LOCURA Y PSIQUIATRÍA, LOS EXTREMOS SE TOCAN El psiquiatra, como el pez en una pecera, todo lo interpreta desde el punto de vista de su pequeño y estrecho mundo, resultándole imposible siquiera aceptar, como el loco, que puede estar equivocado. L. RONALD HUBBARD "Tú puedes reconocer una barbarie por sus curanderos y su concepto de la mente de otro hombre. En esta sociedad el psiquiatra cree sinceramente que el hombre es un animal sin alma o esperanza y, siguiendo a Pavlov y otras enseñanzas similares, que el hombre trabaja solamente por el premio como cualquier otro perro. Éstas son las marcas de la barbarie. El odio es divinizado por encima del amor, el freno para una acción es mejor que una comunicación, la alucinación es más deseable que la verdad". La Psiquiatría, al ignorar el origen de los trastornos mentales y la tecnología para curarlos, descubiertos por L. Ronald Hubbard, utiliza el castigo físico para suprimir la voluntad del individuo hasta transformarlo en alguien dócil, algo así como un mono amaestrado. Quien ha tenido la desgracia de concurrir a alguna institución manicomial para visitar a algún familiar habrá podido comprobar la docilidad de los internos... ¡gracias a los cócteles químicos que obligada y diariamente tienen que tomar! Si no lo hacen, obviamente les aplican terribles castigos físicos. YO ACUSO A LA PSIQUIATRÍA POR HORACIO VELMONT Es inconcebible que a estas alturas, ya bien entrado el Tercer Milenio, aún la Psiquiatría siga siendo considerada como la “ciencia de la mente”, cuando ni siquiera conoce los descubrimientos definitivos de L. Ronald Hubbard sobre el mecanismo mental y el verdadero origen de la aberración del hombre: la mente reactiva y sus engramas. La Psiquiatría considera a la mente analítica o mente consciente como la causa de todos los trastornos mentales, cuando en realidad esta mente es completamente inocente de todo lo que se le ha atribuido. Hubbard, en su libro “Dianética infantil”(editado en 1951), pág. 17, dice al respecto: “Durante siglos, tanto científicos como filósofos han estudiado las formas del pensamiento humano. Mientras más estudiaban, mayor era su seguridad de que poseemos el instrumento más complejo y desafiante que se haya concebido: la mente. A partir del advenimiento de Dianética sabemos que, a lo que ellos se referían, es a la mente analítica. Sin embargo, el describir el comportamiento de la mente no hace que sus estados sean menos desconcertantes. Nuestro conocimiento sobre el funcionamiento real que se lleva a cabo cuando pensamos, continúa siendo, en el mejor de los casos, aproximado. Existían mucho aspectos inexplicables, estímulos desconocidos y factores innumerables, hasta que se aplicó la teoría de Dianética. Después de doce años de experimentación, Dianética demostró que el obstáculo reside en el hecho de que también poseemos otra mente, la mente reactiva [1], la cual tiene mucha mayor fuerza y compulsión sobre nosotros que la llamada mente analítica. De hecho, cuando entra en acción, la mente reactiva nos molesta y nos confunde a través de toda nuestra vida. Al igual que la mente analítica, la mente reactiva es una función mental. Es una especie de función primitiva; es un mecanismo de supervivencia violento y nocivo para los organismos vivos. Pero el problema con la mente reactiva es que no analiza, no interpreta, no evalúa las circunstancias, sino que sólo reacciona automáticamente ante un estímulo determinado. La mente reactiva “piensa” únicamente en términos de identidades y semejanzas, al contrario de la mente analítica, que piensa solamente en semejanzas y diferencias. La mente reactiva es estrictamente una mente literal que responde en forma de defensa cada vez que algo le “recuerda” un incidente doloroso semejante (no es necesario que sea idéntico). La mente animal es un buen ejemplo del funcionamiento de la mente reactiva, ya que los animales con casi puramente reactivos. Supongamos que una cabra se encuentra a la sombra de un árbol pastando tranquilamente, confiada en que ningún peligro la acecha. De repente, una gran serpiente baja por detrás y la espanta, es decir amenaza su supervivencia. El terror hará que sus escasas facultades analíticas se atenúen o que estén parcialmente inconscientes, y su indomable mente reactiva se hará cargo, dirigiendo al organismo hacia la supervivencia de una forma que se deriva del éxito pasado para sobrevivir en situaciones de gran peligro. Las impresiones que se recibieron en el momento de gran peligro y terror se registran y se archivan para un uso futuro de