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Édouard Glissant: su decir ensayístico

Ortíz, Graciela Raquel
U.N.R.

 

El objetivo de este trabajo es presentar algunas reflexiones elaboradas por Édouard Glissant en torno a cuestiones identitarias y a fenómenos de imbricación y contacto entre las culturas, así como hacer algunas consideraciones sobre la manera en que concibe sus ensayos, en particular, en Traité du Tout-monde (1997). Este ensayista, también poeta y novelista, nacido en el Caribe, se interroga desde hace más de cuarenta años sobre el devenir de nuestro complejo mundo, plasmando sus inquietudes en una obra prolífica, que lo coloca como una de las voces actuales más importantes del mundo francófono. A lo largo de esa intensa producción intelectual, ha ido tejiendo una trama de nociones y personajes que no pocas veces cruzan las fronteras, migrando de sus obras ficcionales a los ensayos y vice versa, como inscripción de una práctica poética de hibridación enunciada conceptualmente en sus textos.

Al primer libro de ensayos Soleil de la conscience publicado por Glissant en 1956[1], le siguen una serie de textos ensayísticos que reciben el nombre de Poéticas. A ellos, debemos agregar otros dos libros de ensayos, Le discours antillais (1981) que es su tesis doctoral, texto central en el pensamiento glissantiano y la Introduction à une Poétique du Divers (1995). Desde ese primer libro de ensayos, Glissant se mostró como un iconoclasta de las formas literarias. Según Michael Dash (1985), la manera de escribir sus ensayos es la prueba de una intención transgresiva de los límites entre el discurso crítico y el discurso ficcional.

Glissant pertenece a la generación posterior a la negritud. Recordemos brevemente que el término negritud[2] aparece por vez primera en el libro de poemas de Aimé Césaire Cahier d'un retour au pays natal en 1939 En él, Césaire se apropia de la palabra negro, utilizada por el hombre blanco con un sentido peyorativo, para transgredir su uso confiriendo al término un sentido de resistencia y haciendo de la negritud el grito de reivindicación del origen africano, de sus valores y de su cultura.

Glissant considera la negritud como un momento necesario de reacción a la alienación provocada por la política asimilacionista, llevada a cabo por los colonizadores. Sin embargo, toma distancia de los usos que se han hecho de ella, por cuanto ha sido utilizada para definir una esencia negra, una identidad basada en el color de la piel, lo que conduce a una situación que es la misma que se critica, es decir de inmobilidad del concepto inscripto en una lógica binaria blanco/negro. Propone entonces en el Discours antillais (1980) el concepto de antillanidad que implica una renovación en el debate identitario pues abandona el concepto de raza y toma en consideración el contexto multicultural y plurilingüe de las Antillas.

La propuesta de Glissant se despliega como una alternativa crítica al pensamiento y a las acciones que, al imponer un modelo de identidad basado en la exclusión, tienden a reducir la diversidad de las humanidades. Tomando como base lo que sucedió en el Caribe, espacio de inscripción de lo múltiple, en donde culturas y lenguas provenientes de horizontes diversos se encontraron y se imbricaron, dando origen a una lengua y a una cultura, el criollo, "le créole", Glissant concibe uno de sus conceptos más fecundos: el de criollización, que supera los límites de un lugar específico para pensar los desafíos que plantea nuestra contemporaneidad. En el libro de ensayos Traité du Tout-monde (1997) Poétique IV, define esta noción en los siguientes términos: "la criollización se nos presenta como el mestizaje sin límites, cuyos elementos están multiplicados y cuyas resultantes son imprevisibles"  (p.46). Se trata entonces del "encuentro, interferencia, choque, armonías o desarmonías entre las culturas[3]" (Glissant, 1997:194). Ahora bien, la criollización difiere del mestizaje por el valor agregado de la imprevisibilidad de sus resultados. Por otra parte, el valor de la criollización es tomar conciencia del mestizaje inevitable del mundo actual, donde ya no es posible apelar a conceptos como el de pureza.

Este reconocimiento de la hibridación enriquecedora y aceptación de lo heterogéneo, va a la par de la distinción que establece Glissant entre culturas atávicas y culturas compuestas, conceptos relacionados con su manera de entender la identidad como un proceso permanente e inacabado, como veremos. Las culturas atávicas son aquellas en las cuales la criollización se operó en tiempos muy lejanos. Se trata de comunidades que han engendrado una idea de creación del mundo y se han dotado de una génesis fundada en un dios, una de cuyas consecuencias es legitimar la propiedad de la tierra, que legitima a su vez la colonización. Las culturas compuestas, nacidas como consecuencia de esa colonización, resultante del choque entre culturas atávicas, no han creado un mito fundador pues su origen es histórico dado que, por ejemplo, para los antillanos su génesis es el vientre del barco negrero. Es lo que llama Glissant una "disgénesis" por no conducir al absoluto de la unicidad excluyente.

