La telenovela en Tucumán. Modos de apropiación. Carlés,
Mariana |
El presente trabajo se inscribe en
el marco de una investigación acerca de las representaciones del amor dentro
del género telenovela y los posibles tipos de relaciones que existen entre
estas y las representaciones del amor socialmente establecidas. Esta
investigación, implica tener en cuenta, por lo menos, dos cuestiones. Por un
lado, la telenovela como producto cultural y, por otro, los modos en los que
los sujetos sociales se apropian de ellas. Estas notas pretenden ser el primer
paso hacia un trabajo de campo más extenso y tiene como objetivo delimitar
algunas variables que dirijan la investigación.
No es necesario acudir a estadísticas para aseverar que el género
telenovela en América Latina es una narrativa en auge, cuyo éxito va más allá
de clases, culturas, edades, grupos sociales, etc. Esto nos ubica ante una
enorme producción, proveniente de diversos países latinoamericanos y ante una
enorme audiencia, compuesta por espectadores de diversas comunidades, que
disfrutan y se conmueven con las historias que estos productos nos cuentan.
Ante tanta vastedad y por cuestiones operativas he optado por acotar “las
telenovelas”[i] a una
telenovela, Pasión de Gavilanes[ii],
que se emite, en Tucumán, desde enero del 2005, por canal 8, a las 14:30[iii].
Si tomamos el género telenovela en su evolución podríamos decir que
las primeras ponían mayor énfasis en la temática amorosa y en su tratamiento
melodramático. Hoy en día, sin abandonar el melodrama, este género manifiesta
también otros intertextos y trabaja otras temáticas.
A partir de los años 80 los productores de telenovelas comienzan a
desarrollar un estilo menos sentimental y melodramático, buscando un equilibrio
entre necesidades creativas, las preferencias del público y las exigencias del
mercado extranjero[iv]. El intento
de acaparar una franja cada vez más amplia de espectadores y los cambios que se
pueden intuir en las estructuras de sentimiento de los tradicionales
consumidores, exigen un nuevo verosímil.[v]
Ahora bien, a pesar de una evolución genérica a partir de la inclusión de otras
temáticas, las telenovelas dónde lo importante era lo amoroso nunca
desaparecieron de la pantalla[vi].
Sin embargo pareciera ser que en estos últimos años han comenzado a tener,
nuevamente, la gran adhesión del público y Pasión de gavilanes da cuenta
de ello. En este sentido, un dato importante es que no todos los entrevistados
son asiduos consumidores de telenovela[vii].
De pasión de Gavilanes.
Los tres hermanos Reyes llegan a la hacienda de los Elizondo. El
objetivo: la venganza. El obstáculo: el amor. Uno a uno van cayendo bajo el
hechizo. A Juan y a Norma sólo les bastó con la mirada. A Oscar y Ximena con un
par de encuentros divertidos y una noche en el desierto. A Franco y a Sarita
les llevó más tiempo enamorarse, después de la indiferencia vinieron las peleas
y del odio al amor, ya sabemos, sólo hay un paso. La venganza quedó olvidada.
Los oponentes: La madre de las “niñas”, rígida y conservadora hacendada; los
terceros y las terceras que siempre se interponen. Superados los obstáculos,
casadas ya dos de las parejas, consolidada la tercera todo podría terminar bien.
Pero ahora le toca al amor filial interponerse. Y así continuamos, sin el
ansiado final feliz. Todo gira en torno al amor, en todas sus variables: de
pareja, de madre, de hija. Aquí no hay otros temas que lo opaquen.
Pasión de Gavilanes rescata,
de los orígenes del género (el radioteatro y el melodrama de tradición
europea), la presencia de un relato ahistórico, situado en una nebulosa de
tiempo y espacio, una sociedad preindustrial, rígidamente estratificada y una
construcción bastante maniquea y dicotómica de personajes y situaciones.