supervivencia. Así, en la mente de la cabra se asociará ese árbol, y otros que se le parezcan con la amenaza de la serpiente. Cada vez que la cabra vea el árbol, el registro del incidente hará que escape asustada sintiendo el dolor de la muerte, ya que para la mente reactiva, dolor -inherentemente-, significa muerte, y placer significa supervivencia. Sin embargo, para los seres humanos civilizados, la mente reactiva se ha convertido en un parásito sobre el comportamiento racional. Es el quiste maligno que obstruye el funcionamiento correcto de la mente analítica, es la raíz de todas nuestras enfermedades psicosomáticas, y la barrera que nos impide alcanzar lo óptimo de nuestra capacidad de pensar y lo óptimo de nuestras aspiraciones. Son asombrosas las presiones tan poderosas que la mente reactiva puede ejercer sobre un individuo para hacerlo obedecer sus órdenes. A pesar de que se supone que es un ayudante para la supervivencia, no puede analizar y conocer diferencias entre las cosas. Entonces, si mientras alguien hacía un intento torpe por ordeñar a una vaca pinta y ella lo pateó y le causó dolor, de allí en adelante todas las vacas pintas se convertirán para él en criaturas odiosas, y todas las pasturas asoleadas reestimularán la inconsciencia. Inclusive, él reexperimentará el dolor de esa patada cada vez que se restimule. Por supuesto que esto no tiene sentido, pero ésta es la forma en que funciona la mente reactiva; no puede tener un juicio de las cosas. Inclusive, por medio de Dianética, hemos descubierto que cientos de otras enfermedades psicosomáticas [2] se imponen sobre el cuerpo humano exactamente de esta forma tan ridícula”. La mente reactiva es un tipo de archivo donde se almacenan los incidentes desagradables que nos suceden a lo largo de nuestra existencia, incluso desde antes del nacimiento, y abarcando también las vidas pasadas. En este archivo solamente se almacenan aquellas cosas que nos ocurrieron mientras nos encontrábamos inconscientes o con dolor, físico (por ejemplo, la caída de una escalera) o emocional (la muerte de un ser querido). Las cosas que nos suceden que no contienen dolor ni inconsciencia, se archivan en los bancos de recuerdos de la mente analítica. Las cosas que nos suceden que contienen dolor e inconsciencia, se archivan en los bancos de engramas de la mente reactiva. La diferencia entre un recuerdo y un engrama es que un recuerdo es experiencia no impuesta y no aberra, y en cambio el engrama es experiencia impuesta y aberra. El recuerdo está al alcance de la conciencia y por el contrario el engrama no. Y ésta es la razón de que aberre. ¿Qué es lo que mantiene a un incidente engrámico, como la caída de una escalera, en el archivo de la mente reactiva? Pues el dolor: los bancos de recuerdos de la mente analítica no contienen dolor de ningún tipo. A tal punto es esto cierto que un engrama al que se le elimine el dolor se desprende inevitablemente del archivo de la mente reactiva y automáticamente se traslada al archivo de recuerdos de la mente analítica, en cuyo caso ya no es aberrativo pues forma parte de la memoria normal de la mente consciente. Precisamente, la tecnología desarrollada por Hubbard parte de esta idea de eliminar el dolor de un incidente doloroso para que en lugar de formar parte de un engrama, que por definición es irracional y aberrativo, forme parte de un recuerdo, que por definición es racional y no aberrativo. Vemos lo que dice Hubbard al respecto en “Dianética infantil”, p. 19: “La memoria es un proceso de recordar a voluntad o como respuesta a un estímulo apropiado, impresiones que se reciben primero por los sentidos y después se registran en la mente. El proceso de recordar es esencialmente el de percibir estas impresiones y entenderlas, y es un proceso analítico. Lo que no entendieron antes las ciencias mentales pero que concluyentemente ahora lo puede demostrar Dianética, es que existe otro archivo de impresiones. Es en este otro archivo en donde se registran las impresiones de una manera y bajo circunstancias que no permiten un recuerdo voluntario. Éstas son las impresiones que registra la mente reactiva y que permanecen ahí hasta el momento en que se ponen en funcionamiento cuando en el medio ambiente existe algo que provoca su restimulación. En otras palabras, la mente reactiva reacciona ante cierto estímulo, pero de una manera que es casi imposible de explicar racionalmente y es tan errática y al azar que con frecuencia hace un daño incalculable al cuerpo humano y a muchas de sus funciones”. Es importante remarcar que para que un