GRUPO DE ORACIÓN SANTA TERESA                              De las Carmelitas Descalzas de Algezares

 

A esta oración le hemos dado un aire vivenciar, representando, las chicas, el comienzo de la reforma Teresiana, haciendo de Santa Teresa MariCarmen, metiéndose de tal  forma en el papel que nos hizo remontarnos al siglo XVI. Para ella fue una gracia muy especial. Todos salimos con una cosa clara:

 

SOLO DIOS BASTA

AMBIENTACIÓN:

Jesús es el que más ha amado y es el Señor del amor y de los que aman. En la medida en que nuestra vida se va llenando de amor, Jesús se va «enseñoreando» de ella. Cuando el amor mueve enteramente nuestra vida, Jesús toma definitivamente posesión de ella. Y así, no es que tengamos el amor de Cristo, sino que su amor nos tiene, nos puede, nos dirige y nos domina. Jesús será nuestro Señor en la medida que sea él quien viva en nosotros, en la medida en que nos compenetremos con sus pensamientos, sentimientos y actitudes, en la medida en que nuestra voluntad esté entregada a la suya y podamos decir: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”.

Cantamos:

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR,

A HABLAR CON NUESTRO PADRE DIOS.

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR,

A ABRIR LAS MANOS ANTE TI.

Orar con limpio corazón,             

 

Que solo cante para Ti.



Con la mirada puesta en Ti,

Dejando que hables Señor.

Orar buscando la verdad.

Cerrar los ojos para ver.

dejarnos seducir, Señor,

andar por tus huellas de paz.
 

ÁMAME COMO TÚ ERES
La luz de nuestra vida es el amor que Dios mismo ha puesto en el fondo de nuestro Ser. No apagues esa luz;
ama y déjate amar.

Abandónate al Dios‑Amor y escucha su voz que te dice: Conozco tus miserias, las luchas de tu alma, la debilidad de tu cuerpo. Sé de tus cobardías y pecados y a pesar de eso te digo: “Dame tu corazón, ámame como tú eres”. Si esperas ser un ángel para entregarte al amor, no me amarás jamás. No importa que caigas con frecuencia en las faltas que no querrías jamás cometer; no importa que te sientas flojo y cobarde ante el esfuerzo; pero sí importa que te dejes amar. Ámame como eres; en cada momento y en cualquier situación que te encuentres; en el fervor o en la aridez, en la fidelidad o en la huida. Yo quiero el amor de tu corazón indigente.

Deja que yo te ame; Espero poco a poco, si tú te dejas, transformarte en mí; pero mientras tanto te quiero como tú eres y deseo ver brotar el amor desde el fondo de tu miseria.

¡AMA! El amor te hará realidad todo lo demás; no busques otra cosa más que llenar el momento presente con amor. Hoy estoy a la puerta de tu corazón como un mendigo. Llamo y espero. Date prisa en abrirme, no llegues y digas que no tienes nada que darme. Lo único que podría entristecerme es verte dudar y sentir que te falta confianza.

Quiero que pienses en mí cada momento y que en cualquier acción que hagas no tengas otro móvil sino el amor. Cuando lleguen los momentos duros, yo te daré la fuerza, tú me has dado el amor, yo lo ensancharé; que ames por encima de lo que tú hubieras pensado. Pero recuerda: ÁMAME COMO TÚ ERES.

No esperes ser un santo para entregarte al amor. Si no tú, no me amarás nunca y el mundo necesita de tu luz y del calor de tu corazón.

Silencio.

 

Teresa de Jesús nos escribe:


TEXTOS TERESIANOS:

“¿Qué pensáis, hijas, que es Su voluntad?. Que seamos del todo perfectas; que para ser unas con Él y con el Padre, como Su Majestad le pidió, mirad qué nos falta para llegar a esto. Estas dos cosas que nos pidió el Señor: amor de Su Majestad y del prójimo, es en lo que hemos de trabajar. Guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así estaremos unidas con Él.

La más cierta señal que, a mí parecer, hay de sí guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amarnos: mas el amor del prójimo, sí. Y estad ciertas que mientras más en éste os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios, porque es tan grande el que Su Majestad nos tiene, que en pago del que tenemos al prójimo hará que crezca el que tenemos a Su Majestad por mil maneras”. (V Moradas 3, 7‑8)
 

          «Bienaventurados los que están escritos en el libro de la Vida. Mas tú, alma mía, si lo eres, ¿por qué estás triste y me conturbas? Espera en Dios, que aun ahora confesaré a Él mis pecados y sus misericordias, y de todo junto haré cantar de alabanza con suspiros perpetuos al Salvador mío y Dios mío. Podrá ser venga algún día cuando le cante mi gloria, y no sea compungida mi conciencia, donde ya cesarán todos los suspiros y miedos; mas entre tanto en esperanza y silencio será mi fortaleza. Más quiero vivir y morir en pretender y esperar la vida eterna, que poseer todas las criaturas y todos sus bienes, que se han de acabar. No me desampares, Señor, porque en Ti espero no sea confundida mi esperanza; sírvate yo siempre y haz de mí lo que quisieres».  (Exclamaciones XVII, 6)

*Silencio.

