Nº 12 (18/10/06): Monetarismo y poder político del régimen de Medina Angarita

Hoy se cumple un aniversario mas del golpe de Estado dado por un grupo de militares jóvenes y dirigentes del partido Acción Democrática, el 18 de octubre de 1945, contra el régimen del Presidente Isaias Medina Angarita, quien habia sido electo por el Congreso de la República para una gestión que comenzó en 1941 y debia terminar en 1946. La Constitución Nacional disponía un sistema de segundo grado indirecto para elegir al Presidente, y negaba el voto a las mujeres. Pese al reclamo de la sociedad, el régimen habia accedido en marzo de 1945 a una reforma donde no fue incluido el voto directo, universal y secreto, ni el voto de las mujeres. Solo podian votar los hombres mayores de 25 años.

Durante el gobierno de Medina Angarita, la ampliación de ciertas libertades permitió una oposición ideológica y se generó una corriente adversa a la política de concesiones petroleras que pudo llevar su voz al Congreso. Medina Angarita fue un tributario de las compañías transnacionales, otorgándoles en 1944 concesiones de exploración y explotación sobre 3.755.025 hectáreas, y de explotación 625.045 hectáreas, para un total de 4.380.070 hectáreas, y en 1945 otorgó 1.367.449 hectáreas en exploración y explotación, mas 7.787.250 hectáreas en explotación, para un total de 9.154.699 hectáreas. Es decir que en los dos años se entregó a las petroleras un total de 13.534.769 hectáreas, equivalente a poco menos del 15% del territorio nacional, que se sumaron a las que ya tenían las compañías en su poder y que en parte habían abandonado, cubriendo en total aproximado una tercera parte de nuestro suelo. Se completaba así un cuadro de entrega servil al imperialismo. Las concesiones, arbitradas para 40 y 50 años, en gran parte arribaron a la década de la nacionalización (1976) sin explorarse siquiera, ya que las compañías se dedicaron a los mejores yacimientos, algunos de los cuales siguen siendo los mejores hasta nuestros días.

El ambiente para el surgimiento del partido Acción Democrática habia sido gráfico. Desde la llegada de las petroleras una burguesía comercializadora, con origen a gusto de cualquiera, en los Belzares, la Guipuzcoana, los cafeteros de Maracaibo, los cacaoteros de Barlovento, o los especuladores urbanos, había quedado atrapada frente a cualquier avance industrializador y modernizador. Nadie ha podido afirmar una teoría firme acerca de si el gomecismo hubiese podido digerir el petróleo en medio de una Venezuela primitiva. Solo puede verificarse que comienzan a ingresar al fisco inmensas masas monetarias que construyen una maquinaria de gobierno poderosa, que en toda nuestra historia ha cambiado de manos ágiles como la trampa en una partida de ajiley . Gómez y sus compadres fueron los aprovechadores del maná petrolero, y ante su bárbaro poder militar no hubo burguesía dominante que opusiera fuerza alguna.

El novel partido Acción Democrática se apoya con la burguesía incipiente, aspirante a diseñar empresas que han visto en otros países, y frente a la alianza del latifundismo con el imperialismo plantea aliar el campesinado con esta pequeña burguesía. Postular el debilitamiento del régimen latifundista es en 1941 el planteamiento mas revolucionario, destinado a quebrar la forma de propiedad dominante. El latifundio, forma dominante de propiedad, era la columna principal del despotismo rural. Supuesto que entre un Estado nacionalista y las empresas externas pudiese darse una batalla final, el único y verdadero problema a enfrentar por un movimiento revolucionario era la disolución de la propiedad privada tradicional. Sin embargo, la mitología de la postguerra, el sueño americano de triunfar sobre la vida y la muerte, la penetración del capital, y en definitiva las armas como instrumento convincente detrás de la panfletería de las capas intelectualoides inundando a la humanidad con la esperanza de un capitalismo humanista, paraliza la conciencia nacionalista de países que como Venezuela no solo buscan la paz sino que no pueden emprender una guerra.

La ideología revolucionaria, además de encontrarse con la grave realidad de la presencia imperialista, y de la carencia de un internacionalismo proletario amplio, no condicionado a la sujeción del interés de un solo país (la URSS), quedaba finalmente saturada por la ilusión de unir clases sociales antagónicas, al grado que el país no logra concebir su nacionalidad sin hondas contradicciones internas que aparecen disfrazadas de conflictos políticos circunstanciales y partidistas. En este contexto los planteamientos sobre desarrollo económico y social coinciden en diversos grados con un modelo de tipo capitalista. La apertura hacia el empleo industrial presupone la previsión de una nueva clase propietaria, organizar la agricultura de modo que el sector se desdoble en estratos eficientes para el desarrollo urbano. Los modelos quedaban definidos por lo que no debían ser: No debían ser comunistas, colectivistas. No debían ser fielmente capitalistas, generadores de un proletariado pugnaz. En última instancia, sólo la toma de la maquinaria del Estado era un objetivo claro.

Este objetivo fue concretado por el sector militar de oficiales jóvenes de carrera, bajo el argumento de que los viejos generales a quienes llamaban "chopo e´piedra", porque habian llegado al poder en la rebelión de los andinos encabezada por Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez en el año 1.900, se disponían a perpetuarse en el poder dirigidos por el viejo General y Ex-Presidente Eleazar López Contreras, quien seguia siendo figura estelar de la polìtica venezolana de su tiempo. Alarmados los sectores mayoritarios ante la amenaza de una nueva prolongación de la vieja casta de gobernantrs "gomecistas", apoyaron a los militares jóvenes para el golpe de Estado que finalmente fue apoyado por el partido Acción Democrática con una gran ventaja en razón de pasar a presidir y controlar políticamente la Junta de Gobierno.

Con un nítido pensamiento democrático, la Junta Revolucionaria llamó a elecciones de una Asamblea Nacional Constituyente, que redactó la nueva Constituciòn Nacional, donde se incluyó la conquista fundamental del siglo XX que fue el voto directo, universal y secreto, el voto de las mujeres y el voto a partir de los 18 años de edad, y normas nacionalistas irredentas. Seguidamente se llamaria a elecciones el mismo año, para la renovaciòn de los poderes públicos, quedando electo el escritor Rómulo Gallegos, primer presidente civil en la historia electo por el pueblo directamente.

En diciembre de 1945, a solo dos meses de la captura del poder, la Junta de Gobierno habia decretado la polìtica de NO MAS CONCESIONES PETROLERAS NI MINERAS e implementado una distribución de regalìas con las transnacionales petroleras llamado fifty-fifty, reservándose la nación el 50% de los beneficios derivados de toda la actividad petrolera. Amenazadas las transnacionales y restringido su poder, iniciarían un curso de conspiración que culminó con el derrocamiento de Rómulo Gallegos en noviembre de 1948 por parte del mismo grupo militar aliado en el golpe anterior, encabezado por los entonces coroneles Marcos Pérez Jimenez y Luis Felipe Llovera Páez. La fórmula de arribo al poder, con un inevitable signo bonapartista fracasó como siempre ha fracasado en la historia, aunque además de conquistas democráticas concretas, tales como la libertad sindical, la fundación masiva de organizaciones de trabajadores, la libertad de asociación polìtica, etc., abrió en Venezuela para siempre la puerta al pensamiento democrático y al más persistente nacionalismo petrolero.

 

 
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