Carlos
de Praves
OBRAS
Ciencia o numen desgraciada
fue
siempre la poesía,
pues
que si algunos la aplauden
es
más allá de la pira XL, vv. 25-8.
Resulta soprendente
que un poeta tan estimable como Carlos de Praves no haya encontrado aún el
estudio y edición que merece. El asunto se explica sólo por la época en que le
tocó vivir: el reinado de Carlos II y la Guerra de Sucesión, periodo aún hoy
oscuro en que la literatura parece sufrir un eclipse tras los esplendores de
antaño. Los autores áureos han muerto ya y sus sucesores no destacan ya por
tener menos talento -igual o superior al de ellos-, sino porque parecen
deberles las fórmulas expresivas y la originalidad que les caracterizó. Lope,
Góngora, Quevedo, Calderón, sor Juana Inés de la Cruz y Cervantes aparecen más
o menos explícitamente evocados en los poemas que editamos. Por otro lado,
cultivan una temática menor que es más importante por conceptos sociológicos,
históricos y literarios que por los meramente literarios o lingüísticos.
Y, sin embargo, la
obra de Carlos de Praves no deja de ser extrañamente original. Aparte de
presagiar bastante de lo que vendrá más adelante, nos da, junto a una última
versión del Barroco, una panorámica excepcional de lo que era la vida en la
Mancha a principios del siglo XVIII. Por las páginas de estos poemas desfila
toda la historia con letra pequeña de la época: capítulos de ayuntamientos, representaciones
teatrales de aficionados, recepciones en el palacio del Marqués de Santa Cruz
en Valdepeñas, desfiles militares, fiestas con toros, bailes de minué,
cencerradas, romerías, academias literarias, rivalidades eclesiásticas,
celebraciones de victorias en batallas, quejas por la falta de leña, disputas
con jueces, reuniones para jugar al billar (lo que Praves llama "mesa de
trucos", chismes de aldea, juegos de cartas, cuernos, riñas, peticiones de
regalos, descripciones de entrada de tropas, anécdotas sobre robos, saqueos y
sermones paródicos... en fin, un compendioso y denso diario de la historia
íntima del gran siglo XVIII, en forma de epístolas en verso intercambiadas a lo
largo de los quevedianos desiertos manchegos, todo ello servido por el más
exquisito humor y, bien está decirlo, con el cinismo de quien ha vivido
intensamente y se encuentra ya en el ocaso de su vida, dedicando a la caza, al
juego y a la literatura los pocos ratos que le permite su enfermedad, mientras
espera la muerte.
Carlos de Praves no
dejó de ser popular. El mismo Marqués de Santa Cruz o el poderoso caballero
calatravo Juan de Cabreros, administrador de la Encomienda Mayor de Castilla,
le encargaron obras y le pidieron que reuniera sus poesías.[1] El ejemplar que editamos es seguramente la única
colección completa que ha quedado, fuera de los poemas mitológicos y las otras
obras perdidas que esperamos algún día salgan a la luz.[2]
1. Vida.
No existe, que
sepamos, ningún estudio biográfico sobre Carlos de Praves.[3] Pocos son los datos que podemos reunir, muchos de
ellos extraídos de sus propias Obras:
- Nació hacia 1660.[4]
- Residió largo
tiempo en Madrid[5]
- En 1698, año en que
edita sus fábulas mitológicas de Acteón y Diana y de Endimión y Diana,
es capellán del Marqués de Almarza[6] y de la Condesa de Alba de Yeltes en Madrid, a
quienes dedica esos poemas. Allí llevaba una vida enamoradiza y algo revuelta,[7] hasta que conoció a don Álvaro Benavides-Bazán y
Ayala de Velasco, sexto del nombre, y séptimo marqués de Santa Cruz de Mudela,
quien no tardaría en hacerle párroco de la villa y de su palacio en el Viso.
- Quizá con respecto
al Marqués de Almarza y la Condesa de Alba, había caído en desgracia, según se
desprende de las vagas alusiones que se encuentran a lo largo de sus Obras.
No conocemos la identidad de aquellos porque Praves tan sólo habla «del Conde»
(I, 46), «de todo un linaje» (VI, 108) y ¿«del magnate» (XXIX, 38)?. El
problema parece haber surgido, no con los patronos directamente, sino con el
mayordomo de éstos, cuyo nombre tampoco se ofrece (I, 53-54; XXIX, 21-56) y
que, a juzgar por I, 54, parece ser el «capellán bizco» de los poemas XXXIII y
XXXIV.
- Probablemente desde
1707 (vid. «Dedicatoria del romance serio-jocoso» I) es capellán del
séptimo Marqués de Santa Cruz, D. Álvaro, quien le propuso como párroco del
Viso, ya que hasta nuestro siglo estos marqueses han gozado del privilegio de
nombrar los párrocos del Viso del Puerto o del Marqués, de Santa Cruz de Mudela
y de Villarrubia de los Ojos.[8] El Marqués había defendido la Mancha en 1706,[9] donde dos años antes había habido infructuosas
maniobras sediciosas del Conde de Cifuentes,[10] que fue apresado pero se evadió y logró llegar a
Cataluña para ponerse al servicio del Archiduque Carlos.[11]
- Tomó posesión de la
parroquia el 10 de junio de 1708.
- En Noviembre de
1710 fue mediador ante Sir Edward Hamilton para impedir el saqueo de sus tropas
en Valdepeñas, el Viso y Santa Cruz de Mudela cuando las fuerzas proaustriacas
abandonaron Madrid y ocuparon la Mancha (XIX).[12] Según declara, su mediación impidió que el
espléndido palacio renacentista del Marqués fuera incendiado.
- Su obra, escrita en
su mayor parte durante los últimos años de la Guerra de Sucesión, ensalza
discretamente a Felipe V, por lo que se sitúa dentro del bando proborbónico. Se
manifestó, sin embargo, horrorizado por los excesos bélicos de unos y otros.[13]
- Al menos durante el
verano de 1711 y sobre todo en 1713, padeció graves enfermedades que le
provocaban desmayos y que al cabo le condujeron a la muerte.
- Estrechó amistad
con el alférez Manuel Moscoso, que también compuso poesía[14] hoy perdida o ilocalizada y fue el principal
destinatario de su epistolografía poética. El marqués favoreció a ambos con su
mecenato, como también a Fray Alonso de la Madre de Dios y quizá al capitán
Gerardo Lobo y a otros ingenios de los que no conocemos el nombre, pero a los
que alude Praves indirectamente.[15] El poeta correspondió a sus favores con la
composición de loas para fiestas en el palacio de Valdepeñas, del que era
asiduo, y sonetos laudatorios.
- Algunos vecinos del
Viso del Marqués le manifestaron animadversión, sobrevenida no tanto por los
bandos que toda guerra civil provoca, cuanto porque al no venir el Marqués tan
a menudo como el pueblo deseaba y no gobernar la villa sino a través de
administrador[16] interpuesto, el cura por él nombrado se hacía
receptor de ese descontento, acrecido al observar los vecinos del Viso que los,
en expresión de Praves, “lejivecinos” de Valdepeñas no padecían igual abandono.
El administrador, como se deja suponer bien de las alusiones del texto,
esquilmaba al pueblo,[17] muy escaso de propios y habituado a ganarse la vida
con la ganadería y el hospedaje. Praves padeció, a causa de ello, calumnias y
falta de leña, y dejó en el poema XIII,[18] entre otros, nota caricaturesca de sus dificultades
para conseguir ésta y librarse de aquéllas.
- Algunas aficiones
aliviaban su existencia: la lectura, la escritura, la baraja, la mesa de
trucos, la caza y las visitas a la "leonera" del Marqués en Valdepeñas,
que fue espaciando cada vez más conforme su salud empeoraba hasta cesar
probablemente a principios de 1714. Vivía con su madre en una casa con palomar
y un patio ajardinado con guindos. Esta murió antes que él, ya que no la cita
en su testamento y aún vivía en el verano de 1711 (III).
- Debió agravarse su
enfermedad hacia 1715, fecha en que otorga testamento.
- Fue cura propio de
la Parroquial del Viso del Marqués ocho años entre el 10 de junio de 1708[19] y la fecha de su muerte, el 17 de abril de 1716.[20] Fue sepultado en el monasterio franciscano de la
localidad.
2. Obras.
2.1. Obras anteriores
a 1708.
Se conservan dos
fábulas mitológicas impresas, cuyas dedicatorias están fechadas en Madrid, el 6
en enero de 1698:
- «Fabula | de
Acteon, | y Diana. | Dedicada | a el señor | Don Gaspar | Antonio de Guzman |
Anaya Leyva Toledo | y Fonseca, | Marqves de Almarza, | Vizconde de Arauzo,
Señor de las Villas | de Bañovares, el Cubo, Velvis, &c. | mi Señor.»[21]
- «Fabula | de
Endimion, | y Diana. | Dedicada | a la Señora | Doña Maria Manuela | de
Gvzman,| Toledo, Leyva, Anaya, | y Fonseca, | Condesa de Alba, Mar | quesa de
Cerralbo, Condesa de Rio- | Lobos, y Vizcondesa de S. Miguel | de Caldillas, mi
Señora.»[22]
Ambos impresos
pertenecieron a la rica biblioteca del Marqués de Jerez de los Caballeros,[23] que los vendió en 1902, junto con casi toda su
colección, a Archer M. Huntington, de donde pasaron a su actual paradero, la
Hispanic Society of America, en Nueva York.[24]
En las Obras
que aquí editamos, Praves se refiere en numerosas ocasiones a los años
anteriores a su vida en el Viso, y da a entender que cultivó la poesía, lo que
en efecto consta por las fábulas mitológicas conservadas en la Hispanic
Society. Hemos de presumir, por tanto, que en el futuro se desenterrarán nuevas
obras de este poeta.
2.2. Obras desde 1708
hasta su muerte.
- Obras de | D.
Carlos de Praues | Cura propio | de la Parrochial de la
Villa | del Viso del | Marques | Escriuiolas desde el dia
que entro a | ser cura que fue a 10 de junio | del dichoso año
del señor de | 1708 | Escriuiolas asi en prosa, como | en
verso, de Repente, | porque su Genio no le permitia | sosiego
para nada; y por ser | concebido en Locura original.[25] Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Ms. 178.
En el manuscrito de
las Obras aparece varias veces la rúbrica de Praves, hecho que podría
inducir a considerarlo autógrafo. Por desgracia, la cuestión no es tan simple,
pues como tuvimos ocasión de comprobar durante nuestra búsqueda en los libros
de la parroquial del Viso, la letra del teniente de cura, Pascual Fernández
Laguna, se asemeja sospechosamente a la de los versos del párroco. Estos, en su
mayoría, tienen por destinatario a algún conocido de Praves, de modo que
debieron de concebirse enteramente por separado, siendo agrupados después por
deseo del poeta (no de otra forma puede interpretarse el que este redactara un
prólogo «A el lector»), aunque no necesariamente hubo de transcribirlos él
mismo: es posible que encargara esta tarea al mencionado Pascual Fernández, que
actuaría bajo su supervisión. Conjeturas aparte, y fuera o no Praves quien
desempeñó el oficio de copista, lo que parece cierto es que el manuscrito de
sus Obras, autógrafo o apógrafo, contiene el texto original y único de
las mismas.[26] El papel lleva una marca de agua consistente en un
escudo que rodea una cruz custodiado por dos grifos rampantes y un escudillo a
manera de copete que contiene una línea horizontal con cuatro ondulaciones. En
otra sección del papel aparecen dos óvalos montados uno encima del otro. El
superior, más pequeño, contiene una línea ondulada vertical central. El
inferior encierra las letras bçâ[27] (baçán). Los epígrafes, según costumbre
humanística, están miniados con tinta roja. El manuscrito está encuadernado en
la época, corregido y como preparado para impresión; acaso ésta no fue posible
durante la guerra, cuando tan pocas obras se editaron, y éstas muy breves.
Sabemos que algunos
hombres notables solicitaban poemas y copias de poemas a Praves (así, el
administrador de la Encomienda Mayor de Castilla, el calatravo Juan de
Cabreros, o el mismo Marqués que le demanda juicio sobre unas décimas de
Gerardo Lobo). Cualquiera de ellos pudo solicitar una copia de los poemas de
Praves.
2.2.1. Géneros.
El autor parece tener
un gusto especial por la epístola en romance, como el mismo dice, "en tono
de jacarilla", pues no en vano la huella de Quevedo es persistente en él y
conoce bastante bien el lenguaje germanesco. Emplea también géneros
artificiosos como el enigma, el sermón en clave de apuesta o el soneto
acróstico-políglota, o dialogado, pero no desdeña tampoco el poema extenso en
arte menor o mayor, siempre con intención burlesca.
- Prosa:
- Prólogo «A el lector».
- «Dedicatoria de un romance
serio-jocoso» (XXVI).
- «Sermón...» (XXXI).
- «Respuesta a su papel» (carta)
(XXXII).
- Poesía:
- Romances epistolares (I, II, III,
V, VI, VII, VIII, XI, XII, XIII, XVIII, XIX, XXI, XXII, XXVI, XXVII, XXIX, XXX,
XXXV, XXXVI, XXXVII, XXXVIII, XXXIX, XL).
- Redondillas (IV, XXXIII).
- Endechas en forma de romancillo
hexasílabo, precedidas por una copla octosilábica (IX, XX).
- Tonada con estribillo en forma de
seguidilla más cuatro coplas octosilábicas (X).
- Silva de pareados (XIV).
- Sonetos (XV, XVI, XXIV, XXV).
- Madrigales (XVII).
- Décimas (XVII, XXXIV).
- Teatro:
- Loas (XXIII, XXVIII).
Salvo algunas
composiciones de carácter encomiástico (los sonetos XXIV y XXV, la
«Dedicatoria» y las dos loas), la pluma de Praves se mueve, en mayor o menor
medida, dentro del estilo jocoserio[28] y burlesco, sin ahondar en profundidades satíricas.
Incluso el «Sermón» y la «Respuesta a su papel» son concebidas como parodia del
sermón predicado por el Padre Escarcha (vid. XII) y el epitalamio del médico Felipe Clemente es
en realidad un ejercicio de ironía a modo de cencerrada para dos viudos que se
casan.
Otra de las
peculiaridades de las Obras es que muchas de ellas tienen carácter
epistolar o, al menos, van dirigidas a una segunda persona que no es el lector
en general, sino alguien bien concreto del entorno del cura:
- El Marqués de Santa
Cruz (I, IV, XIX, XXII, XXIV, XXV, XXVI).
- Las damas del
palacio del Marqués en Valdepeñas (II, XX, XXXVI).
- Don Manuel Moscoso,
alférez del regimiento del Marqués y principal corresponsal
de Praves (III, VI, VII, XI, XXIX).
- Don Felipe
Clemente, «médico en Valdepeñas» (V).
- Un amigo anónimo,
quizá Moscoso (IX, XIV).
- Un teniente (XXI).
- El Padre Juan
Escarcha (XXXII).
- Don Juan de
Cabreros, caballero de la Orden de Calatrava (XXXIX, XL).
La forma más común
para la epístola "seria" es el terceto, pero se empleaba el romance
cuando esta trataba un tema desenfadado, por su mayor despejo para la
narración, pues no en vano había notado ya Lope en su Arte nuevo de hacer
comedias que "las relaciones piden los romances"; en el Epistolario
que de Quevedo editó Astrana se encuentran no pocos ejemplos de esas epístolas
jocosas en este metro, y también en las Obras de Sor Juana Inés de la
Cruz, ambos autores muy leídos por Praves.[29]
2.2.2. Datación.
Según indica el
título, el manuscrito de las Obras de Praves contiene su producción
desde el 10 de junio de 1708.
Obras fechadas:
- I (4 de julio de
1711).
- IX (1711).
- XI (22 de julio; no
especifica el año).
- XXVI (11 de octubre
de 1710).
- XXIX (4 de julio;
no especifica el año).
- XXXI (28 de
diciembre de 1711).
- XXXII (21 de
diciembre de 1711).
- XXXIX (2 de
diciembre de 1713).
Orden aproximado de
composición:
- 1708: XXIV (post 9 de enero=suceso
fechado; aunque, si atendemos a la portada del ms., post 10 de junio)
XXV (igual que el XXIV)
XXI (post 17 de noviembre=suceso
datado; ante 19 de abril de
1709, fecha de la rendición de Alicante)
- 1710: XXVI (11 de octubre)
XIX (post 9 de nov., fecha de la
salida de Edward Hamilton de Madrid)
XXIII (ante 19 de
diciembre=representación fechada)
- 1711: XXVIII (ante
carnestolendas=representación fechada)
I (4 de julio)
XXIX (4 de julio; iguales
circunstancias que en I)
II (verano)
III (verano)
VI (verano)
XIX (post finales de 1710=suceso
datado; pero la enfermedad que afecta a Praves ese verano y que se cura con el
envío de los bollos parece ya superada)
XVIII (post 11 de octubre=suceso
fechado)
IX (post noviembre=suceso fechado)
XXX (post noviembre=suceso fechado)
XII (post 6 de diciembre=suceso
fechado)
¿XIII? (¿post diciembre?=suceso
posterior al de IX y XXX)
XXXII (21 de diciembre)
XXXI (28 de diciembre)
- 1712: V (suceso fechado)
XVII (post sábado de
carnestolendas=suceso posterior al de XXXI).
- 1713: XXXVI (ante 11 de octubre=suceso
fechado)
XXXVIII (noviembre=suceso fechado;
post XXXVI)
XXXV (post XXXVIII)
XXXIX (2 de diciembre)
XL
Para el resto de las
obras (IV, VII, VIII, X, XI, XIV, XV, XVI, XX, XXII, XXVII, XXXIII, XXXIV,
XXXVII) carecemos de datos que permitan siquiera la conjetura.
2.2.3. Temática.
Las composiciones que
acoge el corpus del manuscrito 178 del Archivo del Ministerio de Asuntos
Exteriores se centran claramente en noticias autobiográficas o asuntos
cortesanos, humorísticos o históricos referidos al entorno de Praves,
importantes para el historiador de las costumbres, ya que ofrece una vívida
estampa de las fiestas, diversiones, reuniones sociales y gobierno del concejo
de un lugar típico de la España del siglo XVIII. También incorpora meditaciones
morales sueltas o en textos más extensos sobre la poesía, el amor, la ambición
y el Beatus ille horaciano. No desprecia los temas sociales: el olvido
del Marqués a sus vasallos del Viso, los horrores de la Guerra de Sucesión,
etc., aunque en algunas ocasiones hay que leer entre líneas. Y hasta cuando
exhibe su ingenio por motivos cortesanos nos da útiles informaciones, por
ejemplo, sobre el teatro de aficionados a comienzos del siglo XVIII.
- Asuntos
estrictamente autobiográficos:
- Su enfermedad (I, 1-36; III,
113-116; VI, 121-124; XIX, 29-64; XXIX, 1-20).
- La calumnia de que es objeto por
parte de los vecinos (I, 36; XIX,
65-84).
- Su caída en desgracia del Conde,
la enemistad con su mayordomo y el viaje a Manzanares (I, 45-56; VI, 85-120;
XXIX, 29-56).
- La petición y envío de los bollos
de chocolate (I, 57-80; II; III, 101-112; VI, 5-80).
- La petición de una silla de montar
(IV; VI, 127-128).
- La falta de noticias acerca de
Praves o su ausencia de Valdepeñas (VII, 65-92; XX; XXIX, 21-28; XXVI).
- La vida de Praves antes y después
de pasar al Viso, donde se toca el beatus ille y el menosprecio de corte
y alabanza de aldea, la pobreza del cura, etc. (IX, 101-156 y 309-396; XX;
XXXVI; XXXIX; XL).
- La leña para el cura, que los
vecinos se resisten a proporcionarle (XIII).
- Personajes y
sucesos de su entorno:
- Matrimonio, amor y sexo (V; XVI;
XXVII).
- El Padre Arroyo (VIII).
- El caso de la encina y el juez
(IX, 181-304; XXX).
- El pueblo del Viso abandonado por
el Marqués, que nunca lo visita (XI; XVIII, 65-76; XXVI, 85-104).
- El Padre Escarcha (XII).
- La comitiva del Conde de Parsén
(XIV).
- Don Luis de Valdivia (XV).
- El robo del pavo (XVII).
- Fiestas en casa del Marqués
(XVIII).
- Éxitos borbónicos en la Guerra de
Sucesión (XIX, 1-28; XXI).
- Tema encomiástico (XXIII; XXIV;
XXV; XXVI, dedicatoria, 1-84; XXVIII).
- El capellán bizco (el mayordomo
del Conde) (XXXIII; XXXIV).
- El Padre Redentor de Tetuán ¿Padre
Arroyo (vid. XX, 279-284)? (XXXV).
- El «fraile de la borrica»
(XXXVII).
- El suceso de la capellanía
(XXXVIII).
- Motivos generales:
- Los gajes del oficio de poeta (I,
81-120; VII; IX, 5-28).
- Sátira contra médicos y otros
oficios (III, 1-100; XXII).
- Matrimonio, amor y sexo (X).
- La ambición (IX, 57-76).
2.2.4. Estilo.
La lengua de Carlos de Praves se muestra algo purista en
la selección de los vocablos: escasos, aunque significativos, son los galicismos
(minué, palabra que aparece por primera vez en Praves, por ejemplo)
referentes a las modas del vestido o al ejército, que ahora no consta de
tercios, sino de regimientos. Crea algunos neologismos, y la presencia
de cultismos es aproximadamente igual o menor que en sus contemporáneos.[30]
Más importante es,
sin duda, su costumbre de agrupar tres sinónimos o cuasisinónimos, que sirve
para adscribirlo a la escuela retórica barroca helenístico-bizantina:
"...os
noticio una entrada
exquisita,
aplaudida y celebrada...."
Según Hermógenes,[31] la amplificatio más efectiva consistía en la
diálage o acumulación coordinante sinonímica,[32] frecuente más en el arte mayor de Carlos de Praves
que en el menor; en la prosa se manifiesta de otro modo, como isocolon
trimembre.[33] Estas técnicas fueron muy comunes, pues se
encuentran, sin ir más lejos, en el estilo de uno de los autores más admirados
por nuestro poeta, Salazar, en Calderón o incluso en el discurso político a las
más altas instancias,[34] pero en Praves es de cultivo asiduo. Es más, sigue
la teoría narrativa hermogenista[35] en otros puntos. Propugnaba ésta la amplificatio
mediante el patetismo y la caracterización de los personajes por su modo de
hablar, contra la uniformidad de estilo[36] que los teorizantes italianos acabarían por imponer
a Francia y a Europa a través de ella, y estos rasgos se concentran, con clara
intención burlesca y paródica, en los poemas largos y en especial en el lamento
por el castigo del muchacho que roba al cocinero en la "Entrada del conde
de Parsén" o en la silva sobre el pavo muerto e, incluso, en el
caricaturesco romance, tan entremesil, de la reunión del concejo.
Encontramos, por otro
lado, los procedimientos típicos para conferir ritmo al sermón: anáforas,
simetrías, etc. El paralelismo antitético, el juego de palabras más ingenioso
que trillado o la imagen pintoresca definen también el arte de Praves, muy
dotado para la descripción cómica, en la línea de Quevedo, si bien no llega a
alcanzar los extremos de descomposición expresionista de su modelo, insinuando
sólo la animalización y la cosificación. De Góngora toma especialmente la
alusión, que invierte aplicándola a referentes nimios provocando con ese
desajuste efectos cómicos:
"Átropos
el tronco apenas
dio
a Cibele, divulgóse;
que aún no bien con la fatiga
movió
el carro Faetonte,
cuando
Minos, del Cocito
Juez,
deslumbrado, sin orden
de
Plutón, en el abismo..."[37]
Esto es, que un
criado del cura segó leña ajena que cayó al suelo y la montó en un carro para
quemarla, se enteró el juez y le denunciaron. Átropo era la Moira que cortaba
el hilo del destino, Faetonte quien condujo el carro del Sol tan mal que estuvo
a punto de abrasar el mundo y Minos uno de los tres jueces del infierno.
¡Demasiado lujo verbal para un asunto tan pequeño!.[38]
La crítica de la
retórica y de los géneros barrocos más solemnes, que se realiza desde el
burlesco fondo semántico de lo narrado, revela la descomposición del estilo
seiscentista y la búsqueda de nuevos modelos. Así ocurre en la pieza XXXI del
corpus, un sermón que posee la función lúdica agregada de incluir por una
apuesta los nombres de tres amigos de Praves. La prosa que lo moldea se
encuentra a medio camino entre los excesos gongorescos de Fray Hortensio y la
prosa burlesca del Fray Gerundio del padre Isla, unos cuarenta años después.[39] Sus periodos extensos y solemnes y su acumulación de
citas rebuscadas, equívocas y desproporcionadas (los "textos", en su
expresión), así como de paralelismos, antítesis y trimembraciones no se halla
lejos de aquellos modelos ridiculizados por tantos ilustrados posteriores. De
hecho, el mismo Praves trata las piezas oratorias que nos ha conservado con la
misma confesa intención lúdica, "jocoseria", que cuando maneja los
moldes gongorinos; de aquí que su predicación no llegue a ser plúmbea, por más
que los campesinos dieciochescos no compartiesen esta impresión tan positiva.
Por demás, los sermones paródicos del día de los Santos Inocentes eran un
género muy común en España, y ya se ha señalado alguna noticia sobre la
presencia de ellos en la Mancha.[40]
La obra de Carlos de
Praves representa el Barroco final: se percibe el agotamiento de esa estética a
través de, por ejemplo, cómo se hipertensa la forma de un soneto plurilingüe
añadiéndole un acróstico y una rima forzada en homoteleuton. Por otro lado, y
en contraste, la predilección por formas sencillas como el romance, vehículo
del "estilo ínfimo" y los temas cotidianos, afirma a las claras un
intento de salida hacia lo más natural.
Sin embargo, Praves
utiliza hexasílabos para complejas enumeraciones mitológicas y no se resigna a
dejar de lucir su ingenio en el romance, muchas veces oscuro, pero en torno
siempre de un tema nimio que más parece un pretexto para el chiste que lo que
pretende adivinarse a través de toda esa orgía verbal.
Praves
"rebaja" el gongorismo al emplearlo sólo en poemas caricaturescos y
cómicos, burlando la pretenciosidad de esa práctica como Lope, Quevedo y
Salazar ensayaron ya en el siglo anterior, pues no en vano son los autores más
leídos por el autor. Le apoyaban en esto las críticas antibarrocas del manchego
Patón,[41] a quien los dos primeros se hallaban de algún modo
vinculados. Hay que indicar, además, por lo que toca a este ambiente purista,
que la región poseía una tradición de lopismo muy fuerte, como ha demostrado
Juan Manuel Rozas.[42] Creo que se puede afirmar que esta corriente nació
ya en la amistad del valdepeñero Miguel Cejudo con el Fénix y se desarrolló al
máximo en la obra preceptiva y retórica del ya citado Ximénez Patón, quien en
su Elocuencia española adujo casi siempre ejemplos del Fénix.
En fin, si rastreamos
los elementos intertextuales, cuya importancia ya apercibió el autor al
comparar su creación a la de los sastres que venden sobras de retales,
constatamos de inmediato que son precisamente Lope, Salazar, Quevedo y sor
Juana Inés de la Cruz las preferencias literarias que han marcado al vate del
Viso.
Con Lope de Vega le
unía algo más que la lectura; posiblemente, el mismo origen social humilde, la
misma preferencia por lo cotidiano. Sus huellas superan la mera reminiscencia:
hay versos enteros de la Gatomaquia (canción XIV) y una alusión
explícita a las Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos[43] que confirman otras reminiscencias. Así, este libro
recoge varios poemas de "asunto sin asunto",[44] cuya fórmula ensaya Praves con éxito en las décimas
al intento de representación de una comedia. La predilección por el romance le
enlaza también a la sensibilidad de Lope, quien siempre defendió este metro por
su espontaneidad natural, en lucha como estaba contra el barroquismo extremo
desde su postura de nostálgico de la claridad renacentista. No por otra causa
fue uno de los poetas más reeditados del XVIII. El carácter jocoserio de la
mayor parte de la producción se encuentra también en la línea de las Rimas
humanas, acendrado cuando ya los "grandes temas" del siglo XVII
se habían agotado y había pocas glorias nacionales de que ufanarse con la
pérdida de la hegemonía europea a manos de Francia. El retiro a la aldea y desprecio
de corte que se encuentra en sus poemas es, en verdad, un trasunto del retiro
de España de sus ambiciones imperialistas.
El influjo de
Quevedo, menos perceptible, es, sin embargo, real y fuerte más allá del
genérico conceptismo. Praves se descubre buen seguidor de su técnica
caricaturesca (Romance del concejo, La entrada del conde de Parsén), aunque se
detiene antes de alcanzar el expresionismo del autor del Buscón. El
"tono de jacarilla" que asume Praves como propio se lo debe a él, así
como su ocasional exhibición de lenguaje de germanía. Crea neologismos al
violentar la aposición transformando los sustantivos en adjetivos, recurso que
Quevedo había introducido y asentado recientemente en la estilística
castellana. Se rozan muchos textos, pero sólo resaltamos reminiscencias de
orden superior en nota. Algunas de ellas llegan hasta la nominación de
personajes suyos, como el chulo Maladros de sus jácaras o ese inicuo
perseguidor de estómagos, el licenciado Cabra, que vuelve a la vida en seis
versos.[45]
También el nombre de
Góngora aparece en la obra junto a un verso contrahecho de su romance "En un pastoral albergue..." y en
forma de una alusión a su "Hermana Marica...", entre otros recuerdos de
letrillas[46] y sonetos. Si se trata de su estilo más oscuro, hay
empero que puntualizar no se ejerce ni siquiera en los sonetos laudatorios
donde podría hallar más campo, sino en los temas jocosos y burlescos, prueba
inequívoca de que el barroquismo ha engendrado en su misma parodia su
destrucción. De hecho, censura a Manuel Moscoso cuando escribe al calatravo
Juan de Cabreros por usar demasiadas transposiciones y oscuridades en sus
décimas, haciéndose eco de las discusiones que se mantenían sobre el tema en la
corte del Marqués, siempre en la atmósfera del difundido antibarroquismo
patoniano cuyo propósito era, en palabras de Lázaro, "apuntar contra el
gongorismo".[47] El culto casticismo lopesco se prolongaba así en
tierras manchegas.
Calderón aparece
implícitamente en la mención de dos comedias: la Dama duende y el Galán
fantasma; creemos, no obstante, que su conocimiento de estas obras fue más
de vistas y oídas (era frecuente leer de viva voz comedias en las ventas o en
las casas, si ya no bastaban las representaciones de los corrales) que por un
trato asiduo con las ediciones de Partes o sueltas a las que pudo
acceder en su periodo madrileño. Más probable es la asimilación de algunas de
sus técnicas dramáticas a través del segundo tomo (obras teatrales) de la Cythara
de Apolo, (Madrid, 1694, 2ª ed.) que recogía los póstumos ensayos
dramáticos de su fiel discípulo Agustín de Salazar y Torres, puesto que la loa
de Praves dedicada al cumpleaños de Felipe V debe mucho a la "Loa para la
comedia de Elegir el enemigo" del ingenio soriano: allí se
encuentran los mismos personajes, siendo además, como se deduce de un
significativo pasaje paralelo,[48] el hipotexto de la obra dramática del capellán del
marqués. A través, pues, de Salazar, le vienen a nuestro autor la calderoniana
afición al espectáculo alegórico y al diálogo "al alimón" y con él se
refuerza el caudal de humorística parodia lopesca, si no bastara con el
magisterio directo del autor de la Vida es sueño.
Sin embargo, donde se
ve la poderosa impronta del ingenio soriano y el influjo propiamente dicho de
Salazar es en los versos suyos que nuestro autor rehace o en los poemas que
toman su estructura entera de otros suyos, como es el caso del romancillo
hexasílabo donde expone su vida y que tanto debe a "Las estaciones del
día".[49] Del cotejo entre ambas piezas se educe, sin
embargo, la mayor sobriedad y contención humorística de Carlos de Praves, en
cuya pieza, por otro lado, hemos encontrado pasajes paralelos a las décimas Vida
de el cura de Aldea de Antonio Molina.[50]
Por otro lado,
nuestro autor conocía muy bien las obras de Sor Juana Inés de la Cruz, harto
reimpresas en vida de nuestro autor.[51] Fuera de reminiscencias de menor fuste (mención
ocasional del Primero sueño, etc...), llega a resumir una larguísima
enumeración de amadas de todos los tiempos que Juana de Asbaje incluyó en su
romance "Sobre si es atrevimiento..." dedicado a la Condesa de Galve. Al respecto hay que señalar que
la única referencia suprimida lo fue a causa, conjeturamos, de los revueltos
tiempos de guerra civil que padeció España entonces. Es la siguiente:
"Lavinia estaba callada
dejando que allá se diesen
Turno y el pater Eneas;
y después: ¡Viva quien vence!"[52]
Tan evidente es la
inadecuación de este último verso para calmar los ánimos como que las obras de
la poetisa mejicana estaban muy difundidas y el lector medianamente culto debía
de sonreír con complicidad explicándose esa supresión y leyendo entre líneas.
La literatura
didáctica también tiene su lugar entre los libros de Praves, en particular la
emblemática; hemos rastreado las huellas que ha dejado el libro de Alciato en,
por ejemplo, la tópica comparación de la adulación servil al camaleón (por más
que un soneto de Quevedo pudiera ser referente más cercano si no ya Salazar).[53] De menor curso son, sin embargo, los Emblemas morales
de Covarrubias y la Iconología de Cesare Ripa, que han dejado también su
marca iconográfica y textual. No hay que olvidar tampoco que una capilla del
convento de los trinitarios de Valdepeñas, levantada por el marqués cuando
Praves estaba ya en estas tierras, está decorada con un gran número de emblemas
que bien pudo componer el mismo ingenio que estudiamos.[54]
La carga mitológica
de los versos, en alguna ocasión abrumadora, tiene por cantera las Metamorfosis
de Ovidio y, en menor medida, Virgilio; así, aunque a veces aproveche largas
enumeraciones de mitos extraídas de otros autores (por ejemplo, de Sor Juana
Inés de la Cruz), consulta el texto original de Ovidio, que poseía, y lo
traduce algo libremente. Pero no hay que descuidar tampoco como material los
excelentes frescos mitológicos del palacio del Viso del que era capellán,
pintados por unas auténticas figuras del manierismo italiano, los Pérola. En la
loa al nacimiento del rey Felipe V se incluyen alusiones a salas concretas del
palacio, y aun en otros pasajes. Tenemos, pues, aquí un caso de
interdiscursividad (por usar una terminología cara a Genette) entre el programa
emblemático y simbólico de la tarea y las pruebas del héroe que invisten los
muros y la poesía de Praves, que llama Alcides, esto es, Hércules, al Marqués,
entre otros paralelismos significativos.
Caracterizan, en fin,
el estilo de Praves las trimembraciones, los paralelismos, las agudezas, no
demasiados cultismos y aun menos galicismos, dobles sentidos, alegorías,
adivinanzas y enigmas. Nuestro autor se mueve en las postrimerías de la
estética barroca; resabiado de referencias, su tratamiento de ciertos géneros
característicos (sermón en clave, el soneto plurilingüe, el asunto sin asunto)
lo delata con el exasperamiento de la ingeniosidad de la forma, mientras que en
el plano semántico es reveladora su predilección por la temática menor, casi
siempre en un cuidado "estilo ínfimo" y, otras veces, contrastando
con un tratamiento gongorino; ello es así especialmente en los romancillos, en
los que el metro corto, especialmente inviable para temas profundos, se vuelve
cauce de agudezas, enigmas y largas enumeraciones de mitos o lecturas, aunque
siempre, es necesario decirlo, sin perder encanto, por más que este se
encuentre difuminado por el inconsciente peso de la tradición anterior. Esta
aparece ya como reminiscencias de los autores consagrados (Lope, Góngora y
Quevedo), ya como transcripción de versos enteros (de la Gatomaquia, de
las obras de Zabaleta, Salazar o Sor Juana Inés de la Cruz) o por alusión a sus
obras más notables (el Buscón, las Rimas de Tomé Burguillos de
Lope, las comedias de Calderón). Consciente de que los tiempos van cambiando no
sólo las costumbres, sino perfeccionando las artes, Praves cultiva una temática
autobiográfica en la que, aparte de encontrar la frescura que falta a los
manidos "grandes temas", puede hallarse libre de la titánica
tradición anterior o su propia trayectoria como poeta mitológico y reaccionar
contra lo que llamó "el lamento del destino" que caracterizaba según
él la poesía anterior mediante un cierto epicureísmo rococó que encontró ideal
en su retiro del Viso. En resumen,
mediatiza a Praves todo el peso de la literatura anterior, condensada con
mérito gracias a la originalidad de su enfoque autobiográfico y a su no escaso
ingenio. Procura moderar los extremos de sus modelos, pese a que no se resiste
a intentar superarlos (lo que consigue) en ejemplos aislados, como juego:
décimas al ensayo de una comedia, soneto acróstico plurilingüe. Le tocó vivir,
además, una época coyuntural; resultan muy modernos su despejo, su sentido
crítico y su anticipo de la literatura del nonsense decimonónica; si por
un lado se burló con conocimiento de causa de los abusos culteranos, por otro
refrenó sus juegos conceptistas; Praves se benefició extrayendo cierto
equilibrio preclasicista que sólo exhibió en sus romances. No marchita su
individualidad la descompensada analogía con el Fénix en cuanto a
espontaneidad, pues este influjo fue de todas maneras liberador en cuanto
extiende a su vida cotidiana los motivos poéticos y alcanza con ello la valía
de la sinceridad y de la viveza, por más que Praves, dividido entre el orgullo
(y la picardía) que le hace aguardar que alguien exhume sus poesías en el
futuro y la modestia que le hace estimar como "rustiqueces" sus
versos y "locura" propia de un irrefrenable furor poético,[55] de algún modo se decantó por la primera. Y así,
hoy, podemos disfrutar de un verdadero trozo de vida en la España de principios
del siglo XVIII, en el duro trance de la Guerra de Sucesión, cuando tan poco
pudo escribirse ni aun editarse,[56] y gozar con la obra de un poeta consciente de las
bromas del tiempo y del valor que tenía la experiencia.
2.2.4.1. Métrica.
Los usos métricos son
correctos según la época: el octosílabo en romances para las cartas, alguna vez
romance heroico, y las décimas, redondillas y sonetos para exhibir el ingenio;
las silvas de pareados, por otra parte, formas propias del poema paródico y del
teatro clásico calderoniano, ajustados también a los adecuados contenidos en
estilo gongorino.
Empero, se deslizan
pequeñas hipo- e hipermetrías sin importancia, que en alguna ocasión hemos
corregido cuando era evidente que una partícula había sido suprimida o
repetida. Con menor frecuencia se dan rimas asonantes en poemas que reclaman la
consonante, en la silva de pareados, por ejemplo, o bien, a la francesa, puede
acentuar conjunciones átonas y hacerlas portar rima sin respetar la pausa
versal; a ello alude quizá el autor cuando explica que sus versos carecen de
pulimento.
No obstante, hay
ciertas estructuras métricas interesantes, como un soneto dialogado en el que
los dos primeros versos de los tercetos eran hipométricos, o el caso en que el
compás dactílico de una loa acompaña un minué.
La métrica de Praves
es, pues, sólo ocasionalmente incorrecta y a trechos audaz; el poeta era
consciente de estas faltas y se excusa en el prólogo, atribuyéndolas a su
temperamento impaciente, pese a lo cual el conjunto transmitido no parece un
borrador y se halla libre de imperfecciones que se hubieran podido esperar en
una obra improvisada. Desde luego, ni el más inspirado rimador podría
repentizar un soneto acróstico en cuatro lenguas, ni tampoco elaborar una obra
maestra de la evasión como las décimas a una comedia que no llegó a ensayarse.
2.2.5. Lengua.
No usa excesivos
galicismos: basta comparar las décimas de Gerardo Lobo que incluimos en la
edición con toda la obra que las rodea; en una pieza sólo del ingenio toledano
hay al menos el triple de vocablos franceses que en todas las demás de Carlos
de Praves,[57] quien sólo llama, y además burlescamente,
"perruquín" al peluquín de un personaje francés o bien dice
"fontanche" al adorno femenino de una dama, sin pasar de ahí. Otros
galicismos derivan también de las modas: minué, etc.
Cuando Praves hace
hablar a la gente de la Mancha reproduce con fidelidad algunas características
dialectales: por ejemplo, diptongación del hiato en algunos verbos: trai por
trae, etc. No hay léxico específicamente manchego; sí, en cambio, algún
dialectalismo andaluz, como "choriza". Pero el autor no era manchego
y sólo es ocasionalmente leísta.[58]
La creación de
lenguaje es escasa, pero no inexistente, como no podía por menos de ocurrir en
un escritor de su talento verbal; neologismos por composición, muchas veces
oximorónicos, como "lejivecinos", aludiendo a lo lejos que está el
marqués de las gentes del Viso y de los pleitos que le ponen,
"duritierno", "taurijove", "matasombra" etc. A
veces nos sorprende con alguna creación por síntesis: "esparragar"
por "irse a freír espárragos" o estereotipia ("gestíferos"
sobre pestíferos); en otras, opta por la derivación, a la que le empuja la
necesidad métrica; le es en esto especialmente productivo el sufijo -icio:
"pilaticio". Alguna vez extrae un cultismo nuevo del latín por la
misma necesidad: "herodizar",[59] aunque el uso de éstos se había naturalizado con la
segunda revolución lírica, la gongorina. Praves los usa con frecuencia, pero
sin llegar a la abundancia ni a lo rebuscado: "espúreo",
"cándido", etc.
3. Ambiente cultural
y literario.
Podemos reconstruir
con razonable seguridad las fuentes de la cultura libresca de Carlos de Praves
por la frecuencia de alusiones y citas; si el Marqués poseía una rica
biblioteca, no es raro que su capellán pudiera consultarla, máxime penando en
la soledad intelectual en la que estaba;[60] en su mismo gabinete contaba con algunos libros,[61] las Rimas de Lope, por ejemplo.[62] Cita versos de los dos tomos de poesía y teatro de
la Cythara de Apolo, en su segunda edición de 1694 de Agustín de
Salazar; de Lope, como hemos dicho, las Rimas humanas y divinas de Tomé
Burguillos, quizá en la rarísima estampa madrileña de la Imprenta Real en
1706, y en especial la Gatomaquia incluida en esa versión;[63] el Buscón y una copia manuscrita de los
"Riesgos del matrimonio en los ruines casados" de Quevedo,[64] que acaso tomara de El Parnaso español y musas
castellanas editado en Barcelona por Rafael Figueró en 1703; Inundación
Castálida, Madrid, 1689, de Sor Juana Inés de la Cruz. Romances,
letrillas y sonetos de Góngora, las Obras en prosa de Zabaleta,
Madrid, 1672; acaso las Partes primera y segunda de las comedias de
Calderón editadas en Madrid por Vera Tassis en 1685 y 86, la Vida de el cura
de aldea de Antonio Molina impresa en Madrid, sin fecha, pero principios
del XVIII; las Metamorfosis de Ovidio y la Eneida; la Iconología
de Cesare Ripa, la Biblia, los Emblemas morales de Covarrubias y su
modelo, los Emblemas de Alciato.
En un segundo nivel
incluimos obras de autores que no han dejado reminiscencias en el texto fuera
de la mera alusión: el Quijote de Cervantes, los Dichos y hechos
memorables de Valerio Máximo y quizá algunas polianteas del estilo de la Officina
de Jean Tixier. Usa, ocasionalmente, la hagiografía: una Vida de San Antonio,
quizá la de Mateo Alemán, aunque es probable que fuera en realidad la Leyenda
dorada de Santiago de la Vorágine. Por otro lado, muchos de los
cuentecillos y facecias con que ilustra sus poemas parecen tomados del folclor
popular, si no ya de alguna miscelánea. Asimismo, parece ser que supo algo de
pronósticos astrológicos, si es cierto el contenido autobiográfico de los
poemas XX y XL[65]
Praves se movió
primero en Madrid, donde suponemos fue capellán del marqués de Almarza, quien,
no sabemos por qué motivo,[66] le retiró su protección, cuando ya había publicado
dos poemas mitológicos y acaso por una causa relacionada con la Guerra de
Sucesión o más prosaicamente con el mayordomo del mismo; por entonces debió de
componer quizá almanaques;[67] amistó con D. Álvaro de Bazán y éste se lo trajo
para ser su capellán en el Viso, aunque la verdadera corte del marqués estaba
en Valdepeñas, donde mantenía un salón al estilo francés en que había mesas de
cartas, se tomaban aperitivos ("bolillos", jícaras de chocolate,
bollos) y se jugaba al antecedente del actuar billar, la mesa de trucos, en la
que la bola se movía con la mano. Se bailaba el minué en ocasiones especiales.
Había una tertulia literaria: Praves nos ha transmitido ecos de disputas sobre
la licitud de las dislocaciones gongorinas, emanadas seguramente del ambiente
creado por los discípulos de Patón, así como también algunos juicios críticos
sobre la poesía española en su conjunto y la poesía en general.[68] También nos ha conservado la descripción de unas
fiestas en Valdepeñas, con toros incluidos. Son muy vívidas las estampas que de
todas estas actividades nos ha dejado el poeta del Viso. Otros entretenimientos
cortesamos originaron composiciones encomiásticas, aunque a veces eran fruto de
una apuesta, como el sermón que contiene los nombres de tres militares; otras
son encargos del marqués (festejar el natalicio del rey o su cumpleaños o
comentar unas décimas que le hizo llegar el compañero de armas de Don Álvaro,
el poeta Gerardo Lobo); la mayoría son cartas dirigidas a Manuel Moscoso, su
amigo, quien le contestaba en décimas culteranas.[69] Si bien tales cartas se han perdido, podemos
reconstruirlas por las alusiones de Praves.
También D. Álvaro,
séptimo marqués, debía de tener aficiones literarias, si a él va referido el
soneto que le dedicó Gerardo Lobo, lo que no parece el caso.[70] De su hermano José no sabemos demasiado, salvo el
fuerte e impío carácter que le supuso en 1691 una denuncia inquisitorial en
Valdepeñas promovida por el patriciado urbano de la localidad, cuya elección
pretendía manipular como era usitado entonces.[71] De todas maneras, teniendo en cuenta las
restricciones y penurias propios de toda guerra, en el palacio de Valdepeñas
existió una corte marquesal lucida y brillante a causa de los militares o
clérigos de paso en función de los cambios del frente bélico y no dejó de
representarse teatro ni de celebrarse fiestas, a juzgar por la estampa que de
ello nos ha dejado Praves. Los Bazanes habían establecido una ya antigua
tradición de mecenato que se inició con la protección dispensada a Lope y su
hijo y luego se extendió al bachiller Jarana y, podemos conjeturar por los
elogios que contiene el Bernardo, al mismo Balbuena. Praves se impregnó
seguramente de lopismo en esta región, si ya no venía influido por él desde
Madrid. Este, Moscoso y seguramente ese innominado poeta de Almagro que
menciona en su obra continuaban la tradición junto al trinitario Fray Alonso de
la Madre de Dios que le dedicó su Crónica de los trinitarios descalzos
publicada en Alcalá de Henares, 1706. Pero pasó ese amor y protección a las
artes más lejos: fue el nieto de nuestro marqués, José Joaquín, quien elevó uno
de los primeros aerostatos de España, quiso fundar el primer colegio laico de
huérfanos y creó un laboratorio de física en Madrid, aparte de ayudar a
ingenios como José de Viera,[72] el pintor y escultor Antonio Carnicero y el
ilustrado historiador de la literatura y teórico reformador de la educación
universitaria Manuel Lanz de Casafonda, que estuvieron a su servicio.[73] Este marqués llegó incluso a dirigir la Academia de
la Lengua en tiempos de Godoy. En la actualidad, tenemos en el Duque de San
Carlos a un digno representante de esa corriente humanista.
De los rasgos que
definen la tradición cultural de la Mancha (tema de la libertad, tendencia al
humor, impronta italiana), Praves sintoniza con el humorismo, continuando la
corriente que se inició en el Arcipreste de Hita y llega, a través de Martínez
de Toledo, Cervantes y Lobo, a él.
CRITERIOS DE EDICIÓN.
Con el objeto de
ofrecer las Obras de Carlos de Praves en las mejores condiciones de
legibilidad, y dado que la pronunciación de la época no había de diferir mucho
de la actual, regularizamos la representación de fonemas según las normas hoy
vigentes.[74] No obstante, reflejamos con fidelidad aquellas
grafías que, siquiera remotamente, pueden suponer una diferencia de carácter
lingüístico con respecto al español estándar: es el caso de los grupos
consonánticos en palabras como tradución, Eccelencia, asumto,
estravagante o adbitrio (no así en spañola o spaldas,
donde reponemos la e- inicial). Respetamos igualmente las peculiaridades
y vacilaciones en el uso de las vocales (provaleció, mesma / mismo).[75]
Conservamos las
contracciones dél, della, deste, destos, etc., y
también la separación hoy anómala de el y a el. Para preservar la
comprensión del texto, hemos puntuado a la moderna, siguiendo el manuscrito tan
sólo allí donde era posible. Asimismo, acentuamos según las normas actuales.
Para la transcripción
de fragmentos, generalmente citas, en lengua no castellana, nos ceñimos a la
letra del manuscrito (con la salvedad de la y griega con valor vocálico,
que trocamos por i latina), y consignamos en nota el texto y referencia
bibliográfica correctos.
Muchas de las citas
latinas a las que acabamos de aludir, así como otro tipo de anotaciones
referentes a división de los poemas, numeración de estrofas, van en el
manuscrito al margen del cuerpo del texto, pero en nuestra edición aparecerán
en nota cuando se trata de glosas extensas, precedidas por la indicación Nota
marginal del autor, que las diferencie de las nuestras.
El uso de signos
especiales se reduce a la letra cursiva para señalar la resolución de
abreviaturas, y a los corchetes, dentro de los cuales se consignará todo
elemento que, siendo ajeno al manuscrito, ha sido necesario introducir en la
edición, incluidas las correcciones consistentes en la adición de letras o
palabras por necesidad sintáctica o métrica. El resto de correcciones quedará
puntualmente reflejado en las notas a pie de página.
El manuscrito, como
queda dicho, puede considerarse original, no obstante lo cual se observan en él
algunas mínimas correcciones. Estas, lejos de representar verdaderos retoques
del texto, no se han efectuado más que para subsanar pequeños errores de copia
que el escribiente ha ido advirtiendo en el curso de su labor o quizá en una
revisión posterior llevada a cabo por él, o por el autor, en el caso de que uno
y otro no sean el mismo. Por consiguiente, no dejamos constancia de dichas
correcciones.
Conservamos, por
último, el orden que las obras tienen en el manuscrito, que sigue un criterio
mixto entre temático, cronológico y genérico: los poemas más elaborados y
extensos se ubican hacia el centro, sin que se pierda jamás la enorme
continuidad y secuencialidad del texto (aun con breves distorsiones
cronológicas) que unifica el peculiar tono biográfico de Praves.
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[hojaa 1ª. en blanco]
[hojaa 2r]
Obras de
don Carlos de Praves,
cura propio
de la parroquial de la
villa
del Viso del
Marqués
Escribiólas desde el día que entró a
ser cura, que fue a 10 de junio
del dichoso año del Señor de
1708
Escribiólas así en prosa como
en verso, de repente,
porque su genio no le permitía
sosiego para nada, y por ser
concebido en locura original[76]
[hojaa 2v]
A el lector
¡Oh tiempo, oh acaso, que descubres los huesos del[77] cuerpo loco de mis escritos ociosos, sepultados
entre el alma de papeles sin cuaderno como baraja de naipes! Si la curiosidad
te estimula a le[e]rlos y hallares verdores de joven en edad crecida, discurre
es genio zumbático[78] o naturaleza que no se puede vencer, no te sirva de
mal ejemplo, y que practícase lo que dictó la especulativa;[79] toma de ese puñado de borradores lo que te
divierta, no lo que te previerta,[80] y da gracias al Criador te libró de poetizar, que
es lo mismo que haberte dado juicio:[81] el del Justo Juez[82] tiemblo.
Vale, vive, parce et ora pro me.
Don Carlos de Praves.
[1r]
[I]
Enviando a
pedir a Su Eccelencia unos bollos de chocolate
ROMANCE
A vos, gran señor Marqués
Santa Cruz, Bayona y Viso,[83]
desde esta cama, doliente,
esta misiva os escribo:[84]
Deste celebro padezco 5
entusiasmos y delirios,
sin que tampoco se libre
el pecho de guargarismos,[85]
porque en la cabeza tengo
mollera[86] cual perro fino 10
y cual pelota de viento[87]
me sale el viento a crujidos.
Estoy sangrado dos veces
y estoy dos veces herido,
en los pies rotas las venas[88] 15
y casi a la muerte el juicio;
de aquesta destilación
se me va apurando el quilo:[89]
sin duda, de mis pecados
este
es el justo castigo; 20
pues siendo tan mal cristiano
padezco tan buen castigo,
[1v] y aunque
por Dios lo tolero,
creo no me canonizo.
Aquí me sobra el calor 25
y, aunque tan fresco me miro
entre sobradas corcheras,[90]
me falta lo garapiño.[91]
En la noria de dolencias
doy
vueltas como pollino, 30
donde nunca me adelanto,
aunque tanto me fatigo.
Como a fiera me acometen
los trabajos en el circo,
sin
que al empleo le falte 35
la calumnia en ejercicio.[92]
Pero diré[i]s, gran señor,
si sois mi tía o mi tío
a quien le cuento mis duelos
tan
sólo porque son míos; 40
bien que aquí viene, señor,
de Salazar[93] el gran dicho,
porque suaviza las penas
la atención del entendido.
Cuando estaba yo en la gracia 45
del Conde,[94] muy compasivo
solía de chocolate
enviarme algún ladrillo.
[2r]
Caí, como Lucifer,
de
aquel soberano Olimpo 50
y ya de aquel chocolate
estoy fallado y fallido;
hasta su gran mayordomo
me mira de ojo torcido[95]
y lo que fue asenjo[96] dulce 55
se ha vuelto ya amargadizo.
Ceso de lamentaciones
cuando yo no profetizo[97]
y voy a mi petición
enforme de pegadillo:[98] 60
Señor, la jícara[99] grande
que decretasteis propicio
en estímulos mentales
me está sacando de tino.
Decretad, mandad, haced 65
que doña Juana el bolsillo
franquee de cuatro bollos,
pues no sé cuántas son cinco.[100]
Suponed soy vuestro huésped
y en la leonera[101] habito 70
y que se me libra en pasta
la ración de lo batido.
Y, aunque en esto del tunar[102]
[2v] pido
como un descosido,
hay
lances en que es forzoso 75
ser lo forzoso preciso.
Supongo que soy molesto
con la llaneza que pido:
váyase[103] por los rubores
con
que en verso os asesino. 80
Ya veo, señor, mis coplas
se reputan por delirios,
que mucho, si por vulgares,
yo propio las desestimo;
ya vendrá tiempo en que sean 85
celebrados mis escritos,
que de nadie mientras vive
se aplauden hechos ni dichos:
a la espensa de cantarlos
comió Homero, cual mendigo,[104] 90
y, después de muerto, fueron
reputados por divinos;
de ración dos panes daba
César Otavio a Virgilio,
pero
fueron inmortales 95
luego que pasó el Cocito;[105]
desterrado allá en el Ponto
Julio César tuvo a Ovidio,[106]
sin que la Parca ni el tiempo
borrasen
sus versos limpios. 100
[3r] De
poetas castellanos
fue su lamento el destino
y de la fortuna varia
tuvieron siempre el desvío.
Decía el gran Zabaleta: 105
«el hombre honrado y mendigo,
si no pide, muere de hambre,
y de vergüenza al pedirlo.»[107]
Y, en fin, señor, del romance
perdonad
lo necio y frío, 110
que como el pan no me sobra,
echo por aquesos trigos,[108]
y ¡a Dios!, que pido que os libre
de poeta entremetido,
que
comen más que la sarna, 115
piden como descosidos;[109]
que ya vendrá tiempo en que
vaya a ser vuestro vecino[110]
y el serviros será poco,
pero
mucho lo comido. 120
El Viso y el julio cuatro
de la era de Filipo
de setecientos y once,
vuestro capellán
rendido.
[3v]
[II]
Habiendo decretado Su Eccelencia
se enviase una docena de bollos, no le enviaron las damas[111] más de seis
ROMANCE
A vos, hermosas deidades,[112]
a vos, bellísimas hembras
que siendo tan varoniles
es lástima que lo sean;[113]
a vos, hermosas deidades 5
de aquesa estación febea,[114]
astros de ese firmamento
o ya lucientes estrellas;
a vos, deidades hermosas,
Ángela,
Antonia, Teresa, 10
Juana, Luisa y las demás
que componéis la asamblea,[115]
a vuestro piadoso oído
llegan ya mis tristes quejas,
si
acaso pueden ser propias 15
las que miráis como ajenas.
¿Sois el consejo de estado
acaso de Su Eccelencia,
que revocáis[116] su decreto
como
si fuera sentencia? 20
De mi pleito la tenuta[117]
[4r] echáis a
mil y quinientas[118]
y negáis la posesión
tan sólo por ser poeta.
¿Por qué decretáis, ingratas, 25
sea condenado a medias
cuando todas ignoráis
aquello que llaman piernas?[119]
Mas ya discurro el concepto:
que
anduvisteis muy discretas, 30
pues como a hombre de modo[120]
no me entrasteis en docena,
bien que el chasco que me dais
no os tendrá muy buena cuenta,
que
en dando fin los seis bollos 35
me mudo a la leonera.