Nos encontramos entonces con un lugar sin nombre cuyos habitantes
denominan “la región”, sin centros laborales ni espacios comerciales y si bien
hay elementos que remiten a un hoy como los autos, otros elementos “modernos”
están ausentes (por ejemplo los celulares). En este mundo sin nombre y sin
tiempo, las divisiones de clase están marcadas por la presencia de una relación
cuasi feudal entre patrones y empleados; los lugares de esparcimiento están
socialmente diferenciados –un “club” dónde se reúne la “alta sociedad” y el bar
Alcalá, dónde se divierte el pueblo. No obstante, no están ausentes ciertos
aspectos que alejan a esta producción de aquellas tradicionales, supuestamente
dirigidas a las amas de casa que gozaban de la tranquilidad de la siesta al
ritmo de la telenovela. En primer término la presencia de situaciones
“cómicas”, que según veremos más adelante son percibidas, por algunos
receptores, como paródicas del género y que diluyen la estética melodramática.
Por otro lado nos encontramos con mujeres para quienes lo sexual tiene mucha
importancia, tan distintas de las asexuadas heroínas primitivas. Estas mujeres
tienen relaciones antes de casarse y no a manera de “caída”[viii].
Las tres hermanas tienen relaciones prematrimoniales como algo aceptable y
natural e incluso la conservadora madre declara, sin vergüenza, que tiene buen
sexo con su actual marido. El tratamiento visual de lo sexual también se acerca
a cánones más contemporáneos del género. Fuertes y explícitas escenas se ha
filmado y a pesar de que, según declaraciones de Danna García, una de las
protagonistas, cada país tiene la posibilidad de recortar las escenas más
fuertes, en Argentina se han visto, si no todas, algunas dignas de mencionarse.
Al ser esta una primera aproximación el trabajo de campo presenta
ciertas limitaciones. Los datos obtenidos todavía son escasos, los informantes
componen un grupo bastante irregular (más mujeres que hombres, diversidad de
edades, etc.), factores que dificultan la posibilidad de enunciar
generalizaciones exhaustivas. Sin embargo, es posible establecer algunas
variables que guíen mis próximas investigaciones. La información fue obtenida a
través de dieciséis entrevistas personalizadas[ix]
y de dos entrevistas grupales [x]-
Por cuestiones metodológicas agrupo a mis informantes teniendo en
cuenta variables económicas, de nivel de educación y de nivel de erudición.
Estas agrupaciones sólo tienen como objetivo organizar la información
recopilada hasta que pueda delimitar variables más pertinentes. Diferencio
entonces entre: clase media alta (grupo 1)[xi],
burguesía cultivada o erudita (grupo 2)[xii],
clase media (grupo 3)[xiii],
clase media baja (grupo 4)[xiv]
y, finalmente, clases populares (grupo 5)[xv].
Hay que aclarar que los grupos no están rígidamente delimitados, tanto
a la hora de auto adscribirse como a la hora de interrelacionarse.[xvi]
Para realizar y analizar las entrevistas he considerado, entre otras
cosas, las necesidades que cubre un producto cultural como la telenovela y, en
este sentido, cuáles son las motivaciones, al menos las superficiales, a la
hora de consumirlos; la influencia que las telenovelas tienen en los
comportamientos de los agentes: en la organización del tiempo, en las
relaciones interpersonales y sobre todo en la adquisición de saberes,
conscientes y/o prácticos[xviii]
y la percepción que tienen de ese proceso[xix].
a. ¿Cómo comienzan a ver?
En el horario en que se emite esta telenovela (14:30 hs.), una gran
proporción de los tucumanos se encuentra en su casa y, generalmente, comparte
el almuerzo y la sobremesa con la familia. Efectivamente el 90% de los
entrevistados ve la novela en familia. Este hecho permitió que gente que no es
asidua consumidora de telenovelas terminara atrapado por la historia. Ante la
pregunta ¿porqué empezaste a ver Pasión de gavilanes? comenzaron a
aparecer los primeros síntomas de lo que podemos denominar una necesidad de
justificar la acción de mirar telenovelas. Todos los entrevistados asumen ver
la telenovela[xx] . Algunos
incluso asumen ser asiduos del género pero a la hora de describir las razones
por las que comenzaron a ver Pasión de Gavilanes aparecen frases como
“de casualidad”, “empecé a ver por mi hija”, “porque era la hora de la comida”,
“no había nada mejor que hacer”. Estas razones pueden ser muy válidas, lo
significativo es que antecedan al “porque me gusta” esgrimido con entusiasmo y
naturalidad por los integrantes de las clases populares.
