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Comentario del recopilador
El recopilador no está de acuerdo con el uso de fondos
del estado para la predicación de ninguna religión en las cárceles,
pero no por las razones que se esgrimen aquí. La abrumadora mayoría
de los capellanes carcelarios y militares, tanto en Estados Unidos como en el
resto de Occidente, son cristianos, y reciben un pago del estado por sus servicios
(o así debería ser si están trabajando, como cualquier otro).
Los contribuyentes y políticos norteamericanos que se oponen a la designación
por ser pagada con fondos estatales deberían pensarlo mejor, porque la
expansión de su propia religión entre un público literalmente
cautivo (y psicológicamente vulnerable) depende del permiso del estado
y de su asignación monetaria.
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Una bruja, capellán de una cárcel en Wisconsin (EE.UU.)
MOUNT HOREB, 11 enero 2002 (ZENIT.org).-
El último capellán de prisiones nombrado en el Estado de Wisconsin
(EE.UU.) es la reverenda Jamyi Witch. Como revela su nombre, Witch es precisamente
una bruja o sacerdotisa de Wicca.
En Wisconsin, el culto neopagano es una religión reconocida oficialmente,
igual que el catolicismo o el Islam. Otros Estados, como California, permiten
la presencia de «brujas» en las cárceles, pero sólo
como voluntarios.
El mes pasado se convirtió en la primera «sacerdotisa» de
Wicca en Estados Unidos que trabaja como capellán a tiempo completo en
una prisión estatal.
Su nombramiento ha puesto a algunos contribuyentes en dificultad. Un representante
estatal está dirigiendo una campaña para retirar la financiación
del salario anual de 32.500 dólares de Witch. Otros dos legisladores se
han unido a él en su indignación. Uno de ellos ha calificado el
nombramiento de Witch como «moralmente peligroso».
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