El verso con métrica y rima

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   J. C. HIDALGO ANTIGONI  

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DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra 1

su obra 2

 

       SU OBRA 1      

   En esta página encontrarás las siguientes poesías:

 

     ¡DÍMELO AMOR!

A veces me pregunto... ¿También aman
las aguas y las flores y las aves?
¡Dímelo amor! ¿Acaso tú lo sabes?
¿Las aguas acarician cuando manan?

¿Acaso aún perdiendo, todo ganan
aquellos que al quemar todas sus naves,
aún guardan del amor doradas llaves
que no abren la prisión, mas todo sanan?

¡Dímelo amor! tú que lo sabes todo,
tú que para el amor fuiste creada
por la mano de Dios, y a mí entregada

para enseñarme a amar del mismo modo,
en que puso su amor Dios en el lodo
modelando su obra más preciada.

 

LO QUE NO SERÁ

Yo vago por la calle
lejana del olvido,
donde moran los sueños
aún sin realizar,
y habitan en mi casa
los besos confundidos,
con los amores muertos
que no revivirán.

Los días que se fueron,
los fuegos encendidos,
las rosas y los nardos
que no florecerán,
semejan hoy el lecho
de todo lo querido,
donde mis esperanzas
también reposarán.

Florecen en la entrada
dos tulipanes negros,
tan negros como el cielo
sin luna y al entrar,
recibo el frío abrazo
del hada del silencio
que me acompaña siempre,
cuando todos se van.

No hay flores en mi mesa,
ni pájaros que canten,
no hay voces en mi pieza,
ni rumores de mar,
sólo la eterna bruma
sutil de la tristeza,
que siempre me contempla
de lejos, sin hablar.

Los árboles que entonces
erguidos sostenían
los nidos y los frutos,
ya su sombra no dan,
sólo les queda un nido
de amores, que dormidos
y con las alas rotas
ya nunca volarán.

Han llegado las horas
de la melancolía
y han tocado a mi puerta
para poder entrar,
mi casa siempre abierta
desde que está vacía,
deja entrar a las penas
y ya nunca se van.

Por eso se han marchado
todas las alegrías
porque ellas no podrían
vivir en soledad,
y me han dejado solo
sumido en la penumbra,
se han marchado muy lejos
y nunca volverán.

Aquí no hay madreselvas,
ni rosas, ni azucenas,
ni luz, ni primaveras,
sólo hay oscuridad,
y al fondo de mi patio
donde estaba la huerta
yace bajo la tierra
lo que jamás será.

 

 

MUJER

Mujer, tú que manejas
las llaves del olvido,
mujer, tú que has podido
otro amor olvidar,
tú que trajiste el aire
cuando estaba perdido,
me prestaste tu olvido
y pude respirar.

Mujer, tú que conoces
la razón de mis penas
y con palabras buenas
me las sabes curar,
tú que no te pareces
a las cosas ajenas
pero me abres las venas
para poder entrar.

Mujer, tú que manejas
la clave de la vida
y eres apetecida
porque te sabes dar,
dame entonces la muerte
si no me das tu vida
porque no hay más salida
si no te puedo amar.

Mujer, te quiero blanca,
tibia como la espuma,
suave como la bruma,
límpida como el mar,
mujer te quiero mía
y a mi querer se suma
un deseo que abruma:
el deseo de amar.



LLANURA

Llanura de blanca luna,
dibuja sobre su frente
tu magia fosforescente
que alumbra como ninguna,
llanura de luna blanca,
llanura de noche bruna
donde tu espejo se acuna
y entre el follaje se estanca.

Llanura de mi esperanza
bañada por las estrellas
si sus ojos son como ellas
este verso no me alcanza
ni las palabras más bellas,
ni la luz de las centellas
para cantar su alabanza.

Llanura dame el camino
donde camina mi amada
que en tu noche iluminada
yo sembraré mi destino
en el manantial divino
que brota de su enramada.

