El verso con métrica y rima

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    En esta página encontrarás las siguientes poesías:


                       AGOBIO

Traigo las botas sucias de la escoria del mundo
y la garganta ahíta de furor e improperios,
me han pringado la piel los sudores aviesos
de los corros que medran con el pan de los justos.

Vengo triste, agobiada, el perfil hecho trizas
por andar sin remedio entre el polvo y la mugre.
Llego hambrienta de besos, llego ansiando la lumbre
que desgaje lo absurdo de esta noche asesina.

Lava mi alma, desnuda mi cintura, alimenta
estas ganas de ser en tu carne, sin tregua
ametralla el aliento de mi desesperanza.

Que en tu boca mis senos brotarán como rosas
y bañada en el agua de tu amor, seré otra
mujer, fruta madura en tu piel madurada.





                      DESOLADA

Regresas de lo oscuro, envuelta en soledades,
despedazada vuelves, traes fríos los dientes.
Estás negada al beso, mordiscones calientes
te reclama la boca, triturando ansiedades.

Te vas muriendo y mueres recortando maldades,
eres una y cien mil, conjurando afluentes
de detritos furiosos que destruyen las mentes.
No te rindes al cielo ni a la luz. No te evades.

Te ha preñado la pena con su impronta de muerte
pero sigues hurgando tenebrosa en sus galas.
No te bastan tus manos, has robado unas alas
revestida de sangre. Tú serás la más fuerte.

Olivácea tu sombra se desplaza en el viento.
Desolada y altiva. Hecha luna y adviento.





                     TRISTEZA

Hoy estoy triste, tanto, que en ti me desdibujo
cercada por tu aliento de luz amartillada.
Pienso que las agujas perdidas, en mi rada
acaso han fondeado. Tú mutas, yo arrebujo

las sábanas del tiempo buscándome, tú estiras
los duendes del fracaso haciendo las maletas,
yo me hundo mar abajo, las ánforas repletas
de un llanto seco. Crujen —famélicas— mis iras.

Hoy estoy triste, tanto que en tus versos me veo
como si me espejaran desde un ayer fecundo
mostrándome distinta e igual, un escarceo

de imágenes opuestas. En ti me resucito
fatal y cadenciosa, como si fuera el mundo
un desvarío amargo, un ácaro maldito.





                  LOCURA

Crucificado estás. Sobre tus hombros
llevas la cruz como un amante fiero
soporta la traición, y vas de arriero
arremetiendo soles entre escombros.

Quieres ser libre y atas a tu nombre
mi nombre, con la soga temeraria
de tu insatisfacción, buscando un aria
que signifique lo que te hace hombre.

Conjetural tu canto me inaugura
mujer, en lo más hondo de ese cisma
que tiene la entidad de una clausura.

Pero tu piel se afinca en mi cintura
sembrándome de luz. Bajo ese prisma
una vez más fundamos la locura.





             COMBURENTE

Alguna vez habrá que hacerse encía
de un Sancho angelical, y a don Quijote
meterlo en la prisión de un estrambote
que entibie su cristálica agonía.

Habrá que permutar la tinta umbría
por un discurso crítico, un brulote
filoso como un diente de ocelote,
para añicarle al tiempo su osadía.

Habrá que andar sangrado de poemas
con un vocabulario que haga frente
a los pignoradores de anatemas.

Y cuando se sentencie a los dilemas
a arder en cada verbo comburente,
habrá que rescatarse en los fonemas.





                  ANIMAL

El rictus animal se posiciona
en la llanura de tu rostro, yeso
de escasa ley modela el ceño preso
bajo un cadalso curvo. En esa zona

—deslavazado el fiel de tu persona—
se cuece el exterminio del poseso
que vive en ti, como un califa obeso
mordiéndose el envés de su corona.

Miente tu sien un púdico intelecto
que es borra de lecturas destripadas
con el punzón de tu hálito insurrecto.

Y entre tus labios —fieras homicidas—
se tuercen las memorias sentenciadas
al cáustico salterio en que te oxidas.





    MUÑECA DE ALQUITRÁN

Perdió la ingenuidad entre dos baches
con sábanas de mugre y una tranca
de alcohol sin destilar. Pobre potranca,
sin tabla de sumar, y sin remaches.

Por un café con leche mordió el barro
subida a la crueldad, allá en Retiro,
y supo devolver en un reviro
la cachetada sórdida de un guarro.

Lloraba sin parar cuando los trenes
se hundían en el bies del horizonte,
y luego se dormía en los andenes.

Tenía dieciséis. Se fue sin ruido
—muñeca de alquitrán y puro apronte—
jugó en la plaza el último latido.





              SIN ATAÚD

Obviar el ataúd es lo que quiero,
no hay ceremonia menos divertida
que aquélla de la triste despedida
cuando en su caja guardan al viajero.

