El verso con métrica y rima

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      VICENTE MAYORALAS      

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comentarios a su obra

            DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra 1

su obra 2

                 SU OBRA 1          

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

POEMAS DEDICADOS A MI TIERRA: LA MANCHA, del  POEMARIO “MI TIERRA”


 
              MI TIERRA
 
Perezco y sobrevivo en una tierra
sembrada de jornales y destajo,
donde el fruto madura sin atajo
sobre el surco impasible al que se aferra.

Aquí nace el olvido, aquí se entierra
a base de dolor y de trabajo;
aquí camina el hombre cabizbajo
bajo un orgullo humilde donde encierra

el arte de labrar sobre el barbecho
la fecunda semilla de su raza,
ganándole al futuro la partida.

Aquí, entre la pena y el despecho
de un cielo que se niega y amenaza
cultivaré mi amor junto a mi herida.


                            * * *


Penetro en ti con fuerza primitiva,
a golpe de azadón, herida abierta,
con la ilusión al trote, el alma alerta,
siempre expectante, siempre inquisitiva.

Una misma mirada nos cautiva,
la del cielo, a la vez nos desconcierta,
en él están los frutos de mi huerta,
maduros en su azul y verde oliva.

Me siembro del olor de tus raíces
y cavo en ti los sueños que me crecen
del suelo para adentro, en las entrañas.

Comparto tu verdad con las lombrices
en esa oscuridad donde florecen
las cosas más profundas, más extrañas.





 
VISIÓN DESDE EL MAJUELO

Yo vi desde un manjano la imponente
llanura que miraba el cielo. Todo
el campo era un solaz para acomodo
del aire y de las aves que en su frente

llevaban dibujados de repente
los pámpanos verdosos y el apodo
del pueblo castellano, de tal modo
que el cielo era un surco ya existente

en la tierra labrada y bendecida
por manos y oraciones jornaleras,
en espera del fruto tan ansiado.

Una visión total, donde la vida
se pronuncia en racimos de quimeras
sobre un barbecho añil ilusionado.






          
GENTE SENCILLA

Su caminar es lento, concienzudo,
se rige por el tiempo de labranza,
de sol a sol, con ritmo de una danza,
con el atril del cielo por escudo.

Es parco en la palabra, el gesto rudo,
la mirada de siembra y enseñanza,
que sabe que las prisas son tardanza
y el dicho inteligente siempre mudo.

Es hombre agradecido, temeroso
de Dios, un buen cristiano y fiel esposo,
que lleva en el calvario de su frente

la señal de la cruz desde que nace;
amante de su tierra, donde pace,
y dueño de una vida indiferente.





              
PRIMAVERA

Es un leve temblor. Instinto y vida.
Un tiempo de hermosura y de colores,
un éxtasis rotundo de las flores,
una eclosión del campo revestida

por un sol contundente donde anida
la sed y la esperanza, los fervores
de una gente sencilla, labradores
que miran a ese cielo con sufrida

paciencia. Es un tiempo primitivo,
casi animal, intemperante, en celo,
donde todo es prodigio y abundancia.

Un tiempo para amar, sentirse vivo,
explorar emociones sin recelo
e inhalar del paisaje su fragancia.





        
TARDE DE OTOÑO

La tarde, perezosa en su bostezo,
abraza la llegada del ocaso
en los pliegues de un cielo añil y raso
que mezcla su quimera con el rezo.

Entre las flores blancas del cerezo
la tarde languidece sin retraso,
mientras mece las ramas del Parnaso
un tul anaranjado de aderezo.

Una dulce quietud invade el alma
que bebe sorbo a sorbo fantasía
sobre el crisol del lienzo de la tarde.

Y todo en su conjunto yace en calma,
mientras la noche espera la agonía
del ocaso, serena y sin alarde.






                          
AZUL

Vio a través de sus ojos, impregnada
de azul, la extensa tierra que se abría
por delante, rotunda geografía
huérfana de relieves, explanada

que se expande sin coto, encadenada
y homogénea al ras, monotonía;
la tierra por detrás se repetía
sin altibajos, indeterminada,

como el azul intenso de sus ojos,
como el azul perenne de ese cielo
invariable en verano, negligente

en invierno, tangible en los rastrojos
donde la sed agrieta todo anhelo
y la visión se torna indiferente.





