‹‹‹‹ ÍNDICE

Contar la Historia desde el margen en Río de las congojas de Libertad  
     
Demitrópulos y La pasión de Jeannette Winterson

García, Ana María
U.N.L.P

 

     Sabemos, desde Aristóteles, que la relación entre historia y ficción ha sido problemática. La ficción, esa “realidad otra”, “mentira”, “pura invención”, ha padecido la condición de verse privada del aura de prestigio, de la sacra objetividad, del rigor científico, que ostentaba su hermana mayor, la Historia. Tal situación inscripta en una suerte de status quo por siglos, se ha derrumbado finalmente a partir de la muerte de los grandes relatos vaticinada por Lyotard. En el horizonte postmoderno se observa una  sostenida tendencia en la elección de esta  especie narrativa, tendencia que no puede leerse desvinculada de la crisis epistemológica de la disciplina historiográfica, enmarcada a su vez, en las condiciones operantes en el contexto de producción ya mencionado.

    De esta afluencia cuantiosa que ha inundado el mercado editorial, dos textos pertenecientes a imaginarios diferentes, el vernáculo y el anglosajón, me han parecido sumamente interesantes y productivos para ser leídos desde una revisión epistemológica proporcionada por los marcos teóricos postulados por el paradigma de las teorizaciones feministas y los estudios culturales.

    Elegir  Río de las congojas, (1981) de  Libertad Demitrópulos  y  La pasión  (1989) de  Jeannette Winterson   como objetos de análisis de un trabajo crítico comparatístico  implica dar cuenta de una serie de operaciones que  deconstruyen, desestabilizan, varios conceptos o zonas  particularmente estereotipadas en el campo de la literatura propiamente dicha- me estoy refiriendo concretamente  a la taxonomía de  género literario- al mismo tiempo que socavan otro topos aún más  seductor para este ejercicio de lectura : el concepto de género sexual.

    Como un primer pre-supuesto que creo pertinente explicitar, debo señalar que cuando abordamos este género literario en particular estamos  manipulando un discurso en segundo grado.  Si la novela histórica se define como la “ ilusión de espacializar un tiempo bloqueado”, en términos utilizados por Noé Jitrik, lo que surge como evidente, es que esta ilusión es un artefacto, un artificio, un  “referido “, ( 1 ) que va a trabajar con un referente, con el material provisto por el discurso histórico.

   La historia, “esta estructura verbal en forma de discurso de prosa narrativa que dice ser un modelo,o imagen de estructuras y procesos pasados con el fin de explicar lo que fueron representándolos  ( Cfr. White, Hayden ) plantea el problema de la representación, problema que adquiere mayor complejidad y densidad cuando a esa organización espacio-temporal, a esa manera subjetiva de entablar relación con lo real, con las cosas, la utilizamos como materia novelesca, como arcilla para modelar un nuevo artificio, aunque traslade un plus que lo distingue: su estatuto de objeto estético.

   Si la novela histórica se plantea como un hecho ideológico, que no representa ingenua ni pasivamente lo real sino que tiene un  telos, una intencionalidad, nos preguntamos ¿ Cuál es el fin que persigue el abordaje de esta tipología textual desde un sujeto empírico femenino? ¿Qué torsión o marca se ejecuta sobre el canon del género literario que me indique este gesto perturbador que señalé al comienzo ?

     Si  “el arte da vida a lo que la historia ha asesinado, (si ) el arte da voz a lo que la historia ha negado, silenciado o perseguido, (si ) el arte rescata la verdad a las mentiras de la historia”_ tomando en préstamo las palabras de Carlos Fuentes- considero que la operación fundamental que ambos textos  realizan, se articula en la constitución del plano de la enunciación.

    La nueva novela histórica ha abolido la distancia épica ( Mijail Bajtín ), se acerca al pasado en una actitud dialógica, descentra el polo emisor por cuanto apuesta a reivindicar otra visión, alejada del paradigma iluminista y positivista en torno del  pasado. La novela de la escritora rioplatense narra la empresa de Juan de Garay y su “gesta “ colonizadora, un hecho relevante en la historia oficial, en los anales de la fundación de una entelequia cara al idealismo, al Logos encarnado en la idea de Patria y de los protohombres que la erigieron. Este Logos, cristalización de la Ley es horadada desde las voces narradoras.