Llanura dime el secreto
que tienen sus labios rojos
que despiertan mis antojos
con ese calor discreto
que forma hoguera en mis ojos.

Dame el agua de tu río
para bañar su blancura
y dime que no es locura
soñar que su amor es mío.

Llanura dame una poca
de la savia que se anida
en la mata de su boca.

Llanura de luna bella
llanura de blanca luna...

No puedo vivir sin ella.


 

   LA MADRE

La madre callaba,
rezaba por dentro,
miraba a su hijo
hincada en el suelo,
sus manos ajadas,
los labios resecos,
dos lágrimas frías
mojaban su pecho.

Posaba la mano
sobre sus cabellos,
no pensaba en nada,
contemplaba el cuerpo,
ya no la miraban
los ojos abiertos
que al salir de casa
bullían de sueños.

Más allá, en la calle
a unos pocos metros,
otra madre triste
lloraba en silencio
y entre tanta gente,
hincadas al centro,
aquellas dos madres
velaban sus muertos.

En un breve instante
que ahora es recuerdo,
dos balas perdidas
buscaron sus cuerpos,
uno iba delante,
otro iba postrero,
pero los dos, juntos,
en vano murieron.

Quien recuerda ahora
los nombres aquellos
que se mencionaron
después del entierro,
alguna noticia
hablaba de ellos,
pero el epitafio
lo mean los perros.

Otras mil historias
de muchos más muertos,
suceden a diario
y no lo sabemos,
mientras en las calles
por el mundo entero,
la paz de los hombres
pareciera un sueño.



CUANDO VENGAS

El día que tú vengas
hazlo por el sendero
del manantial del beso

y báñate en la espuma
que baila sobre el agua
para lavar tus sueños.

El día que tú vengas
ven con todas tus culpas
y todos tus silencios,

que yo pondré en tus labios
la sabia de la vida
sembrándote en mis sueños.

El día que tú vengas
haz un nido en mis labios
olvidando el invierno,

que yo sabré adornarlo
con blancas azucenas
y con retoños nuevos.

El día que tú vengas
deja correr el agua
regando mi sendero,

que yo sembrando un verso
dejaré mi semilla
en tu alma floreciendo.



ÁMAME AHORA

Tus manos son en mí como las olas
de espuma y mar serena de suave movimiento...
de arena y caracolas.

Murmuran en la noche feliz de tu presencia
y siembran una estrella dentro de mi universo...
donde te quiero a solas.

Tus manos... se crispan con mis besos
y tus labios sedientos se hincan en mi boca
como el alma en los rezos...

Y entonces me arrepiento de no haberte buscado
cuando estaba desierto clamando un poco de agua...
Entonces me arrepiento...

Y arrepentido pienso que quizás en tus manos
los capullos abiertos convierten en semilla
un manantial de sueños,

y entonces... Entonces yo te amo
y en mi amor infinito quisiera darte todo
lo que tengo y no tengo...

lo humano y lo bendito, la piel y la esperanza,
la magia y el silencio, la tempestad, la calma,
Porque te necesito...

A cambio sólo quiero el roce de tus manos
que me avive la llama rasguñando el deseo
que se ahoga en un grito...

Mujer... sólo en tu cuerpo
los caminos del alma
se curan del olvido.
 

 

ROSA

¿Cómo puede la rosa perfumada
querer cerrar sus pétalos al viento?
¿ Cómo puede su frágil sentimiento
no esperar del rocío otra jornada?

¿Acaso es menos flor si no es amada?
¿Acaso algún sombrío pensamiento,
se anida en su corola y al momento
olvida por qué mano fue sembrada?

¿No es acaso florear sobre la espina
un milagro que Dios muestra en la rosa,
que al hacerla intocable es más hermosa?

¿No es acaso la luz que la ilumina
la misma en la corola y en la espina?
¡Dame pues tu color mi bella rosa!

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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