En general todos los entrevistados declararon ver telenovelas por
diversión, para entretenerse, para distenderse, para relajarse. Aquellos que
entran dentro del la variable ilustrada perciben esto como una autoconcesión.
Uno de ellos declaró que una de las cosas que le gustaban de esta novela era su
simpleza “es como un helado de vainilla en medio de una heladería que tiene
gustos mucho más elaborados”. La actitud de justificar la práctica aparece
también en los grupos de clase media baja. Así por ejemplo nos encontramos con
el testimonio de una mujer que declara:
“. hoy
casualmente me mostraban una encuesta sobre los malos ejemplos que da la
televisión. Pero lo bueno que yo veo en este momento y con esta novela es que X
(el marido) se desenchufa de todos los problemas que pueda tener y para mi eso
es muchísimo.”
b.¿Qué
es lo que gusta?
Dos coincidencias que parecieran poner en tela de juicio los grupos
antes delimitados. Todos los hombres, cualquiera sea su pertenencia social,
mencionaron a las mujeres que según una expresión bastante repetida “están
buenísimas”. Cada uno tiene sus preferencias y sobre esto no se puede
establecer ningún tipo de patrón. Todas las mujeres, dijeron “los chicos” y, al
igual que en el caso de los hombres, “sobre gustos no hay nada escrito”.
Algunos /as incluso llegaron a justificar el hecho de ver la novela por tal o
cual actor[xxi].
La segunda coincidencia es que todos remarcaron que la novela es
divertida. Sin embargo, el grupo 2 (burguesía cultivada), adjudica la comicidad
a una actitud paródica del producto. Esta interpretación está hablando de la presencia
de una reflexión de tipo metadiscursiva ausente en otros grupos. Aunque esto no
significa que los únicos que reflexionan son ellos, el tipo de abstracciones a
las que llegan sólo están presentes en este grupo[xxii].
Aparece entonces una variable, que por ahora denominaré de erudición, que
parece ser más operativa a la hora de delimitar posibles modos de apropiación y
que tienen más peso que el nivel adquisitivo o de educación que posea el
agente.
Los caballos, los paisajes, las casas, la ropa. Estas fueron razones
expuestas por una entrevistada que consideré de media-alta y de varios de los
entrevistados de las clases populares. Esto podría invalidar la pertinencia de
la división según una variable económica, sin embargo el tono con que se
enuncian esas razones es diferente en una y en otros[xxiii].
Los datos recogidos todavía son insuficientes para explicar este fenómeno y
establecer patrones.
Teniendo en cuenta la inmediata asociación que se realizan entre el
género telenovela y las historias de amor, llama la atención que, ante la
pregunta explícita sobre qué es lo que gusta, sólo tres personas hayan
contestado los “encuentros románticos”, “las historias de amor”, “Que peleen
por amor”. De todas maneras, algunos datos permiten pensar que esta es otra de
las motivaciones que impulsan a todos los consumidores a sentarse frente al
televisor. Por ejemplo, al momento de realizarse las entrevistas muchos
opinaron que la telenovela les estaba empezando a aburrir. Esta sensación
podría explicarse por el hecho de que las tres parejas protagónicas ya estaban
consolidadas. Los encuentros amorosos ya se habían producido. Así, uno de los
informantes declaró, aludiendo a este tema, “Yo creo que debería haber
terminado hacer rato, hace varias semanas”[xxiv].
c.¿Se
aprende algo?
Como ya he mencionado, la función que, para los entrevistados, cumple
la telenovela es la de entretener, relajar, divertir. En ningún momento
apareció el término “aprender”[xxv].
Sin embargo, la actitud didáctica de algunas telenovelas está dando cuenta de
que este género, por su masivo éxito, es considerado, desde ciertos lugares de
poder, como un espacio apropiado para “educar”. Ahora bien los efectos de esta
intención educativa difieren en cada espectador.
