El verso con métrica y rima

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   ROSARIO RAMÍREZ  

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DIRECTORIO DE ESTA AUTORA

su obra 1

su obra 2

                 SU OBRA 2          

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

 

      TÚ, YO Y NUESTRO MAR

Cuando haya agonizado la luz de tu sonrisa
y en renglones de vida se mueran las palabras,
cuando a esta tristeza no la mueva la brisa
y sea dura y seca la tierra que ahora labras.

Cuando ardan en la hoguera las promesas de besos
y el sonido de amor el silencio lo ocupe,
cuando sientas mis ojos en tu mirada presos
y al oído me digas lo que yo nunca supe.

Cuando vuele un suspiro en busca de mi aliento
y un papel quede en blanco y un poema sin versos,
cuando los corazones turben el pensamiento
y ya no te parezcan los problemas adversos.

Cuando toda tu vida no quepa en un segundo
y en noche clara mueran de pena los luceros,
cuando la muerte siga su rumbo en este mundo
y te hieran los celos como ardientes aceros.

Cuando quede sembrada en tu mente una duda
y tan sólo responda el silencio a tu grito,
cuando no sople al viento, cuando me sientas muda,
e ignores la razón y te sientas maldito.

Cuando seas sólo eso, un hombre enamorado,
y el dolor de estas cosas te provoque llorar,
entonces será cuando de nuevo esté a tu lado,
y volaremos libres, buscando siempre el mar.





               
LENTAMENTE

Lentamente amanece, mi mirada te busca;
en mi pecho el deseo no me deja dormir,
y me enredo mil veces entre sábanas blancas,
y siento cómo el alma se aleja más de mí.
Lentamente despiertan las manos que acarician,
rozando con sus dedos tu cuerpo tan viril,
llamaradas de fuego mi vientre ha derramado,
increíbles esencias del más puro sentir.
Lentamente se juntan nuestras bocas sedientas,
creyéndose, alocadas, que les llega su fin,
y mientras el placer, mezclado con la carne,
del cielo está bebiendo el precioso elixir.
Lentamente, ya en calma, voy volviendo a mi espacio,
sin fuerzas yo te busco, trato de sonreír.
Mirándote a los ojos, y muy, muy lentamente
yo pienso, satisfecha, que en paz puedo morir.





               ME ESPERABAS

En las tardes plomizas del frío y duro invierno,
tras aquellos cristales de sueños enmarcados
suelo verte llegando con el gesto tan tierno
que me llegan recuerdos que creía olvidados.

Y recuerdo mi triste espera desolada
y en mi boca quebrada los temblores inciertos
al fondo del salón la llama ya apagada
y en mi alma la sed de miles de desiertos.

Y recuerdo mis manos, vacías, suplicantes,
un espejo colgado que no refleja nada
huellas en el sendero de mis pies caminantes
que esperan revivir al sentir tu pisada.

Y recuerdo mi cuerpo fatigado de amarte
renacer cada día cuando a mí te acercabas
hoy te recuerdo entrando, lentamente acercarte,
susurrando en mi oído, muy quedo… -¿me esperabas?





             LLÉVAME

Y llévame enredada a tu cintura,
empapada de amor hasta los huesos,
perdida en el sabor de aquellos besos
a lomos de tu piel, sin atadura.

Y llévame desnuda, en carne viva,
en los pliegues ocultos de tu boca;
arráncame la paz, vuélveme loca,
para ser prisionera en tu saliva.

Y llévame en el alma, transparente,
y arrástrame al olvido sin demora,
extasiada de ti, aquí y ahora,
viviré en el recuerdo eternamente.

Y háblame del amor si estás cansado
de cargar a tu espalda el sentimiento,
de luchar, sin medida, contra el viento;
llévame, por piedad… Pero a tu lado.



 

MURIÓ LA VOZ DE UN POETA

Descansan las palabras
sedientas del aprecio,
de este dolor tan recio,
de estos sueños callados,
de esta tierra que labras
con sol de desencantos,
mientras mueren los cantos
de tu pluma rasgados.

