Asier Ruiz de Eguino

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     Aquí cuento las experiencias vividas durante la subida al Tourmalet, el fin de semana en el que mi cuñado Quini y yo subimos por primera vez este coloso de los Pirineos. Ésto ocurrió el fin de semana del 25 al 27 de Julio del 2003. Concretamente, la subida se produjo el viernes 25, dia de Santiago.

     Empezamos a preparar la salida mirando el tiempo que iba a hacer el fin de semana en los Pirineos. No estaba claro, iba a hacer bueno el viernes y sábado, pero no el domingo. Aún así decidimos ir. Los preparativos comenzaron el jueves. Quedamos a la tarde para comprar las cosas: algo para comer, algo de aquarius, frutos secos... lo típico para coger fuerza y pasar un tiempo en un camping. El viaje iba a ser de viernes a domingo osea que había que comprar cosas para esos días. Después de hacer la compra en el Consum de Urretxu, fuimos al garaje de Quini en el que guarda su Citroën Xantia. Le pusimos la baca al coche, la cual compró expresamente para la ocasión. La montamos enseguida porque solo hacia falta colocarla en el coche, ya que la habíamos montado anteriormente. Ya no había marcha atrás, el viaje estaba organizado.

     Habíamos quedado el viernes un poco antes de las 9:00 para terminar de meter las cosas en el coche y poner las bicis en la baca. A las 9 de la mañana salimos de Urretxu después de comprar el pan. El viaje a los Pirineos duró 3 horas y yo conocía bien el camino. Había que salir en la salida 12 a la altura de Tarbes para coger la carretera con destino a Bagnères de Bigorre. 20 Kms después de dejar la autopista en Tarbes está Bagnéres de Bigorre (Bagnères a partir de ahora). Bagnères está ya dentro de los Pirineos, pero decidimos seguir un poco más para buscar un camping. Lo encontramos en Beaudean, un pequeño pueblo a 3 Kms de Bagnères. Hay que decir que toda esa zona está lleno de campings por lo que no hay problemas de espacio. El camping no era muy grande, más bien familiar, aunque no había mucha gente y se estaba bien. Se llama Camping Arriou. Estaba rodeado de altos montes y había un río muy ruidoso. Estaba bien y decidimos quedarnos. Por 14 € la noche podíamos estar los dos, el coche y la tienda de campaña.

     Llegamos al camping a las 12 de la mañana. Montamos la tienda. La tienda era la de Quini, de tipo canadiense y muy grande. Terminamos de montar todo y nos dispusimos a comer, eran ya cerca de las 13:30 h. La comida fue un buen plato de pasta con tomate y huevo y queso que Quini trajo de casa. La pasta es el mejor alimento para coger fuerzas. Luego se nota en la bici. Era una hora muy buena para comer y subir a media tarde al Tourmalet. Después de comer, relax. No hay mejor sitio en el mundo para relajarse que éste: sin ruidos, montes y aire puro. Inspeccionamos un poco el camping, nuestro hogar durante dos noches. Yo me dispuse a hacer unas fotos con la cámara digital que Gorka me dejó. Luego un rato tirados haciendo la digestión y bebiendo aquarius de naranja. Hacia las 15:15 nos empezamos a preparar. Quini tenía unas ganas impresionantes de coger la bici y para entonces ya se había puesto el maillot y el coulotte. Todo sin prisas, para no sudar. Llenamos los botellines: Quini llevaba dos botellines y llenó uno de agua y el otro de aquarius. Yo llené mi único botellín con aquarius de naranja, que da una fuerza impresionante. Con la pasta, el aquarius y el entrenamiento que llevabamos encima estabamos convencidos que llegaríamos arriba, aunque sea arrastrándonos.

     Salimos del camping hacia las 15:40 h. Teníamos por delante 7 Kms hasta el inicio del puerto. La verdad es que esos kilómetros tiraban hacia arriba y bien podían formar parte del puerto. Quini decía que no iba bien de piernas, pero que sería por culpa de los nervios (también era su debút con los colosos). Pasamos por el pueblo de Campan, lleno de muñecos colgados por todas las esquinas. Un rato después llegamos a St. Marie de Campan, lugar donde empieza el Tourmalet. Paramos en el cruce, donde hay una fuente con agua fresca. Había que hechar un buen trago de agua para subir. En ese cruce hay una plaza, con una iglesia y un cementerio, además de hoteles y restaurantes. Si sigues recto en ese cruce vas directo al Col de Aspin y si tuerces a la derecha, directo al infierno, jeje.