Que sea por la tarde y en enero
—al comenzar el año, nueva vida—
remontaré hacia el sol, si no hay salida,
las prendas de mi espíritu guerrero.

Ni flores, letanías ni lamentos
ni deudos (que no habrá), ni monumentos.
(Regalaré mis huesos a la luna).

Con muy poco equipaje, acaso alguna
plegaria y una cruz y un gozo cierto
me iré. Alguien dirá: por fin ha muerto.





        MUNDO DE CARTÓN

Tu mundo de cartón y mugre cierta
descuelga en barro fétido el reproche
sobre la carne impura de la noche
que se hace madrugada puerta a puerta.

Tu mano es una pala oscura, alerta,
hurgando entre los huesos del fantoche
que duerme en la basura y pone un broche
de maloliente luna. Triste oferta.

Entre el miedo y la escoria tu mirada
se rompe con su traza de inocencia
buscando el pan amargo.

Y sale del letargo
al beso negro con que la inclemencia
desluce tu pobreza consumada.





         COMO UN CHAMÁN

Nació de un vientre acongojado, al paso
de un tren que nunca lo llevó a destino,
bebió de un pozo fantasmal el vino
que dio a su sed el arma del fracaso.

Vivió a la vera del dolor, si acaso
pudo volar en soledad, se avino
a cercenar sus alas con el fino
puñal que lo alejara del rechazo.

Salvó su corazón a duras penas,
matando a aquél amor que por sus venas
echó una llamarada.

Se fue de madrugada.
Vestido de chamán. Ya muy cansado
de andar con ese pecho desollado.





                INMUNDICIA

Vomita esa inmundicia, quítate el lastre
de tanta pena vieja que te destiñe
las ganas de estar vivo, la que te ciñe
de muerte encapotada. Que no te arrastre

el aluvión de esquirlas que está matando
de sangre entumecida cada neurona,
córtale el paso al diablo que se apoltrona
en tu planeta turbio de contrabando.

Vamos, enciende hogueras con los muñones
de tus calamidades, y en los galpones
de la piedad infusa guarda tus iras.

Deja que los tugurios donde respiras
abran sus claraboyas y huya la fiera
que en tus pulmones medra. La vida espera.





                    VIVIR

Vivir como un crupier, a mano alzada,
desovillando el dedo de la suerte.
El juego es de los otros, el que acierte
tendrá tu insumisión por casi nada.

Caer devotamente en la emboscada
que tiende el mal menor, para envolverte
en la engañosa piel de un aguafuerte,
caricatura infiel que te degrada.

Decúbito mental, comer las sobras
de la frivolidad mientras zozobras
en magras dilogías.

Apóstata de ti, por el atajo
de la credulidad ir hacia abajo
urdiendo naderías.

Vivir por desvivir... en fantasías.





         PAN DEMONIUM

Confiesa la autoría de tu suerte,
mujer amarga de pasión impura.
Te queda poco ya de tu bravura,
delata tu contrato con la muerte.

Sinuosa tu verdad ya no te advierte
que el próximo escalón es la locura,
no escucharás siquiera la obertura
que anuncie tu descenso hacia lo inerte.

No cantes tu Magnificat al odio
ni ocultes tus errores, sube al podio
que asigna la justicia al derrotado.

Pronuncia tus olínticas. Negado
será el perdón anhídrido, un reproche
el alcaloide eterno de tu noche.

En soledad: un vómito alunado.





          CASO CERRADO

Por arredrar al hambre que te ahueca
el plexo y el instinto y las tamboras
que has hecho corazón, hoy te devoras
el último boleto hacia la meca.

La trama de la carne, ya reseca
de desmentirle orgasmos a las horas
del clásico "ya no", le roba esporas
a la infelicidad. Tu voz impreca

a un dios de celofán (lo que pretendes
está discontinuado, no hay en plaza,
se ha hundido en alta mar, lo han ultimado) .

Revuelve en tu oquedad, oye a los duendes
del falsoamor-noamor, jugar la baza
de la insatisfacción. Caso cerrado.





MUJER DE VIENTRE TURBIO

Alguna vez he muerto en las veredas
robándole el infarto a los mendigos
que cada noche escupen los postigos
de la desolación. Por dos monedas

compré la extremaunción (silla de ruedas
para la culpa que abre a los castigos
la trampa del perdón). No hubo testigos
de tanta muerte oblada en humaredas.

Resucité sin piel. Con mis errores
huyendo por tus lentas diagonales
pintadas de suburbio.

Y en carne viva, histriónica y sin flores
me fui, desparramándome en mis males,
mujer de vientre turbio.





                 TORTURA

¡Ay! Mi Dios, si supieras la tortura
que es vivir a caballo de una muerte
enardecida en fuego, que se vierte
galopando amargura.

¡Ay! Mi Dios, qué feroz cabalgadura
me obligas a llevar, no soy tan fuerte
para ahogar en el vino de la suerte
un dolor de locura.

