Carlos de Praves

 

 

OBRAS

 

 

Edición digital de Ángel Romera y Jesús Simancas

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                Ciencia o numen desgraciada

                                                fue siempre la poesía,

                                                pues que si algunos la aplauden

                                                es más allá de la pira XL, vv. 25-8.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

INTRODUCCIÓN

            Resulta soprendente que un poeta tan estimable como Carlos de Praves no haya encontrado aún el estudio y edición que merece. El asunto se explica sólo por la época en que le tocó vivir: el reinado de Carlos II y la Guerra de Sucesión, periodo aún hoy oscuro en que la literatura parece sufrir un eclipse tras los esplendores de antaño. Los autores áureos han muerto ya y sus sucesores no destacan ya por tener menos talento -igual o superior al de ellos-, sino porque parecen deberles las fórmulas expresivas y la originalidad que les caracterizó. Lope, Góngora, Quevedo, Calderón, sor Juana Inés de la Cruz y Cervantes aparecen más o menos explícitamente evocados en los poemas que editamos. Por otro lado, cultivan una temática menor que es más importante por conceptos sociológicos, históricos y literarios que por los meramente literarios o lingüísticos.

            Y, sin embargo, la obra de Carlos de Praves no deja de ser extrañamente original. Aparte de presagiar bastante de lo que vendrá más adelante, nos da, junto a una última versión del Barroco, una panorámica excepcional de lo que era la vida en la Mancha a principios del siglo XVIII. Por las páginas de estos poemas desfila toda la historia con letra pequeña de la época: capítulos de ayuntamientos, representaciones teatrales de aficionados, recepciones en el palacio del Marqués de Santa Cruz en Valdepeñas, desfiles militares, fiestas con toros, bailes de minué, cencerradas, romerías, academias literarias, rivalidades eclesiásticas, celebraciones de victorias en batallas, quejas por la falta de leña, disputas con jueces, reuniones para jugar al billar (lo que Praves llama "mesa de trucos", chismes de aldea, juegos de cartas, cuernos, riñas, peticiones de regalos, descripciones de entrada de tropas, anécdotas sobre robos, saqueos y sermones paródicos... en fin, un compendioso y denso diario de la historia íntima del gran siglo XVIII, en forma de epístolas en verso intercambiadas a lo largo de los quevedianos desiertos manchegos, todo ello servido por el más exquisito humor y, bien está decirlo, con el cinismo de quien ha vivido intensamente y se encuentra ya en el ocaso de su vida, dedicando a la caza, al juego y a la literatura los pocos ratos que le permite su enfermedad, mientras espera la muerte.

            Carlos de Praves no dejó de ser popular. El mismo Marqués de Santa Cruz o el poderoso caballero calatravo Juan de Cabreros, administrador de la Encomienda Mayor de Castilla, le encargaron obras y le pidieron que reuniera sus poesías.[1] El ejemplar que editamos es seguramente la única colección completa que ha quedado, fuera de los poemas mitológicos y las otras obras perdidas que esperamos algún día salgan a la luz.[2]

            1. Vida.

            No existe, que sepamos, ningún estudio biográfico sobre Carlos de Praves.[3] Pocos son los datos que podemos reunir, muchos de ellos extraídos de sus propias Obras:

            - Nació hacia 1660.[4]

            - Residió largo tiempo en Madrid[5]

            - En 1698, año en que edita sus fábulas mitológicas de Acteón y Diana y de Endimión y Diana, es capellán del Marqués de Almarza[6] y de la Condesa de Alba de Yeltes en Madrid, a quienes dedica esos poemas. Allí llevaba una vida enamoradiza y algo revuelta,[7] hasta que conoció a don Álvaro Benavides-Bazán y Ayala de Velasco, sexto del nombre, y séptimo marqués de Santa Cruz de Mudela, quien no tardaría en hacerle párroco de la villa y de su palacio en el Viso.

            - Quizá con respecto al Marqués de Almarza y la Condesa de Alba, había caído en desgracia, según se desprende de las vagas alusiones que se encuentran a lo largo de sus Obras. No conocemos la identidad de aquellos porque Praves tan sólo habla «del Conde» (I, 46), «de todo un linaje» (VI, 108) y ¿«del magnate» (XXIX, 38)?. El problema parece haber surgido, no con los patronos directamente, sino con el mayordomo de éstos, cuyo nombre tampoco se ofrece (I, 53-54; XXIX, 21-56) y que, a juzgar por I, 54, parece ser el «capellán bizco» de los poemas XXXIII y XXXIV.