incidente se archive como engrama en la mente reactiva y no como recuerdo en la mente analítica, la persona tiene que estar con su capacidad consciente disminuida, porque si está en plenitud del poder mental no hay grabación engrámica. Otro dato importante para señalar es que un incidente puede estar archivado toda la vida del individuo en la mente reactiva sin restimularse. Esto sucede cuando en el medio ambiente no existe ningún restimulador de ese incidente engrámico. Así, una persona puede tener en su mente reactiva innumerables engramas que nunca se restimularán, en cuyo caso la persona permanecerá siempre cuerda. Naturalmente, basta uno solo que sea lo suficientemente aberrante para enviarlo al manicomio si se dan las condiciones para se restimule. En conclusión, para que los datos contenidos en un engrama afecten a la persona tienen que ser reestimulados por algún factor del medio ambiente. Una vez que esto ocurra, el o los engramas se restimularán en lo sucesivo cada vez que se den las condiciones requeridas: medio ambiente similar al engrama y disminución de la conciencia analítica por alguna razón. Para que pueda comprenderse con facilidad lo que es una grabación engrámica basta imaginar una grabadora magnetofónica que se pusiera a funcionar en una calle muy concurrida: cuando se escuche lo grabado se oirán bocinas de autos, choques, silbidos, fragmentos de conversación, etc. El punto clave del ejemplo es que no se podría idear un mecanismo selectivo que hiciera algo diferente de repetir lo que grabó: exactamente así es la grabación engrámica. Cualquiera que haya escuchado una grabación de este tipo sabe a qué nos estamos refiriendo. Por eso decimos que los incidentes que se archivan en la mente reactiva son literales, ya que no existe interpretación alguna cuando se ponen en funcionamiento, pues la repetición es tal cual (literal). La actividad del mecanismo de supervivencia de la mente reactiva, entonces, es registrar los incidentes tal cual se produjeron y repetirlos (dramatizarlos) en respuesta a la restimulación. Por lo tanto, cuando cualquier registro en la mente reactiva se dramatiza luego de ser restimulado, la persona responde con una interpretación literal del contenido de ese registro en particular sin pasarlo primero por el tamiz del raciocinio, significando esto que barriendo es lo mismo que “va riendo”; tuvo es igual que “tubo”; acecinar (ahumar) es lo mismo que “asesinar”, y así por el estilo. Si un engrama tiene, por ejemplo, el contenido de “andar derecho en la vida”, que quizás un padre le implanto sin saberlo al hijo en un momento en que éste se encontraba llorando, la mente reactiva puede “interpretar” literalmente eso, y la pobre criatura se encontrará crónicamente durante toda su vida con tortícolis de tanto estirar el cuello para “andar derecho en la vida”. Veamos un caso real relatado por Hubbard en su libro “Dianética infantil”, pág. 20, que da cuenta de la irracionalidad de la mente reactiva: “Una mujer encinta se tropieza y cae pesadamente al suelo. Su hijo, aún en su vientre, se aturde momentáneamente (inconsciencia). En su terror y preocupación grita: ‘Mi bebé, lo he dañado, le di un golpe terrible, nunca será como los otros niños’. A pesar de que el niño nace sin contratiempos ni deformidades, cuando alguien durante su niñez, queriendo alabarlo, le dice: “Él no es como los otros niños”, el incidente prenatal se ‘conecta’ y como consecuencia él trata inconscientemente de ser diferente, aislándose en las esquinas y rehusando unirse a otros niños en sus juegos o en varias otras actividades normales”. Ahora bien, si la Psiquiatría fuera una ciencia verdadera debería reconocer estos problemas e incluso ofrecer un método para su solución. ¿Cuál es la excusa de la Psiquiatría para ignorar lo que ya casi es patrimonio de la humanidad? No tiene ninguna, más que su miopía intelectual, pues la Red está plagada de los descubrimientos sobre la mente y la salud mental de L. Ronald Hubbard. Además, su tecnología se imparte en la actualidad en más de 100 organizaciones en todo el mundo… ¡y hasta los brujos de África la conocen y practican! Por el contrario, Dianética y Cienciología, como ciencias verdaderas, han desarrollado un método para reconocer y resolver estos problemas humanos. ¿Qué es lo que hacen? Pues eliminan esos registros que, cuando se restimulan, provocan diversas enfermedades e impulsan al hombre a tener un comportamiento reactivo, desde el de los padres golpeadores hasta el extremo de los asesinos seriales. Hubbard, en su libro “Dianética infantil”, pág. 