¡Has muerto!, voz sentida
del poeta, en tu lecho.
Y contigo, es un hecho,
yace impasible, fuerte,
la imagen consentida
del verso inacabado,
del verbo ensangrentado
que no tentó la suerte.

Se han secado las hojas
del árbol de la vida,
se cerró la salida
a tus letras amadas
del papel que tú mojas
con el agua divina.
Y el dolor se termina
de ilusiones doradas.

Otras caras, reversos,
en tu rima quebrada,
en tu fosa cavada.
Polvo serás, y el viento
esparcirá tus versos,
mientras no haya en el mundo
un dolor más profundo
que el que ahora yo siento.






          
PENSAR EN TI

Pensar en ti es sentir la piel desnuda,
abrir el alma entera a una mirada,
gritar tu nombre con la voz cansada,
decir amor hasta quedarme muda.

Pensar en ti es robar el sol al cielo
y tragarse la angustia y el orgullo,
acunar la tibieza de un murmullo
en sábanas de fino terciopelo.

Es querer ser la luna y el lucero,
embriagarse del néctar de tu risa,
ser caricia que tiembla e improvisa
la música más suave de un bolero.

Es encontrarse en una encrucijada,
arder en llamas donde había hielo,
pedir perdón, alzar los pies del suelo
en busca de una luz en la alborada.

Pensar en ti es el todo y es la nada,
es vaciarse por dentro y es llenarse,
es mil veces de nuevo enamorarse,
pero a pesar de todo, estar callada.





            POR CREER

Por unir a mi voz tu voz de plata,
y saber que, aunque sola, estoy contigo,
por beber de tus labios, cual mendigo,
los besos que me hicieron ser ingrata.

Por fingir el reloj, que inexorable,
paso a paso me da tu lejanía,
al saber que tu amor es cobardía
y tu cara es la cara del culpable.

Por amar cuando el viento es solo frío
y el calor de la dicha fugaz sueño,
por querer ver el mar, sin más empeño,
que llenar este hueco tan vacío.

Por ser la frágil llama que perdura
al roce de tu aliento con el mío,
por creer a las puertas del hastío
que ya tu amor con otro amor se cura.





                SÓLO

Hoy tuve que bañarme en tu memoria,
desnudando mi cuerpo a la tristeza,
sumergiendo mi alma, sin pereza,
en las oscuras aguas de la historia.

Y tuve que arrancar de mí la euforia
de tener tu sabor en la cabeza,
implorando a los cielos fortaleza,
cuando supe contigo de la gloria.

Reconozco que el tiempo es el que cura
las heridas de un alma enamorada,
las huellas que dejara la locura.

Mas sé que la distancia es despiadada,
y aunque espero volver a la cordura,
¡cuánto duele dejar de ser amada!





SONETO DE AMOR DESESPERADO

Le hablo al mar de mi pena que es inmensa,
de tardes en silencio, sin destino,
en esta encrucijada del camino
donde sufrir no tiene recompensa.

Ante ti, la amargura es tan intensa
que me enredo en oscuro torbellino,
sin saber si eso es bueno o es dañino,
hundida en la locura e indefensa.

Y deseo arrancarte de mi mente,
desandar el sendero hasta tu cama,
ser fuego que se apaga lentamente.

Pero te quiero tanto que, en desvelos,
dentro de mí la envidia prende llama
y otra vez, de mí misma, tengo celos.





        Y QUISE SER

Y quise ser de nuevo primavera,
en los ojos, la boca, la mirada,
y tallar con la voz enamorada
tu nombre con mi nombre en la madera.

Y quise ser el tiempo detenido,
la hoguera, la pasión en la cintura,
y ser cruz y calvario y sepultura
y el beso que se muere consumido.

Y quise ser la sangre por las venas,
la herida y el dolor, la eterna noche,
lo que calla la boca y el reproche,
la causa y el consuelo de las penas.

Y quise ser la paz que nunca acude,
el rasgado clamor de la tormenta,
la huella del camino, polvorienta,
y el rostro del amor... Pero no pude.

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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