   El que cuenta , quien construye este modo de relacionarse con lo real es Blas de Acuña , un mestizo, y es María Muratore, la amante del Hombre del Brazo Fuerte. El primer procedimiento desestabilizador surge, entonces, en relación con el desplazamiento de las voces de la enunciación. No será el héroe quien relate los sucesos ni un narrador omnisciente que adopte la mirada etnocéntrica, sino aquellos sujetos quienes se encuentran en el margen, en la periferia, excluídos del estamento dominante por cuestiones tales como la etnia (Blas) o el ejercicio de una sexualidad fuera del marco normativo de las instituciones  ( María Muratore y Ana Rodríguez, su madre ).

   En el caso de La pasión, el plano de la enunciación presenta, también, una alternancia de voces, Henri, un muchacho integrante de las filas del ejército francés en la época del plan expansionista llevado a cabo por Napoleón- lapso que abarca desde poco antes de la Coronación, la campaña de Rusia y la decadencia -  y Villanelle, una muchacha veneciana de la cual  Henri se enamora.

   Nuevamente la historia es contada desde la perspectiva de un sirviente, un individuo alejado de los lugares centrales quien describe actitudes, conductas del héroe no consignadas por los Anales de la Historia con mayúscula. De esta forma nos enteramos - ya en las primeras líneas- de que  “Napoleón tenía tal pasión por el pollo que hacía trabajar día y noche a sus cocineros “, ( 2 ) o de su aficción por los caballos.

   Desmitificar imágenes acuñadas en el imaginario a partir de la liquidación del discurso histórico tradicional erigido en torno de la monumentalización de héroe pareciera ser una operación clave en el entramado textual desde el inicio de la novela. La productividad del falogocentrismo se exhibe en el texto a partir de la proyección de estas figuras dominantes: Cristo y el Emperador. Ambas simbolizan la Ley. En clara oposición a estos metarelatos que actúan desde un Origen (Imperio- Advenimiento del Mundo) se colocará otra versión que fractura un concepto monológico y masculino del Poder. Me atrevo a afirmar que ambos textos entran en diálogo con las palabras enunciadas  mucho tiempo antes por Virginia Woolf:

Durante todos estos siglos, las mujeres han servido de espejos dotados del mágico y exquisito poder de reflejar la figura del hombre al doble de su tamaño natural “..

   No obstante, creo que la articulación del género en el texto impide un posible estancamiento sexista. Si convenimos con Joan Scott  en que  “el género es una manera primaria para significar relaciones de poder “  ( 3 ), la protagonista, Villenelle, se mueve precisamente en un territorio signado por la ambigüedad, por la transgresión en los roles asignados. Es barquero, oficio tradicionalmente ejercido por hombres, es diferente físicamente, “tiene los pies palmeados” - marca detentada solamente por los barqueros, es decir, por los hombres- ejerce el travestismo ya que se viste con ropas masculinas y juega con esta discontinuidad .

   La fabricación de un género en la superficie del cuerpo plantea un desplazamiento en la expresión del deseo, operación que se torna aún más peligrosa para la lógica heterosexual cuando también  el mismo sujeto practica el lesbianismo. ( 4 )

   Villanelle, narradora de historias, poseedora de un saber diferente le hace burla a las trampas del  binarismo, se escapa de las formas estereotipdas de acceso a la subjetividad y se coloca en un  punto excéntrico, en “ una posición de resistencia y de acción, que debe ser aprehendida conceptual y experimentalmente desde afuera o superando al aparato sociocultural de la heterosexualidad por medio de un proceso de “saber inusual “o de una “práctica cognoscitiva “que no es sólo personal y política sino también textual, una práctica del lenguaje con mayúscula “.  ( 5 )      

   ¿ Qué sucede con las representaciones de lo masculino y lo femenino  que circulan en Río de la congojas ? María Murature, Ana Rodríguez e Isabel Delgado (quien desea casarse con Blas) poseen una característica en común: son figuras fuertes que transgreden la maquinaria social, jurídica y religiosa del imaginario de la época.

