El verso con métrica y rima

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    MÁXIMO PÉREZ GONZALO   

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 comentarios a su obra

DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra 1

su obra 2

        SU OBRA 1  

             En esta página encontrarás las siguientes poesías:

          PIDO PERDÓN

Por todas las torpezas de mi vida,
por los seres que quise, y siempre olvido,
por encontrarme triste y abatido
como quien no perdona, y nunca olvida,

pido perdón, humilde, arrodillado,
irritado conmigo, insatisfecho,
por todo lo que he sido y lo que he hecho
a través  de mi vida y mi pasado.

He creado en mi mente un espejismo
lejos del pobre, del necesitado;
huyo del Cristo en esa cruz clavado
buscando mi interés y mi egoísmo.

Yo nunca quise acariciar a un niño,
ni oler el suave aroma de las rosas;
nunca he llegado al fondo de las cosas
siendo mediocre en todo, y sin cariño.

Pude llenar de flores algún huerto,
plantar un árbol, engendrar un hijo;
pude cubrir de besos mi cortijo
y hallé mi corazón cansado y muerto.

Por esta lamentable pesadilla
que me roe por dentro, y me devora,
otra luz siento que me nace ahora,
y una lágrima enjugo en mi mejilla.

Quiero cambiar la noche por el día,
poner amor donde encontré tristeza,
quiero sentar de nuevo la cabeza
como hizo el buen ladrón en su agonía.

 

 

LA FLAUTA DEL PASTOR

Yo conocí el encanto de un pastor de mi tierra,
la zamarra a la espalda con su atuendo de pieles,
y sus cuidados perros, que a las ovejas, fieles,
al ritmo de cencerros, guiaban a la sierra.

El pastor era humilde, nacido de la gente
más pobre de la zona, no fue nunca a la escuela;
aprendió de memoria los cuentos de una abuela,
y alguna melodía que se grabó en su mente.

Natural artesano de afilada navaja
labró de un cuerno el vaso con que el agua bebía,
para apagar la sed, de alguna fuente fría,
cubriendo la cabeza con sombreros de paja.

Las horas controlaba con un palo y un hilo,
una esfera con rayas donde marcar la sombra;
trocando en cada noche los musgos por alfombra
mirando a las estrellas, se quedaba tranquilo.

Trabajó de una caña de palo de saúco
una sencilla flauta con sus diez agujeros,
buscando los arpegios miraba a los luceros,
manejando los dedos hasta cogerle el truco.

A la sombra de un roble, tumbado sobre el heno,
en las tardes de agosto dormitaba la siesta;
una ligera brisa movía en la floresta
pequeños molinillos de paja de centeno.

Curtido por los vientos, sometido al paisaje
su natural instinto crecía junto al roble,
muy parco en el hablar, y en su torpeza noble
buscó en su flauta amiga la voz de su mensaje.

Y llenaba la sierra de ardientes melodías,
afinado concierto de su humilde recinto,
acoplando las notas a la ley del instinto,
nos sentimos alegres, hasta acabar sus días.

Solitaria cabaña de mis sueños perdidos,
¿quién se llevó la flauta de tus pobres despojos?
Con esa sinfonía que se encendió en mis ojos
hoy recuerdo en su ausencia mis tiempos más queridos.

 

DE CASTILLA HONORABLE

De Castilla honorable, y en su inmensa llanura,
al amparo de un pueblo solitario y pequeño
con sus casas de adobe, y un sabor hogareño
se respira una vida a la vez dulce y dura.

Caminos solitarios en la noche despierta,
vagos arrieros mudos cruzando el infinito,
la intimidad golpea detrás de cada puerta,
y el silencio se impone como si fuera un rito.

Cruzan esa meseta de enormes parameras
con su salmodia blanca y espumosa los ríos;
arde el sol  por la tarde, y en la noche aires fríos
destemplando esas vidas entre pobres y austeras.

De arrieros el poblado, traficantes de pieles
y ambiguas sementeras donde se siembra el grano,
para el pan y el ahorro comedido a sus fieles,
parroquianos de un mundo más infeliz que humano.

Queda en pie las tabernas, las escuelas y el vicio,
una iglesia en el cerro, sublime campanario.
Con un fardo a la espalda, y aprendiz de un oficio
la juventud se apremia a cumplir con su horario.