[4v]
[III]
Respuesta a don Manuel de
Moscoso,[121] oficial del
regimiento[122] de
Su Eccelencia, enviando los seis bollos de chocolate
ROMANCE
Apenas con rayos Febo
a los mortales avisa
de que las nocturnas sombras
se ausentan y precipitan,
cuando me dijo mi madre: 5
«¡Despierta, Carlos, aprisa,
que está aquí el señor
doctor,
que viene [a] hacerte visita!»
«¿Adónde vas? -dije- ¿Vienes
a ser de mi vida Arpía,[123] 10
Potosí de sacristanes
y de párrocos la India?[124]
¿Adónde tan de mañana,
zas o Parca de las vidas,
responso
o kirieleysón, 15
pues que ya me parce micas?[125]
Si eres el dos de noviembre
(que tanto viviente birla)
y al campanario más mudo
haces
hablar todo el día, 20
¿contra qué inocente vienes
[5r] que tan
temprano herodizas[126]
o contra qué justo esgrimes
esas leyes pilaticias?[127]
Si es contra mí la alborada, 25
haces crea mi malicia,
que el valle de Josafat[128]
ronda mis huesos y fimbras.[129]
Aquí me tienes por orden
de
tu errada medicina, 30
hecho un esqueleto seco
en lo verde de mi vida.
Sangría, refrescos, dieta
me tienen puesto en la espina;[130]
mano
sobre mano tengo 35
los cuajares[131] y las tripas.
Sólo de mirarte tiemblo
y el quilo se me aniquila,
y de puro inapetente
me
enfada el pollo que pía. 40
De refresco y más refresco
estoy hecho garapiña[132]
y en este catre de tumba[133]
soy del purgatorio espía.
Si como mi cura yerras, 45
yerras tu caballería,
no hayas miedo que descalza
[5v] traigas
tu haca o tu pía.[134]
Que es sobrenatural dices
mi
mal, cuando le aforismas: 50
bien lo creo, pues los traes
de la madre Celestina.[135]
En el féretro o el lecho
me tienes hecho estantigua,[136]
que
parezco a San Benito 55
entre la zarza y la espina.[137]
De aquel duro cenotafio
donde los muertos habitan,
parece que tú me buscas
entre
las yertas cenizas. 60
Si entre mi cuerpo y mi alma
quieres ya romper la liga,
eso es querer en mi casa
sacarme de mis casillas.
¡Juro a tal (que es cosa fuerte) 65
que aquesta viveza mía
quieres porque se te antoja
el que haga la mortecina![138]
¡Déjame vivir, por Dios,
que
ahora no corre prisa 70
ir a roncar[139] a los muertos
los vivos a la otra vida!
¡Déjame vivir y hablar,[140]
que en la lengua me pellizca
mucha
prosa rebalsada, 75
[6r] mucha
arenga detenida!
¡Déjame, que ya me aburro[141]
ver esta tez amarilla,
que los que de hisopo saben
a porta inferi[142] gritan! 80
¡Déjame, porque no hay santo
en toda la letanía
que no invoque por librarme
de tu prosa romancista![143]
¡Déjame, pues, que babeamos 85
para mi mayor desdicha,
yo en la cama, y en el patio
tu fatal haca argelina,[144]
pues quieres el que yo pague
lo
que padeces encima, 90
falsa, lerda y tropezona,
y a los dos nos galopinas![145]
¡Déjame, pues, que ya pienso
que lo humano se me olvida
y
sólo tengo presente 95
las cuatro Postrimerías![146]
¡Déjame, pues! ¿No te duele
mi persona colativa?[147]
¿Ni porque soy graduado
del
Bazán en su familia?» 100
Y apenas dije «Bazán»,
[6v] cuando
su galantería
franqueó por vuestra mano
seis bollos para mi dicha.
En ellos mi salud libro 105
y también mi mejoría,
y le diréis de mi parte
muchas gracias repetidas:
que viva por cada bollo
siglos,
años, meses, días 110
y más que fue de Daniel
semanas y profecías.[148]
Ceso, porque soy molesto
y el celebro se fatiga,
que
como el viento le sobra, 115
salen las coplas muy frías,
y no ha de pagar Moscoso
las frescuras de Talía,[149]
que ya vendrá tiempo en que
le
haga rebosar la risa. 120
[7r]
[IV]
Pidiendo a Su Ecelencia una
silla de campaña para el caballo, la cual le dio Su Ecelencia de las de
su persona, de felpa verde guarnecida de franja de plata y oro, con todos sus
peltrechos de correaje, est[r]ibos, tapafundas
y mantilla
Memorial en
REDONDILLAS
Con aqueste memorial
os tengo dado el primero
y con él, señor, espero
el despacho puntual.
No os cause, señor, rencilla, 5
ni esto sirva de querella,
que pida, sin merecella,
el que me deis una silla;
no aquellas de la persona,[150]
de
telas y guarnición: 10
bastará,[151] para un poltrón,
el que ella sea poltrona.
Mandad, gran señor, si pues
el pedirla os satisfizo,
a
vuestro caballerizo 15
[7v] dé una
vuelta al guadarnés[152]
Dos razones de congruencia.
tengo para que la deis:
una, señor, si queréis,
otra,
si lo manda Ucencia. 20
Otra (y estoy satisfecho)
para no serme negada,
el no serviros en nada,
el no seros de provecho;
y es la más fuerte razón 25
la tercera de las tres,
porque dar sin interés
es el mayor galardón.
Ceso ya de ser cansado
y
ser molesto en el ruego, 30
porque con un «luego, luego»[153]
le supongo decretado.
[8r]
[V]
Dando un parabién de
una boda a don Felipe Clemente, médico, en Valdepeñas, que casó con doña
Pretonila Estrada, viuda de don Abel Messi, griego, intérprete de
lenguas, el año del Señor de 1712[154]
ROMANCE
A vos, segundo Esculapio,[155]
hijo de aquel dios febeo,[156]
que si en el Pindo preside
es fármaco de remedios,
a vos, don Felipe amigo, 5
se disparan unos versos
en forma de parabién,
en la materia del sexto.
Dicen que apagaste el fomes[157]
que
os traía más que inquieto 10
con «quiero, recibo, otorgo»[158]
de otro segundo Himineo;[159]
que el quicio no rechinó
y las teas se encendieron,[160]
señal
que no faltó el unto 15
ni materia[161] para incendio.
Dicen que es con una viuda
rica, noble y de buen gesto,
que tiene un hijo, y vos hija:
silogismo es, con su ergo.[162] 20
Dicen que se publicó
a las voces del silencio...
[8v] de cuyo
trueno sonoro
llegó a mi oído los ecos.
Hasta aquí son las noticias 25
que, en torcido metal hueco,[163]
la Fama esparció parlera
por todo aqueste hemisferio,
en cuya suposición,
y
dejando cumplimientos, 30
repito la enhorabuena
no escusada en estos tiempos:
que te goces dos mil años,
siglos, días y momentos,
más
que el Ave que en sí tiene 35
la cuna y el monumento.[164]
¡Dichoso, Felipe, tú,
que hallaste la flor del berro!
¡Ay de el pobre que el buscarla
privó Calisto tercero![165] 40
Al fin, el cura te ipsum[166]
has juntado en un supuesto,
enfermo de amor, y curas
las dolencias de tu pueblo.
De arte amandi escribió Ovidio 45
y también De amor remedio;
uno y otro es ilusión:
remedio y amor es Venus;[167]
por eso dijo el refrán:
«aquí, Señor, que no peco»,[168] 50
[9r] y mejor
dijo San Pablo:
«casarse es mejor que fuego.»[169]
«¡Ay del solo!, -Salomón
dice, hablando en los Proverbios-
porque
si se juntan dos, 55
tendrán entre sí el fomento.»[170]
¡Qué paciencia bastará
para una noche de ivierno,[171]
desvelos y tentaciones,
«sí
consiento» o «no consiento», 60
esto aparte, larga y fría,
sin reparo para el yelo!
¡Oh, bien hayan las enaguas,
marta y abanico a un tiempo:
en verano son muy frescas 65
y calientan por enero!
¿Hay más raras cualidades?
Del ajo dicen lo mesmo.[172]
Quien le llamó «paraíso
de bobos»[173] anduvo necio; 70
yo digo que es el Elíseo[174]
de la gloria del discreto.
Que obra la parte animal
y racional, también vemos:
que
una obra con apetito 75
y otra con conocimiento.
[9v] El
tronco de los linajes
en aquel árbol tenemos:
si mi padre no me hiciera,
fuera
cura o fuera cuerno. 80
¡Oh, bien hayan las braguetas
de mi padre y mis abuelos!
¿Os celebrara, Felipe,
yo, si no fuera por ellos?
Cuando mi madre se acuerda 85
del dulcísimo embeleco,
dice me hizo haciendo coplas
este grande calvatrueno;[175]
y así, amigo don Felipe,
dad
norma o moda en el cuento, 90
y si hacéis hijos, que sean
en prosa, no sea en verso.
Si acaso en luchas de amor
os fatiga el rendimiento,
fingirse
tal vez dormido 95
es la doctrina del diestro,[176]
que si ensenas[177] a tu esposa,
toties
quoties[178] jubileo
te cree y querrá ganarle
en su esposo, vivo templo.[179] 100
Y en fin, amigo, en molestias
y romance frío ceso,
que a un amigo castellano
no se le ha de hablar en griego.[180]
[10r]
[VI]
Prosigue las gracias a don
Manuel Moscoso de los seis bollos de chocolate,[181] respondiendo a
unos versos como se expresa en este
ROMANCE
Una carta y un papel
y unos versos muy cordiales
recibí, aunque sin razón
llamas «versos mordicantes».
Dices no tengo remedio 5
porque es mi mal incurable,
cuando quedé sin dolores
luego
que vi el chocolate:
los seis bollos recibí
y
salté luego del catre 10
dándole al doctor dos higas,
a su récipe y jarabes.
Dices que, en pago, te escriba
un satírico romance;
pues
dime, Moscoso mío, 15
¿acaso has muerto a mi padre?
Si con el regalo puedes
hoy día resucitarme,
¿por qué quieres que tan mal
el
agasajo te pague? 20
¿Si me los pidieras? ¡Vaya
que tratara de matarte!,
porque pedirme a mí dulces
es lanzada de un algarbe.[182]
[10v] Digo que vivas más siglos 25
que niños mala comadre
envía al limbo, y del fuego
se vive y se muere el Ave.[183]
Ganimedes[184] de los dioses
desde
hoy, Moscoso, te llamen, 30
pues subministras el néctar
propicio a mis paladares.
De las balas enemigas
piadoso el cielo te guarde;
seas en tu[185] regimiento 35
capitán de capitanes.
En la feliz leonera
te respeten y te acaten,
ya la jícara espumosa,
ya
el criado que la trae. 40
Si
te hallares en batalla,
no pierdas el equipaje;
coma[s] en mesa redonda
siempre de los generales.
Tengas tus pagas muy prontas; 45
con clarines y timbales
comas alegre y sin susto
con la música de Marte.
Si te tocan arma falsa,
siempre
montado te hallen 50
y la toquen verdadera
[11r] cuando a comer te llamaren.
Si te toca algún saqueo,
siempre plata u oro halles,
tanto
que de conducirlo 55
las acémilas se cansen.
¡Seis bollos! Seis mil lanzadas
des a tropas auxiliares,
de suerte que los apures
los ingleses y alemanes.[186] 60
¡Seis bollos! En la otra vida
te los suministre un ángel
y entre los astros febeos,
sin que te abollen, te encajen.[187]
Si jugares a los dados 65
o jugares a los naipes,
si es que echares, sean suertes,[188]
nunca encuentros,[189] nunca azares;[190]
a la primera[191] los sietes
tengas; a los cientos,[192] ases; 70
al cacho[193] te vengan seises
y a la flor,[194] treses a pares.
Te veas libre de necios
y también de petardantes.[195]
Siempre
te busquen las dichas 75
y te huyan los pesares.
En las noches de verano
[11v] duermas sin el hospedaje
de pulgas y chinches y[196]
ignores
siempre el rascarte. 80
Y en cuanto a que a el soberano[197]
expresé la voz de «aire»,
lo dije por mi cabeza,
no hablaba por mis cuajares;[198]
pero el que de tu caballo 85
el bocado me negaste,
antes bocado[199] me diste
y ocasión de mormurarte,
y
pues me mandas te diga
aquesta
vez un vejamen, 90
respeto la leonera
y la inmunidad de Arce;[200]
y así, Moscoso, paciencia
con mi genio estravagante;
comienzo
con tu licencia, 95
aunque es violento el dictamen:
Cuando te pedí la brida
de tu jaca o Rocinante,
me duplicaste la mosca[201]
que
truje de Manzanares. 100
Tal cual, mi potro me trujo
por aquesos andurriales.
[12r] ¡Gracias a el amigo Oviedo
que me hizo buen hospedaje!
Allí cenó y bebió frío 105
el poco dichoso Praves,
que apeado de la gracia
vino de todo un linaje.[202]
Muy preciado de marrajo
y
con severo semblante 110
me dijiste: «Aquesa brida
ni se lleva, ni se trae»,
como si fuera tu haca
del elevado linaje
del
celebrado Babieca 115
u de centauros titanes.
En fin, amigo Moscoso,
olvidaste en este lance
el ser el cura tu amigo
y
ser allende los mares, 120
el cual se halla mejorado
de su dolencia y achaques,
que chocolate y sangrías
pudieron ya mejorarle,
quien se pone a tu obediencia 125
y pasará a visitarte,
[12v] si el soberano tuviere
a bien el que haga viaje.[203]
Y ¡a Dios!, amigo, que ya
me
llaman a retirarme 130
una siesta, calurosa
como de caniculares.
[13r]
[VII]
Hácele cargo don Manuel
Moscoso no escribe el cura a Su Eccelencia porque está rico con un
abintestato[204] y
entierros, cosa incompatible, poeta y rico.[205] Responde
a su carta en este
ROMANCE
Hombre de mala conciencia
o falso testimoniero,
pues dices me faltan coplas
porque me sobran los medios:
en la religión de Apolo 5
son los votos tan estrechos
que, sobre ser inflexibles,
son mucho más que preceptos.
Y,
por si lo has ignorado,
escucha
sus mandamientos 10
para que del noviciado
te pases a ser profeso:
Lo primero y principal
(que es muy principal primero)
las
bragas sin faldriquera, 15
rotas, pero con remiendos;
[13v]
conque del antecedente
se sigue el dilema luego:
a quien le faltan calzones,
no
le sobra plata pruebo. 20
Lo segundo y natural
es, en todos, andar puercos:
mucho tabaco[206] en el rostro
y gran falta de pañuelo;
muchos puntos en las medias 25
cosidos con hilo prieto;
los zapatos remendados
y rara vez compañeros;
el vestido, a lo follón,[207]
como ropa de maulero,[208] 30
presentado cuando más
o prestado cuando menos;
capa de paño que dure
y que venga a todos tiempos;
a
la española o francesa, 35
como cayere, el sombrero;
en ivierno el tafetán
y en verano el terciopelo,
de la casa de Girón
haciendo blasón de deudo.[209] 40
El tercero enamorar
a lo portugués:[210] muy tierno,
[14r] que no hay amante más fino
que [a] aquel que falta el dinero;
amar toda cosa viva; 45
escribir muchos sonetos,
no desconfiando a feas
y a lindas envaneciendo;
de los lances de gastar
huyendo
siempre los riesgos 50
y, si fueren pedigüeñas,
responder siempre con metro.
Lo cuarto, afectar pobreza
con retórico denuedo,
acusando
a la fortuna, 55
madrasta de los ingenios.[211]
El quinto, alabar a todos
de galanes y discretos,
que todos aman los hijos
partos
del entendimiento: 60
el amor propio le sobra
al hombre por lo terreno
y ninguno por abortos
imaginó sus conceptos.
Y pasando a responder 65
de tus versos al contesto,
en que dices que he callado
[14v] esta vez como discreto:
¿es el callar dos romances,
una
décima y un plego 70
a la asamblea de astros
de ese Olimpo o ese cielo?
Y en lo de hiena o cocodrilo,[212]
lo de la pulga y el hueso,
harto
tengo que roer 75
ausente de ese hemisferio,
porque aquí se vive apenas
bogando a remo y sin sueldo,
lejos de los regocijos
y cerca del desconsuelo.[213] 80
Más bien pudiera culparos
pues que me escribís dos plegos,
uno en prosa de galope,
otro de portante[214] en verso;
en ellos no hacéis memoria 85
de los grandes ni pequeños:
sólo habláis de abintestato,
de réquienes y de entierros;
en forma de parce mihi[215]
me
consideras por muerto: 90
será muerte de la ausencia
de mi amo,[216] mi suerte y dueño.
Y, en fin, de la leonera
[15r] obediente a los preceptos
hallarás
siempre a tu cura, 95
quien te rinde mil obsequios.
[VIII]
Explícase la grosería del Reverendo
Padre Fray Joseph Arroyo en estas
COPLAS[217]
Jugaba el gran Padre Arroyo
con las damas, aunque indigno,
y como puerco gruñía[218]
la repuesta por codillo;[219]
y como para beber 5
es su gran excitativo,
como si preciso fuera,
buscaba la salsa a el vino.
¡Qué cortés! ¡Qué palaciego!
Alternaba
voz y grito, 10
abusando de la dicha
de llamado y escogido.
Buscaba, en la leonera,
apoyo en cura del Viso
y
halló aplauso que merece 15
en estas coplas que escribo.
Fraile tonto, fondo en necio,
majadero, entremetido:
[15v] piensas jugar en estrado
es jugar en el ejido;[220] 20
piensas es jugar la taba
jugar en el bufetillo
o jugar con las deidades,
jugar con los monacillos.
En la atención y en el garbo 25
estás, fraile, tan no vicio[221]
como profeso y graduado
en lo mamado y bebido.
Fallo que padre maestro
te
gradúen en los vicios, 30
cuando de lo palaciego
estás negado al estilo.
Y, en fin, vete a esparragar
entre los niños del limbo,
que
en lo inocente parece 35
faltó la forma al baptismo.[222]
[16r]
[IX]
Caso sucedido en el Viso el año de
mil setecientos y once, en una centuria de endechas dedicadas a un amigo
en esta
COPLA
A ti, incógnito, una musa
o mordicante Talía,
te dedica cien endechas
otro incógnito versista.
ENDECHAS
1. En tiempos pasados 5
Perico y Marica
hablaban en verso
en la corte y villa;[223]
2.
pasóse aquel tiempo,
porque
en esta vida 10
múdanse los tiempos:
la mudanza es misma.[224]
3.
No hay entendimiento
que no poetiza:
hasta
los venteros 15
andan en quintillas;[225]
4.
padres de Tebaida,[226]
el ingenio avivan:
[16v] el gato por liebre,
grajo
por gallina 20
5.
hacen los milagros
destos, cada día;
virreyes de sierra
son, atabaliva:[227]
6. allí está su flota, 25
allí está su India,
como el echo[228] prueba
de sus bizarrías.
7.
Y volviendo al echo
de
disgresión nimia 30
de que en los venteros
se halla bizarrías,
8.
íbame yo a caza
con mi Clavellina[229]
(porque [así][230] se llama 35
la pachona mía);
9.
como, en venaciones,
ansias y fatigas
a nadie le eximen,
busqué una alquería.[231] 40
10.
Hallé, solo en ella,
un viejo estantigua[232]
con los miembros yertos
y barba tendida;
11. sus lánguidos huesos 45
raíz parecían;
alma vegetable,
vida sensitiva.[233]
12.
Catre fue en su choza
la
yerba pajiza. 50
[17r] Baco me dio en corcho[234]
y Ceres en migas.
13.
En breves razones,
de oráculo dichas,
como
en Delfos dijo 55
Apolo en enigmas:
14.
«¡Oh, ambición humana!
-dijo- ¡Oh, tiranía!
Como de Fineo
ración al Arpía[235] 60
15.
de insaciable gula,
de ti no se libra
ni el corzo ligero
ni el ave que gira;
16. a Jove Tonante 65
en el rayo imitas
y a Cibele estingues
la azufrada mina.
17.
¡Oh, inclinación basta!
Pues
por ti fatigas 70
en sus venaciones
tuvo Proserpina,[236]
18.
testigo Acteón
fue, pues su traílla
rompieron
sus canes, 75
del rey homicidas.»[237]
19.
Estas y otras cosas
dijo; yo comía,
suspenso el discurso
de
su gran doctrina. 80
[17v] 20.
Vínome la especie
de aquella visita
que al Cínico hizo
el Macedonista.[238]
21. Siguióse la quiete,[239] 85
en que agradecida
fue de mi modestia
su hospitalería.
22.
Aún más que curiosa
mi
ansia, pretendía 90
saber de mi huésped
su vida esquisita;
23.
preludió mi rostro:
fue su vaciatripas,
pues
en él previó 95
lo que no decía.
24.
«Cazador espurio
-dijo- que mi dicha
te trujo a que seas
dulce
compañía: 100
25.
yo soy de los astros
estrago en desdichas,
pues son increíbles
por tan esquisitas.
26. Nací en una aldea 105
desta serranía;
mi padre fue pobre,
mi madre, no rica,
27.
mi niñez, escasa,
[18r] juventud,
mendiga, 110
de Mavorte[240] triunfo
y la diosa chipria.[241]
28.
Pasé mis verdores
en lides precisas,
ni
bien envidiado 115
ni bien sin envidias.[242]
29.
De Minerva el árbol[243]
tal vez extinguía;
la sed apagaba
en la Cabalina.[244] 120
30.
Fatigaba el numen
en líricas rimas
o en serio-jocoso,
como el genio dicta.
31. Cortejé magnates, 125
amigos y amigas:
gloria accidental
y pena maligna.
32.
Investigué el astro
que
a todos domina 130
menos al que sabe
la sophia, o sophía;
33.
hallé que no sólo
a mí predomina,
pero
que me manda 135
como que precisa.
[18v] 34.
Dejé de hacer versos
porque es bobería
que un necio censure
de
mí las fatigas 140
35.
y, en este supuesto,
renuncié la lira
y del escarmiento
en templo pendía,[245]
36. porque si se escribe 145
algo que mordica,
aun moralidades
hoy se desestiman;
37.
si es de héroes hazañas,
es
altanería 150
y es un libramiento
escrito en ceniza;
38.
si escribe poemas
no son entendidas,[246]
ni
menos si toca 155
historia o noticias.
39.
En fin, me pasé
a la astrología
y los once globos[247]
fue
mi librería. 160
40.
En ellos hallé
la gran simpatía[248]
de vida humana
frágil, quebradiza.
41. En un día sólo 165
[19r] su curso dimidia[249]
el gran luminar
que al otro ilumina;[250]
42.
si en el firmamento
planetas
deliran, 170
¡qué mucho que el hombre
padezca manías!
43.
Preveo en los astros
ocultos enigmas
y
aun paso tal vez 175
[a] hacer profecías;
44.
una te prevengo
en todo esquisita
entre una ignorancia
o
crasa malicia: 180
45.
La gentilidad
consagró la encina
a Júpiter santo,
que rayos envía,
46. y no sólo cultos 185
a su árbol dedican,
pero de sus ramas
lámparas pendían;[251]
47.
Jove, agradecido,
esempto
le mira 190
del trisulco ardiente[252]
de cólera y furias.[253]
[19v] 48. A el que una ciudad
solo defendía,
de
la encina ramas 195
corona tejían,[254]
49.
y los atenienses
dieron la inventiva
de dar en los triunfos
corona
cívica: 200
50.
al grande Pericles
su ciudad patricia
la estrenó en sus sienes
(honra merecida);
51. hasta los romanos, 205
tan ceremonistas,
a sus generales
no el triunfo eximían.
52.
Este -digo- árbol
del
Tonante, encina 210
(vuelvo a referir
aunque lo repita),
53.
que resiste al Noto,[255]
una sabandija
llamada quesidro[256] 215
le roe y derriba.
54.
Este mandará
destroce y sucida[257]
algún soberano
para su familia.[258] 220
[20r] 55.
Irán con su carro,
con mulas y guía,
para conducirlo
para su cocina.
56. Deslumbrado, un juez 225
hará pleitesía
(pero no homenaje,
porque es hidalguía);[259]
57.
pondrá carro y mulas
en
una hostería, 230
los criados presos
con bulla y con grima,
58.
calabozo, grillos,
cepo y gritería;
«¡Por
vida del Rey!» 235
dirá a toda prisa;
59.
aceptará el pueblo
su gran tropelía,
porque los de allende
no
son de su línea; 240
60.
dará cuenta luego,
con sofistería,
del crimen de Sesa
de su antojadiza.
61.
«Viose el perro en bragas»,[260] 245
dicen en Castilla;
[20v] él pensó la vara
era colativa.[261]
62.
Recibirá carta
de
muy buena tinta, 250
llena de verdades
para sus mentiras;
63.
pasará a palacio
con sofisterías
y
segunda parte 255
allí le dedican,
64.
porque a una criada
de Su Señoría
treinta y dos del pico
de libros la libran;[262] 260
65.
esperando fiesta,
tendrá dos vigilias:
una en las orejas,
otra en la vista.[263]
66. Volverá a su casa 265
como volvió Midas:
con orejas de asno,
con cara de ripia.[264]
67.
Daránle accidentes,[265]
serán
de vejiga, 270
pues piernas abajo
orinando cisca.
68.
Físico[266] vendrá;
daránle jeringas,[267]
[21r] y
no será mala 275
la de agua y chinas.
69.
¡Oh, curso de tiempos!
Ayer, causa viva;
hoy, haciendo causa[268]
y
aun no le habilitan. 280
70.
El pecho por tierra
ayer se le vía
y hoy, elevado
con sus piececitas.[269]
71. Al culto se atreve 285
aunque dél se diga
que su puerta huele
a chamusquina.
72.
Mujer varonil:
supuesto despicas[270] 290
con cólera y fuego
flema de gallinas,[271]
73.
Zenobia[272] te envidie,
Tomiris[273] te sirva:
ponte
unos calzones 295
y al pueblo basquiñas.[274]
74.
¡Oh, curso! ¡Oh, serie
de tiempos maldita!
¡La pluma enmudezca
y
el papel no tiña, 300
75.
que tierra infructuosa
da abrojos y espinas
[21v] y, aunque la cultiven,
nunca se cultiva!
76. Esta mi rudeza 305
creo que se explica
en cifras de coplas
que no son en cifra.[275]
77.
Y, en fin, este es mundo,
y
es cosa precisa 310
que de malo y bueno
haya coronistas;
78.
que también mis hechos
habrá quien escriba
y
póstuma fama 315
es la siempre viva.[276]
79.
El vivir al tiempo
es gran fullería
y saber lo tardo,
temprana
noticia. 320
80.
Aquí en reflexiones
paso todo el día
y es para mí alcázar
mi estrecha choriza.[277]
81. Vivir ignorado 325
es vida esquisita:
hogar y puchero,
cama blanda y limpia;
82.
el catre de pluma
[22r] fuera
gran delicia, 330
así no el cuidado
fuera pensionista.[278]
83.
El griego, de Troya
triunfó al invadirla,
pero
dél triunfó 335
Circe y su engañifa.[279]
84.
Veneno al monarca
en oro ministran,
pero al pobre nunca
se le dio en morcilla;[280] 340
85.
congruente razón
y más que precisa:
pía mano al pobre,
al rico la impía;
86. al César puñal, 345
Pompeyo, cuchilla,
o ya en Capitolio,
o ya, en él, egipcia;[281]
87.
a Nabal Carmelo[282]
su
glotonería, 350
al grande Alejandro
con vino atosigan;[283]
88.
[a] Amón con espada
su hermano en la esquila,[284]
verdad
explicada 355
en letras divinas;
[22v] 89.
racional bellota,
Absalón pendía
y quitó en tres lanzas
en una dos vidas;[285] 360
90.
Ramillac en Galia
hizo un enricida
y para él la entrada
fue postrimería.[286]
91. Porque las riquezas 365
al hombre alucinan,
la parte animal
en él sólo anima;
92.
de la diosa Isis
son
la jumentilla: 370
a una adoraciones,
al otro paliza.[287]
93.
Esto, ¡oh cazador!,
la esperiencia avisa:
díganlo
mis canas 375
de plata bruñida;[288]
94.
el cabello blanco,
cada uno es pagina
en que explica el tiempo
su
sabiduría. 380
95.
Sólo desengaños
veo a letra vista,[289]
cuando ya las Parcas
corren la cortina.
[23r] 96. El líbero adbitrio 385
es el alquimista
o física piedra
que hace oro de alquimia.[290]
97.
Vuélvete a tu casa,
joven,
y sigila 390
en tu corazón
esta medicina;
98.
que yo ya con llanto
o yo ya con risa,
o
soy Heraclito, 395
o soy Democlita.[291]
99.
Y, en fin, si molesto
te he sido, halle[292] lima
mi oración tan larga
como
repetida.» 400
Esta obra se halló en las poesías
de la madre Celestina y se trasladó fiel y verdaderamente el año de 1711.
Concuerda con su original, a que
me remito.
Don Carlos de Praves [rúbrica]
[23v]
[X]
TONADA
estribillo ¡Qué lindo chiste,
qué linda gracia,
ocultar con tu yelo
la ardiente llama!
coplas
Filis, ¿para qué te quejas 5
llamándote desgraciada,
si con tu ceño desmientes
lo que con los ojos hablas?
Quiéreme ya de una vez,
pues
de una vez te declaras; 10
mira que difino el genio
de tu condición estraña.
Amar a lo palaciego
es de calzas atacadas[293]
y
ya se acabó aquel tiempo 15
y es otro tiempo en España.[294]
Al fin, Filis, vamos claros
y cesen las confianzas,
porque ya las imposibles
es moneda que no pasa.[295] 20
estribillo ¡Qué lindo chiste,
qué linda gracia!, etcétera.
[24r]
[XI]
Dio Su Ecelencia un
tabernáculo al convento de Nuestro Padre San Francisco[296] y
estando aguardándole para la colocación, vino la noticia no venía Su Ecelencia
Carta a don Manuel
Moscoso
Hoy, de julio veinte y dos,
de canícula primero,
del sin segundo Moscoso,
don Carlos, servidor vuestro:
Hoy, día en que el Can celeste[297] 5
empieza a freír los sesos
(aunque los del cura no,
ni por grandes ni pequeños,
porque mi cabeza en todo
se
parece al verbo neutro, 10
que él carece de supino
y yo de sesos carezco),
os escribo esta misiva
porque dicen que un arriego[298]
pasa
a esa villa (a lo que 15
y en lo que no voy ni vengo),
por no perder la ocasión
de escribiros cuatro versos,
[24v] porque el tiempo da lugar,
por
lo propio y por lo mesmo, 20
y por deciros que cuando
creí viniese mi dueño
a ver su sagrario en blanco,[299]
viene ni aun por jubileo.
El tabernáculo miro 25
hecho retablo de duelos[300]
y, aunque es objeto de todos,
hoy se mira sin objeto.
El orador se lamenta
con
el sermón en el cuerpo 30
y dice le falta el alma,
siendo Su Eccelencia el testo.
De la misa en lo solemne,
serán siglos los mementos[301]
y
lo de omnium circunstantium 35
vendrá a ser Dominus tecum.[302]
La comunidad dirá
que son menores, creemos,
supuesto falta lo grande
en que lograr los ascensos.[303] 40
El cabildo, convidado
a la traslación del Verbo,
¿qué hará sin su protector?
Estará como violento.
¡El cura! Eso que no es nada, 45
[25r] estará con un sosiego
como de su grande juicio,
como de su calvatrueno.
¿La villa? No será villa,
pues le falta el
complemento[304] 50
y, faltándole lo más,
ella será lo de menos.
Pueblo, devotos, devotas,
de su señor careciendo,
con
su semblante dirán 55
lo que carece el afecto.
«Al fin, Su Ecelencia -dicen
y se tiene por muy cierto-
nos falta a la gran función
y, pues no viene, laus Deo.»[305] 60
[25v]
[XII]
Habiendo predicado un Padre
novicio[306] en
predicar bien y profeso en predicar mal, pasó a palacio, donde con gran p[r]iesa
pidió a gritos a un criado de la casa un rábano porque venía sufocado del
fervor con que había predicado. Exprésanlos estas
COPLAS[307]
Como un padre predicó
el muy Reverendo Padre,
dejando siempre los testos
olvidados a la margen.
Redujo a solos tres puntos 5
tan en todo, todo fácil,
que celebró carcajada
del auditorio el vejamen.
El primero fue de viudas,
que
las retoza la sangre, 10
por adentro el aleluya,
por afuera el mihi parce.
Del médico fue el segundo
haciendo del pulso examen,
porque
desde tamañito 15
[26r] tuvo la enfer[me]dad grave.
El tercero, de gaceta,
de ingleses y de aliatares:[308]
mucha prosa dislocada
con
que ni dice ni hace. 20
Apeóse de sí propio,
siendo en todo un asni-fraile,
pasando luego a palacio,
y aún no pudo desasnarse.
Un rábano pidió a gritos 25
y por las hojas le ase,
que en apetecer el verde
fue en todo identificarse.
Rábano pedía al novio
con
pujamiento de sangre, 30
porque uno que el Padre tiene
es para él fomes, y fames.[309]
[26v]
[XIII]
Mandó el Eccelentísimo señor
Marqués de Santa Cruz le diesen al cura leña de las encinas de la dehesa.[310] Juntaron
ayuntamiento y resolvieron lo que dirán las coplas,
difiniendo los cuatro consejeros de la Junta Magna
El año ya declinaba
tercera estación autumna
y del perezoso ivierno
tibiezas de Febo anuncian,
cuando mandó el soberano 5
le diesen del Viso al cura
un libramiento de leña
de unas encinas robustas.
Hizo notorio el decreto
el
secretario a la Junta 10
y torcieron el hocico
en gesto de catapurgas.
Juntóse el Ayuntamiento
en forma de turbamulta:
cada
uno tiró su coz, 15
[27r] todos las tiraron juntas.
Moreno, que está escamado[311]
de encinas, tendió la juncia[312]
y mandó más que de paso
el
que el decreto se cumpla. 20
Clemente (no lo fue entonces)
con la elocución que usa,
decía: «¡Muy gentil droga!
¿Es jeringa o es ayuda?»[313]
(Bufaba cual sombrerero[314] 25
que las manos se chamusca;
galopaba en el escaño
como si fuera en su burra.)
Siguióle el regidor largo
con
voz que sale de tumba 30
y, aunque es corto de razón,
le sobraron allí muchas;
dijo en voces provinciables
y en su gramática culta:
«¿Quiere
el cura que la dehesa 35
o ya se apure, o se hunda?
¿No le basta el utensilio[315]
de la pila y sepoltura,
que quiere nos falte el pasto
[27v] que
las encinas fecundan?» 40
Cesó, y habló el regidor
segundo, con su segunda:[316]
uno que llaman «Bolillos»
porque los birla o los burla;[317]
ente filosofador 45
que es cargo tomarle bula,
por mal nombre Borreguero,
de traza y arte lanuda;[318]
haciendo entre las quijadas
con
la lengua escaramuzas, 50
púsose en pie y levantó,
sin ser encanto, figura;[319]
abrió piernas estevadas,
arqueó las cejijuntas,
dio
en la mesa una palmada 55
y en ella afirmó las uñas;
«Ya sabéis, -dijo- ¡oh senado!,
que, aunque basta, esta estructura
fue eligida a senador
o patricio de posturas.[320] 60
Es mi voto se dilate
o se niegue cosa justa
y por ahora se suspenda,
dándole treguas algunas.»
[28r] Terminó la Junta Magna 65
sin resolución alguna
y aquí la primera parte[321]
terminó también la Musa.
[XIV]
Entrada que hizo en el Viso el
Conde de Parsén[322] de vuelta de
Andalucía
CANCIÓN[323]
Yo, aquel que en los pasados
tiempos
logré los celebrados
aplausos
y favores,
que
el aura llevó en flores,
del
áulico galeno,[324] 5
el
que de la triaca hizo veneno[325]
así
como la araña y el abeja
(que
una, triaca, otra, ponzoña deja
de
la flor que libaron),[326]
que
oreja inficionaron[327] 10
así
como de Midas, Pan y Apolo,
o
como la que sólo
se
concede a el oído para el feto
y
pare por la oreja aquel defeto;[328]
yo, aquel (otra vez digo) 15
sin doblez vuestro amigo,
os
noticio una entrada
esquisita,
aplaudida y celebrada.[329]
La
entrada viste ya de Su Eccelencia[330]
su aspecto, su decencia, 20
lo
airoso, lo lucido,
lo
poco presumido,
[28v] la
comitiva de caballería,
de
criados, aquella bizarría
en todo celebrada; 25
pues
esta a aquella se pareció en nada.
Vosotras, Musas del castalio coro,
pues
no cisne sonoro,
si
no es que ronco ganso,
por si en mi rima canso, 30
dadme
favor, en tanto
que
con mi genio canto[331]
en
voces mal templadas,
no
de salidas, sí de las entradas.
Tú, franco amigo, si esta vez acaso 35
te
moviere a la risa mi Parnaso,
suple
mi narrativa,[332]
si
acaso no te priva
o
te da pesadumbre
la feliz servidumbre 40
de aquel Marqués famoso
como
su padre, en lides venturoso,
que
en garbo y en acciones
da
envidia a España, horror a las naciones.[333]
Numen de Delfos, astro luminoso 45
dimidió
la carrera presuroso,[334]
cuando
ya de la entrada
anunció
la campana embadajada
que
asoció la lisonja
de
cirenisa[335] monja, 50
aquella
que el badajo
[29r] maneja,
y estropajo,
con
el dindilindín del cimbalillo[336]
y
con el dandandán del monacillo.[337]
Salí
a la plaza (para aquí te quiero):[338]
venía
con cencerro
un
burro, con su jalma,
y
en él la Luisa, que llevó la palma,[339]
con
fontanche[340] de lazos de amapola,
blanca flamenca que nació en Angola. 60
Siguióse un burro prieto, solariego
de
aquella de Balán,[341] de un ojo ciego,
tuerto
del otro,[342] de piernas estevado,
manco
de un brazo,[343] lomo derrengado,
con cencerra al pescueso, 65
con
poca carne, pero mucho hueso;
venía en él la Saguntina,
color
de venturina,[344]
con
su cara voleada,[345]
la boca grande, pero desdentada 70
(que
es gracia en los sirvientes,
aunque
los riñan, no mostrar los dientes,
y
donde hay arrozada[346]
basta
la encía, como esté encallada).
Venía una borrica leñadora 75
que
parejas corrió con la aguadora,
entrambas
palaciegas,
no
ya del todo ciegas,
algo
cortas de vista y con antojos
de comer de las mulas los despojos, 80
[29v] porque
los señorones
son
a veces galantes de granzones;[347]
pudieran,
por ancianas,
del
consejo burral ser las decanas;
eran
atlantes[348] de la cocinera 85
y
la dueña de llaves, la Arrocera,
que
vino, con gran porte
balanceada
en arrobas, de la corte.
En burros cuatro entró la infantería
(digo, la pajería) 90
de
Blas, el Valenzuela;[349]
avistó
a la plazuela
cuando
coros de ninfas de estropajos,
de
la familia del Vizconde Andrajos,
en estilo salvaje 95
dieron
la bienvenida a todo paje.
(Suspendióse la entrada
y
por ser mano aquí de carcajada,
te
cito para un cuento
y aquí te busco un poco más que
atento: 100
Un paje, de los cuatro referido,
herido
de Cupido,
decía
sus amores y querella
a
una cierta doncella
y, como de la hambre 105
el
hilo de la vida era un estambre,
dormía
poco y mucho discurría,
y
¿qué hace? Cierto día,
la
cresta cercenó a cierta gallina,
escribiendo con sangre a la ladina, 110
que
amor discurre mucho en sus acciones
[30r] y
el ingenio suplía los doblones.
Repitió el cresticidio y su fineza
y,
porque la tal pieza
causase a la fregona susto y miedo, 115
se
ataba un trapo a un dedo
que
la ninfa miraba ensangrentado;
mas,
¡ay del cocinero desgraciado!,
porque,
faltando a la fritada crestas,
llevó la reprehensión del amo a
cuestas. 120
Acechó
el cocinero
cuando
el paje ligero
cayó,
el pobre infeliz, en el garlito;
hubo
risadas, hubo llanto y grito,
reprensiones, azotes y castigos 125
del
delito probado con testigos.
¡Oh, lo que puede un paje enamorado!
¡Oh,
lo que puede un hurto averiguado!
¡Oh,
haciendas de criados usurpadas!
¡Oh, sangre de las crestas
derramadas!)[350] 130
Vuelvo a la entrada, dejo disgresiones,
que
vuelven de badajos las canciones
y
es poco cortesano
hablar
del paje y no del soberano.
Este (digo el señor) entró delante 135
en
la mula (silencio y adelante,
que
no me da licencia
hable
mi Musa ya de Su Eccelencia).
Ocupó su derecha
el que con sepancuantos abre
brecha, 140
[30v] el
semideo, el coco de serranos,[351]
corvo
de uñas, sucio de las manos.
Su siniestra ocupó don Esternudo,
el
capellán del tercio del embudo;[352]
el que por esperiencia 145
sabe
la letra, pero no la ciencia;[353]
el
que, mozo de venta y de camino,
tiene,
malo, la que hijo de vecino.[354]
Entró
en un Rocinante lusitano
que levantando un pie, luego la
mano, 150
parece
volatín en la maroma,[355]
siendo
su hambre su infeliz carcoma.
Venía en un machuelo
el
rector de aquel cielo
de vírgenes vestales 155
con
pocos bienes, menos gananciales,
porque
los cumplimientos precisivos
hacen
perder, a quien no gasta, estribos.
¡Aquí la admiración, aquí el portento!,
que sigue don Raimundo en un
jumento, 160
medio
borrico atrás, medio delante,
muy
calzado de huante,
arrastrando
los pies, y con melena
que
una cola de vaca dio con pena...
¡Oh, pesia mi rudeza!, 165
que
perruquín[356] se dice a la francesa,
y
aun su cara, redonda cuanto franca,
parece
de francés sin bragas anca.
Aquí esclamé con un dolor profundo
y dije: «¡Bienvenido, don
Raimundo!» 170
(el
cabezón[357] y brida no os asombre:
[31r] gran
equipaje para gentilhombre).
Seguían las carrozas de quien sólo
puede
ser coronista el mesmo Apolo.
Llegaron a palacio, 175
unos
deprisa, otros muy despacio,
donde
catanla[358] y diosa
(mojiganga[359] graciosa
fue
en casos como aquestos),
una con risa, otra con sus gestos, 180
cada
cual a su sabio parecía:
una
lloraba y otra se reía,[360]
y,
mulas de chirriones,[361]
una
da coces, otra rempujones.
Suspende, Musa, y perdona, amigo, 185
supuesto
no consigo
el
acierto en la rima y narrativa,
que
lo demás lo dejo a que otro escriba,
que
incensar en palacio en ocasiones
no siempre es concedido a los
bribones. 190
[31v]
[XV]
A la venida de Granada al Viso de
don Luis de Valdivia, capitán de caballos, que al presente se
hallaba con su compañía[362] de
alojamiento
SONETO[363]
(Hablan el cura, sus dos
sacristanes y sus dos pajes.)
cura
- ¡Hola,[364] vasallos! ¡Hola, sacristanes!
Pasad
luego, al instante, al cumplimiento...
¿Cómo
no obedecéis mi mandamiento?
¡Vestid
el cuello, calzad los balandranes![365]
¡Pajes, lacayos! ¡Hola, ganapanes! 5
¡A
mis gritos venid luego, al momento,
desobedientes!
(Es cosa de cuento.)
¿Estáis
en la antesala o los desvanes?
cura
Mirad que vino...
sacristán
1º -
¿Quién?
cura - don Luis...
sacristán
2º -
No es nada. 10
cura - ...el capitán.
paje
1º - Te doy el parabién.
cura
- Por señas de que trai...
paje
2º - ¿Hambre atrasada?
cura - Picarón, ¿cómo dices?
sacristán
1º - ¿Grande tren?[366]
sacristán
2º - Si
trairá, pero será en pan-nada.[367]
[32r]
[XVI]
Un caballero muy miserable se
enamoró de una gran señora de verla hacer un menudo,[368] y
fue tan eficaz el garbo con que las envasaba,[369] que
fue estímulo para que la regalase un jubón demediado y un tapapiés traído, y
consiguiese la potentísima señora, sobre el don de morcillera de cámara, el don
de las tres letras: D, O, N[370]
SONETO
¡Aquí de los influjos de Talía,
aquí
de todo Apolo y su cuadrilla,
que
a quien llamaba ayer yo[371] «Mariquilla»,[372]
hoy
tengo de llamar «doña María»!
Miróla su Macías[373] cierto día 5
(¡oh,
Amor alado! ¡Estraña maravilla!,
corales
por carcaj, flecha morcilla,[374]
¿que
hasta en mondongo[375] ejerces tiranía?).
¡Oh mudanzas! ¡Oh mundo! Ya tu treta
conozco: que eres vano y aun
perjuro; 10
que
para tu inconstancia es vano[376] un muro,
como fortuna varia cual veleta,
pues
cuanto gasta fácil la bragueta
es,
en las faldas situado, juro.[377]
[32v]
[XVII]
Hallábanse de cuartel en el Viso
dos compañías del regimiento 3º de caballería de Granada,
de una de las cuales era capitán don Luis de Valdivia, alférez don
Francisco de Castro y teniente don Ignacio de la Peña. Estos,
sábado de Carnestolendas en la noche, le hurtaron un pavo que estaba en el
gallinero con una pava con quien tenía contraído desponsales, y a otro
día le tiran al cura por encima de la puerta la cabeza y tripas del pavo. Este
tal pavo era de un alférez de la otra compañía y, impacientes de que se tardaba
en convidarlos, ejecutaron esta torpeza; mas probaron al cura con unas coplas
muy necias, como de su mala cabeza. Responde el cura, y cuenta el hecho, en estos
MADRIGALES[378]
Oye, Tirse divina,
[33r] si piadoso tu oído
al metro infausto inclina
de piadoso graznido,
no
de cisne que espira 5
que acompaña la lira
el dulce canto o trino,
sí de un pavo, fatal en su destino.
Apenas de Morfeo era el acecho
del tributo forzoso,[379] 10
lánguido y perezoso
reposaba en el lecho;
especies enviaba la aprehensiva
a la imaginativa
de
aquello que retuvo, 15
de lo que vaga anduvo,[380]
cuando graznido bronco
cual de sordina, ronco
me dijo: «Ingrato Praves,
despierto
escucha lo que en sueños sabes. 20
Un pavo soy, criado en Valdepeñas
(por si ignoras las señas)
que he comido tu pan o tu cebada
sin agraviarte en nada.
A
la flor me jugaste, 25
escariote vendiste
y después que ganaste
en lo que en mí perdiste,
me dejaste en tu casa,
por
hacer mi fortuna más escasa. 30
¡Oh, mal haya quien dijo que era aciago
[33v] el martes del estrago,[381]
pues en sábado fue, según indicio,
el robo y el pavicio[382]
(gloria del mundo fácil
transitoria),[383] 35
haciendo del cadáver pepitoria!
Estaba con mi esposa en gallinero
en el sueño primero,
cuando una mano aleve
hacia
el cuello la mueve, 40
la otra a la cresta o moño,
que en esto no bisoño
lo fue, sí veterano
en hincar uña y mano,
mas
no como en milicia, 45
porque se beneficia
en notables hazañas
siempre en corrales, nunca en las
campañas,[384]
hallando el utensilio,
con
mi muerte, la vida del bolsillo. 50
Robóme el militar, robóme en suma;
este es mi mayor mal (¡oh duro
anhelo!):
el que corte la pluma[385]
quien nunca cortó pelo,
y
de quitarme el moco más me apoco 55
quien no sabe quitarse ni aun el
moco,
y cuando las gallinas dan
mohína,
darme mohína a mí mayor gallina.
Tres fueron los del robo de este pavo,[386]
tres
sin ovillo, cada cual su cabo 60
[34r] y no yendo a descansos...,
aunque, entrando en la cuenta,
éramos cuatro gansos,
siendo los tres mi afrenta
porque,
yendo en patrullas, 65
era yo el grullo de los cabos
grullas
y quiriquiando y descendiendo,
iba yo las gallinas conduciendo.
La mano y no el puñal fue mi veneno
en
casa del Guzmán, y no fue el Bueno 70
como aquel de Tarifa, a quien
aclama
para eterna memoria ya la fama,
encontrados estremos:
una del pavo, otra de agarenos,
bien
que ingenios sutiles 75
acciones cuentan nobles como viles
y, aunque torpe ave, pavo
vitupero la una, otra alabo.
Tumba fue al fin que mi desgracia labra
el vientre, dios del Licenciado
Cabra,[387] 80
que ofrece mucho, fácil y barato
y niega más difícil de aquí [a] un
rato,
y ascendiendo hasta el pavo de
Cecina,[388]
autoricé su mesa y su cocina.
Dícese que el teniente 85
en dieta se quedó, pero no a diente
(rara sofistería)
y aun al alférez dio la alferecía[389]
[34v] y le tocó la suerte
el
no probarle, aunque probó la muerte, 90
porque, aunque cause enojos,
al capitán le tocan los
despojos;
y fuera caso raro
convidarlos a pavo, pan y jarro,
pero
no fuera ecceso, 95
cuando todos le roen, roer el
hueso.
Para triunfo intestinos y la testa
a tu patio tiraron, y mi vesta[390]
(¡oh caso detestable,
propia
acción de pendejo y miserable!), 100
porque pagues el pato,
pudiéndola comer él como gato[391]
y mi testa por triunfo ya guardalla,
siendo ella sola que cortó en
batalla...
(mal
dije, que su acero ya reluce, 105
aunque ha sido soldado de agua
dulce).
Al fin, Juno, la esposa de Tonante,
mi diosa tutelar, del pavo amante,[392]
a su carro triunfal mi suerte aúna,
donde
la rueda hallé de mi fortuna, 110
donde brillo entre astros
a pesar de Valdivias y de Castros,
de Inacios y bribones,
siendo pavo cural; de los pavones
hago
la rueda, grazno con el pico 115
y por la cola a todos los salpico.»
Voló el pavo a los Campos Eliseos,
[35r] el
mundo iluminó rayos febeos,
salí al patio, adonde hallé la pava
con
tocas largas porque viudeaba, 120
y hallé ser cierto el caso
del soñado fracaso
y vi sin pavo al dueño
o vida. Frágil sueño
cuando
persigue todo miserable, 125
hice aqueste epitafio
lamentable:
A el sepulcro del pavo
DÉCIMA
No yace entre losa fría
este cadáver paval,
que yace en el zampapal[393]
de
tres del Andalucía; 130
diga la Fama a porfía
en voz triste y lamentada
del gran triunfo y la pavada:
su cabeza fue la hazaña
primera
que en la campaña 135
hicieron, pero cagada.
[35v]
[XVIII]
A las fiestas que celebró en su
palacio el Excelentísimo señor Marqués de Santa Cruz, en
el cumplimiento de años el día 11 de octubre de el año de 1711 en
Valdepeñas[394]
ROMANCE
Salí del Viso, cual viste,
en el caballo tordillo
(perdonadme que el romance
empiece en diminutivo),
cuando Pirois y Flejón[395] 5
equestres, en el Impíreo[396]
opacas y densas nubes
les causaron parasismos;[397]
del dios Neptuno y Apolo
estaban
en equilibrio 10
el influjo del tridente
y del pértigo los visos.
Llegué a Valdepeñas, centro
de las elisas o elíseos,
o
ya Arcadia verdadera, 15
o ya ameno paraíso.[398]
Estaba mi soberano
entre el coro entretejido,
bien como Febo y las nueve
sobre las cumbres del Pindo.[399] 20
Dejé de un salto el caballo[400]
[36r] y, con un local bullicio
tan hijo de mi lealtad
como de mi poco juicio,
ciego, arrojado a sus pies, 25
entre sus brazos me miro
con un cariño leal,
hijo de padres castizos.
Retórica silenciosa
explicó
el afecto mío, 30
encontrándose las voces
con las voces del cariño.
El recibimiento fue
como del hijo perdido[401]
de
chamuscados vasallos 35
que en ollas hacen prodigios.
Hice alto en la leonera,
donde cobro el utensilio
y, haciéndole vestuario,
mudé
de traje y vestido. 40
Pasé después a su cuarto,
donde, gracias al Olimpo,
hubo de jícara grande
de lo bien hecho y batido.
Siguió a la cena Morfeo 45
y en el tributo preciso
hice a Moscoso el cortejo
[36v] de una salva de ronquidos.
Amaneció el día once,
donde
el Bazán, muy benigno, 50
franqueó en favores y honras
a todos su natalicio.
Allí hizo oficio de Sol,
pues desde el grande al más chico,
como
el luminar febeo, 55
ilustró en rayos propicios.[402]
Decir que su blanca mano
era de jazmín y armiño
es vulgar encomio, pues
tantos ingenios lo han dicho;[403] 60
yo lo diré, si lo acierto
con mi balbuciente estilo:
era la parte de un todo
para ser todos validos.
Sólo rústica y grosera 65
se halló la villa del Viso,
pasando su buen palacio
plaza[404] de muy mal retiro:
no lo digo por el astro
que
vive dentro el recinto, 70
que con razones de estado
ni me meto, ni me tiro;
[37r] dígolo por villa y clero
y lo digo y lo redigo:
que
desdicen de vasallos 75
siendo tan leji-vecinos.[405]
Omítase la objeción
de hablar en él groserismo,
porque lo pide el romance,
aunque
uno sea latino. 80
Sig[u]ióse la tarde donde,
hecha de la calle circo,
fueron deleitable objeto
dos bostezos del abismo.[406]
No blasone de galán 85
al dios tauri-Jove Ovidio[407]
ni a los ganados que Apolo
trujo paciendo tomillo,[408]
porque pudieran de Europa
ser,
en la orilla del río, 90
entre rizadas espumas,
los dos, veleros navíos.
Huyó del anfiteatro
el primero, compasivo
de
su vida, y en su huida 95
halló su mayor peligro,
porque ardimiento de un joven
fue de Átropos[409] el filo,
[37v] que parece que Vulcano
templó
el acero bruñido: 100
cédate el dios de las caldas,
del ayunque y el martillo
que si él forjaba los rayos,
tú los limas en tus bríos.
El segundo exhalación 105
era, y Parca en los bramidos,
horrores amenazando
en cuernos y remolinos;
impacientes con que viva,
espada
en mano el gentío, 110
en el despreciar el riesgo
se excedieron a sí mismos.
Al fin el toro dio fin
porque se diese principio
a
la asamblea de damas 115
en coros entretejidos.
Ministróse el agasajo
en las bandejas y vidrios
con néctar que cultivaron
para
nuestra España indios. 120
Hizo llamada a otra fiesta
del arpa el eco y el trino,
dando principio una loa
de un ingenio peregrino;
[38r] tan hijo era del numen 125
como en la idea esquisito
y en lo verde de su edad
dio fruto, fértil y opimo.
Comedia y habilidades
estuvo
allí tan unido, 130
que se notó sólo aciertos
con estar tan divertidos.
En fin, dimidió la noche
de día tan aplaudido,
siendo
todo admiraciones 135
los palaciegos estilos.
[XIX]
Habiendo Su Eccelencia
hecho retirar las tropas enemigas y evacuádolas de La Mancha, volvió al Viso,
accidentado de una supresión de garganta. Le regaló el cura
unos pájaros de la India
ROMANCE
o encomio serio-jocoso
La estación era en que el año
casi caminaba al fin,
en que toda esta provincia,
sin alentar, fue gemir,
cuando del numen guerrero 5
toda arma se vio rugir,
[38v] ya en bayoneta calada,
ya en apuntado fusil.
La Parca amenazadora
con
interese civil 10
todo mortal acechaba
desde el más noble al más ruin;
no hubo lugar que no
se temiese el invadir
de Guadarrama a Vandalia,[410] 15
desde Toledo a Madrid,
cuando el Rey (que Dios le guarde
de tanto traidor civil)
dio a Vuecelencia el
bastón
y
dio aciertos mil a mil. 20
Voceó a gritos la fama
desde uno a otro confín,
animando muertos pechos
con tan bizarro adalid.
Parece no se dio tiempo 25
entre el vencer y elegir,
pues os temió el enemigo
ser vencido en competir.
Venisteis, señor, al Viso
(de
que he llegado a inferir, 30
si enfermo lográis el triunfo,
lo mesmo cuentan del Cid),
venisteis, señor, y cuando
esperábamos clarín
[39r] de
fama en aclamaciones, 35
fue de sordina el gemir.
Tan barajado el pesar
se vio en todos competir,
vuestro accidente en llorar,
vuestra
venida en reír, 40
porque en ese vuestro rostro
se vio, con lucha sutil,
el jazmín vencer clavel,
clavel vencer el jazmín.
Pero como el accidente 45
supo cortés distinguir,
fue en Vuecelencia el
amago,
y herida y golpe fue en mí.
Y supuesto mejorado
estáis,
señor, admitid 50
tres canarios, tres gorriones,
jaulas y el romance y
que en retorno sólo os pido
(si en esto os llego a servir)
un[a]
jaula para un loco: 55
¿no
es esto, señor, así?
Es más que cierto, porque,
cuando llegaba a escribir
sobre vuestra mejoría,
me salí fuera de mí;[411] 60
no es, señor, por alabarme,
[39v] porque me dicen que fui
en locura original
concebido: así nací.
Y hoy, señor, que a vuestros
pies 65
renazco y que vivo al fin,
sin que haga gestos al pueblo
ni bendición de escarpín,[412]
fuera de ver Figueroa[413]
sin
toga en Valladolid 70
hacer al cura del Viso
fuese en el aire patín.[414]
Creo que todo el delito
y el fallo que ha de morir
fue
bestialidad, pecado 75
por uno y otro rocín.
¡Catorce camas! ¡Carneros
y puercos muertos, gruñir!
