ache de chango
Changó es una de las deidades principales en la regla de ocha. Es el
primer hijo de Olofi en la tierra y está relacionado con la virilidad,
la belleza masculina, el fuego, la electricidad, los rayos y la fortaleza de
carácter. Se dice que es guerrero debido a las múltiples batallas
que sostuvo en la vida, por ello se le pide para que nos ayude a salir victoriosos
en la vida diaria.
Nadie sabe cómo fue que realmente Changó llegó al mundo,
existen múltiples versiones, una de ellas dice que llegó desde
el cielo en forma de una bola de fuego, cayendo en una palma real. Otro relato
manifiesta que nació del vientre de Yemayá, luego de ser procreado
por Aggayú; ésta es la versión más aceptada.
Changó es "el gran testigo de las consagraciones que se realizan
en Ocha e Ifá", por ello es quien tiene mayor influencia en el desarrollo
de la religión yoruba. Debido a esto muchos religiosos dicen que es el
dueño de la religión, y tienen razón porque no se puede
realizar ningún ceremonial sin su presencia.
Debido a su relación con el rayo, el trueno y el fuego, los yorubas lo
han visto como el encargado de impartir justicia cuando alguien obra mal ante
los ojos de Oloddumare. Existen muchos ejemplos de esto, pero podemos citar
la historia de la Torre de Babel, la cual encontramos tanto en la Biblia como
en el signo de ifá Ogbe Di, donde fue Changó con sus rayos quien
destruyó la edificación con la que el hombre pretendía
descubrir los secretos del Cielo.
Oche de Changó
De todos los orichas, Changó es el que más posee características
humanas, y quizás por ello es que las personas se identifican tanto con
él, hasta el punto de que muchos quieren ser "hijos de Changó".
Estas características podemos observarlas en los patakíes, y aunque
en muchas historias vemos que Changó aparece como ladrón, tirano,
promiscuo, mentiroso, borracho, pendenciero y vanidoso, debemos recordar que
algunos orichas vivieron una etapa pagana mientras estuvieron en la tierra,
desconociendo su esencia divina. Posterior a dicha etapa pagana, estos seres
se convirtieron en deidades gracias a las aptitudes espirituales que desarrollaron.
Como divinidad del panteón yoruba, Changó
es valiente, gallardo, justiciero, guerrero, varonil, alegre, adivino, fuerte,
violento y muy buen bailarín, virtud que adquirió de Orula haciendo
un intercambio por el tablero de Ifá. Al respecto, él no desperdicia
ninguna posibilidad para demostrar sus condiciones de bailador cuando "se
monta" en alguno de sus hijos al sonar los tambores sagrados. Los yorubas
siempre dicen: "Oni Sango to jo ti ko tapaa, abuku ara re ni", lo
que significa: "Un devoto de Changó que baila sin mover los pies
y las piernas se deshonra a sí mismo".
Más allá de ser solamente un ser místico-espiritual, Changó
vivió en el plano terrenal. En muchos relatos los yorubas lo relacionan
con el desarrollo de su pueblo, tal es el caso del territorio de Oyo donde se
reconoce a Changó como el 4° Alafin (Rey) en su historia. Actualmente
en los territorios yorubas, se mantiene la adoración a Changó
y a sus descendientes que son reyes en algunos territorios, ellos preservan
el linaje real que se ha mantenido durante siglos.
La simpatía hacia éste oricha no sólo la viven los seres
humanos, el resto de los orichas mantienen una estrecha relación con
Changó, tal es el caso de Yemayá, con quien Changó hizo
un pacto de respeto cuando se enteró que era su madre. Otro de los orichas
que recibe un trato de profundo respeto de parte de Changó es Obatalá,
por ello el collar de Changó lleva cuentas blancas, siendo su color original
el rojo. También con Elegguá hay una notable relación,
se puede decir que estos dos orichas muestran la imagen de la amistad inquebrantable.
Cuando Adsojano fue rechazado por su pueblo, debido a que tenía lepra,
Changó fue quien lo ayudó, por ello cuando se realizan ceremonias
con este oricha hay que rendirle tributo a Changó también. Orichas
como Ochún, Oyá, Obba y Yeguá tambien se relacionan con
esta deidad, ya que ellas vivieron momentos amorosos con el oricha de la virilidad.
Otro modelo de Oche
En el aspecto religioso Changó se identifica con el color rojo, los tambores
batá, la piedra de rayo, la palma real y el oche, que es un hacha de
doble filo que en ocasiones se pone sobre su corona. La relación de Changó
con los tambores batá se debe a su gran condición de bailarín
y a su gusto por las fiestas. Cuando el oricha baja en un güemilere, se
puede observar la riqueza creativa que poseen los bailes que efectúa,
igualmente esto se puede ver cuando sus hijos o sus devotos bailan.
Los hijos de Changó son personas valerosas y voluntariosas. Gustan de
las fiestas y del baile. Son impulsivos, lo que los hace a veces descuidados
y olvidadizos. Rechazan plenamente las injusticias. Poseen una gran suerte natural
especialmente para conseguir dinero. Son amantes de la buena vida y les gusta
mucho comer. En ocasiones no pueden controlar las explosiones de cólera.
Las mujeres normalmente presentan características varoniles.