El verso con métrica y rima

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    Mª ÁNGELES ASENSIO   

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 comentarios a su obra

DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra 1

su obra 2

     

        SU OBRA 2  

     

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

        CON AROMA DE FLOR...

Primavera que llenas de verdor la pradera
devolviéndole al campo renovado vigor,
eres con tu fragancia esa alegre quimera
que le inspira a mis versos una rima mejor.

Has vestido de novia cada almendro florido
avisándole al mundo que el invierno pasó.
Flor de pétalos blancos hasta el suelo han caído,
con su copo de esencia... este sueño llegó.

Con cristal de rocío, nueva hierva ha crecido:
golondrinas y nidos tienen trinos de amor.
Ha pasado el invierno y el milagro ha nacido,
son violetas y lirios... es perfume de flor.

Mariposa que vuelas con tus alas de seda
absorbiéndole el néctar a una rosa o a dos.
Eres la fantasía que viviendo nos pueda
recordar a los hombres; que esto es obra de Dios.




              LA NANA

Duérmete niño mío,
que te canta tu abuela
nanas, mientras te vela.
A la nana nanita, nanita ea,
entra por la ventana la luna llena.
Te traeré si tú quieres las caracolas
de ese mar que en tu sueño está sin olas,
y con algas marinas haré yo un manto
que te arrope mi niño, mientras te canto.

Duérmete mi pequeño,
y verás que mañana
vuelve el sol a tu cama.

¿Quieres que yo te traiga arcos de flores,
versos de golosina, mares de amores?
¿O quizás, ángel mío, aquella estrella
que en el cielo reluce al ser tan bella?

A la nana nanita nanita ea,
ya mi Patrick se duerme, bendito sea.




                PINTOR

Píntame de las aves sólo el vuelo,
cuando elevan su cuerpo; y el batir
de las alas que dejan al partir
la tristeza de verme yo en el suelo.

Píntame cuando el mar besando al cielo
se confunden los dos, y hacen sentir,
que el amor nunca puede permitir
dibujar horizontes en su anhelo.

Y también el sabor de la alegría,
o el sonar melodioso de un bolero.
Pero nunca me pintes la agonía

que produce la flecha del arquero
hiriendo un corazón, porque ese día,
sé que mueres de amor... ¡y yo no quiero!





        EL PATIO

Chorrea la gitanilla
por la cal de las paredes
que tiene tía Mercedes
en su patio de Sevilla.
Con las hojas va atrapando
su parra, rayos de sol,
los que se van escapando
provocan un tornasol,
mientras flores de azahar
prendidas del limonero
perfuman el costurero
donde suele tricotar.
Alfeizar de la ventana
con macetas de claveles
recibe cada mañana
primeros rayos noveles,
que traspasan con donaire
un visillo desteñido
a fino encaje cosido
meciéndose con el aire.
En un recodo se ve,
el crucifijo, una mesa,
y el servicio de café
en porcelana francesa.
¡Ay qué alegre y qué castizo
lucia desde el portal
tras la reja del umbral
ese alegre pasadizo!
Sonaba una campanilla
cuando se abría la reja,
y de forma tan sencilla
avisa, pero te deja
pasar sin ningún temor
por su cancela abierta,
y llegar al interior
sin que te abriesen la puerta.
Y el cariño recibido...
—que también recuerdo eso—,
momentos que yo he vivido
y añorándolos confieso.




      LA HIEDRA

A través de la ventana
y los visillos de encaje
veo crecer el ramaje
de una hiedra con desgana.
Hojitas de filigrana
van trepando despacito
por el muro de granito.
Otra hiedra llevo dentro
de mi pecho, y va a tu encuentro,
perdiéndose en lo infinito…

Siento la lluvia caer
a través de los cristales,
y corre por los canales
para no retroceder.
Me suele a mí suceder…
que la sangre me batea
un corazón que pelea
por tu amor dentro del pecho,
cansado y algo deshecho
¡como no tienes ni idea!

Ya no queda luz del sol;
se va apagando la tarde…,
¡parece que el cielo arde
cuando se enciende un farol!
y en medio de este arrebol,
va mi hiedra que se afana
por vencerte la desgana
¡causándole desaliento
tanto muro de cemento!
Cuando cierro mi ventana…




¡VA POR LA CORRIDA!

Descansó al caer sobre la arena,
un clavel que tiré desde la grada,
con el rojo de sangre derramada
en la tarde de toros con faena.

Graderías de gente que sin pena
alentaron la "fiesta" a su llegada,
ya se fueron, dejándose olvidada
una plaza en silencio de condena.

Y bendijo los trastos de matar,
ese cura que está con la cuadrilla
intentando con ello disfrazar

la tortura y horror que los mancilla,
porque olvida que Dios no suele dar
bendición a un dolor de pesadilla.