            - Probablemente desde 1707 (vid. «Dedicatoria del romance serio-jocoso» I) es capellán del séptimo Marqués de Santa Cruz, D. Álvaro, quien le propuso como párroco del Viso, ya que hasta nuestro siglo estos marqueses han gozado del privilegio de nombrar los párrocos del Viso del Puerto o del Marqués, de Santa Cruz de Mudela y de Villarrubia de los Ojos.[8] El Marqués había defendido la Mancha en 1706,[9] donde dos años antes había habido infructuosas maniobras sediciosas del Conde de Cifuentes,[10] que fue apresado pero se evadió y logró llegar a Cataluña para ponerse al servicio del Archiduque Carlos.[11]

            - Tomó posesión de la parroquia el 10 de junio de 1708.

            - En Noviembre de 1710 fue mediador ante Sir Edward Hamilton para impedir el saqueo de sus tropas en Valdepeñas, el Viso y Santa Cruz de Mudela cuando las fuerzas proaustriacas abandonaron Madrid y ocuparon la Mancha (XIX).[12] Según declara, su mediación impidió que el espléndido palacio renacentista del Marqués fuera incendiado.

            - Su obra, escrita en su mayor parte durante los últimos años de la Guerra de Sucesión, ensalza discretamente a Felipe V, por lo que se sitúa dentro del bando proborbónico. Se manifestó, sin embargo, horrorizado por los excesos bélicos de unos y otros.[13]

            - Al menos durante el verano de 1711 y sobre todo en 1713, padeció graves enfermedades que le provocaban desmayos y que al cabo le condujeron a la muerte.

            - Estrechó amistad con el alférez Manuel Moscoso, que también compuso poesía[14] hoy perdida o ilocalizada y fue el principal destinatario de su epistolografía poética. El marqués favoreció a ambos con su mecenato, como también a Fray Alonso de la Madre de Dios y quizá al capitán Gerardo Lobo y a otros ingenios de los que no conocemos el nombre, pero a los que alude Praves indirectamente.[15] El poeta correspondió a sus favores con la composición de loas para fiestas en el palacio de Valdepeñas, del que era asiduo, y sonetos laudatorios.

            - Algunos vecinos del Viso del Marqués le manifestaron animadversión, sobrevenida no tanto por los bandos que toda guerra civil provoca, cuanto porque al no venir el Marqués tan a menudo como el pueblo deseaba y no gobernar la villa sino a través de administrador[16] interpuesto, el cura por él nombrado se hacía receptor de ese descontento, acrecido al observar los vecinos del Viso que los, en expresión de Praves, “lejivecinos” de Valdepeñas no padecían igual abandono. El administrador, como se deja suponer bien de las alusiones del texto, esquilmaba al pueblo,[17] muy escaso de propios y habituado a ganarse la vida con la ganadería y el hospedaje. Praves padeció, a causa de ello, calumnias y falta de leña, y dejó en el poema XIII,[18] entre otros, nota caricaturesca de sus dificultades para conseguir ésta y librarse de aquéllas.

            - Algunas aficiones aliviaban su existencia: la lectura, la escritura, la baraja, la mesa de trucos, la caza y las visitas a la "leonera" del Marqués en Valdepeñas, que fue espaciando cada vez más conforme su salud empeoraba hasta cesar probablemente a principios de 1714. Vivía con su madre en una casa con palomar y un patio ajardinado con guindos. Esta murió antes que él, ya que no la cita en su testamento y aún vivía en el verano de 1711 (III).

            - Debió agravarse su enfermedad hacia 1715, fecha en que otorga testamento.

            - Fue cura propio de la Parroquial del Viso del Marqués ocho años entre el 10 de junio de 1708[19] y la fecha de su muerte, el 17 de abril de 1716.[20] Fue sepultado en el monasterio franciscano de la localidad.


            2. Obras.

            2.1. Obras anteriores a 1708.

            Se conservan dos fábulas mitológicas impresas, cuyas dedicatorias están fechadas en Madrid, el 6 en enero de 1698:

            - «Fabula | de Acteon, | y Diana. | Dedicada | a el señor | Don Gaspar | Antonio de Guzman | Anaya Leyva Toledo | y Fonseca, | Marqves de Almarza, | Vizconde de Arauzo, Señor de las Villas | de Bañovares, el Cubo, Velvis, &c. | mi Señor.»[21]

            - «Fabula | de Endimion, | y Diana. | Dedicada | a la Señora | Doña Maria Manuela | de Gvzman,| Toledo, Leyva, Anaya, | y Fonseca, | Condesa de Alba, Mar | quesa de Cerralbo, Condesa de Rio- | Lobos, y Vizcondesa de S. Miguel | de Caldillas, mi Señora.»[22]

            Ambos impresos pertenecieron a la rica biblioteca del Marqués de Jerez de los Caballeros,[23] que los vendió en 1902, junto con casi toda su colección, a Archer M. Huntington, de donde pasaron a su actual paradero, la Hispanic Society of America, en Nueva York.[24]

            En las Obras que aquí editamos, Praves se refiere en numerosas ocasiones a los años anteriores a su vida en el Viso, y da a entender que cultivó la poesía, lo que en efecto consta por las fábulas mitológicas conservadas en la Hispanic Society. Hemos de presumir, por tanto, que en el futuro se desenterrarán nuevas obras de este poeta.


