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ANTONIA ÁLVAREZ
SU OBRA 3
Esconderás los versos aquellos
que me hiciste, entre unos libros viejos, donde nadie
los lea, y alguna tarde de ésas en que
estés algo triste, volverás a buscarlos sin que nadie
te vea.
Quizá vuelvas a verme entre líneas
borrosas, y te nuble el recuerdo, sin querer, la
mirada, y revivas palabras encendidas y hermosas antes de que me dejes para siempre olvidada.
Recordarás el tiempo, intenso
pero breve, en que quizá quisiste soñar
que me querías; ya sabes, al verano le sucede la nieve,
y al momento que muere, el rodar de los
días.
Cuando leas los versos, cuando mires
la foto amarilla del tiempo, volverá la
añoranza de todo ese pasado que sin querer se
ha roto porque venció la ausencia y falló
la esperanza.
MÁS
FUERTE
Quieto, quieto, no muevas... el aire ni
la risa, deja flotar el alma, deja morir la prisa.
Sosiega tus momentos, ajusta la mirada, piensa que se abre el mundo en flor enamorada.
Envuélvete en el pálpito
azul del infinito, entrega al horizonte tus ansias y tu
grito.
Piensa que aquí en mis manos
se deshojan dos rosas, dos pensamientos tuyos, dos ofrendas
celosas.
Cierra los ojos, fuerte, y préndeme
en tus brazos, que sean tus palabras los nudos de estos
lazos.
Acerca poco a poco tu sentimiento al
mío, para aliviar tu pena, para entibiar mi
frío.
Invéntate otro mundo con nuevas
circunstancias, que el corazón rebosa y rompe
las distancias.
Ven, amor, que te espero en mi mundo
callado, y en un sueño imposible volarás
a mi lado.
Sentir lo que tú sientes, llorar
lo que tú añoras, es unir lo lejano, juntarnos en las horas.
Más fuerte que un latido, que
la vida, más fuerte, es esto que nos liga más allá
de la muerte.
DICIEMBRE
Hoy la nieve se funde en el monte, y en los troncos dormidos, la escarcha; rumia el cielo su frío de invierno y tiritan, desnudas, las ramas; el arroyo derrumba el silencio de las piedras que lame y que labra; es diciembre, hace sol, y en la fuente, de repente algún pájaro
canta; una niña de trenzas morenas, coge el tiempo, lo acuna y lo calza, y lo lleva a los días aquellos del arcón de sus sueños
de infancia; vuelven siempre las flores y el trigo, siempre vuelve el batir de las alas, vuelta a vuelta se doran las hojas, y de nuevo la nieve y el agua... ¡Qué bonita, Dios mío,
la vida! mientras vivas, hay sed y esperanza.
CARPE
DIEM
Entre esta soledad que nos rodea, no busques lo fugaz, vete hacia el alma, adéntrate en los mares de los
sueños, no quieras poseer lo que se acaba, convierte en alegría la tristeza y alcanza, entre la noche, la mañana, sumérgete en las tintas del ocaso y goza de los trinos y del agua, deja que el aire azul bese tus ojos, mira ese sol que brilla entre las ramas, alza los brazos hasta el infinito, reconoce que vives, y da gracias: gracias por poder ver, por estar vivo, por querer a la gente que te ama, por poder estrechar manos amigas, por sentir que te escuchan cuando cantas.
Gozo por el instante en hoy y ahora. Gozo por el poder de la palabra.
EL CORAZÓN LO SABE
El corazón lo sabe, ¿quizá
tú lo sabías?, uno sabe que muere, pues por eso ha nacido, uno sabe que lucha contra todos los días, sin saber que ha llorado por haberse
reído.
El corazón lo sabe, ¿quizá
no lo entendiste?, al final del abrazo está siempre
la muerte, uno puede alegrarse a pesar de estar
triste, porque nunca retuvo ni el amor ni la
suerte.
El corazón lo sabe, ¿nunca
lo sospechaste?, uno sabe que vive si se siente querido, aunque el beso que tiene, sin querer,
se desgaste, y se busque consuelo al calor de otro
nido.
El corazón lo sabe, ¿no
recuerdas la historia?, mañana, si amanece, batiremos
las alas, cruzaremos el puente, moveremos la noria, soñaremos estrellas, pararemos
las balas.
El corazón lo sabe, ¿tan
pronto lo olvidaste?, uno piensa que existe si se siente esperado. Yo sólo preguntaba si de verdad
la amaste: no lo digas, no importa, pertenece al
pasado.
ENSOÑACIÓN
Ya es diciembre en el aire, está
oscuro, hace frío, y en la acera, las hojas, se arrebujan
dormidas; ha volado el otoño enganchado
al estío, y la nieve del tiempo hace huella en
las vidas.
Ya es diciembre ¿te acuerdas?,
es diciembre, y me amabas; como un dulce remanso fue la sed de tu
espera; fue un reclamo alejado, sin estar, pero
estabas con palabras de viento, encendiendo una
hoguera.
En las ramas desnudas se ha posado el
olvido, y en el cielo, las nubes, han colgado
el ocaso; unos ojos recuerdan que quizás
han querido, y otros ojos enjugan, sin querer, un
fracaso.
Es diciembre ¿te acuerdas?, de
la rosa marchita, de las últimas flores y del último
trino se ha prendido la tarde, incolora, infinita, y una pena discurre por la faz del destino.
Ya es diciembre, qué pronto, en
el alma, el invierno, la palabras, ¡qué frías!,
y la playa, tan triste con la arena mojada, y ese amor que está
aún tierno, porque nunca te has ido, porque nunca te fuiste...
AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001
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