¡Aves muertas veinte y cuatro!
¿Habrá
embuste más sutil? 80
Pero esto no es para vos,
sino es sólo el referir
la caridad que me hacen
¿sabéis quién? Quédese aquí.[415]
El concepto deste romance es que habiendo venido el Conde
Hamilton con un destacamento de 80 caballos y 600 granaderos a
Almagro para pasar a saquear y quemar los lugares del estado de Su Eccelencia,
le mandó al cura pasase a solicitar el indulto.[416] Pasó y lo consiguió y, en pago, algunos vecinos del
Viso le acusaron era difidente traidor al Rey y que [40r] tenía 14
camas, 6 carneros, dos puercos, 24 aves y que pasaba el cura caballos a los
enemigos.
A este tiempo estaba don Antonio de
Figueroa, bregadier de los ejércitos de Su Majestad, en el Puerto del
Rey con sus tropas, y teniendo mandado destacar 50 caballos para llevar preso
al cura, supo la infamia de los acusadores, los envió noramala, pasó al Viso,
visitó al cura y le favoreció. Asimismo Su Ecelencia le dio las gracias
y honró, despreciando y enviando noramala sus fementidos émulos.
Este es el pago que recibió de los señores,
y la calumnia de la perra canalla, sobre haberles librado de un incendio y un
saqueo. Fue el año de 1710.
[40v]
[XX]
Escrib[i]ó una carta al cura una
señora de palacio de parte de Su Eccelencia el señor Marqués de
Santa Cruz estando en Valdepeñas. Decía así: «Mi amo me manda diga a vuestra
merced qué es de su vida, en qué pasa el tiempo y cómo calla
tanto.» Responde el cura y cuenta su vida en 70 endechas que dedica a dicha
señora[417]
Dedicatoria
Esta mi vida, señora,
Praves, el cura, os ofrece.
¿Mi vida? Mal dije vida,
pues vivir sin vos es muerte.
ENDECHAS CASTELLANAS
La vida que paso 5
mandas que te cuente,
cuando ya otra vez
te lo dije veces.[418]
(Pensaréis que esto
es
hablar vascuence; 10
no es sino cantar
retóricamente.)
[41r] «¡Oh! Es por renovar
el dolor aleve»,
Virgilio
a la reina 15
dijo cartagense.[419]
primeera estación del día Apenas el numen
de Delfos luciente
al mundo noticia
de
que ya amanece, 20
cuando can latido[420]
hace al gato tiemble;
el quiquiri canta
a mujeres trece;
el rocín relincha 25
atado al pesebre,
que en paja y cebada
su libranza tiene.[421]
De toda esta bulla
el
gran sonsonete 30
a todo un Morfeo
hace que se ausente.
Porque Dios me ayude
madrugo,[422] de suerte
que
la mala dicha 35
por sastre me tiene.[423]
Lávome[424] la cara
de color de aceite,
fondo de membrillo,
color
muy decente; 40
lávome también
[41v] las manos a veces,
aunque, según son,
nunca lo parecen.
Salgo de mi casa 45
y a Dios reverente
hago en sacrificio
preces y más preces;
pídole dos cosas
yo
tan solamente: 50
que bueno me haga
y desenchismee.
[A] aquel que no habla,
dicen, Dios no atiende,
y
cuanto más grito, 55
tanto se ensordece.
Vuélvome a mi casa
o mi pobre albergue,
mal o bien hallado
almuerce
o no almuerce. 60
Tal vez me conformo,
que quien más no puede...
(aun eso me falta,
¡vida sin deleite!
No nos lo permite 65
el voto solemne:
Calisto tercero
allá se lo pene.)[425]
Diréis que esta copla
se
pasa de verde; 70
poco importa, como
el voto no quiebre.[426]
[42r]
segunnda estación del día Luego que febea
estación ardiente
dimidia
su curso 75
del carro y sus ejes,
Etonte y Flejón
y Pirois ecuestres
su crin por la zona
y sus colas tienden,[427] 80
llaman a la mesa,
como si ella fuese
la de allá redonda,
junto al gabinete.
Siéntome a comer 85
no perdiz ni liebre
ni podrida olla:
puchero es sin vientre.[428]
El postre es con miel
o
con habas verdes; 90
el principio, caldo,
el medio, machete[429]
(es macho o es hembra,
que todo se vende
a
un precio, la cosa 95
le cuelgue o no cuelgue).
El vino y el pan
mucho se parecen;
es buena cosecha
porque siempre llueve.[430] 100
Este es mi alimento
[42v] de enero a diciembre,
si no es que tal vez
a boda me lleven.
tercera
estación Levantan la mesa, 105
doblan los manteles
y apenas paseo,
cuando se digiere.
Duermo mi siesta
si
el sueño me viene, 110
que no dan lugar
cuidados, a veces.
Pásase la tarde
en vida de duende
que siempre[431] anda solo 115
y oculto en retretes.
cuarta eestación Apenas en cuna
de cristal Sol muere
con el dios Neptuno
y la diosa Tetis,[432] 120
y viene la noche
con sus palideces
(Ascálafo[433] entona,
grazna Nictimene),[434]
ceno poco, y creo 125
inmortal hacerme
(si no el aforismo
de «Avicena»[435] miente).
Paséome un poco,
que
es preciso ostente 130
nuestro castellano
[43r] y el refrán venere.[436]
Acuéstome casi
de memoria siempre
y
el fruto en Minerva 135
es por accidente.[437]
Catre, y no de pluma,
al descanso ofrece,
que aun en la quietud
fatigas
mantiene. 140
La imaginativa
allí envía especies,
cuanto la aprensiva
memoria retiene.
Cuántas serán cinco 145
no sé, y busco nueve
del museo monte
o fuente Pirene.
Allí me figuro,
cuando
el sueño crece, 150
heridas del alma
de amor y desdenes;[438]
sueño realidades
casi trascendentes
de
tanto poeta 155
que en fábulas mienten:[439]
en Petrarca, Laura
sin envejecerse;
Helena en Homero;
en Joseph, Mariene;[440] 160
[43v] en Virgilio, Elisa
y también a Ceres;[441]
Proserpina,
en Claudio;[442]
Calisto y Semele;[443]
Angélica [a] Ariosto;[444] 165
Pomona y Canente,
Galatea, Circe,
Coronís y Heles
en Ovidio: Ío,
Dafne
y Climene, 170
Promne y Filomena,
Clicie y Cibele,
Medea, Siringa,
Lucótoe, Asterie,
Fedra
y Ariadna, 175
Mirra, Nictimene,
Atalanta, Aragne,
Aretusa en fuente,
Níobe, Pocris, Eco
en
viento nordeste, 180
Casandra, Amaltea
en flores alegres,
Escila, Caribdis,
Eurídice en Lete;[445]
Lucrecia romana, 185
la deidad valiente;[446]
Florinda, que España
llenó de alquiceres;[447]
en Tomé Burguillos
[44r] su
Juana eccelente, 190
la que en Manzanares
lavaba pañetes,[448]
sin que fama y tiempo,
que a todos los muerde,
pueda
sujetarlas 195
de olvido a las leyes,
y yo me figuro
acá en mi caletre
un galán fantasma
y una dama duende.>[449] 200
Esta me la pinto
cual si fuera Apeles,
que ya me desdeña,
ya me favorece:[450]
su vestido, perlas; 205
su boca, claveles;
su frente, espaciosa;
su tez, como leche.
La fortuna finjo
firme
y sin vaivenes 210
y como de farsa
hago mis papeles.
Tocan las campanas
porque ya amanece
y
despierto como 215
quien no va ni viene.
[44v] Afirmo en el codo
el celebro débil
y son mis discursos
más
que rustiqueces. 220
Vida muy difícil,
aunque tan patente,
tarea de loco
y más que perene
y, en fin, una vida 225
que parece muerte:[451]
como aquel que anda
de huestes en huestes.[452]
Sólo mi descanso
hallo en mi retrete,[453] 230
en papel y tinta,
libros y bufetes.
El tiempo, que vuela
y a todos es breve,
para
mí es tan largo 235
como el que le pierde.[454]
No hay en el lugar
quien se me asemeje,
o ya por tacaño[455]
o
por inocente. 240
Todo estravagancia
es contraponerme:
el fuego me yela,
me abrasa la nieve.
[45r] Y, al fin, esto es cuanto 245
a mí me sucede,
y lo demás dejo
a que otro [o]s lo cuente,[456]
que mis coronistas
dirán
muchas veces: 250
«Jove, ¿para cuándo
tus rayos desprendes?»
Pero, como yo
pueda mantenerme
con
el soberano, 255
poco importa: penen;
a quien le diréis
cómo reverente
estoy a sus plantas,
racional
tapete. 260
A todas las damas
diréis que, pues tienen
dominio en los astros,
influyan[457] alegres;
que beso los pies 265
que dicen no tienen,
aunque al zapatero
le diga que miente.[458]
Aquella mi musa
Tirse[459] o Melpomene[460] 270
influya conceptos
que se le ofrecen.
[45v] También mis memorias
a los leoneses,[461]
al
amigo el guardia 275
(feroz matasiete),
sin que en el palacio
nadie se reserve,
hasta Arroyo[462] y mona,
que
ambos encalvecen: 280
la mona las nalgas,
Arroyo el copete,
gestíferos[463] ambos
si comen o beben.
[XXI]
A la noticia de la toma de Denia
el año de 1708.[464] Escribe
el cura a la ermita de San Andrés[465],
al teniente que fue a hacer la fiesta
ROMANCE
cómico serio-jocoso[466]
Ya que es preciso que sepas
(como también que te escriba)
lo que pasó luego que
te ausentaste de esta villa,
lo primero es el que dije 5
misa mayor tan deprisa,
que ahorré gastar mucha cera
a las dueñas doloridas;
que las dije los responso[s]
con
pausa bien esquisita, 10
[46r] con falta de los ochavos[467]
y sobra de agua bendita.
Llevábame el calderillo[468]
Fernandico (buena cría),
en
comer hostias sobrado 15
y poco falto en la sisa;
dile su ochavo de guantes,[469]
que estilo toda la vida
que se le pague el trabajo
para
que otra vez me sirva. 20
Comí bien, dormí la siesta,
cuando hete aquí que repica
el venerable Gregorio
a unas ermitañas vispras.
¿No has visto el diente pintado 25
de aquella vieja maldita
que el Reverendo Manrique
predicó con energía?
Así el gran Chicharro[470] y yo,
dos
del purgatorio espías, 30
solos fuimos en el coro,
en iglesia y sacristía,
que como la devoción
del santo[471] es tan esquisita,
estuvo
todo vecino 35
en el campo o su cocina,
que era de ver entonar
[46v] en solfa tan peregrina,
Gregorio lamentaciones,
yo
en tono de jacarilla. 40
Mozárabes vispras fueron,
que pudieran licioncillas
tomar los árabes mixtos
de tan estraños solfistas:
sacristán con gargajillo, 45
cura con tos y pepita,[472]
entonábamos a coros
corcheas de algarabía.[473]
Cantáronse más que mal
sin bajón[474] ni chirimías,[475] 50
aunque, amigo, si lo oyeras,
a todo te sonaría.
Hízose luego un entierro
con mil síncopas malignas
en
un tono estravagante 55
a modo de letanía,[476]
y, apenas cayó la tarde,
cuando tuve la noticia
de que se rindió el castillo
de
Denia y sus cercanías 60
y que iba sobre Alicante
de Filipo la cuchilla,[477]
que no sin misterio el cielo
contra rebeldes auxilia;
que nuestro Marqués invicto 65
[47r] hizo aquello que a su[478] misma
sangre se debe (¡oh Bazán!
¡Cuántos triunfos te prohijas!
Tu brazo, de tus abuelos
es
consecuencia precisa; 70
venzas, si lidias, como ellos
dieron a la fama envidias).
Con esta noticia (vuelvo
a decir) tan esquisita,
busqué
a Gregorio, que sólo 75
cuando está de aire[479] repica,
y aseguro no sé cuál
fue de las dos mayor dicha:
tomar a Denia o hallarle,
porque
apenas parecía. 80
Repicó al fin; hubo hogueras
y un poco de artillería,
no tan fuerte como en Denia,
pero era como ella misma;
hubo grita de muchachos 85
y hubo de barbados grita:
unos, que «¡viva el Marqués!»;
otros, que «¡nuestro Rey
viva!»
Esto, en fin, es lo que pasa
y
lo demás, a la vista 90
lo reservo, porque falta
papel a la narrativa.
[47v]
[XXIIa]
Venerables instrucciones para ser
en breve tiempo gran soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y
uno y otro en æ diptongo. Halladas en el libro de memoria de un sargento mayor
escrupuloso, recogidas por un aprendiz novicio y practicadas por todo el mundo.
Escribiólas Lobo, capitán de caballos, hijo de la ciudad de Toledo,
peregrino ingenio.[480] Enviólas
Su Eccelencia el señor Marqués para que respondiera el cura
DÉCIMAS
1ª.
Será estudio principal
de un soldado verdadero
[48r] el no quitarse el sombrero
aunque pase el general;
desprecie
a todo oficial, 5
hable con ceño crüel
y en metiéndose con él,
sin que la razón le venza,
encaje una desvergüenza
al arcángel San
Gabriel.[481] 10
2ª.
Blasone con arrogancia
de incesante matador,
advirtiendo que el valor
se vincula en la ignorancia,
y
si alguno con instancia 15
le dijese[482] que algún día
saber quién es Dios podía,
responda muy confiado
que para ser gran soldado
no
es menester teología. 20
3ª.
Si por alguna ocasión
del prest[483] le faltare[484] el real,
al vasallo más leal
puede quitarle un millón,
que
en esta compensación 25
es su albedrío la tasa
y si con boleta[485] pasa,
lleve siempre por muy cierto
que
se entienda[486] en el cubierto
cuanto
encontrare en la casa. 30
[48v] 4ª.
Si va a paja, ya se sabe[487]
que es circustancia precisa
el que traiga[488] la camisa,
la cama, el burro y el ave,
que
desmorone, que cave, 35
pues tiene en el nombre regio
para todo privilegio,
y si la iglesia está a mano,
será grande[489] veterano
si se engulle un
sacrilegio.[490] 40
5ª.
¿Siempre que pueda? Correr,
pues si el caballo se muere
darán otro, si el Rey quiere
sus dominios defender;
échele
luego a pacer 45
en el trigo más cercano,
que aunque sea más temprano[491]
y no le cause salud,[492]
se granjea la virtud
de
aniquilar al paisano. 50
6ª.
Si se halla en el paraje
de batalla, ponga lista
la potencia[493] de la vista
al escuadrón del bagaje.
Cierre
con el equipaje 55
con desorden desmedido
sin que nada le haga ruido,
pues muy poco se abandona
que el Rey pierda una corona[494] como él se gane[495] un vestido. 60
[49r] 7ª.
En siendo oficial, la bata
compre con autoridad[496]
y gaste una eternidad
en ponerse la corbata;
sea voto de reata[497] 65
de quien la mano le dé,
hable sin saber de qué,
estudie con ansia toda
por las frases de la moda
la cartilla del
gasé.[498] 70
8ª.
Tenga a costa de su afán
al proveedor muy propicio,
que le importa el beneficio
de la cebada y el pan;
quéjese
de que no dan 75
por más que triunfe y que vista,
y no complete la lista
de los precisos soldados,
que es quitarle[499] a sus criados
el
que pasen la revista. 80
9ª.
Olvide en todo la ley,
pues sin afán o desvelo[500]
puede encajarse en el cielo
con la patente del Rey;
no
lea quién fue Muley, 85
César, Numa, Craso, Emilio,
Marcial, Homero, Virgilio,[501]
pues nadie sabrá más que él
como sepa en el cuartel
la
ciencia del utensilio. 90
[49v] 10ª.
Si agua, lumbre, luz y sal
le debe dar el patrón,
pida por cada ración
a lo menos un quintal;
convide
a todo mortal 95
a comer, sin fatigarse,
para poder ajustarse
a[502] la mayor conveniencia
y
déjese la conciencia,
que
esto se llama ingeniarse. 100
11ª.
Tome, afectando virtud,
lo que añaden los cuitados,[503]
porque tengan los soldados[504]
en el lugar con quietud.
Véndales
la rectitud 105
de su empleo natural,
que la violencia moral,
aunque parece espantosa,
no piense que es otra cosa
que
un pecadillo mortal. 110
12ª.
En su vida dificulte
licencia a persona[505] cierta,
para que la plaza muerta
en su bolsa se sepulte;
al
arrendador consulte 115
sobre vender el sustento
para el militar, esento
de cargas e imposiciones,
y él, por cobrar los millones,
partirá
su arrendamiento. 120
[50r] 13ª.
Si está el lugar muy cargado,
ajuste su evacuación
y venda por compasión
al general su tratado;
inste,
ruegue porfiado, 125
aunque le responda[506] tibio,
hasta lograr el alivio,
que con lo que él se[507] enriquece
cargar al otro merece
la
fama de Tito Livio. 130
14ª.
Si ir a la corte desea,
su ausencia puede ajustar,
que es bien que pague el lugar
aquello que él se pasea;
junte
toda la asamblea 135
y proponga al consistorio
un reformado notorio,
que está ausente y vendrá presto,
y ajústele,[508] que por esto
no
ha de ir al purgatorio. 140
15ª.
Si marcha, vaya delante
por los lugares cercanos
el Nerón de los paisanos,
verbigracia: el ayudante.
Absuelva[509] luego al instante 145
al que deje los cuatrines[510]
y si se aloja a los fines,
sus setecientas boletas
[50v] las ha de pedir[511] completas,
aunque pase a los maitines.[512] 150
16ª.
Advierta[513] que los que vienen
a formar su alojamiento
le han de dar ciento por ciento[514]
de las plazas que no[515] tienen;
diga
que allí se detienen 155
otro día y luego aparte
vendrá el cura, que,[516] con arte,
que se vaya ajustará;
cobre el censo y marchará
con
la música a otra parte. 160
17ª.
Diga al alcalde cuitado
que nunca se cobrarán
de la cebada y el pan
los recibos que han tomado;[517]
cómpreselos
de contado 165
por una inútil porción
y luego[518] en la provisión
tendrá[519] ganancia segura,
que esto no es más que una usura
con
bonísima intención. 170
18ª.
Defienda sin argüir,
pero no sin porfiar,
que el soldado puede hurtar
para comer y vestir;
que
el patrón ha de sufrir 175
(ya que vasallo se nota)
[51r] el mantenerle la bota,
el reloj con la cadena,
almuerzo, comida y[520] cena,
vanidad,
caballo y sota. 180
19ª.
Inflame, en fin, su elocuencia
con término[521] de antuvión,[522]
suelte una manutención
aforrada en subsistencia;
saque
a la pobre conciencia 185
de sus límites[523] estrechos,
pues no son más estos hechos
que ingenios, sabidurías,
adbitrios, economías,
manos[524] libres y provechos. 190
[XXIIb]
Respuesta[525]
Nos, el general vicario,
capellán mayor[526] de Marte
(árbitro, numen guerrero
de las tropas militares),
por cuanto a mi audiencia vino 5
una Instrucción venerable
para que un soldado pueda
en poco tiempo ser grande
en unas décimas cultas
en
figura de vejamen, 10
[51v] sin que les falte la gracia
también de lo[527] mordicante,
fallo que las doy por buenas,
por santas y por loables
y,
con la bula y sin ella, 15
las indulugencias ganen;
tan precisa en la milicia
como al soldado importante,
pues le dan educaciones
para
tener equipaje. 20
Y así, todo feligrés
que sirve mis estandartes
se les dé traslado de ellas
y no ignoren lo que saben,
pena de que si lo ignoran 25
padezcan indignidades
de la dieta, del vestido
y ayunar como unos padres.[528]
Y, en fin, que el soldado coma
se
ha visto en todas edades: 30
o a espensas de su monarca
o a costa del paisanaje.
[52r]
[XXIII]
LOA
a los años del Rey Nuestro
Señor Felipe 5º para la comedia del Rayo de Andalucía y genízaro de
España[529],
para el día 19 de diciembre de 1710. Hízose en Valdepeñas, en el palacio
de el Excelentísimo señor Marqués de Santa Cruz y Viso[530]
PERSONAS:
1.
la primavera. 3. el otoño.
2.
el estío. 4.
el ivierno.
(Música dentro.)
Hoy en lucha generosa
compiten los cuatro tiempos:
la Primavera y Estío,
el Otoño[531] y el Ivierno.[532]
(Salen los cuatro tiempos
al tiempo que cantan, como escuchando, y acabada la copla, la repiten
todos representada.)
[52v] los
4
Hoy en lucha generosa, etcétera. 5
primavera ¿Qué música y armonía,
estío qué cláusulas y gorjeos
otoño pueblan
el aire de voces
ivierno y la
tierra de conceptos?[533]
primavera Pero ya
el misterio alcanzo 10
aunque no alcanzo el misterio,
pues si la vista no engaña,
por esa región del viento
se descuelga una corona
con un mote.
estío Raro
cuento... 15
¿si habrá otro juicio de Paris?
otoño Dice
así...
ivierno Pero yo leo.
(Al tiempo
de decir estos versos bajará una corona, habiéndola visto cuando dicen los
versos antecedentes, adornada de flores, espigas, uvas y algunos ramos secos, y
el mote dirá:)
Mote
Esta corona que el año
esplica, y los cuatro tiempos,
conseguirá
el que probare 20
merecerla con su ingenio.
(Los cuatro la toman a un tiempo, y dicen:)
los 4 ¡Yo!
[53r] primavera Solo
el triunfo merezco.
¿Quién da alientos a los campos
cuando del caduco ivierno
toda
vegetable planta 25
está entregada a Morfeo?
¿Quién da matiz a los campos?
¿Quién a las plantas aliento?
¿Quién da fragancia a las flores?
¿Quién
curso a los arroyuelos? 30
¿Quién viste al desnudo tronco?
¿Quién a las vides sarmientos,
a los brutos lozanía,
y facilita el gorjeo
al ave? Le da...
estío ¡Detente!, 35
que con tu argumento pruebo
ser mío el lauro y corona
y el triunfo que me merezco,
pues si Amaltea con flores
protege
tus lucimientos, 40
Ceres, diosa tutelar,
sea de mi prueba el texto.
Cuando esos campos de espigas
puebla pródigo mi tiempo,
que
a instrumentos estivales 45
y segur del cosechero
cubre la tierra de mieses
y granos de oro, graneros[534]
[53v] a cuyas espensas pende
de
todos los alimentos, 50
concederás toda vida
pende del mantenimiento,
y así, la corona...
otoño No
tu sofístico argumento
ha
de concluirme; y si 55
Ceres te dio esos alientos,
no me negará Pomona
en sus frutos el acierto;
pues si Primavera en flores,
Estío
en campos bermejos, 60
Otoño en opimos frutos
es del año el complemento,
¿qué fruto, siendo tan vario,
no es para el gusto halagüeño?
Ellos
tienen la fragancia 65
para el olfato avariento,
el matiz para la vista
y para el tacto, lo bello,
y, en fin...
ivierno Ahora entra el Ivierno,[535]
y
yo solo soy quien logra 70
fortuna, dicha y empleo.
Es cierto que siempre he sido
(y esto es mucho más que cierto)
[54r] tenido por perezoso,
torpe
y caduco en efeto 75
por la escarcha del diciembre
y las nieves del enero,
y si frutos, flores, mieses
los tres franqueáis, yo franqueo
flor,
fruto y mies en Filipo, 80
pues a merced de los cielos
nació en diciembre, conque
fue este mes el complemento
del año y sus estaciones.
Conque
en un dilema pruebo 85
ser flor de flores la lis,[536]
el príncipe, fruto bello,
Luisa Gabriela, la espiga[537]
(que la casa de Loreto
es
su casa solariega). 90
Y pues seguro el trofeo
tengo con mi silogismo,
la corona me prometo.
los 3 Nos damos por convencidos.
(Toma la corona el Ivierno.)
ivierno Esto
sentado, y supuesto 95
hoy son años de Philipo,
os convido a mi festejo.
los 3 ¿Y cuál festejo previenes?
ivierno Una
comedia.
[54v] primavera ¿Es en verso?
ivierno No,
sino en prosa.
estío ¿El
asumto? 100
ivierno El
rayo del agareno
y genízaro de España.
otoño Si
es cual la loa, será
fresca y floja, como ivierno.
ivierno Sí,
mas sirva de disculpa 105
una prisa y un precepto,
ley inviolable de un tan
soberanísimo dueño.
Y si a tan noble auditorio,
tan
prudente y tan discreto 110
toca suplir tales faltas
y limar y pulir yerros,
ya que por necia les canse,
no los canse lo molesto.
Y
así, trocando la letra, 115
digan la música y verso:
(Todos y música:)
Hoy celebra de Filipo
el natal, numen guerrero,
el más noble y más leal
a
quien elogia el silencio. 120
[55r]
[XXIV]
SONETO ACRÓSTICO
en cuatro lenguas (latina,
portuguesa, italiana y española)[538] al Excelentísimo
señor Marqués de Santa Cruz, en la toma de Alcoy[539]
latino
Martis horrencia dumque Marten cano,
portugués Ao perigo o primeiro, e naon piqueno,
italiano Ricolmo di valor, di audacia pieno,
español Quando su impulso es Parca del pagano.[540]
latino
Vincit vix visus, vis, Iberio insano, 5
portugués E a folla, o aspeito taon sereno,
italiano Spolle inexorabil non è meno
español Del BAZÁN el rebelde que anglicano.
latino
Eras securus Trino et in Paterno,[541]
portugués Lealdad, debozaon do culto adorno: 10
italiano Voce di Dio ti ragiona eterno.
latino
Ipse tua fata habet iam in torno,
portugués Sendo a CRUZ Santa[542] de quein tenbra inferno,
italiano O, più che tuti, senza notte giorno![543]
[55v]
[XXV]
Tradución del soneto de las cuatro
lenguas
Canto marcial a un Marte soberano
que
al peligro el primero, y no pequeno,[544]
rebosando
él valor, de audacia lleno,
fue
su impulso la Parca del pagano.
Vence su vista y diestra al valenciano, 5
en
la espada y aspecto muy sereno;
mortífero,
letal es y veneno
el
Bazán al rebelde y anglicano.
Seguro estáis, que el Trino y el Paterno
por vuestra protección es vuestra
guía: 10
la
voz de Dios os constituye eterno,
de vuestros hados es la luz y guía,
siendo
la Cruz quebranto del averno,
¡oh,
más que todos y sin noche día!
[56r]
[XXVIa]
A los años del
Excelentísimo señor Marqués de Santa Cruz, mi señor
Dedicatoria de
un romance serio-jocoso[545]
Eccelentísimo señor:
Pintaron los egipcios
la Edad del Oro en la significación de una hermosa doncella a la sombra de una
oliva, en medio de la cual salía un enjambre de abejas de donde destilaba copia
de miel, sin más adorno que sus cabellos dorados, sin artificio esparcidos por
la espalda, vestida de tela de oro, en su diestra una cornucopia de varias
flores, en que significaba la puridad y sencillez de aquellos tiempos.[546]
Siguióse la de Plata,
expresada en una dama con vesta de plata, adornada su cabeza de plata y perlas,
con chinelas de plata, y copia de pan en las [56v] manos y al pie un
arado de plata.[547]
La de Bronce, tercera
Edad, siguió su curso, explicada en una dama armada, con un yelmo en la cabeza,
una de león por cimera, ceñida la ropa y así armadura como vestido de color de
bronce; en la diestra una lanza y en la siniestra un hórrido escudo.[548]
La infeliz de Yerro
siguió, explicada en una dama de aspecto horrible, vestida de color de yerro,
con un yelmo con una cabeza de lobo, en la diestra una espada desnuda en acto
de combatir y en la siniestra un escudo, pintado en él el fraude.[549]
No menos ingeniosos
en pintar el Año, fue su explicación un gallardo mancebo de mediana [57r]
edad, con alas en los hombros, la cabeza y cuello cubierto de nieve, adornado
de varias espigas, los brazos verdes y lleno[s] de flores, en la diestra una
culebra puesta en giro.[550]
Hasta aquí lo literal
que para la alegoría me franquea puerta y huella que seguir.
¿Qué otra cosa es el
gallardo mancebo significado en el Año que Vuestra Excelencia, en
quien se ven epilogadas las cuatro Edades?
La del Oro, el lustre
tan adquirido como heredado de sus nobles progenitores y manifestado en su
magnanimidad.[551]
No pudo envanecerla
la de Plata, pues despreciador della, si con el pie la huella, la explaya con
la mano en el pan de beneficios y favores.[552]
[57v]
Colmados y crecidos
los comunica Vuestra Excelencia, numen guerrero, pues si Belona
le vistió las armas, extinguió la fábrica de Vulcano el bronce en trompas a la
fama, con la fatiga del martillo en sufridor yunque a sus aplausos.[553]
Nadie los logró tan
empinados como merecidos en los riesgos que le empeñó a Vuestra Excelencia
su fidelidad, su obligación, su honra y sangre, en la poco dichosa cuanto
gemida Edad de Yerro que lamenta España;[554] fue entre los vándalos rebeldes tan aplaudida como
celebrada su persona, logrando feliz éxito su madura prudencia y juicio.[555]
No poco prudente fue
el de Sexto Pompeyo;[556] dice los antiguos romanos fijaban en los muros de
los templos [58r] cada año una piedra de un codo de alto, y por el
número de ellos contaban los años.[557] Estos celebró mi tosco numen: el primo que logré la
dicha de criado de Vuestra Excelencia, primer codo que erigió mi
afecto en el templo de su fama; siguió el segundo, en la vuelta de
campaña a la corte y toma de Alcoy; el tercero, en la toma de Alicante;[558] y hoy el cuarto, que el feliz curso numera los de Vuestra
Excelencia, que no sólo se miran aceptados, pero premiados.[559]
Poco premiados cuanto
merecidos fueron los aciertos de Homero, griego, y Virgilio,[560] latino, pues el uno comía a expensas de cantarlos,
cuando el otro carecía del sustento en un destierro. No así yo, afortunado,
logro duplicado el premio en el sustento y honra.[561]
[58v]
Espero deberla de
nuevo a Vuestra Excelencia en sus mandatos y aceptación de un
romance que le dedico, y en él mi buena ley, que como can agradecido late el
beneficio.
Dios guarde la persona de
Vuestra Excelencia.
Viso y octubre 11 de
1710.
Criado y capellán de Vuestra
Excelencia,
Don Carlos de Praves. [rúbrica]
[59r]
[XXVIb]
ROMANCE
serio-jocoso
Señor, mi dueño, mi amo,
pues hoy vivo a vuestro
adbitrio,
concededme, dispensad,
que os trate con tal estilo;[562]
dad riendas al permitir 5
que se desboque el cariño,
aunque se diga por vos
no naciera yo tan lindo,
y supuesto es día de años
y en vuestro palacio[563] invicto 10
de semblante en semblante anda
sin máscara el regocijo,
yo, que uno de los de casa
(no sé si diga el indigno),
y
aunque no me digáis vuestro, 15
os quiero llamar yo mío,
yo, que uno de los de casa
(segunda vez lo repito)
tengo de hacer mi locura,
porque
se vino al capricho, 20
y es que leáis un romance
de quien es poco latino,
que, como pasó el verano,
creo que ha de ser muy frío...
[59v] Pero diréis dónde va 25
a parar este delirio;
yo os lo diré muy deprisa,
o si no, poco a poquito.
Es a saber, gran señor,
que
vuestro cura del Viso, 30
aunque de hijos no entiende,
entiende de natalicios:
sabe que el once de octubre
fuisteis en el mundo hijo,
y
como si ahora fuera, 35
nos venís como nacido,[564]
que nacisteis para todos,[565]
desde el grande hasta el más chico,
en dar honras y favores
hasta en el dar beneficios;[566] 40
dígalo yo, pues que como
vuestro pan a dos carrillos,
y si no lo queréis creer,
hablen por mí los bodigos.
Esto aparte, voy a que 45
aquel círculo propicio
del año,[567] que siempre anda,
llega a vos como corrido;[568]
que no hace impresión[569] en vos
[60r] lo
tengo por más que fijo, 50
que discreto domináis[570]
sobre los astros y signos;
os acecha, mas no llega,
y acecha como corrido,
porque vuestro influjo[571] tiene 55
el año como oprimido;
¡bueno fuera (no es posible)
que de los años el giro
a quien nació más que todos
pudiera
ser atrevido! 60
Eso es bueno para quien
cuenta los años a siglos
y de las leyes comunes
padece lo precisivo,[572]
no para vos, que los tiempos 65
solo el presente en vos miro,
por cuya causa los años
están en un equilibro.
¡Vivid sobre este que acecha,
vivid
sobre los vividos 70
más que veces por vos ruego
a Dios en mis sacrificios!
No serán pocos, pues siempre
[60v] digo al Padre del Olimpo:
«Señor,
guardad mi Marqués, 75
que por él vivo y revivo.»
¿No lo cr[e]éis? Pues creed
campanas y cimbalillo,
y si no, a las letanías
que
por mí os canta el cabildo; 80
este os dice que viváis
más años que el pajarillo
que de sí mismo se muere
y se nace de sí mismo.[573]
¿Pues la villa? ¡Ahí no es nada! 85
Dice que, jurado a Cristo,
si volvéis, os ha de echar
las cadenas y los grillos,
y con razón, pues os fuisteis
y
los dejasteis cautivos, 90
y que os han de herir, señor,
también por los mesmos filos.
¿Quién vio prender la justicia?
¿Quién vio prender los vecinos,
sin
libertad a los unos, 95
los otros sin albedrío?
¡Ea, señor!, enmendaos
[61r] y venid más despacito,
que quieren gozar de vos,
que
casi nadie os ha visto. 100
Hasta aquí las justas quejas
son de los vasallos finos,
tan bien hallados con tan
apetecido dominio.
Y, pues, señor, aceptad 105
este tosco desperdicio,
que ignoro en mi rustiquez
el callarlo y el decirlo,
y, en fin, señor, recebid,
pues
os pasáis de benigno, 110
una buena ley que expresa
el que es vuestro, fue y ha
sido.
[61v]
[XXVII]
Caso tan esquisito como
estravagante
culto, serio-jocoso y enfático.[574] Entenderánle
pocos, sabiendo el caso muchos[575]
invocación Si a mis súplicas, Talía,
aquesta vez no te eximes
propicia, de tus raudales
suministra de Aganipe;[576]
fecunda, dicta e influye, 5
si permites versifique
cultos enigmas, porque
lacónico sutilice.
Dudo el acierto y, aunque
se
oculta a los ojos linces, 10
el bronce y lámina falta
y no sobran los buriles.[577]
En equilibrio se halla
la sátira imperceptible
y,
mordicante la Musa, 15
puede peligrar su crisis.[578]
historia Ofendida una deidad
(si lo es la que siente y vive
a pesar del sentimiento
que
no la rompan las lindes) 20
era, duri-tierna entonces,
la señora doña Tirse:
[62r] dura en la edad por los treinta,
en amar tierno alfeñique.
Enamoróse de un joven 25
que no pasaba de quince;
díjole su pensamiento,
depuso todo melindre.
Resistióse a explicaciones,
encartóse a los envites,[579] 30
ofreciendo a Proserpina[580]
inciensos porque le libre.
«¡Oh, diosa de venaciones
-decía en votos humildes-,
pues
eres segur de reses, 35
líbrame de los toriles.
Coronados eccatombes[581]
a tu ara inextinguible
ofresco, y sabea aroma[582]
que
templo y ara ventilen. 40
Aquel que, Eróstrato, aleve
(por hacerse muy pl[a]usible)
incendario, en el Cocito
padece penas horribles,[583]
(porque si el yugo sacudo 45
que ponen en mis cervices,
haré un marido de cera[584]
al templo del Corniquiqui),[585]
[62v] de la fiesta de aquel santo
seré
apóstata felice, 50
sin que en un año ni otro
por mí celebren abriles.»[586]
Diana a sus preces sorda,
los ruegos oyó de Circe,[587]
porque
juraron lo que 55
no vieron los cinco Ulises.[588]
Pasó el estrecho del riesgo
entre Escila, entre Caribdis,[589]
mejor que el griego, supuesto
que
la ruina la predice. 60
Llegó Himineo, ausentóse,
encendiéronse las lides:
él comió la fruta lotos,[590]
ella venganzas esgrime.
Ligóle lazo más fuerte 65
con que desató el flexible,
quedando la venusina
mientras más libre, más libre.[591]
Apagáronse las teas
porque los quicios rechinen,[592] 70
como otra Elisa en Cartago,
del troyano hijo de Anquises.[593]
Siguióse un lustro a otro lustro,
[63r] a su patria volvió el triste,
y lo que yertas cenizas,[594] 75
fueron llamas varoniles;
del flamígero Tonante
esgrimió rayos calibres
y él, con pánico terror,
pudo irse[595] entonces sin irse. 80
Segunda vez a su patria
despide sin despedirse,
donde le llaman los claustros,
donde rigiendo se rige.
Siguió otro lustro y apenas, 85
¡oh, secreto inescrutible!,
la materia prima corta
Átropos por las cervices,
cuando el derecho común
le
llama para que mire 90
tantos miembros que pendían
de una cabeza sublime.
«No hay ira sobre la ira
-dijo el sabio- en femeniles»,[596]
y
lo que fingió en las voces 95
suponía Menalipe.[597]
Tres sacrilegios en uno
a un tiempo ejecuta y dice,
sin que, pública blasfema,
[63v] ofenda al divino Alcides.[598] 100
A el elevar las especies
patentes en los viriles,[599]
concitaba del Cocito
los espíritus de hollines.
Plutón,[600] Radamanto y Minos[601] 105
en el báratro y confines
pasmaron, y aun en las flores
el áspid buscó Euridice.[602]
¡Oh, Architipo[603] Redentor,
Dios
y hombre, que redemiste, 110
todo piedad, este día
bien de ser el juez te eximes!
Al fin la tierra tembló
y los ejes poco firmes
a
su imitación; los astros 115
amenazaron eclipses.
Ceso, que en casos como estos
no es bien que el papel entinte,
cuando se han manchado tantos
cambiando
errores a chistes. 120
[64r]
[XXVIII]
LOA
que se escribió para una comedia
que se hizo en Valdepeñas, las Carnestolendas, en casa de Su Excelencia, el
año[604] de
1711
PERSONAS:
el buen gusto, primer galán. la curiosidad, primera dama.
el discurso, segundo galán. la ociosidad, segunda dama.
el regocijo, tercero galán. músicos.
el placer, gracioso.
(Suenan dentro instrumentos
como a lo lejos y cantan la copla siguiente.)
(Música dentro.)
Si de Filipo, rey nuevo y florido,
Luis es pimpollo de la flor de lis,
¿quién negará que, mejor azucena,
[64v] puede prestar verdor al abril?[605]
(Sale la
curiosidad tapada de medio ojo,[606] como
acechando, por un lado del tablado, y por el otro, la
ociosidad.)
curiosidad Pues que nadie me registra 5
y supuesto no me han visto,
he de ser de cuanto pasa
aquesta vez el registro.[607]
Aquí el refrán castellano
entra
que discreto dijo: 10
«El diablo llevó a palacio
a los hombres encogidos.»[608]
Ahora bien, pues Dios me dio
este natural bullicio,[609]
sean
de cuanto aquí pasa 15
registros ojos y oídos,
y pues que nadie me oye
y el disfraz me da motivo,
hago dos cosas: me huelgo
y
llevo dos chismecitos. 20
(Mirando a la ociosidad.)
Pero si mal no me engaño,
veo allí señas e indicios
de mucho cuento en un garbo
a reina. Pero, ¿qué miro?
¿No
es usted La Ociosidad? 25
ociosidad Sí, madre
del ocio y vicio,
porque, tapada y curiosa,
aquesta vez me da indicio
[65r] en ser, tan entremetida,
una
espía del abismo. 30
Si sabe que está en palacio
donde habita El Regocijo,
adonde las penas mueren
y sólo vive el alivio,
vea,
calle, oiga y... 35
curiosidad Pues tú,
Ocio, ¿a qué has venido
sino a acechar?
ociosidad Es verdad,
pero con un distintivo:
que yo vengo a celebrar
el
gusto, hechos y dichos, 40
y tú vienes arrastrada
de tu sedicial capricho.
Pero escucha, que repiten
los gorjeos y los trinos.
(Repite la música el minué[610] y
salen el placer y el regocijo,
cada uno por su puerta.)
regocijo En hora
dichosa venga, 45
señor Placer, a este sitio.
placer Y venga en hora dichosa
a este país El Regocijo,
donde, al parecer, aunque
seamos
los dos distintos 50
[65v] al fin donde se dirigen
nuestros dos genios, unidos
en lo que mira al festejo,
somos los dos uno mismo,
y supuesto...
curiosidad ¡Ah, caballero!, 55
si no os canso en lo que digo,
¿quién es usted?
regocijo Soy el mismo.
curiosidad ¿Y vuestra
merced?
placer ¿Yo?
El propio.
¿Es Curiosidad, señora?
curiosidad Supuesto
me han conocido, 60
(Descúbrese.) el recato está de más.
Yo soy la que sólo vivo
de ver y acechar a todos,
y así, caballeros míos,
por
curiosidad no más, 65
¿es la comedia o la loa
la que aquí ensayan?
regocijo Lo
mismo.
curiosidad ¿Y quién es
quien la escribió?
¿Es por ventura...?
placer Es el mismo.
curiosidad Digo el que escribió la otra,[611] 70
¿o es acaso otro?
regocijo Es
el mismo.
[66r] curiosidad ¿Es aquel que allá en
Almagro
cosía con silogismos
los calzones y las medias,
dando
en su roto vestido 75
indicios de ser poeta,[612]
y por falta de...? ¿Es el mismo?
placer Curiosidad o demonio,
o tú mesma, que es lo mismo,
si
ves que no te respondo 80
(que es el más fiero castigo
a un curioso no hacer caso
de preguntas y delirios),
mátame y no me preguntes.
Retírate
[a] aqueste sitio 85
donde está La Ociosidad
esta vez sin ejercicio,
que aquí de puro acechar
se saciará tu apetito. (Retíranse.)
(Repite la música el minué,
córrese una cortina y se ve sentado el buen
gusto, y en pie a su lado, el
discurso.)
gusto Discurso, de mi razón 90
vasallo, deudo y amigo,
primer potencia del alma
y árbitro de los sentidos,
tú, Ocio, y Curiosidad,
[66v] tú,
Placer, y Regocijo, 95
antípodas encontrados
con tan diversos motivos,
ya os conozco, que al Discurso
es todo penetrativo.
El Buen Gusto soy, y pues 100
el mes pasado
fue el triunfo celebrado,
que en eterna memoria
de Felipo serán la fama y gloria,
de
la enemiga saña 105
que no sin causa lamentaba España,[613]
y supuesto que cesaron
tantos fatales anuncios
de hidra de tantas cabezas
envanecidas de un triunfo,[614] 110
todo sea diversiones.
Pues que da el tiempo...
ociosidad (Aparte.) ¡Buen gusto!
[regocijo][615] ...para
asambleas, saraos,
motivos tantos y justos,
mayormente
cuando sólo 115
sabe vivir en el mundo
quien se divierte...
curiosidad (Aparte.) ¡Buen gusto!
placer ...y como dice el adagio
que tanto repite el vulgo
[67r] que
lo comido y lo holgado 120
es siempre lo más seguro...[616]
gusto ...y pues las Carnestolendas
están en casa, os anuncio
una comedia.
ociosidad (Aparte.) ¡Buen gusto!
discurso ¿Y cuál
comedia previenes? 125
gusto Una que el título arguyo
Los Esforcias de Milán.[617]
discurso Y supuesto
que es tan justo
el motivo y sólo mira
a
desterrar los disgustos, 130
todo sea diversiones,
pues el hado lo dispuso.
Y en este supuesto...
buen gusto ¡Cesa,
cesa! Y volviendo al discurso
de
nuestros antecedentes, 135
sigo la huella y el rumbo.
Ya sabéis que Su Eccelencia
(digo el Marqués, cuyos triunfos,
como otro numen de Marte,
se
numeran por minutos, 140
opimo fruto del tronco
de tantos ramos hercúleos,
que de pura antigüedad
está el guarismo caduco),
que
de la Armada terrest[r]e 145
[67v] observante
Palinuro,[618]
de la invasión enemiga
fue de Perseo su escudo,[619]
dejando [a] aquestas provincias
los
enemigos confusos, 150
pues más que con el amago
espiraron con el susto,
en actos de entendimiento,
en cortejos y en alumnos
habilidades
aplaude 155
y a las bellezas da cultos,
sin que sea en Su Eccelencia
arte ni ficción ni estudio,
sí sólo naturaleza
de
la sangre que produjo 160
aquel Bazán generoso,[620]
el que, el acero desnudo
sobre la santa Salén,[621]
a su brazo y a su impulso,
más
que, segur en espigas, 165
da Ceres en granos rubios,
el reino de Palestina
regó con sangre de turcos,
pasando su antigüedad
de ciento y cuarenta lustros;[622] 170
no sólo esto, pero enseña
su entendimiento profundo[623]
disimular los defectos
cuando aplaude los estudios,
[68r] dando
tiempo al tiempo, y ser 175
en todo cuerdo él.[624]
discurso (Aparte.) ¡Buen gusto!
ociosidad Conque ya
no estoy ociosa
y desde luego[625] me ajusto
si puedo servir en algo.
curiosidad ¿Qué
espero ya ni qué escucho? 180
Aquí no hay más que saber,
sí sólo pedir indulto
de curiosidad tan necia,
que como hay bueno, hay mal gusto.
Y si puedo...
gusto Sí
podéis. 185
Y así, pues hoy os condujo
a este alcázar o palacio
el acaso o el ocurso,[626]
demos fin con un minué.
placer ¿Luego esta es loa?
regocijo ¿Eres vulgo, 190
que preguntas lo que sabes?
discurso Pues
dando fin el asunto,
sea un minué quien finalice,
pues un minué lo introdujo.
(Música, y danzan el minué el buen
gusto, el discurso, la
curiosidad y ociosidad.)
[68v]
Si del Bazán generoso y guerrero 195
es
el buen gusto sólo discurrir,
¿quién
negará que sólo Su Eccelencia
supo
acertar en el elegir?
Numen guerrero y délfico dios,
supo su ingenio también dicernir, 200
si
Marte triunfante en lides venciendo,
luciente
planeta en el influir.[627]
Hermosas deidades, astros luminosos,
que
de vuestro cielo debo presumir
de benignidades obsequio, en las
aras 205
adonde
el arder es todo lucir,
deseo de aciertos indulte los yerros
de
quien, obediente, se atrevió a escribir
cadena
de yerros tan eslabonados
que pudo forjar y no supo pulir. 210
Acabada la loa, hizo cada uno
el juicio que quiso de ella: unos se peyeron para quien la escribió y otros se
cagaron para los que la representaron, y las damas se orinaron de risa de verse
aplaudidas y llamar deidades.
[69r]
[XXIX]
Respuesta a una carta, cuyo asunto
manifiestan las coplas deste
ROMANCE
Recibo tu carta, amigo,
en prosa y verso elegante,
al tiempo que el sangrador
impío vierte mi sangre.
Hoy soy sangría primera 5
donde, tendido en el catre,
estoy fresco y más que fresco
sin nieve ni chocolate;[628]
en esta cabeza lidian
sar[r]acinos y aliatares,[629] 10
cogiéndome el accidente
en el celebro y gaznate.
Este es mi mal, y no es solo,
pues a mi desdicha añade
no
poder ser enfermero 15
de las tercianas de Arce;
estas siento, aparte Rey,
como de mis propios males,
que como amigo, de allende
tomara
mi tercia parte. 20
Y en cuanto a el haber faltado
[69v] al gran día de los Juanes,
no ignoras, pues, la razón
que pudo hacer me estrañase,[630]
que en esto de parentescos, 25
de prosapias y linajes
hay lances en que es forzoso
y es forzoso que haya lances.
De cólera el movimiento
hace a un hombre que dispare,[631] 30
y pues que comió los pollos,
cómalos con sus agraces.[632]
Una carta me escribió
de su genio estravagante,
como
si en ese palacio 35
fuera persona que hace.
A obedecer los preceptos
estoy pronto del magnate,
pero no para que vaya
tan
sólo porque él lo mande. 40
¿Si se imagina deidad
porque está entre las deidades?
Yo no lo pienso, porque
conmigo no ha de casarse.
[70r] Si con mosca se volvió 45
a su torre de homenaje,
vaya por la que yo truje
cuando fui a Manzanares.[633]
Confieso que me pasé
y
que fue errado el dictamen, 50
que me olvidé de los bofes[634]
que en él imprimen carácter,
bien que yo las señorías
las respeto como nadie
y
por la concomitancia 55
la tengo ya casi casi.[635]
Pasado mañana dice
el doctor vuelva a sangrarme;
supongo mi mejoría
y
pasaré a visitarte, 60
que estoy fuera de mi centro
cuando no llego a elevarme
a los pies del soberano
que es mi dicha imponderable,
a cuyos pies me pondréis 65
y le diréis de mi parte
que tenga [a] bien por ahora
que difiera mi vïage.
A el coro de inteligencias,
[70v] que
cada una es un ángel, 70
diréis que estoy a sus pies,
y si no, a sus carcañales.
A la restante familia,
amigos, criados, pajes,
les daréis mis encomiendas[636] 75
o lo que más os gustare.
Las guindas remitiré
sin duda y sin que haya fraude,
que ya van echando hojas
de
mi jardín los frutales. 80
Y ¡a Dios!, amigo, a quien pido
que vivas tantas edades
como suegra siempre viva
que un yerno quiere heredarle.
El Viso y el julio cuatro,[637] 85
quien te estima y te complace,
querido a[l]férez Moscoso,
el cura, tu amigo, Praves.
[71r]
[XXX]
A un asunto sin asunto, que no
viene a nada y viene a todo, culto, serio-jocoso y mixto
ROMANCE[638]
Pasó la estación ardiente
en que el gran hijo de Jove
daba su influjo a los Canes
en rayos abrasadores,[639]
aquella que el numen Delfos 5
concede a los labradores
a instrumentos estivales
de Ceres oro en pensiones,[640]
cuando Filomena quejas
explica,
y sus celos Promne, 10
una en los regios palacios,
otra en los troncos del bosque;[641]
pasó la estación, repito,
vino el otoño y Pomone[642]
dio
fragancias en sus frutos 15
como Amaltea en sus flores,
anunciando del ivierno
la falta de sus verdores,
porque todos se prevengan
de
vegetables del monte, 20
[71v] que del diciembre las canas
y del yelo los temores
aún no alcanzan de las reses
los enfurtidos vellones,
cuando, ¡ay, infeliz!, ¡oh, nunca 25
con un decreto o con orden
de un soberano buscara
la segur árbol de Jove![643]
Átropos el tronco apenas
dio a Cibele,[644] divulgóse; 30
aún no bien con la fatiga
movió el carro Faetonte,[645]
cuando Minos, del Cocito
juez, deslumbrado, sin orden
de
Plutón, en el abismo 35
embarazó las mansiones.
Al soberano noticia
dieron de una acción tan torpe
y le dejó alucinado
al
juez con cuatro renglones. 40
El ju[i]cio, el alma y la honra
perdió en tres torpes acciones,
pero no perdió la vida,
porque la tiene de bronce.[646]
[72r]
[XXXI]
SERMÓN
que predicó don Carlos de
Praves, cura propio de la parroquial de la villa del Viso del Marqués,
en su parroquia, el día 28 de diciembre del año 1711, fiesta de los Santos
Inocentes[647]
[72v]
Motivos para predicar este sermón
Estando el día 27 de diciembre por la tarde,
víspera de los Santos Inocentes, en casa de don Luis de Valdivia, capitán
de caballos del Regimiento 3º de Granada, que al presente se hallaba de
cuartel en esta villa, y asimesmo Felipe del Campo, secretario de ayuntamiento,
y Miguel Moreno y el Licenciado Juan Lucas Castellanos, se tocó
la especie del papel del Padre Escarcha,[648] y dije: «El Padre me ha de poner en empeño
de predicar», a que dijo don Luis y el secretario: «Caso raro
sería y exquisito», a que respondí: «Todo consiste en picar la locura y estar
la vena de aire. Y más, que he de citar a don Luis y a Felipe y Campo,
sin que sólo lo entienda más de ustedes.» Pasé a vísperas, y acabadas, dije al
sacristán: «Toca esta noche a sermón, que he de predicar mañana.» Pasé hacer
algunas visitas de Pascua por la tarde, y a la noche al capitán don
Luis. Tocaron a sermón, recogíme media hora, hice la idea, acostéme, dormí, y
prediqué el día siguiente el sermón, que después escribí y es el que se
sigue.
[73r]
Salutación
Angelus Domini aparuit in somnis Joseph,
dicens: Surge, et accipe puerum, et Mariam, matrem eius,[649] etcétera. Math.
c. 2º.
El emprehender cosas
arduas y dificultosas que pasan más allá de lo posible, si se niega al corazón
humilde, cobarde y apocado, se concede al corazón magnánimo y atrevido. El
rayo, despreciando (corto triunfo) la flexible caña, la humilde planta y la
pajiza yerba, emplea su furia abrasadora en el elevado edificio, encumbrado
cedro y altiva palma.
Aquel atrevido joven,
hijo de la ninfa Climene y de Apolo, Faetón, inadvertido, rigió los caballos
del Sol, pagando con muerte precipitada su osadía en el Erídano, aussus
eternos agitare currus.
No menos osado que
desobediente, Ícaro, despreciando el consejo de Dédalo,[650] su padre anciano (Cani sunt sensus hominis),[651] que le amonesta que no suba tan alto que el
sol le derrita la artificiosa cera de sus alas, ni tan bajo que la agua le
humedezca las plumas (medio tutisimus ibis),[652] halló el de[73v]sengaño tarde en lo temprano
de su inadvertida edad, en las cerúleas ondas de Neptuno (Icarus Icareas
nomine fecit aquas).
Hec requies mea in
seculum seculi; hic habitabo, quoniam elegi eam.[653] Así mi corazón altivo y espíritu osado, como
otro Faetón en el Erídano y otro Ícaro en el occeano, hallé mi sepulcro en el
púlpito: hic habitabo, quoniam elegi eam.
Pasando a visitar
María Santísima a Santa Isabel, su prima (madre del Baptista), exclama: Et
unde hoc mihi ut veniat ad me mater Domini mei?[654]
A, a, a, Domine, nescio loqui, quia puer ego sum[655]. Vir polutis labis,[656] dice Isaías. Aquí está el misterio, porque predicar
de niños inocentes y primeros mártires de la Ley de Gracia, era preciso fuese
un inocente o ignorante en letras (Inocens manibus et mundo corde)[657] y el primer sermón que predicase.
Hay tres géneros de predicar: unos predican elogios; otros, panegíricos; otros, doctrinales. Yo he de predicar de todo, y siendo de todo un poco, será el todo nada.
[74r]
Y así como hay tres
géneros de predicar, hay tres clases de oyentes: unos, que sacan fruto de la
doctrina evangélica, que es último fin que los trae a oír la Palabra de Dios
por el órgano del orador; otros, que vienen sólo a fin de mormurar; otros en
quien sólo obra la parte animal, pues com[o] bestias, o ya divertidos[658] o dormidos, por un oído entra y por otro sale.
Exit qui seminat seminare semen sum.[659] Aquel labrador de la parábola
del Evangelio, que la tercera parte de la simencera[660] fructificó por la disposición de la tierra donde
cayó, la otra, que cayó sobre las piedras, que devoraron las aves, y la
otra, que cayó sobre el camino, que conculcaron bestias, ¿qué otra cosa es que
los corazones dispuestos a frutificar la doctrina evangélica, las aves, los
mordicantes oyentes, aves de rapiña, devoradores de acciones ajenas, y los
inatentos, las bestias (como ya dije), incapaces de aprovechar?
Y así como Dios hizo
a los hombres tan disímiles en los rostros, los hizo en los cuidados y los
genios: Tot capita, tot sententia.[661]
Pero alentando[662] con la pía [a]fección[663] [74v] de los [sic] tres clases que asisten
a la festividad (eclesiástico, político y militar) y benignidad piadosa de mi
auditorio, espero el desempeño.
Sea el primero[664] el dilatado campo en cuya amenidad tomaré las
flores que necesito para el ramillete fragante de mi prueba:
Flores aparuerunt in
terra nostra.[665] Lilium conbalium. Sicut lilium inter spinas.[666] ¿Qué mayor emblema del estado sacerdotal, pues en
lo cándido de la azucena y morado del lirio está explicado lo cándido de su
estado y lo macerado de sus pasiones y honesto de su traje?
Rosa plantata in
Gerico,[667] anxioma propio de justicia y capitulares,[668] pues, padres de la patria, exhalan fragancias en el
amparo de desvalidos y necesitados.
Y si es cuestión de
nombre quién de las flores, o ya la rosa o la azucena, es reina de los aromas vegetables,
yo he de dicidir la cuestión, pues aunque pretenden la primacía, se le debe a
la lis, pues si la azucena y rosa las produjo la tierra, a la lis el cielo,
pues bajó dél acompañada con un pomo de agua [75r] para bautizar a
Clodoveo (primer católico rey de Francia), hijo que renació al gremio de
la Iglesia su católica y santa esposa Clotilde.[669] Es opinable si es su dictado «lis» o «luis»; yo
digo se llamaría «luis», pues de allí vino el llamarse Luises los monarcas de
la cristianísima Francia.[670]
Tria sunt munera
pretiosa; ecce Magi venerunt ab
oriente.[671] Dice el sagrado texto que vinieron tres reyes de la
India oriental, que ofrecieron al Niño Dios oro, incienso y mirra: In auro,
ut ostendatur regis potentia, in ture, sacerdotem magnum considera, et in
mirra, dominicam sepulturam.[672]
No fuera de mi
intento, se ve practicado en el brazo militar de mi auditorio el poder de nuestro
monarca: ut ostendatur regis potentiam.