            2.2. Obras desde 1708 hasta su muerte.

            - Obras de | D. Carlos de Praues | Cura propio | de la Parrochial de la Villa | del Viso del | Marques | Escriuiolas desde el dia que entro a | ser cura que fue a 10 de junio | del dichoso año del señor de | 1708 | Escriuiolas asi en prosa, como | en verso, de Repente, | porque su Genio no le permitia | sosiego para nada; y por ser | concebido en Locura original.[25] Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Ms. 178.

            En el manuscrito de las Obras aparece varias veces la rúbrica de Praves, hecho que podría inducir a considerarlo autógrafo. Por desgracia, la cuestión no es tan simple, pues como tuvimos ocasión de comprobar durante nuestra búsqueda en los libros de la parroquial del Viso, la letra del teniente de cura, Pascual Fernández Laguna, se asemeja sospechosamente a la de los versos del párroco. Estos, en su mayoría, tienen por destinatario a algún conocido de Praves, de modo que debieron de concebirse enteramente por separado, siendo agrupados después por deseo del poeta (no de otra forma puede interpretarse el que este redactara un prólogo «A el lector»), aunque no necesariamente hubo de transcribirlos él mismo: es posible que encargara esta tarea al mencionado Pascual Fernández, que actuaría bajo su supervisión. Conjeturas aparte, y fuera o no Praves quien desempeñó el oficio de copista, lo que parece cierto es que el manuscrito de sus Obras, autógrafo o apógrafo, contiene el texto original y único de las mismas.[26] El papel lleva una marca de agua consistente en un escudo que rodea una cruz custodiado por dos grifos rampantes y un escudillo a manera de copete que contiene una línea horizontal con cuatro ondulaciones. En otra sección del papel aparecen dos óvalos montados uno encima del otro. El superior, más pequeño, contiene una línea ondulada vertical central. El inferior encierra las letras bçâ[27] (baçán). Los epígrafes, según costumbre humanística, están miniados con tinta roja. El manuscrito está encuadernado en la época, corregido y como preparado para impresión; acaso ésta no fue posible durante la guerra, cuando tan pocas obras se editaron, y éstas muy breves.

            Sabemos que algunos hombres notables solicitaban poemas y copias de poemas a Praves (así, el administrador de la Encomienda Mayor de Castilla, el calatravo Juan de Cabreros, o el mismo Marqués que le demanda juicio sobre unas décimas de Gerardo Lobo). Cualquiera de ellos pudo solicitar una copia de los poemas de Praves.


            2.2.1. Géneros.

            El autor parece tener un gusto especial por la epístola en romance, como el mismo dice, "en tono de jacarilla", pues no en vano la huella de Quevedo es persistente en él y conoce bastante bien el lenguaje germanesco. Emplea también géneros artificiosos como el enigma, el sermón en clave de apuesta o el soneto acróstico-políglota, o dialogado, pero no desdeña tampoco el poema extenso en arte menor o mayor, siempre con intención burlesca.

            - Prosa:

                        - Prólogo «A el lector».

                        - «Dedicatoria de un romance serio-jocoso» (XXVI).

                        - «Sermón...» (XXXI).

                        - «Respuesta a su papel» (carta) (XXXII).

            - Poesía:

                        - Romances epistolares (I, II, III, V, VI, VII, VIII, XI, XII, XIII, XVIII, XIX, XXI, XXII, XXVI, XXVII, XXIX, XXX, XXXV, XXXVI, XXXVII, XXXVIII, XXXIX, XL).

                        - Redondillas (IV, XXXIII).

                        - Endechas en forma de romancillo hexasílabo, precedidas por una                   copla octosilábica (IX, XX).

                        - Tonada con estribillo en forma de seguidilla más cuatro coplas                octosilábicas (X).

                        - Silva de pareados (XIV).

                        - Sonetos (XV, XVI, XXIV, XXV).

                        - Madrigales (XVII).

                        - Décimas (XVII, XXXIV).

            - Teatro:

                        - Loas (XXIII, XXVIII).

            Salvo algunas composiciones de carácter encomiástico (los sonetos XXIV y XXV, la «Dedicatoria» y las dos loas), la pluma de Praves se mueve, en mayor o menor medida, dentro del estilo jocoserio[28] y burlesco, sin ahondar en profundidades satíricas. Incluso el «Sermón» y la «Respuesta a su papel» son concebidas como parodia del sermón predicado por el Padre Escarcha (vid. XII) y  el epitalamio del médico Felipe Clemente es en realidad un ejercicio de ironía a modo de cencerrada para dos viudos que se casan.