Canto:

ANSIOSA DE VERTE, de Santa Teresa de Jesús

¡CUAN TRISTE ES DIOS MÍO, LA VIDA SIN TI¡
ANSIOSA DE VERTE, DESEO MORIR.
 

EL AMOR MUNDANO APEGA A ESTA VIDA;
EL AMOR DIVINO POR LA OTRA SUSPIRA,

 

SIN TI, DIOS ETERNO, ¿QUIÉN PUEDE VIVIR?
ANSIOSA DE VERTE, DESEO MORIR.

COMPARTIMOS Y CANTAMOS CADA DOS INTERVENCIONES:“Como el Padre me amó, Yo os he amado. Permaneced en mi Amor”.

ORACIÓN FINAL
Padre, míranos con amor y fortalece el compromiso de comunión entre todos, para que guiados por la luz del Espíritu Santo, llenemos el mundo de amistad y solidaridad, de alegría y esperanza, de fe y verdadero AMOR. Amén.

 

Terminamos la Oración

cantando a María

la Madre del Amor.

A ORAR CON NOSOTRAS

 

Poner más corazón en la vida.

Ambientación
La cordialidad, el calor humano, la amabilidad, la cercanía, la familiaridad, esas cualidades por todos deseadas cuando nos sentimos particularmente vulnerables y necesitados de ayuda, cuando están presentes, generan salud. Su ausencia, en cambio, disminuye la felicidad y la eficacia de nuestros quehaceres.
En las relaciones entre las personas es importante la actitud interior, pero normalmente el exterior de una persona manifiesta lo que hay en el corazón. Al corazón se le conoce, entonces, indirectamente, por lo que de él expresa el rostro, por lo que dicen los labios, por lo que revelan los actos, aunque también es posible una doblez o falsedad que lleve a expresar lo que no habita en el interior del corazón.
Ojala nuestra vida, que siempre tiene que crecer en sabiduría y en humanidad, tanto individualmente como en nuestras familias y grupos, fuera una creativa escuela del corazón. Que a la sombra de nuestro testimonio, a la luz de nuestro rostro, al amparo de nuestros quehaceres, muchas personas se preguntaran de qué estamos habitados, de qué está hecho nuestro corazón para ser capaces de sorprender con tanta blandura y misericordia.

Canto al Espíritu:

Ilumíname, Señor, con tu Espíritu, transfórmame, Señor, con tu Espíritu.
Ilumíname, Señor, con tu Espíritu, ilumíname y transfórmame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR, EL FUEGO DE TU AMOR, AQUI EN MI CORAZON, SEÑOR. (Bis)

Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu, consuélame, Señor, con tu Espíritu.
Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu, fortaléceme y consuélame, Señor.

 

 

¡VAMOS HACIA EL AMOR!

No nos quedemos con el deseo, oh corazón, ¡vamos hacia el Amor! No nos muramos con la nostalgia, oh corazón, ¡vamos hacia el Amor!

Anda, corazón, vayamos mientras vivimos, antes de que llegue el fin del tiempo, antes de que nadie se interponga, ¡vamos hacia el Amor!
Abandonemos nuestras moradas. Nuestras miradas son para el Amor, llevemos lejos nuestra pasión; ven, corazón, ¡vamos hacia el Amor!
Señor, Señor, sé Tú mi guía, que Tu Amor voy anhelando. A ti te busco noche y día. Vamos, corazón, ¡vamos hacia el Amor!
Seamos compañeros los dos, los dos juntos, corazón, y vayamos hacia el Amor. Compartamos nuestra suerte los dos y vayamos hacia el Amor, corazón.
Antes de que arriben malas nuevas, o el destino nos destroce, o el ángel de la muerte se adelante, ¡vamos hacia el Amor, corazón!
Consigamos la verdadera dicha. Anda, corazón, por todas partes busquemos al Señor. ¡Vamos hacia el Amor!

Resonancia.