El incienso, en el
cabildo eclesiástico: sacerdotem magnum considera.
La mirra, el amargor
de los delincuentes y la sepoltura de la cárcel para sus delitos: dominicam
sepolturam.
Vuelvo de la dilatada disgresión al Evangelio: Accipe
puerum et matrem eius, etcétera. Y pues, Madre de Gracia, María
[75v] Santísima, padecisteis el susto de la huida y los temores de un
tirano, concedednos propicia el que digamos con la inteligencia divina: Ave
gracia plena.[673]
SERMÓN
Angelus
Domini aparruit in somnis Joseph, etcétera.[674]
Habiendo en mi salutación, etcétera.[675] Repito: Habiendo en mi salutación valídome y
expresado el número de tres (las tres clases de predicadores, las tres de
oyentes, de las tres flores, de los tres dones y de los tres estados: político,
eclesiástico y militar), vuelvo a combinar los tres en un supuesto:
Iusticia et pax
deoscultatae sunt.[676] Dice el Profeta Rey[677] que la paz y la justicia se dieron la mano. Hago
paréntesis y voy a probar que la guerra es paz: rebeladas a su legítimo señor
las provincias y reino saguntino y bético,[678] fue el restablecimiento de la paz las tropas
militares; luego es dilema preciso que la guerra es paz. Iusticia et pax, etcétera. Vuelvo al intento: pues probado y concedido el que
la guerra es paz, luego es consiguiente el estado político y militar [76r]
se dieron la mano: deosculate sunt.
Sacerdotes tui induantur
iustitiam.[679] Dice el Penitente Rey:[680] «Tus sacerdotes se vistan la justicia.» Pues si los
sacerdotes se visten de justicia y la justicia se dio la mano con la paz, luego
justicia, eclesiástico y militar son un supuesto con tres distintivos.
Faciamus hominem ad
imaginem et similitudem nostram.[681] Forma Dios al hombre de aquella materia prima, de
aquel amasado lodo del damaceno campo.[682] Infundióle el alma (et inspirabit in faciem
spiraculum vite).[683] Cría el alma, cuyo constitutivo son las tres
potencias: memoria, entendimiento y voluntad. Al entendimiento le toca
el discurrir, a la memoria acordar y a la voluntad obrar, de que parangono el
intento de la prueba de un supuesto y tres clases: el discurrir al estado
ecclesiástico (Vos estis sal terre.[684] Vos estis lux mundi),[685] la memoria al estado militar en la observancia de
sus órdenes, preceptos inviolables (Melior est sapientia quam arma velica),[686] la voluntad operativa en el estado político o
república (Iustitiae Domini recte, letificantes corde).[687]
[76v]
Y pues en el supuesto
del alma con tres distintas operaciones en las tres potencias, hallé la prueba
de las tres clases, un supuesto y tres poderes (discurrir, acordar y operar),
hago punto y paso a que mi sermón es un supuesto y tres puntos, y vuelvo
a el alma del Evangelio:
Vidi supra montem
Sion Agnum, et cum eo centum quadraginta quator millia, escriptum nomen eius et
patris eius escriptum in frontibus suis. 1º punto.
Hi sunt qui cum mulieribus non sunt
coinquinati: virgines sunt. 2º punto.
Et
in ore eorum non est inbentum mendatium. 3º punto.[688]
1º punto: Vidi supra montem.
Dice San Juan
en el capítulo 4º del Apocalipsi que vio 144 mil niños, escrito en su
frente su nombre y el de sus padres,[689] advertencia digna de reparo: ¿no basta que diga el
Santo Apóstol el nombre de sus padres o el nombre de los niños, pues es
correlativo el padre al hijo y el hijo al padre, y por el nombre del
padre se viene en conocimiento del hijo y por el hijo el nombre del
padre? No basta, pues encie[77r]rra en sí mayor misterio que lo que
esplica lo literal del testo, pues nada manifiesta quién son los padres como
las propiedades y costumbres de los hijos, pues en la mala conduta y sinderís[690] de sus acciones expresan lo poco timorato de los
padres y menos respeto de los hijos.
Arrebatado a las
esferas el profeta Elías en un carro de fuego, le deja a Eliseo su capa y en
ella el espíritu doblado (Pater mi, pater mi, currus Isrrael, et
auriga eius).[691] Viendo esto los hijos de los profetas, postrados en
tierra, adoran a Eliseo. Pasa Eliseo a Betel, y al transitar por el camino,
salen una multitud de muchachos de la ciudad, y haciendo burla del santo
profeta, le gritaban: «Sube, calvo, sube.» Ofendido el santo, no sé si del
escarnio, o molestado de sus destempladas voces, los maldice en el nombre del
Señor, aparécense dos osos y no sólo quitan la vida a los deslenguados como
irreverentes maldoctrinados muchachos, pero los despedazan y devoran[692] (Nolite tangere christos meos, et in
profetis nolite malignari),[693] de suert[e] que los hijos de los profetas adoran a
Eliseo, los hijos del pueblo le escarnecen, de que se sigue en unos la
bendición del Señor[694] y en los otros la maldición. Dilema preciso o
consecuencia: mala [77v] doctrina, luego ruina espiritual y
temporal; buena enseñanza,[695] luego bendición de Dios y de los hombres.
Visitó Dios a Sara,
como le había prometido, y en su vejez estéril concibe y pare a Isac, santo,
justo y bueno como hijo del patriarca Abraam. Al mesmo tiempo le nace al
patriarca otro hijo, Ismael, de su esclava Agar, gentil e idólatra y egibcia.
Ve Sara jugar a su hijo Isac con Ismael, el hijo de la esclava, y le dice a
Abrán: «Echa fuera de casa a la esclava y a su hijo» (dura proposición, fatal
decreto). «Pues o la madre es mala o lo es el hijo, si la madre, salga de casa,
si el hijo, resérvese la madre, porque la madre ¿qué culpa tiene que su hijo
Ismael juegue con Isac?», dice Abrán. Oigan la razón y el misterio del
justísimo decreto de Sara, tan celosa del culto de Dios como de la crianza de
su hijo. Era el juego con unos idolillos que adoraba Agar, y dice Sara: «Mi
hijo, que se cría para patriarca y padre de escogidos y dechado del culto
divino, no está bien entre la companía de un idólatra y madre [78r] que
permite que su hijo aprenda idolatrías y maneje simulacros del demonio. Vayan
fuera.»[696] Esto es lo que deben ejecutar las buenas madres:
apartar los hijos de malas compañías y darles buen ejemplo, para no ver su
perdición en su temprana edad.
Envía Dios tantas plagas a Faraón como su corazón
cancerado padecía de durezas y, entre otras, fue la última ruina y general
lamento, pues en una noche mata Dios a todos los primogénitos de Egipto, sin
reservar desde el hijo del monarca hasta el infeliz plebeyo (¡raro castigo,
infausto caso, pero justo!).[697] Eran malos hijos de padres tan malvados como
tiranos, y castigó Dios a los padres con el sentimiento de los hijos
perdidos y a los hijos con perder la vida, para que en una acción se
manifestase quiénes eran los hijos perversos y los ma[l]vados padres: habentes
nomen eius et nomen patris eius scriptum in frontibus suis.
2º punto: Hi sunt qui cum
mulieribus non sunt coinquinati.
Dice el sagrado texto: «Estos son los que con mujeres no se
mancharon», hablando de los niños inocentes. ¡Válgame [78v] Dios, tantas
dudas como se me ofrecen en cada texto! Porque si entiendo que no se
entorpecieron o entregaron a lascivias con mujeres, es incompatible el que unos
niños de pecho sean capaces de pecar, pues vemos que hasta los siete años no
son capaces de malicias ni de conocer la practicada sensualidad hasta los tres
lustros, ni tampoco se les administra el Santo Sacramento de la extremaunción,
pues no se verificaría la forma quidquid pecasti,[698] faltando la materia. No sé qué discurra desta
mancha de mujeres, pero ya discurro y se me ofrece la solución a la duda.
Hay unos padres tan
desahogados como disolutos, tan licenciosos como lascivos, que poniendo en
práctica sus torpezas delante de sus hijos, los manchan con el mal ejemplo. Ven
las acciones los hijos, hacen reflexión en ellas, estúdianlas, apréndenlas,
júntanse con otros y practican lo que especularon en sus padres, de suerte que
de[699] lo que es lícito en el santo matrimonio sacan una
muerte espiritual del alma de sus hijos.
[79r]
Cría Dios entre el
hermoso vestido de la verde yerba de los campos variedad de flores, cuyos
hermosos cuantos varios matices brillan en la tierra como los astros en el
firmamento. Liba las flores la abeja al tiempo que la avispa o la araña,
y de unas mesmas flores fabrica la araña ponzoñoso veneno, y la abeja, triaca
en miel y cera para holocaustos. ¿En qué está el misterio? ¿En qué el regalo?
¿En qué el útil? ¿En qué el nocivo veneno? ¿En qué el mo[r]tífero narcótico?
¿En la flor? No; está en el corazón[700] y entrañas dañadas de la araña el daño, y en el sano
corazón de la abeja el provecho.
¡Oh, arañas
racionales, que producís el veneno de la muerte para vuestros hijos en
el mal uso y peor abuso de vuestras depravadas aciones de la fragante
flor del matrimonio santo!
Enamorado Amón de su
hermana Tamar, ¿qué diligencias no ejecuta, qué discursos no fabrica, qué
dificultades no vence, qué imposibles no emprende, que sutilezas no artificia,
qué en[79v]tes de razón no se le ofrecen? Ya encuentra montes de
dificultades, ya le combate la esquivez de Tamar, ya la honestidad milita con
su pasión, y por fin vence una ficción el combate de su apetito: fíngese
enfermo, visítale Tamar, y pudo una violencia infamar su nobleza y manchar la
pureza de la infanta; da parte a sus hermanos de la horro[ro]sa y atropellada alevosía,
y muere Amón al golpe del puñal[701] y al impulso de la venganza.[702]
Rebélase Absalón
contra su padre David, levanta tropas, recluta soldados, atrae voluntades de
sediciosos, vence las huestes de David, sale fugitivo de su corte, saquea su
alcázar, afrenta las concubinas en públicas calles y plazas, y al fin de
triunfos parricidas, muere suspenso en una encina a manos de Joab (¡raros y
infaustos fines!).[703] ¿Serían pecados de David? No, porque de su
peni[t]encia consta el perdón. ¿Sería mala doctrina o mal ejemplo? No,
porque era santo, justo y penitente. Pues ¿qué sería? Seguir la [80r]
juventud traviesa de su padre: pase Bersabé a palacio, venga su esposo Urías de
campaña, vuelva a campaña, póngale en la brecha, muera Urías, y vocee su muerte
las flaquezas de David. Si esto atrae[n] anejo las inadvertencias de los
padres, ¿qué harán las omisiones y malicias?
Los hijos de Elí,
sumo sacerdote, abusando del empleo, no sólo reservaban de las reses de los
sacrificios lo mejor para su gula y apetito, pero obscenos se mezclaban con las
mujeres que venían a sacrificar, o ya con falacias o violencias. Profetízale
Samuel que no sólo perderá sus hijos, pero el sumo sacerdocio, por consentir
sus hijos tales cuanto sacrílegas torpezas. Mueren los hijos de Elí al
trance de una batalla a manos de los filisteos, llega la noticia a Elí, cae de
celebro,[704] finaliza su vida, pagando con ella el desenfreno de
sus consentidos hijos.[705]
Los del pueblo de
Dios captivos de Darío, rey de los persas, dice Esdras en el [80v] Libro
Tercero de los Reyes,[706] al capítulo 3º, hizo un convite Darío en que
convidó a todos los grandes príncipes y magistrados de su Imperio de medos y
persas, hasta que, embriagados de cena glotona y vino, se entregaron al sueño
(último fin de aquellos que es su dios su vientre). Tres pajes hebreos de los
nobles captivos que le servían en palacio de guarda, dijeron: «Supuesto
que el Rey duerme despacio y nosotros no estamos deprisa, propongamos una
emblema, y cuando el Rey despierte y la lea, aquel que acertare mejor en
su ingenioso discurso y lograre la aceptación de su monarca, será premiado con
beber en vaso de oro, correr en caballo con brida dorada, ser vestido de grana
y adornado su cuello con un collar de perlas, será llamado pariente de Darío y
sentado a su lado en primer lugar.» No bien lo pusieron en ejecución cuando,
volviendo el Rey en su acuerdo, cada uno le puso su discurso problemático en
sus manos.
Leyó el primero su
problema, que decía: «Forte este vinum,[707] 'fuerte es el vino', pues al[708] que se entrega a su enbriaguez pro[81r]duce
un total abstracto de potencias y sentidos y un negarse en todo a lo racional.»
Dijo el segundo:
«Fortior est rex,[709] 'más fuerte es el rey', pues a un decreto suyo, a
una insinuación, grandes, poderosos, militares, políticos y plebeyos es la
respuesta su obediencia, a quien todo vasallo sacrifica honra, fama, vida y
hacienda.»
Dijo el tercero: «Fortiores
sunt mulieres,[710] 'más fuertes son las mujeres', porque las mujeres
engendraron al rey y todo el pueblo que domina el mar y la tierra; ellas hacen
la gloria de los hombres, y los hombres no se pueden apartar de ellas; por
ellas dejan los hombres a los padres, abandonan las honras, haciendas y
patrias, pierden el juicio, hacen hurtos y homicidios. Esto prueba Apemen, hija
de Bezacis, concubina de Vuestra Majestad, pues ádbitro de su
voluntad, se sienta a su lado, le quita la diadema, y camaleones de su
semblante[711] no sólo son sus vasallos, pero Vuestra Majestad.»
¡Oh, ingenioso y bien doctrinado israelita!, pues no sólo
Darío le concede [81v] lo comprometido, pero da libertad a todo el
pueblo de Dios, licencia para reedificar el templo de Salomón y
dones preciosos para él y para el culto. Este fruto sacan los hijos bien
doctrinados, temerosos de Dios, y los daños que he referido, de mancharse con
mujeres: Hi sunt qui cum mulieribus non sunt coinquinati.
3º punto: Et in ore eorum non
est inbentum mendatium.
«Y en su boca no se halló mentira», dice el sagrado testo. Nueva
dificultad en su interpretación. Veamos si la investigo: entre 144 mil[712] infantes (mieses divinas que segó la hoz del
decreto del tirano Herodes), ¿es posible que todos eran tan recientes en el
reino de Judea que no tenían edad para mentir (diría yo que no eran como los
destos tiempos, que ante de saber hablar saben mentir o que no hablan
palabra de verdad)? No. ¿Sería el que sus padres trataban verdad y no tenían de
quien aprender a mentir? No, porque dice David: Omnis homo mendax.[713] ¿Qué [82r] sé yo? Sólo sé que cuando
los padres son mentirosos, los hijos no degeneran de lo correlativo.
Reñía el escarabajo a
su hijo porque no andaba derecho, y decía el hijo: «Padre, ¿cómo tengo
de caminar hacia delante si usted camina hacia atrás?»[714]
Como los hijos del
patriarca Jacob estuviesen apacentando sus ganados en Sichen, fue a llevarles
la comida Joseph, su hermano menor, y habiéndolos acusado a su padre de un
pecado tan torpe cuanto feo, indignados contra él, o ya fuese por verse
corregidos y castigados de su padre, o invidiosos de una vestidura o traje que
a Joseph le hizo su padre, o por el misterio[so] sueño de los astros y
macollas,[715] y apenas avistó a distancia de ser conocido, cuando,
por baldó[n] lo que debía ser por aplauso, dicen entre sí: «Ya viene el
soñador.» Juntan su consejo o concilio y trázanle la muerte, que hasta esto
puede aun, entre hermanos réprobos y viciosos, una envidia y un ser mejor.
Decrétase la muerte, échanle en una cisterna, revocan el impío decreto [82v]
f[r]atricida y véndenle a los ismaelitas. Matan un cordero, ensangrientan su
vestidura, llévanla a su padre Jacob, y le dicen: «Nuestro
hermano murió. Fera pesima deborabit eum.»[716] ¿No basta vuestra maldad, malos e infidentes
hermanos, sino una tan sólida mentira? No, porque abisus abisum inbocat,[717] un yerro es imán de otro, forzaron el delito. Dejo a
la consideración del auditorio el sentimiento de Jacob, pues dice el
texto sagrado que rasgó sus vestiduras, se vistió de silicio,[718] no recibió consuelo de nadie y que perseveró
en un perpetuo llanto. Vuelvo a Joseph: pasa a Egipto, vendido esclavo del rey
Faraón, donde, asistido de Dios, pudo ser privado de su soberano y, sentado en
su trono, obedecido de su reino y adorado de sus hermanos y besando los pies de
quien no se dignaron de darle la mano de hermanos y de amigos.[719] ¡Válgame Dios! ¿Sería culpa de Jacob el ser sus
hijos malos? No, que no todas las veces tienen los padres la culpa, aunque
pagan la pena; es desgracia suya, es desgracia suya, y mayor del mentiroso: Et
in ore, etcétera.
[83r]
Moisés, caudillo del
pueblo de Dios, envía, estando en el desierto a vista de la Tierra de Canán o
Promisión, doce esploradores (o partidarios,[720] como dicen en estos tiempos) a reconocer la
tierra, sus frutos, sus riquezas, y a observar los movimientos de los
enemigos. Volvieron con las noticias, y sólo Josué y Caleb hablaron verdad,
trayendo en muestra el racimo, granadas e higos, pero dando crédito el pueblo a
las mentiras de los otros diez esploradores, que dijeron ser una tierra de
serpientes y animales tan venenosos como feroces, y que los hombres eran tan en
estremo gigantes, que a vista de ellos parecían langostas. ¿Y qué efecto
produjo su mentira? Que los castigó Dios trayéndolos cuarenta años vagando por
el desierto. Y no entró en la Tierra de P[r]omisión ninguno de los que salieron
de Egipto, si no es Josué y Caleb.[721] Estos son los frutos que produce el mentir y el
fruto que produce la verdad, hallando en la verdad el premio y en la mentira el
castigo, como les sucedió en el desierto.
[83v]
Por otro caminaba Su
Divina Majestad, seguido de sus apóstoles y grande multitud de gente que
ya, o fatigados del camino o estimulados de la hambre, conoció la Majestad
de Cristo su necesidad. Pregúntale a Felipe: Unde
ememus panem, ut manducent hi?[722] Responde Filipe: «Hay un
muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces.»[723] Dice el sagrado texto que Felipe dio el adbitrio,
pero no dice que se le pagasen (parece Filipe adbitrista[724] destos tiempos, que le dan para los
valimientos,[725] pero no para la satisfación de los interesados).
Dice también el texto fue en un campo el milagro de panes y peces, y mi
auditorio, sin ser texto, dirá que a qué viene Filipe y campo y no pagar panes
y peces, a que digo: ya vendrá tiempo en que se paguen, y basta que me
entienda por quien saco el lugar de panes y peces.[726] También me hará la objeción que a qué viene la
multitud de gente con los niños: ¿qué [83r bis] concurso hay
donde no sea plaga la multitud de molestos muchachos?
En fin, ceso con mi
oración, que para media hora de estudio, bastante he molido a mi auditorio.
Y, pues, Mártires Santos,
Santos Inocentes, primeros de la Ley de Gracia, que rubricásteis con vuestra
sangre vuestra gloria en la venida y nacimiento del Hijo de Dios,
salvete, salbete, flores martirum. Pedid a nuestro Redentor, pues
trujo la paz al mundo, la paz para nuestra España, la tranquilidad para
nuestro Monarca y el sosiego para nuestros corazones, y pedid a
Dios nos comunique su gracia, prenda segura de la gloria, at quam nos, etcétera.[727]
Omnia sub correptione Sancte Romane Ecclesie.[728]
[83v bis: en blanco]
[84r]
[XXXII]
Habiendo predicado en mi parroquia
la domínica segunda de Adviento, día 6 de diciembre
de 1711, el Reverendo Padre fray Juan Escarcha, y habiéndole al Padre
Guardián[729] fray
Juan del Pulgar fecundado con que había predicado disparates, le quitó de predicar
la domínica 3ª siguiente, dejando a mi feligresía sin
sermón y al Padre Escarcha con desaire, sobre lo cual me envió el
sermón para que le reconociese si era el mesmo que le había oído predicar[730]
Respuesta a su papel
Muy Reverendo Padre Predicador, señor y
amigo:
Hoy, día 20 de diciembre,
recibo un papel y un sermón para que le concuerde o le censure. En lo
primero, digo es el mesmo que oí predicar a Vuestra Paternidad el
día 6 del corriente en mi parroquia; si para que le censure, debo decir mi insuficiencia
y corta literatura se espondría a canonizarse de inabta y necia de censurar de
quien debo aprender y de cuya doctrina quedé enseñado. Y supuesto Vuestra
Paternidad redujo a tres puntos su sermón, reduciré a otros tres la
respuesta, [84v] no como censura, sí como precepto que debo obedecer a
la posdata de su papel.[731]
Tienen todos los
pueblos vulgo (hidra de tantas cabezas, que sería para Alcides empresa
inestinguible, que pasaría más allá de lo imposible el intertarla), y así como
Dios hizo a los hombres disímiles en los rostros, los hizo en los cuidados y
los genios.[732] Y como es imposible el convenir in unum, de
ahí es el que un acto y acción pública sea al gusto de todos, y como es
infinito el número de los necios, no se pueden reducir a finito los de un
pueblo.[733]
Hay en todos unos
llamados criticones o tertulianos, que no estudiando ni entendido nada,
censuran de todo y de todos. Llámanse vulgarmente ociosos, vagamundos y
mal entretenidos. Estos dicen que el primer punto de el lugar de San
Pablo (honora viduas quae vere sunt)[734] le trató Vuestra Paternidad con poca
seriedad, a que debo decir no es culpa del orador el que las oyentes sean
necias y cambien la compunción a carcajada, despreciando el auxilio de su
Divina Majestad por el órgano de el predicador evangélico en un tan
principal punto.[735]
El segundo, de la
enfermedad del alma, que Vuestra Paternidad parangonó con la
efímera [85r] del cuerpo, dio a entender el susto, cuidado y aplicación
que se pone a lo temporal, y descuido a lo espiritual y eterno. Eslo el
necio en sus dictámenes, pues, como espíritu impuro, son inflexibles,
pues la mala organización de su rusticidad no les hace conocer la verdad, tan
olvidada como repetida en las historias sacras y divinas letras y Evangelios.
Explicólos Nuestro Señor Jesucristo, divino y verdadero
Mesías, no en enfáticos anxiomas[736] ni en problemáticas empresas,[737] sí en pariedades[738] (a parietate, non a ratione), porque
faltando la razón, sobra la malicia para la calumnia; y aun Jesucristo
no los sacó a luz los cancerados corazones de la fiebre ardiente de la
malignidad; y donde falta razón, no basta tenerla.[739]
El tercer punto o
período, sobre las aflicciones de los pueblos, triunfos concedidos a nuestro
monarca Felipe quinto (que Dios guarde)[740] y milagros notorios de la poderosa mano del
Altísimo (de que soy y muchos testigos), dicen algunos del auditorio que
fue punto de gaceta. Hago reflexión y digo lo primero que Vuestra Paternidad
se hiciese su pariente: anduvo corto en no llamarle hermano (fratres, ian
non estis hospites;[741] fratres, sobri estote;[742] nos autem devemos pro fratibus animas ponere,[743] dijo Cristo); lo segundo, en la
república de las abejas se ve practicado[744] el mantener su rey con el sudor y fatiga de libar
las flores, y [85v] faltando su monarca, muere y perece el enjambre de
sus vasallos.[745]
Fúimoslo infelices de
tropas infieles y de dueño ajeno el año pasado, y en el corto espacio de tiempo
que su Divina Majestad se olvidó de su misericordia y acordó de su
justicia, ¿qué infelicidades de sustos, penas y ahogos no se vieron
practicados, que no sin lágrimas refiero, torpe la mano y balbuciente el
discurso? Se vieron las montaraces fieras acompañadas de racionales, la sierra
poblada y el pueblo desierto.[746] Aquí, pues, ¡cuánto menos gravoso es una
contribución[747] tolerable de un suave yugo, que un incendioso saqueo
sacrílego y tirano![748]
Al fin, debo decir en
el doctrinal sermón que Vuestra Paternidad predicó no dijo
cosa contra la fee, política ni buenas costumbres; antes, en la doctrina
general, de reprenderlas anduvo tan acertado como mal atendido de la maliciosa
interpretación, mayormente cuando en el corto espacio de tiempo
que se le concedió para suplir por otros, le sobró para discurrir
sobre los puntos referidos del testo del Evangelio.[749]
Dios guarde
a Vuestra Paternidad dilatados años de la posada.
Viso y diciembre
21 de 1711.
De Vuestra
Paternidad amigo y capellán,
Don
Carlos de Praves. [rúbrica.]
Mi Reverendo Padre Predicador Escarcha.
[86: en blanco]
[87r]
[XXXIII]
Fue a pedir a una señorita un
capellán bizco de un conde, para casarla con uno que se llamaba Berenjena[750]
Muy mal le salió la traza
a el Licenciado Alma en Pena,
supuesto la Berenjena
se le volvió calabaza.[751]
Empeñóse el mayordomo 5
sin saber cómo ni cuándo,
y como entró tropezando,
dio de ojos en el como.[752]
Hubo junta de parientes
que
en el consejo votaron: 10
unos colmillos mostraron,[753]
pero los otros los dientes.[754]
Dicen que le causó enojo
de la señora el asombro,
y
a muchos mira sobre hombro 15
y a los demás sobre ojo.[755]
[87v] Todos temen este riesgo
de verle con desagrado,
que, como está desairado,
los
mira a todos al sesgo. 20
Con galopes de trotón,
se quejó en acentos graves
a las fieras y a las aves
de frustrar su pretensión.
[87r bis]
[XXXIV]
Se estudió una comedia con ánimo
de hacerse en palacio, y habiendo sabido era a contemplación[756] del
capellán bizco, cesó la comedia
DÉCIMAS
Una comedia por cierto
algún tiempo se ensayó
y no se representó
por no darle gusto al tuerto.
Quería dar perro muerto[757] 5
antes con tiempo y con antes[758]
a todos los comediantes
y que cada uno gastara
para que el tuerto se holgara,
sin
haberles dado guantes. 10
Esto es esto, pero luego
hizo notorio al aprisco,
no siendo bastante un bisco,
le[759] trajesen un cïego.
Él
parece hablaba en griego, 15
porque nadie le entendía;
ninguno el tablado hacía,
nadie vestidos buscaba,
el
ciego nunca llegaba
porque
le faltaba guía; 20
[87v bis] todo el mundo se pasmó
con estar en el estío,
y aunque no bebieron frío,
todo se garapiñó.[760]
Cada
uno decía: «Yo, 25
aunque a venir me prevengo,
en esto parte no tengo
ni sé a qué asunto ni santo
disponen comedia y canto,
que
en esto no voy ni vengo.» 30
Al fin, la comedia se
quedó,[761] y muy bien satisfizo,
porque aunque nunca se hizo,
se ignora y sabe el porqué;
el
por qué estudiarla fue 35
ni a quién ni cómo ni cuándo
todos lo están ignorando,
y empezarla con gran prisa
fue luego acabar con risa
por
no acabarla gastando. 40
[88r]
[XXXV]
Viaje que hizo el Reverendísimo
Padre Redentor[762] de
Tetuán a Valdepeñas, el día que partió a Madrid el Conde de Parsén[763]
ROMANCE
Después que las campanillas
de cuatro o seis mulas negras,
para que montara el Padre,
tocaron a botasela,[764]
dijo el Conde en voces altas: 5
«¡Ea, Padre! ¡Ropa fuera!»[765]
Entrándose en la capilla
hizo voto de obediencia.[766]
De compañero siguió
el
venerable Rodela, 10
galopín[767] de la cocina
y aprendiz de la despensa;
mandáronle que tirase
al punto de la cadena,
porque
al Padre divertiesen 15
las dos damas estranjeras;
[88v] diéronle una hogaza y nueces
porque el Padre se entretenga,
que aun siendo de Tetuán
les dio horror Su Reverencia.[768] 20
Conque, según yo discurro,
tenemos a la hora désta
Rodela, monas y fraile,
mozo, mulas y galera.[769]
Luego que se vio el teatro, 25
el vulgo, en voces diversas,
dijo: «¡Bien sale del Viso
para entrar en Valdepeñas!»
Empezóse el entremés,
que
fue verle una comedia, 30
porque las monas y el Padre
juntaban callos y orejas.[770]
Dábalas el Padre nueces
y las monas ni por esas,
que
como estaban cachondas 35
apetecían ciruelas.[771]
Rascábanse pelo arriba,[772]
porque son especie de hembras
y aun hay quien dice les viene
cada mes la luna llena.[773] 40
[89r] Cocábanle[774] juguetonas,
y montando en la mollera,
hicieron aguas mayores
en la capilla y en ella.
A los cocos y a los gestos 45
hubo impulsos de correa,[775]
a que le dijo una mona:
«¡Qué! ¿Somos niñas de escuela?»
No pudo quebrar la saña,
porque
con su estratagema 50
a puro besos pudieron
ganar las indulugencias.
Pero dejando la chanza
y volviendo a hablar en veras,
¿a
qué oprobios no se expone 55
fraile que vagamundea?
Aquella constitución
que su religión conserva[776]
vino a hacerla en Tetuán,
pudiendo
en Orán hacerla. 60
¡Qué diría su prelado
considerando la pieza,
[89v] viendo a el Hermano metido
entre un bufón y dos bestias!
Lo que después sucedió 65
dirá el Padre cuando vuelva,
que para explicarse creo
no le ha de faltar arenga.
[90r]
[XXXVI]
Excusándose ir el día de años de
Su Excelencia a Valdepeñas. Escribe a la señora doña Antonia Díaz[777]
Después que mi doña Musa
me dictó sus influencias,
cuando parte o postillón[778]
era de aquí a Valdepeñas,
parece substituyó 5
alguna musa gallega,[779]
que aquellas glorias pasadas
en sueño las representa.
Pretendí con mis romances
graduarme
de poeta, 10
y en lo roto del vestido[780]
nadie que lo ve lo niega,
porque el traje de campaña
casi del todo deserta
y
de la bayeta el hilo 15
enseñan las clerigueras;
[90v] la chupa[781] del funeral
muestra la prima materia
y de las bragas el folio[782]
se
muestra en las entretelas. 20
Capellán del Conde Andrajos
el lugar me considera;
unos dicen «mirá,[783] el cura»,
otros dicen «mirá, enferma».
Murió Oviedo, en quien tenía 25
muy prontas mis asistencias:
sólo en el mundo es amigo
aquel que lo manifiesta.
Este principio asentado
y
faltarme la decencia, 30
en un feliz natalicio
no está bien requiem eternam;[784]
supongo, mi Antonia Díaz,
esto mismo me aconseja,
que
con mi ropa latina 35
seré espantajo de higuera.
Tímido y acobardado
[91r] me tiene ya la pobreza,
que aun los años no me atrevo
escribir a Su Excelencia.[785] 40
Esto,[786] señora, os noticio
en forma de cantaleta,[787]
con su medio real de porte,
como a luego vista letra;
y si acaso respondéis, 45
no sea por la estafeta,
que se quedará empeñada
por el tanto la respuesta.[788]
Perdonad si os enfadare,
porque
soy una gran bestia, 50
y desde niño lo tuve
ser a modo de manera.[789]
Espero que la Fortuna
pare sus intercadencias,
que
no hay puerco que no pare, 55
o ya en coche[790] o en artesa;
[91v] pero de los dos estremos
no habrá alguno que yo tema:
ni el ser pobre me contriste,
ni
rico me desvanezca. 60
Y, en fin, espero que hagáis
los oficios de discreta,
porque en día de mercedes[791]
se indultan las plumas necias.
No de Ícaro es la mía, 65
de atrevimientos de cera,[792]
sí re[s]pecto[793] al soberano
en una humildad modesta.
Y con esto, aquello y lo otro,
tres
razones que hacen fuerza, 70
avisad si he delinquido,
que me retraigo a la iglesia.[794]
[92r]
[XXXVII]
Caída de un fraile que le
llamaban «el fraile de la borrica»
¡Válgate Apolo![795], que hay casos
y cuentos de más de marca,
en que el ingenio zozobra
y en que la musa dispara.
Es un cuento, ya lo dije; 5
Marcial[796] me preste su salsa,
y si por mordaz peligra,
no perderá por salada.
Son tres los que hablan en él:
una yegua, flaire[797] y ama, 10
yegua con mucha viveza,
fraile gordo y ama flaca.
«El fraile de la borrica»
vulgarmente se le llama
y
ya el dictado le añaden 15
de «fraile de la yeguada».
Pidióla el fraile a su dueño
con pretexto de alquilarla,
[92v] sabiendo que a el que la tiene
no
se le alquila, se estafa; 20
prestósela, pero ¡ay, triste!,
que apenas se vio enfrailada
cuando la yegua y el fraile
se trabaron de palabras.[798]
El Padre, que es buen jinete, 25
ya en las ancas fluctuaba,
ya entre lomos y pescuezo
era volatín de albarda.
El ama, muy compasiva,
de
lacayo pasó plaza 30
con una mano a la brida
y con otra a las sandalias.
Desnudándose la yegua,
vació al fraile; dio de espaldas,
sosteniéndole
debajo 35
colchón con alma cristiana.
A tanto peso la pobre
(¡oh nunca el fraile montara!),
sin hacer gestos, de lengua
un
palmo sacó con ansia. 40
Aquí el curioso lector
pido la reflexión haga
[93r] si el ama sacaba un palmo,
qué es lo que el fraile sacaba.
Para reparo del susto 45
el fraile tomó triaca
y la que cayó debajo
tomaría tacamaca.[799]
Del galápago se cuenta
Plinio,
que miente sin tasa, 50
que los güevos los fomenta
tan sólo con guiñaradas;[800]
pues sin contacto castiza,[801]
¿qué serán el ama y haca
con
el físico contacto 55
de la una y otra montada?
Al fin, el fraile cogió
con las orejas la paja,[802]
pero el grano por fanegas
le
pilla con su Deo gracias. 60
La caída de la yegua
mucho a su curso le atrasa,
que no caerá de su asno[803]
hasta caer de su asna;[804]
[93v] mal agüero para el fraile, 65
pues ha sido celebrada
de los discretos con chiste,
del vulgo con carcajada.
[94r]
[XXXVIII]
Suceso que explica este
ROMANCE[805]
Vacó una capellanía,
y como no dio en vacío,[806]
del Consejo un pretendiente
veloz disparó un edicto.
Hízole notorio luego, 5
para que en cierto domingo
se leyese inter solemnia
de la misa al sacrificio.
Diole el cura[807] al sacristán,
el
cual estuvo indeciso, 10
que no lee de repente
lo deletrado[808] leído.
Viendo el cura que su sacris[809]
no lee, no, repentino
¿qué
hace? Va y toma y le lee, 15
apóstata de su oficio.
Trasladóle,[810] autorizóle,
[94v] púsole en la puerta fijo,
donde, pasados tres días,
echó su firma y su signo,[811] 20
porque de cura y notario
es un centauro el chiquillo,
entre escriba y fariseo,
como uno y otro ministro.[812]
Pasó el término y vinieron 25
de Santa Cruz[813] dos vecinos:
uno el Licenciado Pava,
otro a manera del mismo.
Regatearon las hechuras[814]
como libra[815] de pepinos; 30
pedíles dos patacones[816]
y me dieron diez y cinco,[817]
que en derechos parroquiales[818]
no perderé por el pico,[819]
que
el hombre corto a palacio 35
llevó el diablo de camino.
Soltaron pluma[820] y volaron
como tiernos jilguerillos,[821]
y de la paga y concierto
todos hicimos de hocico:[822] 40
[95r] ellos porque dieron algo,
yo por el corto recibo;
pero consuélome, que
no vendí azafrán ni añinos.[823]
Volvieron segunda vez 45
pretendiente y clericidio[824]
con un juez de comisión,[825]
como los dos tan rollizo.
Luego que hicieron su entrada,
pasé
a hacerles el cumplido 50
donde, cuñas racionales,
a Luis hicieron un hijo.[826]
Allí, con solas tres pollas
y un más que corto botillo,
en
seis días de hospedaje 55
fueron sus muelas molino
dos in sacris[827] y en menores[828]
uno, sin los pegadizos,
que no les tocó entre tantos
a
pluma y trago de vino. 60
Dijo el juez cómo actuaba
con el secretario[829] Quico,
[95v] sin omitir desfrutarme
el sacristán y el archivo;
púseles de manifiesto 65
a Salvador[830] y los libros,
donde mártir de paciencia
fui de su flema y del frío.
Allí buscaban partidas
de
casados y de niños, 70
y estando tantos barbados,
no encontraron un lampiño;[831]
buscaban un Jorge Pérez
antes padre que no hijo,[832]
negando
a lo natural 75
de padre el correlativo.
Cesó entonces el afán
y a otro día más precitos
volvieron a envestigar
del
folio los entresijos. 80
Diéronle vuelta,[833] al fin,
sin poder hallar principio,
en que el escribano y juez
fueron obispos de anillo.[834]
Aquí el curioso lector 85
que abra el ojo le suplico,
[96r] y porque mejor lo entienda,
aplique bien el oído,
porque es preciso que ladre
aquí
un perro mortecino, 90
que al cura y al escribano
le dieron[835] los susodichos.
No lo siento por el cura,
que lo lloro por Ejido,
que
en mostrar su habilidad 95
no anduvo nada remiso.
Fue la fatal que a este tiempo
vinieron por el subsidio[836]
y de las fatigas nuestras
dio el garrote a sus bolsillos.[837] 100
Muy preciado de marrajo,
al cura el juez llamó a juicio,
diciendo que le daría
satisfacción de lo escrito,[838]
que iban a mudarse ropa 105
y a una función de cabildo,
porque en su lugar conocen
la fiesta del Patrocinio.[839]
Vuelvo a citar al lector,
[96v] que
me escuche un cuentecillo 110
que ganará por la gracia
lo que pierde por lo limpio:
Con una dama en la corte
se holgó un hijo de vecino
y
sin pagarla el trabajo 115
se fue limpiando el vestido;
ella se asomó a la reja
y le dijo con gran brío:
«A ese precio, caballero,
no
estaré sin ejercicio.» 120
La aplicación de este cuento
le viene al cura del Viso,
que sobre haberle llenado,
dio su plus en el vacío.[840]
Sin que sirva de ejemplar,[841] 125
segundo cuento repito,
porque de este sexto tomo
debe anteceder el quinto:
[A] otra dama cortesana
le dieron un perro vivo,[842] 130
al tiempo que al despedirse
hacía el galán del fino.
Tenía la tal señora
[97r] sobre un escritorio un niño
con
una cesta en el brazo 135
a manera de mendigo.
Díjole la pecadora:
«Ya que no me das, te pido
mires la gracia con que
pide
limosna el chiquillo.» 140
¡Cuerpo de Cristo! Pues ya
no dan al cura el cuatrino,[843]
¿en el pecado de Carlos[844]
Salvador ha delinquido?
Al fin, de la despedida 145
llegó de la hora el filo,
donde peros y castañas
llenaron tanto vacío.
De
piquete[845] los bagajes[846]
estaban en San Francisco;[847] 150
yo los vi, no eran caballos
ni mulas, que eran borricos:
los dos prietos, señalados
con su blanco en el hocico,
no con pie de cabalgar,[848] 155
porque iban desmontadizos;[849]
el otro, color cervuno,
me pareció en lo esquisito
[97v] sería para la entrada
del
juez, según imagino. 160
Tras ellos, el pretendiente
echó por aquellos trigos
con una vara en la mano,
echando votos a Cristo.
Los pollinos entre sí 165
hacían sus silogismos,
diciendo: «¿Por qué me yeres[850]
como Balán al pollino?»
Iban tan bien equipados
que fue paso de suplicio,[851] 170
y para ser realidad
faltó sólo el teatino.[852]
Toquéles a botasela
con las armas[853] de un marido
que
por estar en gaceta, 175
por verdad se lo noticio.
Dióseles vaya y más vaya,
hubo gritos y más gritos,
y como no los llevaban,
no
perdieron los estribos, 180
porque de los paladiones
era el arnés tan lucido,
[98r] que hablara el padre Eneas,
si estuviera allí Virgilio.[854]
Desto darán testimonio 185
los dos, Ejido y Filipo,
alcalde, cura y Pascual
y Morales[855] de testigos.
Lo que les pasó después
a
otra parte lo remito, 190
que para escribir segunda
darán sobrado motivo.
[98v: en blanco]
[99r]
[XXXIX]
Respuesta a una carta a don
Juan de Cabreros, caballero del Orden de Calatrava, administrador de la
Encomienda Mayor de Castilla[856]
Recibo tu carta, amigo,
en que mandas te responda
en el trote de mis versos
o en mi galopada prosa.
Dices vas a Valdepeñas 5
con tu consorte o tu esposa;
lo mismo me hiciera yo
si no tuviera la hopa.
Dices vas a ver tu hermano,
que
mañana se desposa; 10
yo ejecutara otro tanto
si hubiera hallado una boba.[857]
Dices me has echado menos
en los hábitos y bodas;
[99v] hábito
tengo ya hecho 15
de ser tonto a todas horas.
Dices me tienen por muerto
(Dios me tenga allá en su gloria)
y que me rezan responsos
(Dios
les pague la limosna). 20
Dices que el grande Moscoso
en sus décimas disloca[858]
y con sus teas y quicios[859]
toma el nabo por las hojas;
que las décimas no son 25
suyas por lo conceptuosas,
en eso yo no disputo
por no picar en historias.
Hasta aquí de tu misiva
a
mi entender se epiloga 30
y mi musa te responde
más clara que misteriosa.
Yo me acuerdo que algún tiempo
me alambicaba la cholla,[860]
cuando
en verdores de mozo 35
tenía el alma gorrona;[861]
[100r] figurábame un Adonis
entre las damas de estofa,
desde balbucientes ninfas
hasta
venerables tocas; 40
en hosterías de Venus
buscaba las juguetonas,
ya entre bebidas y dulces,
ya entre pasteles y aloja;
era el Maladros de chulas,[862] 45
el Macías de las trongas,[863]
su escudo de los corchetes[864]
y de esbirros[865] matasombras.[866]
Cazóme el vendado dios[867]
con
una que creí roca 50
y con leña de tinteros[868]
me hizo cívica corona.
Fui del amor palaciego
encendida mariposa:[869]
por
la mano enamoraba 55
asistentas y mondongas.[870]
De duelos y desafíos
fui Lope de Figueroa,[871]
[100v] y de Escila y de Caribdis
era
Ulises en zozobras. 60
Paseaba el mentidero
y las tertulias heroicas,
donde encajaba mis rimas
como los sastres sus obras.[872]
Gasté papel y dinero, 65
tiempo y mocedad preciosa,
y como el pródigo vine
cual puerco a comer bellota.[873]
Cortejaba los magnates
y
con ansia vergonzosa, 70
camaleón de semblantes,
idolatraba su pompa;
a su lado paseaba
hecho un turco Barbarroja,
con
la montera y la capa 75
como alquicer y marlota.
En el prado y en el río,
ya en furlón[874] y ya en carroza,
aquel que hacía por qué
llevaba
un pan como tortas. 80
[101r]
De las rondas y alguaciles
hacía burla y aun mofa
y menos que a los lacayos
aprecié alcaldes y togas.
Ni Febo con su esplendor 85
ni la noche tenebrosa
pusieron nunca pavura
al broquel ni a las pistolas.
Híceme tahúr después
de
trucos y [de] pelota, 90
y cual si fuera de viento,
fue mi testa carambola.
Abrí a la razón los ojos
de aquella vida engañosa
y
el Marqués (Dios se lo pague) 95
cura me hizo y persona.
Aquí en mi pobre lugar
olvidé la Babilonia
y como pan y puchero,
que
no hay hambre melindrosa; 100
y aunque algunos me persiguen
como galgos a la zorra,
valiéndome de sus mañas,
se la pego con la propia.
[101v] De
ausencias e ingratitudes 105
apagan tristes memorias,
en ivierno, la cocina,
en verano, cantimploras;
del
infame menester
vivo
libre y sin lisonjas, 110
y a la holanda de cuidados
vencen descuidos de estopa.
Sin fatiga aquí descanso
de la vida peligrosa,
de
próceres y de inciensos 115
en sus aras incestuosas;
creo es mejor escribir
por pasatiempo y por gorja,
que aunque sude sangre al poro,
no
darán de lo que sobra, 120
que si hacen un beneficio,
tanto se les galardona,
que ponen al rostro nema
como a esclavo en trapisonda.
Dichoso el que en su retiro 125
es un alcázar su choza,
usando el líbero adbitrio
de vida tan congojosa.[875]
[102r] Por mí Góngora parece
dijo
aquella grande copla: 130
«le dejó por escondido
o por pobre le perdona.»[876]
Aquí vivo redimido
de servidumbre imperiosa:
yo
soy el amo y criado, 135
lo gano y me hago la costa.
Pero dirás donde voy
con moralidad occiosa
es ir soltando los hilos
para coger la mazorca;[877] 140
y así te responderé,
la mano puesta en la gorra,
por hablar con más respeto
y pasar a lo que importa:
el no haberme visto nunca 145
en esa villa, esas coplas
te lo dirán que escribí
de Díaz a doña Antonia,[878]
y aunque después se siguieron
hábitos,
dotes y bodas, 150
[102v] a la puerta que no llaman
es preciso no respondan.
Luego de capellanías
me hicieron una corcova,[879]
a
que escribí por despique 155
ese romance escariota;[880]
después, con la redempción
del Padre intérprete y monas,
escribí esa jacarilla
en figura de candonga[881] 160
(luego siguió un funeral
de un cabo de año y de honras,
y he andado aquesta semana
entre novios a la sopa),
las cuales tres poesías 165
te remito por la posta,
por divertirte y porque
tu lima pula su forja,
que ya vendrá tiempo en que
ponga
mi nave la proa 170
a los pies del soberano,
a los de todos y todas.
El Viso y diciembre dos
[103r] de la era misteriosa
en
que se dieron la mano 175
Volupia y Angerona,[882]
mil setecientos y trece,
don Carlos, el que blasona
en tu prisión y amistad
tener
los grillos y corma. 180
[XL]
Prosigue sobre el tenerle por
muerto en otro
ROMANCE
Pues que me tienen por muerto
y aun más allá de la Estigia,
de las verdinegras ondas
os escribo con la tinta;
y supuesto a esotro mundo 5
pasa de Elíseo una espía,
hágome cargo y respondo
en metro aq[u]esta misiva.
Cuando vivía aquel siglo
que
es el orbe de mentiras, 10
[103v] era pasto racional
de vivientes sabandijas;
con el calor que me daban
abortaba coplas frías,
porque
las Musas tal vez 15
violentas melancolizan,[883]
mayormente que mi genio
como inconstante delira
y cuanto más le acaloran,
tanto
más se garapiña. 20
Procuraba aprudenciarme
disimulando osadías,
que aun en los serios conceptos
dicen que se bufoniza.
Ciencia o numen desgraciada 25
fue siempre la poesía,
pues que si algunos la aplauden
es más allá de la pira.
Camaleón de semblantes
a
todas horas vivía 30
de las zalemas[884] de ninfos[885]
y de los ceños de ninfas:
[104r] «Así quiero», «así lo mando»,
me devanaba las tripas,
que
en la fortuna del pobre 35
imperan soberanías
(no es lo peor, pero culpan
el que un hombre no adivina,
y si lo hacen profeta,
es
peor que Jeremías), 40
y aunque la injuria del tiempo
a los ojos se ofrecía,
los procuraba engañar
como quien burla dos niñas.
Del pobre noble es asilo 45
la servidumbre precisa,
luego el ser noble, si es pobre,
es dilema que delinca.
Ausentóse a otra región
y
terminaron mis idas, 50
la inquietud finalizó
y descansaba mi lira;
[104v] daba gracias al descanso,
que le hallaba en mi choriza,
dándoles
a victimarios 55
a dos manos muchas higas;
continuaba en mi quietud
algunos meses y días,
más a el Cínico envidiando
que
al Macedón sus conquistas. 60
Al Babel pasé del mundo
a pretensiones precisas
y de achaque envejecido
tuve su hospitalería.
Restituíme a mi albergue, 65
gurupera de Castilla,[886]
donde uno más que villano
suministró una noticia.
Volvióse segunda vez
con
su idea envanecida 70
y con pretextos probables
hice la retiradiza.
Aquel que nació con honra
la estime más que la vida,
[105r] que para perderla sólo 75
basta si se le desliza.
La amistad es entre iguales,[887]
que del grande al que se humilla
uno es de escalera abajo,
otro
de escalera arriba. 80
No es uno lo que nació,
es aquello que se estima,
y su razón con magnates
parece no raciocina;
el dar incienso a sus aras 85
es bestial idolatría:
basta que lo racional
digiera sus boberías;
muy preciados de deidades,
pensamientos
alambican 90
y a los hombres y a los trastos
los dan un peso y medida.
Allí
reina la lisonja,
la adulación y la envidia,
el
infame menester 95
[105v] y sumisión homicida.
Al fin, aquí retirado
paso una vida eremita
con los regüeldos de el nabo
y
de castañas cocidas; 100
la música me divierte
del caballo que relincha,
que danza bien el minué
con los trinos de la criba;
ratos occiosos divierte 105
al impulso de la brida,
que lo tengo por mejor
que bailar las siguidillas;
cándidos globos, cual Leda,[888]
me
tributan las gallinas 110
y las fecundas palomas
hijos sinceros me esquilman;[889]
aves picos del corral
son triunfos en la serranía
de
las muestras de la perra 115
y diestra fusilería;
tal vez sirven de principio
[106r] a la humana golosina,
sin olvidar del conejo
la
tímida cobardía. 120
Y aunque en esto no adelanto,
vivir así no fatiga:
yo me mando, yo me sirvo,
y nadie me fastidia.
En ivierno me fomentan 125
las más robustas encinas
y en el verano refrescan
las más delicadas guindas.
De aquellos aparadores
a
que el mangnate convida, 130
sin ser mesa de Fineo,
es ser racional Arpía;
de la de Acab[890] mejor quiero
el pan y agua cristalina,
subministrada
de un cuervo 135
como en el disierto a Elías:[891]
pan con quietud sabe a todo,
como maná cibativa,[892]
mejor por mano del ave
que
menestras de cocinas. 140
[106v]
Si del tálamo disputo,
discurro que más abriga
la frazada de Palencia
que de Milán la telliza;
pues reclinado al descanso, 145
más el sueño despabila
la sábana del cambray
que del cáñamo tejida,
porque el tributo del sueño,
de
aquella imaginativa 150
estímulos son mentales
vanidad y bobería.
«Lo que recibiste tienes;
si tienes, ¿qué te glorías?»,[893]
el
Apóstol de las gentes 155
dice en su docta pagina.
«Muere el docto y el indocto»,[894]
dice la Sabiduría,
y «en este mundo tenemos
igual la entrada y salida».[895] 160
Pero dirás que mi carta
con sátiras moraliza:
es sólo una ingenuidad
[107r] que la verdad legitima.
Cuando en la cárcel del cuerpo 165
Dios el espíritu anima,
el corazón pesa poco,
dice la filosofía;
que hasta los cincuenta años
crece
con geometría, 170
y después de los cincuenta,
como ha crecido, declina;
que potencias y sentidos
se entorpecen y se arruinan,
y
las fuerzas, declinando, 175
pierden de su valentía.
Asentado este principio,
es consecuencia precisa
pasando yo de cincuenta
el
juicio se me desliza, 180
y como el último tercio
del vivir se me avecina,
es preciso que me vuelva
a la edad de la puericia.
Y pues me tienen por muerto, 185
les dirás de parte mía
que si es ausencia la muerte,
[107v] tengo muerte apetecida.
Que es una casa de locos
este
mundo, es cosa fija; 190
Virgilio dijo: «Padece
cada uno su manía.»[896]
Y, en fin, lo que me envanece
es que nadie me difina,
que
no hay necio que no tenga 195
la intención a letra vista.
[1] Las cualees tres poesías / te remito por la
posta / por divertirte y porque / tu lima pula su forja... XXXIX, vv. 165-8
[2] El manusccrito del archivo del Ministerio de
Asuntos Exteriores parece ser una copia de mano del teniente de cura Pascual
Fernandez Laguna desde manuscritos y cartas del propio Praves, quien supervisó
la copia y dictó un prólogo, y firma en una ocasión la de unas endechas.
Consiguientemente, es anterior a abril de 1716, fecha de su muerte, y posterior
casi con toda seguridad a 1715. Los epígrafes miniados usan la tercera persona
del singular, pero los comentarios eventuales al fin de algunos poemas lo están
en primera y descubren detalles e informaciones que es muy difícil que alguien
que no fuera Praves en persona pudiera recoger, por lo que el texto es
seguramente auténtico. La letra de la copia es la de Pascual Fernández Laguna,
como hemos podido confrontar, y el papel tiene la marca de agua del Marqués de
Santa Cruz.
[3] No aparecce en el Diccionario histórico,
geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real, C.
Real: Tipografía del Hospicio, 1899 de Inocente Hervás y, más modernamente,
tampoco lo registra Luis de Cañigral en su "Literatura y humanismo. Siglos
XVI a XVIII" de VV. AA. La provincia de Ciudad Real III: Arte y cultura.
C. Real: Diputación, 1993, aunque sus obras aparecen registradas en el
compendio bibliográfico de Francisco Aguilar Piñal.
[5] "En tiempos pasados / Perico y Marica /
hablaban en verso / en la Corte y Villa. / Pasóse esos tiempos..." (IX,
vv. 5-9) y "En el Prado y en el río..." (XXXIX, v. 77)
[6] El marquéés de Almarza se quedó en Madrid
cuando las tropas aliadas abandonaron la capital en 1710. Cfr. Vicente
Bacallar, Marqués de San Felipe, Comentarios de la Guerra de España,
Madrid, Atlas, 1957 (1726), pp. 208-15. Aquel noble mecenas llegó a dispensar
su protección, entre otros, a Diego de Torres y Villarroel, quien estuvo en su
casa tras dejar la "casa encantada" de la Condesa de Arcos, vid.
el "Trozo tercero" de su Vida, ascendencia y nacimiento...,
ed. de Russell P. Sebold, Madrid: Taurus, 1985, p. 179:
Yo pasé a la [casa] del señor Marqués de
Almarza con el mismo hospedaje, la misma estimación y comodidad... y me hospedé
después que me echó el duende del angustiado casarón de la calle de la Paloma.
Vivía entretenido y retirado, leyendo las materias que se me proporcionaban al
humor y al gusto, y escribía algunos papelillos, que se los tiraba al público
para ir reconociendo la buena o mala cara con que los recibía... quedé
acreditado de astrólogo de los que no me conocían y de los que no creyeron y
blasfemaron de mis almanaques... salieron papelones contra mí y entre la turba
se entremetió el médico Martín Martínez, con su Juicio final de la
Astrología.
Algunas de las
obras que Torres compuso parecen deber en algo a Praves, quien había dedicado
obras a los marqueses y acredita conocimientos astrológicos en sus romances
autobiográficos, especialmente en el del ermitaño, que inspiró El ermitaño y
Torres.
[7] Véase ell poema XXXIX, los vv. 33- 104:
Yo me acuerdo
que algún tiempo / me alambicaba la cholla,
/ cuando en verdores de mozo / tenía el alma gorrona; / figurábame un Adonis / entre las damas de estofa, /
desde balbucientes ninfas / hasta venerables tocas; / en hosterías de Venus / buscaba las juguetonas, / ya entre bebidas y dulces, / ya entre
pasteles y aloja; / era el Maladros de chulas, / el Macías de las trongas, / su
escudo de los corchetes / y de esbirros
matasombras. / Cazóme el vendado dios / con
una que creí roca / y con leña de tinteros / me hizo
cívica corona. / Fui del amor palaciego / encendida mariposa: / por la mano
enamoraba / asistentas y mondongas. / De duelos y
desafíos / fui Lope de Figueroa, / y de Escila y de Caribdis / era Ulises en
zozobras. / Paseaba el mentidero / y las tertulias heroicas, / donde encajaba
mis rimas / como los sastres sus obras. / Gasté papel
y dinero, / tiempo y mocedad preciosa, / y como el pródigo vine / cual puerco a
comer bellota. / Cortejaaba los magnates / y con ansia
vergonzosa, / camaleón de
semblantes, / idolatraba su pompa; / a su lado paseaba / hecho un turco
Barbarroja, / con la montera y la capa / como alquicer y marlota. / En el prado
y en el río, / ya en furlón y ya en
carroza, / aquel que hacía por qué / llevaba un pan como tortas. / De las
rondas y alguaciles / hacía burla y aun mofa / y menos que a los lacayos /
aprecié alcaldes y togas. / Ni Febo con su esplendor / ni la noche tenebrosa / pusieron nunca pavura / al broquel ni a
las pistolas. / Híceme tahúr después / de trucos y [de] pelota, / y cual si
fuera de viento, / fue mi testa carambola. / Abrí a la razón los ojos / de
aquella vida engañosa / y el Marqués (Dios se lo pague) / cura me hizo y
persona. / Aquí en mi pobre lugar /
olvidé la Babilonia / y como pan y puchero, / que no hay hambre melindrosa; / y
aunque algunos me persiguen / como
galgos a la zorra, / valiéndome de sus mañas, / se la pego con la propia.
[9] Cfr. Vicentee Bacallar, Marqués de San
Felipe, Comentarios de la Guerra de
España. Madrid, Atlas, 1957 (1726), pp. 121-2.