Pensar este asunto implica tener en cuenta la relación que existe
entre ficción y realidad y, en particular, el problema de la influencia que la
primera tiene, o no, sobre la segunda. La bibliografía escrita sobre este
asunto es vasta e incluye opiniones divergentes[xxvi].
Es importante recalcar que cada consumidor establece un parámetro particular
respecto de este tema. María Teresa Quiroz y María Teresa Márquez han marcado
que hay personas que sostienen que nada de lo que se cuenta en una telenovela
puede ser real mientras que otros agentes sí consideran que las historias que
ahí se cuentan pueden repetirse en la realidad y, en este sentido, sostienen
que influyen en sus propias historias de vida[xxvii].
Mis resultados no fueron tan claros. Muchos de mis entrevistados marcaron la
distancia entre Pasión de Gavilanes y la realidad. Términos como “personajes
demasiado estereotipados”, “fantasiosa”, “exagerada”; aparecen en boca de la
mayoría. Sin embargo, a pesar de que podríamos decir que el verosímil
ficcional, en el caso particular de esta telenovela, está bastante alejado del
social, todos los agentes reconocieron que algunas cosas se podían dar en la
realidad[xxviii]
En el caso de Pasión de Gavilanes, se pueden establecer las
siguientes diferencias en las maneras de percibir la relación ficción -
realidad. El grupo ilustrado, aunque acepta que algunas cosas pueden darse en
la realidad, tienden a pensar que esta ficción está bastante alejada de ella[xxix].
El resto de los entrevistados, aunque acepta que hay un alto grado exageración,
tiende a identificar lo que ve con la realidad. Dentro de este grupo hay
gradaciones que van de una menor identificación (identifican algunas
situaciones) a una total identificación[xxx].
La percepción de si se aprende, o no, y de qué es lo que se aprende,
es bastante particular y, en muchas oportunidades, contradictoria. Así por
ejemplo una informante (grupo 5) declaró que nada se aprende “porque hay mucha
fantasía, uno no tiene que creer que las cosas salen tan bonitas como en una
telenovela”. Minutos después, hablando de una telenovela brasilera, Mujeres
apasionadas, mencionó que le había interesado la historia de una profesora
alcohólica porque mostraba que esos hechos podían suceder dentro de un colegio
y que hay que estar más pendiente de los chicos (ella trabaja cuidando chicos).
Algunas telenovelas brasileras, sobretodo en los últimos tiempos, tienen un
marcado tono didáctico[xxxi]:
Es interesante ver que esta informante, lejos de aprender “no se debe tomar
alcohol” o “que hacer en caso de tener algún tipo de contacto con esa
enfermedad”, aprendió que “hay que prestar atención a los hijos”. No siempre se
aprende aquello que desde las instancias de producción se intenta enseñar[xxxii].
Con relación a la intención didáctica, dentro del grupo cultivado
están aquellos a quienes les molesta y aquellos a quienes no y que, incluso,
consideran que es una buena política. No obstante no creen que, en lo personal,
puedan aprender algo. Se nota en estos casos un distanciamiento, que es
explícito, entre su persona y un grupo, en el que no se incluyen, y que
denominan “la gente”.
A diferencia de algunas telenovelas brasileras, Pasión de Gavilanes
no aparenta tener ninguna intención didáctica. Sin embargo, aquellos que
contestaron que sí se aprende de esta telenovela fueron muy claros y explícitos
en sus respuestas. Algunos agentes ilustrados hablaron de un aprendizaje que
deriva de la reflexión que las historias y los personajes generan[xxxiii].
Dentro de los grupos media y popular, algunos entrevistados mencionaron que
rescataban esta telenovela porque enseñaba a tratar mejor a los hijos, a ser
más flexible con ellos y tener en cuenta sus deseos, que mostraba que había que
ser buenos hermanos, etc. En este sentido, interpretan la historia a partir de
ciertos valores morales y familiares. Estas personas rescatan un saber que
ellos ya poseen y que esta narración permite reactualizarlo. Llama la atención
también que las mismas personas aseveraron
que “no había muchas escenas de sexo” y eso estaba bien. Esta opinión
contradice la apreciación de la mayoría de los informantes del grupo ilustrado
que destacan la particular manera de trabajar lo sexual dentro de esta
telenovela. Todas las personas que realizaron sus lecturas a partir de valores
que podemos llamar tradicionales tienen un alto grado de compromiso con el
credo religioso cristiano (católico). Esto me llevó a postular una nueva
variable que incide en las apreciaciones que se realizan: la de las prácticas
religiosas. Esta variable puede estar presente en cualquier agente,
independientemente de su nivel socioeconómico, de su educación o de su
erudición.
