El verso con métrica y rima

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   MORGANA DE PALACIOS  

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DIRECTORIO DE ESTA AUTORA

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         SU OBRA 2    

     

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

SILENCIOS

Esperas más silencios que respuestas
en este transitar tus ansiedades,
te he hablado de romper adversidades
y de subir del mar todas las crestas.
Te hablé de los misterios de las rocas
que circundan de grava el pensamiento,
te hablé en francés del mudo sentimiento
y en español te di, todas las bocas.

En una jaula está todo lo hablado:
con la resignación de la memoria
entre barrotes duerme nuestra historia,
el cuento interminable se ha acabado.
Se amotinan las lágrimas del tiempo
que nos deja a la luna de Valencia,
la languidez secreta de tu esencia
se perfila en otoños a destiempo.

Constancia mineral la que hoy germina
de los cantos rodados de tus ojos
y tus campos de gules, son tan rojos,
que florecen de eterna indisciplina.
Callar las primaveras con inviernos,
velar las añoranzas con cendales,
tirar los muros de mis catedrales:
en silencio dibujo nuestro infierno.




     AMANS-AMANTIS

Yo amaba intensamente de tu gesto el detalle,
—crepúsculo salvaje para engañar el día—
amaba los destellos de tu melancolía
y tus manos de arenas móviles por mi talle.

Amaba de tu boca ese querer que estalle
la luz de inteligencia, el ritmo, la anarquía
del territorio apache de tu patria baldía
y amaba hasta tus fugas céleres por mi calle.

Amaba el esperpento y ese compás taimado,
el tímido argumento, el vendaval pausado,
oscuro contubernio del dardo del azar.

Amaba lo inasible del filo de tu hacha,
soñaba lo imposible —como cualquier muchacha—
y era un secreto a voces, que tuve que matar.




TORMENTARIA

En ténebre tormenta de claveles
negros, para mi negra cabellera
me estás lloviendo, amor. No es primavera
y hay un cesto repleto de papeles
donde derramo el alma de las hieles
de tus cuarenta nombres. Dondequiera
que apaciguo el instinto de la espera
veo girar tu rostro en carruseles
de ausencia incontrolable. No demores
el rito de teñirme en los colores
de un arco iris roto,
que el futuro remoto
—rascacielos cruel sin ascensores—
carece de rellanos seductores

cuando sangra tu foto.

 

      SI YO NO FUERA YO

Si yo no me enfrentara a la rutina
desenvainando sueños nocturnales
y celebrando oscuros esponsales
no fuera del absurdo concubina.

Si yo no me subiera a la colina
para abrazar auroras boreales
y prendiera velitas con rituales
que hacen la noche clara y andarina.

Si yo no despreciara condiciones
y no me repugnaran las razones
que das para vivir, siempre tranquilo.

Sería una mujer de eterna fiesta,
dulce, tierna, gentil y bien dispuesta,
¡Qué ganas de llorar, cuando me alquilo!




GLORIA INSOMNE

Yo te prefiero al cénit de soles invencibles,
a la aurora rosada en que despunta el día,
a tardes plateadas de vientos apacibles,
con tu melancolía...

Elijo tu inclemencia y el destello terrible
de los astros que ciegan mis ojos de apatía,
tu talante furtivo y el misterio imposible
que esconde tu utopía.

Bajo tu negro manto, por vivirme,
hija de gavilanes vespertinos
—taimada selenita—

reniego de la luz y piso firme,
la oscuridad prendida a los caminos
de la Noche bendita.

 

YARUMBA

En África nací
en el mes de las flores,
de un año mineral por ceniciento.
Se repartió por mí
reina de los dolores,
la madre primigenia del lamento.

Qué infinita violencia
derrocha el paraíso
en la metamorfosis de su forma.
Cuánta malevolencia
cabe en el impreciso
espejo delirante que la deforma.

Yarumba desquiciada
para la amanecida,
ahorcada en la soga de las miserias;
vestal sacrificada,
mutilada y herida
con la desolación en las arterias.

Algunas fotos traen
tu llamada a mis ojos,
camino de la última cosecha
y en tu grito se abstraen.
Tengo lleno de abrojos
el recuerdo que sigue abriendo brecha.




DESCARTES

Mi boca por nombrarte
equivoca el sonido
y anda desangelada y taciturna,
buscando en el descarte,
algún verbo prohibido
que convierta el reproche en luz diurna.

Mis ojos que te miran
con asombro inconsciente,
viendo morir planetas de agua clara,
son astros que deliran
de luz intermitente,
sobre la superficie de tu cara.

Mis manos se han dormido
en cuna de metal
—inútiles palomas resentidas—
con el tacto aterido
de oscuro bajo astral,
añorando la piel de tus heridas.

Y mi cuerpo no es río
si no es carne del tuyo:
sombra soy de tu sombra plateada,
de tus noches el frío
de tu viento el murmullo,
siniestra flor de negra madrugada.



PLAYA

Dame el requiebro vivo
cadencia de tu rima,
a la vera del mar que nos acuna.
Verbo contemplativo,
palabra que arracima,
el soplo inalcanzable de la luna.

El viento en un orgasmo:
strómboli del beso
arrebatadamente consentido;
la lengua del marasmo
nocturno en que te apreso,
cuando deslizo versos en tu oído.

La última embestida
de tu hombría serena,
para volverme virgen con tu abrazo
y ver pasar la vida,
recostada en la arena,
mientras calla tu boca en mi regazo.




   IDIOTA SIN HORARIO

Dime a qué que no sea al desarraigo,
voy a aferrarme desde que te has ido.
Quién va a frenar el mundo desabrido
delante de mi cuerpo, si me caigo.

Dime cómo imitar la leve risa
que dejaste colgada en el armario
y la electricidad del sol diario
que acalambraba bajo tu camisa.

Y para qué escribir versos de arcillas
con lapiceros de desasosiego
y con divina claridad de ciego
llenar de oscuridades las cuartillas.

Quién que no seas tú, idiota sin horario,
va a atarme con las letras del loco abecedario
que inventaste en las noches que aúllan los chacales.
Quién creará los dioses que peinaban mi pelo
con el peine de asombro de las púas de hielo,
y sin tener tu boca, vendrá con tus modales
y un compás de surfista en olas liberales
a deslizar poemas salados por mi espalda;
quién contará las lunas dormidas en mi falda.
Quién, que no seas tú, traerá tus iniciales.




VIRGEN Y MÁRTIR

Flotaba en el vestido
prêt a porter liviano,
como una adolescente desgarbada:
el pelo recogido
y la nerviosa mano
del escote al bolsillo, atropellada.

Tenía los ojos pardos,
la actitud contenida,
reveladora de íntima tristeza,
espinas de los cardos
florecidos en vida
que no mostraba por delicadeza.

Hablábamos los tres
con la lengua prestada
de ¡vaya usté a saber qué tonterías!
La copa y los cafés
rieron madrugada
teñida del color de la armonía.

Y le miraba a él
como se mira a un novio
que nunca se ha tenido y se desea.
Una pena crüel
me traspasó de agobio
en la resaca gris de su marea.

Le di lo que era dable:
al hombre de mi vida,
en una noche sin explicación.
Yo no era razonable
y ella avanzaba herida.
Razones tiene cada corazón.

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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