El verso con métrica y rima

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   TONI MARTÍNEZ JOVER   

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comentarios a su obra

DIRECTORIO DE ESTA AUTORA

su obra 1

su obra 2

                 SU OBRA 2          

    En esta página encontrarás (entre otras) las siguientes poesías:

11

¡Pues todo fue mentira y es mentira,
pues nada ha sido cierto! Me rebelo,
y no sé contra quién ni qué, ni anhelo
saberlo: sólo siento pena e ira.

¡Engaño y artificio es todo! Mira:
¡a nuestro alrededor pregona el duelo!
¡Los dioses nos arrojan el anzuelo
que en nuestro paladar se clava, vira

y arranca carne en gajos de dolor!
¿Qué es todo? ¡Ruin teatro, pura farsa,
función de marionetas, la comparsa

de un gran titiritero adiestrador!
¡Trascienda la pasión de Lucifer,
de Prometeo la venganza sea!

¿Quién portará la tea?
¿quién la manzana ahora ha de morder?
No hay nada, salvo nada, que perder.

(14 de marzo de 2005)

 

12

Y así, entre soberbias, vanidades,
temores, suspicacias, desamores,
venganzas, egocentros, resquemores,
prejuicios, suficiencias, ceguedades,

fantasmas de silencio y soledades
baldías y ululantes, avizores
venimos bien celando y los honores
de ser tan bravos son nuestras bondades.

¿Ya? ¿Entro al escenario así vestido?
Ahí voy: ¡Cuidad, bizarro soy y osado!
¡Temedme! ¡Mio Cid soy, revivido!

Y tú, ¿qué miras? ¡Ah, ruin, taimado!
¡Tu mala sangre al punto he adivinado!
¿Querías engañarme, so bandido?

¡Yo vengo muy venido!
¿Qué digo? ¡Por diez veces soy llegado,
y a esto de lidiar aún no ha nacido

quien me haya aventajado!
¡Ejem!… Hum… Esto… ¿Ya? ¿Quedé cumplido?
Pues si procede, un placer ha sido.

(15 de marzo de 2003)

 

13 

Demonio que pululas en mi mente,
¿de qué extraña materia te alimentas,
qué fluye en mis palabras que a tormentas
de versos me torturas vehemente?

Espíritu locuaz, o musa hiriente
que mi laúd afinas tan cruenta,
¿me has requerido acaso a que consienta
que vivas en mi voz plácidamente?

¡Ja! ¡Tú no necesitas mi anuencia!
Mas yo sí te suplico que te quedes,
pues súcubo el amor que me concedes

deleita de lujuria mi demencia:
¡yo entrego mi lascivia y complacencia
a la promiscuidad de tus mercedes!

(20 de marzo de 2005)




14

Y fue cualquier mañana, primavera
pues soleaba el mundo dulcemente;
su aroma a amor suave en el ambiente
tu piel insinuaba por doquiera.

Mañana fue de abril —¡que siempre fuera!—
y en tu regazo ardía, densamente,
el sueño de una noche complaciente
que a nuestro amanecer reposo diera.

¡Qué no daría yo, por ser de verso
y que alguien para siempre me escribiera
amaneciendo en ti, como aquel día!

¡Qué no daría yo, amiga mía,
por que el instante aquél me contuviera
eternamente en ti yaciendo inmerso!

(22 de marzo de 2005)




15

A la resurrección de las banderas
de Españas muertas: "¡No!", gritad conmigo;
¡que no haré de mi hermano mi enemigo,
que no sonreirán las calaveras!

De las palabras mansas que embusteras
nos hablan de rencor con rostro amigo:
cuidad, ¡águilas negras traen consigo,
vetustas de abolengo, carroñeras!

A quienes en la sangre derramada
por los ausentes, ven tinta en la pluma
y el rancio verso que a su rima suma:

"¡No!", gritad conmigo; que en la nada
se tiene que ahogar esa llamada
hasta que languidezca entre la bruma,

¡consúmase la espuma,
hirviente enmoheciéndose en agravios,
que escupen como rabia algunos labios!

(23 de marzo de 2005)



16

El silencio se quiebra en mil arpegios
de melódica paz atormentada,
rebelión de una quieta madrugada
que concibe blasfemos sacrilegios.

De la voz del olvido, florilegios
recompone mi mente arrebatada,
escogiendo selecta entre la nada
los feéricos cantos más egregios.

¡De Oberón rumorea el arpa armónica
para loa de Mab, la antigua dama!
Y ése es son que acompasa mi locura,

pues se tuerce mi ánima anacrónica
en espacios y tiempos donde clama
una extraña y recóndita conjura.

¡Que sea, sin mesura,
el sueño de una noche de verano,
la magia de una orgía enfebrecida!

¡Que sea, desmedida,
soneto de furor shakespeariano
la música del céfiro pagano!

(6 de abril de 2005)



17

Mi sombra, mi penumbra que demora,
mi deuda de por vida y mi lamento,
pedazo de mi espíritu que al viento
ulula para siempre y me aminora.

Mi yema cercenada que avigora
el duelo de una ausencia cuyo acento
a viva piel rasgaron de mi aliento
y se enmudece al tiempo que devora.