Ahora bien, la reacción de una entrevistada del grupo 1, que también
es una católica practicante, fue diferente a la del resto de las personas
atravesadas por esta variable. Ella declaró que aprende a partir del ejemplo
negativo, de “lo que no se debe hacer”. Esto implica que asume que los
comportamientos que en la ficción tienen los personajes son errados [xxxiv].
A su vez aseguró que ella suspende el juicio porque las telenovelas le
divierten. Entonces se puede realizar una distinción entre, por un lado,
aquellos que sabiendo que desde ciertos lugares de saber[xxxv]
se considera que los mensajes de las telenovelas son moralmente nocivos (y
comparten esta idea), realizan un razonamiento que les permite rescatar el
producto sin percibir aquello que entraría en contradicción con sus creencias y
valores. Y, por otro, aquellos que, a pesar de que también la consideran
nociva, simplemente “suspenden el juicio”, se disponen a disfrutar de la
historia y son conscientes de esta operación.
Sobre el amor. Sólo un grupo de las clases populares contestó,
directamente que las telenovelas enseñan “el amor”: “a veces los chicos no
saben cómo conquistar a una chica entonces viendo novelas aprenden”. En los
otros grupos coexisten ideas contradictorias: las historias de amor de las
telenovelas son exageradas pero pueden pasar y que, en consecuencia, generan
determinadas expectativas que a veces se cumplen, a veces no[xxxvi]:
Si los
productos culturales, como sostiene Raymond Williams, tienen un carácter activo
en la producción de hábitos, formas de vida e ideologías sociales, entonces
podemos coincidir con Martín Barbero y pensar que las telenovelas son lugares
propicios para “tomar el pulso” de los cambios concretos producidos en
determinadas prácticas sociales. En este sentido, el hecho de que una
telenovela que se construye con tantos elementos tradicionales del género,
mantenga innovaciones en cuanto al tratamiento de las historias de amor y de lo
sexual, está hablando de las transformaciones que, efectivamente, se han producido
en las prácticas amorosas y sexuales. Es interesante notar el hecho de que las
relaciones prematrimoniales se perciben como algo natural, tanto por los
personajes como por los telespectadores. El tratamiento de lo sexual, como
hemos visto, despierta lecturas contradictorias (algunos no ven su presencia)
pero ni siquiera aquellos que están atravesados por lo que aquí denominé
variable de la práctica religiosa han cuestionado la presencia de esta práctica
en la telenovela[xxxvii]. Esto
podría estar mostrando una transformación en lo que, siguiendo a Williams,
denomino las estructuras de sentimiento y que modifican las prácticas del
cortejo amoroso. La naturalidad con la que se toma este hecho, era impensable
años atrás, tanto en las telenovelas, donde sólo se les perdonaba a las
heroínas una sola caída, como en la vida cotidiana.
Algunas conclusiones.
Hasta
aquí entonces podemos realizar algunas generalizaciones. En primer lugar, que
todos los agentes destacan la apariencia física de los actores y actrices y la
percepción de elementos humorísticos, aunque a partir de diferentes tamices,
como elementos que los llevan al consumo. En este sentido podríamos pensar que
la inclusión de diferentes tipos físicos y el particular tratamiento de lo
cómico es un factor que incide en el éxito de la telenovela.
En
segundo lugar, se pudo notar que existe, en todos los agentes que alcanzan
cierto nivel educativo, la necesidad de justificar su práctica de consumidor a
partir de razones que van más allá del simple gusto. El grupo de los agentes
“cultivados” tiende a realizar reflexiones metadiscursivas que otorgan otra
función a la práctica, mientras que los que no pertenecen a este grupo buscan
motivos funcionales como la necesidad de descanso.