            Otra de las peculiaridades de las Obras es que muchas de ellas tienen carácter epistolar o, al menos, van dirigidas a una segunda persona que no es el lector en general, sino alguien bien concreto del entorno del cura:

            - El Marqués de Santa Cruz (I, IV, XIX, XXII, XXIV, XXV, XXVI).

            - Las damas del palacio del Marqués en Valdepeñas (II, XX, XXXVI).

            - Don Manuel Moscoso, alférez del regimiento del Marqués y principal             corresponsal de Praves (III, VI, VII, XI, XXIX).

            - Don Felipe Clemente, «médico en Valdepeñas» (V).

            - Un amigo anónimo, quizá Moscoso (IX, XIV).

            - Un teniente (XXI).

            - El Padre Juan Escarcha (XXXII).

            - Don Juan de Cabreros, caballero de la Orden de Calatrava (XXXIX, XL).

            La forma más común para la epístola "seria" es el terceto, pero se empleaba el romance cuando esta trataba un tema desenfadado, por su mayor despejo para la narración, pues no en vano había notado ya Lope en su Arte nuevo de hacer comedias que "las relaciones piden los romances"; en el Epistolario que de Quevedo editó Astrana se encuentran no pocos ejemplos de esas epístolas jocosas en este metro, y también en las Obras de Sor Juana Inés de la Cruz, ambos autores muy leídos por Praves.[29]


            2.2.2. Datación.

            Según indica el título, el manuscrito de las Obras de Praves contiene su producción desde el 10 de junio de 1708.

            Obras fechadas:

            - I (4 de julio de 1711).

            - IX (1711).

            - XI (22 de julio; no especifica el año).

            - XXVI (11 de octubre de 1710).

            - XXIX (4 de julio; no especifica el año).

            - XXXI (28 de diciembre de 1711).

            - XXXII (21 de diciembre de 1711).

            - XXXIX (2 de diciembre de 1713).

            Orden aproximado de composición:

            - 1708:            XXIV (post 9 de enero=suceso fechado; aunque, si atendemos                                            a la portada del ms., post 10 de junio)

                                    XXV (igual que el XXIV)

                                    XXI (post 17 de noviembre=suceso datado; ante 19 de abril                                                 de 1709, fecha de la rendición de Alicante)

            - 1710:            XXVI (11 de octubre)

                                    XIX (post 9 de nov., fecha de la salida de Edward Hamilton de Madrid)

                                    XXIII (ante 19 de diciembre=representación fechada)

            - 1711:            XXVIII (ante carnestolendas=representación fechada)

                                    I (4 de julio)

                                    XXIX (4 de julio; iguales circunstancias que en I)

                                    II (verano)

                                    III (verano)

                                    VI (verano)

                                    XIX (post finales de 1710=suceso datado; pero la enfermedad que afecta a Praves ese verano y que se cura con el envío de los bollos parece ya superada)

                                    XVIII (post 11 de octubre=suceso fechado)

                                    IX (post noviembre=suceso fechado)

                                    XXX (post noviembre=suceso fechado)

                                    XII (post 6 de diciembre=suceso fechado)

                                    ¿XIII? (¿post diciembre?=suceso posterior al de IX y XXX)

                                    XXXII (21 de diciembre)

                                    XXXI (28 de diciembre)

            - 1712:            V (suceso fechado)

                                    XVII (post sábado de carnestolendas=suceso posterior al                                           de XXXI).

            - 1713:            XXXVI (ante 11 de octubre=suceso fechado)

                                    XXXVIII (noviembre=suceso fechado; post XXXVI)

                                    XXXV (post XXXVIII)

                                    XXXIX (2 de diciembre)

                                    XL

            Para el resto de las obras (IV, VII, VIII, X, XI, XIV, XV, XVI, XX, XXII, XXVII, XXXIII, XXXIV, XXXVII) carecemos de datos que permitan siquiera la conjetura.


            2.2.3. Temática.

            Las composiciones que acoge el corpus del manuscrito 178 del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores se centran claramente en noticias autobiográficas o asuntos cortesanos, humorísticos o históricos referidos al entorno de Praves, importantes para el historiador de las costumbres, ya que ofrece una vívida estampa de las fiestas, diversiones, reuniones sociales y gobierno del concejo de un lugar típico de la España del siglo XVIII. También incorpora meditaciones morales sueltas o en textos más extensos sobre la poesía, el amor, la ambición y el Beatus ille horaciano. No desprecia los temas sociales: el olvido del Marqués a sus vasallos del Viso, los horrores de la Guerra de Sucesión, etc., aunque en algunas ocasiones hay que leer entre líneas. Y hasta cuando exhibe su ingenio por motivos cortesanos nos da útiles informaciones, por ejemplo, sobre el teatro de aficionados a comienzos del siglo XVIII. 

            - Asuntos estrictamente autobiográficos:

                        - Su enfermedad (I, 1-36; III, 113-116; VI, 121-124; XIX, 29-64;                   XXIX, 1-20).