De la 1ª Carta del Apóstol San Pedro.
Vivamos intensamente en el amor

 “Purificados ya internamente por la respuesta a la verdad, que lleva al cariño sincero por los hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Porque habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente porque «todo mortal es hierba y toda su belleza es flor de hierba: se agosta la hierba y cae la flor. En cambio, la palabra del Señor permanece para siempre». Y ésa es la palabra que os anunciamos”. (Cap. 1, 22 –25) Silencio.

Canto:

Gracias quiero darte por amarme,gracias quiero darte yo a tí, Señor.Hoy soy feliz porque te conocí,garcias por amarme a mi también.

YO QUIERO SER, SEÑOR AMADO,COMO EL BARRO EN MANOS DEL ALFARERO, TOMA MI VIDA, HAZLA DE NUEVO,
YO QUIERO SER UN VASO NUEVO.

Te conocí y te amé, te pedí perdóny me escuchaste, si te ofendí.Perdóname Señor, pues te amo
y nunca te olvidaré

 

 Teresa de Lisieux nos escribe:
La oración abrasa con fuego de amor.                         
 «Un alma abrasada en amor no puede estarse inactiva... Así lo entendieron los santos, y más especialmente los que han llenado el universo con la luz de la doctrina evangélica. ¿No fue en la oración donde san Pablo, san Agustín, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Aquino, san Francisco, santo Domingo y tantos otros amigos ilustres de Dios bebieron aquella ciencia divina que cautivaba a los más grandes genios? Un sabio decía: "Dadme una palanca, un punto de apoyo y levantaré el mundo". Lo que Arquímedes no pudo lograr, porque su petición no se dirigía a Dios y porque la hacía desde un punto de vista material, los santos lo lograron en toda su plenitud. El Todopoderoso les dio un punto de apoyo: El mismo, El solo. Y una palanca: la oración, que abrasa con fuego de amor. Y así levantaron el mundo. Y así lo siguen levantando los santos que aún militan en la tierra. Y así lo seguirán levantando hasta el fin del mundo los santos que vendrán».                 Silencio.

Canto:

En el corazón de la Iglesia mi Madre . Yo quiero ser el Amor. (Bis)
 

Isabel de la Trinidad nos escribe:
Creed en el gran amor que Dios nos tiene                            “Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene (1Jn 4, 16). Este es el acto más grande de nuestra fe. Este es el medio de pagar a Dios amor con amor. Es el misterio escondido en el corazón del Padre (CoI. 1, 26) de que habla San Pablo y que logramos, al fin, comprender con el alma estremecida.
Cuando nuestra alma llega a creer en ese gran amor con que Dios la ama (Ef. 2, 4), se puede afirmar de ella lo que se dijo de Moisés: Permaneció inquebrantable en su fe como si hubiera visto al Invisible (Hb. 11, 27). Un alma así, no se preocupa de gustos, ni de sentimientos. Le importa poco sentir o no sentir a Dios, recibir de Él gozos o sufrimientos. Ella cree en su amor. Cuanto más sufre, mayor es su fe porque supera, por decirlo así, todos los obstáculos para descansar en el seno del Amor infinito que sólo puede realizar obras de amor”.
                                                                                                            
Silencio y compartir.

 

Cantaremos: LA BONDAD Y EL AMOR DEL SEÑOR, DURAN POR SIEMPRE.
PADRENUESTRO
ORACIÓN DE PABLO VI
Danos, Señor, un corazón nuevo, que sepa escucharte a Ti sólo, comprenderte sólo a Ti, desearte sólo a Ti. Danos un corazón limpio, purificado por el arrepentimiento y por la mortificación, que sólo conozca del mal lo que basta para evitarlo; que en cada cosa descubra rayos de tu sabiduría y de tu belleza.
Danos, Señor, un corazón fuerte, que te ame con sinceridad, con ardor, con sacrificio, que te sea fiel en cada hora, que convierta cada obstáculo en estímulo, para amarte en mayor medida, cada falta en contrición, cada dolor en ofrenda, cada acción en amor, cada gracia en gozo.
Danos, Señor, un corazón dulce y grande, como el de María Santísima, como el de tus Santos; un corazón amoroso, que de tu caridad saque fuentes de caridad hacia el prójimo, y de la piedad y el servicio a los demás, servicio y piedad para contigo, ¡oh, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo!                                           
 Amen.

Canto a María:

 MADRE DE LOS JÓVENES.

¡ATENCION!

Y también te invitamos al grupo de oración que todos los meses se reúne con nosotras. Este mes de Febrero será el domingo 22 a las 5 de la tarde

 

Grupo de Oración

Carmelitas Descalzas. 30157 ALGEZARES. (Murcia)

E-mail. [email protected].

Web. www.carmelitasdescalzas.net/algezares

 

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