ARQUEOLOGIA

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EL PALACIO AMURALLADO DE SIETE HUACAS

Por: Lorenzo Samaniego Román*

El monumento arqueológico de Siete Huacas, también conocido con los nom­bres de Muros de Piedra de Moro, Cochibamba o Kushipampa, está ubicado al noroeste y a unos 4 kilómetros de la ciudad de Moro, provincia de Santa, de la región Chavín. Hay camino carrozable que pasa por el lado occidental de la zona arqueológica. A pie se hace el tiempo de una hora sin mayor esfuerzo.

El monumento fue levantado encima de una terraza amplia y alta, de forma alargada, cuyo suelo de color marrón-rojizo es característico, salpicado de plantas muy propias, gigantones, pitajayas, zapotes y achupayas. Desde la terraza la visión de esta parte del distrito es muy amplia: al norte, el valle hacia arriba y la zona arqueológica de Huancarpón;-al oeste, los caseríos de San Juan, de Motocachi y el lecho del río Nepeña; al sur, la campiña que envuelve a la ciudad de Moro y las extensas pampas de Virahuanca; y al este, canales de riego bordeando una depresión y el cerro Siete Huacas.

No quepa duda que el lugar fue escogido y se planificó la construcción de todo el conjunto arquitectónico para cumplir con sus funciones. La buena organización del trabajo y la sólida economía agro­pecuaria del grupo permitió realizar la obra, que tiene similitudes y relaciones estrechas con otros monumentos del área. El conjunto arquitectónico tiene planta rectangular, orientado hacia el noreste donde se encuentra la entrada principal, con excepción de los agregados constructivos en los ángulos noroeste y suroeste.

Está amurallado por los cuatro lados, los muros son de doble paramento, disponiéndose en hiladas alternas mampuestos gran­des de formas casi cuadradas o rectangulares y otros más pequeños de forma rectangulares, unidos con argamasa de barro. En la parte central de la muralla sureste hay otra entrada, sub­sidiaria a la principal, elaborada también con bloques pulidos y ordenadamente dispuestos; su dintel está caído hacia el interior, es una voluminosa lápida grabada con la figura de un guerrero, cuya característica se vincula al arte lítico del Templo-Palacio de Sechín.

Contiguo a esta muralla, en un extenso espacio hay un conjunto de pozos o fundaciones de probables casitas y otras habitaciones mejor elaboradas con dos o tres ambientes, donde hay abundantes restos culturales esparcidos hasta una depresión más o menos profunda, en cuyos declives existen canales de regadío antiguos. A unos quinientos metros hacia el suroeste también hay otras habitaciones alineadas de SO a NE, bien elaboradas, que los "huaqueros" han disturbado buscando entierros. Asimismo, cerca al conjunto en el lado suroeste los "huaqueros" encontraron enterrados grandes tinajas de arcilla que debieron servir como depósitos de líquidos o alimentos. Finalmente, por el lado NE hay un muro delimitatorio que avanza hasta cierto trecho por el cerro contiguo. Desde esta parte puede observarse sin dificultad la zona arqueológica de Huancarpón sobre otra terraza más grande.

El conjunto arquitectónico está constituido por nueve ambientes amplios, todos son patios a excepción de uno que se encuentra casi en la parte central, más elevado y con cámaras alargadas paralelas, a las que se accede por dos pequeñas entradas y teniendo un patio pequeño en el ángulo noroeste. Los patios grandes son planos, se comunican por pequeñas entradas y tienen restos culturales en superficie: fragmentos de cerámica, útiles de piedra, restos de huesos humanos y de animales, valvas de moluscos marinos, caracoles terrestres, etc. El conjunto debió tener función de palacio, residencia de los señores de aquella época, usándose los patios como zonas de trabajo, en otros casos para diversas reuniones de carácter depor­tivo, político y religioso.

Aparte de la piedra grabada descrita, hay otros fragmentos de esculturas en bajo relieve que utilizaron como simples mampues­tos, pudiéndose deducir que éstos pertenecen a otra construcción más antigua, ya sea del mismo sitio o de un sector aledaño.

La arquitectura de Siete Huacas es abierta, integra el espacio y el entorno, es decir, el paisaje, la naturaleza. Su antigüedad puede ser mayor a los 2,500 años. También hay ocupación correspon­diente a la Cultura Recuay.

*Moro: Historia y Turismo. Municipalidad Distrital de Moro. Chimbote, 1992.

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