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artículo publicado el 22/02/2004 en el periódico la verdad de murcia

 

 

El concejal Antonio Sánchez Carrillo recorre en silla de ruedas con 'La Verdad' el centro de Murcia y conoce los obstáculos a los que se enfrentan diariamente los discapacitados físicos.

 

J. P. P. TEXTO:/MURCIA

J. PÉREZ PARRA / FOTOGRAFÍA: JUANCHI LÓPEZ / AGM

«Cuando voy a un lugar público y  tengo dificultades para acceder, me siento vejado y humillado». Emilio Cano, que necesita sus muletas para caminar, es miembro de la comisión de accesibilidad de la Federación de Asociaciones Murcianas de Discapacitados Físicos (Famdif). Desde ahí se encuentra inmerso en una particular cruzada para poner fin a una situación que convierte a los minusválidos en ciudadanos de segunda categoría. 

 

 

«El otro día fui al hospital de La Vega y no podía entrar por la puerta principal. Me dijeron que accediese por atrás. Pero, ¿por qué no hay una rampa para que yo pueda entrar por donde todo el mundo? Tengo los mismos derechos que los demás». 

Reconoce que se ha avanzado, y pone como ejemplo el Zig Zag, pero todavía queda mucho por hacer. «La última ley estatal establece un plazo de 17 años para normalizar la accesibilidad. ¿Esto qué es? Pero es que la legislación regional es todavía peor, directamente no se desarrolla».

 

En cuanto al transporte, Emilio Cano también pone un suspenso. «Sólo hay nueve taxis adaptados, los conocidos como eurotaxis, cuando según la normativa todos deberían estar preparados para nosotros». Pero hay más. «En un barrio nuevo, como La Flota, los locales no están adaptados. Es el colmo. Hay una tolerancia administrativa hacia estos incumplimientos». No es lo mismo conocer un problema que experimentarlo. Hasta ahora, el concejal de Fomento, Antonio Sánchez Carrillo, sabía de oídas cuáles son los obstáculos y frustraciones con los que se encuentran diariamente los discapacitados obligados a moverse en silla de ruedas. Ellos se lo habían contado. Ahora, sin embargo, puede decir que ha padecido en propias carnes lo que otros sufren al ir a comprar el pan o tomar un café. Accediendo al ofrecimiento que le hizo La Verdad, Sánchez Carrillo se ha sentado en una silla de ruedas y ha recorrido junto a este periódico varias calles del centro de Murcia.

 

SIN CAFÉ EN LA PLAZA EUROPA

 El paseo comienza en la iglesia de San Lorenzo. Allí, la suave pendiente de una rampa permite que Sánchez Carrillo pueda subir sin ningún problema hasta la entrada del templo. «Vaya, es la primera vez que monto en silla de ruedas y no me ha costado nada», comenta entusiasmado el concejal. «Esta rampa la hicimos hace un tiempo a indicación del párroco, que nos explicó que los feligreses minusválidos no podían pasar».

 El principio ha sido fácil, pero la felicidad dura poco. Ante la silla del político se alza la plaza de Europa. Una rampa exagerada hace casi imposible que un discapacitado físico se atreva a subir con el objetivo de tomarse un café en la terraza de la cafetería del Sol. Pero Sánchez Carrillo lo intenta. Le cuesta lo suyo -hay que decirlo-, pero finalmente consigue subir, jadeante. «Esto es una barbaridad -reconoce-; se proyectó antes de que nosotros nos hiciéramos cargo de la Concejalía, y no se acertó con el diseño. Probablemente, se tendría que haber hecho un parking de una sola planta, y no de dos, para que la pendiente no fuese tan pronunciada. Ahora, esto tiene muy difícil solución».

 Bajar cuesta menos que subir, aunque la cuesta es considerable y hay que ir frenando la silla de ruedas. Ya al nivel de la calle, Sánchez Carrillo toma el camino de regreso hacia la calle Correos y Trapería. Sorprendentemente, no hay coches en los vados. Sin embargo, es un hecho que los alrededores del mercado de Saavedra Fajardo son complicados para los minusválidos, porque turismos y camiones aparcan en cualquier lado, obligando a los discapacitados a hacer una auténtica carrera de obstáculos o a avanzar directamente sobre el asfalto, con los peligros que eso supone.