Por
último, destaco la aparición de dos variables que tendrían más relevancia a la
hora de delimitar maneras de apropiación y que pueden trazar nuevos caminos en
mi investigación: por un lado, el grado de erudición, que no necesariamente
está relacionado con factores económicos y de nivel de educación. Y, por otro,
la incidencia del grado de compromisos ante las prácticas religiosas. Aunque
nada lleva a pensar que estas dos variables son opuestas, todavía no encontré
ningún agente en el que coexistan.
Notas.
[i] En Latinoamérica el término telenovela abarca a un corpus de relatos tan vasto y diverso que coincido con Nora Mazziotti cuando sostiene que es más adecuado hablar de telenovelas latinoamericanas. (en Mazziotti, Nora (comp.): 1993.)
[ii] Esta telenovela es una coproducción de Telemundo (EE.UU), Caracol y RTI Colombia, realizada para la comunidad hispana de EE.UU. pero que se ha distribuido en diversas partes del mundo con un éxito que para muchos es inexplicable
[iii] La elección fue motivada
por el gran éxito de audiencia. El hecho de que yo también la consuma me
permitió tener un acceso más fluido con los encuestados.
[iv] Quiroz, María Teresa en Mazziotti, Nora (comp.): 1993.
[v] Si pensamos en las mujeres
de la mayor parte de las telenovelas de los últimos años, veremos que dejaron
de ser “Estrellita, mi pobre campesina”, mujeres sufridas, engañadas, delicadas
y dulces. Y pasaron a ser mujeres aguerridas, luchadoras, emprendedoras,
exitosas. La Gaviota, Perla Negra, Antonella, Betty (la fea), entre muchas, son
personajes que rompieron con ciertos moldes del género. Sin embargo el cambio
no es total. A pesar de la presencia de estos personajes femeninos que muestran
una imagen coherente con el nuevo rol social de la mujer, todavía perduran
ciertos valores tradicionales.
[vi] Corazón Salvaje, Amor real, por nombrar sólo algunas.
[vii] Esto aumenta el
desconcierto ante el éxito de esta telenovela ya que, generalmente, la
bibliografía explica la incorporación de nuevos consumidores, sobre todo
masculinos, a la innovación temática y estética que sufrió el género en los
últimos años. Cabe destacar que, la mayoría de los entrevistados no asiduos al
género son hombres.
[viii] Nada deja más claro esto que la escena en que Gabriela, la madre, azota a Sarita, la mayor de sus hijas, después de encontrarla en una comprometida situación con Franco –el menor de los Reyes-, mientras dice “y no te estoy golpeando porque te entregaste, sino porque te entregaste a un Reyes”.
[ix] Doce mujeres entre 11 y 52 años y cuatro varones entre 24 y 49 años.
[x] Dieciséis alumnos de 8 EGB
(nueve mujeres y siete varones entre12
y 16 años.), y veinte de 9 EGB (doce mujeres y ocho varones. Edad promedio 15
años, una estudiante de 21), de una escuela de Los Ralos, Provincia de Tucumán.
[xi] Aquella en la que se
autoadscriben las personas que, independientemente de su poder adquisitivo,
tienen consciencia de pertenecer a lo que fueron las familias tradicionales de
la provincia de Tucumán. Más allá del nivel de estudio o de su erudición, estas
personas suelen pensarse como poseedores de un capital simbólico (“clase”,
“cultura”), otorgado por el nacimiento.
[xii] Integrada por personas que poseen un poder adquisitivo medio, probablemente similar y en ocasiones mayor al del grupo 1, pero que no se autoadscriben a este sector. Han tenido acceso a altos estudios y tienen consciencia de que sus conocimientos y su erudición se constituye en un capital simbólico (“saber erudito”- “información”), que fue adquirido gracias al esfuerzo y no al nacimiento.
[xiii] La diferencia entre este
grupo y el anterior no es claramente delimitable. Ni el poder adquisitivo, ni
el grado de educación (la mayoría está en condiciones de obtener títulos de
grado) los diferencia. Esta se podría explicar por la variable de erudición.