UNA TARDE DE AGOSTO

Una tarde caliente de agosto,
una tarde asfixiante, ¡pesada!
cuando un sol de verano que ardiente
tras la hora de almuerzo te abrasa.
Observaba a la gente pasando
en la sombra que da mi terraza,
sosteniendo en la mano un refresco
y meciendo mi cuerpo en la hamaca.
¡Qué calor tan horrible sentía!
qué calor, ¡y qué tarde tan larga!
Van andando sin prisa dos hombres;
las señoras charlando se paran,
y el perrito que ladra a una vieja
¡y la vieja se cansa y se enfada!
Hay chiquillos que gritan corriendo...
mientras uno me enseña la palma
y me fijo en su ropa raída,
¡y en los ojos mirándome al alma
con la pena de no tener nadie
que le limpie de mocos la cara!
me asegura que no tiene madre
y hasta falta de pan hay en casa.
Conmovida dejé mi descanso
como deja un enfermo la cama,
y pregunto si ha ido a la escuela
—dándole la limosna esperada—
¡Mi palabra que pienso ayudarte
si tú vas al colegio y te afanas!
Porque todo lo que hoy no se aprende
ya verás que te falta mañana.
Pero al drama de no tener madre
que te escuche, te lleve a la cama,
y te bese si vas al colegio,
o si vuelves de nuevo a tu casa...
A ese drama, por ser tan horrible,
no te puede ayudar mi palabra...




                             EL TRIGO

Mansos campos de trigales orgullosos frente al viento,
vais meciendo con el aire la cabeza de una espiga
que a los páramos convierte en vergel de un alimento.

Y a su dulce balanceo, esta danza sin fatiga,
da la imagen de ese manto con el tono de oro viejo
ondulando bajo el astro, —que invitándola a que siga—

acaricia todo el campo de Castilla en un cortejo
que madura la semilla al dorarla con el sol,
porque roza sus espigas con el mimo de un reflejo

y se funde en la materia de esta diosa del crisol.
Ese impulso de energía le produce ¡tanta fuerza
madurando todo el grano que conserva en su pañol!,

que el milagro ya está hecho, ¡es el pan con que se almuerza!
es el grano convertido en la fina y blanca harina
de ese polvo que se amasa, complemento del que ejerza

su trabajo entre alimentos y recetas de cocina.
Este humilde pan de trigo invitado en cualquier mesa,
tan sencillo y tan divino que con todo compagina…

se consagra en cada misa, y es la más firme promesa
que nos hizo Jesucristo una noche en que al cenar
lo bendice con el vino, ¡y elevándolo confiesa
que es su cuerpo el que reparte, para hacérnoslo tomar!




                          ANDALUCÍA

Un embrujo de folclore y color... sembrado al sur,
un mezclarse entre volantes con los duendes de alegría
donde el llanto se hace cante, y cantando su agonía,
baile y copla, risa y llanto, al son de las castañuelas,
mezcla un concierto de palmas con la luz de las candelas,
y este ritmo se hace danza, ¡en todo el pueblo andaluz!

Jaén; tierra de olivar... de llano seco y colina,
de vientos que han retorcido los troncos con la sequía;
de perlas hecha aceituna, -milagro de verde oliva-
con suave tacto y aroma, aceite que se rocía
como el liquido cremoso de mejor gastronomía;
y orgullo de un campesino que le dedica su vida.

Besando el Guadalquivir mi Córdoba se levanta;
artesanía de calles y el rinconcito con plaza,
blanco de cal es el fondo de sus macetas colgadas.
En la plaza de la Concha por la noche se destaca
un farol que hay en su calle -como un pañuelo de ancha-,
y el murmullo de la fuente que al silencio te reclama.

Para conocer Sevilla, ¡hay que beber manzanilla
y visitar Santa Cruz o Plaza de Doña Elvira!,
vestirse de faralaes en su feria tan castiza,
llevar en Semana Santa la peineta y su mantilla.
Es tierra de señoritos, alazanes, romería;
¡de patios llenos de flores!... rejas, cortijo, alegría.

Cádiz es puerto de mar, donde dos mares se abrazan,
situado en la bahía del "pescaito" y las barcas,
un baluarte en los castillos configura sus murallas;
si el viento levanta el mar... el sol de nuevo lo calma.
¡Al Sur de mi Andalucía, en esa punta de España,
mi "Cai" canta en sus murgas la verdad de lo que pasa!

Donde está el cabo de Gata tiene la costa Almería;
arrecife, acantilados, y una Alpujarra con vistas.
Contrastan con su desierto, montes, valles y campiñas;
almenas escalonadas en las torres se divisan.
Si tapeas hay jureles, delicioso pulpo y chirlas.
No encontrará lo que busca, aquel que no la visita.

A Málaga de vacaciones, pasearse por la playa
y comer los boquerones pescados de madrugada.
Tiene un barrio musulmán -cerquita de la Alcazaba-,
que es el más antiguo barrio que se conserva en España.
Noches de discos y coplas, de movida, de jarana;
salir al anochecer y volver por la mañana.

Y a mi Huelva marinera... la del Rocío y marisma,
le ves los barcos venir al amanecer del día...
es la del Parque Doñana, ¡es la del choco y coquina!;
es la de tres carabelas con su brújula de guía
saliendo hacia el horizonte, María, Pinta y la Niña,
para entregarle a Colón el sueño de una conquista.

Y Granada... ¿alguien nos sabe decir cómo es Granada?
¿Quién te puede describir su amanecer en la Alhambra?
La nieve que hay en sus montes... ¡o esa etnia tan gitana
que le dio a Sacromonte en todo el mundo la fama?
¿Y cómo explicar que el sol, cuando ya el día se acaba...
va derrochando el color y la viste de naranja!

 

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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