Esta distinción que elabora entre culturas atávicas y compuestas está en íntima relación con la manera de problematizar igualmente la noción de identidad. Partiendo de las reflexiones elaboradas por los filósofos Gilles Deleuze et Félix Guattari, Glissant retoma la distinción entre raíz única, que mata todo lo que crece alrededor de ella y rizoma en tanto raíz múltiple que se expande sin dañar a las otras plantas, para elaborar dos concepciones de la identidad: la identidad-raíz y la identidad-rizoma.

La identidad fundada en una concepción cerrada y replegada sobre sí misma, en un gesto de exclusión del otro, está asociada a la idea de raíz única. Esta identidad-raíz, apelando a conceptos como el de filiación y de pureza para defender e imponer sus valores, reivindica su derecho de posesión del territorio. Impulsada por ese pensamiento de una afirmación identitaria fundada en un pensamiento único, se llevó a cabo la conquista de las Américas.

Opuesta a esta idea, Glissant propone pensar la identidad-rizoma, como una apertura a la diversidad de lenguas y culturas, apertura concebida entonces como una relación con el Otro en tanto proyecto de acuerdo a partir de la aceptación de las diferencias. Pensada en estos términos, la identidad-rizoma es una identidad de relación que se construye en la apertura al Otro sin que signifique su dilución.

Las culturas compuestas, criollizadas, elaboran estrategias literarias concebidas como formas de resistencia, de cimarronaje, a ejemplo de los esclavos que huían de las plantaciones (Des Rosiers, 1996). Se rescatan de esa manera historias orales que vienen a permear las formas de escritura. De allí que Glissant valorice la memoria 'de la trace', de los vestigios, pues esa memoria era la que poseían los esclavos traidos a América como única cosa en común. Se trata entonces de imaginar un pasado a partir de esas historias orales que guardan la memoria de los comienzos, sin pretender imponerse siguiendo el modelo de la Historia.

Ahora bien, detengámonos un momento en el título del ensayo que hemos citado varias veces: Traité du Tout-monde. Por un lado, el Tout-monde, el Todo-mundo es la manera en que Glissant concibe el mundo, no como objeto de descubrimiento y conquista, sino como una totalidad en donde los encuentros y choques entre culturas, por su imprevisibilidad, desbaratan la posibilidad de su sistematización. Totalidad en donde los imaginarios experimentan un proceso permanente de transformación. Pensar en esos términos la totalidad del mundo, constituye un desafío que exige el abandono de fanatismos religiosos, raciales o reivindicaciones identitarias cerradas. Esto es así porque lo que está en juego es una manera de entender la identidad en su relación con el Otro y lo Diverso, pues según las palabras del escritor francés Victor Segalen:  "Es por la Diferencia y en lo Diverso que se exalta la existencia" (Segalen, 1978:77). Gran lector de este escritor, Glissant toma su texto póstumo "L´essai sur l´exotisme" como fuente de inspiración para su poética de la Relación y su propuesta sobre lo Diverso y no deja de ser un reconocimiento el hecho de colocar como título del ensayo ya mencionado: Introduction à une Poétique du Divers.

Ante las convulsiones violentas que conmueven al mundo, el ensayista antillano afirma la necesidad de llevar a cabo una transformación de los imaginarios para poder pensar la relación con el Otro desde una poética de la Relación. Entiende la Relación, como una manera de frecuentar el mundo, aceptando la multiplicidad. Planteada en esos términos, la poética de la Relación se teje en el encuentro dinámico de las historias particulares que son siempre diferentes, que deben ser preservadas como garantía de lo Diverso. Lo Diverso entonces, en tanto apertura y aceptación de las diferencias, se opone al concepto de lo Mismo y se propone como lo propio de la identidad-rizoma

