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JUAN CERVERA
SU OBRA 1
HOMBRE descolorido de impaciencia,
que amarillo de ayeres desconfía
del índigo doliente que lo guía
con voz de amoratada penitencia.
Hombre que pone en duda su existencia,
que, dudando en azul, radiografía
lo febril de su roja plumería
jugando al verdinegro de la ausencia.
Hombre que amó la rosa jardinera
urdiendo un arcoiris con su herida
y blanqueando el filo de la espada.
Hombre que no alcanzó color siquiera
y viajó solo y pobre por la vida
con el negro del mundo en la mirada.
HOMBRE que discutió con los relojes
sobre el tiempo del tiempo prisionero.
Hombre que fue en sus huesos extranjero
y soñando eucaliptos tuvo bojes.
Hombre que sufrió otoños y deshojes
y laboró en silencio su madero.
Hombre que fue sufrido molinero
y albañil constructor de blancas trojes.
Hombre que tristemente amó a deshora
y se dolió por dentro de su nombre
sintiéndose infeliz, vil calandrajo.
Hombre que contra todo canta y ora
y se entrega al oficio de ser hombre
por la clara belleza del trabajo.
HOMBRE que entró en la esencia de la rosa
y en el rubio secreto del maíz.
Hombre que por la gracia del anís
fue transformando en música su prosa.
Hombre de acción frutal y misteriosa
y universal y mágica raíz.
Hombre que acarició la flor de lis
y supo de la flor más prodigiosa.
Hombre que al ababol le habló de tú
y comulgó en silencio con la grama
y la malva feliz de la cuneta.
Hombre que vocalmente ardió en la U
del altramuz solar y, por la rama
del laurel del amor, vivió en poeta.
HOMBRE que se escondió por los rincones
herido de geranios y azucenas.
Hombre que soportó largas condenas
y conoció las más duras prisiones.
Hombre que fue en distintas direcciones
y a las propias unió penas ajenas.
Hombre que laborando con las penas
pena a pena las fue haciendo canciones.
Hombre que fue doctor en ruiseñores
y usó los más extraños meteoros
para cicatrizar su carne herida.
Hombre que inventó cárceles de flores
y universos de pájaros canoros
para sobrellevar su triste vida.
Las más viejas palabras se hacen nuevas
en tu soneto siempre renovado
por donde, verso a verso, decantado,
con espíritu libre te renuevas.
Y sílaba tras sílaba, en las cuevas
del vino substancial, iluminado
respiras, minotauro empitonado,
y por el mirlo flauta te relevas.
Que eres tú, y los demás, línea constante
y curvados mensajes en el viento
de un alma geometral hecha de espuma.
Que todo vive y muere cada instante,
pues dinámica acción es cada acento
en la encendida punta de la pluma.
Mi soneto es un pan recién salido
del horno misterioso de la vida,
es levadura y sal, agua encendida
con temblor de trigal amanecido
Mi soneto es un campo recogido
en la flor de tu mesa sorprendida
por el olor del hambre trascendida
y el recuerdo del surco florecido
Mi soneto de noche panadera
y candeal albura y hostia ilesa.
Amasijo de amor iluminado.
Que es mi soneto voz de sementera
y laboriosa música de artesa
en tiempo de vivir transubstanciado.
Si en un soneto cabe la tristeza
en un soneto cabe la alegría
y yo por ti, mi Amor, sonetearía
el tiempo intemporal de la belleza.
Si cabe en un soneto la grandeza
en un soneto, oh, sí, también cabría
nuestra microilusión de cada día
y un minúsculo hueso de cereza.
Que en un soneto cabe tu ventana
con tu calle, tu casa y su tejado
y el espíritusinfín de la veleta.
Y cabe en un soneto una manzana
junta con todo un huerto y un mercado
y la frutal memoria del planeta.
Vive en el universo de un soneto
esta noche de julio en que te amo;
quédese detenida en este ramo
de versos, que por ti beso y sujeto.
Sujeto aquí esta noche, y me someto
a estos catorce versos en que llamo
flor y aroma al soneto, en que te aclamo
y con tu amor, Amor me comprometo.
Me comprometo, oh, sí, que gozaremos
por siempre en el soneto y su universo
esta noche de julio enamorada.
Que aquí, y por siempre, Amor, siempre estaremos
viviendo en la belleza, y verso a verso,
la vida del soneto eternizada.
Herido de arcabuz va mi fantasma
por tu casa de piedra verdecida.
La absorta telaraña de la vida
agoniza de súbito en el alma.
Le falta el aire al tiempo y se me pasma
el corazón sin ti, luego se oxida
la plata de una antigua amanecida
y la noche del mundo se enmarasma
Todo queda suspenso. Detenido
queda todo por siempre en mi mirada.
Los armarios se empolvan y los trajes
envejecen colgados del olvido.
Siento el beso sin labios de la nada
y en un viaje inicio todos los viajes.
La vida es sólo un lujo, tú lo sabes.
Suenan las caracolas frente al mar.
El sueño que soñaba despertar
se encuentra con el oro de tus llaves.
La vida es un dispendio, rosas claves
para mágicamente retornar
a la acción del perfume y respirar
a la sedienta altura de tus aves.
La vida tiene muerte en la mirada
y yo vivo mi muerte a vida plena.
Un campanario azul me da su sombra.
Muerdo otra vez el pan de tu alborada
y recobro la fe de la azucena.
Se nombra al fin la luz que no se nombra.
Desde el claro de luna de las noches pluviales
del heliótropo virgen , y niño, del aroma
recobro los misterios antiguos del idioma
y hablo, secretamente, con tus besos frutales.
La vida canta y baila, se despierta en zorzales,
y vuela zarca y alta con alas de paloma
mientras que la memoria del sueño se desploma
por un tiempo de absortas y magnas caedrales.
Una oración oculta fortalece mi vida
y tu sangre y mi sangre, ya por la historia en vuelo,
dan fervor, estatura, luz y causa a mi nombre.
Yo subo al campanario de tu carne encendida.
Un aerolito verde cruza de prisa el cielo
y el mar habla de peces para elevarse en hombre.
No presumas de joven, pronto seremos viejos
y el óxido del tiempo nos morderá las venas
y mirando hacia atrás callaremos penas
y todo lo veremos perdidamente lejos.
La vida es como un hilo de dolientes reflejos
y el sueño de ser libres, que sueña en las almenas
de la carne, es tan sólo un tiempo de cadenas
sujeto a las imágenes ciegas de los espejos.
No olvides que diciembre comienza en enero
y que la inteligencia que niega el sentimiento,
irremediablemente deviene en vida trunca.
Ama hasta donde puedas y date todo entero
y vive tu segundo con generoso aliento.
Por encima del hombro a nadie mires nunca.
AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001
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