[xiv] La diferencia en este caso
está en la variable económica. Este grupo posee un poder adquisitivo inferior a
los otros tres grupos delimitados. Sin embargo, con mucho esfuerzo, todavía
tiene la posibilidad de acceder a una educación superior. Esto significa que es
posible encontrar, dentro de este grupo, gente que tenga el mismo nivel de
educación y/o erudición que los dos grupos anteriores sin por ello dejar de
notar la diferencia económica lo que, es posible, genere ciertas prácticas que
difieran con aquellos.
[xv] Aquí la variable económica
tiene incidencia directa sobre la variable de educación y de erudición. Este
grupo está formado por sujetos de bajo poder adquisitivo y, como consecuencias,
están imposibilitados para acceder a estudios superiores e incluso a estudios
secundarios. Sobre este grupo sería posible también hacer diversas
subdivisiones, pero no es el objetivo del trabajo y me limito a establecer las
que, me parece, pueden llegar a ser operativas.
[xvi] Por ejemplo, no porque una persona se piense de clase media alta va a dejar de valorar el capital simbólico que la erudición otorga. En este sentido, en muchas de sus prácticas se podrá percibir una auto adscripción al grupo que aquí denominé burguesía intelectual, sin dejar de sentir que viene de una familia tradicional y que por eso posee ciertos rasgos identitarios.
[xvii] Soy consciente de que las respuestas siempre están condicionadas por varios factores, entre otros se pueden mencionar el tipo de preguntas, el lugar en el que se realizan las entrevistas (casas particulares, oficinas, aulas, lugares de trabajo); la forma en que se realizan (individual o grupalmente), etc. Además, tengo presente que la situación de “entrevistador-entrevistado” siempre trae aparejada la sensación de estar siendo observado, hecho que muchas veces inhibe y muchas otras generan poca naturalidad en las respuestas. El hecho de que yo fuera una consumidora de Pasión de Gavilanes, me permitió, en algunos casos, tener un acercamiento más familiar y en este sentido una actitud más relajada del entrevistado.
[xviii] Por saberes conscientes entiendo a aquellos procesos mentales de los que el agente puede hablar. Este saber no necesariamente coincide con el saber práctico que estaría constituido por el conjunto de factores psíquicos que subyacen a cualquier acción humana y que explican el curso y la naturaleza de esa acción.
[xix] Soy consciente de que no
existe una relación de correspondencia exacta entre los saberes prácticos y los
conscientes de los agentes, es decir entre lo que dicen que hacen y lo que
verdaderamente hacen, pero por ahora no tengo más que la palabra para sostener
mis aseveraciones.
[xx] Sólo una informante me dijo, medio en broma ¿medio en serio? “yo veo telenovelas, me gustan, pero no le digas a nadie”
[xxi] Dentro de la bibliografía que incluye el análisis de la recepción de la telenovela se encuentran trabajos como el de María Teresa Quiroz y María Teresa Márquez que ponen el énfasis en una distinción de grupos a partir de una variable económica y establecen diferente modos de apropiación según se pertenezca a la alta, media o baja posición. Entre otras cosas notan que las mujeres de sectores populares suelen declarar su atracción por el atractivo físico de los artistas. Como he señalado, no obtuve los mismos resultados ya que esta es una motivación que todos mis entrevistados (algunos con más énfasis que otros) tienen.
[xxii] El tipo de análisis que realizan incluye búsquedas de mensajes ideológicos, análisis de las funciones que tienen los personajes dentro de las tramas, apreciaciones estéticas a partir de saberes académicos, etc. Por ejemplo, uno de los entrevistados sostuvo que “la novela no tiene éxito si no actúa sobre ciertos supuestos inconscientes o sobre cosas así, como ser, el vínculo este de protección, de mutua protección pero bien claro el nivel social en que está uno y el otro y el poder. Eso me parece que es algo que de alguna forma está muy latente en Latinoamérica. Es decir, que hay alguien que puede cuidar de uno idealmente. Una especie de ideal que se sabe que no es ....que uno no confía demasiado en las instituciones y sin embargo, un vínculo así tan feudal puede llegar a funcionar. Que se yo. La novela no es que proponga otro modelo sino que es un modelo que está en la cabeza de la gente.”