                        - La calumnia de que es objeto por parte de los vecinos (I, 36;             XIX, 65-84).

                        - Su caída en desgracia del Conde, la enemistad con su mayordomo y el viaje a Manzanares (I, 45-56; VI, 85-120; XXIX, 29-56).

                        - La petición y envío de los bollos de chocolate (I, 57-80; II; III, 101-112; VI, 5-80).

                        - La petición de una silla de montar (IV; VI, 127-128).

                        - La falta de noticias acerca de Praves o su ausencia de Valdepeñas (VII, 65-92; XX; XXIX, 21-28; XXVI).

                        - La vida de Praves antes y después de pasar al Viso, donde se toca el beatus ille y el menosprecio de corte y alabanza de aldea, la pobreza del cura, etc. (IX, 101-156 y 309-396; XX; XXXVI; XXXIX; XL).

                        - La leña para el cura, que los vecinos se resisten a proporcionarle (XIII).

            - Personajes y sucesos de su entorno:

                        - Matrimonio, amor y sexo (V; XVI; XXVII).

                        - El Padre Arroyo (VIII).

                        - El caso de la encina y el juez (IX, 181-304; XXX).

                        - El pueblo del Viso abandonado por el Marqués, que nunca lo visita (XI; XVIII, 65-76; XXVI, 85-104).

                        - El Padre Escarcha (XII).

                        - La comitiva del Conde de Parsén (XIV).

                        - Don Luis de Valdivia (XV).

                        - El robo del pavo (XVII).

                        - Fiestas en casa del Marqués (XVIII).

                        - Éxitos borbónicos en la Guerra de Sucesión (XIX, 1-28; XXI).

                        - Tema encomiástico (XXIII; XXIV; XXV; XXVI, dedicatoria, 1-84;                   XXVIII).

                        - El capellán bizco (el mayordomo del Conde) (XXXIII; XXXIV).

                        - El Padre Redentor de Tetuán ¿Padre Arroyo (vid. XX, 279-284)?               (XXXV).

                        - El «fraile de la borrica» (XXXVII).

                        - El suceso de la capellanía (XXXVIII).

            - Motivos generales:

                        - Los gajes del oficio de poeta (I, 81-120; VII; IX, 5-28).

                        - Sátira contra médicos y otros oficios (III, 1-100; XXII).

                        - Matrimonio, amor y sexo (X).

                        - La ambición (IX, 57-76).


            2.2.4. Estilo.

            La lengua de Carlos de Praves se muestra algo purista en la selección de los vocablos: escasos, aunque significativos, son los galicismos (minué, palabra que aparece por primera vez en Praves, por ejemplo) referentes a las modas del vestido o al ejército, que ahora no consta de tercios, sino de regimientos. Crea algunos neologismos, y la presencia de cultismos es aproximadamente igual o menor que en sus contemporáneos.[30]

            Más importante es, sin duda, su costumbre de agrupar tres sinónimos o cuasisinónimos, que sirve para adscribirlo a la escuela retórica barroca helenístico-bizantina:

 

"...os noticio una entrada

exquisita, aplaudida y celebrada...."

 

            Según Hermógenes,[31] la amplificatio más efectiva consistía en la diálage o acumulación coordinante sinonímica,[32] frecuente más en el arte mayor de Carlos de Praves que en el menor; en la prosa se manifiesta de otro modo, como isocolon trimembre.[33] Estas técnicas fueron muy comunes, pues se encuentran, sin ir más lejos, en el estilo de uno de los autores más admirados por nuestro poeta, Salazar, en Calderón o incluso en el discurso político a las más altas instancias,[34] pero en Praves es de cultivo asiduo. Es más, sigue la teoría narrativa hermogenista[35] en otros puntos. Propugnaba ésta la amplificatio mediante el patetismo y la caracterización de los personajes por su modo de hablar, contra la uniformidad de estilo[36] que los teorizantes italianos acabarían por imponer a Francia y a Europa a través de ella, y estos rasgos se concentran, con clara intención burlesca y paródica, en los poemas largos y en especial en el lamento por el castigo del muchacho que roba al cocinero en la "Entrada del conde de Parsén" o en la silva sobre el pavo muerto e, incluso, en el caricaturesco romance, tan entremesil, de la reunión del concejo.