[11] Es
preciso señalar esto, ya que la octava marquesa de Santa Cruz, Manuela de
Alagón, prima del mecenas de Praves, heredó el título por haber muerto sin sucesor
directo don Álvaro y se casó con José de Silva, hermano del Conde de Cifuentes.
Doña Manuela mantuvo una gran rivalidad como hija del Marqués de Villazor
contra los marqueses de Laconi por no haber sido éste promovido a grande de
España de tercera clase al mismo tiempo que él cuando Orry disolvió la compañía
de "la cuchilla", a la que se alude en el texto que editamos. Dicha
rivalidad duró durante toda la Guerra de Sucesión, y fue fomentada por don José
de Silva. Cfr. Vicente Bacallar, op. cit., pp. 82 y 83. Al final,
tuvo que renunciar al título en su hijo, don Pedro, que, nombrado mayordomo del
infante don Felipe que había de heredar los ducados de Parma, Plasencia y
Toscana. José del Campo-Raso: Memorias políticas y militares para servir de
continuación a los "Comentarios" del Marqués de San Felipe,
Madrid, Atlas, 1957, t. IC de la BAE, pp. 482-91.
[13] Fuimos innfelices de tropas infieles y de dueño
ajeno el año pasado y en el corto espacio de tiempo que su Divina Majestad se
olvidó de su misericordia y acordó de su justicia, ¿qué infelicidades de
sustos, penas y ahogos no se vieron practicados, que no sin lágrimas refiero,
torpe la mano y balbuciente el discurso? Se vieron las montaraces fieras
acompañadas de racionales, la sierra poblada y el pueblo desierto. Aquí, pues,
¡cuánto menos gravoso es una contribución tolerable de un suave yugo, que un
incendioso saqueo sacrílego y tirano!, XXXII.<
[15] Decir quee su blancia mano / era de jazmín y
armiño /es vulgar encomio, pues / tantos ingenios lo han dicho..., p. XVIII, vv. 57-60.
[17] En la villla vivían unos quinientos vecinos
dedicados a la ganadería. "El marqués poseía dos tercios del diezmo de
granos, del diezmo de vino y el del ganado, y además los diezmos y todas las
demás rentas que pertenecían a la encomienda y la mesa maestral, la
jurisdicción de la villa, el diezmo de montaraces que comprendía el término
apeado en 1482 y tenía el derecho a pastar con tanto ganado como el mayor
dezmero de la villa y a percibir una catorcena parte del valor de los pastos
arrendados en los términos baldíos". Cfr. Manuel Corchado Soriano, Estudio
histórico-económico-jurídico del Campo de Calatrava. Parte III: Los pueblos y
sus términos. C. Real, Publ. del IEEMM.-Diputación de C. Real, 1982, pp.
549-50.
[19] Esa es laa fecha que se indica en la portada de
sus Obras, corroborada por los libros de la iglesia del Viso, donde
Praves firma por primera vez en junio de 1708.
[20] Así constta en la partida de defunción, que se
conserva en el Libro 4º, fol. 271v, de la iglesia del Viso:
«Don
Carlos de Praues cura de esta Parroquial sepultado en el Combento.
Missas-52.
«En la villa del
Visso en diez y siete días del mes de abril de mill setezientos y diez y
seis años fallezió el Lizenciado don Carlos Praues cura proprio
de la Parroquial de dicha villa, auiendo reziuido los Santos Sacramentos
de la Penitenzia, Eucharistía, y Extremaunzión; otorgó su testamento ante
Felipe del Campo escribano de Ayuntamiento en el día treinta de
marzo del año pasado de setezientos y quinze; en el qual ordenó ser
sepultado en el Combento de San Francisco de dicha villa, y que
en su entierro le acompañasen el Cauildo Ecclesiástico y la Comunidad de
relijiosos de dicho Combento, que el día de su entierro se dijese por su
alma missa de Requien cantada, con vijilia y responso, y que en este día y en
el siguiente se aplicasen por su alma todos [sic] las missas que se
pudiesen celebrar por los sacerdotes y relijiosos de dicha villa, y que
por cada vna se diesen de limosna (por las que se zelebren en el día de su
entierro,) siete reales y medio y vna vela de quatro onzas; y por las
que se celebren, en el día siguiente, se den de limosna por cada vna, tres reales
de limosna; nombró por sus albazeas a los Lizenciados Pedro Morales,
Luis Sánchez Galán, y Pedro ¿Mn? Salzedo, y por sus herederos a doña
María Notario su ama y a ¿Antonio? Diego Salinas, fue sepultado
en dicho Combento en sepultura de la dicha
Comunidad como todo lo referido consta de vn testimonio otorgado por dicho
escribano en dicho día mes y año y firmé
Pasqual
Fernández Laguna [rúbrica]»
[22] Gallardo,, nº 3525; Palau, t. XIV, p. 110.
Cossío (Fábulas mitológicas, p. 502) incluye entre las obras que no ha
podido ver personalmente esta Fábula de Endimión y Diana, si bien dice
que está dedicada al Marqués de Almarza, cuando la verdad es que su dedicatoria
se dirige a la Condesa de Alba, si hemos de creer a Gallardo, siendo la Fábula
de Acteón y Diana, que Cossío no nombra, la que Praves dedica al Marqués.
[24] C. L. Pennney (List of Books Printed
1601-1700, p.496) sólo menciona la Fábula de Acteón y Diana; sin
embargo, en una publicación posterior (Printed Books 1468-1700, p. 438)
incluye también la Fábula de Endimión y Diana.
[25] Para la ddescripción del manuscrito, remitimos
a SANTIAGO RODRÍGUEZ, Los manuscritos, pp. 4-7; también está recogido en
AGUILAR PIÑAL, Bibliografía, t. VI, p. 478.
[26] No ha de pasar inadvertido a la sagacidad de
nuestros lectores el hecho de que el poeta, en el prólogo, llama a sus escritos
«ese puñado de borradores»; sin duda se trata de una formulación convencional
del topos humilitatis, más que de una exacta declaración sobre el estado
textual de lo prologado.
[29] Luis Astrrana Marín, Epistolario completo de
Francisco de Quevedo Villegas, Madrid, Instituto editorial Reus, 1946.
[31] Elena Arttaza, El ars narrandi en el siglo
XVI español... Bilbao, Univ. de Deusto, 1989, p. 261.
[34] Don Gaspaar de Guzmán contaba con esta
peculiaridad de la prosa oratoria como huella de su paso por la universidad
salmantina, según señala Elliott, El Conde-Duque de Olivares...
Barcelona, Crítica, 1990, p. 36.
[35] Que tantoo rechazó Moratín como ejemplo de las
hinchazones retóricas barrocas de que abominaba el "buen gusto"
neoclásico.
[39] El ilustrrado canario José de Viera y Clavijo,
al visitar con el Marqués de Santa Cruz sesenta años después los mismos lugares
que Praves, todavía se burlaba al encontrarse con "un pobrecito fraile
agustino recoleto, hijo del lugar, que le han venido 40.000 reales de Indias
(es noticia del barbero) y hubo aquello de altar de trasparentes
resplandores que ofuscan; bula sabatina; ave fénix, etc...". Viaje
a La Mancha en 1774. Almagro: Taller de Ediciones del INB Clavero Fernández
de Córdoba, 1995, p. 19.
[40] Cfr. la notaa 135 en Ángel Romera Valero, Estudios
sobre literatura e Historia, Ciudad Real, 1993, p. 156.
[41] Fernando Lázaro Carreter ha señalado, en su Las
ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, Barcelona, Crítica,
1985, pp. 210-4 cómo Bartolomé Ximénez Patón representa el primer peldaño de la
reacción antibarroca y proclasicista, y Menéndez Pelayo, "Desarrollo de
las ideas estéticas hasta fines del siglo XVII", en su Historia de las
ideas estéticas en España,, cap. IX, p. 466, n., ha advertido como el
influjo de Patón se extendió a toda la Mancha mediante el compromiso de todos
sus "dómines" de enseñar sólo por el Mercurius Trimegistus.
[42] Cfr. "Loope de Vega y los escritores
ciudarrealeños elogiados en el Laurel de Apolo" y "Ciudad Real
y su provincia en el teatro de Lope de Vega", en Estudios sobre Lope de
Vega. Madrid, Cátedra, 1990, pp. 389 a 426. No recordó, sin embargo, que el
hijo del famoso don Álvaro constructor del palacio del Viso fue el destinatario
verdadero de la Gatomaquia, que le estaba dirigida so capa de una falsa
dedicatoria a Lope.
[43] El libro<
se había reeditado en Madrid en... y las otras obras del Fénix se
reeditaron, pero las del cordobés experimentaron una gran baja editorial.
[45] Vid. Poema XXVII, vv. 79-84: "Tumba fue, al
fin, que mi desgracia labra, / el vientre, Dios del licenciado Cabra, / que
ofrece mucho, fácil y barato / y niega más difícil de aquí a un rato, / y
ascendiendo hasta el pavo de Cecina, / autoricé su mesa y su cocina".
[46] El influjjo llega a tal extremo que Praves
bautizó a su perra de caza con el nombre de una que el cisne cordobés regaló a
una monja en compañía de una letrilla alusiva, Clavellina. La costumbre de
bautizar a los animales indica con frecuencia el carácter del autor; así,
Quevedo llamaba "Scoto" a su jaca por lo sutil de su ingenio.
[50] Véase &quuot;Bibliografía". Es un problema
a elucidar si los pasajes comunes a ambos se deben a un influjo de Praves sobre
Molina o al contrario, pues se desconoce el año de impresión de las dos
ediciones que han llegado a nyestro conocimiento de la obra de Molina: una
primera madrileña y otra Zaragozana realizada según esta.
[51] Sus obrass se editaron en tres tomos; el
primero apareció con el título de Inundación Castálida en Madrid, en
1689. y fue reimpreso seis veces más en vida de Praves, mismo número que tuvo
el segundo y uno menos que el tercero. Praves, que entonces vivía en Madrid,
pudo con toda seguridad acceder a ellos entonces, pero también cuando se
instaló en el Viso.
[53] Cythara dde Apolo, p. 77: "Ya las ambiciones cortesanas /
dejaban reverentes sumisiones / de los que, en diferentes pretensiones / beben
el aire en esperanzas vanas / del aura popular camaleones"
[54] Dichos emblemas han sido estudiados ejemplarmente por Enrique Herrera Maldonado en “Arte, poder y religión. La Capilla de Nuestro Padre Jesús Rescatado en el Convento de Trinitarios de Valdepeñas”, Cuadernos de Estudios Manchegos núm. 22 (1996), pp. 213-242.
[55] Orgullo yy modestia que se encuentran en el
modelo a quien más imita, Lope, y que este reflejó en "A mis soledades voy
/ de mis soledades vengo..."
[57] Por otra parte es lógico, ya que fue el
ejército español la primera institución en afrancesarse sustituyendo los
tercios por "régiments" entre otras reformas y si tenemos en cuenta
que la dinastía borbónica acababa de llegar al país y se encontraba en guerra.
[58] Algunos ccasos: "será sobrenatural / mi
mal, cuando le aforismas". "Le supongo decretado" (un obsequio).
[62] El Fénix había sido amigo y asiduo de los
antepasados del marqués, en especial del hijo del famoso navegante, como ha
demostrado Rozas. era natural, pues, el recuerdo de éste en la familia de los
Bazanes.
[63] El marquéés debía de tener ejemplares
reagalados por el Fénix, habida cuenta de que La Gatomaquia está dedicada a uno
de sus antepasados.
[65] ...cullpan / el que un hombre no adivina / y
si lo hacen profeta / es peor que Jeremías (XL, vv. 37-40). Investigué
al astro / que a todos domina / menos al que sabe / la sophia, o sophía
(IX,32). En fin, me pasé / a la Astrología / y los once globos / fue mi
librería [...] Si en el firmamento / planetas deliran / ¡qué mucho que el
hombre / padezca manías! / Preveo en los astros / ocultos enigmas / y aun paso
tal vez / a hacer profecías... (IX, 39-43).
[66] Parece seer, por las alusiones que contiene su
último romance, que se tuvo que ausentar el marqués, probablemente fuera de
España, y Praves volvió a su pueblo en las montañas y luego volvió a Madrid.
[67] Deducimoss esto de posibles elementos
autobiográficos incluidos en las cien endechas sobre el habitante de la
alquería. Un contemporáneo, Diego de Torres y Villarroel se dedicó también a la
astrología, y además con cierto éxito.
[68] Praves coonsidera la poesía como inspiración,
no como imitación, en lo que se muestra más platónico que gongorino; nunca
imita servilmente a sus modelos cuando lo hace. Estima que la poesía no posee
reconpensa ninguna en los tiempos que corren y confía al tiempo sus poemas.
Caracteriza a la poesía castellana por su tendencia fatalista y se muestra
generalmente escéptico "con tono de jacarilla" en una general actitud
epicúrea ante la vida.
[69] Cfr. XXXIV: "Dices que el grande Moscoso /
en sus décimas disloca / y con sus teas y quicios / toma el nabo por las
hojas..."
[70] Véase la nota correspondiente a las décimas de
Gerardo Lobo incluidas en esta edición. Pensamos más bien que se refiere al
octavo marqués y puede fecharse en 1732, año de la muerte de éste en una salida
para romper el cerco de Orán, en la cual participó el mismo Lobo.
[71] "Ressistiéndose un regidor de Valdepeñas a
elegir alcaldes etc. indicados por el Marqués alegando aquél la conciencia,
dijo el Marqués que primero era él que Dios, luego entraba Dios y después el
Rey, proposición que repitió dos o tres veces; que, aunque fuera herejía, había
de hacerse su dictamen, y que no quería a la Virgen por su abogada, sino al
Demonio; que ya sabía que todos los Grandes se condenaban y que ya tenía él
allá su silla prevenida", en A. Paz y Meliá, Papeles de Inquisición.
Catálogo y extractos. Madrid, Patronato del Archivo Histórico Nacional,
1947, 2ª ed. p. 267.
[72] Interesaddo por la física, es también autor de
numerosos libros de viajes realizados con los marqueses, a los que acompañó
como preceptor de su hijo. Se contiene, junto a su dilatada correspondencia, en
Bibliotheca isleña. Viajes a Francia, Flandes, Italia y Alemania por los
años de 1777 a 1781. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta y librería isleña,
1849. Para el viaje a los estados del Marqués en la Mancha, véase bibliografía.
[73] Cfr. Alfred MMorel Fatio, Études sur l'Espagne,
Paris, 1906, p. 197-210 y el apéndice pp. 387-413, así como la Bibliografía
de Fº. Aguilar Piñal.
[74] Como exceepción, conservamos la grafía quando
en el v. 4 del «Soneto acróstico», como forma de mantener precisamente su
carácter de acróstico.
[75] Ocurre enn más de una ocasión que, cuando dos
vocales iguales entran en contacto, dentro de la misma palabra o en palabras
contiguas, el ejecutor del manuscrito elimina la grafía de una de dichas
vocales; ante las dificultades que se pueden generar en la comprensión del
texto, hemos optado por restituirla entre corchetes (pía [a]fección, cr[e]éis).
[76].
Declara
Praves su intención de rehuir la poesía trascendente mitológica o épica por la
jocoseria o lúdica, usando un juego de palabras que se inspira en la noción de
pecado original, así como en la concepción platónica de la poesía como
enajenación.
[78].
zumbático: neologismo creado por
síntesis de lunático y de zumba («vaya, o chasco ligero, que en
conversación festiva suelen darse unos a otros. Pudo decirse del modo de
proferirse las palabras sin reparo, o porque passan ligeramente, y sin hacer
impressión», o bien, «chanza, o expressión festiva, y alegre, que no se dice
con seriedad, u de veras», DA).
[79].
La especulativa
o imaginativa es el segundo de los cuatro potencias o sentidos interiores en la
psicología de la época (común, especulativa, cogitativa y memoria). Recibe las
imágenes de objetos concretos del primero exagerándolas o emocionándolas para
entregarlas al raciocinio, que les quita figura y cuerpo: «Con [esta] potencia,
por ser orgánica y corporal, nos hace muchas veces nuestro adversario [el
demonio] guerra cruel, pintándonos las cosas a veces hermosísimas, y a veces
feísimas, como cumple a su malicia» (Fray Luis de Granada: Introducción del
Símbolo de la Fe I, cap. XXIX).
[81].
Esto es,
"que haberte condenado". Juicio tenía el significado de
castigo en la época según Aut. Platón condenó a los poetas y los expulsó
de su estado ideal; Praves concibe como única poesía digna la religiosa o
moral.
[82].
Justo Juez: así se llama a Yahveh en los Salmos;
es además un título vulgarizado por cierta oración muy popular de ciegos:
«Acostábase en un aposento encima del de mi amo, y rezaba más oraciones que un
ciego. Entraba por el Justo Juez y acababa en el Conquibules -que
ella decía-, y en la Salve Rehína» (Quevedo: La vida del Buscón,
lib. I, cap. VI).
[83].
Marqués Santa
Cruz, Bayona y Viso: Álvaro Benavides-Bazán y Ayala de Velasco, sexto del nombre, séptimo
Marqués de Santa Cruz de Mudela y del Viso y Marqués de Bayona, que heredó el
título de su hermano don José (1667-1694) y sirvió en las galeras de España
hasta la derrota de la armada proborbónica. Casó en 1696 con doña María de
Villela y Álava, hija mayor y heredera del segundo Conde de Lences y de
Triviana, Antonio, y de doña Teresa de Vega, y falleció en 1737, siendo
enterrado en el convento de carmelitas descalzos de Daimiel. Fray Alonso de la
Madre de Dios, tomelloseño, Provincial trinitario descalzo y cronista general
de su orden, le dedicó su Crónica de los descalzos (Alcalá de Henares:
Julián García Briones, 1706). Hay, asimismo, unas Sagradas flores del
Parnasso... dedicase, y consagrase a la reyna de las Españas nuestra señora...
Isabel Farnesio... por mano del señor don Álvaro Bazán Benavides, Marqués de
Santa Cruz. Madrid: Imprenta de Juan de Aritzia, 1723. Murió, como su
hermano, sin descendencia, por lo que el título pasó a su prima Manuela de
Alagón, marquesa de Villasor, quien renunció a él en favor de su hijo, Pedro
Artal de Silva y Alagón, octavo marqués, muerto siendo mayordomo del infante
don Felipe. Este tuvo un hijo, el ilustrado y viajero José-Joaquín, que fue,
aparte de filántropo (quiso fundar un orfelinato laico) y científico (creó un
laboratorio de física y elevó el primer aerostato en España), director de la
Real Academia Española hasta su muerte en 1802. Cf. Mariano de Silva
Carvajal Fernández de Córdoba y Dávalos (decimotercer marqués de Santa Cruz), Reseña
del marquesado de Santa Cruz, en la obra del presbítero Antonio Pardo
Ahugetas, Breves páginas acerca de la villa de Santa Cruz de Mudela.
Madrid: Imprenta de los hijos de M. G. Hernández, 1929, pp. 95-98, Alberto y
Arturo García Carraffa: Diccionario heráldico y genealógico de apellidos
españoles y americanos. Madrid, 1954, t. XIII, pp. 67-68, y Francisco
Aguilar Piñal: Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII.
Madrid: C.S.I.C., 1981-...
Los marqueses fueron siempre
protectores de las artes, en especial de la pintura y la literatura: el
bachiller Jarana, Lope de Vega, Balbuena, Praves, José de Viera y Manuel Lanz
de Casafonda se beneficiaron, entre otros, de ello. Cf<. Alfred Morel-Fatio: Études sur l'Espagne. París: Honoré Champion, 1906,
pp. 197-210 y 387-413, el apéndice de Ángel de Altolaguirre y Duvale a su Don
Álvaro de Bazán. Madrid: Editora Nacional, 1971 (1888), Eduardo de
Navascués: Coronas heráldicas líricas y épicas en loor de Álvaro de Bazán...
Madrid: Fortanet, 1888 y Ángel Romera (coord.) en la Introducción a José de
Viera, Viaje a la Mancha en 1774, Almagro, Taller de ediciones del INB
Clavero Fernández, 1995. Hubo en 1888 un concurso biográfico sobre el primer
Marqués, de suerte que la mayor parte de la bibliografía se concentra en el
siglo XIX y aun en ese año, incluido el primer premio, que obtuvo la biografía
de Altolaguirre.
[84].
Quizá se
halla aquí una reminiscencia de las famosas coplas «Puesto ya el pie en el
estribo / con las ansias de la muerte, / señora, aquesta te escribo, / pues
partir no puedo vivo, / cuanto más volver a verte...», que Cervantes rehace en
la famosa dedicatoria al Conde de Lemos de Los trabajos de Persiles y
Sigismunda, sustituyendo «señora, aquesta» por «gran señor, esta». Sobre lo
tópicas que llegaron a ser estas coplas, cf. la nota de J. B.
Avalle-Arce en su edición del Persiles (Madrid: Castalia, 1969, p. 45).
[85].
guargarismos: 'gargarismo', «Liquor
dispuesto por medicina para las enfermedades de la garganta, con el qual se
hacen gárgaras» (DA).
[87].
pelota de
viento: «La bola de
cuero que se dexa hueca, y con una vexiga, y se carga de aire dentro, y sirve
también para el juego» (DA). El fondo de la broma es la expresión tener
la cabeza llena de aire («se dice de la persona inconstante y fácil, a
quien falta madurez, juicio, y consistencia en el obrar, y que se mueve en sus
operaciones con la ligereza que el aire en su esphera. Y también se aplica y
dice del que es vano, y presume, y se jacta de sabio, noble, o valeroso», DA).
En esta, como en otras ocasiones (por caso, los poemas VI y XI, entre otros),
Praves reitera la convicción común entre los fisiólogos de que la facultad
poética deriva de la sequedad en la constitución de los humores. Cf.
cómo describe Lope en La inocente sangre, al primer poeta, nacido de una
calabaza y recogido por un campesino que «puso a su mujer dos fuelles / por
pechos, y entre los labios / puso la punta, y así / le fue con aire criando. /
Con esto ninguna cosa / húmida crió el cuitado, / ni tuvo meollo en hueso / ni
seso en el pericráneo; / que con celebro tan seco / sus desdichas le criaron, /
que en tocando en su cabeza, / aunque fuese con la mano, / sonaba como un
pandero» (apud Carmen Hernández Valcárcel: Los cuentos en el teatro
de Lope de Vega. Murcia-Kassel: Universidad de Murcia-Reichenberger, 1992,
p. 408).
[89].
quilo: «Substancia blanca en que se
convierte el alimento en su primera transmutación en el estómago: de la qual se
separa después lo útil que sirve para engendrar la sangre y nutrir el cuerpo,
de lo inútil que se expele convertido en excrementos» (DA).
[90].
corcheras: «La cubeta hecha de corcho y
empegada, donde se pone la garrafa con nieve para enfriar la bebida» (DA).
[91].
garapiño: se refiere a la garapiña
(vid. nota a III, 42), y quizá también a bizcocho de garapiña
(«un género de bizcochos largos, y angostos de mucha más suavidad y delicadeza,
que los ordinarios: por lo que sin duda los llamaron así», DA) como
forma de alusión a los bollos que pide Praves.
[93].
El poeta y dramaturgo Agustín de Salazar y
Torres (1642-1675), cuyas obras tanto influyeron en Praves. Este maneja los dos
volúmenes y partes (la primera de poemas, la segunda de teatro) de la segunda
edición, por Juan de Vera Tassis, de Cythara de Apolo. Madrid: Antonio
González de Reyes, 1694. El pasaje aludido se encuentra en la comedia
mitológica Triunfo y venganza de amor, en que Eurídice dirige a Orfeo
estas últimas palabras desde el infierno, donde éste ha visto los tormentos de
Tántalo y Sísifo, entre otros: «En vano, esposo, pretendes / dar alivio a
nuestras penas, / si suspendes las ajenas, / y las tuyas no suspendes» (vol.
II, p. 403)
[94].
Conde: quizá se trate del Conde de
Alba de Yeltes, ya que a la Condesa del mismo título dedica Praves su Fábula
de Endimión y Diana en Madrid, el día de Reyes de 1698 (vid. nuestra
«Introducción»).
[95].
su gran
mayordomo...:
debe de ser el «capellán bizco de un conde» que protagoniza los poemas XXXIII y
XXXIV (así parece indicarlo la alusión a su estrabismo en la frase «me mira de
ojo torcido»); quizá tratan también de él los vv. 21-56 del poema XXIX, fechado
el mismo día que este primer romance. Este personaje, hacia el que Praves
demuestra una ostensible aversión, debió de tener que ver con la caída en
desgracia de nuestro poeta ante sus anteriores patronos, hecho que acaba de referir
(vv. 49-50).
[98].
pegadillo: «Pegado u emplasto pequeño» (DA);
más concretamente, pegadillo de mal de madre («Phrase con que vulgarmente
se explica, que alguno es pesadamente introducido en una casa o conversación,
sin poderle separar ni apartar de ella: assí como los pegados, que se ponen las
mujeres para remedio del mal de madre, se mantienen firmes, y les son
molestos», DA).
[100].
no sé cuántas
son cinco:
«Phrase que explica ser alguna persona mui simple, pues ignora aun lo que es
tan vulgar» (DA); también la recoge Correas.
[101].
leonera: según Covarrubias, «vulgarmente
suelen llamar leoneros a aquellos que en sus casas tienen juegos de naipes o
dados y de otros juegos vedados» (Tesoro). Así que se trata, como
confirma María Moliner (Diccionario de uso del español), de un garito o
más probablemente de una timba que se tiene en casa particular. Pero, abundando
en el clásico significado de 'trastero o cuarto desordenado', llegamos a la
conclusión de que es, además, y más que un cuarto, un salón de usos múltiples
diferenciado claramente del trastero por su mayor nobleza, y aposentado por lo
común para el ocio y el esparcimiento, circunstancia que obligaría a adornarlo
con cierto decoro y mucha heterogeneidad, por la cual el mote. Nos lo confirma
un texto de Modesto Lafuente, transcrito por M. Núñez de Arenas («La suerte de
Goya en Francia», Bulletin Hispanique, LII [1950], pág. 249), donde se
habla de la casa del emigrado español en Burdeos Braulio Poc: «En un salón, que
él llama modestamente el cuarto de los leones, pero donde tiene una muy buena
armería, una excelente biblioteca, un precioso museo de pintura y muebles y
utensilios de muy diversos usos, se han reunido muchas veces ilustres emigrados
y ha sido el albergue de refugiados de todas las categorías y profesiones.» Se
evidencia que la acepción quedó fijada por eufemismo de falsa modestia.
[106].
Julio César
tuvo a Ovidio:
no fue Julio César, sino Octavio Augusto, quien confinó a Publio Ovidio a
Tomis, puerto del mar Negro, por haber escrito el Ars amandi. Allí
compuso las Tristes y las Pónticas, donde con pertinaz y sutil
retórica pide el perdón de Augusto.
[107].
La cita
pertenece a El día de fiesta por la mañana, cap. XVII («El avariento»),
del madrileño Juan de Zabaleta (1610-1670); Praves posiblemente maneja la
segunda impresión de Obras en prosa (Madrid: Joseph Fernández de
Buendía, 1672): «si se mirara en un espejo el que pide, mientras está pidiendo,
o se muriera de verse, o quedara con tanto miedo a las fealdades del pedir que
por no pedir se muriera» (p. 324).
[108].
echo por
aquesos trigos:
«irse como fugitivo, sin atender ni reparar en cosa alguna. Y en sentido
translaticio significa hablar sin ton ni son muchos desatinos y disparates» (DA).
[110].
vuestro
vecino: el palacio
del Marqués de Santa Cruz en el Viso se halla al lado de la iglesia; todavía se
conserva en él el adoratorio donde debió oficiar nuestro poeta. Esta carta, que
constituye su primer romance, se dirige evidentemente a Valdepeñas, en cuya
plaza tenía el Marqués un palacio en el que pasaba la mayor parte del tiempo,
como demuestra, entre otros, este pasaje de Praves; también allí se hallaba
enfrente de la hermosa iglesia de la localidad: establece, pues, el autor
espacialmente la alianza entre dos estamentos sociales dominantes.
[111].
damas: «Se llama en Palacio, y en
las Casas de las grandes Señoras, la criada de estimación que nunca sirve en
oficios baxos, ni se ocupa en haciendas de la casa: siendo sólo de su
obligación assistir immediatamente a la Persona Real, o a su Señora» (DA);
por otro lado, el nombre de dama se aplicaba también a las mancebas y
cortesanas. Praves utiliza el tratamiento honorífico de modo chusco, en tanto
que «damas» se lee en calambur da, mas... o irónicamente da más
(para el largo historial del chiste, cf. Maxime Chevalier: Quevedo y
su tiempo. Barcelona: Crítica, 1992, p. 53).
[112].
deidades: esta forma toma connotaciones
semánticas cercanas al verbo dar (dé, en concreto, y la forma
arcaica dades); con ello quiere Praves quejarse de la intermisión entre
la generosidad del Marqués y su enfermedad. Es agudeza antigua: véase por ej.
Villamediana, Poesía inédita completa, ed. de J. Fº. Ruiz Casanova,
Madrid: Cátedra, 1994, nº 22: "...lo que muerde una deidad"
[113].
bellísimas
hembras...:
el sentido del chiste anterior se funda en la homonimia entre bellísimas
y vellísimas; además, el superlativo italianizante extendido al
sustantivo poseía en el Siglo de Oro cierto contenido burlesco que aún parece
perdurar en Carlos de Praves. Hembras posee valor ofensivo al designar
el sexo de los animales y por las connotaciones del parónimo hambre.
[115].
la asamblea: Juana es la despensera y
administradora del palacio del Marqués, cual se deduce de una alusión del poema
anterior (vv. 65-68). Antonia es Antonia Díaz, a quien dirige el romance XXXVI.
[116].
revocáis: el sentido depende también de
las connotaciones de «boca» con que puede asociarse el significante.
[117].
tenuta: «Possessión de los frutos,
rentas, y preeminencias de algún Mayorazgo, que se goza hasta la decisión de la
pertenencia de su propriedad, entre dos, u más litigantes» (DA).
[118].
mil y
quinientas:
«Se llaman en estilo familiar las lentejas, por la multitud de ellas que entran
en una escudilla de potage», y también es «aquella Sala que en el Consejo está
especialmente destinada para ver los pleitos graves, en que después de vista y
revista de la Chancillería, en el juicio de propriedad, se apela por vía de
agravio ante la Persona de su Magestad. Llámase assí, porque para admitirse
esta apelación, debe la parte por quien se hace, depositar el valor de mil y
quinientas doblas Castellanas u de cabeza, regulado a quatrocientos y ochenta y
cinco maravedís cada una: y si gana el pleito se le vuelven; pero si le pierde
se reparten por tercias partes, la una para el Rey, otra para los Jueces de la
Chancillería que le habían sentenciado, y la otra para la parte que obtiene la
sentencia. Entiende esta Sala también en otros negocios, que le están
repartidos: como residencias de Corregidores, pleitos entre ganaderos sobre
pastos y dehesas, y otras cosas» (DA).
[119].
cuando todas
ignoráis
... piernas: la palabra pierna era considerada vulgar e
indecente, por lo que nunca se aplicaba a damas o personas de alto rango; cf.
Moreto (El desdén con el desdén, jornada 2ª, v. 1711): «No tienen
piernas las damas.» Por otra parte, piernas, en la escritura, «se llaman
los palicos que van hacia abaxo, y componen algunas letras, como la M. y la N.»
(DA): Praves recrimina a las damas que le condenen a la mitad de la
ración que se le había asignado («condenado a medias», v. 26) «tan sólo por ser
poeta» (v. 24), cuando ellas son unas iletradas que no saben ni hacer palotes
(«ignoráis / aquello que llaman piernas»). También se alude a la frase hecha meter
o poner piernas al caballo («avivarle o apretarle para que corra, o salga
con prontitud», DA), referida aquí al despacho de los bollos de
chocolate).
[121].
Manuel (de) Moscoso: es
el principal corresponsal de Praves, acaso porque, según se desprende de los
versos de este, componía también poesía. Puede tratarse del mismo personaje al
que se alude en Academia que se celebró en Badajoz en casa de Don Manuel de
Meneses y Moscoso, cavallero de la Orden de Calatrava siendo presidente Don
Gomez de la Rocha y Figueroa... secretario Don Manuel Zavala... fiscal Don
Francisco Felix de Vega y Cruzat, Madrid: Julián de Paredes, 1684.
[122].
regimiento: régiments, galicismo.
Una de las reformas con que Felipe V quiso mejorar el ejército español fue
sustituir los tercios por regimientos.
[123].
Arpía: «Tenían la cara como de
vírgenes, las bocas amarillas, como cosa hambrienta; el cuerpo, como de buitre,
con pluma y alas como aves; los pies y brazos humanos, con uñas agudas como
monstruos. Así las pinta Virgilio en cuatro versos que comienzan Tristius
haud illis monstrum...» (Juan Pérez de Moya: Philosophia secreta.
Madrid: Nueva Biblioteca de Autores Españoles, 1928 [1611], t. II, pp.
111-112); el pasaje citado se encuentra en el vestíbulo del infierno
virgiliano. Las Arpías (mejor Harpías) o 'raptoras', llamadas Occípite, Aelo y
Celeno, raptan niños y almas; en ocasiones se las representaba sobre las
tumbas, llevándose el alma del difunto entre las garras.
[124].
Potosí ... India: Praves alude
a las propinas y banquetes funerales, de los que se beneficiaban los
sacristanes y párrocos.
[125].
parce
micas:
deformación, en juego paronomásico con «Parca de las vidas», de las palabras
latinas Parce mihi ('perdóname'), frase del oficio de difuntos que se
usa comúnmente en estilo festivo para aludir a la muerte o entierro: «Ver al
doctor Parce mihi, / pestilencia de ormesí, / fabricando calaveras...»
(Quevedo: Poesía original completa. Ed. José Manuel Blecua. Barcelona:
Planeta, 1981, p. 964).
[126].
herodizas: neologismo formado a partir
del nombre de Herodes, con el que quizá se quiera también evocar el verbo
latino erodere ('roer, corroer').
[127].
pilaticias: Pilatos era bíblico ejemplo
usado en la oratoria cristana como paradigma de la impasible crueldad; el
adjetivo posee aquí ese sentido.
[128].
valle de
Josafat:
se trata del lugar donde Dios juzgará a las naciones al final de los tiempos;
el nombre hebreo significa 'Yahveh ha juzgado' (cf. Joel III, 2 y
12). Es popular en La Mancha la frase ir al valle de Josafat
('morirse').
[129].
fimbras: 'cimbras', 'armazón de
maderos que sostiene el peso de un arco o de otra construcción, destinada a
salvar un vano, mientras no puede sostenerse por sí misma'.
[130].
en la espina: estar en la espina de
Santa Lucía significa «que uno está mui flaco y atenuado de fuerzas» (DA);
se encuentra en boca de Sancho Panza: «Me ha tomado un desmayo de estómago que
si no le reparo con dos tragos de lo añejo, me pondrá en la espina de Santa
Lucía» (Cervantes: Quijote II, cap. III). Por otro lado, estar en
espinas o tener en espinas a uno vale 'estar, o tenerle, en
trabajos, atribulado y lastimado'.
[131].
cuajares: «La parte donde los animales
reciben el alimento para hacer la primera cocción, que corresponde al estómago
en el hombre, o el buche en el ave» (DA). La asociación entre la frase
hecha mano sobre mano y «los cuajares y las tripas», además del obvio
sentido de ociosidad que se atribuye a sendas vísceras, alude seguramente a la
costumbre de poner las manos del difunto sobre su vientre.
[132].
garapiña: «Las porciones pequeñas de lo
líquido, quando está helado, u naturalmente, o por el artificio de la nieve o
hielo» (DA).
[134].
pía: «El caballo u yegua, cuya
piel es manchada de varios colores, como a remiendos. COVARR. dice que los
primeros vinieron de las Islas Septentrionales, de donde traxeron este nombre»
(DA).
[135].
sobrenatural ... aforismas ... Celestina:
hay burla del lenguaje médico entreverado de cultismos. Mal sobrenatural
es el incurable al exceder de los límites de natura o naturaleza,
esto es, ora todo cuanto hay más abajo del círculo lunar y sometido por ello a
imperfección y corrupción, ora el sexo (natura). Con «Celestina» se refiere por
un lado a lo «celeste» o sobrenatural, en interpretación afectadamente inculta
frente al piadosismo "madre celestial", y por el otro a la Celestina
literaria, aquí evocada más bien como hechicera (los famosos «polvos de la
madre Celestina») connotando todos los tipos de desgracias y regalos que puede
acarrear y de los que hay que desconfiar (Praves conocería más bien el
personaje de la Celestina a través de la famosa obra de Salazar). El zeugma de
«los traes» se refiere tanto a «mal» como a polvos, que no se cita, pero
aquí connota más los de la tumba que los otros, y quizá también a «aforismas»,
que como sustantivo significa «Enfermedad que da a las bestias: lo mismo que
aneurisma en los hombres» (DA).
[136].
estantigua: «Visión, phantasma que se
ofrece a la vista, causando pavor y espanto» y, por traslación, «la persona que
es de figura deforme, o anda vestida en trage ridículo semejante a la phantasma»
(DA).
[137].
San Benito...: San Benito de Nursia. Así
cuenta el suceso Santiago de la Vorágine (La leyenda dorada. Trad. José
Manuel Macías. Madrid: Alianza, 1982, t. I, p. 201): «Un día, estando a la
puerta de su cueva, uno de esos pájaros negros que llaman mirlos comenzó a
inquietarle y a volar tan cerca de su cara que si hubiese querido podía haberlo
atrapado con la mano [...] el diablo empezó a turbar su imaginación trayéndole
a la memoria el recuerdo de una mujer a la que en cierta ocasión había visto,
haciéndole codiciar su hermosura y encendiendo en su ánimo apetitos
libidinosos. [...] Arrepentido de no haber rechazado enérgicamente aquella
tentación, inmediatamente se despojó de sus vestidos, se desnudó completamente,
se arrojó en un matorral que allí cerca había y se revolcó una y otra vez entre
las zarzas; cuando se alzó del suelo y salió de entre la espesa maleza, todo su
cuerpo era una llaga; pero la tentación había quedado vencida; por las heridas
de su carne habíanse evacuado las heridas de su alma.»
[141].
me aburro: en el sentido antiguo, aburrir
es «Apesadumbrar mucho, hacer despechar y desassossegar a uno, de suerte que no
sólo le entristezca, sino que casi llegue a aborrecerse» (DA).
[142].
a
porta inferi:
'a la puerta del infierno', en contraposición a porta coeli, 'puerta del
cielo'.
[143].
romancista: «que no sabe más que Romance.
Aplícase a los facultativos: como Cirujanos, &c. que no han estudiado en
Latín» (DA).
[144].
argelina: se llama argel a
«algunos caballos; que por lo regular son poco leales, los quales tienen
ciertas señales como encontradas, en que son conocidos, como el pie derecho
s[o]lamente blanco, y todo lo demás de otro color, o que tiene en el pie
derecho más blanco que en el izquierdo» (DA); normalmente se le atribuye
que trae mala suerte a quien monta en él, lo cual explica el calificativo
«fatal» que utiliza Praves.
[145].
galopinas: neologismo formado en parte
por necesidad métrica, en el que se cruzan los significados de galopear
(«Llevar el caballo a galope, haciéndole caminar a saltos, levantando las manos
y pies casi a un mismo tiempo», DA), galopeado («el castigo dado
a alguno con golpes y bofetadas, o puñadas», DA) y galopín (vid.
para este último la nota a XXXV, 11).
[146].
cuatro
Postrimerías:
«Las cuatro Postrimerías / son aquellas que llamamos / Muerte, Juicio, Infierno
y Gloria, / ten, cristiano, en tu memoria, / desde que al mundo llegamos» (Lope
de Vega: Las Cortes de la Muerte, vv. 470-474).
[147].
colativa: «Lo que precisamente pide
colación jurídica Eclesiástica para poderse obtener: como Canonicato o Beneficio.
Comúnmente se apropria y aplica esta voz a la Capellanía instituida, que ha
sido aprobada por el Juez Ordinario Eclesiástico, para distinguirla de las de
Patronato o laicales: y assí equivale a lo mismo que Eclesiástica y sujeta a la
jurisdicción Eclesiástica» (DA).
[148].
Daniel...: es el profeta que inició
el género literario apocalíptico, de particular y enigmático lenguaje. La semana,
en general, es un periodo septenario de tiempo, y no sólo de días, sino también
de meses, años o siglos; las de Daniel son semanas de años: «allí Daniel en las
setenta / semanas, o los años que se entienden / por ellas, cuatrocientos y
noventa / de la santa ciudad reedificada, / profetizó la muerte del Dios
hombre» (Lope de Vega: Viaje del alma, en El peregrino en su patria.
Ed. Juan Bautista Avalle-Arce. Madrid: Castalia, 1973, p. 114). Tanto Praves
como Lope se refieren a una abstrusa profecía de Daniel IX, 24-27.
[149].
Talía: musa de la comedia y de la
poesía ligera, una de las nueve hijas de Zeus y Mnemósine (la Memoria).
[150].
Carlos de
Praves necesitaría para desplazarse a Valdepeñas, en orden a cumplir sus
funciones de capellán del Marqués, una silla de montar. Pero en este verso, y
aunque es diferente transporte, se alude tal vez a una silla de dos operarios
según la anécdota acaecida a uno de los antepasados del Marqués, el famoso
almirante, que narra una entre Las seiscientas apotegmas de Rufo, la 74:
«Dos hombres habían llevado en una silla al Marqués de Santa Cruz, y como por
un breve rato le pedían mucho precio, diciendo que lo hiciese como gran señor,
les dijo: 'Hermanos, el Marqués os debe el peso, que no la hechura'.» Praves es
un peticionario nada sinuoso, como puede verse en esta pieza.
[152].
guadarnés: «lugar o sitio donde se
guardan las sillas y guarniciones de los caballos y mulas, y todo lo demás
perteneciente a caballeriza» (DA).
[154].
Era costumbre
muy extendida realizar cencerradas a viudos o viudas que casaban por vez
segunda. Llegaron a tal extremo de escandalosas que el Conde de Aranda tuvo que
prohibirlas por ley del 27 de diciembre de 1765. Este parabién es irónico y
desvergonzado según ese uso.
[155].
Esculapio: llamado Asclepio por los
griegos, es a la vez el héroe y dios pagano de la medicina. Tanto avanzó en ese
arte que llegó a resucitar a los muertos y un rayo de Zeus lo mató por miedo a
que se trastocara el orden natural. Fue vengado por Apolo y transformado como
constelación del Serpentario.
[156].
aquel dios
febeo: el
demostrativo se usa en el sentido enfatizador de ille (esto es, 'aquel
famoso'), referido aquí a Apolo («dios febeo»), padre de Asclepio.
[157].
fomes: «La causa que nos excita y
mueve a hacer alguna cosa»; fomes pecati es la «inclinación o propensión
que naturalmente tenemos a lo malo, heredada del pecado de nuestros primeros
Padres» (DA).
[158].
Son normales
en el estilo retórico de Praves, y sobre todo en la prosa, las series de tres
miembros; vid. en este mismo romance el v. 18.
[159].
Himineo: Himeneo, dios griego que
preside el cortejo nupcial y que es en realidad la personificación de un canto
de bodas; aquí designa la boda misma.
[160].
quicio ... teas...: se trata
de supersticiones de origen romano sobre el éxito de los casamientos, aquí con
obvio sentido obsceno.
[163].
en torcido
metal hueco:
'en trompas' (las de la Fama), pero también 'en olifante o corneta de
pregonero', lo vulgarmente conocido por «cuerno», pero que graciosamente elude
Praves con este circunloquio, haciéndolo, sin embargo, más notorio. En
realidad, se trata de una alusión pícara al acompañamiento musical de las
cencerradas.
[164].
Ave ... monumento: se
refiere al Fénix, ave mitológica única de su especie e inmortal, de sexo
indefinido, que renacía de sus propias cenizas cada cientos de años; más veces
aludirá a este mito, sobre el que escribió un hermoso poema Claudiano, autor
que nombra Praves en un romancillo (XX, 163). Aquí monumento significa
'la tumba', como en todo Quevedo, cuya obra La cuna y la sepultura
parece evocarse.
[165].
Calisto
tercero:
en el manuscrito se lee «tercerro». Praves se equivoca quizá a propósito para
evocar el "cencerro": se trata en realidad de Calisto II (1119-1124),
quien, en el primer Concilio de Letrán, prohibió el nicolaísmo, esto es,
cualquier género de trato carnal que rompiera el celibato de los sacerdotes. La
Biblia, de hecho, no exige la continencia del clero, sino una moderación entre
ésta y la poligamia: «el obispo sea marido de una sola mujer» (San Pablo: 1
Timoteo III, 2). Por eso los obispos y los sacerdotes se casaron durante
los primeros tiempos de la Iglesia y así Eusebio nombra a los obispos de Egipto
Cheremon y Phileas, que en su martirio fueron asistidos por sus mujeres y sus
hijos. En el siglo IV, el Papa Siricio ordenó expresamente el celibato, pero
sólo durante el pontificado de Gregorio VII llegó a imponerse definitivamente
esta ley, aun cuando muchos sínodos de Alemania siguieron protegiendo el
concubinato.
[167].
De
arte amandi
... De amor remedio ... Venus: debe entenderse que Ovidio
se retractó después de haber aconsejado el amor. El último verso, sin embargo,
parece una alusión a que se casa el médico (que tiene remedios) con los
problemas del amor (que representa la viuda). Se pintaba a los dos hijos de
Venus, Eros (o Amor) y Anteros, para indicar a la vez el amor dañino y el
beneficioso o verdadero.
[168].
No hallamos
el dicho ni en Correas, ni en el Tesoro de Covarrubias, ni en el DA;
tampoco en el Refranero general ideológico español, de Martínez Kleiser.
Quizá sea otra versión del «Ahí me las den todas» o una alusión al romance de
la penitencia de Rodrigo.
[169]. Dico autem non nuptis, et viduis:
bonum est illis si sic permaneant, sicut et ego. Quod si non se continent,
nubant. Melius
est enim nubere, quam uri (1 Corintios VII, 8-9).
[170].
Praves cita
de memoria y no ha comprobado el lugar; se trata en realidad de Eclesiastés
IV, 10-11: Vae soli, quia cum ceciderit, non habet sublevantem se. Et si
dormierint duo, fovebuntur mutuo; unus quomodo calefiet?
[171].
Cf. Quevedo (Poesía original
completa, nº 639, vv. 157-59): «más quiero estarme helando en el invierno /
sin la mujer, que ardiendo en el verano, / cercado el rostro de caliente
cuerno.»
[172].
ajo...: es «socorro grande de la
gente trabajadora y que anda al campo, pues les da calor y fuerça y despide el
cansancio, y es la triaca ordinaria suya» (Covarrubias: Tesoro); a ello
aluden refranes como «Ajo pío y vino puro, pasan el puerto seguro» (Correas).
Existe, por otra parte, una larga y maliciosa serie, que Praves puede estar
evocando aquí, por el estilo de «Ni adobo sin ajo, ni campana sin badajo, ni
viudita sin majo» o «Dijo la cebolla al ajo: acompáñame siempre, majo» y «A
buen ajo, buen tallo» (Martínez Kleiser).
[173].
Cf. Quevedo («Riesgos del
matrimonio en los ruines casados», Poesía original completa, nº 636, v.
40): «eso de casamientos, a los bobos...»
[174].
Elíseo: a los Campos Elíseos iban las
almas del paganismo que habían alcanzado virtus en la vida y le habían
sacado a ella al menos un óbolo para poder pagar a Caronte.
[175].
calvatrueno: «la cabeza atronada del
vocinglero hablador y alocado, que hace las cosas fuera de propósito» (DA).
[176].
diestro: para entender en todos sus
sentidos esta palabra, téngase en cuenta que diestro, como sustantivo,
es «el que es mui hábil en jugar la espada o las armas» (DA), el maestro
en esgrima, de donde pasaría a significar 'torero'.
[177].
ensenar: «Poner en el seno, resguardar
y esconder en él alguna cosa. [...] esta voz [...] no tiene uso» (DA).
También significa 'meter en una ensenada una embarcación'.
[179].
vivo templo: la Iglesia considera a la
esposa «el templo del Señor», basándose en la interpretación del Cantar de
los Cantares según la cual el esposo es Cristo y su esposa la propia
Iglesia.
[180].
no se le ha
de hablar en griego: ironía final: se acusaba a los médicos de usar tantos cultismos que
los diagnósticos eran ininteligibles, y ahora se casa uno con la viuda de un
intérprete griego, del que, como es lógico, no querrá ni oír hablar el médico.
[182].
algarbe: 'árabe'. Praves tiene
presente la expresión lanzada de moro izquierdo o zurdo («herida grande
y penetrante», DA), así como lanzada a moro muerto, con que se
pondera la inutilidad de un esfuerzo o la pretenciosidad de quien realiza algo
ya hecho.
[184].
Ganimedes: copero de los dioses en la
mitología griega. Era pastor en las montañas de Troya cuando Zeus lo raptó,
seducido por su belleza, y le encomendó repartir la ambrosía de la inmortalidad
en sustitución de la diosa de la juventud, Hebe; en compensación, dio a su
padre unos caballos divinos o una cepa de oro, obra de Hefesto. Es este de
Praves un sutil modo de llamar al Marqués de Santa Cruz «Júpiter», pues Moscoso
se encontraba a su servicio.
[186].
ingleses y
alemanes:
las tropas a las que alude son las que militaban en el bando proaustriaco
durante la Guerra de Sucesión.
[188].
suertes: «Como contrapuesto al azar en
los dados, y otros juegos, vale los puntos con que se gana, o acierta, teniendo
parte de acaso: como echar senas, o quinas en los dados, o sacar el naipe, que
se necessita» (DA).
[189].
encuentros: «En el juego de naipes vale
la concurrencia o junta de dos cartas iguales, especialmente en el que llaman
del parar: como quando vienen dos Reyes, dos caballos, &c.» (DA).
[190].
azares: «En el juego de naipes y
dados se llama la suerte contraria: porque assí en estos como en otros juegos
se dice azar la casualidad que impide jugar con felicidad» (DA).
[191].
primera: «Juego de naipes, que se
juega dando quatro cartas a cada uno: el siete vale veinte y un puntos, el seis
vale diez y ocho, el as diez y seis, el dos doce, el tres trece, el quatro
catorce, el cinco quince, y la figura diez. La mejor suerte, y con que se gana
todo es el flux, que son cuatro cartas de un palo, después el cincuenta y cinco,
que se compone precisamente de siete, seis y as de un palo, después la quínola
o primera, que son quatro cartas, una de cada palo. Si hai dos que tengan flux,
gana el que le tiene mayor, y lo mismo sucede con la primera; pero si no hai
cosa alguna desto, gana el que tiene más punto en dos o tres cartas de un palo»
(DA).
[192].
cientos: juego de naipes que ganaba
quien primero conseguía cien puntos; sobre sus reglas poseemos un conocimiento
incompleto (cf. la nota de Gili Gaya en su edición del Guzmán de Alfarache.
5ª edición. Madrid: Espasa-Calpe, 1971, vol. IV, p. 28).
[193].
cacho: «Juego de naipes, usado de
pocos años a esta parte, que se hace con media baraja, dando a cada uno una
carta, que van subiendo desde el as, hasta el seis: Si alguno envida, y los otros
o alguno quieren, se da segunda carta al que envida, y al que acepta: si
vuelven a envidar es la posta; y si no, passan y se dan las terceras, en que se
puede volver a envidar hasta el resto. El mayor punto gana, que puede subir a
treinta y una, si juntan cinco y seis de un palo. Tres naipes de un palo hace
cacho: si es el quatro, el cinco y seis, es cacho mayor; y si junta tres
seises, es cacho que gana a todos, y con este solo puede envidar» (DA).
[194].
flor: «Juego de naipes, en que de
una en una se reparten tres cartas a cada sugeto de los que juegan, y se hacen
los envites y revites del mismo modo que al cacho. El que hace flor, que son
tres cartas de un palo, tiene mejor partido: y caso que concurra otro, gana el
que tiene más puntos, y siendo iguales es superior el que es mano. El dos vale
doce, el as once, las figuras y el cinco diez, el tres nueve, el quatro ocho, y
el siete y seis como pintan. El postre tiene el privilegio de que le valga diez
la primer carta que toma, descubriéndola para que la vean los demás, aunque la
tal carta sea seis, o siete. Quando no se hace flor gana el mayor punto de los
que ocurren en una u dos cartas» (DA).
[196].
Como puede deducirse
de este duro encabalgamiento, los romances de Praves necesitan un recitado muy
oral.
[197].
soberano: en toda la obra de Praves,
este término, cuando se usa como sustantivo, sirve para identificar al Marqués
de Santa Cruz.
[198].
expresé la
voz de «aire»...:
se alude a los vv. 9-12 del poema I, dirigido al Marqués, donde Praves, al
igual que en otros lugares (vid. la penúltima copla de III), juega con
la expresión tener la cabeza llena de aire (vid. nota a I, 11).
Probablemente aquí se da respuesta a alguna jocosa insinuación de Moscoso,
hecha en los «versos mordicantes» que se mencionan al principio (v. 4),
reprochando al cura el haberse dirigido a su patrono con tales términos, cuando
este llenaba el «aire» ('el vacío'), y no precisamente el de su cabeza, sino el
de su estómago, con los bollos que generosamente le proporcionaba. Como puede
observarse, el alcance de esta correspondencia en verso iba más allá del mero
destinatario: las obras de nuestro poeta, aunque de ordinario se dirigen a una
sola persona, debían de pasar de mano en mano o ser leídas en común en la casa
del Marqués en Valdepeñas.
[199].
bocado: frente a la acepción del
término en el v. 86 ('freno o parte del freno que se pone a las caballerías'),
se evocan ahora otras: 'mordisco' y «veneno que se da a alguno, envuelto en la
comida para que no se perciba» (DA). Por otro lado, parece tener en
cuenta el refrán «Bocado comido no gana amigo», que según el DA
«aconseja y advierte, que el que quisiere tener amigos debe ser franco,
liberal, y partir con ellos lo que tuviere» y también «En cuanto digo y hago,
pierdo bocado», refrán «contra los que en todo miran sólo a su provecho, y con
tanto afán y ansia, que no desperdician la menor ocasión, ni descansan,
pareciéndoles que por qualquier detención lo pierden todo» (DA).
[200].
Arce: no sabemos quién es este
personaje; creemos puede ser más bien José de Arce Miranda, alcalde mayor de
Almodóvar del Campo, que enajenó por esa época numeroso ganado ilegal, en los
términos que revela Francisco Gascón Bueno, El Valle de Alcudia durante el
siglo XVIII..., Madrid, Ediciones del Orto, 1994, p. 228. Los conflictos
con la carretería fueron entonces muy importantes, porque el rey Felipe V les
pedía cierto apoyo económico. Por otro lado, y menos probablemente, pudiera ser
Antonio de Villela y Álava Zorrilla y Arce, segundo Conde de Lences y de
Triviana, casado con doña Teresa de Vega, cuya hija mayor y heredera fue Mª. de
Villela y Álava, esposa de don Álvaro, el protector de Praves.
[202].
apeado de la
gracia...: nueva
alusión a su caída en desgracia ante sus anteriores señores (vid. nota a
I, 46), que parece haber tenido lugar en un viaje a Manzanares que Praves
vuelve a mencionar en otra ocasión (XXIX, 45-48).
[204].
abintestato: cultismo procedente de la
locución adverbial latina ab intestato ('sin testamento'); se dice morir
ab instestato por 'morir sin haber otorgado testamento', lo que era
frecuente origen de pleitos. El reproche de Moscoso se refiere al hecho de que
la iglesia heredaba los bienes «de mano muerta», esto es, los de aquellos que
morían sin testar o tener herederos, según las leyes de la época. Curiosamente,
en tiempos posteriores un protegido del Marqués habría de escribir un raro
folleto de diecisiete páginas sobre este tema: Manuel Lanz de Casafonda
(«curador ad litem del Marqués del Viso, hijo primogénito del Marqués de
Santa Cruz»): Sobre el abuso introducido por las justicias eclesiásticas y
seculares en distribuir el quinto o una parte considerable de la herencia de
los que mueren, s. l., s. i., s. a.
[205].
poeta y rico: Praves, que había leído las Rimas
de Tomé de Burguillos, de Lope, como se deduce de una alusión posterior
(XX, 189-192), recuerda aquí el soneto «A un poeta rico, que parece imposible»
(Obras poéticas. Ed. J. M. Blecua. Barcelona: Planeta, 1983, p. 1398).
[206].
tabaco: se refiere a los polvos de
tabaco, más conocidos como rapé, que provocaban estornudos y ensuciaban el
rostro. El doctor Bartolomé Ximénez Patón, de Villanueva de los Infantes, ya
había escrito un breve tratadito sobre el buen uso del tabaco en su libro Reforma
de trajes (Baeza, 1638), donde se inserta un epigrama en latín, cuya
traducción rítmica, realizada por el indeclinable estudioso Luis de Cañigral (Aspectos
y figuras del humanismo en Ciudad Real. Ciudad Real: Diputación Provincial,
1989, p. 103), ofrecemos:
Tomar el tabaco es muy grato, no
obstante tomar un buen vino
(¡aplaudan
los médicos, sí!) gratísimo, creo que más.
Vuélvese un vicio ya el simular
el dolor de cabeza
y
el nombre «salud» el toser fingidamente dan.
¿Quién al ver las narices tan
sucias que afea esa basura
no
piensa que son el culo manchado de un bebé?
Elimine el tabaco quien quiera
salvar su cerebro bien sano,
no
se te quede la testa vacía y sin seso.
[207].
follón: «Holgazán, floxo, perezoso y
negligente», y también «pícaro, ruin, cobarde y de viles operaciones» (DA).