                       
VEJEZ

Como un árbol reseco en su corteza
así está mi cuerpo, malherido,
con la sed en sus ramas, sin latido
las hojas que marchita la pereza.

Anclado en este suelo que bosteza,
inerme, perezoso y transcurrido,
anémico de vida, como el nido
que guarda entre la paja su tristeza.

El tiempo me recorre de costado
dejándome obsoleto, pesimista,
con un gris como tono, sin matices.

Represento la sombra del pasado,
la vejez descarnada y surrealista
que busca en el recuerdo sus raíces.






             
EL MENDIGO

Su cuerpo descuidado, perezoso,
camina por inercia, lentamente,
como si el tiempo fuera indiferente
a su existir errante y doloroso.

Un cúmulo de harapos silencioso
que transita invisible entre la gente;
una imagen fugaz, por accidente,
esquirla de un destino caprichoso.

Con el brazo extendido, mano abierta,
apoyado en el quicio de una esquina,
estática expresión de un alma errante,

su figura destaca y desconcierta,
mientras crece el dolor, que se adivina
en su mirada dócil del instante.





               
EL ESPARTERO

Mientras tejen sus manos la manera
de hilvanar el esparto con la tarde,
brota en su mente el sueño, donde arde
la nostalgia prendida en una era.

Artesano del tiempo y la quimera,
escultor de maromas, que Dios guarde,
maestro de cosechas, sin alarde,
jornalero del arte de la espera.

Entrelaza vivencias con lenguaje
que brota de las yemas de sus dedos
en forma de caricia cuando labra

el verso de la soga en el paisaje
revestido de eriales y viñedos.
Sintaxis corporal sin la palabra.





     
EL VERSO DEL ARADO

Cómo me gusta el verso del arado
cuando labra la tierra estremecida,
y cómo de su amor surge la herida
hecha surco: poema cultivado.

La rima en su quehacer es el legado
secular de sustento, propia vida;
donde la mano terca y dolorida
de la necesidad, y su dictado,

convierten el arado en el apero
que utiliza el poeta de la tierra;
cada surco es un verso, y cada verso

melodía perfecta, voz de arriero;
y el hálito del hombre que se aferra,
metáfora suprema, al universo.





                 
LA PALABRA

Cuánta amplitud provoca tu lectura
y el sonido que llevas al decirte;
la emoción me transporta al escribirte
amparado en tu fiel arquitectura.

Expresión de una imagen y su altura,
te acercas a las cosas y al asirte
penetro en tu interior para sentirte,
formando un pensamiento en tu hilatura.

Apuntalada en mí, sobre mi mente,
cuajada en la pulsión de cada instante
a través de mis manos te dibujo

despojada de adornos en tu frente,
desnuda, sugestiva y penetrante,
auténtica vampiro del embrujo.






POEMAS FILOSÓFICOS-EXISTENCIALES

  
CARNE, POLVO Y... "NADA"

Qué bella arquitectura, en su conjunto,
la que sostiene en vilo al ser humano
en una evolución hacia lo arcano
y en una regresión al mismo punto.

Vivir y ser pellejo de difunto
es un ir y quedarse en el rellano
de un grito equidistante, tan cercano
y alejado a la vez del mismo asunto.

¿Qué vínculo nos une o nos separa
de esta tierra frugal que nos acoge
para después cubrir nuestras cenizas?

La materia nos habla y nos declara
culpables de soñar, cuando recoge
las dudas y promesas hechas trizas.





                
LA ESTATUA

En tu quietud de estatua me reposo
ajeno al duro trance de la vida;
tiempo y espacio en lucha fratricida
se rinden a tu encanto silencioso.

Serena y vertical, de porte hermoso,
pareces por los Ángeles ungida,
una diosa a los ojos adherida
como un cielo estrellado y luminoso.

El ayer te esculpió, labrada quedas,
Y quien te mire soñará contigo,
serás en el recuerdo fiel memoria.

Sólo pido, te pido que intercedas
ante esa eternidad, que es testigo
de este amor que es renuncia ante tu gloria.





  
SONETO DE LA TRISTEZA

De tu verso sangrante, llanto y grito,
la palabra ahogada en la tristeza,
el dolor generoso donde empieza
a trascender el alma con el mito.