   “ Soy libre. Sin padre. Sin madre. Sin marido.No me someto a la ley de un Adelantado consorte que todavía anda por las Españas persiguiendo el reconocimiento del rey. Solamente,si Garay me rechaza , apagaré mi deseo.” ( 6 ) La búsqueda de un destino personal, sin ataduras de ninguna especie habla de una conciencia de sí, de un estado de extrañamiento  con respecto a las dicotomías binaristas que asocian el término mujer a cristalizaciones tales como  pasividad- naturaleza- encierro.

   Más adelante María dirá :  No me puse en venta “, en aludiendo a la circulación de la mujer como objeto, como garante de un orden social encarnado en la figura del contrato matrimonial.

   “ Echo raíces. Me planto. Pero no soy sólo naturaleza. “ ( Pág. 23 ) ( 7 )  Quizás  en este enunciado se produzca la quiebra más significativa por cuanto resulta evidente el gesto subversivo que realiza el individuo en el intento de revertir, jerarquizar, resignificar una colocación en disonancia con la operación cultural que fija los términos de una relación como un producto ya dado naturalmente. Ese despegue, ese distanciamiento de la naturaleza sugiere la problematización de los lugares asignados, un barajar y dar de nuevo en las condiciones de circulación y construcción de las identidades.

   “ Al contar la gente siempre hallaban a la María cargada de humo y ceniza, oliendo a pólvora y no a mujer, machucado su cuerpo y en acopio de ayes “. (Pág. 24 ) La guerra, el ejercicio de las actividades bélicas connota un campo tradicionalmente ocupado por los hombres. María invade este territorio. También su madre, Ana, ejecuta un acto que subvierte el orden patriarcal  en tanto hiere uno de los valores sobre el que se ha solidificado la cultura occidental y cristiana: la  maternidad.  (  8 )

   Deconstruir la anatomía como destino inexorable en la construcción de la identidad, hacer visible el funcionamiento de la falacia biologista que recorta al sujeto sólo en su capacidad reproductiva, provocar el desplazamiento del papel socialmente asignado- una mujer únicamente puede devenir en madre “legítima “ a través de la normativa del matrimonio- tales serían algunos de los anacronismos, síntomas de la ruptura  provocada en el  imaginario epocal. Ruptura que se agrava en forma  notoria  en la presentación de la figura del abandono.

        Hablar de la maternidad y de una resolución que horada el ideario de la modernidad  previsto en cuanto a la distribución de los roles, coloca en el centro de la escena la  cuestión del cuerpo.

   En un momento del desarrollo de la historia, María es herida y, como consecuencia de ello, se aloja una bala en su interior. Blas intenta extraerla: “ Ahora me están hurgando mi cachuchita con un hierro caliente, me escarban con un cuchillo adentro del vientre, y me queman con fuego justo en el lugar donde se asienta el placer. Alguien me está castrando. (...) Me arranca el espíritu “. ( Pág. 50. La negrita en mía ) Me interesa en forma especial este pasaje por cuanto se vincula con el gesto de resistencia efectúado contra uno de los discursos de mayor peso simbólico.

   Desde la tradición grecolatina- pensemos en los diálogos platónicos, especialmente en el Timeo o de la naturaleza y en el Fedón o del alma- se construye una imagen del cuerpo, visión que  permanece y adquiere otra densidad semántica en el paradigma postulado por el cristianismo y su ortodoxia, no obstante, un aspecto marca la continuidad entre ambos contextos: el individuo se dibuja a partir de una escisión. Corte legitimado por otros metarelatos posteriores (no podría eatar ausente el  cogito ergo sum cartesiano); es decir, la cultura occidental cristiana  ha delineado una visión  binarista y jerárquica de los componentes del ser.  De dicha fragmentación, de la operación resultante, ha surgido una formulación de la subjetividad  que ha entronizado las zonas “superiores” - cabeza, corazón, en donde habitarían los aspectos esprirituales e intelectuales del ser- en desmedro de lo bajo inferior, localización de las cavidades que se ocupan de las funciones relativas a la sexualidad, a la procreación o a la eliminación de los “ desperdicios “ del organismo.