Continuemos con el título de la Poética IV, "Tratado del Todo-mundo". Nos propone Glissant un "tratado" con lo cual parece sugerirnos que va a inscribirse en una tradición de género que impone una escritura según un ordenamiento causal, con una argumentación que tiende a probar el tema en cuestión, siendo la sistematicidad uno de sus rasgos característicos. Ahora bien, podríamos preguntarnos si tal sistematicidad puede dar cuenta de esa totalidad del mundo hecha de encuentros cuyos resultados, criollizados, son imprevisibles. Recordemos que la criollización es definida como "encuentro de elementos culturales provenientes de horizontes absolutamente diversos… que se imbrican y se confunden uno en otro para dar algo absolutamente imprevisible" (Glissant, 1995: 14). Es entonces la noción de imprevisible lo que pone en cuestión la sistematicidad propia de un tratado. Por lo tanto, poniendo en relación ambos términos, "tratado" y "Tout-monde", Glissant crea una tensión discursiva que dinamiza el texto tornándolo, en términos glissantianos, imprevisible.

Es muy interesante reflexionar sobre la experiencia de lectura de un texto como el Traité du Tout-monde. El lector no puede menos que dejarse llevar por este texto que sí, es ensayístico, pero también es poético, en donde comenzar un tema no es más que el pretexto para múltiples desvíos dados por la presencia de fragmentos de un gran lirismo o la inclusión de partes de su novela La case du commandeur, o bien de su novela Tout-monde publicada en 1993 con la que teje una relación más compleja que la simple mención del título. Esta repetición dada a través de una proceso de intratextualidad, funda una escritura que sabe de su fragilidad expresada en esta hermosísima imagen:"Vuelvo a otra de mis obsesiones, repito mi palabra, como un eco estriado en una tiza que a su vez grava en una frágil caliza". (Glissant, 1997:28). Palabra que corre el riesgo de pulverizarse como la piedra caliza, pero que persiste afirmando así la importancia de la repetición como proceso, más que su resultado.

El proyecto de Glissant es una propuesta en donde la estética y la ética no pueden pensarse separadamente. Contra los horrores del mundo engendrados por fanatismos, racismos o nacionalismos, diversos avatares de nefastos "ismos", este intelectual antillano escribe una obra que busca expresar incansablemente el detalle de los vestigios sin encerrarse en particularismos.

Criollización, Relación, identidad-rizoma son algunas de las nociones que Glissant propone como tentativa de responder, tal vez de manera utópica, a lo que se impone, tal vez, como el mayor desafío que enfrenta nuestro mundo. En palabras de Glissant:

En el panorama actual del mundo, la gran cuestión es la siguiente: como ser uno sin cerrarse al otro, y como abrirse al otro sin perderse uno mismo? (Glissant, 1995:20)

        



[1] ASoleil de la conscience (1956), le siguen  L´Intention poétique (1969), Poétique de la Relation (1990); Traité du Tout-monde (1997) La Cohée du Lamentin Poétique V (2005)

[2] . La negritud como reivindicación de la identidad negra es anterior al surgimiento del término pues ya en 1920, Marcus Garvey proclamaba el retorno a Africa revalorizando su cultura. En 1934, Césaire junto a Léon Gontram Damas y Léopold Senghor publican el manifiesto "Legítima Defensa" en donde denunciaban toda forma de asimilación a Francia, en tanto metrópolis y en el cual era alabado el origen negro de los estudiantes martiniquenses y guadalupenses.

Para Chamoiseau y Confiant, la poesía de Gontram Damas, poeta de la Guyana francesa, es una poesía-jazz pues las palabras se entrecruzan con una cadencia algo violenta que evoca el jazz.  Escritor que sigue siendo considerado importante por su búsqueda de una identidad negra. (Chamoiseau & Confiant, 1991)

[3] Las traducciones de las citas tomadas del francés son mías.

Bibliografia

 

BERNABE, Jean; CHAMOISEAU, Patrick; CONFIANT, Raphaël. Éloge de la créolité, Paris: Gallimard, 1993.

 

CHAMOISEAU, Patrick; CONFIANT, Raphaël. Lettres créoles, Paris: Hatier, 1991.

 

DASH, J. Michael. Edouard Glissant. New York: Cambridge University Press, 1995.

 

DES ROSIERS, Joël. Théories Caraïbes. Poétique du déracinement. Montréal: Ed. Triptique, 1996.

 

GLISSANT, Édouard. Traité du Tout-monde, Paris: Gallimard, 1997.

 

_________, Édouard. Introduction à une Poétique du Divers, Montréal: Presses de l'Université de Montréal, 1995.

 

SEGALEN, Victor. Essai sur l’exotisme, une esthétique du divers, Paris: Fata Morgana, 1978.


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