     Estábamos en la fuente bebiendo agua, con el cartel del inicio de puerto a la vista. Eran las 16:00 h. y el sol pegaba con fuerza. Llevabamos una mochila porque intuíamos que arriba haría frío y la bajada sería terrible: chubasqueros, perneras, un periódico y las cámaras de fotos. Todo eso lo llevé yo en la espalda (igual sería porque yo soy más fuerte, jejeje). Nos desabrochamos los maillots, pusimos los cascos en el manillar y nos pusimos las gafas de sol. Yo además llevaba una gorra que cogí allí mismo en el Tour. Estábamos preparados para lo que nos venía: 17 Kms de rampas, con algún kilómetro con más de 10% de pendiente media. Sabíamos que íbamos a sufrir, aunque queríamos minimizarlo subiendo a un ritmo no muy alto. Nos habían dicho que no hay que cebarse al principio, aunque sea muy fácil.

     La verdad es que el inicio del puerto es fácil. Los 3 primeros kilómetros son de menos del 4% y dan ganas de acelerar el ritmo. Pero si no quieres pagar las consecuencias es mejor seguir despacio. Así subimos poco a poco a un ritmo constante de 8-9 kms/h. A mitad de puerto se empezaron a meter las nubes y yo me subi las gafas de sol. Poco a poco yo me escape un poco. Fueron unos 50 mts, aunque luego se mantuvo asi, siempre entre 50 y 100 mts. Esta escapada fue involuntaria, más bien debido a los diferentes desarrollos usados por cada uno. Fuimos llegando a La Mongie. Para llegar a ella, a 4 kms de la cima, hay que superar los kilómetros más duros del puerto, con más de 10%. La gorra chorreaba, parecía una cascada. En la Mongie paré, pero sólo porque se me acabó el agua y tenía que ir al water (a cambiar el agua al canario). Le esperé a Quini, un par de minutos a pesar de estar cerca, en menos de 3 minutos ya estabamos subiendo otra vez. La Mongie es una estación de esquí, con unos 20 hoteles y tiendas. También hay un teleférico que sube al Pic du Midi (2887 mts, 30 € para subir). El puerto a su paso por La Mongie es muy duro y se hace eterno. Desde aquí se ve la cima y la carretera zig-zageando. Quini intentó atacar a la salida de la Mongie, pero pronto (30 mts.) se le quitaron las ganas al ver la pancarta anunciando que el siguiente kilómetro (y faltaban tres) era del 9%. En seguida lo atrapé, y tiramos para arriba. Otra vez cogí el espacio de antes por culpa de los desarrollos. Piano piano fuimos para arriba. Cuando llegué a la última orquilla (curva cerrada) a la derecha, me acordé de verlo en la tele, y metí un piñon y comencé a sprintar los últimos 100 mts.

     Qué felicidad al llegar arriba !!!!!!!. Ver el gigante del Tourmalet y la pancarta anunciando sus 2115 mts de altitud (el camping estaba a 600 mts.). Le esperé un minuto a Quini y nos dimos la mano. Habíamos hecho algo histórico. Seríamos los primeros de la familia en subir un Hors Categorie (Fuera de Categoria, en el Tour). Nos costó 1 h. 45 min.(Quini llevaba el cronómetro oficial), que no está mal para subir con mountain bike. Después de tomar aire, nos pusimos a disfrutar de las vistas que había en la bajada por el lado de Bareges y Luz St. Sauver. Vaya vistas. Se veía Luz Ardiden (o eso creo) al fondo. Hicimos las fotos de rigor, que en verdad fueron merecidísimas. Dejamos las bicis en una esquina y entramos al bar. Un par de Coca-Colas para recuperar el azúcar entraron muy bien (ya podían saber bien por 3 € la lata). El bar era la leche. Estaba lleno de fotos históricas del Tour de France en el Tourmalet. Había incluso una ikurriña en el techo. Tengo que decir que yo subí (desarrollos de mi Orbea Aluline) con mi plato mediano y el penúltimo piñon, aunque llegando a La Mongie tuve que meter el último piñon, que quité en los últimos metros para meter desarrollo y sprintar.