La historia se estremece entre los muros viejos,
y en las piedras grabadas hay fechas de otros días
de inmortales hazañas, que quedaron ya lejos
aunque el pueblo renueva sus costumbres tardías.

Venerable hogareño, bajo la piel curtida
el hombre de Castilla con su austera mirada,
silenciará si es buena la estrella de su vida,
si la suerte le ríe apenas dirá nada.

Para su credo dice no creo en ningún santo
aunque a cualquiera de ellos aplicará sus votos;
mezcla desgracia y fe, culpa a Dios, y entre tanto
acude a romerías con promesas y exvotos.

Del cierzo se resguarda, buscando la solana
donde comenta a voces su desgraciada suerte,
con el juego y dinero no hay modo de que acierte,
aunque nunca se sabe qué ocurrirá mañana.

Una calma infinita invade esa llanura
donde la vida austera se gana con cariño,
yo bendigo a esa gente con la misma ternura
que me enseñaron ellos desde que yo era un niño.

Guardo una llama ardiente en un recuerdo mudo
de alboradas despiertas, que me hierven por dentro;
esa tierra bendita me forjará mi escudo,
y mi humilde palabra me llevará a su encuentro.




LA PIPA DEL ABUELO

Hoy recuerdo la pipa del abuelo
palpitando en su mano y apagada,
ronca la voz, ausente la mirada,
se apoya en la pared mirando al cielo.

Con esas manos construyó la casa,
sus pobres manos hoy encallecidas,
en su triste recuerdo sólo amasa
con azúcar y hiel las despedidas.

Una escuela vacía en el poblado,
una triste alameda descuidada,
calles desiertas a uno y otro lado,
de aquello que vivió no queda nada.

¿Qué fue de su familia, de su gente?
hoy vive el pobre solo y abatido,
no comprende el porqué tan de repente
todo un mundo feliz cayó en olvido.

En su recta final nunca disipa
la idea de una nieta que a su lado
le devuelva la vida a su pasado
y que otra vez le encenderá la pipa.

 

             AMAPOLA

Amapola, que adornas los trigales
de los recuerdos de mi vida entera,
fuiste tú la más noble compañera,
el talismán con que curé mis males.

A la prosa del ser de cada día,
de monótono el tiempo y aburrido,
siento que me acaricias todavía,
por ti recuerdo todo lo que he sido:

Largos caminos de una infancia inquieta,
tierra donde nací pobre y querida,
escuelas, sol y estrellas en mi vida,
rudo en mi ajuar, con alma de poeta.

Me acuerdo de esos amplios horizontes,
de esas puestas de sol, de ese concierto
de aves cruzando por el campo abierto,
y de austeros pastores en los montes.

Con una infancia así, bien compartida
de cariñosos seres, y a tu lado
he vuelto a revivir en el pasado
los mejores momentos de mi vida.

Amapola de luz y primavera
por todo lo que quise y nunca olvido,
eres siempre el recuerdo más querido,
vuelve otra vez, mi corazón te espera.

 

NANA NAVIDEÑA

Una cuna se mece
al fulgor de una estrella
una noche de luna,
fría clara y serena,
en la paz de los siglos
se renueva la aldea,
caminantes hambrientos
de una luz que ya llega,
una risa en los labios
despejando las penas,
horizontes dorados
para una vida nueva.
Ese Niño que nace
es humildad y fuerza,
con los dones de reyes
y el dolor de la tierra,
acunado en los brazos
de una tierna doncella.
Una música invade
el aire de grandeza,
siento una voz amiga,
y una nostalgia inmensa,
y un deseo infinito
de paz en estas fiestas.

 

NOCHE DE ESTRELLAS
                                         (En recuerdo de mi abuela Delfina)

Cuánta paz en los cuentos de la abuela
en la noche estrellada, hasta los cielos
un caballo subía, con su espuela
barría las estrellas, los desvelos

de aquella anciana por cuidarnos era
llenar nuestra niñez de fantasía,
aún recuerdo a esa abuela cada día
bailándole sus ojos de hechicera.

El corro era infantil y apresurado
a navegar por un mundo infinito,
tras la espada de Orión, un ser airado
furtivo cazador blando y marchito.