[208].
maulero: «El que vende y despacha
retales de diferentes telas de seda y lana, que regularmente suelen ser los
provechos que quedan a los Sastres [...] Se toma también por embustero y
engañador, con artificio y disimulo» (DA).
[209].
Girón ... deudo: juego de
palabras con jirón ('pedazo desgarrado de la ropa') y con Girón,
apellido de los duques de Osuna. Como es natural, deudo está por las
connotaciones que sugiere su asociación con deudas.
[210].
a lo
portugués:
era un tópico considerar a los portugueses como grandes enamorados; así, Lope (El
anzuelo de Fenisa, en su Parte VIII. Madrid, 1617, 26 vº):
«Enviámonos las almas / en papeles cuatro meses / con requiebros portugueses /
trayendo el amor en palmas.»
[211].
la fortuna...: en el primer romance del
manuscrito (vv. 101-104) se insiste en esta idea. Es curioso que Praves
caracterice o acuse con reiteración a la poesía barroca castellana de ser
demasiado elegíaca, altisonante y poco realista. Sin duda esto es un síntoma de
que los tiempos estaban cambiando.
[212].
hiena o
cocodrilo:
siguen las alusiones a la carta de Moscoso. La hiena mata riendo y el cocodrilo
llorando, según la antiquísima creencia inspirada en Plinio el Viejo. No estará
de más recordar que en la iglesia parroquial del Viso existe un cocodrilo
disecado en una de las bóvedas, exvoto que testimonia uno de los viajes navales
africanos del famoso marqués de Bazán que participó en la batalla de Lepanto.
[213].
bogando a
remo y sin sueldo...:
es tópica la visión de la vida como una navegación; cf., sin ir más
lejos, las «barquillas» de Lope de Vega, desde la primera, en las Rimas,
hasta las últimas, en la Dorotea. En el primer caso (soneto 150, vv.
7-8) hay un pasaje paralelo: «entre los puertos del favor rompida / y entre las
esperanzas quebrantada...»
[214].
de galope: 'galopeada, hecha deprisa y
mal'.- de portante: un poco más despacio. Son pasos de equitación.
[217].
Estas coplas,
llenas de doble sentido y reprensión a los toscos modales de un fraile que
además no sabe jugar al hombre, encubren también veladas acusaciones a amoríos
de mal ver de éste con damas, por lo que se ve del maligno comienzo. Las damas,
en la lengua de la época, podían no sólo ser señoras principales que acudían a
entretenerse jugando a las cartas al salón o leonera del Marqués, sino, en otra
acepción, 'meretrices'.
[219].
codillo: «En el juego del hombre se
llama assí el perder la polla el que la ha entrado, ganándosela alguno de los
compañeros, por haber hecho más bazas que qualquiera de los otros» (DA);
polla es «aquella porción, que se pone y apuesta entre los que juegan» (DA).
También se alude, por supuesto, al codillo como parte anatómica del
cerdo.
[221].
no vicio: así separa la palabra el
manuscrito, dándole el significado de 'inocente', por calambur.
[222].
faltó la
forma al baptismo:
llanamente dicho, el Padre Arroyo está en el limbo, hasta tal punto que parece
no fue bautizado por error de procedimiento.
[223].
Perico y
Marica...: estos
dos personajes folclóricos protagonizan durante el Siglo de Oro una larga serie
de composiciones de corte popular, que arranca del famoso romancillo gongorino
«Hermana Marica, / mañana, que es fiesta...» y de su anónima imitación «Hermano
Perico» (cf. Emilio Carilla: «Notas gongorinas», Revista de Filología
Española, XLV [1962], pp. 31-39). En los años madrileños de postrimerías
del XVII estos romances acentuaron su carácter satírico para pasar a una
virulenta crítica del gobierno de los validos de Carlos II; es posible que de
los numerosísimos ejemplos recogidos en la tesis doctoral de Mercedes Fernández
Valladares, Catálogo bibliográfico y estudio literario de la sátira política
popular madrileña (1690-1788), Madrid: 1988, algunos sean de Praves, no
sólo por cuestiones de estilo siempre inseguras, sino por detalles más
concretos que no podemos abordar aquí.
[224].
la mudanza es
misma:
difícilmente se puede decir más en hexasílabos. «Solamente / lo fugitivo
permanece y dura», dijo Quevedo, y Garcilaso «todo lo mudará la edad ligera /
por no hacer mudanza en su costumbre». Es el tópico heraclitiano de la
permanencia de lo variable.
[225].
Quejas por el
estilo se leen en Lope con frecuencia. Baste una que al pelo viene; se queja
Apolo: «Lloro esta fiera plaga, / enjambre de poetas, / castigo de los hombres
estos días / [...] pues le hay de los mecánicos oficios / ya, que tan soberanos
ejercicios / vienen a tal bajeza / y a despreciarse tanto» (Obras poéticas,
p. 190).
[226].
padres de
Tebaida:
los padres del yermo («se les dio este nombre a los ermitaños antiguos,
que vivían en los yermos u desiertos», DA); se llama así a los venteros
porque pasan hambre lo mismo que sus clientes y habitan en desiertos. Tebaida
es la región del Alto Egipto, adonde se retiraban los primeros ermitaños
cristianos. La imagen es graciosa porque los venteros se hallaban aislados de
cualquier población, de modo que con frecuencia se distraían versificando.
Además, es bien conocido que en las posadas se leía en voz alta libros para los
viajeros.
[227].
virreyes de
sierra ... atabaliba:
quiere decir que son bandoleros («virreyes de sierra») más que milagreros
padres del yermo, porque comenten robos o estafas con las comidas que ofrecen,
y sus poemas son como atabales («atabaliba») que avisan de lo malo. Atabaliba
es una deformación quizá gráfica de Atahualpa o Atabalipa, el emperador inca
que llenó de oro una habitación; como personaje de riqueza proverbial tenía uso
todavía en 1774; cfr. José de Viera y Clavijo, "Viaje a la Mancha
en 1774", en Alfred Morel-Fatio, Études sur L'Espagne, Paris: E.
Bouillon, 1890, p. 408:
"A todas
estas ya estaba don Bartolomé Ortega en una ventana como Atabalipa, metiendo el
puño en su talego, y lleno de corage empezó a arrojar ochavos a la multitud,
los quales, como caían de mui alto, pudieran haberles hecho mal, si el dinero
lo hiciese".
El Viso se
encuentra a la entrada de un puerto de montaña y durante la Guerra de Sucesión
el bandidaje aumentó. Uno célebre fue Juan Antonio de Toledo, detenido en 1711
(cf. Fco. Aguilar Piñal: Romancero popular del siglo XVIII.
Madrid: C.S.I.C., 1972, núms. 481-489).
[228].
echo: puede interpretarse como
'hecho' y también como 'eco', produciéndose un juego de palabras que prosigue
después (v. 29). Es de notar que, en las montañas próximas al Viso del Marqués,
antes llamado del Puerto, es común el fenómeno del eco. El lugar se halla en el
camino real, por lo que muchas ventas se repartían el trayecto.
[229].
Clavellina: el nombre de la perra de Praves
es un recuerdo consciente de una letrilla burlesca compuesta por Góngora a una
perrita que regaló a una monja: «Clavellina se llama la perra; / quien
no lo creyere, bájese a olella. / No tiene el soto ni el valle / tan dulce
olorosa flor, / que todo es aire su olor / comparado con su talle; / alábenla
y, cuando calle, / pongan todos lengua en ella. / Clavellina se llama la
perra...» (Letrillas.
Ed. Robert Jammes. Madrid:
Castalia, 1981, pp. 128-129).
[231].
alquería: «La casa sola en el campo
donde mora el labrador con sus criados, y tiene los aperos y hato de su
labranza» (DA).
[232].
viejo
estantigua:
el estilema de este sintagma, con esa adjetivación del sustantivo apuesto, es
un procedimiento que introdujo en la lengua barroca Quevedo y se generalizó con
rapidez: «clérigo cerbatana», «dama duende», etc.
[233].
alma
vegetable, vida sensitiva: alude a dos de las tres almas que distingue la filosofía
aristotélica: vegetativa, sensitiva y racional (cf. De anima III,
viii).
[235].
Fineo ... Arpía: a Fineo, rey
de Salmideso, en Tracia, los dioses le habían condenado, por haber abusado del
don de la profecía o, según otras versiones, por haber preferido la ceguera a
la muerte, a que las Harpías le arrebataran los alimentos mientras comía; lo
que no se llevaban, lo ensuciaban con sus excrementos. Pérez de Moya (Philosophia
secreta, t. II, pp. 110-111) ejemplifica con este mito la codicia.- ración
al: el manuscrito establece esta separación, señalando así el calambur ración
al / racional.
[236].
Proserpina: «El medio cuerpo de la luna
está siempre alumbrado del sol; pero en razón de apartarse o alexarse dél,
causa en la tierra diferentes formas y aparencias. Y assí unas vezes nos parece
un broquel de fuego, otras una revanada de melón o un medio círculo, y quando
es luna nueva, un arco muy delgado. Con estas diferencias fingen los poetas
tener tres rostros, como dixo Virgilio, 4, Aeneidos: Tria virginis ora
Dianae. Llamáronla con tres nombres: Luna en el cielo, Diana en la tierra y
Proserpina en el infierno» (Covarrubias: Tesoro, s.v. Luna); a
propósito de esta tradición, el personaje del romancillo identifica a
Proserpina con Diana, la cazadora. La escena del rapto de Proserpina y su
búsqueda por Ceres se encuentra representada en los frescos del Palacio del
Viso, construido por el Bergamasco, en concreto en la Sala de las Cuatro
Estaciones (la distribución de esas escenas y su reproducción fotográfica puede
verse en Juan del Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del
Marqués. Madrid: Museo Naval, 1988, pp. 44-45).
[237].
Acteón...: el cazador Acteón,
mientras iba de caza con sus perros, vio bañarse desnuda a la casta diosa Diana,
que le castigó convirtiéndole en ciervo, de modo que sus propios perros le
devoraron. El asunto había sido tratado por Carlos de Praves en su poema
mitológico Fábula de Acteón y Diana, fechado el seis de enero de 1698 y
dedicado al Marqués de Almarza (vid. «Introducción»).
[238].
Cínico ... Macedonista: se
refiere a la tan conocida visita de Alejandro Magno a Diógenes el Cínico, quien
vivía austeramente en un barril, según cuenta Diógenes Laercio. Esta es la
fuente (Vitae philosophorum VI, ii, 38), y no Valerio Máximo (Factorum
et dictorum memorabilium libri novem IV, iii, ext. 4) o Plutarco (Vidas
paralelas XIV, 2-5). Alejandro le prometió muchos bienes, lo que el
filósofo rechazó, pues sólo le importaba tomar el sol; la gloria humana no era
nada ante la majestad de la naturaleza y el poderoso Alejandro no pudo derrotar
el desinterés de Diógenes. También refieren la anécdota Cicerón (Tusculanarum
Disputationum V, xxxii; De officiis II, vii), Séneca (De
clementia I, xix) y San Agustín (De civitate Dei V, xxiv), y entre
los españoles del Siglo de Oro, Gracián (El Criticón III, crisi 12) y
Zabaleta (Errores celebrados, Error XXI).
[239].
quiete: «Lo mismo que Descanso.
Tómase regularmente por la hora o el tiempo que en algunas Comunidades de
Religiosos se da para el sossiego» (DA).
[241].
diosa chipria: alusión perifrástica a Venus,
la amante de Marte, que, nacida en el mar, había pisado tierra por vez primera
en Chipre.
[242].
ni bien
envidiado...:
Praves desvirtúa el tópico horaciano renacentista del equilibrio, que tanto
sedujo a Fray Luis en su famosa doble quintilla «A la salida de la cárcel» (Poesías.
Ed. Oreste Macrí. Barcelona: Crítica, 1982, p. 250): «ni envidiado ni
envidioso.»
[243].
De Minerva el
árbol: se trata
del olivo, aludido aquí como símbolo de los estudios serios, que se contraponen
al cultivo de la poesía. Cf. los siguientes versos de Góngora, en los
que aprovecha el mismo simbolismo para elogiar la notable cultura del Conde de
Lemus: «En verdes hojas cano el de Minerva / árbol culto...» (Sonetos
completos. 5ª edición. Ed.
Biruté Ciplijauskaité. Madrid: Castalia, 1982, nº 148, vv. 9-10).
[244].
Cabalina: fuente fabulosa, consagrada a
las Musas, que nacía de la falda del monte Helicón y que Pegaso había hecho
brotar dando una coz en la roca (Caballinus es la latinización de Hipocrene;
cf. el prólogo de Persio a sus Sátiras: Nec fonte labra prolui
caballino / nec in bicipiti somniasse Parnaso / memini, ut
repente sic poeta prodirem). Es un cultismo muy usado por Lope: «Cese el
agua cristalina, / no sirva la cabalina / ya para mojar los labios, / que para
hacerlos más sabios / hay otra fuente divina» (Isidro VIII, 225).
[245].
en templo
pendía: en los
templos de la Antigüedad solían pender exvotos, como también en las iglesias
católicas. Buen ejemplo de ello es un santuario cercano al Viso del Marqués, el
de la Virgen de los Santos, por no hablar de la iglesia de dicha localidad,
donde cuelga nada más y nada menos que un cocodrilo.
[246].
poemas ... entendidas: la
lengua del XVII daba género femenino a los helenismos terminados en my-alfa:
La cisma de Ingalaterra, la fantasma, la reuma. Poco a
poco la situación empezó a ser vacilante, como se percibe en este mismo texto
más abajo, cuando dice «ocultos enigmas» (v. 174).
[248].
simpatía: lo que los griegos llamaron simpatía
lo tradujeron por calco semántico los latinos como compassio, esto es,
'sufrimiento común, compasión'.
[251].
Cf. Lucano (Farsalia I,
136-138): qualis frugifero quercus sublimis in agro / exuvias veteris
populi sacrataque gestans / dona ducum.
[254].
La encina es
símbolo de fuerza física o moral, y las coronas que se confeccionaban con sus
hojas se empleban para celebrar a los hombres que defendían la patria. Cf.
Lucano (Farsalia I, 356-358): Summi tum munera pili / Laelius
emeritique gerens insignia doni, / servati civis referentem praemia
quercum, y Alciato (Emblemas, CXCIX): servanti civem querna
corona datur.
[255]. Noto: «Uno de los quatro vientos
cardinales, que es el que viene de la parte del Mediodía, según la división de
la rosa náutica en doce vientos, y en veinte y quatro según los antiguos.
Llámase también Austro» (DA).
[256].
quesidro: parece referirse al quersidro
(cf. Lucano: Farsalia IX, 711: Chersydros), o quizá al
quelidro (ibíd.: chelydri), nombres ambos de serpientes anfibias.
[258].
familia: «La gente que vive en una casa
debaxo del mando del señor de ella», pero, más en concreto y «mui comúnmente
[...] el número de los criados de alguno, aunque no vivan dentro de su casa» (DA).
Debió de ser el Marqués de Santa Cruz quien dio esta orden de talar la encina,
como se desprende de lo doméstico del caso; vid. además lo dicho en la
nota a VI, 81.
[259].
pleitesía ... homenaje ... hidalguía:
el juego de palabras desemboca en la negación de la hidalguía del juez. Praves
utiliza el término pleitesía con el sentido de 'pleito' y nos advierte
maliciosamente que no hemos de interpretarlo con su verdadero significado
(«Fidelidad de lo que un hijodalgo ha prometido solenemente», Covarrubias: Tesoro),
similar al de homenaje («juramento solene, en favor del rey o señor», ibíd.),
debido a que el juez no es hidalgo.
[260].
«Vídose el
perro en bragas de cerro, fuése a peer y cagóse», «Vídose el perro en bragas de
cerro y maravillóse» y «Vídose el perro en bragas de cerro y no conoció a su
compañero» (Correas).
[261].
vara: la de la justicia.- colativa:
además de su recto significado (vid. nota a III, 98), se sugieren por
paronomasia sentidos asociados de alguna forma con colar, como el de
'escapatoria', esto es, 'refugio para los que han cometido fechorías'.
[262].
treinta y dos
del pico...:
el número de piezas dentarias, tomando pico por 'boca'. El sentido del
pasaje ha de ser que la criada se toma la justicia por su mano, sin atender a
trámites legales, y da un mordisco al juez.
[263].
vigilias...: parece tratarse de un
tirón de orejas y de un puñetazo en los ojos (se evoca además otra acepción de vista:
«reconocimiento primero, que se hace ante el Juez con relación de los autos, y
defensas de las partes para la sentencia», DA). Este uso de vigilia
puede estar relacionado con su acepción germanesca («la trompeta del verdugo», DA),
aunque también cabe tener en cuenta el sentido de 'víspera de una festividad',
puesto que el encuentro con la criada es para el juez una inesperada víspera de
su entrevista con el Marqués.
[264].
Midas...: el rey Midas, por ser el
único que votó a favor de Pan en la contienda musical que sostuvo con Apolo,
recibió las iras de este en forma de unas larguísimas orejas de asno que
escondió como pudo bajo una tiara.- ripia: «Tabla delgada, cortada sin
sierra, y sin arte ni regla: y también llaman assí las costeras que quedan de
los maderos que assierran» (DA).
[265].
accidentes: «Llaman los Médicos la
enfermedad, o indisposición, que sobreviene y acomete, o repentinamente, o
causada de nuevo por la mala disposición del paciente» (DA).
[268].
causa: 'pleito criminal'.- haciendo
causa: «Formar el processo al reo del delito que ha cometido, para acusarle
por lo que consta de él y darle la sentencia» (DA).
[269].
piececitas: 'piezas de autos', esto es,
«el conjunto de papeles cosidos, pertenecientes a una causa» (DA).
[270].
despicas: 'vengas, te vengas de un
pique', aunque aquí se juega con un segundo sentido: 'quitar a las gallinas la
extremidad del pico para evitar que hieran a las demás'.
[271].
flema...: es, de los cuatro humores,
el opuesto al colérico. Se contrasta la actitud resuelta y valiente de la
criada con la cobardía del pueblo, que ya se ha puesto de relieve en los vv.
237-240.
[272].
Zenobia: famosa reina de Palmira (cf.
Trebelio Polión, «Los treinta usurpadores», Historia Augusta, XXX).
Zenobia era, por así decir, una Cleopatra casta y de costumbres hombrunas:
montaba, cazaba, bebía y caminaba con los soldados y se envanecía de descender
de la reina de Egipto. Los antiguos se admiraban de su saber, su prudencia y
sus talentos verdaderamente propios de hombres, que ejerció para mantener la
paz en Oriente. Prefería ser venerada según el lujo persa. Fue derrotada en el
273 por Aureliano, quien la llevó orgulloso en su triunfo.
[273]. Tomiris: reina de los escitas en el
siglo VI a. de C.; la aduce Valerio Máximo (Hechos y dichos memorables,
IX, x, ext. 1) como ejemplo de venganza: «Tomiris, después de haberle cortado
la cabeza a Ciro, la introdujo en un odre lleno de sangre humana, a fin de
reprochar la insaciable sed de sangre que había tenido este rey. Al mismo
tiempo vengó a su hijo, a quien Ciro había matado» (traducción de Fernando
Martín Acera [Madrid: Akal, 1988]).
[274].
basquiñas: 'ropa o saya que traen las
mujeres desde la cintura al suelo, con algunos pliegues y con bastante vuelo'.
[275].
en cifras ... en cifra: en el
primer caso, se habla de cifra como 'número' (en el manuscrito, a cada
estrofa se le asigna uno, que nosotros reproducimos), pero también se emplea la
expresión en cifra con el significado de 'compendiosamente, con
brevedad'; esa misma expresión, sin embargo, significa en el segundo caso 'con
oscuridad y misterio', por entenderse cifra como 'clave para encubrir un
documento escrito'.
[276].
siempre viva: léase también siempreviva,
flor asociada a la fama y a la historia (cf. Cesare Ripa: Iconología.
Trad. Juan y Yago Barja. Madrid: Akal, 1987, t. I, p. 478).
[278].
pensionista: 'el que cobra la pensión',
entendida esta como 'carga impuesta sobre el disfrute de alguna cosa'.
[279].
engañifa: en el manuscrito,
«enganifa».- El griego ... Circe: Ulises, el que mejor parecía
entre los griegos cuando se sentaban a pensar, frente a Aquiles, que parecía
mejor cuando se levantaban, engañó a los troyanos mediante el artificio del
hueco caballo de madera, pero sin embargo fue retenido largo y falso tiempo por
los hechizos de Circe, la maga de Ea.
[280].
Cf. la letrilla «Ande yo caliente...»,
de Luis de Góngora: «Coma en dorada vajilla / el príncipe mil cuidados, / como
píldoras dorados; / que yo en mi pobre mesilla / quiero más una morcilla / que
en el asador reviente, / y ríase la gente» (Letrillas, pp.
115-116).
[281].
César ... Pompeyo...: alude a
las muertes de Pompeyo, en Egipto, y de César, apuñalado en el Capitolio de
Roma, a los pies mismos de la estatua de Pompeyo, su enemigo, según cuenta
Suetonio. Quizá Praves conocía el romance endecasílabo de José de Solís y
Gante, Marqués de Castelnuovo, «Detestando la bárbara política de Ptolomeo en
la acción de cortar la cabeza a Pompeyo», que estaba compuesto ya en 1713,
cuando se reunieron él y otros para fundar la Real Academia de la Lengua
Española.- egipcia: concuerda con «cuchilla».
[282].
Nabal Carmelo: Nabal, que significa 'necio'
en hebreo, fue un riquísimo ganadero, marido de Abigaíl, con tierras en el
Carmelo. Al haberle negado a los servidores de David la comida y empero haber
celebrado un gran banquete en que se emborrachó, David planeó arrasar sus
tierras y matar a sus hijos varones, lo que impidió su mujer, sin decirle nada,
presentándose con ofrendas a David, quien le perdonó. Al enterarse Nabal, y
también por castigo de Yahveh, murió a los pocos días y David se casó con Abigaíl.
Cf. 1 Samuel< XXV, 2-42.
[283].
Alejandro...: poseyó tantas virtudes
Alejandro Magno, que sus defectos pasaron casi desapercibidos. Uno de ellos,
según cuentan Quinto Curcio y Plutarco, entre otros, era emborracharse hasta el
punto de llegar a matar a un amigo de su infancia, Clito. Tiene que ver con el
tema de la ambición, porque este le reprochó que olvidara lo que debía a Filipo
y a otros que sabían pelear tan bien como él.
[284].
Amón...: durante el esquileo,
Absalón, hijo rebelde del rey David, hizo venir junto a él a su hermano Amnón
y, so pretexto de vengar el ultraje hecho a Tamar, dio orden de matarle por
ambición de ser único príncipe heredero (cf. 2 Samuel XIII,
23-29).- esquila: 'esquileo, acción de esquilar'.
[285].
Absalón...: cuando trotaba en un mulo,
Absalón quedó prendido por sus largos cabellos de la copa de una gran encina,
«entre el cielo y el suelo»; al enterarse Joab, y creyendo hacer un bien a su
rey, lo traspasó con tres dardos (cf. 2 Samuel XVIII, 9-18). El
dolor de David fue terrible, pues hubiera preferido morir él en su lugar (ibíd.
XIX, 1); por eso dice Praves que «quitó [...] en una dos vidas».
[286].
Ramillac...: el católico Ravaillac
asesinó al rey francés Enrique IV en 1610. Tras ser torturado, se le ejecutó.
[287].
Isis...: alude a la novela romana Metamorphosis,
conocida como El asno de oro, de Lucio Apuleyo. En ella un aristócrata
romano es transformado en asno y sólo recobra su estado normal cuando come
rosas, por piedad de la diosa Isis. Cf. Quevedo (Poesía original
completa, nº 639, vv. 269-279): «Eres como el asnillo de Isis santa /
cuando el honor de la deidad aceta. / Pues, viendo arrodillada gente tanta /
que su llegada solamente espera / y que éste alegre danza y aquél canta, / se
para, hasta que a fuerza de madera / con los palos transforman el jumento / en
ave velocísima y ligera, / diciendo: 'este divino acatamiento / no se hace a
ti, sino a la excelsa diosa / que encima traes, con tardo movimiento'.»
[290].
líbero
adbitrio
... física piedra...: expresa que es nuestro libre albedrío el que hace
al hombre ver lo que desea falsamente apetecible, como la piedra filosofal
(«física piedra») transformaba en oro el plomo.
[291].
Heraclito ... Democlita: es un
tópico de la poesía y del arte del Siglo de Oro estimar a Demócrito como
filósofo que se ríe de la estupidez humana, y a Heráclito, como que la llora. Cf.,
por ejemplo, el soneto de Hernando de Acuña «De tu tristeza, Heráclito, me
espanto...» (Varias poesías. Ed. Luis F. Díaz Larios. Madrid: Cátedra,
1982, p. 265).
[292].
halle: en el manuscrito, «alla».
Como alternativa a nuestra corrección, puede suponerse un caso de yeísmo y
transcribir haya.
[293]. calzas atacadas: 'vestidura que cubría piernas
y muslos y se unía a la cintura con agujetas'; era ya muy antigua en tiempos de
Praves. Se juega con la expresión hombre de calzas atacadas, con que se
moteja al «mui observante, y amigo de las ceremonias y usos antiguos, y que no
admite, ni gusta de las modas y libertades nuevamente introducidas» (DA).
[294].
es otro
tiempo en España:
aparte del sentido más general de estas frases, subyace la intención de
significar que se han acabado los tiempos de los Austrias y ya las costumbres
son otras.
[295].
moneda que no
pasa: 'moneda
adulterada con mucho cobre' o 'calderilla antigua que no circula apenas'.
[296].
convento de
Nuestro Padre San Francisco: este monasterio del Viso, hoy desaparecido, fue el primero de la
Orden Franciscana de Capuchinos establecido en España; construido entre los
siglos XVI y XVII, en él fue enterrado el primer Marqués de Santa Cruz, así
como el propio Praves, según consta en su partida de defunción (vid.
«Introducción»).
[297].
Can celeste: la constelación de los perros
de caza señala el principio del verano. Estas imágenes astronómicas son propias
de Góngora y se remontan a Lucano, también cordobés.
[299].
en blanco: «Llámase assí la talla antes
de dorarse, o pintarse» (DA); se evoca evidentemente la expresión quedarse
en blanco, y quizá también el refrán, en forma de soleá, «Vilo blanco, no
sé si es gordo, o si es delgado», «con que se moteja a los que se pagan de la
apariencia de las cosas sin examinar su calidad» (DA).
[300].
retablo de
duelos: «Locución
metaphórica, que significa el cúmulo, agregado o conjunto de trabajos, miserias
y pesares en un sugeto, representadas y a la vista» (DA).
[301].
mementos: «Aquellas dos partes del
Canon de la Missa, en que se ofrece el Sacrificio por vivos y difuntos. El
primero es el de vivos, antes de la consagración, y el segundo el de difuntos
después de ella: y en uno y otro se detiene el Sacerdote a orar un poco, por
aquellos que tiene obligación o voluntad. Díxose de la primer voz con que
empiezan estas oraciones» (DA).
[302].
omnium
circunstantium
... Dominus tecum: el deseo frustrado de que el Marqués de Santa
Cruz se encuentre entre los del pueblo (omnium circunstantium) le hace a
Praves devolverle el desaire con un Dominus tecum, frase del episodio
evangélico de la Anunciación ('el Señor es contigo'), pero también fórmula de
despedida latina fría y afectada que se usaba con los importunadores (cf.
P. Alzieu, et al. [eds.]: Poesía erótica del Siglo de Oro, pp.
138-140).
[303].
menores ... lo grande...: el
sentido es 'creerán que son franciscanos de la rama de los menores, ya que
falta un Grande de España como es el Marqués'.
[304].
el
complemento:
ya entonces se llamaba «Viso del Marqués» al que antes había sido «Viso del
Puerto».
[307].
Más adelante
se dan detalles concretos sobre el asunto de este romance: vid. XXXI,
«Motivos para predicar este sermón», y especialmente XXXII, que es una carta de
Praves en respuesta a otra del fraile sobre el que aquí se trata; este era el
Padre Juan Escarcha, franciscano, que había predicado en la parroquia del Viso
el 6 de diciembre de 1711.
[308].
aliatares: quizá se trate de la
generalización a todos los musulmanes del nombre propio del moro Alatar o
Aliatar, suegro de Boabdil, que, según el romance «De Granada parte el moro /
que Alatar se llamaba... », fue (ficticiamente) decapitado por el Maestre de
Calatrava (el violento Rodrigo Téllez Girón, de quien tanto habla el calatravo
cronista Rades, o bien su sucesor, Garci López de Padilla), aunque en realidad
histórica quien pereció en el cerco de Loja fue el Maestre (cf. Menéndez
Pelayo: Antología de poetas líricos castellanos. Buenos Aires:
Espasa-Calpe, 1952, t. VI, p. 229). Por paronomasia, se alude despectivamente
con el término aliatares a la «alianza» contra los hispanofranceses en
la Guerra de Sucesión.
[310].
la dehesa: la del concejo del Viso era
muy reducida (alrededor de 500 hectáreas, en cálculo de M. Corchado Soriano: Estudio
histórico-económico-jurídico del Campo de Calatrava. Parte III: Los pueblos y
sus términos. Ciudad Real: Instituto de Estudios Manchegos-Diputación
Provincial, 1982, p 563).
[311].
escamado: es este un temprano ejemplo
del término en su acepción familiar de 'receloso', que no recoge el DA
(aunque sí registra, en cambio, escamonearse: «Rezelarse, resentirse, y
como rehusar y no querer hacer alguna cosa») y cuya primera documentación
(según el DCECH, s.v. escamar) se encuentra en el Diccionario
de Terreros, medio siglo posterior a Praves. El «Moreno» que aquí se menciona
quizá sea el juez que tan mal parado sale por el asunto de la encina en los
poemas IX, 217-304 y XXX.
[312].
tendió la
juncia: lo
contrario que «vender juncia» ('jactarse sin motivo'); hoy diríamos «arrió o
recogió velas».
[313].
jeringa ... ayuda: ambas
significan 'lavativa', si bien jeringa tiene aquí el valor añadido de
«instancia, o porfía enfadosa, y molesta, que inquieta, y dessazona» (DA).
El uso de terminología médica se debe a que Praves estaba enfermo, pero quizá
también a que este Clemente que habla sea el médico Felipe Clemente cuya boda
se celebra en el poema V y a cuya jerga parece referirse Praves con «la
elocución que usa».
[314].
sombrerero: a los sombreros se les
llamaba en Andalucía tornagritos, y Quevedo, retirado a sus torres de
Joray (Poesía original completa, romance 711), escribe que «la lechuza
ceceosa / entre los cerros da gritos: / que parece sombrerero / en la música y
los silbos». Los sombrereros debían de hacerse anunciar con alguna onomatopeya
o silbo especial.
[315].
utensilio: aquí vale 'contribución,
beneficio o paga' en general, pero se usa más cabalmente como término militar
equivalente a «la contribución, que dan los Patrones a los Soldados en los
alojamientos» (DA).
[317].
Bolillos...: el apodo no parece tener
que ver con los cilindritos de madera con que se orienta el hilo en la
confección de los encajes y randas que particularizan la artesanía almagreña;
más bien ha de asociarse con otras dos acepciones: «En la mesa de trucos [juego
antecesor del actual billar] es un hierro de un xeme de alto, que está elevado
hacia una de sus cabeceras, contrapuesto a la que llaman barra, el qual sirve
para cubrir las bolas, y que algunas no se puedan dar por derecho, y para otros
lances del juego»; también, «unos palillos largos de massa de rosquillas, que
se hacen en las confiterías, y sirven para quando se saca de beber en las
visitas» (DA).
[318].
lanuda: es metafóricamente 'ingenua,
ignorante', significado que no recoge el DA. Góngora, motejando de
torpes a los que leen obras de Lope, y en particular la Jerusalén
conquistada, dice «con La Epopeya un lanudazo lego» (Sonetos
completos, nº XXXIII, v. 5).
[319].
levantó ... figura: 'se levantó
del escaño, componiendo una visión ridícula', no 'levantó o alzó figura
astrológica (carta astral)'. Figura se llama «jocosamente al hombre
entonado, que afecta gravedad en sus acciones y palabras» y, por extensión, al
«hombre ridículo, feo y de mala traza» (DA); el hecho de que Praves
utilice esta palabra, que además servía para designar a los personajes
representados por los comediantes, indica que es consciente de la índole casi
entremesil del romance.
[320].
de posturas: el sentido más legítimo
parece ser «el precio que el comprador pone a alguna cosa, que se vende o
arrienda, particularmente en almoneda o por justicia», según la cuarta acepción
del DA; el matiz de 'condicional' o 'provisional' lo daría la quinta
acepción del mismo: «condición o calidad que se pacta o concierta entre dos o
más personas». Por otro lado, postura se llama a «la acción de poner o
plantar árboles tiernos, o plantas» y «asimismo las plantas y arbolicos
tiernos, que se trasplantan de un lugar a otro» (DA).
[322].
Conde de
Parsén: José
Cernesio y Perellós, tercer Conde de Parcent, nombrado grande de España de
segunda clase el 10 de julio de 1709 por real despacho del 15 de agosto. Era
marido de Mencía de Pimentel y Bazán, hermana de D. Álvaro, el mecenas de
Praves y séptimo Marqués de Santa Cruz. Fue de los pocos nobles catalanes que
se opuso a Cardona y militó bajo las banderas de Felipe V (cf. Vicente
Bacallar y Sanna, Marqués de San Felipe: Comentarios a la Guerra de España e
historia de su rey Felipe V el Animoso. Madrid: Atlas, 1957, p. 100). El
título fue concedido el 10 de julio de 1649 a su abuelo, Constantino Cernesio y
Odescalchi, de una familia que dio al Papa Inocencio XI (cf. García
Carraffa: Diccionario heráldico y genealógico, y Julio de Atienza: Nobiliario
español. 3ª edición. Madrid: Aguilar, 1959).
[323].
Esta silva de
pareados, donde se describe la entrada del Conde, o más bien la de los animales
que sirven de montura a su séquito, no tiene, contra lo que pudiera parecer,
nada en común con la Burromaquia de don Gabriel Álvarez de Toledo, poeta
contemporáneo de Praves. El cura del Viso empieza parodiando la dedicatoria
apócrifa de la Eneida (Ille ego qui quondam gracili modulatus avena
/ carmen, et egressus silvis, vecina coegi...), aunque a través de los
versos de Lope, del cual imita el comienzo y varios pasajes de La gatomaquia,
que, dedicada a su hijo «Lope Félix del Carpio, soldado en la Armada», alude en
la silva primera (vv. 40-42) al segundo Marqués de Santa Cruz, con quien fueron
a Túnez Micaela de Luján y Lope Félix, siendo éste muy joven. El poema épico
paródico se encuentra en las Rimas de Tomé de Burguillos, conocidas por
Praves cual demuestran las endechas en que describe su vida cotidiana (XX,
189-192). Los versos iniciales del Fénix son: «Yo, aquel que en los pasados /
tiempos canté las selvas y los prados, / éstos vestidos de árboles mayores, / y
aquéllas de ganados y de flores...»
[324].
logré los ... aplausos y favores
... del áulico galeno: se refiere al 'médico palaciego' («áulico
galeno») que le dio los bollos de chocolate de parte del Marqués de Santa Cruz
(vid. III); «el aura» ('brisa', pero también 'favor, aplauso, aceptación
general') difundió el regalo recibido «en flores» («dicho agudo y elegante con
que se adorna algún escrito, u oración», DA), es decir, en los propios
versos de Praves.
[325].
triaca...: «Antiguamente llamaron así
a varias composiciones que servían de antídotos contra el veneno: el inventor
de la triaca fue Andrómaco, Médico de Nerón Emperador. La triaca de Roma, y
Mompeller son mui nombradas, la base principal es la carne de víbora»
(Terreros); de ahí que, metafóricamente, signifique 'remedio de algún mal,
sacado del mismo daño'. La sarta de reproches que Praves, en el poema III,
dirige al médico que le suministró los bollos, se resume aquí en una sola
frase, en la que se nos viene a decir que era tan sumamente malo el mencionado
médico, que en sus curas se cumplía el proceso inverso al de la elaboración de
la triaca, es decir, que de ella sacaba veneno. La mala fama de los médicos era
proverbial ya antes de que Quevedo los hiciera objeto de burla.
[326].
araña ... abeja...: en el
«Sermón» del Día de los Inocentes que se encuentra en el manuscrito (vid.
XXXI) se contiene una explicación de este concepto: «Liba las flores la abeja
al tiempo que la avispa o la araña, y de unas mesmas flores fabrica la araña
ponzoñoso veneno, y la abeja, triaca en miel y cera para holocaustos. ¿En qué
está el misterio? ¿En qué el regalo? ¿En qué el útil? ¿En qué el nocivo veneno?
¿En qué el mortífero narcótico? ¿En la flor? No; está en el corazón y entrañas
dañadas de la araña el daño, y en el sano corazón de la abeja el provecho.» Por
otro lado, existen refranes que lo declaran: «Cuanto zuga la abeja, miel torna,
o cuanto la araña, ponzoña» (Correas), «Cuanto suga el abeja se torna cera y
miel, y cuanto la araña, veneno y hiel» (Martínez Kleiser).
[327].
que oreja
inficionaron:
es posible interpretar esta construcción sintáctica haciendo equivaler «que» a cuyo
y asignándole como antecedente el «Yo» del primer verso; tal estructura no es
inusitada en Praves, que en ocasiones sustituye cuyo por que +
posesivo (por ejemplo, en XXIII, 89-90, y en XXVIII, 204), y en otras lo hace
por que + artículo (XVII, 6-7; XVIII, 99-100; XXVIII, 103-104 y 126).
Entendido esto así, puede verse en los vv. 10-14 una alusión a las calumnias de
que fue objeto nuestro poeta y que denuncia en diversos lugares (I, 36; XIX,
65-84 y apostilla).
[328].
el oído para
el feto
... pare por la oreja: se alude a la conocida broma teológica de que, ya
que las monjas imitan a María siempre virgen, que concibió por la oreja (en
opinión de los Santos Padres), habían ellas de parir también por allí, lo que
se relaciona con su costumbre de tener enamorados platónicos que les hablaban y
leían versos, muy censurada por los moralistas de la época y de la que se burla
Quevedo en El buscón. Por otro lado, existe la superstición de no hablar
de nada malo referente al niño que ha de nacer a las embarazadas, porque pueden
oírlo los fetos y malograrse.
[329].
Las series de
tres calificativos casi sinónimos caracterizan cierta corriente del ars
narrandi barroco (vid. nuestra «Introducción»).
[331].
Cf. Lope (La
gatomaquia, silva primera, vv. 14-16): «Vosotras, musas del castalio coro,
/ dadme favor, en tanto / que con el genio que me distes canto...»
[332].
narrativa: «Lo mismo que Narración,
especialmente en lo forense», pero aquí más bien ha de tomarse como «habilidad
u destreza en referir o contar las cosas» (DA).
[333].
La imitación
de La gatomaquia se hace aquí menos estrecha: «Tú, don Lope, si acaso /
te deja divertir por el Parnaso / [...] con el marqués famoso / de mejor
apellido, / como su padre, por la mar dichoso» (silva primera, vv. 25-26 y
40-42).
[334].
Numen de
Delfos...: 'el Sol
(Apolo, conductor del carro solar, que tenía en Delfos su oráculo) había
llegado a la mitad de su camino', esto es, 'era mediodía'.
[335].
cirenisa: parece un neologismo formado
a partir del nombre de Simón de Cirene, personaje que ayudó a Cristo a sostener
la cruz durante el trayecto hacia el Calvario. Es una de las típicas alusiones
del estilo gongorino.
[336].
cimbalillo: 'campana pequeña que en
catedrales y otras iglesias se toca después de las campanas grandes, para
entrar en el coro'; también se usaba en los conventos de monjas para avisar que
venía una visita masculina, de manera que las monjas pudieran recluirse antes
de que llegara.
[337].
Hay una
alusión pícara: «Al toque de cimbalillo echa a correr el monaguillo», refrán
que extrae Martínez Kleiser de Rodríguez Marín. También es de notar una clara
reminiscencia de «Las cuatro estaciones del día», de Salazar: «Pero tú, hijo de
Marte, / amor cruel y fiero, / en fin, de un dios guerrero / engendrado y
nacido / para nocivos fines, / para daños, estragos y temores / entre el
tintirintín de los clarines / y entre el tantabalán de los tambores...» (Cythara
de Apolo, vol. I, p. 72).
[338].
Se observa un
orden riguroso en la entrada del séquito (esclavas, pajes, etc.), similar al
que se guardaba al entrar en un pueblo el noble que lo regía, como puede verse
en la visita que a sus estados hizo el décimo Marqués de Santa Cruz, José
Joaquín de Silva, en 1774, según relata José de Viera en su Viaje a la
Mancha (Morel-Fatio: Études sur l'Espagne, pp. 387-413).
[339].
llevó la
palma: obsérvese
la ironía: la palma es signo de victoria, y llevarse la palma es
'destacar o sobresalir entre varios'; pero, como ha citado a un cuadrúpedo
antes, la comparación es burlesca.
[340].
fontanche: «Moño alto sobre la frente,
adornado con cintas, de que usaban las mugeres. Es voz Francesa» (DA).
[341].
Balán: Balaam, personaje bíblico,
enviado por el rey moabita Balaq a maldecir al pueblo de Israel; pese a los
golpes que le daba, su burra mostraba un comportamiento extraño, motivado por
la presencia de un ángel que le estorbaba el camino y que Balaam no veía (cf.
Números XXII, 22-35); el sentido del pasaje es, pues, caracterizar al
animal como muy terco y muy noble. Quevedo compuso un soneto sobre este tema,
ponderando cuántas veces es obedecido Dios más por una mala bestia que por un
mal ministro: «A maldecir el pueblo, en un jumento / parte Balán profeta,
acelerado... » (Poesía original completa, p. 164).
[342].
Cf. la descripción que Cervantes
hace de Maritornes: «del un ojo tuerta y del otro no muy sana» (Quijote
I, cap. XVI); también Lope (La gatomaquia, silva II, v. 226): «de un ojo
resmellado y de otro tuerto...»
[343].
manco...: significa aquí
'inutilizado, estropeado', y no 'tullido' o 'cercenado'; Cervantes, «el manco
de Lepanto», tenía las dos manos, pero una inútil.
[345].
voleada: 'con un aro en la nariz', por
semejanza con la argolla que tiene la volea de los carruajes.
[347].
granzones: «El desecho de la paja que
dexa el ganado, ordinariamente en los pesebres, por ser lo más duro de ella» (DA).
[348].
atlantes: se equipara la carga de las
bestias con la de Atlas, el mitológico sostenedor del orbe.
[349].
Valenzuela: acaso sea un apodo chusco,
porque había un tipo de caballos, muy estimados, llamados valenzuelas o guzmanes.
[350].
Tanta
burlesca exageración del sentimiento se relaciona con el «carácter patético de
la narración» propio del género de narración «amplificado y ornamentado» de la
escuela helenístico-bizantina de retórica barroca (cf. Elena Artaza: El
ars narrandi en el siglo XVI español. Teoría y práctica. Bilbao:
Universidad de Deusto, 1989, p. 269).
[351].
sepancuantos ... semideo ... coco
de serranos: era función agregada a la de pregonero la de verdugo, y ambos
oficios desempeñaba el personaje descrito en estos términos por Praves: sepancuantos
es 'golpe, zurra' con que el verdugo «abre brecha» en las carnes, pero a la vez
es la lexicalización de la fórmula sepan cuantos, con que empezaban las
notificaciones de la justicia divulgadas por el pregonero; semideo se
llama burlescamente a este último por usar en sus llamadas un cuerno, ya que
con dos representaban los antiguos a algunos de sus dioses; por último, el
verdugo es coco de serranos o 'bandoleros'.
[352].
embudo: se refiere a cada uno de los
agujeros de la nariz, como se deduce del cotejo con un pasaje de las Rimas
humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, de Lope de Vega:
«dando más estornudos / que los tabacos dan por los embudos» (Obras poéticas,
p. 1430). En otro pasaje (VII, 23) censuró también Praves la costumbre de
aspirar rapé (tabaco en polvo). Aparte del sentido figurado de «trampa, engaño
artificioso, y casi lo mismo que embuste» (DA) que tiene embudo,
y en relación con diversos refranes («La ley del embudo: para mí lo ancho y
para ti lo agudo»; «Teólogos son embudos: para ellos lo ancho y para los demás
lo agudo»; «Teólogos, anchos de conciencia como embudo de taberna: para sí
ponen lo ancho y lo angosto para los otros»; «Teólogo, ancho y angosto de
conciencia como embudo de taberna: para sí pone lo ancho, y para otros lo
angosto»), es preciso tener en cuenta aquí que los capellanes de los
regimientos (poco antes tercios), y particularmente el capellán mayor de los
ejércitos, contaban la facultad de conocer de las causas de los soldados que
pertenecían al fuero eclesiástico y de absolverlos de todos los pecados,
excepto los que limita la bula de Inocencio X (data de 24 de septiembre de
1664), que concede esta jurisdicción; Praves habla de «capellán del tercio del
embudo» porque disculparía los desmanes cometidos contra los civiles aplicando
las leyes de ese fuero (sobre las amplias prerrogativas, beneficios y poderes
de estos codiciados cargos y los que aún más obtendrían, cf. Georges
Desdevises: La España del Antiguo Régimen. Madrid: Fundación
Universitaria Española, 1989, p. 486). Por último, viniendo de Andalucía el
cortejo del Conde de Parsén, bien puede estar evocado un embudo sevillano
o borrachera de grandes proporciones (cf. Germán Suárez: Léxico de la
borrachera. Cádiz, 1989, pp. 124-125).
[353].
sabe la letra...: con la expresión saber
o tener mucha letra «se da a entender, que alguna persona es
bastantemente sutil y astuta, para su gobierno, y que sabe más de lo regular» (DA);
por consiguiente, lo que se dice es que el capellán es astuto, pero no sabio.
[354].
tiene, malo,
la que hijo de vecino: el manuscrito separa las palabras de este verso de la siguiente forma:
«tiene ma lola que hijo de vecino». Rehacemos la frase según lo que creemos es
la lectura más contextual, cuyo significado es 'no cuenta con más ciencia que
la de cualquiera, es un ser vulgar'.
[357].
cabezón: contra los vanos y vanas en
traje y gala exterior existía el refrán «Tenga mangas y cabezón, siquiera tenga
falda, siquiera non» (Correas). El equipamiento de don Raimundo es el de un
cortesano afeminado. El cabezón era una lista o tira de lienzo que rodea
el cuello y se prende con botones; de ella pende la camisa. También es la
cabezada o correaje del caballo.
[358].
catanla: 'cotorra'; es término
anómalo, puesto que se forma a partir de un diminutivo lexicalizado catanlica,
que no deriva de catanla, sino de Catalina, aunque su origen
quede oculto debido a los fenómenos de síncopa y metátesis que sufre la forma
primigenia catalinica.
[359].
mojiganga: «Fiesta pública que se hace
con varios disfraces ridículos, enmascarados los hombres, especialmente en
figuras de animales» (DA).
[361].
chirriones: «Carro en forma de caxa, de
dos ruedas y pértigo mui fuerte, con mucho herrage, y abundancia de volanderas,
por lo qual hace un chirrío áspero, recio, e inaguantable, de donde vino a
llamarse Chirrión» (DA).
[363].
Es este un
soneto humorístico, pero no exento de carga social para la época, como denuncia
de los desmanes ocasionados por los ejércitos en tiempo de guerra; en la
respuesta al papel del Padre Escarcha (XXXII) se explica el temor del pueblo:
«Fúimoslo [vasallos] infelices de tropas infieles y de dueño ajeno...» Es de
notar que el primer terceto es hipométrico en sus dos primeros versos, los
cuales, sin embargo, forman unidos un endecasílabo.
[365].
balandranes: «Vestidura talar ancha, que
no se ciñe, y por la parte que cubre los hombros penden de ella unas como
mangas perdidas largas. Hácese de paño, u otro género de lana, y usan de ella
los Colegiales y Eclesiásticos dentro de casa, para su abrigo y comodidad» (DA).
[366].
tren: «El aparato, y prevención de
las cosas necessarias para algún viage, u expedición de campaña», o también «la
ostentación, o pompa en lo perteneciente a la persona, o casa» (DA).
[367].
en pan-nada: calambur. El capitán viene a
comer y a no dar nada a cambio, pues los soldados se debían alojar en casa de
los vecinos; el palacio del Viso servía de cuartel a las numerosas tropas que
pasaban de un bando o de otro durante la Guerra de Sucesión, y los lugareños
estaban hartos de expolios. Hay juego de palabras con hacer una empanada,
esto es, «haver havido ocultación de algunas cosas en algún negocio u
dependiencia, para conseguir lo que se pretende, aunque sea con perjuicio
ajeno» (DA).
[368].
menudo: «el vientre, manos y sangre
de las reses que se matan» (DA); son ingredientes del mondongo
que se menciona en el v. 8.
[369].
las envasaba: se refiere a las morcillas
del mondongo, que le valen a la «gran señora» «el don de morcillera de cámara».
[370].
don: es motivo muy corriente en la
literatura áurea la crítica del abuso que se llegó a hacer del tratamiento de don.
A modo de ejemplo, entre los muchos que pueden citarse, valga el siguiente: «Y
es de advertir que en todos los oficios, artes y estados se ha introducido el
don: en hidalgos, en villanos y en frailes [...] Yo he visto sastres y
albañiles con don y ladrones y galeotes en galeras. Pues si se mira en las
ciencias: clérigos, millares; teólogos, muchos; letrados, todos.» (Quevedo:
«Sueño de la Muerte», en Sueños y discursos. Ed. Felipe C. R. Maldonado.
Madrid: Castalia, 1972, p. 196).
[371].
yo: la ortografía del manuscrito
permite suponer un juego de palabras, por alusión al menudo, con Ío, que
entraría en composición con Mariquilla. Ío fue uno de los innúmeros
amores de Zeus, que la transformó en vaca por miedo a las iras de Hera, la cual
se enteró y la puso en custodia de su pariente, el pastor de cien ojos Argos,
aunque de nada sirvió porque Hermes, el diestro embaucador, consiguió cerrarlos
y matarlo para entregársela a Zeus. Esta historia se halla representada en una
de las salas altas de la parte oeste del palacio del Viso del Marqués (cf.
Juan del Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del Marqués,
pp. 48-49).
[372].
Mariquilla: vid. nota a IX, 6. El
personaje folclórico de Marica es recogido por numerosos refranes, al igual que
en este soneto, como prototipo de mujer sexualmente desenvuelta: «Mariquita,
dame un beso.- No está el culo para eso», «Mariquita, haz canillas.- Pero
Calvo, teje tú», «Mariquita, si quieres que te espulgue, cierra la puerta y
mata la lumbre», etc. (Correas). De este aspecto se hace eco la lírica obscena
del Siglo de Oro; así, la letrilla «Marica jugaba / con un frailecillo de
haba», o el romance «Marica, la de la viuda, / y Perico, el del Doctor...» (Poesía
erótica del Siglo de Oro. Ed. P. Alzieu, R. Jammes y Y. Lissorgues.
Barcelona: Crítica, 1984, núms. 86 y 139). Conviene añadir que Marica es el
nombre de la enamorada burlesca de Salazar, poeta bien conocido por Praves.
[373].
Macías: poeta hispano bajomedieval,
célebre, más que por su obra, por la leyenda que le valió el sobrenombre de el
Enamorado y que hizo de él prototipo de amador que persevera hasta la
muerte; su fama se basa en sus amores con una mujer casada, cuyo marido lo
encarceló y asesinó.
[374].
corales ... morcilla: aparte la
clara alusión sexual, la morcilla se metamorfosea en las armas de Cupido;
también se alude a ella con «corales», por el color de la sangre con que se
rellena y porque los corales, al igual que las morcillas, pueden disponerse en
sartas.
[375].
mondongo: «Los intestinos y panza del
animal (especialmente del carnero) dispuesto, rellenas las tripas de la sangre,
y cortado en trozos el vientre, que llaman callos: y assí se guisa para la
gente pobre» (DA). También se usó en poesía erótica con el sentido de
'miembro viril'. Por otra parte, aquí la palabra posee connotaciones
significativas de don: «mondongo».
[376].
vano: 'inconsistente, vacío', pero
también, como sustantivo, 'parte del muro en que no hay apoyo para el techo o
bóveda, como los huecos de las ventanas y puertas'.
[377].
juro: puede interpretarse como
forma del verbo jurar, o como el sustantivo juro («En su riguroso
sentido vale derecho perpetuo de propriedad», y en segundo sentido, «pensión
annual que el Rey concede a sus vasallos, consignándola en sus rentas Reales, o
alguna de ellas: ya sea por merced graciosa, perpetua o temporal, para dotación
de alguna cosa que se funda, o por recompensa de servicios hechos», DA).
Esta alusión malintencionada admite más de una lectura.
[378].
Esta
composición emparenta con El sueño o El gallo, de Luciano, por su
arranque inicial (aunque aquí la crítica se centra en unas personas
determinadas y no en el misticismo pitagórico o el deseo de riquezas): un
gallo, en este caso un pavo, despierta a un durmiente y le cuenta su vida
pasada (cf. Luciano: Diálogos de tendencia cínica. Madrid:
Editora Nacional, 1976, pp. 225-254).
[379].
Morfeo...: se menciona el sueño como
tributo sacrificial a Morfeo, porque se creía que, si no se dormía, se
encolerizaba el dios.
[380].
especies
enviaba
... vaga anduvo: según la doctrina de Macrobio sobre los sueños, bebida
en la Onirocrítica de Artemidoro, esas «especies» que se envían a la
imaginativa son imágenes inimportantes del día transcurrido.
[381].
el martes del
estrago:
«En Aragón el rey don Jaime usaba de toda diligencia para sosegar el alboroto
de los moros, si pudiese por maña, y si no por fuerza. [...] hobo en diversas
partes muchos encuentros; cuándo los unos vencían, cuándo los otros. En
particular al tiempo que el rey estaba en Játiva, los suyos fueron destrozados
en Luxen: el estrago fue tal y la matanza que desde entonces comenzó el vulgo a
llamar aquel día, que era martes, de mal agüero y aciago» (Juan de Mariana: Historia
general de España, lib. 14, cap. 2).
[382]. pavicio: 'pavicidio'. Se podría
corregir “el robo y pavicidio”, ya que lo autoriza el usus scribendi y la
morfología del autor, quien en el poema XXXVIII crea el neologismo
“clericidio”.Se trata de una parodia del estilo leguleyo, por “robo y homicidio”.
[384].
Cf. Lope (La gatomaquia,
silva III, vv. 268-269): «No fueron en cocinas mis hazañas, / sino en galeras,
naves y campañas...»
[385].
corte la
pluma: el sentido
inmediato de la expresión es 'desplume', pero también 'se disponga a escribir',
ya que por cortar la pluma se entendía la preparación de la misma,
previa a su uso en la escritura. Se satiriza así el que los robadores del ave,
a pesar de su impericia, se atrevieran a componer «unas coplas» con que
«probaron al cura», según se indica en el epígrafe.
[386].
Tres fueron...: se sugiere, a la vista de
los dos versos anteriores, la frase tres al mohíno, que se usó para
significar la conjuración de algunos contra otro en el juego de cartas.
[387].
Licenciado
Cabra: este
perverso atormentador de estómagos vuelve a la literatura en esta línea, quizá
como homenaje al autor del Buscón. La «divinización» del vientre alude a
un conocido pasaje de Tertuliano donde ataca a los poseídos por el vicio de la
gula, para quienes “su Dios es su vientre, su templo el pulmón, el altar sus
intestinos, el sacerdote el cocinero, el Espíritu Santo el olor y sus profecías
y oráculos los eruptos”, y se relaciona con varios pasajes del capítulo III
(Libro primero) en que Cabra tiene por penitencia y ayuno su racanería y
ruindad, e implora Pablos que el padre de don Diego les saque de ese
purgatorio; cuando los criados de los pupilos se pelean por las sobras escasas
de la comida de sus señores, el dómine les dice: «Coman como hermanos, pues
Dios les da con qué. No riñan, que para todos hay» (se entiende, hambre); al
final, Cabra impide que un médico atienda a un alumno por no gastar y cuando se
le da la hostia, dice éste: «Señor mío Jesucristo, necesario ha sido el veros
entrar en esta casa para persuadirme que no es el infierno»; en el capítulo IV,
libres ya del pupilaje, Pablos y don Diego cuentan a don Alonso Coronel cómo
«en el mandamiento de No matarás, metía perdices y capones, gallinas y
todas las cosas que no quería darnos, y, por el consiguiente, la hambre, pues
parecía que tenía por pecado el matarla, y aun el herirla, según regateaba el
comer.»
[388].
Cecina: la cecina servía, como tapa,
para acompañar la bebida. Góngora, burlándose de la excesiva atracción por el
vino de Quevedo, acuñó unos versos a los que parece tal vez aludir Praves, en
los que confunde conscientemente Cecina con Mesina: «bajel, que
desde el Faro de Cecina / a Brindis, sin hacer agua, navega» (Sonetos
completos, nº XXXI, vv. 8-9).
[389].
alférez ... alferecía: es
chiste muy trillado. La alferecía es una enfermedad convulsiva muy violenta,
más frecuente en niños, con síntomas similares a los de la epilepsia.
[392].
Juno...: el pavo real o pavón, que
no el pavo común o de Indias (el animal se está pavoneando), se consagró a la
diosa Juno.
[393].
zampapal: zampapalo significa
'comilón', pero también «necio, bobo, o ignorante» (DA); aquí, sin
embargo, equivale más bien a 'estómago, buche'.
[394].