     Salimos fuera y nos pusimos las perneras, periódico y chubasquero. Terminamos poniéndonos los cascos y bajamos. Quini se me adelantó un minuto y tuvo que frenar un poco para que pudiera cogerlo en La Mongie. Allí hicimos unas fotos. No hicimos las fotos subiendo porque es mejor no parar cada poco. La bajada del Tourmalet es muy técnica al principio debido al zig-zag que hace por la ladera de la Mongie, pero después de pasar de la Mongie es más recto y se cogen unas velocidades impresionantes. Yo bajaba frenando a más de 50 kms/h y si me dejaba llevar podía seguir con facilidad a los coches a más de 80 kms/h. Total que tardas un montón en subir y luego bajas en 20 mins. Que pena.

     En una curva paramos a hacer unas fotos en una cascada muy bonita que había a escasos 10 mts de la carretera. Había alguna cascada más que decidimos ver al día siguiente. Al llegar a lo más fácil había que dar alguna pedalada y ahí nos juntamos otra vez porque ahora era yo el que me había escapado. Disfrutamos mucho bajando porque aquí no tenemos la posibilidad de estar 17 kms bajando sin parar. Paramos en el cruce abajo del todo porque no teníamos lavavajillas y había que comprar. Un trago de agua en la fuente y a pedalear otros 7 kms, pero ahora cuesta abajo y sin problemas. Aún me temblaban un poco las piernas de la emoción de la hazaña (subida y bajada).

     Llegamos al camping alrededor de las 19:30 pero no recuerdo bien (quizás eran las 20:00). Abrimos un paquete de patatas y procedimos a ducharnos, yo primero y después Quini, para no dejar solas las cosas. Cuando terminamos de ducharnos, decidimos que al día siguiente no iríamos en bici (teníamos pensado que igual subíamos el Aspin), y que volveríamos al Tourmalet, esta vez en coche. Cenamos un bocadillo de lomo que nos sentó de maravilla, mientras comentábamos la nueva experiencia. Después, y ya de noche, dimos otra vuelta al camping para terminar el día con una tertulia. Pero nos costó dormir. Y no fue por el cansancio, ni mucho menos. Tuvimos un compañero que estuvo molestando un rato largo. Se trataba ni más ni menos que de un murciélago. Parece ser que se metió entre la tienda y el toldo. De esta forma no podía salir y estaba todo el rato dándose golpes contra la tienda. Qué pelma !!!. Estuvo así como una hora. Al final no sé si nos dormimos nosotros antes o encontró la salida. El caso es que por la mañana ya no estaba. Menos mal.

     Amaneció el sábado aún con la resaca de la subida del día anterior. Serían las 8 y pico cuando desayunamos. Trás esta carga de fuerza cogimos el coche y volvimos al lugar donde un día antes tanto sufrimos. Subiendo tuvimos que parar varias veces porque parece ser que en verano los caballos, vacas o cualquier animal de 4 patas tiene preferencia en la carretera y si se mete uno, tienes que parar. Al llegar arriba nos encontramos con un día espléndido. Hicimos más fotos, con el cielo azul, y andamos 100 mts por la pista que desde la cima se dirige al Pic du Midi. Tras estar un rato arriba bajamos a La Mongie. Visitamos unas cuantas tiendas, donde realizamos (sobre todo Quini) alguna compra. La verdad es que las tiendas tenían un montón de productos de la zona y era difícil elegir algo para llevar. Pero los precios eran muy elevados y algunas cosas se iban del presupuesto.

     Una vez abajo nos quedamos un rato en St. Marie de Campan, tomando algo al pie del puerto. Conocimos a un señor de unos 55 años de Donosti. Había venido esa misma mañana para subir el Tourmalet. Su familia le acompañaba. Le costó 3 horitas subir el puerto. Nosotros decidimos comprar una pizza para comer, pero todavía era pronto para ello. Después de un rato volvíamos al camping pero paramos en Campan. Allí había un montón de muñecos en todos los lados (se ve que los fabricaban allí). Compramos un pollo asado en una tienda y fuimos a comerlo al camping.