            Encontramos, por otro lado, los procedimientos típicos para conferir ritmo al sermón: anáforas, simetrías, etc. El paralelismo antitético, el juego de palabras más ingenioso que trillado o la imagen pintoresca definen también el arte de Praves, muy dotado para la descripción cómica, en la línea de Quevedo, si bien no llega a alcanzar los extremos de descomposición expresionista de su modelo, insinuando sólo la animalización y la cosificación. De Góngora toma especialmente la alusión, que invierte aplicándola a referentes nimios provocando con ese desajuste efectos cómicos:

 

                                                "Átropos el tronco apenas

                                                dio a Cibele, divulgóse;

                                                que aún no bien con la fatiga

                                                movió el carro Faetonte,

                                                cuando Minos, del Cocito

                                                Juez, deslumbrado, sin orden

                                                de Plutón, en el abismo..."[37]

 

            Esto es, que un criado del cura segó leña ajena que cayó al suelo y la montó en un carro para quemarla, se enteró el juez y le denunciaron. Átropo era la Moira que cortaba el hilo del destino, Faetonte quien condujo el carro del Sol tan mal que estuvo a punto de abrasar el mundo y Minos uno de los tres jueces del infierno. ¡Demasiado lujo verbal para un asunto tan pequeño!.[38]

            La crítica de la retórica y de los géneros barrocos más solemnes, que se realiza desde el burlesco fondo semántico de lo narrado, revela la descomposición del estilo seiscentista y la búsqueda de nuevos modelos. Así ocurre en la pieza XXXI del corpus, un sermón que posee la función lúdica agregada de incluir por una apuesta los nombres de tres amigos de Praves. La prosa que lo moldea se encuentra a medio camino entre los excesos gongorescos de Fray Hortensio y la prosa burlesca del Fray Gerundio del padre Isla, unos cuarenta años después.[39] Sus periodos extensos y solemnes y su acumulación de citas rebuscadas, equívocas y desproporcionadas (los "textos", en su expresión), así como de paralelismos, antítesis y trimembraciones no se halla lejos de aquellos modelos ridiculizados por tantos ilustrados posteriores. De hecho, el mismo Praves trata las piezas oratorias que nos ha conservado con la misma confesa intención lúdica, "jocoseria", que cuando maneja los moldes gongorinos; de aquí que su predicación no llegue a ser plúmbea, por más que los campesinos dieciochescos no compartiesen esta impresión tan positiva. Por demás, los sermones paródicos del día de los Santos Inocentes eran un género muy común en España, y ya se ha señalado alguna noticia sobre la presencia de ellos en la Mancha.[40]

            La obra de Carlos de Praves representa el Barroco final: se percibe el agotamiento de esa estética a través de, por ejemplo, cómo se hipertensa la forma de un soneto plurilingüe añadiéndole un acróstico y una rima forzada en homoteleuton. Por otro lado, y en contraste, la predilección por formas sencillas como el romance, vehículo del "estilo ínfimo" y los temas cotidianos, afirma a las claras un intento de salida hacia lo más natural.

            Sin embargo, Praves utiliza hexasílabos para complejas enumeraciones mitológicas y no se resigna a dejar de lucir su ingenio en el romance, muchas veces oscuro, pero en torno siempre de un tema nimio que más parece un pretexto para el chiste que lo que pretende adivinarse a través de toda esa orgía verbal.

            Praves "rebaja" el gongorismo al emplearlo sólo en poemas caricaturescos y cómicos, burlando la pretenciosidad de esa práctica como Lope, Quevedo y Salazar ensayaron ya en el siglo anterior, pues no en vano son los autores más leídos por el autor. Le apoyaban en esto las críticas antibarrocas del manchego Patón,[41] a quien los dos primeros se hallaban de algún modo vinculados. Hay que indicar, además, por lo que toca a este ambiente purista, que la región poseía una tradición de lopismo muy fuerte, como ha demostrado Juan Manuel Rozas.[42] Creo que se puede afirmar que esta corriente nació ya en la amistad del valdepeñero Miguel Cejudo con el Fénix y se desarrolló al máximo en la obra preceptiva y retórica del ya citado Ximénez Patón, quien en su Elocuencia española adujo casi siempre ejemplos del Fénix.

            En fin, si rastreamos los elementos intertextuales, cuya importancia ya apercibió el autor al comparar su creación a la de los sastres que venden sobras de retales, constatamos de inmediato que son precisamente Lope, Salazar, Quevedo y sor Juana Inés de la Cruz las preferencias literarias que han marcado al vate del Viso.

            Con Lope de Vega le unía algo más que la lectura; posiblemente, el mismo origen social humilde, la misma preferencia por lo cotidiano. Sus huellas superan la mera reminiscencia: hay versos enteros de la Gatomaquia (canción XIV) y una alusión explícita a las Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos[43] que confirman otras reminiscencias. Así, este libro recoge varios poemas de "asunto sin asunto",[44] cuya fórmula ensaya Praves con éxito en las décimas al intento de representación de una comedia. La predilección por el romance le enlaza también a la sensibilidad de Lope, quien siempre defendió este metro por su espontaneidad natural, en lucha como estaba contra el barroquismo extremo desde su postura de nostálgico de la claridad renacentista. No por otra causa fue uno de los poetas más reeditados del XVIII. El carácter jocoserio de la mayor parte de la producción se encuentra también en la línea de las Rimas humanas, acendrado cuando ya los "grandes temas" del siglo XVII se habían agotado y había pocas glorias nacionales de que ufanarse con la pérdida de la hegemonía europea a manos de Francia. El retiro a la aldea y desprecio de corte que se encuentra en sus poemas es, en verdad, un trasunto del retiro de España de sus ambiciones imperialistas.