[xxiii] Cabría entonces preguntarse
si la diferencia estaría dada por cuestiones de clase y, si es así, analizar el
porqué de la similitud (¿identificación de clase en el primer caso y deseo del
segundo?). También podría suceder que esta similitud responda sólo a
experiencias de vida que nada tienen que ver con la clase (el marido de la
mujer de clase alta es agrotécnico y trabaja en el campo y los entrevistados
del grupo cinco que esgrimieron esas razones viven o han vivido en el campo).
[xxiv] Por otro lado, en varias
oportunidades apareció la idea de que, al principio, en esta novela, a
diferencia de otras, pasaban muchas cosas, que no daba “tantas vueltas” y que
eso había cambiado. Cuando comenzó la novela se emitía por el lapso de dos
horas y es difícil que “nada” pase si uno está dos horas frente al televisor.
Justo unas semanas antes de que yo comenzara mis entrevistas la emisión se
redujo a una hora Es probable que la combinación de los dos factores haya
generado esa sensación de aburrimiento.
[xxv] Es posible que las respuestas que dieron mis informantes, cuando pregunté si creían que podían aprender algo, hayan sido forzadas por la situación de “entrevistado-entrevistador”.
[xxvi] Con respecto a la telenovela algunas autoras, como Jean Sargues, sostienen que son el ejemplo más expresivo de producto canalizador de la ideología que oprime y discrimina a la mujer. Otras, como Ruth Cardoso, afirman que tienen una función importante en los cambios del papel de la mujer ya que, en sus relatos, aparecen nuevas imágenes femeninas que muestran a mujeres en conflicto, deseosas de liberarse de la opresión masculina. (Fadul, Ana María. “La telenovela brasileña y la búsqueda de la identidad nacional.” En Mazziotti, Nora (comp.): 1993.
[xxvii] María Teresa Quiroz - María Teresa Márquez, en Verón, Eliseo y Lucrecia Escudero Chauvel (comp.): 1997.
[xxviii] Por ejemplo: “que alguien
se case por interés como Fernando”, “la historia de Ruth” (hija de una empleada
doméstica de los Elizondo, que fue entregada en adopción), etc.
[xxix] Unos de los entrevistados recalcó que el alto grado de polarización (dicotómica) de los personajes ayuda a crear un mayor nivel de ficcionalización, y aseveró “es como un sueño”.
[xxx] Por ejemplo, uno de los
entrevistados del grupo 4 creía que la novela transcurría en algún lugar real
de Latinoamérica, no sabía cuál pero lo asociaba con México, y cuando le
pregunté si creía que Pasión de gavilanes podía enseñarle algo contestó, sin
dudar, “a conocer otras costumbres, otra cultura”. Así mismo, los niños de la
escuela rural sostuvieron, en relación con las telenovelas en general, que lo
que sucedía en la pantalla no era parecido a sus vidas pero que en algún lugar
las cosas eran así.
[xxxi] Tocan temas como las adicciones, enfermedades terminales, la violencia, etc., con el ánimo de brindar información que ayude a la prevención.
[xxxii] De todos los entrevistados
de las clases populares sólo una niña de 15 años, declaró haber aprendido sobre
las enfermedades y que no hay que tomar.
[xxxiii] Asumen esta actitud no sólo
con respecto a la telenovela. Todos los productos culturales (cine, teatro,
música) los lleva a volver sobre el objeto y a reflexionar sobre sus propias
vidas.
[xxxiv]Alude sobre todo a las conductas sexuales de las heroínas respecto de las relaciones prematrimoniales
[xxxv] Instituciones religiosas, educativas, etc.
[xxxvi] Un agente del grupo
cultivado dijo “Me parece que el efecto sobre mi es medio así, tipo Madame
Bovary, tipo ay, que lindo, que cosa que, en realidad hace que uno espere cosas
que no pueden llegar a pasar, que uno se desilusione un poco de la vida real.
Creo que para eso sirven quizá las novelas.”
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