Poesía de Baltazar Cordero Tamez

BALTAZAR CORDERO TAMEZ.- Nace en Matamoros, Tamaulipas. Ingeniero Químico por la UANL quien presta sus servicios profesionales como catedrático en la UAT. Es Consultor de Seguridad en la empresa Dupont de México S. A. de C. V. Colaboró en el Suplemento Dominical del periódico El Bravo de Matamoros. Ex presidente del Ateneo Literario José Arrese en el período 1991-1992. Su obra aparece en Matamoros Poético desde 1987, además de haber publicado Paréntesis (1994), Rojo veneno (con Alfredo Ávalos, 1996), Poemas para un domingo (1999), Los personajes (2001) y Del amor y otras tragedias (2002).





OTRA VEZ ES JUNIO

Y hace luna todavía.
Aún recojo los cristales
de mis ojos embrujados
ansiando un apretón de manos
para seguir,
para hacer brotar de nuevo
la espiga fértil de espíritu,
tratando de sembrar
sobre el asfalto
tóxico y asfixiante
de los caminos
que rememoran tus andares.
Harto de resumir
como una síntesis de mis conflictos
que debieron desaparecer
al ver tus ojos
porque no eras
para mi simetría.
Otra vez es junio y hace luna
haciendo más intenso
el destello de un coleóptero
salido de un verso
al son del raro ritmo
de un canto marino
que no correspondía.
Pero cesa la cascada
resbalante sobre las pupilas
implorando el rayo de la tempestad
que grite,
que se desprenda del relámpago
para buscar otra luz.
Mañana,
ya mañana buscaré el abrazo,
la mirada franca
la sonrisa pura
Pero ahora,
otra vez es junio
y hace la luna,
todavía.




NAUFRAGIO

Si llegara la noche
antes de que se retire el día
pretendiendo ahogar en sangre
lo que está escrito para ti,
abre la luz del alma
para terminar su naufragio,
busca la luz del faro
que tu barca ha de encontrar
en los nuevos instantes,
con los viejos amigos
y en las miradas de los demás
tendrás que reconocer
una nueva razón para quererte,
la mejor razón para vivir.




CANCIÓN DE MAR, CANCIÓN DE AMOR

¡Y cómo no cantarle al mar
si todos mis suspiros
se engendraron en sus olas!,
agua de sal que vivifica,
aunque en su arrullo esconda
el desatino de un amanecer.

¡Cómo no decirle al alma
que le cante a sus arenas!,
nido eterno de mis pudores
bañado por la bruma de un crepúsculo
de colores sin fin,
inspiración perenne del poeta
que vierte su lumen
en pro de los olvidos y las ansias.
En aras de la esperanza
cuya bandera saluda al viento,
entre tormenta o quietud,
entre besos y dolores
acrisolados en sus playas.

¡Cómo no entonar una canción!,
con lenguaje marino
de tonos altos y menores
a pesar de la discordia
que alguna vez pisó la plataforma
de sal y congoja,
lastimando en los ayeres
pintados en la arena
que no se miran más.

¡Cómo discrepar de sus misterios!,
cómo negar la magia derramada,
cómo ocultar el milagro
que me mantiene con vida
después de tantas muertes
en el alma
si en cada gota de su lecho,
si en cada grano de su arena,
si en cada ráfaga de viento
que se lleva mis enigmas
en un nombre de mujer,
se encierra la promesa golondrina
de volver cada mañana,
para llover entre sus playas,
haciéndome entonar
una canción de siempre,
una canción de Amor.




VOLVER

Treinta años junto al Mar
escribían su pasado,
tantas lunas, bien pensado,
¡ya se iba a jubilar!

Entre olas y aventuras
se dio tiempo en el amor,
mezcló energía y candor
en sus hijas, ¡qué hermosura...!

Era tiempo del retorno
a la casa familiar,
una se iba a graduar
para su orgullo, un adorno.

El viaje, todo planeado
tras la celebración,
lista su liberación,
todo se lo habían sellado.

Era su último día
de labores de marino,
mas el ingrato destino
otra historia le escondía.

Un derrame cerebral
sepultó sus ilusiones,
no valieron atenciones
del doctor ni del hospital.

Por la carretera llora
mientras la carroza avanza,
el desvelo no le cansa
ni da cuenta de las horas.

Ha regresado el marino
pero solo trae dolor,
le reciben con amor
tras el fúnebre camino.

Se ha despedido del Mar
y a Matamoros regresa,
toda la familia reza
diluyendo su pesar.

Ya no habrá blanco uniforme,
sólo una sangrante herida,
en el mar quedó su vida
el sufrimiento es enorme.

Todo ha concluido ya,
busca la resignación
le grita al cielo: ¡traición!
Y mi hija: ¿Dónde está?

De frente a la Playa Bagdad
recibe consolación
contestando la oración
¡Hágase tu voluntad!




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