Junio
se convirtió en un mes especialmente conflictivo para la
música británica. Por primera vez en su historia
el Top 10 de singles lo ocupaban íntegramente artistas
estadounidenses. La fiebre por el R&B americano coincidió
también con el nuevo flujo de grupos de corte “indie”
que llegaba desde el otro lado del atlántico y que casaban
a la perfección con el gusto inglés por el pop rock
refinado. Los Killers, los Strokes
o Interpol ocupaban en las lista el
espacio dejado por los grandes de la escena británica,
como Coldplay o Radiohead
que habáin decidido tomarse un periodo de descanso. Además,
la caída de los Libertines por
asuntos de dinero y drogras, (con estancia en la cárcel
incluida), habían acabado con el sueño inglés
de un nuevo estilo de música que revivía el fervor
que años atrás había provocado el brit.
El asunto
estaba claro, había que contraatacar la fuerza del nuevo
rock americano con una nueva oleada de grupos que devolvieran
la ilusión por la música de calidad y, de paso,
reavivaran la industria discográfica del país. Las
multinacionales se pusieron en marcha al instante para encontrar
caras nuevas que refrescaran el panorama musical del momento.
Los Hives
fueron el primer gran descubrimiento. La prensa especializada
empezó a calificarla como “la mejor banda de rock
del momento” y les proclamaron sucesores de los Libertines.
Con una imagen cuidadamente desafiante y una música que
vibraba en el stereo, Los Hives accedieron al
trono fácilmente. Pero un grupo no era suficiente para
cumplir con el objetivo. Se necesitaba una respuesta firme y unitaria
que diera al “movimiento” el contenido suficiente
para poder vender estos grupos a modo de pack. Pronto llegaron
los escoceses Franz Ferdinand, con su revisión
de Gang of Four o Talking Heads,
y su actitud de estar “dentro” sin apenas darse cuenta,
lo cual verndía mucho más.
Los últimos
en llegar han sido Bloc Party, directamente
de Londres en formato cuarteto y claramente influenciados por
los escoceses. Suponen el compendio de todo lo que representa
la nueva música. Con
influencias similares y una (más aún) milimetrada
imagen, que bien podría parecer la vuelta de tuerca al
look Strokes, supone la revisión del movimiento en su versión
multirracial, lo cual aún es más moderno.
Más
agresivos, irreverentes y de influencias postpunks que sus predecesores,
estos grupos basan su éxito en su imagen y su actitud,
producto de un estudiado marketing que consiste paradójicamente
en que parezca que no hay marketing.
Y es que en
los tiempos que corren lo que vende es ser independiente.
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