21, explica el procesamiento dianético en los siguientes términos: Al individuo cuyo banco de la mente reactiva ya no contiene ningún incidente aberrante se le conoce, en la terminología dianética, como “aclarado” (clear, en inglés); y la persona que aún está recibiendo procesamiento dianético, ya sea para aliviar el dolor o el malestar mental, o con el propósito de llegar a ser aclarado, se le llama “preaclarado” (se abrevia “pc”). El procesamiento es una técnica sorprendentemente simple. Se le pide al preaclarado que se ponga cómodo y que cierre los ojos. Después se le pide que regrese a algún momento pasado de placer; se va a través del momento de placer y, por medio de un hábil interrogatorio, su auditor (el terapeuta dianético) trata de obtener todos los detalles posibles que contiene el incidente. Esto posee el efecto de familiarizara la persona prácticamente con el proceso de “ir al pasado” o “retornar”. También agudiza sus poderes para recordar, y al mismo tiempo calma cualquiera de las dudas que él pueda experimentar. a continuación, se le pide que se vaya o retorne al primer momento de dolor o inconciencia que se encuentre disponible en ese momento. Con lo que él se pone en contacto se llama un “engrama”, que el nombre científico que se le da a una impresión sobre el organismo. De nuevo, el diestro interrogatorio lo ayuda a recordar los detalles. El recordar (recorrer) varias veces el incidente le sirve para eliminar lo que llamamos “carga” en el incidente, y así la mente analítica recupera esa energía vital que se requería para soportar o vivir con el contenido destructor del engrama. De aquí, el auditor lleva al preaclarado hacia incidentes mucho más profundos, de los cuales el objetivo final es conectar y eliminar los recuerdos ocultos de todos los incidentes aberrantes que pueden estar presentes en el banco reactivo. En realidad, estos datos en la mente reactiva se conectan gracias a la ayuda del auditor, la cual se requiere para dirigir al preaclarado hacia mejores líneas de ataque. Puede aparecer como sorprendente, pero todos los datos están registrados ahí, en la mente reactiva, esperando a que se conecten, se borren y se coloquen, por medio del proceso de auditación, en una memoria normal o sin aberraciones. Así, el proceso libera la energía vital que se necesita para el mejor funcionamiento de la mente analítica. Entonces, es obvio que, con cada liberación de este tipo, la mente analítica recupera cada vez mayor cantidad de su potencial original del cual está dotada para el pensamiento claro y racional”. ¿Cuáles son las leyes de la mente en que se basa la tecnología desarrollada por Hubbard para eliminar los engramas del la mente reactiva? El axioma 12 dice lo siguiente: “La primera condición de cualquier universo es de que dos espacios, energías, u objetos no deben ocupar el mismo espacio. cuando se viola esta condición (duplicado perfecto) se anula la apariencia de cualquier universo o cualquier parte de él”. El axioma 20, por su parte, expresa: “Al conducir al preaclarado a crear un duplicado perfecto, se causa la desaparición de cualquier existencia o partes de ella. Un duplicado perfecto es una creación adicional del objeto, su energía y su espacio, en su propio espacio, en su propio tiempo, utilizando su propia energía. Esto viola la condición de que dos objetos no deben ocupar el mismo espacio y causa la desaparición del objeto”. El axioma 30, por último, precisa: “La regla general de auditación es de que cualquier cosa que sea indeseada y que aún persiste, debe ser vista completamente, en cuyo momento desaparecerá. Si sólo se ve parcialmente, su intensidad, al menos, disminuirá”. En el procesamiento dianético, el preaclarado retorna al incidente que se encuentra en su mente reactiva y al revivirlo tal cual sucedió lo duplica, y al duplicarlo, por obra de los axiomas mencionados, se borra del archivo de la mente reactiva pasando a operar como recuerdo, y como tal no aberrativo, al archivo de la mente analítica o consciente. Es importante aclarar que no es posible borrar de la mente ningún recuerdo, sino sólo quitarle, en el caso de que se trate de un engrama, el dolor físico o emocional. -------------------------------------------------------------------------------- [1] En la actualidad sabemos que Ron Hubbard se refería a la mente reactiva automática, pues el profesor Jorge Olguín, director del Grupo Elron, más tarde descubrió otra mente, la mente reactiva emocional, impulsiva o irreflexiva. [2] Enfermedades psicosomáticas: Rectius: “Enfermedades psicogénicas”