Rey terrible del mar, tu que tienes las llaves de las cataratas
del cielo y que encierras las aguas subterráneas en las cavernas de la
tierra; rey del diluvio y de las lluvias de primavera; tu que abres los manantiales
de los ríos y de las fuentes; tu que haces que la humedad que equivale
a la sangre de la tierra, se transforme en savia para las plantas, tai adoramos
e invocamos, nosotras que somos tus movedizas e inconstantes criaturas, háblanos
en medio de las grandes conmociones del mar y temblaremos ante ti; háblanos
en el murmullo de las aguas limpiadas y ansiaremos tu amor. ¡OH! Inmensidad
en la cual ven a perderse todos los ríos
Del ser, que incesantemente renacen en ti; ¡OH!, océano de las
perfecciones infinitas. ¡culminación que se contempla en la profundidad;
profundidad que exhalas en las alturas, llévanos a la verdadera vida
por la inteligencia y el amor. ¡llévanos a la inmortalidad por
el sacrificio, a fin de que de que lleguemos a ser dignos de ofrecerte un día
el agua, la sangre y las lagrimas para redención de los errores!".