Una literaria
y entretenida relación de las fiestas que se hacían al Marqués, así como un
esbozo de los monumentos, industrias y peculiaridades de Valdepeñas, Santa Cruz
de Mudela y el Viso años después, se encuentran en el Viaje a la Mancha,
de José de Viera y Clavijo.
[395].
Pirois y
Flejón: Pirunte y
Flegonte, nombres de dos de los cuatro caballos de la carroza del dios Sol,
Helios.
[396].
Impíreo: el Empíreo, el más alto de
los círculos celestes, poblado (de ahí su nombre) por un fuego sutilísimo
llamado éter.
[398].
Arcadia...: Valdepeñas se halla cerca
de bosques y de una fuente que se encuentra en el paraje conocido como Los
Perales. Alude aquí tal vez al paisaje arcádico con que retrató Bernardo de
Balbuena su tierra en la novela pastoril Siglo de oro en las selvas de
Erifile (1608), que es en muchos aspectos una recreación de la Arcadia
de Sannazaro.
[399].
Febo y las
nueve ... del
Pindo: la mención de Apolo y las Musas ha de relacionarse con la existencia
de actividad literaria, quizá en forma de pequeña academia, en la casa del
Marqués de Santa Cruz en Valdepeñas.
[402].
Ya Góngora
comparó al Marqués de Santa Cruz con el sol, en un famoso soneto que empieza
«No en bronces, que caducan, mortal mano, / oh católico Sol de los Bazanes» (Sonetos
completos, nº 4). La composición de Góngora demuestra que conocía el
palacio del Viso al menos tan bien como Lope. Hay además una alusión concreta:
como cuenta la Miscelánea de Zapata, el Marqués de Santa Cruz recibió el
título de Grande de España porque el rey se compadeció de él al verlo estar sin
sombrero al cruel sol del verano (se obtenía la grandeza cuando el monarca
ordenaba a un noble cubrirse en su presencia); tras agradecérselo el Marqués,
dijo el rey «por el sol, señor Marqués, por el sol». Las connotaciones
referentes a la monarquía y la protección mutua entre vasallos y gobernantes
son patentes en la estrofa de Praves.
[403].
tantos
ingenios lo han dicho: este pasaje puede interpretarse como confirmación de que hubo una
especie de academia literaria en la corte marquesal de Valdepeñas (vid.
nota a los vv. 17-20). Sin embargo, también puede tratarse del simple rechazo
de Praves a dos imágenes (la del jazmín y la del armiño) demasiado manidas como
figuración de la blancura.
[405].
leji-vecinos: neologismo creado por
composición a partir de términos antitéticos, en el que Praves sintetiza la
queja, frecuente en él, de que el Marqués no va apenas al Viso.
[407].
tauri-Jove...: Júpiter se convirtió en
toro para raptar a Europa y escapar a la vigilante observación de Hera, su
hermana y esposa (Ovidio: Metamorfosis II, 836 ss.).
[408].
ganados...: Apolo guardó bueyes
durante un año como esclavo del rey Admeto, castigado por Zeus al haber matado
a los Cíclopes; según otra versión, los guardó voluntariamente y le fueron
robados por Hermes, dios de los ladrones, siendo aún éste un rapazuelo.
[409].
Átropos: Átropo, la más terrible de
las tres Moiras o Parcas, divinidades del destino, es la encargada de cortar el
hilo de la vida humana.
[411].
me salí fuera
de mí: este
desmayo parece ser el principio de la enfermedad que afectaba a Praves en el
verano de 1711 (vid. I, 3-36; III; VI, 5-12 y 121-124; XXIX, 1-12 y
57-60), a pesar de que en enero de ese mismo año viajó a Valdepeñas para
participar en las fiestas descritas en el poema XVIII. No podemos saber qué
enfermedad padecía: ¿tal vez epilepsia? ¿Algún tipo de enfermedad nerviosa?
[412].
escarpín: «Funda pequeña de lienzo blanco,
con que se viste y cubre el pie, y se pone debaxo de la media o calza» (DA).
[414].
patín: 'petrel, ave palmípeda no muy
grande, de color pardo negruzco, que vuela sobre el mar para coger huevos de
peces, moluscos y crustáceos, de que se alimenta'.
[415].
Alude
probablemente al refrán «Que no puede ser, que está aquí el señor marqués», con
que se indica que no se debe descubrir algo ni decir nada, porque alguien puede
oírlo.
[416].
Hamilton...: Edward Hamilton y Lord
Stanhope llegaron el 8 de noviembre de 1710 a la conclusión de que no se
debería saquear ni incendiar Madrid antes de abandonarla, para no indisponer a
la población civil contra el Archiduque Carlos, opinión contraria a la de los
alemanes y restantes aliados partidarios de destruir la ciudad. En su retirada,
pues, de la villa y corte, marcharon a Toledo y la Mancha las tropas inglesas
y, confirmando esa política que hemos visto en el Marqués de San Felipe (Comentarios
de la Guerra de España, p. 211), Praves nos revela que los ingleses acceden
a evitar el saqueo. El destino ulterior de los seis mil hombres de Hamilton
sería Zaragoza.
[417].
Esta pieza
imita la estructura y el modelo de una silva de Agustín de Salazar: «Discurre
el autor en el teatro de la vida humana, desde que amanece hasta que anochece,
por las cuatro estaciones del día, no olvidando la fiera ingratitud de su amada
Marica, a quien ofrece este tratado» (Cythara de Apolo, vol. I, pp. 67-104).
Es una composición burlesca, a la manera de Lope, de la que Praves extrae
algunos sintagmas y reminiscencias, contaminándola acaso con las décimas de la Vida
de el cura de aldea, de Antonio Molina, Abad de Viana, editada en Madrid
por Antonio Muñoz del Valle y reimpresa en Zaragoza por Joseph Fort a
principios del siglo XVIII, buenas pruebas de su popularidad. Nuestro poeta
logra personalizar absolutamente esos materiales.
[419].
infandum,
regina, iubes renovare dolorem (Eneida II, 3). Se trata del principio de los famosos versos
con que Eneas, instado por Dido («la reina [...] cartagense»), inicia el relato
sobre la destrucción de Troya y su marcha hacia las tierras del Lacio a través
del mar Mediterráneo, narración de penalidades que Praves utiliza como
contrapunto cómico de su rutinaria vida, indicando además con ello que se
encuentra desterrado para siempre.
[420].
latido: 'ladrido', o bien 'ladrado',
como participio de latir; en cualquiera de los dos casos, la
construcción sintáctica es anómala, debido a la cortedad de los versos, que
obliga a hacer contorsiones de este tipo.
[421].
Cf. Salazar (Cythara de Apolo,
vol. I, pp. 68-69): «Ya empezaban las voces y bullicios / [...] Entonces se
escondieron las estrellas / debajo de los montes y los cerros, / sin osar, de
la aurora a las centellas, / maullar los gatos ni ladrar los perros, / y al
callar ellos, con canoro pico / al matutino albor cantaba el gallo / al compás
del relincho del caballo / y al acorde rebuzno del borrico, / cuya música,
siéndole importuna, / hizo apear del coche a doña Luna.»
[423].
sastre...: el juego de palabras con sastre
/ de sastre / desastre está tan trillado, que no le es necesario
a Praves ni referirlo explícitamente (cf. Maxime Chevalier: Quevedo y
su tiempo, p. 52).
[426].
Cf. A. Molina (Vida, p.
V): «Si con mugeres hablamos, / perdemos, con compassón, / el Alma, y la
estimación: / con que mirad, qué ganamos! / Si con ellas nos paramos, /
temibles son las caídas, / porque ellas poco advertidas, / andan (por excusar
dudas) / si de la ropa desnudas, / de las passiones vestidas.»
[427].
Etonte y
Flejón y Pirois...:
los caballos del carro de Helios, el Sol, son cuatro, no tres como nombra
Praves: Pirunte, Éoo, Aetón y Flegonte. Una expresión parecida se encuentra en
Agustín de Salazar (Cythara de Apolo, vol. I, p. 70): «El alba, pues,
mirando ya vacío / uno y otro horizonte / y que Pirois y Etonte, / dos caballos
del Sol napolitanos, / venían abollando con las manos / del sosegado mar la
tersa plata...»
[429].
machete: probablemente 'cabrito',
según una de las acepciones de macho que da el DA: «En las
Carnicerías se entiende por el macho de cabrío: y assí se dice, A tanto vale el
macho.»
[430].
Cf. A. Molina (Vida, p.
V): «El término más galán / de su sociedad, es ver / si hay Sol, si quiere
llover, / si hay poco, o si hay mucho pan: / y para todo esto están / con
repetición que maja; / y es cierto que a mí me raxa, / el ver que aquestos
Villanos, / aun quando parlan de granos, / quieran meter tanta paja.»
[431].
siempre: el manuscrito dice «siende»,
palabra que parece fruto de asimilación por la proximidad de «duende» y «anda»;
sólo hay que agregar un desliz disléxico (p es el mismo grafema que d,
pero con orientación espacial distinta) para explicar el error de Praves por
atracción, pues además la r es muy parecida a la e que sigue.
[432].
Neptuno ... Tetis: dioses del
mar en la mitología clásica. Decir que el Sol muere en la cuna se explica
porque va a renacer otra vez.
[433].
Ascálafo: fue transformado en búho por
Démeter por delatar a Perséfone cuando quebró su ayuno en el Hades.
[434].
Nictimene: violada por su padre, huyó al
bosque, donde, compadecida, Atenea la transformó en una lechuza. La alusión al
búho y a la lechuza se encuentra también en Salazar.
[435].
Avicena: entrecomillamos Avicena para
sugerir que, si bien se trata del famoso médico hispanomusulmán, aquí su nombre
es sólo juego de palabras: cenar ave / avi cena. En latín, avi
significa antepasados, a lo cual se refiere «inmortal hacerme»; sólo hay que
añadir connotaciones eucarísticas, normales en un religioso, y surge clara la
agudeza. Además, es preciso notar la alusión a conocidos refranes: «Más vale un
no cena, que cien Avicenas» (DA), «Más vale no cena que Avicena», «Más
mató la cena que sanó Avicena» (Correas).
[436].
El sentido de
la estrofa es 'salgo para charlar y caminar'. El refrán a que se refiere,
corriente en la Mancha, es «La comida reposada, y la cena paseada» (Correas).
[437].
el fruto en
Minerva...:
doble sentido. Minerva no tuvo nunca hijos porque quiso conservarse virgen,
pero adoptó a Erictonio, que prohijó recogiéndolo para educarlo, después de que
el rijoso Vulcano se arrimase a ella polucionando la tierra; a ello alude el
conocido pasaje del anónimo acto de la Celestina en que dice Sempronio a
Calisto se consuele, tras ser desamorado por Melibea, según el ejemplo de
«Minerva con Vulcán», que en lectura de algunos es lectio difficilior
por «el can». El sentido segundo es 'los estudios, los partos del
entendimiento'.
[438].
amor y
desdenes:
Eros disparaba dos tipos de flechas: las de oro provocaban deseo y las de plomo
desdén.
[439].
El hecho de
incluir una lista de casos amorosos como la que sigue, es consecuencia de la
imitación de Salazar, que hace una relación, aunque más corta, de grandes
enamorados en la ficción: «Entonces yo, saltando de la cama, / (que duermen
poco los enamorados / afligidos de pulgas y cuidados [...]) / ¿No quería
Belerma a Durandarte? / ¿Dulcinea no amaba a don Quijote? / ¿Y la reina Ginebra
a Lanzarote? / Y aunque no los iguale en bizarría, / ¿Angélica la bella no
moría / por un alarbe, como fue Medoro? / [...] ¿Quieres, como Aretusa
desdeñosa, / que por huir a Alfeo / (que Al feo huyes también, pues me
aborreces) / verte mudada en fuente presurosa, / y lo que antes en carnes, mi
deseo / busque después en peces?» (Cythara de Apolo, vol. I, pp. 70-72).
Sin embargo, es de un romance de Sor Juana Inés de la Cruz de donde Praves toma
la larga serie de nombres con que rellena sus versos y algunos otros detalles;
se trata del titulado «A la misma excelentísima señora (la condesa de Galve),
hallándola superior a cualquier elogio» (Lírica. Barcelona: Ediciones B,
1988, pp. 241-245): «[...] Y si no lo has por enojo, / después que estaba el
caletre / cansado asaz de pensar / y de revolver papeles, / [...] no hallé en
luces ni colores / comparación conveniente, / que con más de quince palmos / a
tu hermosura viniese, / con ser que no perdoné / trasto que no revolviese / en
la tienda de Timantes / ni en el obrador de Apeles. / Pues a los poetas,
¡cuánto / les revolví los afeites / con que hacen que una hermosura / dure
aunque al tiempo le pese! / En Petrarca hallé una copia / de una Laura, o de
una duende, / pues dicen que ser no tuvo / más del que en sus versos tiene. /
Cubierta, como de polvo, / de griego, una copia breve / hallé de Elena, de
Homero / olvidada en un retrete. / Pues de Virgilio el coturno / no dejó de
enternecerse / con Elisa, en el quam lae- / -ti te genuere parentes.
/ A Proserpina, en Claudiano, / ni aun me dio gana de verle / la su condenada
faz, / llena de hollines y peces. / De Lucrecia la Romana, / aquella beldad
valiente / persuadiendo honor estaba / a las Matronas de allende. / Florinda
vana decía / a los moros alquiceles: / tanto como España valgo, / pues toda por
mí se pierde. / Lavinia estaba callada / dejando que allá se diesen / Turno y
el pater Eneas, / y después: ¡Viva quien vence! / En Josefo Marïamne, /
al ver que sin culpa muere, / dijo: Si me mata Herodes, / claro es que estoy
inocente. / Angélica, en Arïosto, / andaba de hueste en hueste / alterando
paladines / y descoronando reyes. / En Ovidio, como es / poeta de las mujeres,
/ hallé que al fin los pintares / eran como los quereres; / [...] A la rubia
Galatea / junto a la cándida Tetis, / a la florida Pomona / y a la chamuscada
Ceres; / a la gentil Aretusa / y a la música Canente, / a la encantadora Circe
/ y a la desdichada Heles; / a la adorada Coronis / y a la infelice Semele, / a
la agraciada Calisto / y a la jactante Climene, [...] / a la desdeñosa Dafne, /
a la infausta Nictimene, / a la ligera Atalanta / y a la celebrada Asterie; / y
en fin, la Casa del Mundo, / que tantas pinturas tiene / de bellezas vividoras,
/ que están sin envejecerse, / cuya dura cama, el tiempo, / que todas las cosas
muerde / con los bocados de siglos, / no les puede entrar el diente, / resolví,
como ya digo, / sin que entre todas pudiese / hallar una que siquiera / en el
vestido os semeje» (vv. 13-112). Es significativa la supresión que hace Praves
del nombre y anécdota de Lavinia, ya que, en el contexto de la Guerra de
Sucesión, las palabras de Sor Juana podían dar lugar a interpretaciones
inconvenientes, rayanas en la subversión.
[440].
en Petrarca ... Mariene: junto a la
Laura del Canzoniere petrarquesco y a la Helena de la Iliada,
alude a la desmesurada pasión de Herodes I el Grande por su esposa Mariamne, a
la que finalmente mató, víctima de los celos. El suceso es narrado por Flavio
Josefo en su Guerra de los judíos y destrucción del templo de Jerusalén
(I, xvii), que es la obra citada por Praves, y constituye el asunto de El
mayor monstruo, los celos, de Calderón, así como de La vida y muerte de
Herodes, de Tirso de Molina, y de Herodes Ascalonita y la hermosa
Marienna, de Cristóbal Lozano.
[441].
en Virgilio, Elisa ... Ceres:
Elisa es el nombre de la reina Dido de Cartago, viuda de Siqueo y amante del
protagonista de la Eneida; prototipo del amor desdichado, los poetas
italianos no la tuvieron en mucho, pero los españoles la reverenciaron
polémicamente contra aquellos. En cuanto a Ceres, diosa romana de la
agricultura, Praves la menciona para significar que lee las Geórgicas
del Mantuano.
[443].
Calisto: compañera cazadora de
Ártemis; Zeus se unió a ella en la figura de la propia Ártemis, ya que Calisto
rehuía a los hombres, y, según otras versiones, en la figura de Apolo.
Descubierto su embarazo, fue transformada en osa y, tras matarla Ártemis, Zeus
la convirtió en la constelación de la Osa Mayor (Ovidio: Metamorfosis
II, 409 ss.).- Semele: fue otro de los amores de Zeus, que engendró en
ella a Dioniso. Zeus le había prometido otorgarle lo que desease; ella,
aconsejada por la vengativa Hera, pidió ver al dios en toda su gloria y murió
carbonizada por sus rayos (ibíd. III, 259 ss.).
[444].
Angélica [a]
Ariosto:
la historia de los amores de Angélica y Medoro se halla en el Orlando
Furioso del poeta épico renacentista italiano Ludovico Ariosto.
[445].
Pomona y
Canente:
Pomona, deidad romana que hace sazonar los frutos, esposa de Vertumno, tuvo una
aventura con el rey Pico, esposo de Canente, una ninfa del Lacio que quedó
convertida en canto por el dolor de haber perdido a su marido, transformado en
pájaro por Circe (Ovidio: Metamorfosis XIV, 320 ss., y 623 ss.).- Galatea:
la ninfa amante del pastor Acis, que murió aplastado con una roca por su rival
Polifemo (ibíd. XIII, 750 ss.).- Circe: maga que residía en la
isla de Ea; convertidos por ella en animales los compañeros de Ulises, éste no
quiso holgarse con la maga, que se lo requería, hasta que no devolviera a los
suyos a su ser normal. Una vez deshecho el encantamiento, Circe y Ulises se
holgaron juntos y de sus amores nacieron varios hijos (Homero: Odisea X,
133-574; Ovidio: Metamorfosis XIV, 1-74 y 246-440).- Coronís:
hija de Coroneo que fue transformada en corneja por Atenea para que pudiera
escapar de Posidón, enamorado de ella (ibíd. II, 551 ss.).- Heles:
Hele huyó del odio de su madrastra Ino en un carnero volador y cayó al mar,
dando nombre al Helesponto.- Ío: fue transformada en novilla por Zeus (ibíd.
I, 583 ss.; vid. nota a XVI, 3).- Dafne: la ninfa Dafne se
metamorfoseó en laurel al ser perseguida por Apolo (ibíd. I, 452 ss.).- Climene:
es la madre de Faetonte y las Helíades, cuyas lágrimas, al caer muerto su
hermano al Ródano, fueron hechas ámbar (ibíd. I, 756 ss.).- Promne y
Filomena: Filomela, hija del rey de Atenas Pandión, fue violada por Tereo,
su cuñado; enterada Procne, hermana de Filomela (Praves confunde su nombre con
el de Promne, la esposa de Búfago, el que acogió a Ificles), se vengó de su
marido dándole a comer el cuerpo de su hijo Itis; Tereo, enfurecido, las
persiguió con un hacha, pero los dioses se apiadaron de las dos hermanas y
convirtieron a Filomela en golondrina y a Procne en ruiseñor (ibíd. VI,
426 ss.).- Clicie: Clitia, enamorada del Sol, que la desdeñó por el amor
de Leucótoe, devino heliotropo para verle siempre (ibíd. IV, 206-270).- Cibele:
diosa de origen asiático asociada a Rea, divinidad de la tierra, y a todas las
«diosas madres». Amaba castamente a Atis, hermoso joven de Frigia, al cual
impuso la condición de que se mantuviese virgen; él, sin embargo, rompió su
voto con la ninfa Sagaritis, y Cibeles, enojada, derribó un árbol cuya vida estaba
ligada a la de la ninfa y enloqueció a Atis, que se castró (Ovidio: Fastos
IV, 223 ss.).- Medea: la maga que sedujo a Jasón (Ovidio: Metamorfosis
VII, 1 ss.).- Siringa: hamadríade que, perseguida por Pan, se transformó
en cañas que este aprovechó para fabricar el instrumento del mismo nombre (ibíd.
I, 689 ss.).- Lucótoe: Leucótoe, rival de Clitia, por quien el Sol dejó
a esta última; delatada por Clitia a su padre, este la encerró en una cueva
hasta su muerte (ibíd. IV, 206-270).- Asterie: Asteria, amada por
Zeus, se transformó en codorniz para rehuirle y se arrojó al mar, donde se
convirtió en la isla que más tarde se llamaría Delos.- Fedra: hermana de
Ariadna que se casó con Teseo, siendo éste rey de Atenas, a pesar de que ya
tenía por esposa a la amazona Melanipa; en la boda hubo un ataque de las
Amazonas. Fedra se enamoró de su hijastro Hipólito (ibíd. XV, 497 ss.) y
ante la castidad de este enloqueció y se mató.- Ariadna: amante de
Teseo, abandonada por éste en una isla, fue recogida por Dionisos (ibíd.
VIII, 174 ss.).- Mirra: Esmirna, incestuosa madre de Adonis, se
convirtió en el arbusto aromático del mismo nombre (ibíd. X, 345 ss.).- Nictimene:
vid. nota al v. 124 (ibíd. II, 590 ss.).- Atalanta:
Atalanta y su esposo Hipómenes fueron transformados en leones por haberse
holgado juntos en un templo de Zeus durante una cacería (ibíd. VIII, 316
ss., y X, 560 ss.).- Aragne: Aracne fue convertida en araña por tratar
de competir en destreza tejedora con Atenea (ibíd. VI, 5-145).- Aretusa:
para evitar que Aretusa fuera seducida por el río Alfeo, Diana la convirtió en
fuente (ibíd. V, 576 ss.).- Níobe: hija de Tántalo, que se
envanecía de ser superior a Leto por su fecundidad, por lo cual fue castigada
con la muerte de sus hijos o, en versión más reciente, siendo transformada en
roca (ibíd. VI, 146 ss.).- Pocris: Procris murió por error de
caza, lanceada por su propio marido Céfalo, a quien vigilaba celosa porque le
habían dicho apagaba su ardor con una amante que no existía (ibíd. VII,
670 ss.).- Eco: ninfa que al morir se convirtió en una voz que repetía
siempre lo último, triste al no ser correspondida (ibíd. III, 356 ss.).-
Casandra: hija de Príamo, que puso como condición para ser amada por
Apolo que este le diese el don de la profecía; después le rechazó, por lo que
el dios la condenó a decir la verdad futura, pero sin ser creída jamás; aparece
en la Odisea y en la Eneida.- Amaltea: en algunas
versiones del mito se llama Amaltea a la cabra con cuya leche se crió Zeus en
Creta, mientras que en otras se da ese nombre a la ninfa que se encargaba de
criarlo. En cualquier caso, Praves se refiere al Cuerno de Amaltea o de la
Abundancia, uno de los de la cabra que fue roto por Zeus mientras jugaba y que
este regaló a la ninfa, con la promesa de que el cuerno se llenaría de los
frutos que ella quisiera (Ovidio: Fastos V, 115); cf. Quevedo (Poesía
original completa, nº 615, vv. 1-2): «A las bodas que hicieron Diego y
Juana, / dio de su cuerno flores Amaltea...».- Escila, Caribdis: la
primera, amada por Glauco, despertó los celos de Circe, quien la transformó de
cintura abajo en perros rabiosos (Ovidio: Metamorfosis VII, 62 ss., y
XIII, 900-XIV, 74) y la situó como monstruo marino en uno de los dos escollos
del estrecho de Mesina; Caribdis fue tan voraz que Zeus la convirtió en el
monstruo que custodia al anterior (ibíd. VII, 63).- Eurídice en Lete:
dríade esposa de Orfeo, que murió por la picadura de una serpiente; su marido
convenció con su música al rey infernal Hades para que se la devolviera, pero
desobedeció la condición de no mirar atrás en su bajada a los infiernos y la
perdió para siempre (ibíd. X, 1-64).
[446].
Lucrecia: «Lucrecia es el primer modelo
de castidad del pueblo romano. Su ánimo viril se encerró en un cuerpo de mujer
por malhadado error del azar. Obligada a la fuerza por Sexto Tarquinio, hijo de
Tarquino el Soberbio, a consentir en su brutal pasión, después de haber
deplorado ante el consejo de familia con palabras llenas de indignación la
injuria que con ella se había cometido, se suicidó haciendo uso de un puñal que
llevaba oculto bajo sus vestidos. Esta muerte tan valerosa ofreció al pueblo
romano la ocasión de cambiar el régimen monárquico por el consular» (Valerio
Máximo: Hechos y dichos memorables VI, i, 1; traducción de Fdo. Martín
Acera).
[447].
Florinda...: «Éste fue el nombre de la
hija del conde don Julián, ocasión de la destruición de España; y después los
moros la pusieron por mal nombre Cava, que en su lengua arábiga vale muger mala
de su cuerpo» (Covarrubias: Tesoro). El nombre empieza a divulgarse a
partir de 1592; cf. Ramón Menéndez Pidal, et al. (eds.): Romancero
tradicional de las lenguas hispánicas. Madrid: Seminario Menéndez
Pidal-Gredos, 1957, t. I, p. 110, y José Fernández Montesinos (ed.): Romancerillos
tardíos. Salamanca: Anaya, 1964, pp. 36-37.- alquiceres: capas con
que vestían los musulmanes.
[448].
Tomé
Burguillos
... Juana: se refiere a la lavandera Juana, protagonista del cancionero
humorístico-paródico del heterónimo de Lope de Vega, el Licenciado Tomé de
Burguillos, en sus Rimas humanas y divinas (Madrid, 1634). Aquí,
creemos, alude al soneto que empieza «Dormido, Manzanares discurría...» (Obras
poéticas, p. 1343).
[449].
El galán
fantasma
y La dama duende son dos comedias de Calderón de la Barca. Praves juega
con el hecho de que, ni tiene edad para perseguir damas, ni se lo permite el
ser sacerdote; por eso lo sueña como si fuese un galán fantasma que va detrás
de una dama duende.
[450].
Apeles...: fue el pintor que supo
agradar a Alejandro Magno porque, sin ofender al rey revelándole su ojo
defectuoso con un plano frontal, ni mentirle pintándole con ese ojo sano, le
representó levemente de perfil, de manera que podía sospecharse ese defecto sin
mostrarlo.
[451].
Cf. A. Molina (Vida, p.
III): «Ya que deseas saber / [...] quál sea la suerte homicida, / que nos trata
de esta suerte; / para contemplar mi muerte, / atended por vuestra vida. / Es
la Aldea, si lo acierto, / (y creo no voy errado) / un Desierto, que es
poblado: / y un poblado que es Desierto: / es una vida a lo muerto, / que no
acabo de entender...»
[452].
Garcilaso y
Aldana ya compararon la vida militar a apariencia de muerte, en cuanto espera.
Aquí, sin embargo, existe tal vez el recuerdo implícito del Cid. Pero lo más
probable es que evoque la leyenda del espectro conocido como “estantigua”.
[454].
Cf. A. Molina (Vida, pp.
III-IV): «Qué ha de hacerse un pobre Cura, / donde no sabe qué hacerse? /
Dirás, que él entretenerse, / puede? Sí, mas falta el modo, / y en esto no me
acomodo, / que aquí todo es al rebés; / pues passar el tiempo es, / passarse un
hombre del todo.»
[457].
influyan: la influencia, en términos de
astrología, es «la virtud y calidad de los Astros y cuerpos celestes, con que
ocasionan varios efectos en los cuerpos sublunares, por medio de su luz y su
calor» (DA).
[458].
pies...: era seña de belleza en las
mujeres tener un pie pequeño. Pedro de Quirós dedicó unas redondillas «Al breve
hermoso pie de una dama», que empiezan: «Zagala, yo vi tu pie; / si digo lo que
sentí, / en mí mucho fuego fue / la poca nieve que vi» (Poetas líricos de
los siglos XVI y XVII. Ed. Adolfo de Castro. Madrid: Atlas, 1951, t. I, p.
423). Lope, a quien Praves leyó sobre todo en sus Rimas humanas y divinas,
dedicó también a ese tema el soneto que empieza «Juanilla, por tus pies andan
perdidos...» y censuró los grandes en «¿Quién eres, celemín? ¿Quién eres,
fiera...?», del mismo libro. Salazar compuso también sonetos sobre el mismo
asunto.
[459].
Tirse: esta Tirse, que también
aparece en XVII, 1, y en XXVII, 22, quizá sea la dama del palacio del Marqués
en Valdepeñas llamada Teresa que se menciona en II, 10; en cualquier caso,
parece encubrirse con el nombre poético a una persona real, ya que aquí se
incluye a Tirse entre los miembros de la corte marquesal a los que Praves saluda.
[461].
leoneses: no debe de ser gentilicio,
sino la denominación que Praves da a los que frecuentan la leonera del Marqués
(vid. nota a I, 70).
[462].
Arroyo: se trata del Padre Joseph
Arroyo, con quien el cura del Viso ya tuvo sus dimes y diretes a causa de sus
toscos modales (vid. VIII).
[463].
gestíferos: parece un neologismo creado
sobre la palabra pestífero, queriendo indicar que ambos son graciosos
por los modales o gestos que tienen, si comen o beben, de la misma manera que
pueden ser pestíferos el calvo trasero de la mona y las ideas que se le puedan
ocurrir al atolondrado monje, de quien siente vergüenza ajena Praves por su mal
comportamiento en la leonera (vid. VIII).
[464].
toma de Denia: la toma de esta ciudad tenía
una importancia simbólica para el bando proborbónico, ya que allí había sido
coronado rey de España el Archiduque Carlos el 8 de agosto de 1705. Si hemos de
creer al Marqués de San Felipe (Comentarios de la Guerra de España, pp.
145-146), el lugar fue gobernado cruelmente por D'Asfeld, quien había dirigido
el sitio, que culminó con la capitulación de los aliados el 17 de noviembre de
1708.
[465].
ermita de San
Andrés: se trata de
la que aún hoy se conserva, situada en Sierra Morena, a 15 kilómetros del Viso.
[469].
guantes: «el agasajo que se da al
artífice después de acabada la obra, demás de lo ajustado» (DA).
[470].
Chicharro: Gregorio Chicharro es uno de
los dos sacristanes de Praves a los que hace intervenir en el soneto XV; el
otro, llamado Salvador, aparecerá en el poema XXXVIII. No obstante, el supuesto
apellido no deja de tener connotaciones burlescas: así, quizá se use chicharro
en el sentido de 'pedazo seco y tostado de cualquier carne después de frito',
aludiendo con ello a que el sacristán era moreno como un chicharrón; por otra
parte, chicharro es también el «atún pequeño» (DA), de modo que
es clara la intencionalidad humorística al aplicarle el adjetivo gran.
[472].
pepita: «una enfermedad que da a las
gallinas en la lengua: y es un tumorcillo, que las embaraza y las enronquece, y
no las dexa cacarear» (DA).
[473].
algarabía: esta es la base del chiste de
los vv. 41-44, ya que algarabía es 'la lengua de los árabes', de donde
pasó a significar 'el mucho ruido que gran número de gente hace al hablar a la
vez'.
[474].
bajón: «Instrumento músico de boca,
redondo y cóncavo, largo como de una vara, y gruesso como un brazo, con poca
diferencia, en el qual hai diferentes agujeros por donde respira el aire, y con
los dedos se forman las diferencias de la composición música, y sus tañidos.
Tócase por la parte superior por una como cerbatana de metal torcida en arco
hacia arriba, en cuya extremidad se encaxa una que llaman caña, la qual se mete
entre los labios, y por ella se infunde el aire, o aliento. En la parte
inferior tiene una como tapa de metal, que la guarnece, y en ella una como
lengüeta que se mueve, y sirve para diversos puntos de la música. Díxose Baxón,
porque imita el punto baxo, u octava baxa de la Música» (DA).
[475].
chirimías: «Instrumento músico de madera
encañonado a modo de trompeta, derecho, sin vuelta alguna, largo de tres
quartas, con diez agujeros para el uso de los dedos [...]. En el extremo por
donde se le introduce el aire con la boca, tiene una lengüeta de caña llamada
pipa, para formar el sonido, y en la parte opuesta una boca mui ancha como de
trompeta» (DA).
[476].
Todo este
pasaje (vv. 5-56) se inspira acaso en otro de la Vida de el cura de aldea,
de Antonio Molina (p. IV): «Vamos a Missa: está bien; / pero advierta tu
atención, / que acabamos la Oración, / sin haver quien diga Amén: / falta la
Cera también; / la Gente empieza a dormir; / los Rapaces a gruñir; / y todo
tanto a enfadar, / que antes de uno consagrar, / se llega ya a consumir. /
Queremos luego entonar / un Responso; pero es cierto, / que con tal canto, aun
al muerto / le quieren escalabrar; / y no sólo en el cantar / hay quien todo lo
destruya, / levantando la voz suya, / sino que hay hombre también, / que por
responder Amén, / suele decir: Alleluya. / [...] Unos cantan las Folías
/ por términos triplicados; / otros van descompassados, / y están por diversos
modos, / aunque muy ufanos todos, / muy poco, o nada entonados.»
[477].
cuchilla: el ministro de hacienda Orry
había disuelto en 1704 la compañía de guardia real conocida como «la cuchilla»,
cuyos orígenes se remontaban a Carlos I. Quizá Praves conservaba el nombre
porque fue este el regimiento causa de que se enemistasen el Conde de Villazor,
padre de Manuela de Alagón (heredera del marquesado de Santa Cruz por falta de
hijos del mecenas de Praves don Álvaro, su primo) y el Marqués de Laconi,
encargados de la defensa de Cerdeña e irregularmente ascendidos a Grandes de
España de tercera clase en perjuicio del de Villazor (cf. Vicente
Bacallar: Comentarios de la Guerra de España, pp. 82 y 83).
[480].
Lobo...: Eugenio Gerardo Lobo
(1679-1750), literato y militar de Cuerva (Toledo), participó en la Guerra de
Sucesión del lado de Felipe V y fue gobernador de Barcelona. Las conocidas
décimas suyas que aquí se incluyen fueron publicadas en diversas ocasiones. En
sus Obras poéticas (Pamplona: Joseph Ezquerro, 1724, pp. 192-198) aparecen
bajo el epígrafe «Venerables instrucciones para ser en breve tiempo gran
soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y uno y otro en æ diphtongo,
sacadas del Libro de Memoriales del sargento mayor escrupuloso, recogidas por
un aprendiz capitán novicio, practicadas por todo el mundo.» Muerto ya el
poeta, vuelven a editarse, retocadas y corregidas, en Obras poéticas. Nueva
edición, corregida, y aumentada con muchas Piezas pósthumas, en verso, y prosa,
y obras inéditas de diversos Autores (Madrid: Miguel Escribano, 1769, t. I,
pp. 155-158), esta vez con título reformado («Irónicas instrucciones para ser
buen soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y uno y otro en æ
diphtongo, sacadas del Libro de Memorias de un sargento mayor escrupuloso y recogidas
por un aprendiz capitán novicio») y con la siguiente nota: «Este papel se
compuso a fin de refrenar algunos desórdenes introducidos por la confusión de
los principios de la guerra; pero le hizo inútil el tiempo con la exactitud
(nunca bien ponderada) y la disciplina de las tropas.» La versión que ofrece
Praves está deturpada por incorrecciones menores de transcripción, como podrá
observarse por el cotejo que realizamos con las dos ediciones comentadas, cuya
mención abreviamos como P (Pamplona, 1724) y M (Madrid, 1769). El
mismo asunto de las décimas transcritas por Praves lo trató Gerardo Lobo en el
soneto «Receta, para ser en pocos días gran soldado» (Obras poéticas.
Pamplona, 1724, p. 224):
Mucho galón, y un blondo peluquín,
un latiguillo, y bota a lo
dragón,
ir al Prado en caballo muy
trotón,
y llevar a la mano otro rocín;
decir: «¿No entiende, Eugenio, lo del Rin?»,
mirar muy de falsete un
escuadrón,
y en todo caso vaya en la
ocasión,
primero que a las balas, al butín;
ser siempre de contrario parecer,
de todos los que mandan, decir
mal,
y después ir con ellos a comer;
pretender, y quejarse de fatal;
que con estas lecciones podrá
ser
en un mes un gallina general.
La relación entre Lobo y los
Bazán nos la testimonia este otro soneto «A la muerte del Marqués de Santa
Cruz, insigne varón en armas y letras» (Obras poéticas. Madrid, 1769, t.
II, p. 238):
Venció la suerte de su mano armada;
¿quién habrá que escapársele
presuma?
Venció la suerte, y con presteza
suma
la vida al mejor héroe robó,
osada.
Mas no importa, que vive eternizada
en láminas que el tiempo no
consuma;
una, que se labró buril su
pluma;
otras, que desbastó cincel su
espada.
A despecho del tiempo sus victorias,
a pesar del olvido sus trofeos,
firmes son instrumentos de su
gloria.
De su espada y su pluma altos empleos
duran, más que en el bronce, en
las memorias;
duran, más que en el jaspe, en
los deseos.
[483].
prest: pre o prest es
un galicismo con que se denotaba el «socorro diario que se da a los soldados
para su mantenimiento» (DA, que aporta como ejemplo estos mismos versos
de Gerardo Lobo).
[485].
boleta: «cedulilla que se da oy a los
soldados quando entran en un lugar, para que vayan a alojarse a la casa
destinada por la Justicia» (DA).
[487].
Si va a paja,
ya se sabe:
en P, «Si va por paja, ya se sabe»; en M, «si va por paja, ya
sabe».
[490].
La copia de
Praves omite la siguiente estrofa, recogida por P y M:
Dirija a toda heredad
la
ejecución de su intento;
que
Adán en su testamento (en P, «el testamento»)
le
ha dejado la mitad;
con
esta seguridad
agoste,
vendimie, pode,
sin
que nadie le incomode;
que
ya el hurto no es pecado,
después
que se ha bautizado
en
la pila del
Merode.
[497].
voto de reata: «El voto que se da sin
conocimiento ni reflexión: y sólo por seguir el dictamen de otro» (DA,
que cita este mismo pasaje de Lobo como ejemplo).
[498]. gasé: en P,, «gaché»; en M, «gagé». Se trata de un préstamo
ocasional del francés gager (aquí con el significado de 'empeñar'), de
la misma raíz que gage, del que procede nuestro gaje.
[503].
lo que añaden
los cuitados:
en P, «lo que añaden los cuidados»; en M, «lo que añadan los
cuitados».
[510].
cuatrines: el cuatrín ('moneda española
antigua de poco valor') fue de uso tan generalizado que en plural pasó a
significar indistintamente 'dineros'.
[512].
completas: en segundo sentido, 'última
parte del oficio divino, con que se terminan las horas canónicas del día'.- pase:
en P y M, «pese».- maitines: 'la primera de dichas horas,
que se reza antes de amanecer'.
[522].
de antuvión: locución adverbial que
significa 'repentinamente'. Aquí se tiene en cuenta la frase hecha jugar de
antuvión, esto es, 'adelantarse o ganar por la mano al que viene a hacer
algún daño'.
[525].
La respuesta
adopta un estilo legal. Por otra parte, Praves, al decir sus ironías como
«general vicario», vuelve a insinuar su crítica a la excesiva tolerancia de los
vicarios castrenses, como había hecho en XIV, 144.
[526].
general
vicario
... capellán mayor: el capellán mayor de los ejércitos tenía categoría
de vicario general, y era un cargo eclesiástico codiciadísimo.
[528].
padres: los padres del yermo o de Tebaida,
los eremitas, con fama de vida muy austera (vid. nota a IX, 17).
[529].
Rayo
de Andalucía y genízaro de España: existenn dos partes de la misma obra, acaso
la más celebre del centenar largo que escribió el ingenio granadino Álvaro
Cubillo de Aragón (1596?-1661). Así es, cual demuestra el hecho de que J. Pérez
de Montalbán, en la memoria sobre los que escribían comedias en Castilla del Para
todos (1636), tan denostado por Quevedo, ejemplifique sólo con ellas el
testimonio de su fama. El tema es la venganza del bastardo Mudarra contra los
asesinos de sus hermanastros, los siete infantes de Lara. No hay edición
moderna de la obra, aunque las recoje El enano de las musas (Madrid,
1654), miscelánea donde acumuló lo mejor de su producción; allí el título original
está invertido (los títulos dobles se ofrecían para posibilitar el reestreno de
la obra como si fuese nueva). También hay un manuscrito anónimo que poseyó la
biblioteca de Osuna (cf. C. A. de La Barrera y Leirado: Catálogo
bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español, desde sus orígenes hasta
mediados del siglo XVIII. Madrid: Rivadeneyra, 1860 [Ed. facs.- Madrid:
Gredos, 1969]).
[530].
Esta loa se
inspira en la que Salazar escribió para su comedia Elegir al enemigo,
con motivo del tercer cumpleaños del que sería Carlos II (Cythara de Apolo,
vol. II, pp. 1-8). La pieza se inicia con un discurso «al alimón», según la
técnica calderoniana, y al poco penetran los mismos cuatro personajes
alegóricos que protagonizan la de Praves. Al final, el Invierno exclama:
«Porque lo esencial / que en este festejo falta / consiste en mí» (p. 7), pie
forzado que se constituye en el tema de toda la pieza, de modo que podemos
asertar de pleno que la loa de Salazar es el hipotexto de la de Praves.
[532].
En la sala
del espléndido palacio del Viso conocida como «de las Cuatro Estaciones»,
pueden verse representados alegóricamente estos personajes (cf. Juan del
Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del Marqués, pp. 44-45).
[533].
Esta
distribución del parlamento «al alimón» fue uno de los recursos característicos
del teatro calderoniano.
[534].
Tal vez se
hace eco Praves en este verso del refrán «Un grano no hinche granero, mas ayuda
a su compañero» (Correas).
[535].
No queda marcado
como acotación este verso, que además porta rima y, unido a las tres últimas
palabras del Otoño, forma un octosílabo perfecto. Por otro lado, se supone que
los personajes se están escuchando entre ellos, de modo que no pueden «entrar»,
ya que están en escena. El Ivierno anuncia, pues, en tercera persona su propia
intervención, pero también alude a la fecha de representación de la loa.
[537].
príncipe ... Luisa Gabriela...:
el futuro y malogrado Luis I de España (1707-1724) y Luisa Gabriela, su madre,
la primera esposa de Felipe V.
[538].
Es este un
ejemplo tardío de plurilingüismo poético, en el que Praves, consciente de que
se halla al cabo de una tradición muy explotada, realiza un esfuerzo innovador.
Piruetas semejantes a la suya ya se habían hecho: sin ir más lejos, el propio
Lope incluye en sus Rimas, además de un soneto de invención propia en
latín, portugués, italiano y castellano (el 195), otro en las mismas cuatro
lenguas (el 112) que presenta la particularidad de que cada verso está extraído
de un autor conocido. Praves, rizando el rizo, compone un soneto que a más de
políglota es acróstico, y no contento con ello, nos proporciona acto seguido la
traducción del mismo también en la forma de soneto. Una visión del fenómeno del
poliglotismo desde la propia literatura áurea nos la proporciona Luis Alfonso
de Carvallo: Cisne de Apolo. Ed. Alberto Porqueras Mayo. Madrid:
C.S.I.C., 1958, vol. I, pp. 278-282; para un resumen de la cuestión en el
ámbito hispánico y hasta el Siglo de Oro, cf. Elvezio Canonica-de
Rochemonteix: El poliglotismo en el teatro de Lope de Vega. Kassel:
Reichenberger, 1991, pp. 11-30 y 527-535; en cuanto a los sonetos citados de
Lope, cf. Otto Jörder: Die Formen des Sonetts bei Lope de Vega. Halle (Saale): Max Niemeyer, 1936,
pp. 262-267.
[539].
toma de Alcoy: la rendición de la ciudad
alicantina por las tropas borbónicas al mando del Conde Daniel Mahony, tuvo
lugar el 9 de enero de 1708.
[540].
pagano: una de las bazas
propagandísticas del bando borbónico en la Guerra de Sucesión era acusar al
pretendiente austriaco de haberse aliado con dos países protestantes
(Inglaterra y Holanda).
[542].
CRUZ Santa: se utiliza en el doble
sentido de 'símbolo del cristianismo' y 'título nobiliario' del destinatario
del soneto. El manuscrito registra con mayúsculas las palabras «BAZÁN» y
«CRUZ», peculiaridad gráfica que respetamos en la transcripción.
[543].
La ortografía
de Praves difiere, lógicamente, de la normativa hoy en las lenguas que emplea;
asimismo, comete algunos errores de carácter lingüístico. A continuación damos
la versión actualizada de aquellos versos no castellanos que lo requieren:
Martis horrentia dumque Martem cano,
Ao perigo o primeiro, e não
pequeno
...
E a folha, o aspeito tão sereno,
Spoglie inesorrabil non è meno
...
Lealdade, devoção do culto
adorno
...
Sendo a CRUZ Santa de quem treme
inferno,
Oh, più che tutti, senza notte
giorno!
[545].
Constituyen
el motivo central de la dedicatoria las alegorías de las Cuatro Edades y la del
Año, sacadas, y prácticamente traducidas, de la Iconología, de Cesare Ripa,
que también sirve de modelo a Praves para seleccionar los pasajes de Ovidio,
Petrarca y Virgilio que hace corresponder a cada una de dichas alegorías, con
la salvedad de que Ripa cita las Metamorfosis a través de la traducción
italiana de Anguillara, mientras que Praves se ha preocupado de transcribir el
texto latino y ha efectuado una selección distinta del mismo. No es casual la
presencia de la Iconología en este poeta de finales del siglo XVII y
principios del XVIII, puesto que esta es la época en que los artistas españoles
comienzan a imitar más asidua y fielmente los modelos iconográficos de Ripa, si
bien no eran desconocidos en la España del XVII.
[546].
Nota
marginal del autor:
«Ovid. lib. 1º, Met. Aurea prima sata est etas, quae
vindice
nullo, sponte
sua, sine lege fidem rectumque colebat.
Tradución.
Era del Oro la Edad
tan
sencilla, clara y pura,
que
toda humana criatura
ignoró
vicio y maldad.»
La cita procede de Ovidio: Metamorfosis
I, 89-90 (Aurea prima sata est aetas, quae vindice nullo, / sponte
sua, sine lege fidem rectumque colebat).
[547].
Nota
marginal del autor:
«Ovid.
lib. 1º, Met. subitque argentea proles, auro deterior.
Tradución.
Siguióse la Edad de Plata,
a
la del Oro inferior,
donde
ya el hombre traidor
de
envidia se muere y mata.»
La fuente es Ovidio: Metamorfosis
I, 114-115 (subiit argentea proles, / auro deterior).
[548].
Nota
marginal del autor:
«Ovid. lib. 1º, Met. Tertia post illa sucesit aenea
proles,
sevior ingenetis et ad orrida promtior.
Tradución.
La del Cobre sucedió
armera,
infeliz, fatal,
pues
que todo racional
Marte
le sacrificó.»
La cita exacta es Ovidio: Metamorfosis
I, 125-126 (Tertia post illam successit aenea proles, / saevior
ingeniis et ad horrida promptior arma).
[549].
Nota
marginal del autor:
«Ovid. lib. 1º, Met. De duro est ultima ferro.
Tradución.
La de Yerro, que dura aún,
es
la que provaleció,
pues
a los hombres privó
de
aquel derecho común.»
La procedencia de la cita es
Ovidio: Metamorfosis I, 127.
La expresión «derecho
común», utilizada en la redondilla, parece equivaler a 'derecho natural', es
decir, «el que la naturaleza o Dios mismo enseñó a los hombres como preceptos o
reglas de honestidad, por el qual nos diferenciamos de los brutos irracionales,
a quienes no conviene, por estar fundado en razón natural, cuyos exemplos son
la Religión y Culto de Dios nuestro Señor, el amor a los padres y a la Patria,
estar a las palabras, cumplir las promessas, no defraudar al próximo en
contratos o comercios» (DA); Praves se hace eco del final del fragmento
ovidiano con que Ripa (Iconología, t. I, p. 303) acompaña su exposición
sobre la Edad de Hierro (Che per ostar in parte a tanti mali / S'introdusser
le leggi, e i tribunali), pero no alude directamente a la creación de las
leyes y los tribunales, sino a la causa que lo provoca, es decir, a la
transgresión de los principios del derecho natural («pues a los hombres privó /
de aquel derecho común»).
El fraude pintado en el
escudo de la Edad de Hierro se simboliza mediante «una sirena, y junto a ella
diversas armas, enseñas, tambores, trompas y objetos semejantes», o bien con
«un hombre de honorable aspecto, cuyo cuerpo ha de ser de serpiente, todo
dispuesto con varias manchas y colores» (Ripa: Iconología, t. I, p.
303).
[550].
Nota
marginal del autor:
«Petrarca
en el Triunfo del tiempo.
che
volan l'hore, i guiorni, gl'anni e i mesi.
Tradución.
Vuelan
las horas, días, meses y años.
Virg. Geórg. 2ª. fronde nemus.
Agricolis labor actus in
orbem, atque in se sua per
vestigia volvitur annus.
Tradución.
Da círculos por el orbe
del
labrador el trabajo,
así
como por sus huellas
vuelve,
si se pasa, el año.»
Las citas proceden de
Petrarca: Triunfo del Tiempo, v. 76 (che volan l'ore e' giorni e gli
anni e' mesi), y de Virgilio: Geórgicas II, 401-402 (fronde
nemus. Redit
agricolis labor actus in orbem, / atque in se sua per vestigia volvitur annus).
[551].
Nota
marginal del autor:
«Ps. 149. eexaltabit mansuetos in salutem.
Prov. 3. mansuetis Deus dabit
gratiam.
Ecles.
Math. 5. quia mitis sum.
Tradución.
Exalta a los apacibles
y
a los mansuetos da gracia,
y
que poseerán la tierra
dice
Dios por su palabra.»
Procedencia de las citas: Salmos
CXLIX, 4; Proverbios III, 34 (mansuetis dabit gratiam); Mateo
V, 4; Mateo XI, 29.
[552].
Nota
marginal del autor:
«Eccles. 3. Pone tesaurum in
preceptis Altisimi.
Dan. 4. pecata tua elemosinis
redime.
Tob 12. qui faciunt
elemosinam saturabuntur vita.
Tradución.
Da al pobre, pon tu tesoro
en
los preceptos del Alto:
te
saciarás de vivir,
redimirás
tu pecado.»
Procedencia de las citas: Eclesiástico
XXIX, 14 (Pone thesaurum tuum in praeceptis Altissimi); Daniel
IV, 24 (peccata tua eleemosynis redime); en cuanto a la última (qui
faciunt eleemosynam saturabuntur vita), no hay coincidencia literal con
ningún pasaje bíblico, aunque se expresan ideas similares en Tobías IV,
7; IV, 11; IX, 9; y XII, 9.
[553].
Nota
marginal del autor:
«Ovid. lib. 12, Metam. Fama
tenet summaque domun sibi legit in arce.
Virg. lib. 7º,
Enei., v. 275. set circun late volitans iam Fama per urbes.
Valerio Flaco, lib. 5º. Fama
per extremos quin iam volat inproba manes.
Virg. lib. 8º. Ex
templo Libie magnas id Fama per urbes.
Tradución.
Alcázar, reinos, ciudades
vuelan
trompas de la fama,
hasta
en el templo de Libia,
hasta
en los manes de casa.»
Las citas proceden de
Ovidio: Metamorfosis XII, 43 (Fama tenet summaque domum sibi legit in
arce); Virgilio: Eneida VII, 104 (sed circum late volitans iam
Fama per urbes); Valerio Flaco: Argonáutica V, 82; Virgilio: Eneida
IV, 173 (Extemplo Libyae magnas it Fama per urbes).
[554].
Edad de Yerro...: aparte de la habitual
concepción del presente como Edad de Hierro, se evidencia aquí una clara
alusión a la Guerra de Sucesión.
[555].
Nota
marginal del autor:
«Levit. 19. Iuste iudica
proximo tuo.
Ps. 2. Constitue, Domine,
legislatorem super eum.
Exod. 23. Insontem et iustum
no occides.
Tradución.
No mates al simple y justo
y
a tu prójimo le juzga
justamente,
porque Dios
a
legislador se ajusta.»
Procedencia de las citas: Levítico
XIX, 15; Salmos IX, 21 (Constitue, Domine, legislatorem super eos);
Éxodo XXIII, 7 (Insontem et iustum non occides).
[556].
Sexto Pompeyo: se trata de Sexto Pompeyo
Festo, gramático latino del siglo II ó III, autor de un glosario titulado De
significatione verborum, que es un resumen de la obra homónima de M. Verrio
Flaco.
[557].
los antiguos
romanos
... contaban los años: la anécdota no está tomada directamente de la
fuente que se cita, es decir, de Festo, sino que de nuevo traduce el cura del
Viso a Cesare Ripa, que la refiere a propósito de la alegoría del Año: «Escribe
Festo Pompeyo que los antiguos Romanos hincaban todos los años un clavo en los
muros de sus templos, y por el número de estos clavos contaban los años» (Iconología,
t. I, p. 108). La extraña traducción de Praves se debe a que, dejándose llevar
por la similitud de significantes, interpreta el vocablo italiano chiodo
('clavo') como codo. Parece obvio, por tanto, que nuestro poeta se
sirvió de un ejemplar italiano de la obra de Ripa, la cual no había sido
traducida aún al castellano.
[558].
toma de
Alicante:
el asedio de Alicante por el general borbónico D'Asfeld había comenzado el 1 de
diciembre de 1708, y aunque la ciudad se rindió el 7 del mismo mes, el
gobernador inglés, comandante general Richards, resistió en el castillo hasta
el 19 de abril del año siguiente.
[559].
Estos celebró
mi tosco numen...:
parece deducirse de esta enumeración de años que Praves entró al servicio del
Marqués de Santa Cruz en 1707.
[560].
Homero ... Virgilio: sobre el
primero, vid. nota a I, 90; en cuanto a la mención de Virgilio, se trata
de un lapsus evidente de Praves, o bien del copista, si es que no lo era el
propio poeta, puesto que fue Ovidio y no el Mantuano quien sufrió destierro, y
así se expresa en I, 97-98.
[561].
Nota
marginal del autor:
«Cantores et poete semper
miserrime bibunt.
Tradución.
El cantar y poetizar
son
tan desgraciadas cienc[i]as,
que
como de aire se forman,
es
fuerza se desvanezcan.»
[563].
vuestro
palacio:
ha de tratarse del que el Marqués de Santa Cruz tenía en Valdepeñas, ya que
precisamente en este romance Praves se queja de su ausencia del Viso.
[564].
nos venís
como nacido:
«Phrase con que se explica la aptitud, o propriedad de alguna cosa para el fin
que se desea» (DA).
[565].
nacisteis
para todos:
la formulación de la frase evoca los refranes «No nació el pollo para sí solo»,
«No nació nadie para sí solo» o «No nacistes para vos solo; otro para vos, y
vos para otro» (Correas).
[567].
círculo
propicio del año:
el formado por los signos zodiacales. Desde el v. 46 hasta el 56, el juego
conceptista se basa en términos de astrología, comunes en este tipo de
encomios; vid. además la nota a XVIII, 53-56.
[569].
no hace
impresión:
'no deja huella', si bien Praves, a juzgar por el contexto, parece pensar más
concretamente en el significado astrológico de impresión: «la calidad de
qualquier cuerpo astral o elemental que se passa y se comunica a otros,
produciendo en ellos algún efecto, o causando alguna alteración» (DA).
[570].
domináis: también tiene un sentido
especializado en astrología, en la que astro dominante es aquel «que domina en
ciertos días, en ciertas horas, y en ciertas casas de la figura celeste» (DA).
[574].
enfático: el emphasis como tropo
de pensamiento consiste en «la expresión indirecta de un contenido conceptual
más exacto mediante la comunicación de un pensamiento inexacto y,
aparentemente, innocuo», es decir, expresa «una realidad amplia mediante un signum
conceptual-lingüístico delator [...] que, mirado superficialmente, parece
insignificante, [pero que] es para el oyente atento la expresión infalible de
una realidad más amplia» (H. Lausberg: Manual de retórica literaria.
Madrid: Gredos, 1966-1969, § 905).
[575].
Quizá «el
caso» de que se habla aquí sea autobiográfico y esté relacionado con lo que se
dice en XXXIX, 49-52.
[576].
Aganipe: fuente de Beocia consagrada a
las Musas, también llamada Helicona por estar situada al pie del monte Helicón,
residencia de aquellas; es fama que sus aguas proporcionaban fecundidad.
[577].
bronce ... lámina ... buriles:
materia prima y útiles del grabador, empleados metafóricamente aquí para la
elaboración del topos humilitatis.
[578].
crisis: «Juicio que se hace sobre
alguna cosa, en fuerza de lo que se ha observado y reconocido acerca de ella» (DA).
[579].
encartóse a
los envites:
'se escabulló a los requerimientos de la mujer', igual que el encartado lo hace
con respecto a los de la justicia; como explica Covarrubias (Tesoro, s.v.
encartar), «encartado es el que se ha ausentado y no pareciendo en juyzio
ha sido llamado por pregones y condenado en rebeldía». Se trata, además, de una
terminología propia de los juegos de naipes.
[580].
Proserpina: aunque se trata de la diosa
romana de los infiernos, la invocación que ocupa los vv. 33-52 va dirigida en
realidad a Diana; para la identificación de ambas divinidades, vid. nota
a IX, 72.
[581].
Coronados
eccatombes:
la hecatombe entre los antiguos consistía en el sacrificio de cien reses; por
ello, el adjetivo coronados significa aquí 'con cuernos', sentido
figurado del vocablo, común en la literatura burlesca por su similitud con cuerno,
cornudo, etc.
[582].
sabea aroma: los perfumes eran uno de los
productos por que era conocido el pueblo sabeo, situado en la Arabia Feliz, hoy
Yemen; así lo refleja el texto bíblico en los regalos que Salomón recibe de la
reina de Saba (3 Reyes X, 10).
[583].