 

            El influjo de Quevedo, menos perceptible, es, sin embargo, real y fuerte más allá del genérico conceptismo. Praves se descubre buen seguidor de su técnica caricaturesca (Romance del concejo, La entrada del conde de Parsén), aunque se detiene antes de alcanzar el expresionismo del autor del Buscón. El "tono de jacarilla" que asume Praves como propio se lo debe a él, así como su ocasional exhibición de lenguaje de germanía. Crea neologismos al violentar la aposición transformando los sustantivos en adjetivos, recurso que Quevedo había introducido y asentado recientemente en la estilística castellana. Se rozan muchos textos, pero sólo resaltamos reminiscencias de orden superior en nota. Algunas de ellas llegan hasta la nominación de personajes suyos, como el chulo Maladros de sus jácaras o ese inicuo perseguidor de estómagos, el licenciado Cabra, que vuelve a la vida en seis versos.[45]

 

            También el nombre de Góngora aparece en la obra junto a un verso contrahecho de su romance  "En un pastoral albergue..." y en forma de una alusión a su "Hermana Marica...", entre otros recuerdos de letrillas[46] y sonetos. Si se trata de su estilo más oscuro, hay empero que puntualizar no se ejerce ni siquiera en los sonetos laudatorios donde podría hallar más campo, sino en los temas jocosos y burlescos, prueba inequívoca de que el barroquismo ha engendrado en su misma parodia su destrucción. De hecho, censura a Manuel Moscoso cuando escribe al calatravo Juan de Cabreros por usar demasiadas transposiciones y oscuridades en sus décimas, haciéndose eco de las discusiones que se mantenían sobre el tema en la corte del Marqués, siempre en la atmósfera del difundido antibarroquismo patoniano cuyo propósito era, en palabras de Lázaro, "apuntar contra el gongorismo".[47] El culto casticismo lopesco se prolongaba así en tierras manchegas.

 

            Calderón aparece implícitamente en la mención de dos comedias: la Dama duende y el Galán fantasma; creemos, no obstante, que su conocimiento de estas obras fue más de vistas y oídas (era frecuente leer de viva voz comedias en las ventas o en las casas, si ya no bastaban las representaciones de los corrales) que por un trato asiduo con las ediciones de Partes o sueltas a las que pudo acceder en su periodo madrileño. Más probable es la asimilación de algunas de sus técnicas dramáticas a través del segundo tomo (obras teatrales) de la Cythara de Apolo, (Madrid, 1694, 2ª ed.) que recogía los póstumos ensayos dramáticos de su fiel discípulo Agustín de Salazar y Torres, puesto que la loa de Praves dedicada al cumpleaños de Felipe V debe mucho a la "Loa para la comedia de Elegir el enemigo" del ingenio soriano: allí se encuentran los mismos personajes, siendo además, como se deduce de un significativo pasaje paralelo,[48] el hipotexto de la obra dramática del capellán del marqués. A través, pues, de Salazar, le vienen a nuestro autor la calderoniana afición al espectáculo alegórico y al diálogo "al alimón" y con él se refuerza el caudal de humorística parodia lopesca, si no bastara con el magisterio directo del autor de la Vida es sueño.

            Sin embargo, donde se ve la poderosa impronta del ingenio soriano y el influjo propiamente dicho de Salazar es en los versos suyos que nuestro autor rehace o en los poemas que toman su estructura entera de otros suyos, como es el caso del romancillo hexasílabo donde expone su vida y que tanto debe a "Las estaciones del día".[49] Del cotejo entre ambas piezas se educe, sin embargo, la mayor sobriedad y contención humorística de Carlos de Praves, en cuya pieza, por otro lado, hemos encontrado pasajes paralelos a las décimas Vida de el cura de Aldea de Antonio Molina.[50]

            Por otro lado, nuestro autor conocía muy bien las obras de Sor Juana Inés de la Cruz, harto reimpresas en vida de nuestro autor.[51] Fuera de reminiscencias de menor fuste (mención ocasional del Primero sueño, etc...), llega a resumir una larguísima enumeración de amadas de todos los tiempos que Juana de Asbaje incluyó en su romance "Sobre si es atrevimiento..."  dedicado a la Condesa de Galve. Al respecto hay que señalar que la única referencia suprimida lo fue a causa, conjeturamos, de los revueltos tiempos de guerra civil que padeció España entonces. Es la siguiente:

 

                                    "Lavinia estaba callada

                                    dejando que allá se diesen

                                    Turno y el pater Eneas;

                                    y después: ¡Viva quien vence!"[52]

 

            Tan evidente es la inadecuación de este último verso para calmar los ánimos como que las obras de la poetisa mejicana estaban muy difundidas y el lector medianamente culto debía de sonreír con complicidad explicándose esa supresión y leyendo entre líneas.

