Poesía de Conchita Hinojosa




MARÍA CONCEPCIÓN HINOJOSA AMARO.- Poeta nacida en H. Matamoros, Tamaulipas, el 19 de octubre de 1959. Es profesora de Educación Básica, Media y Licenciada en Derecho. Exquisita declamadora, actriz, ex presidenta del Ateneo Literario José Arrese de Matamoros al que pertenece desde 1991. Ha participado en diversas representaciones teatrales, entre las que destaca su caracterización en "La casa de Bernarda Alba", dirigida por la maestra Carolina Cisneros. Escritora cuya obra aparece en el libro Novosantanderino de la Universidad de Texas en Brownsville, en la Red Mundial y en los libros Matamoros Poético editados por el mismo Ateneo Literario desde 1992, además de haber sido antologada por el escritor tamaulipeco Ramón Durón Ruiz en el libro Poetas de Ayer y Hoy en Tamaulipas.



** Blog de Conchita Hinojosa.



DESNUDA

Desnuda,
desnuda de oscuras máscaras,
desnuda para el tacto
                      de tus manos,
para que percibas la ofrenda que soy,
simple como la flor
                      en tierra árida.

Desnuda para tus ojos,
para tu voz áspera
                      soy desnuda,
desnuda como la luz suelta
               sin pudor en las aguas marinas.

Desnuda para tu lengua,
para que muerdas los ángulos
                                   de mi alma,
para que duermas
                   con placidez
entre los senos de mi casa pálida.

Desnuda, desnuda de oscuras
                                    máscaras.




SUEÑOS DE LUNA

Cuando caiga la luna,
sorpréndeme con hilos de plata entre tus manos,
escóndeme bajo las pirámides de Egipto,
ocúltame bajo el verde de los árboles;
dibuja mi nombre con letras de hule espuma
y disípalos en tu vientre de roca.

Cuando caiga la luna
y las sombras  abracen nuestro aliento
sáciate en el azul de mis aguas;
consúmete en el rojo de mi sangre ancestral
y alcancemos nuestra segunda comunión
    común unión
       unión de dos.

Cuando suba la luna
digámonos adiós,
busquémonos en las claras alas del viento,
aguardémonos en las márgenes del Río Nilo
para recrear la lengua árabe que nos consume.




DÉJAME SER

Déjame recorrer la profundidad de tu océano,
para disfrutar de tus aguas
que saciarán mis rincones ya secos.

Déjame tan sólo un instante
anclar en tu puerto,
y deleitarme de tu viento
y calmar este torrente ardiente
que se consume en mis playas.

Déjame ser flor marina
enredada entre tus manos recias,
para nutrirme, nutrirnos
de la savia emanada de nuestra pasión.

Déjame ser gaviota peregrina
que se pose en el mástil de tu embarcación,
y descansar ahí, mi cuerpo con sabor
a mar, a arena.

Déjame  ser… sólo déjame ser.




BREVEDAD


Un minuto…                     sólo un minuto pido

                     para decirte lo que siento y pienso;

un minuto sólo…             y sé que bastará

para que tú y yo,

                                          yo y tú,

         nos conquistemos en la entrega

                        de un abrazo ardiente y calmar así
                            
esta pasión avasalladora que nos abrasa.


                                       Sólo un minuto te pido…
                                                                           después ya Dios dirá.




MARINO

Eres brisa golpeando mi faz
                     desnuda de caricias y besos.

                     Eres viento de huracán
arrebatándome suspiros,
rocío mojando mi piel con sed de ti.

Eres aliciente que calma mi desierto íntimo,
               cálido embrujo,
                                     susurro de mar.

         Eres estrépito, aletear de águila.

Eres simplemente así…
                             viento,
                      oleaje,
          tempestad.

Y entre el ser y el no ser,
todo tú
                      callaste voz,
caricias,
                        suspiros,
                                                 besos.




OCTUBRE DE LUNA

Dicen que las lunas de octubre
son las más hermosas
y que en sus sedosos brazos
te acurruca.
Dicen que las lunas de octubre
te envuelven místicamente
y te hacen estremecer de placer
y de exquisita sensibilidad.
Y aunque el corazón está vacío,
solitario,
está embrujado por los destellos
de sus rayos;
y espera, espera, espera...




CALLA

Calla, no pasa nada,
fue sólo un gemido
que brotó del alma.

Calla, no pasa nada,
fue sólo el murmullo
de un sollozo,
ahogándose en el pecho.

Calla, no pasa nada,
fue el viento travieso
que secó mis lágrimas
para que no las vieses.

Calla, no pasa nada,
es solamente
la antigua costumbre
de querer reposar
mi cabeza en tu hombro
y sé que no debo
porque hoy...
ya no eres mío.




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