   El parlamento de María resulta  eficaz para dar cuenta de esta nueva  topología que presenta el texto. Descentra y sitúa en un lugar de privilegio aquello que antes se ubicaba en el margen, desestabiliza los relatos del origen, las formaciones discursivas ya mencionadas.     

     En  La pasión, encuentro un movimiento similar. Villaneve enuncia :

 

                                   Los místicos y los clérigos hablan de desprenderse de este cuerpo y   

                                      sus deseos, de dejar de ser esclavos de la carne. Lo que no dicen es

                                      que nos liberamos a través de la carne, que nuestro deseo de otro

                                      nos transporta fuera de nosotros mismos más claramente que todo lo

                                      divino “.  ( Pág. 161 )

 

   Asistimos a la génesis de una  mística del cuerpo, a la postulación de un vaciamiento, a una transposición de los discursos en términos kristeveanos por cuanto el espíritu, el dios que reside en el espíritu  se “muda “, migra a otro lugar, a la zona del  placer y del deseo. En  Escrito en el cuerpo, ( 1992 ) una obra posterior de  Jeanette Winterson, se continúa el tratamiento de la cuestión :  “ El olor a levadura de su sexo (...) Es incienso y mirra, penetrantes olores hermanos de la muerte y de la fe “.  La travesía se inscribe en la profundización de las huellas de la pasión que conducen al placer. La ascensión de la Esposa que busca al Amado; el vuelo místico invierte su valor y la vía se torna diferente. La liberación llega, no a partir de la flagelación de la carne, sino, precisamente, a través del  imperio de los sentidos, los cuales generan una  divinización del cuerpo y de sus posibilidades de resonancia.

    De forma análoga, en la novela de Libertad Demitrópulos, no son las santas, aquellas quienes niegan las voces del cuerpo y subliman desde el alma las llamadas del deseo, quienes circulan  por  el texto. “Siempre he tenido a las meretrices como madres huérfanas, medioángeles sueltos por el mundo para alegrar el corazón “  (Pág. 41 ), dice Blas.

    En suma, las imágenes de mujer que pueblan ambos mundos ficcionales se reconocen en la transgresión de los estereotipos, en la deconstrucción de los roles y en la resignificación de espacios antes vedados. No obstante, debemos advertir que en Río de las congojas  la fascinación por el poder encarnada en la figura del Héroe lleva a que los personajes femeninos que circulan en el texto  no se atrevan a realizar el asesinato simbólico más importante: la Ley  goza de buena salud y  sigue, a pesar de las fisuras señaladas, recibiendo muestras de adoración.

       Intentamos abordar, durante esta travesía de lectura, la cuestión de la identidad, entendiendo por ello, “ un lugar de posiciones múltiples y variables, que están disponibles en el campo social a través del proceso histórico y que pueden ser asumidas subjetivamente y discursivamente en la forma de una conciencia política”. Si bien estas palabras de  Teresa de Lauretis, son sumamente esclarecedoras, me gustaría  finalizar escuchando la voz de María  quien describe el proceso de la construcción de la subjetividad desde la belleza en la letra, en la escritura :

                    

                                   “ En los despueses se aprende que las fragilidades de lo distinto se

                                      asientan en ese cofre interno  que no reconoce señor  por poderoso

                                      que sea, y más si se haya en lejanías..”  ( Pág. 33 )

 

NOTAS

 

.( 1 ) Jitrik, Noé, Historia e imaginación literaria, Editorial Biblos,Bs.As.,l995.  Este trabajo nos ha resultado sumamente útil para reflexionar sobre la constitución del género literario novela histórica y para plantear cómo se ubican los textos elegidos en relación con esta suerte de genealogía y clasificación que hace Noé Jitrik. Considero que ambas novelas, además de compartir ciertos caracteres propios de esta narrativa ya mencionados en el desarrollo de mi exposición, dibujan un lugar de la enunciación dentro de una teoría cultural que construye un saber desde la periferia. Por ello van más allá de las teorizaciones en torno al género literario para instalar la problemática del género sexual.

 

( 2 )  Winterson, Jeanette,  La pasión, Bs. As. Edit. Sudamericana, 1989.  Pág. 13. Todas las citas consignadas pertenecen a esta edición.