De tu mano de artista el infinito
vuelo de la metáfora, certeza
del genio creador y su proeza,
donde lo humano abraza en exquisito

trance esa eternidad que el sueño evoca.
De tu dolor profundo, compañero,
la tragedia y esencia de la vida,

el drama de vivir, que amar provoca,
para dejar después, como alfarero,
la huella de tus versos como herida.





     
EL ESPANTAPÁJAROS

Destartalado títere de paja,
imitación burlesca del labriego,
exento de emoción en el trasiego
de vigilar el grano que descuaja

en el maduro estío, cuando baja
la sed hasta la tierra con sosiego
imperturbable y muestra el sol su apego
hacia la grieta abierta que amortaja

el surco; y él ahí, hueco e inerte
con blasfema postura, ahuyentando
a las aves hambrientas en su nombre;

remedo insoportable de la muerte
que imita en lo grotesco, señalando
el duro panorama de ser hombre.





 
LA ETERNIDAD DEL OLVIDO

Pervivo en el umbral de tu argamasa,
mortero de cimientos siderales,
en espera de manos ancestrales
que den forma al escombro de mi masa.

Divina arquitectura tu carcasa,
de infinitos azules tus portales,
en ti siembran sus sueños los mortales
y en ti nace ese tiempo que no pasa.

Entrego mis despojos a tu temple.
Desnuda mi verdad se desmorona
y dejo mi existencia sin sentido

en medio de la nada y del destemple
que me causa saberme otra persona
y vivir en la impronta del olvido.





MUERTE, AMOR Y ESPERANZA

Eres frío glacial, mármol y nieve,
apéndice carnal, del alma injerto;
la vida te dejó, ante lo incierto,
y se fue como vino: ácida y breve.

Ahora, ahí tendida, sin relieve,
con la expresión plomiza al descubierto
y una mueca imprecisa, la de un muerto,
vuelvo a sentirte mía y me conmueve

verte expuesta al festín de los gusanos,
a los ojos sedientos de lo horrible,
a la duda siniestra que intercede.

No sé si habrá después mundos arcanos
donde podernos ver, todo es posible,
el amor de verdad... todo lo puede.




              
SUEÑO ROTO

Me pierdo en el desierto de mi aurora
de arena sonrosada y desamparo;
camino sin estela y me comparo
a una huella invisible que demora

su estancia en la pisada. Me devora
el vacío que siento y me preparo
para aceptar del alba su descaro,
del tiempo su impaciencia destructora.

Sé que despertaré de un dulce sueño,
sus luces ya titilan, se oscurecen
y la tristeza me honra con su pena.

Viviré por inercia, sin empeño;
mis ojos de rocío se humedecen
y el alma de dolor se me gangrena.





      
EL ESPEJO DE LA VIDA

A través del espejo de la vida
una imagen prestada llevo puesta.
Le pregunto quién soy. No hay respuesta.
Y pienso si me ignora o si me olvida.

Silencio de cristal. Incomprendida
visión distorsionada que se presta
al plagio de lo humano con supuesta
realidad en su remedo. Herida

que supura dolor, dolor y drama,
tragedia en el engaño, con cinismo,
al verse reflejado en lo que ama

y darse cuenta tarde del abismo
que diferencia el “yo” que uno reclama
de aquél que ve creyendo ser él mismo.




 

    TERROR EN NOCHE DE LUNA LLENA

La luna se deshoja plateada
sobre el luto mortal del cementerio;
los cipreses murmuran un misterio
que se extiende en el mármol de la nada.

La noche no es tan noche, ni es callada,
ni sirve de mortaja al cautiverio
de esos huesos que yacen sin criterio
sobre el lecho ancestral de su morada.

Noche y luna se funden en quimera.
El hombre se estremece, siente pánico,
cuando del alma el miedo se apodera;

es un miedo feroz, casi volcánico,
plasmado en pesadilla, larga espera,
con un poder fatal, casi tiránico.






                         
EN TI

En ti, superlativa, me consumo
y mis brasas se agotan con el viento
que brama en la medida de tu acento
y susurra en la esencia de tu humo.

En ti, compendio y suma, me resumo;
en mí acaparas todo el pensamiento;
prendido en las cenizas del momento
el sueño de mi vida yo me fumo.

Ingrávida, en volutas te diluyes
dejándome rescoldos de tu paso
y el estigma impregnado en mi memoria.

Ahora, que despierto sé que huyes,
me voy a la penumbra de mi ocaso
en busca de mi propia trayectoria.

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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