Eróstrato...: el pastor Eróstrato,
deseoso de alcanzar la celebridad mediante alguna acción notable, incendió el
templo de Artemisa (la Diana a la que se invoca en este romance) en Éfeso, la
noche en que nació Alejandro Magno.
[584].
marido de
cera: Praves hace
alusión a los exvotos que se cuelgan en las iglesias y que suelen representar
la parte del cuerpo del oferente que ha sanado.
[585].
Corniquiqui: se ha de relacionar esta
palabra con cornicabra, que figuradamente significa «el torpe y ruin
consentimiento de galán o marido» (DA).
[586].
abriles: abril era entre los antiguos
el mes consagrado a Venus; la renuncia a celebrar «abriles» está en consonancia
con los ruegos a Diana, que encarna la castidad.
[587].
Circe: aplicando a la «doña Tirse»
del romance el nombre de Circe, Praves la califica como bruja y lasciva (vid.
nota a XX, 167).
[588].
Ulises: esta mención del héroe
homérico supone una valoración negativa del mismo, que arranca de la literatura
antigua; así, Píndaro lo describe como embustero y la tragedia griega nos
presenta habitualmente un Ulises intrigante y ambicioso.
[589].
estrecho ... Escila ... Caribdis:
continúa Praves manejando personajes y situaciones de la Odisea; en este
caso se trata del paso de Ulises («el griego» del v. 59) por el estrecho de
Mesina entre los monstruos Escila y Caribdis (vid. nota a XX, 183; Odisea
XII, 73 ss.).
[590].
comió la
fruta lotos:
expresión tomada del proverbio latino lotum gustavit, que según explica
Covarrubias (Tesoro), se aplica a «los que saliendo de su patria se
olvidan della y de sus deudos y amigos, por vivir en otra de más contento para
ellos». El proverbio tiene su origen en un pasaje de la Odisea (IX,
82-104), en el que se narra cómo, habiendo llegado Ulises a la tierra de los
lotófagos, algunos de sus compañeros renunciaban a regresar a Ítaca, seducidos
por el sabor del loto, que hacía perder la memoria.
[592].
Apagáronse
las teas
... los quicios rechinen: señales desfavorables para el matrimonio, según
la superstición ya aludida en V, 13-14.
[597].
Menalipe: Melanipa o Antíope es el
nombre de la amazona casada con Teseo y madre de Hipólito; cuando su esposo la
repudió para casarse con Fedra, Melanipa organizó, como venganza, un ataque de
las Amazonas contra el Ática el mismo día de la boda, en el que murió.
[599].
especies ... viriles: la hostia
consagrada, que se guarda, para su exposición en la custodia, en el viril, una
cajita de cristal con cerco dorado.
[601].
Radamanto y
Minos: hijos de
Zeus y de Europa, adoptados por el rey cretense Asterión, a quien Minos sucedió;
después de morir, ambos hermanos pasaron a ser, junto con Éaco, jueces de los
infiernos.
[602].
Además de la
mención del mito, hay probablemente una alusión a la frase proverbializada Latet
anguis in herba (Virgilio: Bucólicas III, 93), con que se avisa de
algún peligro oculto.
[603].
Architipo: 'Arquetipo', que en teología
significa 'tipo soberano y eterno que sirve de ejemplar y modelo al
entendimiento y a la voluntad de los hombres'; en este caso, Cristo.
[605].
La configuración
métrica de esta copla, así como la de las cuatro con que se remata la loa,
responde a su utilización para la danza: el ritmo dactílico predominante y la
rima aguda se adecúan bien al fraseo propio del minué; por otra parte, los
versos decasílabo y de arte mayor, combinados entre sí o con otro tipo de
metro, se utilizan frecuentemente durante el Siglo de Oro en letras de bailes (cf.
NAVARRO TOMÁS, Métrica española, pp. 278, 280, 281, etc.).
[607].
registro: «persona curiosa, y que se
entretiene en averiguar y registrar lo que passa» (DA). Se juega con el
verbo registrar («Mirar con cuidado y diligencia alguna cosa», DA)
del v. 5.
[608].
El refrán,
empleado más de una vez por Praves, estaba muy difundido; aparte de servir de
título para El vergonzoso en palacio, de Tirso, lo registran Fernando de
Rojas (La Celestina, auto VII, cena 3ª: «al hombre vergonçoso el diablo
le traxo a palacio»), Correas («Al mozo vergonzoso, el diablo lo llevó a Palacio»)
y Sebastián Mey (Fabulario. Ed. Carmen Bravo-Villasante. Madrid:
Fundación Universitaria Española, 1975, p. 127: «En combite y palacio es mal
seruido / el hombre vergonçoso y encogido»). El DA, que también lo
incluye («Al hombre vergonzoso el diablo le llevó a Palacio»), lo explica en
estos términos: «advierte que se necessita de mucho despejo y abertura de
genio, para tratar y conversar en los Palacios, por la gente de autoridad y
calidad que assiste en ellos; o que no sabe alguno aprovecharse dél para lo que
pudiera conseguir.»
[609].
bullicio: «lo mismo que inquietud y
desasossiego» (DA); aquí, 'inquietud causada por el natural curioso del
personaje'.
[613].
El Buen Gusto
soy ... lamentaba
España: en esta serie de pareados, que rompe la secuencia del romance, quizá
se aluda a las importantes derrotas del ejército austracista en Brihuega y
Villaviciosa, ocurridas en diciembre de 1710, que supusieron la expulsión de
Castilla del ejército aliado, o más bien a la rendición de Gerona por el Duque
de Noailles, el día 25 de enero de 1711, que destaca entre otras victorias
borbónicas obtenidas a principios de ese año por haber hecho posible la
sumisión del Ampurdán; la segunda de las posibilidades es la más segura, si se
tiene en cuenta la indicación temporal («el mes pasado»), referida
inequívocamente a enero, ya que el Miércoles de Ceniza del año 1711 cayó en 18
de febrero. Para poner de relieve el feliz suceso, Praves se sirve, además de
la variación métrica y de la pomposidad de la silva de pareados, del
hipérbaton; el sentido de los vv. 100-106 viene a ser el siguiente: 'Soy el
Buen Gusto, y pues el mes pasado fue el triunfo celebrado sobre la enemiga saña
que no sin causa lamentaba España, cuya fama y gloria serán en memoria eterna
de Felipe V'.
[614].
hidra...: uno de los trabajos de
Heracles fue el de matar a la hidra de Lerna, serpiente de varias cabezas de
aliento mortífero y sangre venenosa. Esta mención del bando austriaco puede
basarse en la comparación entre la hidra y el águila bicéfala, pero también en
que eran varios los aliados que luchaban contra Felipe V.
[615].
[regocijo]: en el mmanuscrito, los vv. 113-117 son
puestos en boca de La Ociosidad, seguramente por una simple omisión, ya que
parece obvia la atribución de los mismos a El Regocijo. En medio de la oración
pronunciada por El Buen Gusto que comienza en el v. 112 y termina en el 124, La
Ociosidad y La Curiosidad participan alternadamente con el aparte «¡Buen
gusto!»; puede conjeturarse, pues, que para guardar el paralelismo, Praves
tuviera la intención de que El Regocijo y El Placer también intervinieran de
forma alterna. Por otra parte, el contenido de esos vv. 113-117 se corresponde
más exactamente con el concepto de regocijo que con el de ociosidad.
[616].
Correas
registra dos refranes similares: «Comer y holgar, y ansarinos guardar» y «Come
y güelga, y tendrás vida buena».
[617].
Los
Esforcias de Milán: la comedia se debe a Antonio Martínez de Meneses, nacido en 1608 y
del que se ignora la fecha de su muerte, autor, que sepamos, de algo más de una
veintena de obras dramáticas, algunas de ellas escritas en colaboración con
otros (cf. La Barrera: Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro
antiguo español, pp. 237-238).
[619].
de Perseo su
escudo: para no quedar
petrificado por la mirada de Medusa, Perseo hubo de decapitarla mirándola, no
directamente, sino a través de un escudo de bronce bruñido como un espejo, que
le había proporcionado Atenea.
[620].
aquel Bazán
generoso:
sin duda se trata del más ilustre miembro de la estirpe, D. Álvaro de Bazán, el
Mozo, primer Marqués de Santa Cruz.
[621].
Salén: Salem, abreviación de
Jerusalén utilizada en varios lugares de la Biblia hebrea (cf. Génesis
XIV, 18; Judit IV, 4; y Salmos LXXVI, 3).
[622].
ciento y
cuarenta lustros:
existe en el palacio de los Marqueses de Santa Cruz en el Viso un salón
denominado «del linaje», en cuyos frescos se representa a los antepasados de la
familia; una escena alusiva al primero de ellos ocupa el centro del techo y va
acompañada de la siguiente inscripción: «AÑO DE DCCC.LXXXII. ALONSO GONÇALEZ DE
BASTAN CON MARAVILLOSA OSADIA Y VALOR LIBRO DE PODER DE LOS FRANCESES A
SV REY DE NAVARRA DON SANCHO AVARCA TERCERO A CVYA CAVSA LE MANDO DEJAR
SVS ARMAS Y TOMAR LAS DEL TABLERO DE DAMAS». El hecho se encuentra recogido en
diversas obras genealógicas y heráldicas (cf. Navascués: Coronas
heráldicas, pp. 18-20). El cómputo de «ciento y cuarenta lustros» de
antigüedad que hace Praves se basa, desde luego, en la misma fecha que da la
inscripción, es decir, el 882: desde este año hasta el momento en que muere el
primer Marqués de Santa Cruz (el «Bazán generoso» a que se refieren los vv.
161-170), transcurren efectivamente poco más de ciento cuarenta lustros.
[623].
profundo: en el manuscrito, «profunto»,
error sin duda, provocado por la repetición en la palabra anterior del grupo
fónico -nt-.
[624].
Al igual que
en otros lugares de la loa (vv. 1-4, 100-106 y 195-210), el asunto panegírico
viene expresado en este intrincado parlamento de El Buen Gusto mediante un
lenguaje cultista. Aquí el encomio se elabora a partir del tópico de las armas
(vv. 137-152) y las letras (vv. 153-176); el Marqués de Santa Cruz, diestro en
ambos campos, lo es, no por arte, sino por la noble naturaleza de su estirpe
(vv. 141-144 y 157-170).
[627].
Nuevamente
recurre Praves al tópico de las armas y las letras (vid. nota a los vv.
137-176), ahora representadas por las divinidades grecolatinas
correspondientes: Marte («Numen guerrero», «Marte triunfante») y Apolo
(«délfico dios», «luciente planeta»).
[628].
sin nieve ni
chocolate:
para comprender el significado de esta frase es preciso remitir al poema I, vv.
26-27 y 47-52, donde se queja de la falta de garapiña y de bollos para tomar el
chocolate. Las circunstancias expresadas en este romance (enfermedad de Praves,
sangrías, la falta de nieve y chocolate) coinciden con las que se dan en el
poema I, fechado el cuatro de julio de 1711; tambien el romance que ahora nos
ocupa lleva fecha de cuatro de julio, aunque sin especificar el año, pero hemos
de suponer, precisamente por esa similitud de circunstancias, que se trata del
mismo 1711.
[629].
sar[r]acinos
y aliatares:
la expresión del malestar en estos términos se relaciona con el vocablo sarracina
('pelea entre muchos, confusa y tumultuaria', por alusión al griterío
característico de los sarracenos en la lucha); para aliatares, vid.
nota a XII, 18.
[632].
pues que
comió los pollos, cómalos con sus agraces: 'que essté a las duras y a las maduras', 'que
se conforme con las consecuencias'. Correas registra un refrán relacionado con
este: «Más vale vaca en paz que pollos con agraz» (con la misma forma lo recoge
Covarrubias: Tesoro, s.v. vaca; en el DA, «Más vale
carnero en paz, que no pollos con agraz»); Correas lo explica así: «Sabido es
que el pollo está propiamente guisado con agraz, mas por su acedo se toma por
molestia y pesadumbre.»
[634].
me olvidé de
los bofes:
los bofes o pulmones, como llenos únicamente de aire, vienen aquí a significar
lo hinchado y presuntuoso del personaje de que Praves habla; la frase ha de
interpretarse, pues, como 'me olvidé de su categoría, que es vana, como de
aire'.
[635].
En los vv.
21-56 parece que Praves toca de nuevo uno de los asuntos recurrentes de sus Obras:
su enemistad con el mayordomo del Conde cuyo favor pierde nuestro poeta (vid.
I, 45-56). Por tanto, el «palacio» y el «magnate» mencionados, respectivamente,
en los vv. 35 y 38, no están referidos al Marqués de Santa Cruz, sino a dicho
Conde.
[637].
el julio
cuatro: por las
razones expuestas anteriormente (vid. nota a los vv. 21-56), parece
tratarse del cuatro de julio de 1711.
[639].
la estación
ardiente
... en rayos abrasadores: el estío, en el que Febo o Apolo («el gran
hijo de Jove» o Júpiter), es decir, el Sol, pasa cerca de las constelaciones
llamadas Can mayor y Can menor.
[640].
el numen
Delfos ... oro
en pensiones: se refiere ahora a la cosecha del cereal («oro» «de Ceres»)
dorado por el Sol («el numen Delfos», Febo o Apolo), mediante el trabajo («en
pensiones») con las hoces («instrumentos estivales»).
[641].
Filomena ... troncos del bosque:
alude Praves a los cantos del ruiseñor (cuyo trasunto mitológico es Procne),
que anida en los bosques, y a los de la golondrina (representada por Filomela),
que instala su nido en los aleros de los edificios; vid. nota a XX, 171.
[643].
árbol de Jove: la encina era el árbol
consagrado por los antiguos a Júpiter (vid. IX, 181-216).
[644].
Átropos ... Cibele: el sentido
de la frase es 'apenas el árbol, una vez cortado (de ahí la mención de Átropos,
la Parca que corta el hilo de la vida), cayó en tierra (representada por
Cibeles)'; quizá se quiera recordar además la leyenda de Atis (vid. nota
a XX, 172).
[645].
aún no bien ... movió el carro Faetonte:
'apenas había amanecido'; también hay una alusión al carro que transportaba la
leña, del que se habla en IX, 221-224 y 229. Faetonte era hijo de Febo (el
Sol); empeñado en conducir el carro de este, se desvió del camino habitual y
estuvo a punto de provocar una debacle universal; para evitarlo, Zeus lo
fulminó, precipitándolo en el Erídano.
[646].
de bronce: ser de bronce equivale
a ser «inflexibles, duros de corazón, y poco apacibles en su genio y condición»
(DA).
[647].
Este sermón
debe de ser parodia del que el Padre Escarcha había predicado en el Viso con
escaso acierto; así parece indicarlo tanto la exposición de motivos con que
empieza, como su estructura ternaria (vid. lo que se dice del sermón de
Escarcha en XII y XXXII).
[648].
papel del
Padre Escarcha:
se trata del recibido por Praves el 20 de diciembre y cuya contestación es la
obra en prosa que sigue a este sermón en el manuscrito (vid. XXXII).
Excepto Juan Lucas Castellanos, los otros asistentes a la tertulia que aquí se
describe ya han aparecido en composiciones anteriores.
[649]. angelus Domini apparuit in somnis
Ioseph, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius (Mateo II, 13).
[650].
Ícaro ... Dédalo: encerrados
en el laberinto de Creta por Minos, Dédalo ideó unas alas con las que escapar,
que fijó con cera en sus hombros y en los de su hijo Ícaro; este, entusiasmado
con la idea de volar, ascendió tanto que el Sol derritió la cera y provocó su
caída en el mar.
[652].
medio
tutissimus ibis
(Ovidio: Metamorfosis II, 137); el pasaje de Las Metamorfosis al
que pertenecen estas palabras es el correspondiente a Faetonte, no a Ícaro;
Sebastián de Covarrubias las emplea como mote de uno de sus Emblemas morales
(centuria III, emblema 246).
[653].
Nota
marginal del autor: «Ps. 131 v. 15.» La cita procede de Salmos CXXXI, 14 (Haec
requies mea in saeculum saeculi; hic habitabo, quoniam elegi eam).
[661].
Quot capita,
tot sententiae,
Quot capita, tot sensus, o Quot homines, tot sententiae
(Terencio: Formión II, 454), es lugar común «muy trillado», en palabras
de Sebastián de Covarrubias, que lo recoge como mote en sus Emblemas morales
(centuria I, emblema 74). En efecto, la tradición del proverbio es antigua y
fecunda; sirva como ejemplo destacado el prólogo de El Conde Lucanor,
donde es soporte de la argumentación.
[662].
alentando: literalmente significa
'cobrando aliento', si bien el sentido del párrafo requiere tener en cuenta la
acepción del verbo en su forma transitiva, es decir, 'infundir ánimo', ya que
si cobra aliento, es gracias a la «pía [a]fección» y «benignidad piadosa» de su
auditorio.
[664].
el primero: el primer «clase», es decir,
el eclesiástico; el género gramatical de primero parece indicar que
Praves utiliza la palabra clase como masculina, de modo que no hay error
de copia en el sintagma «los tres clases», que aparecía anteriormente.
[668].
capitulares: 'miembros del cabildo o
ayuntamiento' y, como tales, integrantes del estamento político.
[669].
Clodoveo ... Clotilde: Clodoveo
I, rey de los francos entre el 481 y el 511, instado por su esposa Clotilde a
abrazar el Cristianismo, hizo voto de convertirse si vencía a los germanos que
habían invadido la Galia; tras obtener en el año 496 la victoria en la batalla
de Tolbiac, recibió el bautismo el día de Navidad de ese mismo año, junto con
una hermana suya y tres mil guerreros francos. Las fuentes que narran el
milagro al que se refiere Praves son, según indica Juan Horozco y Covarrubias (Emblemas
morales, libro I, cap. XIII), la Vida de Clodoveo, de Roberto
Guaguino, y el De re Gallica, del obispo Arboricense.
[670].
Luises...: debe de ser ésta la
alusión encubierta a D. Luis de Valdivia, anunciada en los «Motivos para
predicar este sermón».
[672].
In
auro
... dominicam sepulturam: desconocemos la procedencia exacta de
la cita, probablemente tomada por Praves de algún repertorio; la simbología que
se atribuye en ella a las palabras de Mateo II, 11 (et apertis
thesauris suis obtulerunt ei munera, aurum, thus, et myrrham) es común en
la tradición cristiana: la formulan, entre otros, S. León el Grande (Sermones
XXXI, ii; XXXIV, iii; XXXVI, i), Alcuino (De Divinis Officiis Liber,
cap. V, donde además se recoge un verso de Juvenco sobre el mismo tema), Rábano
Mauro (Homilia VII), S. Pedro Damiano (Sermones I), Maximino
Ariano (Sermones II), y pseudo-Teófilo (Commentarius in Quattuor
Evangelia, 2).
[675].
Nota
marginal del autor: «Aquí hice una cortesía muy profunda a toda cosa viva de mi
auditorio.»
[677].
el Profeta
Rey: el rey
David. El salmo aquí citado es obra, según el texto bíblico, de los hijos de
Coré; el hecho de que, por lo común, se atribuya el Salterio genéricamente
a David, por su celebridad y por pertenecerle la mayor parte de los salmos,
debió provocar el lapsus de Praves, que al igual que en otras ocasiones,
descuida la exactitud de los datos.
[678].
provincias y
reino saguntino y bético: nuevamente se alude a la Guerra de Sucesión; aunque hemos optado por
conservarla, la lección del manuscrito parece errónea y donde dice «saguntino y
bético» debería decir «saguntino ibérico» o «saguntino e ibérico», ya que, en
primer lugar, Andalucía («reino [...] bético») no se destacó precisamente como
zona rebelde a Felipe V, y, por otra parte, no es propio llamarla reino, puesto
que era considerada parte del de Castilla; además, en otro lugar, Praves se
refiere como Iberio al territorio levantado contra el Borbón (vid.
XXIV, 5).
[679].
Nota
marginal del autor: «Psalmo 131 v. 17.» En realidad se trata del v. 9 de ese mismo
salmo; la confusión pudo deberse a que el v. 16 reza: Sacerdotes eius induam
salutari, etc.
[680].
el Penitente
Rey: de nuevo se
trata de David, que hizo penitencia al enfermar su primer hijo con Betsabé; el
niño no sobrevivió, como consecuencia del castigo de Yahveh por haber
precipitado David la muerte de Urías, tras seducir a Betsabé, mujer de este (2
Samuel XI-XII).
[681].
Nota
marginal del autor: «Génesis.» La cita procede de Génesis I, 26 (Faciamus
hominem ad imaginem et similitudinem nostram).
[682].
damaceno
campo: una de las
opiniones que se han defendido a lo largo de la historia acerca de la ubicación
del Paraíso terrenal, lo sitúa en las cercanías de Damasco, en Siria.
[688].
Nota
marginal del autor: «S. Juan en el Apoc. c. 4º.» Los textos bíblicos a que se
refiere esta nota y en los que se basan los tres puntos del sermón de Praves,
pertenecen al capítulo XIV del Apocalipsis, no al IV:
Primer punto.- Et vidi: et ecce
Agnus stabat supra montem Sion, et cum eo centum quadraginta quatuor millia,
habentes nomen eius, et nomen Patris eius scriptum in frontibus suis (Apocalipsis
XIV, 1).
Segundo punto.- Hi
sunt, qui cum mulieribus non sunt coinquinati: virgines enim sunt (Apocalipsis
XIV, 4).
Tercer punto.- et
in ore eorum non est inventum mendacium (Apocalipsis XIV, 5).
[689].
144 mil niños...: Praves interpreta muy
libremente el pasaje del Apocalipsis, donde no se dice que los ciento
cuarenta y cuatro mil fueran niños: se trata de los fieles del Cordero,
marcados en la frente con el nombre del Cordero mismo y con el del Padre, es
decir, con el de Dios.
[690].
sinderís: puede tratarse de un simple
error de copia, pero también de una deformación vulgar de sindéresis
('discreción, capacidad natural para juzgar rectamente'), similar a la que se
produce cuando se pronuncia paralís en lugar de parálisis; ante
la duda, conservo la forma registrada por el manuscrito.
[696].
Sara ... Isac ... Abraam
... Ismael ... Agar...: la fuente bíblica de este episodio es Génesis
XXI, 1-14; sin embargo, los motivos de la expulsión de Agar e Ismael, tal como
los plantea Praves, no se atienen a la letra del Génesis, sino que más
bien parecen tomados de una exposición de la Biblia o de una historia
sagrada. Así, del discurso directo de Abraham y de la respuesta de Sara no hay
rastro en el texto bíblico, como tampoco de los «idolillos» de Agar.
[698].
quidquid
pecasti:
Praves se refiere a las últimas palabras de la oración que el sacerdote
pronuncia mientras administra la extremaunción, y cuya fórmula abreviada es: Per
istam sanctam unctionem indulgeat tibi Dominus, quidquid delinquisti. Amen.
[706].
Libro
Tercero de los Reyes: la cita es incorrecta, puesto que el episodio referido a
continuación pertenece en realidad al capítulo tercero del apócrifo Libro
Tercero de Esdras, o Primero en la versión de los Setenta.
[711].
camaleones de
su semblante:
Praves calca el v. 54 de la Epístola moral a Fabio («augur de los
semblantes del privado»). El camaleón es símbolo de la adulación (cf.
Alciato: Emblemas, LIII).
[714].
Gracián (El
Criticón II, crisi 10) recoge un cuentecillo similar: «Venía otra madre en
busca de la honestidad para una hija, y contóla lo que le sucedió a la culebra
madre con la culebrilla su hija, que, viéndola andar torcida, la riñó mucho y
mandó que caminasse derecha: 'Madre mía, respondió ella, enseñadme vos a
proceder, veamos cómo camináis'; probóse, y viendo que andaba muy más torcida:
'En verdad, madre, la dixo, que si las mías son vueltas, que las vuestras son
revueltas'.»
[715].
macollas: aunque su recto significado
es 'conjunto de vástagos, flores o espigas que nacen de un mismo pie', aquí macolla
se emplea en lugar de gavilla.
[724].
adbitrista: el arbitrismo, blanco
habitual de la sátira de oficios en el Barroco, prolifera notablemente durante
el siglo XVII, debido al estado de decadencia política, económica y social que
padece España. El interés de los arbitristas se centra en la situación
económica, que analizan y a la que intentan dar solución en sus escritos,
aunque no pocas veces caen en el ridículo. Cabe citar como arbitristas
destacados a Miguel Caxa de Leruela, Martín González de Cellorigo, Francisco
Martínez de Mata o Sancho de Moncada. Cf. Jean Vilar: Literatura y
economía: La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro. Madrid: Ed.
Revista de Occidente, 1973.
[726].
Filipe y
campo...:
introduce aquí Praves la alusión velada a Felipe del Campo que había anunciado
en la exposición de los motivos de su sermón.
[727].
ad quam nos [perducat Dominus Noster
Iesus Christus], fórmula usualmente empleada como éxplicit en la oratoria
sacra.
[731].
Nota
marginal del autor:
«Prov. 1º. Usquequo
[im]prudentes odibunt scientiam?
Esdras 7. Inperitos docete
libere.
Eccles. 33. Sapiens non odit
mandata.»
Procedencia de las citas: Proverbios
I, 22 (Usquequo, parvuli, diligitis infantiam, et stulti ea quae sibi sunt
noxia cupient, et imprudentes odibunt scientiam?); 1 Esdras VII, 25;
Eclesiástico XXXIII, 1.
[732].
De forma
indirecta se alude al proverbio latino Quot capita, tot sententiae,
utilizado como mote en uno de los Emblemas morales de Sebastián de
Covarrubias; lo hacemos notar nuevamente porque en ese mismo emblema se sirve
el erudito toledano, al igual que Praves unas líneas más arriba, del valor
simbólico de la hidra para representar al vulgo:
«emblema 74.
Horrendo monstruo, bestia
prodigiosa,
Es la comunidad, y ayuntamiento,
De la bárbara gente reboltosa,
Sin orden, sin razón, ni
entendimiento,
Propone mucho, y no resuelue
cosa,
Ay, sobre vn caso, pareceres
ciento,
Cada qual tiene voto diferente,
O Canceruero, o hidra pestilente.
Recebido está en prouerbio llamar bestia de muchas cabeças, al
ayuntamiento donde ay diuersos pareceres. No entran en esta cuenta las
juntas de los sabios, ni los acuerdos de los consejeros, ni tampoco se deuría
presumir de los cabildos ecclesiásticos, sino de otras comunidades de seglares
ignorantes, y mal disciplinadas.»
[733].
Nota
marginal del autor:
«Senec. in Hercule furente act. 1 v. 19. Hidra conbusto perit veneno.
Dificile est pplacere multis.
Infinitus est numerus stultorum.»
[735].
Nota
marginal del autor:
«Ps. 72, v. 9.. Posuerunt in celum os suum, et
lingua sua transibit in terra.
Momo satisfacere, Prov.
Eccequiel 1. Domus Isrrael nolunt audire te, quia
nolunt audire me.
Deut. 13. Audientes discant,
et custodiant.»
El texto correcto de Salmos LXXII, 9 es
Posuerunt in caelum os suum, et lingua eorum transivit in terra; Momo
satisfacere no procede de los Proverbios; por lo demás, los dos
últimos pasajes pertenecen, respectivamente, a Ezequiel III, 7 (domus
autem Israel nolunt audire te, quia nolunt audire me) y a Deuteronomio
XXXI, 12 (audientes discant, et timeant Dominum Deum vestrum, et custodiant).
[736].
enfáticos
anxiomas:
'enigmas'; axioma «equivale a sentencia» (DA); para el
significado de énfasis, vid. nota a XXVII, epígrafe.
[737].
problemáticas
empresas:
'emblemas'; vid. en XXXI el ejemplo de los emblemas presentados a Darío.
[738].
pariedades: 'paridades, símiles'; se
trata, naturalmente, de las enseñanzas transmitidas mediante parábolas por
Cristo.
[739].
Nota
marginal del autor:
«Infirmaturr quis in vobis?
Ecech. 18. Anima quae pecaverit, ipsa
morietur.
Induratum est cor Pharaonis.
Bos cognobiit posesorem sum. Vos autem. Isaías.
Palam locutus sum vobis.
Aperiam in parabolis os meum.»
Procedencia de las citas: Santiago
V, 14; Ezequiel XVIII, 4 ó 20 (anima quae peccaverit, ipsa morietur);
Éxodo VII, 22; Isaías I, 3 (Cognovit bos possessorem suum, et
asinus praesepe domini sui; Israel autem me non cognovit); Juan
XVIII, 20 (palam locutus sum mundo); Salmos LXXVII, 2.
[740].
triunfos
concedidos...:
tras las victorias borbónicas de Brihuega y Villaviciosa en diciembre de 1710,
el desarrollo de la guerra fue favorable para Felipe V, que sometió a Aragón y
fue progresivamente reduciendo a Cataluña.
[745].
Nota
marginal del autor:
«Ecles. 9. Melior est
sapientia quam arma velica.
Job. Ne detraas regen in
cogitatione tua.
Deut. 23. Quando egresus
fueris adversus hostes tuos
in pugnam, custodite ab omni
malo.»
Procedenccia de las citas: Eclesiastés
IX, 18 (Melior est sapientia quam arma bellica); Eclesiastés X,
20 (In cogitatione tua regi ne detrahas); Deuteronomio XXIII, 9 (Quando
egressus fueris adversus hostes tuos in pugnam, custodies te ab omni re mala).
El comportamiento de las
abejas es aducido a menudo como símbolo y modelo de la conducta humana (vid.
ejemplos en Covarrubias: Tesoro), y entre otras cosas, simbolizan la
obediencia de los pueblos a sus monarcas; transcribimos a continuación un
pasaje de Fray Luis de Granada de contenido muy similar al del texto de Praves:
«A todo esto preside el rey, y anda por sus estancias, mirando los oficios y
trabajos de sus vasallos, y exhortándolos al trabajo con su vista y real
presencia, sin poner él las manos en la obra. Porque no nació él para servir,
sino para ser servido como rey. Y junto a él van otras abejas que sirven de lo
acompañar como a rey. [...] Y por esta virtud las abejas son tan amigas de su
rey, y tan leales que, si él muere, todas lo cercan y acompañan, y ni quieren
comer ni beber, y finalmente, si no se le quitan delante, allí se dejarán morir
con él: tanta es la fe y lealtad que tienen con su rey.» (Introducción al
Símbolo de la Fe I, cap. XX).
[746].
Los hechos a
que se hace referencia en este párrafo ya fueron aludidos por Praves (vid.
la apostilla al poema XIX).
[747].
contribución: 'el impuesto de guerra que se
cobra para mantener las tropas, y que si no se paga, se satisface con un
saqueo'.
[748].
Nota
marginal del autor:
«Sap. 13. IInfelices autem sunt, et inter mortuos
spes
illorum, qui apelaberunt deos.
Joanes cap. 15. Filioli,
custodite vos a simulacris.
Jerem. 2. Si mutabit gens
deos suos.
Job. Homo nascitur at
laborem, et abis at volandum.
Job. Milicia est vita hominis
in terra.»
Procedencia de las citas: Sabiduría
XIII, 10 (Infelices autem sunt, et inter mortuos spes illorum est, qui appellaverunt
deos); 1 Juan V, 21; Jeremías II, 11 (Si mutavit gens deos
suos); Job V, 7 (Homo nascitur ad laborem, et avis ad volatum);
Job VII, 1 (Militia est vita hominis super terram).
[749].
Nota
marginal del autor:
«De ore prudentis procedit
mel.
Joseph. c. 37. Acusabitque
fratres crimine pesimo.
Tenpora labuntur.»
Procede la segunda de las
citas de Génesis XXXVII, 2 (accusavitque fratres suos apud patrem
crimine pessimo); la última está tomada de Ovidio: Fastos VI, 771 (Tempora
labuntur).
[750].
Berenjena: puede tratarse del nombre de
un personaje real, pero también es posible que se quiera insinuar su origen
morisco; es habitual en la literatura del Siglo de Oro encontrar menciones de
la palabra berenjena con ese sentido.
[751].
se le volvió
calabaza:
«Phrase con que se da a entender, que la experiencia manifiesta el errado
concepto que se havía formado de la bondad de alguna cosa o persona, hallando
lo contrario» (DA).
[753].
colmillos
mostraron:
«Phrase con que se da a entender que alguno no consiente ni sufre lo que no le
gusta, o no le está bien, y hace demonstración de sentimiento y enojo, contra
la persona que le hace la proposición, o le viene a decir y persuadir alguna
cosa» (DA).
[754].
dientes: mostrar dientes es
«Resistir, rechazar u oponerse a lo que otro pretende o intenta, explicándose
con aire, o con ira» (DA).
[755].
sobre ojo: 'con enojo'; según el DA,
traer sobre ojo puede equivaler a «estar enojado con alguno».
[756].
a
contemplación:
«quando alguno hace, no meramente por su proprio dictamen, sino por atención y
respeto a otra persona, alguna cosa a fin de complacerla o adularla, se dice
que la executó a contemplación o en contemplación de ella» (DA).
[757].
dar perro
muerto: «el engaño
u daño que se padece en algún ajuste o contrato, o por la incomodidad u
desconveniencia que se tiene, esperando por mucho tiempo a alguno, o para que
execute alguna cosa: y suelen decir, Dar perro u perro muerto» (DA).
[758].
antes ... con antes: «Phrase
con que se significa alguna importuna anticipación, u diligencia fuera de
tiempo, e intempestiva» (DA).
[759].
le: en el manuscrito, por
influencia del principio del verso posterior, se copió erróneamente «el».
[760].
garapiñó: garapiñar es «Cuajar o
condensar las partes de algún liquor con artificio de nieve o hielo» (DA);
lo que se intenta decir es que la representación quedó paralizada, como helada,
por el fingido pasmo o resfriado de los actores.
[762].
Redentor: entre mercedarios y
trinitarios, era el religioso nombrado para hacer el rescate de los cautivos
cristianos que estaban en poder de sarracenos. Quizá se trate del Padre Arroyo
que protagoniza el poema VIII y al que en XX, 279-284 se le compara con una
mona.
[763].
En los vv.
157-160 del poema XXXIX, fechado el 2 de diciembre de 1713, se menciona este
romance XXXV que, por tanto, es anterior a esa fecha; también de XXXIX, 145-160
se deduce que el XXXV es posterior al XXXVI y al XXXVIII.
[764].
botasela: «Tañido o señal que hace el
clarín en la caballería, con que se avisa y ordena a los soldados que ensillen
los caballos» (DA).
[765].
¡Ropa fuera!: expresión que se usaba en las
galeras para avisar a los galeotes que se preparasen para el trabajo.
[766].
Entrándose ... obediencia: tomando
«¡Ropa fuera!» (v. 6) en su sentido literal, el Padre Redentor desobedece al
Conde al entrarse «en la capilla» (entendida esta como «pieza de tela que se
pone a la espalda de la capa», DA); sin embargo, si se interpreta
aquella misma exclamación en sentido figurado, el clérigo, que iba a llevar un
viaje trabajoso y molesto, al vestirse para partir (al entrarse «en la
capilla»), hace «voto de obediencia», pues cumple, sin él saberlo, la orden de
«¡Ropa fuera!», es decir, de prepararse para el trabajo (de ahí que entrarse
en la capilla pueda relacionarse también con la expresión estar en
capilla, aplicada a los reos que esperan su ejecución).
[767].
galopín: «el que sirve en la cocina,
en los ínfimos ministerios de ella», pero también «qualquier muchacho mal
vestido, roto, o desharrapado» (DA) o, más concretamente, 'pícaro,
bribón'.
[768].
mandáronle
que tirase
... Su Reverencia: Rodela lleva en el viaje dos monas («las dos damas
estranjeras»), atadas con una cadena, de la cual tira para hacerlas moverse y
divertir al Padre con sus gestos; por otra parte, «hogaza y nueces» servirán
para que el clérigo se entretenga dándoselas a los animales (vid. v.
33), a la par que se gana su confianza, ya que estos se muestran tímidos al
principio, aunque el Padre Redentor viene de su propia tierra de origen, es
decir, de África.
[769].
galera: aunque su significado aquí es
el de 'carruaje de cuatro ruedas', no dejan de evocarse las molestias que
sufrirá el fraile, como si fuera a galeras (vid. v. 6).
[770].
juntaban
callos y orejas:
las monas se subían a la cabeza del fraile, juntando así los callos de sus pies
con las orejas de este (vid. v. 42).
[771].
ciruelas: el sentido obsceno que se da
a este término tiene que ver con las llamadas ciruelas de fraile, que
tienen forma oblonga, más o menos puntiaguda. Para el sentido cabal de las
bromas sobre las monas, véase la silva atribuida al Conde de Villamediana en Poesía
inédita completa, ed. de J. Fº. Ruiz Casanova, Madrid: Cátedra, 1994, nº
LVI, p. 395:
Iba
a cagar Salicio
y
hallóse una mona en el servicio,
miróle
los botones,
presumió
que eran nueces o piñones,
y
agarróle de traza
y
dejó de ser mona y le fue maza.
De
predicar venía
y
el sermón fue ser mon-aqueste día...
[772].
Rascábanse
pelo arriba:
el típico gesto de los simios da lugar a un chiste, basado en rascarse pelo
arriba como frase hecha («Phrase festiva, que vale sacar dinero de la
faltriquera: especialmente en quien tiene dificultad o lo siente», DA),
así como en el sentido obsceno de rascarse y rascar o escarbar
la caspa, esto es, 'rascar el pelo del pubis' (cf. los vv. 33-36 del
romance «Señor don Leandro...», de Quevedo [Poesía original completa, nº
771]: «Piernas de ramplón, / fornida la panza, / las uñas con cejas / de rascar
la caspa»). En el siguiente verso, Praves atribuye a las hembras estas
actitudes, que no son sino los clásicos achaques de la tradición misógina: la
avaricia y lujuria de la mujer.
[777].
El cumpleaños
del Marqués de Santa Cruz era el 11 de octubre (vid. XVIII, epígrafe, y
XXVIb, 33-34); la composición de este romance es, por tanto, anterior al 11 de
octubre del año 1713, dado que se hace mención del mismo en XXXIX, 145-148
(poema fechado el 2 de diciembre de 1713). Doña Antonia Díaz es probablemente
una de las damas del palacio del Marqués en Valdepeñas (vid. II, 10).
[778].
parte: 'el correo que se establecía
cuando el rey estaba fuera de la corte, para recibir sus órdenes e informarle
de lo que ocurría'; así pues, Praves se representa a sí mismo como el parte
dirigido al Marqués de Santa Cruz, ausente del Viso.- postillón: 'el
mozo que iba a caballo delante de las postas, para guiar a los caminantes'.
[779].
musa gallega: es el sujeto de substituyó.
Las gallegas, que solían trabajar como sirvientas, son frecuentemente objeto de
chanza en la literatura burlesca barroca, pues se las tenía por sucias y feas; cf.
los romances de Quevedo «A la Corte vas, Perico», v. 112 (Poesía original
completa, p. 899) y «Señor don Leandro», v. 30 (ibíd., p. 1057). A
esas cualidades alude Praves, que las encuentra presentes en su gastado atuendo
(vv. 11-24), contrastando con el mayor aseo de épocas pasadas, en las que
viajaba con asiduidad a Valdepeñas (vv. 3-4 y 7-8).
[780].
en lo roto
del vestido:
la pobreza de los poetas es tópico utilizado por Praves en otros lugares: vid.
XXVIa y XXVIII, 75-76.
[781].
chupa: 'chaqueta de mangas ajustadas
que cubría el cuerpo hasta las rodillas y se abría en cuatro partes de cintura
para abajo'.
[782].
de las bragas
el folio:
por el contexto se deduce que esta frase se ha de interpretar como 'el forro
del calzón'. No hemos encontrado ejemplos de la palabra folio con el
significado de 'forro de prenda de vestir', pero ante la duda, conservamos la
lección del manuscrito, a pesar de que sea verosímil suponer la sustitución, en
un descuido del copista o del autor, de forro por folio.
[785].
los años ... Su Excelencia: 'no
me atrevo a felicitar por escrito a Su Excelencia en su cumpleaños'.
[788].
Esto, señora,
os noticio
... por el tanto la respuesta: Praves se encuentra tan pobre que va a
hacer pagar el envío de su romance al destinatario (como a letra vista), y si
la respuesta viene en el correo ordinario, tendrá que empeñarla para poder
pagar «el tanto», es decir, la cantidad del porte.
[791].
día de
mercedes:
según el DA, día de hacer mercedes es aquel «en que los Reyes
logran algún plausible y deseado sucesso: como el feliz nacimiento de un
Príncipe, la nueva de una victoria grande, u otra cosa assí, por cuya
celebridad conceden mercedes particulares, que se deben a la gracia y al
regocijo, más que a la formalidad».
[792].
de cera: no sólo se trata de la
materia con que estaban elaboradas las alas de Ícaro; también se hace
referencia a la frase escribir en cera, que en sentido figurado se
entendía como «olvidarse uno del beneficio recibido» (DA).
[794].
que me
retraigo a la iglesia: era costumbre de los delincuentes refugiarse en lugar sagrado, donde
la justicia no podía obrar contra ellos.
[795].
¡Válgate
Apolo!: con la
intención de parodiar las invocaciones poéticas, Praves se dirige a una deidad
de la mitología clásica (Apolo, dios de la poesía) mediante una exclamación
castiza.
[796].
Marcial: Marco Valerio Marcial, poeta
latino de origen hispano, que vivió entre los años 40 y 104 aproximadamente,
célebre por la mordacidad de sus Epigramas.
[799].
tacamaca: 'tipo de resina que se extrae
del árbol del mismo nombre, y que tiene propiedades como calmante'; cf.
Moreto (El desdén con el desdén, jornada 2ª, vv. 1708-1710): «Si es cosa
de la cabeza, / dos parches de tacamaca, / y que te traigan las piernas.» No se
nos pueden escapar las connotaciones obscenas que se dan al término.
[800].
Quidam oculis
spectandoque ova foveri ab his putant, feminas coitum fugere, donec mas
festucam aliquam inponat aversae (Plinio el Viejo: Historia Natural IX, x).- guiñaradas:
'guiñadas, guiños'.
[802].
cogió con las
orejas la paja:
'cayó de espaldas de su cabalgadura' (vid. v. 34). Praves forma la frase
a partir de otras, combinando sus significados: por una parte, alzar uno las
pajas con la cabeza o tomar uno las pajas con el cogote, que
equivale a 'caer de espaldas'; por otra, apearse uno por las orejas,
esto es, 'caer de una cabalgadura'.
[805].
También de
este romance se hace mención en el poema XXXIX (fechado el 2 de diciembre de
1713), de modo que aquel es anterior a esa fecha; según el orden cronológico de
composición expresado en XXXIX, 145-160, este poema XXXVIII es posterior al
XXXVI y anterior al XXXV.
[806].
no dio en
vacío: la
expresión parece equivaler a dar en vago, que el DA recoge con el
significado de «no lograr el assunto, que se intentaba con alguna acción u
dicho».
[807].
el cura: se trata del propio Praves,
que a lo largo del romance se refiere a sí mismo tanto en primera persona (como
personaje narrador) como en tercera.
[808].
deletrado: 'deletreado'. El sacristán
había leído el edicto previamente deletreándolo; se deduce que no sabía leer
bien.
[811].
signo: 'figura de rasgos
entrelazados, a veces rematada con una cruz, que ponen los notarios a
continuación de su firma'.
[812].
escriba y
fariseo...:
Praves parece establecer correspondencia entre las figuras del «notario» y del
«escriba», y entre las del «cura» y el «fariseo». Considera ministros del
pueblo judío a escribas y fariseos, que en el Nuevo Testamento se
mencionan juntos por lo general; sin embargo, mientras que los escribas eran
verdaderos teólogos y juristas, y poseían el título de Rabbí, los fariseos
constituían, no un estamento socio-religioso, sino una secta, obsesionada con
la rígida observancia de la letra de la Ley.
[814].
hechuras: debe entenderse aquí por hechura
'una persona respecto de otra a quien debe su empleo, dignidad y fortuna'.
[817].
me dieron
diez y cinco:
'llevé ventaja'; la expresión procede de la frase dar quince y falta,
«Conceder a uno ventaja considerable para executar alguna cosa. Es tomado del
Juego de la Pelota, en el qual el primer punto es quince, y la falta pierde
otro punto» (DA).
[818].
derechos
parroquiales:
'retribuciones sujetas a arancel que corresponden a cada iglesia parroquial o a
los que en ella sirven'.
[820].
pluma: «Metaphóricamente se toma por
riqueza, bienes y hacienda: y assí se dice, Fulano tiene pluma» (DA); es
término relacionado con desplumar ('quitar a uno lo que tiene').
[824].
clericidio: neologismo degradante, creado
por Praves como forma de designar al clérigo que no honra su oficio,
literalmente, 'que lo mata'.
[825].
juez de
comisión:
«Aquel a quien se comete alguna causa, o el conocimiento de ella, por el
superior» (DA).
[826].
cuñas
racionales...:
los molestos visitantes se meten de cuña («introducirse alguno donde no
es llamado, para participar de la utilidad y conveniencia que gozan los otros»,
DA) y hacen gasto como si a Luis le hubiera nacido un hijo; este Luis
podría ser el Licenciado Luis Sánchez Galán nombrado por Praves como su albacea
(vid. su testamento en la «Introducción»), el cual quizá tenía a su
cargo la despensa de la parroquia.
[828].
en menores: las cuatro órdenes menores,
primer grado del orden sacerdotal, eran, de inferior a superior, la de ostiario
('clérigo encargado de abrir y cerrar la iglesia, llamar a tomar la comunión a
los dignos y repeler a los indignos'), lector ('el que enseñaba a los
catecúmenos y neófitos los rudimentos de la religión católica, y leía el lugar
de la Escritura sobre el que el obispo iba a predicar a los fieles'), exorcista
y acólito ('el encargado de servir inmediato al altar').
[829].
secretario: 'escribano de oficio'; este
«Quico» ha de ser el escribano Ejido que se nombra más adelante.
[831].
barbados: 'varones adultos', pero
también 'letrados'; es tópico de la literatura satírica y burlesca barroca
bromear con las barbas de letrados y médicos, que estos llevaban muy largas
como signo de sabiduría y autoridad.- lampiño: 'varón imberbe', esto es,
'niño', puesto que buscaban partidas de bautismo (vid. XXI, 85-86, donde
a barbados se opone muchachos).
[832].
antes padre
que no hijo:
el visitador sinodal encontró irregularidades en los libros de bautismos cuando
Praves era cura propio de la parroquial del Viso, consistentes en que en
algunos no se habían hecho constar los padres del niño, cual pudimos comprobar
gracias a la amabilidad del señor Loro, actual párroco del lugar.
[833].
Diéronle
vuelta: 'volvieron
el folio o la hoja', es decir, 'mudaron de parecer', 'desistieron'.
[834].
obispos de
anillo: se llama
así al obispo in partibus infidelium, esto es, aquel a quien se concede
el título de un territorio ocupado por los infieles y en el cual no reside; la
frase, aplicada al juez y al escribano, indica que no llegaron a ejercer sus
cargos respectivos, como si estos hubieran sido meramente honoríficos.
[836].
subsidio: 'cierta parte de las rentas
eclesiásticas que la Sede apostólica concedía a los reyes de España para la
guerra contra infieles'.
[837].
de las
fatigas
... sus bolsillos: 'el subsidio dio a sus bolsillos el garrote de
nuestras fatigas', 'sus bolsillos se cerraron como comprimidos con garrote al
advertir las fatigas que nos producía el pago del subsidio'.
[838].
le daría ... escrito: 'pagaría
los servicios prestados por el cura, el sacristán y el escribano'.
[839].
Patrocinio: «Se llama por excelencia una
fiesta que se concedió a las Iglesias de España por el Papa Alexandro Séptimo,
a petición del Rey D. Phelipe IV, poniendo sus Reinos de España debajo del
amparo, protección y Patrocinio de Nuestra Señora. Celébrase esta fiesta en una
de las Domínicas de Noviembre, con oficio doble, y se gana Indulgencia plenaria
oyendo la Missa mayor» (DA).
[840].
sobre haberle ... en el vacío:
'además de haber llenado el vacío del estómago de los visitantes, no le dieron
gratificación'; sobre la frase dar en vacío, vid. nota al v. 2.
[842].
le dieron un
perro vivo:
Praves deforma la frase dar perro o perro muerto, que además de
designar cualquier tipo de engaño (vid. nota a XXXIV, 5), solía
aplicarse más concretamente al hecho de no pagar los servicios de una
prostituta, como en este cuento.
[849].
desmontadizos: neologismo que puede
interpretarse como 'sin montura', pero también como 'más apropiados para
desmontar que para montar en ellos'.
[851].
paso de
suplicio:
variación de la frase paso de comedia, 'lance, suceso o pasaje de una
comedia', y en sentido figurado, 'suceso de la vida real que mueve a risa'.
[852].
teatino: una de las dedicaciones de la
Orden de los teatinos (fundada en 1524 por San Cayetano y Pedro Caraffa, futuro
Paulo IV) era la de asistir a los condenados a muerte para ayudarlos a bien
morir.
[854].
paladiones...: el griego Palládion
es el nombre dado a una estatua de Palas que poseía la cualidad de proteger a
la ciudad que la guardaba (gracias a ella, Troya había resistido diez años el
asedio de los griegos, hasta que fue sustraída por Ulises y Diomedes); sin
embargo, para los autores españoles del Siglo de Oro, al igual que para Praves
aquí, el Paladión era el célebre caballo de Troya: «Si mal no me
acuerdo, yo he leído en Virgilio aquello del Paladión de Troya, que fue un
caballo de madera que los griegos presentaron a la diosa Palas, el cual iba
preñado de caballeros armados, que después fueron la total ruina de Troya»
(Cervantes: Quijote II, cap. XLI). Esta confusión parece deberse a Juan
de Mena (Laberinto de Fortuna, LXXXVI, v. 686), que llama Paladión al
caballo por ser fingida ofrenda a Palas.
[855].
Ejido y
Filipo ... cura
y Pascual y Morales: aparte de personajes que intervienen en la anécdota
del romance («Ejido», el escribano, y el «cura» Praves), se nombran otros que
formaban parte del entorno del poeta: «Filipo» debe de ser el Felipe del Campo,
secretario de ayuntamiento, que se nombra en XXXI («Motivos para predicar este
sermón») y ante el cual otorgó Praves su testamento; «Pasqual» ha de ser Pascual
Fernández Laguna, teniente de cura, cuya firma aparece repetidamente en los
libros de la parroquial del Viso y que redactó la propia partida de defunción
de nuestro poeta; por último, «Morales» debe de ser el Licenciado Pedro
Morales, uno de los albaceas nombrados por él. Vid. la partida de
defunción de Praves en nuestra «Introducción».
[856].
Juan de
Cabreros...:
se trata de Juan Cabreros Martínez de León Gutiérrez Terán y Sánchez de Luna,
nacido en Manzanares y bautizado el 17 de diciembre de 1682 (en el momento de
escribirse el romance estaría a punto de cumplir o habría cumplido ya los
treinta y un años), hijo de otro Juan de Cabreros, natural de Almagro, y de
Clara Teresa Martínez de León, de origen mejicano, y caballero de Calatrava
desde 1701; en 1707, su hermano Gabriel Antonio también ingresó en la Orden (cf.
Vicente de Cadenas: Caballeros de la Orden de Calatrava que efectuaron sus
pruebas de ingreso durante el siglo XVIII. Madrid: Hidalguía, 1986, t. I,
pp. 56-57 y 187).
[860].
me alambicaba
la cholla:
'me devanaba los sesos'; según el DA, alambicar, usado
metafóricamente, se dice «quando alguno se aplica con notable continuación y
vehemencia a la inteligencia, solución, o hallazgo de alguna materia, y que
para ello esfuerza, y pone como en prensa su imaginación: y assí se dice
Alambicar el juicio, alambicar el celebro, la imaginación, &c.»
[861].
gorrona: por los versos que vienen a
continuación, ha de interpretarse alma gorrona como 'alma dada al trato
con rameras y mujeres de mal vivir'.
[862].
Cf. Quevedo (Poesía original
completa, nº 768, vv. 15-16): «¡Qué capitán pierde Flandes, / qué Maladros
las busconas...!».- chulas: en germanía puede significar simplemente
'muchacha', o bien «gorrona, o mozuela de mal vivir, desahogada y pícara» (DA).
[863].
trongas: «Voz de la Germanía, que
significa la manceba, o dama del gusto» (DA). Véase Quevedo, op. cit.,
nº 565: "y hasta las trongas de Madrid peores / los llenaron a todos de
caballos / y mal francés al buen francés volvieron".
[864].
corchetes: 'ministro inferior de
justicia que acompañaba a los alguaciles para prender a los delincuentes'.
[865].
esbirros: aquí, 'alguaciles', esto es,
ministros de justicia «con facultad de prender y traher vara alta de justicia»
(DA).
[866].
matasombras: compuesto basado en la
acepción germanesca del vocablo sombra: 'justicia, ministro de justicia'
(DA).
[868].
leña de
tinteros:
'cuernos': «Los cuernos del buei son de gran servicio, los del uro y los del
búfalo, porque dellos hazen tinteros...» (Covarrubias: Tesoro, s.v.
cuerno); así describe Lope una cornada: «meterle en la barriga / dos palmos
de madera de tinteros» (La gatomaquia, silva III, vv. 246-247).
[869].
encendida
mariposa:
«Es un animalito que se cuenta entre los gusanitos alados, el más imbécil de
todos los que puede aver. Éste tiene inclinación a entrarse por la luz de la
candela, porfiando una vez y otra, hasta que finalmente se quema [...] Esto
mesmo les acontece a los mancebos livianos que no miran más que la luz y el
resplandor de la muger para aficionarse a ella; y quando se han acercado
demasiado se queman las alas y pierden la vida» (Covarrubias: Tesoro, s.v.
mariposa).
[870].
asistentas y
mondongas:
ambas palabras designaban a las criadas que en Palacio tenían las damas de la
reina o la reina misma (DA); cf. el poema de Salazar «A una
mondonga que llamó sastre a un letrado» (Cythara de Apolo, p. 106).
[871].
Lope de
Figueroa:
era proverbial el carácter brusco y colérico de este general de los ejércitos
de Felipe II, cuya vida transcurrió entre los años 1520 y 1595, y que intervino
con brillantez, entre otras campañas militares, en la batalla de Lepanto y en
la represión de los moriscos en las Alpujarras granadinas; fue Calderón quien,
llevándolo a la escena en El alcalde de Zalamea y en Amar después de
la muerte, lo elevó a la categoría de personaje literario.
[872].
sastres...: este gremio,
frecuentemente satirizado en la literatura barroca española, es acusado de
engañar a sus clientes con telas de mala calidad y con medidas fraudulentas.
[874].
furlón: «Especie de coche de quatro
assientos, sin estribos, cerrado con puertecillas, assentada la caxa sobre
correones, y puesta entre dos varas de madera» (DA).
[875].
Dichoso el
que en su retiro...:
la formulación poética que Praves hace del Beatus ille en los vv.
125-128, recuerda la doble quintilla de Fray Luis de León «Aquí la envidia y
mentira» (Poesías, p. 250).
[876].
Praves adapta
a la rima y asunto de su romance los vv. 4-5 del de Góngora «En un pastoral
albergue» (Romances. Ed. Antonio Carreño. Madrid: Cátedra, 1982, p.
281): «lo dejó por escondido / o lo perdonó por pobre.»
[877].
ir soltando ... la mazorca:
'andarse por las ramas, no ir al grano', o bien 'hacer las cosas al revés',
puesto que la mazorca es la «husada de lino, lana, seda u otra cosa que
se va sacando del copo, y revolviendo en el huso para asparlo después» (DA).
[882].
Volupia y
Angerona:
Volupia, hija de Amor y de Psiquis, era entre los romanos la diosa del deleite;
el nombre de Angerona, que se asociaba con distintas deidades (bien la diosa
del silencio, bien aquella en cuyo honor se celebraban las fiestas angeronales
el 21 de diciembre), también designaba a la diosa de los placeres.
[883].
melancolizan: 'se enfrían'; la melancolía,
en la medicina antigua, era uno de los cuatro humores primarios, caracterizado
por ser frío y seco.
[885].
ninfos: «hombre demasiadamente pulido
y afeminado, y que cuida de su gala y compostura con afectación» (DA).
[886].
Gurupera:
grupa. Cfr. Quevedo, "Itinerario de Madrid a su Torre", op.
cit., nº. 751:
"Partí desde aquí derecho,
antes sospecho que zurdo,
a Segura de la Sierra,
que es un corcovo del mundo"
[887].
amicitia
magis elucet inter aequales (Cicerón: Laelius, de amicitia, 27, 101); amicitias tibi
iunge pares (Ovidio: Tristes III, 4, 44).
[888].
Leda: esposa de Tindáreo, rey de
Esparta, a la que Zeus sedujo tomando la forma de un cisne; en la misma noche,
Leda se había unido a su marido, concibiendo por una parte a Pólux y Helena, engendrados
por Zeus, y por otra a Cástor y Clitemnestra, engendrados por Tindáreo. Los
cuatro hijos nacieron de uno o dos huevos puestos por Leda.
[889].
las fecundas
palomas
... me esquilman: resulta anómala la construcción sintáctica y es
preciso entender esquilmar como 'ofrecer el esquilmo o fruto'.
[890].
Acab: Ajab (Achab en latín),
rey de Israel contemporáneo del profeta Elías; su mayordomo Abdías había
protegido de Jezabel a cien profetas de Yahveh, escondiéndolos en una cueva y
alimentándolos con pan y agua (3 Reyes XVIII, 4 y 13); no obstante,
quizá Praves piense más bien en el ayuno de Ajab (3 Reyes XXI, 27).
[893]. Quid autem habes quod non accepisti?
Si autem accepisti, quid gloriaris quiasi non acceperis? (1 Corrintios IV, 7).