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Resumen de Grecia y Heladico Medio

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El Heládico Medio. La llegada de los griegos



Aproximadamente alrededor del 2.200 a.C. se advierte en Grecia la destrucción más o menos completa de buen número de yacimientos importantes en la Argólida; algo similar parece haber ocurrido en el Ática y las Cícladas. Hasta el momento se ignora hasta dónde puede haberse extendido la devastación en Grecia. Coincide en forma llamativa, al otro lado del Egeo, en Anatolia, con el desastre más o menos simultáneo de Troya II. Los testimonios arqueológicos están plagados de cambios de toda índole, pero no es frecuente algo tan masivo y abrupto como lo que parece haber sucedido en este momento. En Grecia no habría de volver a ocurrir nada parecido hasta fines de la Edad del Bronce, mil años más tarde.

Centros que eran ricos y poderosos, con una larga historia de estabilidad y continuidad, se derrumbaron literalmente y lo que vino después fue completamente diferente. Cabe preguntarse si no existe relación entre estos cambios y la llegada simultánea de gentes que hablaban griego (o lo que había de ser el griego) a un lado del Egeo y de pueblos que hablaban otras lenguas indoeuropeas emparentadas entre sí (hitita, luvita, palaíta), a la orilla oriental.

La difusión de lenguas indoeuropeas reconocibles en el segundo milenio a.C. es el más complejo proceso histórico en la arqueología lingüística. Se extendieron desde la India hasta las Hébridas y suscitaron las emociones nacionalistas de los investigadores románticos en el siglo XIX. Los estudiosos serios han abandonado la concepción del "pueblo indoeuropeo" como dotado de temperamento, maneras e instituciones caracteristicas, el cual había barrido la tierra reemplazando las culturas que encontraba por la que traía consigo desde algún hogar de origen hipotético. Ni en Grecia ni en Anatolia hay testimonios válidos de que tal cosa haya sucedido. El gran poderío de -la cultura hítita en la da mitad del segundo milenio y la cultura micenica son, casi con certeza producto de perfeccionamientos ocurridos en Anatolia y Grecia respectivamente, no algo importado en el ímportado en el area por una única inmigración de conquistadores.

A pesar de ello, es necesario tener en cuenta una serie importante de hechos reales. Llego un momento en que Grecia y las islas es unificadas lingüísticamente, con diferencias meramente dialectales que son fáciles de explicar. La lengua griega pertenece a la familia indoeuropeo, la que ya en la Antigüedad se extendía desde las orillas del Atlántico hasta Armenia y el norte de la India. Por sus características específicas los filólogos han distinguido dentro de esta familia dos grupos designados con el nombre correspondiente al número cien en sánscrito y en latín respectivamente.



El grupo satem (o grupo oriental) y el centum (u occidental) al que corresponde el griego. Hay testimonios convincentes de que estas lenguas no eran indígenas en esos territorios y que tropezaron con lenguas anteriores, quizá más ricas, que no podían dejar de influir en ellas.

No es posible, pues, evitar llegar a la conclusión de que un movimiento de pueblos acompañó a la expansión territorial de estas lenguas. Lo que debe descartarse es que se tratara de un único movimiento masivo, y sí de oleadas sucesivas a partir de centros de expansión diferentes y en diversas direcciones.



Hipotéticamente puede sugerirse que este movimiento se refleja en las ya mencionadas destrucciones en Grecia, Troya y seguramente en Anatolia, a principios del segundo milenio a.C.

Sin embargo, no debemos caer en la tentacion de pensar en una afinidad racial bien definida entre estos primeros griegos y los de la época clásica. Tampoco podemos asegurar que la lengua que hablaban pudiera identificarse con el griego posterior, el cual en sus dialectos conocidos: jónico, dorico, eolio y sus variantes, quedó definitivamente constituido en el período que siguio al hundimiento del mundo micénico, es decir, después del 1.200 a.C..



La mayoría de los investigadores vinculan la llegada de estos primeros griegos con la aparición de la cerámica denominada "miniana". Schliemann le dio este nombre porque encontró las primeras manifestaciones en Orcomenos (Beocia) donde vivió el legendario y fabulosamente rico rey Minyas. Esta cerámica es de un estilo característico, hecha ya en torno, con una textura jabonoso, inspirada sin duda en utensilios metálicos. Se difundió notablemente por Grecia, las islas y parte occidental de Anatolia desde el 1.900 a.C., o sea, desde principios del H. M. I. Ya dijimos que para muchos esta cerámica fue traída por inmigrantes que se identifican con los griegos. Sin embargo, se ha hallado en Lerna y en otros lugares,cerámica hecha en tomo, correspondiente al H. A. I[II, que se distingue poco de la miniana salvo por ser más primitiva. ,



El período del heládico medio es de una característica pobreza cultural. No hay una arquitectura ni un arte notables, salvo en lo que se refiere a la cerámica. Se introdujeron pocas innovaciones, en el campo de la agricultura; en el de la ganadería la más importante fue la introducción del caballo traído sin duda por los indoeuropeos.

Aparaece así una nueva costumbre funeraria desde principios del H M. Se cavan tumbas en forma de cajas poco profundas, las llamadas cistas, cubiertas con lajas de piedra. Al principio eran tan pequeñas que los cuerpos se colocaban en ella contraídos en posición fetal, y sin ningún acompañamiento de bienes. Luego se hacen más grandes, con el muerto en posición extendida y acompañado con ofrendas. En realidad, ninguno de estos rasgos funerarios es nuevo pues estaban extendidos en las Cícladas desde hacía siglos. Lo nuevo es la costumbre de situar las tumbas de los niños, y a veces de los adultos, bajo el suelo, dentro de las casas. Esta costumbre, nueva en Grecia aunque vieja en Oriente, no ha encontrado todavía una explicación satiafactoria. La pobreza cultural del H M, el que solo podemos conocer por los datos arqueológicos pues falta completamente la escritura, contrasta notablemente con la explosión de grandeza y magnificencia del, Heládico Tardío o Reciente. El hecho más significativo revelado por la arqueología es que, desde el principio mismo del H M, aparecen objetos e influjos cretenses.

Conviene, pues, dar una ojeada a la cultura desarrollada en esta isla.





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