Castilla Vieja y las actuales Merindades
Castilla Vieja

Ocupando la parte sureste de la Cantabria Histórica, se encuentra el territorio conocido antaño como Castilla Vieja. Aunque el término en sí ha variado a lo largo de los siglos y la carga semántica del mismo se ha visto igualmente alterada con el tiempo, no es menos cierto que la actual comarca de las Merindades alberga en su seno el núcleo de lo que fue en su momento la Merindad de Castilla Vieja (no Castilla "la" Vieja). Según el Becerro de las Behetrías, en el siglo XIV la Merindad de Castilla Vieja ocupaba territorios que antes y después de esa época formaban distritos diferentes, tales como las Merindades de Trasmiera y Vecio. Actualmente forma parte en su totalidad de la Provincia de Burgos, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Toda la comarca vierte sus aguas al Mediterráneo excepto el Valle de Mena (que, en particular, no formó parte de la primera Castilla Vieja), que lo hace al Cantábrico

Este territorio goza de una historia incomparable. Ya en la Crónica de Alfonso III es mencionado explícitamente. La crónica, escrita a finales del siglo IX, dice ser copia de una obra anterior. En el párrafo que nos afecta, el autor menciona los territorios en poder del Rey Alfonso I, tercer rey de Asturias e hijo del Duque de Cantabria. Entre esos territorios singulariza uno en particular: Bardulias. A continuación dice que ese territorio "ahora se llama Castilla". Esto último probablemente quiere decir que, en tiempos de Alfonso I, es decir, a mediados del siglo VIII, el nombre aún fuera Bardulias.

Nos encontramos entonces ante uno de los escasos territorios peninsulares en que la presencia árabe puede ser calificada de mínima, al igual que sucede con toda la Cantabria Alta. Sin embargo, esta presencia no debe ser ignorada. Incluso en una época relativamente tardía, como puede ser el inicio del siglo IX, los invasores llegan hasta los límites entre ambas Cantabrias, en la Merindad de Sotoscueva, y someten la zona a pillaje.

Pero ello no impide que nos encontremos ante uno de los dominios tempranos del Reino de Asturias. Poblado por cántabros y pueblos afines, como los autrigones, en la época romana, la masa de repobladores en el siglo VIII está también compuesta por cántabros de la Cantabria Baja que superan la Cordillera con el objeto de encontrar tierras más aptas para el cultivo. La frontera se mantiene prácticamente inmóvil durante casi cien años. El Ebro y accidentes orográficos cercanos se revelan como una excelente frontera natural.

Posteriormente, tanto cántabros como astures y vascones se lanzan a la conquista y repoblación de la Meseta. Pero ya no están sólos. La población de los nuevos territorios conquistados, Norte de Portugal, León, Burgos, Palencia, se nutre no sólo de habitantes del Norte de la Península (en particular de la comarca que tratamos), sino de masas de gentes que escapan del dominio árabe de más al sur. Así se crea una nueva sociedad, distinta de la que conforma el territorio hasta entonces llamado Castilla. Parte del nuevo territorio conquistado, aunque francamente diferente desde un punto geográfico y etnográfico, adopta el nombre del territorio de más al norte. Se llamará Castilla. Pero las diferencias entre ambos territorios, el uno apenas conquistado, posiblemente con unas estructuras sociales arcaicas, y el otro moderno, resultado de la mezcla de pueblos distintos que han aportado cada uno sus características, hará que el viejo territorio se empiece a ver distinto y adopte (o más bien le sea dado desde Burgos) un nuevo nombre para distinguirse de los territorios conquistados. Se llamará Castilla Vieja.

Éste es a grandes rasgos el punto de partida medieval, como comarca absolutamente independiente, poblada y repoblada por cántabros, de lo que actualmente se conoce como Comarca de las Merindades.


[La página de la Cantabria Histórica]


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