 

BANCO DE ESPAÑA

 Las calles peatonales del centro son «una gozada» para circular en silla de ruedas: Trapería, Platería, plaza de Romea... Se avanza sin ningún problema. Pero los escollos permanecen a la hora de acceder a los comercios. En muchas cafeterías, los bordillos hacen imposible el paso.

 

Pero estas barreras infranqueables se encuentran también en edificios oficiales. Es el caso del Banco de España. En la puerta principal los escalones impiden el paso. Ninguna rampa subsana el error. Si tuviese que entrar hoy, Sánchez Carrillo necesitaría que alguien elevase en andas la silla.

 

SANTA ISABEL ES OTRA COSA

 El concejal admite las dificultades, pero no deja de estar orgulloso de lo que se ha conseguido. «Murcia se ha convertido en poco tiempo en una ciudad mucho más accesible. Sólo hay que ver los cambios que se han producido. Por ejemplo aquí, en Santa Isabel. Si la plaza Europa era un mal diseño, el de este jardín es impecable». En efecto, el vehículo se desliza por las rampas de Santa Isabel sin ninguna dificultad.

 

IMPOSIBLE EL PASO

 

Abandonado el centro peatonal y la Gran Vía, la cosa se complica considerablemente. Hacia San Antón, las calles se estrechan y los coches se amontonan.

En Vinader, la acera está invadida por un vehículo. «Por aquí no hay quien pase», protesta el edil. «Es increíble, la gente no respeta nada. Y claro, es que yo tampoco puedo ir todo el día con un policía al lado poniendo multas».

La situación se repite hasta tres veces en un corto trayecto hacia la calle Sagasta. En la plaza Mayor, el jardincillo está también convenientemente adaptado, recalca el concejal. Pero en la calle Aistor, las aceras son demasiado estrechas y hay que caminar por mitad de la calzada, con el consiguiente peligro .

 

SAN AGUSTÍN, UN BUEN EJEMPLO

 

El trayecto termina en San Agustín. Allí se ha instalado un pavimento acanalado que dirige los pasos de los invidentes hasta la Once. El paseo ha llegado a su fin. Y el concejal ha sacado conclusiones. «Ahora comprendo mejor qué se siente cuando el discapacitado encuentra un coche mal aparcado y tiene que dar la vuelta. No hay mejor manera de entender esa frustración que viviéndola».

 

LOS PUNTOS NEGROS

 

A la iglesia de San Lorenzo se accede sin problemas: Una rampa permite que Antonio Sánchez Carrillo pueda acceder sin ninguna dificultad a la entrada de la parroquia. La plaza de Europa, imposible para los minusválidos: Tuvo que sudar lo suyo para poder llegar a lo alto de la plaza. Las rampas, con exagerada pendiente, hacen casi imposible el acceso. Un encuentro fortuito: Sánchez Carrillo y un discapacitado sorprendido al ver al concejal de Fomento en su medio de transporte, junto a la plaza de Europa. Santa Isabel, junto a la Gran Vía: Un camino de rosas para el que camina en silla de ruedas. El concejal se mueve sin esfuerzo por la plaza. Por aquí no pasa: Un coche impide el paso por la calle Vinader. Habrá que dar la vuelta unos metros para encontrar un vado y sortear el obstáculo. Murcia: Como ejemplos de edificios públicos con difícil accesibilidad, Famdif habla de la Delegación del Gobierno, el edificio del Mopu (en Alfonso X), el hospital Virgen de la Vega e incluso San Esteban. Además de la plaza de Europa, son zonas poco accesibles los barrios de Vistalegre y San Antón, por las aceras estrechas y la ausencia de comercios adaptados. También se denuncia el caso de La Flota, donde la mayor parte de los establecimientos no cumplen las normas de accesibilidad, según Emilio Cano, de Famdif.

 

Cartagena: La Asamblea Regional es, sorprendentemente, uno de los puntos negros para los discapacitados. También pedanías como La Palma.

 

Cascos antiguos: Lorca, Cartagena, Cehegín, Caravaca y otras poblaciones tienen barrios antiguos en los que resulta difícil moverse en silla de ruedas. El Banco de España, inaccesible: No hay forma de que un minusválido pueda superar estos escalones en el Banco de España.

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