     Después de comer y de estar descansando un rato, decidimos ir a conocer el pueblo de Bagnères. Estuvimos andando de allí para acá bastante rato. Entramos en una tienda a comprar alguna cosa, que seguro estarían más baratas que en La Mongie. Estuvimos viendo unas postales y nos llevamos una pena tremenda porque descubrimos que por la pista que sube al Pic du Midi desde la cima del Tourmalet, también se llega a un lago, Lac d'Oncet. Si lo hubiéramos sabido por la mañana, habríamos ido sin lugar a duda, llevando algún bocadillo para comer allí. Pero ya era tarde para ir. Compramos algo y seguimos paseando. Bagnères es un pueblo precioso, con una parte antigua peatonal muy bien cuidada. Su nombre, Bagnères de Bigorre, nos indica que tiene varios balnearios o baños, que seguro que están llenos todo el año. Por lo menos desde fuera parecían impresionantes.

     Entramos a un mercado cubierto para comprar unos tomates y como los tenderos estaban viendo la tele fuimos donde ellos. Resulta que estaban viendo la última contra-reloj del Tour (qué lastima que ganara Armstrong). Pues eso, que compramos unos tomates y una barra de pain (pan). Volvíamos al camping un poco apenados con lo del lago, pero decidimos subir al Aspin, pero en coche. Compramos unas lonchas de jamón en un puesto junto al camping. La cena iba a ser un bocadillo de aceite con tomate y jamón. Subimos al Aspin, que también comienza en St. Marie de Campan y por esta parte tiene 12 kms: 8 kms fáciles y los últimos 4 kms más duros, como los del Tourmalet. Por el otro lado es más duro y sale de Arreau, pero eso es otra historia. Arriba hicimos unas fotos, incluidas a algunas vacas de las que hacen muuuu, jeje. Bajando vimos un cruce a una estación de esquí de fondo, La Payolle. Esta estación está en medio del Aspin y tiene además un lago. Fuimos al lago. Era algo más pequeño que Barrendiola (en Brinkola) y tardamos 20 mins en recorrerlo. Nos quedamos impresionados. En uno de los lados había un montón de chalets que parecían sacados de un reloj de cuco. Además había un hotel de dos plantas. Es el sitio perfecto para unas vacaciones. Ésto nos quitó la pena del Lac d'Oncet. Volvimos encantados al camping, y muy cansados sin parar en todo el día. Nos duchamos y preparamos los ricos bocadillos de pan tumaca.

     Llegó la noche y dimos otra vuelta al camping. Cuando volvimos nos sentamos a hablar y la luz del camping-gaz empezó a gastarse, se quedaba sin gas. Al mismo tiempo el cielo se cubría de nubes que no tenían buena pinta. Fuimos a dormir cuando se acabó el gas. Parecía como si el gas nos indicara el fin de un intenso fin de semana, y el inicio de una tremenda tormenta. Ya cuando dormíamos, o lo intentábamos, empezaron a sonar unos truenos impresionantes. La verdad es que sonaban demasido, debido a que retumbaban en los montes. Menos mal que Quini lo intuía y pusimos el toldo impermeable encima del toldo que viene de serie con la tienda. Se trata de un toldo muy resistente de éstos que se usan en los puestos en fiestas.

     Por fin conseguimos dormir. Nos levantamos pronto y desayunamos y recogimos todo a la velocidad de la luz. Para las 9:00 ya habíamos recogido todo y ya estábamos dentro del coche, listos para salir. Tuvimos suerte porque durante la recogida de la tienda no nos cayó ni un sola gota de agua, y menos mal. Al poco tiempo de irnos, 20 mins., nos introducimos poco a poco en la tormenta y ya en la autopista entramos de lleno. Las bicis, en la baca, recibieron una limpieza exhaustiva porque la tormenta duró hasta Donosti, osea que nos duró unas 2 horas la tormentita.

     A mediodía llegamos a casa, más contentos que el copón, sabiendo de lo que habíamos hecho, pero con la pena de la subida al Lac d'oncet. Pero volveremos, subiremos el Tourmalet por el otro lado y volveremos en coche para continuar andando al lago. Ha sido una experiencia inolvidable, que espero repetir a menudo, y enseñar a otros lo interesante que son los Pirineos, sea cual sea el puerto.

 

Delante del cartel de comienzo de puerto, Saint Marie de Campan
Camping Arriou, en Beaudean
Zona dura de túneles antes de La Mongie
Rampas de 9,5% en La Mongie
Cartel y estatua en la cima del Tourmalet
Bagnères de Bigorre
Perfil del Puerto
Perfil del Puerto
TOURMALET 2003

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