DILE LO QUE PIENSAS

Caemos muchas veces en el error de no expresar con sinceridad
nuestros sentimientos a la persona que queremos por miedo
a que se malinterpreten o por no parecer d�biles,
y lo que conseguimos es crear un vac�o en nuestra relaci�n.

Si tuviera que definir una palabra m�gica para que una pareja funcione, sin duda ser�a LIBERTAD con may�sculas, querer a una persona no es poseerla, cercarla o pretender que sea un a�adido de nosotros mismos. Las parejas que mejor se llevan o que m�s tiempo duran son aquellas que han aprendido a dejar un espacio libre entre ambos. No es f�cil llegar a este punto sin fricciones ni problemas pero vale la pena intentarlo.

En esa libertad, est� la de discutir sobre diferentes temas y exponer lo que nos gusta o deseamos de nuestra pareja, pero �cuidado!, en la expresi�n de ese deseo o necesidad no debemos traspasar una l�nea que la convierta en una orden, porque ah� estar�amos vulnerando la libertad del otro de negarse por los motivos que sean, tan v�lidos y respetables como los nuestros.

Hay que aprender a llegar a un equilibrio entre lo que damos y recibimos, ninguno de los dos debe sentirse en una situaci�n de subordinaci�n ni de demasiado halago por parte del otro porque ah� se cae en una desproporci�n que acaba suponiendo una carga, distinta en cada caso, pero una carga al fin y al cabo que no deja disfrutar de la relaci�n plenamente.

Es bueno enfadarse de vez en cuando, liberarnos de toda la rabia que sentimos hacia una situaci�n o hacia nuestra pareja cuando no se comporta como queremos o esperamos de ella. Una liberaci�n controlada de nuestros sentimientos no es negativa, al contrario, pero debemos siempre controlar esas descargas. Si podemos exteriorizar todo aquello que nos perturba o nos molesta, seguramente podremos arreglarlo con m�s facilidad s�lo porque lo compartimos. Y despu�s de un enfado, de una situaci�n tensa donde hemos descargado adrenalina, nuestro cuerpo es capaz de relajarse y de escuchar o analizar el origen de ese enfado.

Muchas parejas contin�an juntos muchos a�os por dejadez, costumbre o por dependencia y se hacen mayores sin comprenderse, sin quererse realmente. Cuando uno se da cuenta de que esto est� ocurriendo hay tomar las riendas y ser capaz de afrontarlo, no basta con castigar al otro con enfados continuos o con agresiones indirectas como olvidar fechas importante, no prestar la debida atenci�n cuando nos habla o incluso no queriendo practicar sexo. Con esta actitud nos castigamos a nosotros mismos con la infelicidad de compartir nuestra vida con alguien a quien no comprendemos ni nos comprende.

Llegados a este �ltimo punto, si no nos decidimos a abandonar nuestra vida ni a la persona con quien estamos, es imprescindible buscar ayuda fuera y esta ayuda consistir� en ayuda profesional de psic�logos especializados en temas de pareja que puedan encauzar el problema y tratar de dar una soluci�n.

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