"No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a este mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos" (C. S Lewis)

   El hombre es un ser espiritual que mediante su entendimiento y voluntad se ordena a algo que no está en él mismo; trasciende su propia naturaleza buscando su perfección y la de los otros. En ésta búsqueda entendida como misión, está el sentido de nuestra vida y su consecuencia es la felicidad.

   No se persigue la felicidad como fin, sino el fundamento para ser feliz. Se vive para algo y se es responsable de ello .

   Casi sin darnos cuenta hemos sustituido la vida buena por el "vivir bien", "pasarla bien", etc. marchando a contrapelo de nuestras mejores aptitudes y dando lugar a esta realidad socio cultural de mentira y maldad que separa cada día más a los hombres y que clama a nuestras conciencias en la búsqueda de una perspectiva distinta.

   A pesar de las miserias de hoy, es razonable hablar de esperanza, si cada uno de nosotros se decide a reencontrarse con lo noble que todos llevamos dentro y brindarlo a los otros, reedificando un mundo más humano basado en el amor y la trascendencia; constituyéndonos así en padres del porvenir abandonando la esclavitud de este presente.