 

( 3 )  Scott, Joan , “ El género: una categoría útil para el análisis histórico “ en   De mujer a género. Teoría, interpretación y práctica feminista en las Ciencias Sociales, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.

 

( 4 ) El travesti subvierte completamente la distinción entre  los espacios psíquico interno y externo y se burla con   eficacia no solo del modelo expresivo del género sino  también de la noción de una identidad genérica  verdadera.”  En Butler, Judith, “ Problemas de los géneros, teoría feminista y discurso psicioanalítico”, en Feminismo / posmodernismo, comp. Linda J. Nicholson, Feminaria Editorial., Bs.As., 1992.

 

( 5 )  de Lauretis, Teresa,   Sujetos excéntricos : la teoría feminista y la conciencia histórica” en   De mujer a género . Teoría, interpretación y práctica feminista en las Ciencias Sociales, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.

 

( 6 )  Demitrópulos, Libertad,  Río de las congojas,  Bs As,  Edit. Sudamericana, 1981.  Todas las citas utilizadas pertenecen a esta edición.

 

( 7 ) En relación con este tema resulta valioso el trabajo de Celia Amorós quien dice lo siguiente :  Siendo  naturaleza en última instancia, la mujer accede al estatuto de la individualidad, estatuto cultural por excelencia: la individualidad requiere un determinado desarrollo de la autoconciencia y un despegue de la inmediatez (...) que no puede lograr la esencia de lo femenino, compacta en un bloque de características genéricas en la que cada uno de sus ejemplares individuales es irrelevante en tanto que tal y carece de entidad en la medida en que no es representación del Género”. Hacia una crítica de la rezón patriarcal, Barcelona, Anthropos, 1985.

 

( 8 ) “El cristianismo es indudablementel la construcción simbólica más refinada en la que la femeneidad , en la medida en que se transparenta y se transparenta sin cesar se restringe a lo maternal.”  Esta afirmación  hecha por J.Kristeva  circula en la novela  en relación con el lugar de abyección en la que se sitúa Ana al  abandonar a su hija. Desde esta perspectiva, Ana sería la no- mujer, la negación de lo femenino.

 

( 9 )  David  Foster  reflexiona sobre este asunto y formula que  Lo homoerótico se fundamenta en una epistemología abierta que repudia las definiciones fijas sobre las que se tensa el patriarcado y sus definiciones de la sexualidad. Fijar la lengua y de ahí fijar el mundo, siempre ha sido el sueño rector del patriarcado, y uno de los impulsos cruciales de lo homoerótico es la subversión de este proyecto en aras de otras maneras de construir una epistemología de la experiencia y la subcategoría que de ella constituye la sexualidad.” Confrontar  Foster, David,  Homoerótica : teoría y aplicaciones, Arizona State University.

BIBLIOGRAFIA

Ainsa, Fernando, Nueva novela histórica y relativización del saber autobiográfico,en Revista “Casa de las Américas” Nro. 202, 1996

Amorós, Celia,  Hacia una crítica de la rezón patriarcal, Barcelona, Anthropos, 1985.

Butler, Judith, Feminismo / posmodernismo , comp. Linda J. Nicholson,   Feminaria edit., Bs.As., 1992.

Demitrópulos, Libertad,  Río de las congojas,  Bs As,  Edit. Sudamericana, 1981

Jitrik, Noé, Historia e imaginación literaria, Bs.As., Editorial Biblos, l995

de Lauretis, Teresa, De mujer a género. Teoría, interpretación y práctica feminista en las Ciencias Sociales, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.

Montero Cartelle,E, De Virgilio a Umberto Eco.La novela histórica latina contemporánea,Madrid, Universidad de Huelva, 1994

Romero Castillo y otros, La novela histórica a finales del siglo XX, Madrid, Visor, 1996

Scott, Joan , De mujer a género. Teoría, interpretación y práctica feminista en las Ciencias Sociales, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.

White, Hayden, Metahistoria, México, Fondo de Cultura Económica, 1993.

Winterson, Jeanette,  La pasión, Bs. As. Edit. Sudamericana, 1989

‹‹‹‹ ÍNDICE

Hosted by www.Geocities.ws

1