¡No sabes cuánto duelen los sigilos
con los que te silencia mi pesar,
con los que te sostiene mi prudencia!

¡No sabes cómo tensan estos hilos
que enhebran la cautela de callar
que hieres porque me eres desinencia!

(10 de abril de 2005)

 

POEMA PARA AMIEL

Mi tersa niña Amiel, la de ojos grandes,
mi dulce amiga Esther, la de ojos tristes,
pequeña espadachina que desvistes
del pecho mi loriga y mi alma blandes.

Mi grata compañera en la mañana
que, como un beso etéreo, transgredías
los vetos de la mar y amanecías
al horizonte azul de mi ventana.

¡Que cuántas, cuántas veces mi ternura
soñó con tus rosáceas mejillas,
mi boca con las cárdenas orillas
de aquellos labios tuyos y su hondura!

¡Que cuántas veces, ah, tu cabellera,
fuliginosa y aérea como el cielo
de la más limpia noche, fue el anhelo
en el que se enredara mi quimera!

Evoco la sensual melancolía
que imaginó el amor en nuestra piel,
la magia de tus manos que esculpía
la sombra de un romance de papel.

Te traicioné, cobarde, o quizás
queriendo protegerte rechacé
tu hermoso sacrificio… No lo sé;
tampoco sé si me perdonarás.

Mas sabe, tersa niña, que hay un mundo
que late en mi memoria aún con vida:
en él por siempre siguen su partida
Amiel y el viejo O'Lugh el Vagabundo.

Mas sabe, dulce amiga, que estos años,
aunque el silencio fuera mi lenguaje,
de tu recuerdo anduvo mi coraje
rondando pertinaz los aledaños.

(18 de agosto de 2004)

 

 

GLOSA A BÉCQUER EN RECLAMO A LA MUSA


"No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer

Si es cierto, bella Erato, ¿acaso duermes,
y sueños son los versos que recitas?
¿oniros nebulosos los erotes
que entre tus pies dormitan?
¿O places refugiada entre las aguas
de la heliconia fuente y profetizas
ya sólo entre tus nínficas hermanas,
de incesto enfebrecida?
¡Yo quiero oír tus himnos y la flauta
de Euterpe acompañar tu suave lira,
la danza de Terpsícore admirar
a tu cintura asida!
¡Yo quiero ver posarse caviloso
sobre su boca el dedo de Polimnia,
mientras meditabunda se deleita
y entre tus versos mima!
¡Testigo quiero ser de como, trágica,
Melpómene su voz parea unísona
al canto de tus labios, declamando
su oda más sentida!
¡Y quiero descubrirte, voluptuosa,
de hiedra coronada en una orgía,
besando las mejillas de la máscara
risueña de Talía!
¡De Urania la canción de las estrellas,
de Clío las heroicas elegías,
del coro de las hijas de Mnemósine
los cánticos querría!
De ellas, por Calíope guiadas,
las Musas —y entre todas tú, mi diva—,
anhelo yo el mayor de los obsequios:
¡la vera poesía!
La esencia misteriosa de las Nueve,
y todos los espíritus que inspiran:
¡de Hípate, de Mese, Arque y Mélete,
de Piérides y Ninfas!
¡De Nete, de Telxínoe y de Mneme,
de Aede y de las Cárites divinas,
quisiera cautivarme y que su música
en mí fuera semilla!
Pero ante todo, quiero que regreses
tú, grata y bella Erato, diosa mía,
que acaso has renegado de los hombres,
que acaso nos olvidas.
"No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía."

(15 de enero de 2005)

 


Y SER POETA QUIERO

La angustia a cuestas —como todo el mundo—,
con más pena que gloria espoleando,
a veces con mirar meditabundo
y a veces a ojos ciegos, voy pasando.

Me plazco, que es común, en esas cosas
que son de los mortales el alivio;
cuando hay alternativa a ortigas… ¿rosas?
A gélido o a ardiente… ¿vale tibio?

Sonrío ante un mantel de buena mesa,
y en el amor encuentro gozo y daño
pues nunca ha sido ciencia exacta ésa;
me cano poco a poco, de año en año.

Me visto normalmente por los pies,
si bien no he sido nunca muy constante
y en ocasiones lo hago del revés;
en general, levanto hacia levante.

Soy algo soñador —siempre lo he sido—,
a veces demasiado pues al pobre
no le es recomendable andar dormido
mientras transcurre el mes hasta que cobre.

De siempre se me ha dicho que soy raro;
y la verdad… al fin, me ufano en ello,
pues tal marcha el asunto que me amparo
si de lo acostumbrado no descuello.

Mas si algo de esta vida me complace,
eso es mi gente, sí, y su braveza,
pues que ellos sean es lo que me hace…
¡querer poeta ser, ansiar belleza!

¡Y ser poeta quiero, pues qué dicha
es mía si la Diosa me bendice
a besos de su aliento y antedice
mi voz desafiando a la desdicha!

¡Y ser poeta quiero, amar las musas
arrebatado en éxtasis lascivo,
ser crápula de un verso aumentativo
que desenfrene lágrimas intrusas!

¡Y ser poeta quiero eternamente,
durante, antes y después de muerto,
que palpitando siempre maldiciente
vampiro sea de mi ser envuelto!

(30 de marzo de 2005)
 

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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