Con un beso de paz, y una sonrisa
de aquella anciana, alzábamos las manos
mirando al cielo en actitud de hermanos,
Jacinto, Alberto,  Anamaría  y Luisa.

Como un baile de estrellas, al camino,
que nos trazó la vida en sus despojos,
buscando el pan con lágrima en los ojos
todos nos fuimos rumbo del destino.

A veces vuelvo al pueblo, y en aquellas
calles de piedra y barro solo el guiño
del recuerdo me hierve; no hay un niño,
ni una abuela y sus cuentos, sólo estrellas.

¿Qué ha sido de vosotros, en qué lares
de suerte incierta os colocó la huida?
medidos a distancias estelares
nunca volví a saber de vuestra vida.

En mis noches de estrellas una escuela
me acaricia en mis sueños, y a mi lado
con el corro infantil de aquel pasado
vuelvo a escuchar los cuentos de la abuela.

 


          ORFEO Y EL AFILADOR

La mañana amanece con frescura y fervor
al ritmo y la cadencia, que emanan de una fuente;
solitario me pierdo al vaivén de la gente
una estrella en mis dedos, y en mi boca una flor.

Un arpegio de flauta por la calle empedrada
de afilador austero, que coloca su rueda,
me refresca la mente a la tenue alborada
y saludo a una anciana al cruzar la alameda.

Suena de Orfeo un nuevo concierto a la mañana
agridulce al oído, que a los dioses despierta;
no cederán el fuego, cerrando la ventana
y ocultarán la antorcha detrás de cada puerta.

Con la duda en los ojos, y en la mente un deseo
a las luces del alba comienza la partida,
una rosa en los labios, o la flauta de Orfeo
solitarios errantes nos buscamos la vida.

Afilador, despierta de tus sueños altivos
de esmeriles crepúsculos de tu vocabulario,
siempre tendrás atada la rueda a tu calvario,
sin control de las riendas de tus días cautivos.

Vagabundo mecido por la ley de un oficio,
el pedal que tú oprimes será siempre tu esposa;
en mi inquietud me abrasa la fe en el mismo vicio,
te cambiaré, si quieres, tu flauta por mi rosa.

 

HADA DE LAS NOCHES

En las noches tibias
de mis dulces sueños,
con alas azules
y una paz de ensueño
te siento a mi lado
caída del cielo.
Dime, princesita
de esos ojos bellos,
¿robaste a algún ángel
sus vivos destellos?
Mi corazón late
por llevarte dentro.
No sé cómo eres
ni sé tus deseos,
cómo hacerte mía
será mi secreto.
Lágrimas y risas
habrá en nuestro encuentro,
un ramo de rosas
cargado de besos,
y en las madrugadas
campanas al vuelo,
sentiré tus manos,
sentiré tu aliento,
a la par de un mundo
más tranquilo y tierno
por ese milagro
que de ti presiento.

Hada de las noches
dulces de mis sueños,
mi corazón late
por llevarte dentro.




NANA DE UN SUEÑO

En la cuna soñada
de mi noche despierta,
y a la dulce alborada
que deslumbra en mi puerta

duerme un niño en la cuna
arropado a mi instinto
dibujando la luna
en mi escaso recinto.

Con esperanza cubre
la sed apasionada
de quien mama en la ubre
hasta no dejar nada.

Un olor a claveles
engrandece mi casa
suavizando las mieles
del afán que me abrasa.

Cosecha de mí mismo,
surtido de mis venas,
ocultando el abismo
donde duermen mis penas.

Una caricia al centro
de su rostro en relieve,
en la luz donde encuentro
sus manitas de nieve.

Duerme, niño, fortuna
de un campo a mis antojos,
te cubriré en la cuna
con el beso en mis ojos.

Apasionado intento
de una alegre mañana
respiraré en tu aliento
el vaivén de mi nana.

Caminos galopantes
sobre un caballo alado
en los breves instantes
cuando estás a mi lado.

Baja en la fresca brisa
como un sol mañanero,
me crecerá en tu risa
ese yo, que en ti espero.
............................
En la noche despierta
de mi cuna soñada,
cuando el sol da en mi puerta
ya no hay cuna, ni hay nada.

 

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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