¿Por qué tanta impiedad, tanta injusticia
me llega de tu mano, qué sevicia
mi sangre ha avinagrado?

Despedazada el alma, me ha quedado
la furia irracional, la rabia altiva
de no saberme viva.

El corazón sin luz, descascarado.





             SERPEN-TEA

Una serpiente lánguida, espectral
resiste hace ya siglos en mi vientre
si repta hasta mi boca acaso encuentre
las crías que ha perdido. Desde el mal

persiste en una inercia vertebral
que no me deja ser; que se concentre
en su razón de estar, mas que no entre
en esa catatonia diagonal.

Tendré que desterrarla a paso frío
atada a su progenie, que se vaya
multípara de sed, sobre mi lengua.

Deshabitada de su olor sombrío
libre al fin de su mácula mi playa
seré yo, la que soy, la que no mengua.





            LOCO DOLENTI

A oscuras voy por la autopista seca
del miedo, como un nauta desmembrado.
Hierve un silencio insomne en el tejado
de mi desolación. Un vidrio ahueca

la carne en su más íntimo alarido,
como una pulcra invitación a asirme
del cuello del dolor que a paso firme
va delante de mí. No sé qué ha sido

de lo que fui una vez, es de ceniza
el Cristo helado que en mi piel desliza
su lágrima de alcohol. Hecha de nada

depongo el barro, el nervio, la materia.
El alma es una tímida bacteria
en su prisión de noche, acorralada.





       MENS NON SANCTA

Dejaba pensamientos de bitácora
demarcando el camino, eran la clave
que recortaba al ojo de la tarde
su daga intelectual. Mosca en el ágora.

Insomne en su cubículo ensamblaba
imágenes de horror en rojo y negro.
Secuencias de cadáveres. El juego
de un Rasputín autista y sin sotana.

Maniático el perfil, revuelto el morbo,
segó su corazón por ser de piedra,
se armó con decisión por ser de plomo.

Fue el borde de un insulto el detonante.
La muerte convocada, en su cabeza
puso en acción el pérfido engranaje.

Desmelenado en pólvora confesa
tronó su humanidad desaprensiva.
Fue el cáustico temblor. Cayó la vida.





                SABUESOS

Siguen en pie de guerra las pulsiones
que han vestido tu cuerpo de heroísmo
para saltar sin red sobre el abismo
de mis contradicciones.

No son tus devociones
de acrílicos rituales, si tú mismo
te ofrendas todo entero al fatalismo
de esta pasión errática. Si pones

el cuello bajo el filo de mis besos
que embisten como bárbaros sabuesos.
(Yo soy de tus batallas, la más cruenta).

Mi amor entre tus sábanas te afrenta
en el carnal imperio de su herida
para morir en ti...de tanta vida.





      ME BASTA CON TU SOMBRA

Me basta con tu amor de polvareda
para atrapar los peces cuando la barca escora
al pie de nuestros sueños, y el viento se devora
el salmo que nos queda.

Me basta con tu amor, nocturna greda
que calca entre mis senos su furia sembradora,
como una lengua áspera que mi razón desflora,
para saberme seda.

Cuando el agobio estrena espinas grises
que clava en los confines de tu garganta oscura,
me basta cuanto dices.

Y si la herrumbre del ayer me nombra
doblándome en silencios donde el dolor supura,
me basta con tu sombra.






EL VENDEDOR DE ROSAS

Andaba entre las mesas
con paso atolondrado
pidiéndole permiso a las baldosas,
vacío de promesas
y el miedo atrincherado
en su camisa azul. Vendía rosas.

Había tanta noche
hirviendo en su mirada
de noche era su piel, y era su boca
como un morado broche
de infancia adulterada
en un rostro flemático, de roca.

Un pálido remiendo
ponía una tranquera
de tímida pobreza a sus rodillas,
y en ese comparendo
de luna y arpillera
medraba una ilusión sin banderillas.

Su voz tiznaba el aire
pidiendo por sus flores
una moneda o dos, y se perdía
en el mudo desaire
del humo y los olores
que hacían del pregón una elegía.






             SI

Si dice ven la piel
si dice quiero el alma,
si la convexidad
del vientre busca alada
el cóncavo secreto
del otro, cuando el alba
descubre el continente
de un hueco entre las sábanas.

Si es, pero es de harina
la luz, si los papeles
se pierden en su estática
—reblandecidos seres—
con un blanco de alcoba
anárquica, sin dientes,
si hay quien deshabilita
la voz de los caireles.

Si dos se han amurado
del brazo pero esquivos
con tachas de contienda,
si son, desde otro río
dos mudos horizontes
lejanos y abatidos
hallándose en los soles
perdiéndose en los limbos

Si el uno se ha llevado
la rosa de los vientos
y el otro en el cuadrante
dibuja sus anhelos,
son dos que van y vienen
sesgados en sus versos,
dos socios imposibles,
dos pájaros hambrientos.

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2008

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