganar o perder unos comicios sin sentirse bajo una inminente desaparición histórica. A ello quizá contribuye el hecho de que el régimen está consciente con bastante amargura de no haber dado cumplimiento a las promesas básicas que hizo para su arribo al poder y de tampoco haber desarrollado una concepción ideológica propia susceptible de abrigar expectativas de permanencia histórica, salvo el ritornelo del “socialismo del siglo XXI” que es un agregado de consignas presidenciales bastante vacías de contenido y que se identifican alternativamente con teorías disímiles y hasta contrapuestas, desde el modelo cubano hasta el chino, pasando por la retórica de la “tercera vía”, el desarrollo endógeno, la unidad latinoamericana, la estrategia cívico-militar, el liderazgo mesiánico, etc., sin lograr sembrarse en ninguna idea, al grado que el modelo “bolivariano” ha perdido la esperanza de ser algo mas que un instrumento utilitario de propaganda política y coartada de la corrupción política, que ofrece cobijo a una policromía de tendencias, como un redivivo sandinismo integrado por exfuncionarios nicaragüenses malversadores, ex-militares golpistas metidos a la política y rodeado de ladrones como Humala, empresarios de la producción y comercialización de coca que exaltaron a Evo Morales a la Presidencia de Bolivia, y los veladores de la muerte de Fidel Castro, miembros de una nomenclatura que aguardan ya impacientes echar las paletadas de tierra  para terminar de hacerse de los mayores privilegios en la otrora Isla revolucionaria que en sus primeros tiempos fue la inspiración de las juventudes del mundo. Privilegios que debe decirse se originan hoy por hoy del presupuesto público de Venezuela. A ello se le agrega una numerosa corte de gorrones del poder político, donde se combinan personajes balzacianos, mediocres sublimados por la propaganda, avaros comerciantes de ideas,  actores de dramas de Moliere o de parodias cervantinas. Bien podría pensarse que Hugo Chávez entre denuestos de oficio exige a sus áulicos lo que Balzac pedía a su hermana Laure desesperado por construir una obra famosa: ..”Si se te ocurre alguna idea grandiosa, dímela; las que solo sean ingeniosas, guárdatelas”… También Balzac vivió la tragedia de sentirse insignificante y ambicionar desesperadamente la fama.

 

 

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