La
dieta mediterránea no es precisamente lo que conocemos
drásticamente como dieta. No es necesario pasar hambre
ni matarnos a hacer ejercicio para tener un cuerpo sano. Todo
se puede reducir a mantener una alimentación equilibrada
y sana para sentirnos bien con nuestro exterior. Pero
recuerda: para poder sentirnos bien con nuestro exterior antes
tendremos que querernos por dentro y cultivarnos como personas,
sólo así se consigue un buen equilibrio cuerpo-mente.
Y como dice Caperucita "A quien no le guste que no mire".
La
dieta mediterránea no tiene una duración predeterminada,
se debería optar como dieta habitual por todos sus beneficios
y porque no acarrea ningún peligro para la salud, al contrario.
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Los alimentos
que SÍ deberíamos
consumir son los siguientes:
Cereales
integrales, legumbres, carnes magras, especialmente pescados,
carnes rojas y blancas magras, lácteos descremados, huevo,
vegetales verdes, cebollas, ajos, pimientos, aceite de oliva.,
frutas cítricas, manzanas, uvas (regulando la cantidad),
frutas de estación.
Los
alimentos que No deberíamos
consumir son los siguientes:
Grasas
saturadas presentes en los lácteos, carnes, manteca, margarinas,
vegetales farináceos como papas, batatas, cereales refinados
y sus derivados como pan blanco, pastas, etc. frituras, dulces,
azúcar, salsas y mayonesas comerciales.
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Es
importante realizar una buena selección y combinación
de los alimentos a incluir en este tipo de dieta para así
conseguir una muy buena calidad de vida. La ventaja mas importante
de esta dieta es us riqueza en fibras, recuerda que el estreñimiento
es un factor importante a la hora de engordar, y ayuda al sistema
cardiovascular. Ante
todo y sobre todo: No te obsesiones.
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