Pueblan tu mente negros nubarrones
En mi lecho, tormenta silenciosa
Pieza clave en tu cruel rompecabezas
La noche, fiel madrastra, te protege
Buscas, sin saberlo, sendas de muerte
Quiero darte la vida y no respondes.
Corazón lacerado que agoniza
Oscuro grito por tu alma perdida
Dulces recuerdos hieren mi memoria
Guardo, celosa, el lóbrego secreto
Visto de fiesta un espíritu muerto
Trágico teatro al que el amor lleva.
Fuego llueve en la ciudad
Corazones que se encogen
Los niños buscan refugio
Los viejos, calmos, meditan
Aterradas, las mujeres
Alarmas, sin tregua, suenan
Todo lo inundan las sombras
Es el triunfo del averno
Labios que muy quedo rezan
Oído que, ávido, escucha
Ojos que se desorbitan...
En el amor infinito
Fiados en que una madre
Todo lo puede y alcanza
Sobre el horror de la guerra
Su mundo se viene abajo
Mil y una veces lo han visto
Se aferran a sus criaturas
Les protegen con sus cuerpos
Desgarradas las entrañas...
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