            La literatura didáctica también tiene su lugar entre los libros de Praves, en particular la emblemática; hemos rastreado las huellas que ha dejado el libro de Alciato en, por ejemplo, la tópica comparación de la adulación servil al camaleón (por más que un soneto de Quevedo pudiera ser referente más cercano si no ya Salazar).[53] De menor curso son, sin embargo, los Emblemas morales de Covarrubias y la Iconología de Cesare Ripa, que han dejado también su marca iconográfica y textual. No hay que olvidar tampoco que una capilla del convento de los trinitarios de Valdepeñas, levantada por el marqués cuando Praves estaba ya en estas tierras, está decorada con un gran número de emblemas que bien pudo componer el mismo ingenio que estudiamos.[54]

            La carga mitológica de los versos, en alguna ocasión abrumadora, tiene por cantera las Metamorfosis de Ovidio y, en menor medida, Virgilio; así, aunque a veces aproveche largas enumeraciones de mitos extraídas de otros autores (por ejemplo, de Sor Juana Inés de la Cruz), consulta el texto original de Ovidio, que poseía, y lo traduce algo libremente. Pero no hay que descuidar tampoco como material los excelentes frescos mitológicos del palacio del Viso del que era capellán, pintados por unas auténticas figuras del manierismo italiano, los Pérola. En la loa al nacimiento del rey Felipe V se incluyen alusiones a salas concretas del palacio, y aun en otros pasajes. Tenemos, pues, aquí un caso de interdiscursividad (por usar una terminología cara a Genette) entre el programa emblemático y simbólico de la tarea y las pruebas del héroe que invisten los muros y la poesía de Praves, que llama Alcides, esto es, Hércules, al Marqués, entre otros paralelismos significativos.

            Caracterizan, en fin, el estilo de Praves las trimembraciones, los paralelismos, las agudezas, no demasiados cultismos y aun menos galicismos, dobles sentidos, alegorías, adivinanzas y enigmas. Nuestro autor se mueve en las postrimerías de la estética barroca; resabiado de referencias, su tratamiento de ciertos géneros característicos (sermón en clave, el soneto plurilingüe, el asunto sin asunto) lo delata con el exasperamiento de la ingeniosidad de la forma, mientras que en el plano semántico es reveladora su predilección por la temática menor, casi siempre en un cuidado "estilo ínfimo" y, otras veces, contrastando con un tratamiento gongorino; ello es así especialmente en los romancillos, en los que el metro corto, especialmente inviable para temas profundos, se vuelve cauce de agudezas, enigmas y largas enumeraciones de mitos o lecturas, aunque siempre, es necesario decirlo, sin perder encanto, por más que este se encuentre difuminado por el inconsciente peso de la tradición anterior. Esta aparece ya como reminiscencias de los autores consagrados (Lope, Góngora y Quevedo), ya como transcripción de versos enteros (de la Gatomaquia, de las obras de Zabaleta, Salazar o Sor Juana Inés de la Cruz) o por alusión a sus obras más notables (el Buscón, las Rimas de Tomé Burguillos de Lope, las comedias de Calderón). Consciente de que los tiempos van cambiando no sólo las costumbres, sino perfeccionando las artes, Praves cultiva una temática autobiográfica en la que, aparte de encontrar la frescura que falta a los manidos "grandes temas", puede hallarse libre de la titánica tradición anterior o su propia trayectoria como poeta mitológico y reaccionar contra lo que llamó "el lamento del destino" que caracterizaba según él la poesía anterior mediante un cierto epicureísmo rococó que encontró ideal en su retiro del Viso.    En resumen, mediatiza a Praves todo el peso de la literatura anterior, condensada con mérito gracias a la originalidad de su enfoque autobiográfico y a su no escaso ingenio. Procura moderar los extremos de sus modelos, pese a que no se resiste a intentar superarlos (lo que consigue) en ejemplos aislados, como juego: décimas al ensayo de una comedia, soneto acróstico plurilingüe. Le tocó vivir, además, una época coyuntural; resultan muy modernos su despejo, su sentido crítico y su anticipo de la literatura del nonsense decimonónica; si por un lado se burló con conocimiento de causa de los abusos culteranos, por otro refrenó sus juegos conceptistas; Praves se benefició extrayendo cierto equilibrio preclasicista que sólo exhibió en sus romances. No marchita su individualidad la descompensada analogía con el Fénix en cuanto a espontaneidad, pues este influjo fue de todas maneras liberador en cuanto extiende a su vida cotidiana los motivos poéticos y alcanza con ello la valía de la sinceridad y de la viveza, por más que Praves, dividido entre el orgullo (y la picardía) que le hace aguardar que alguien exhume sus poesías en el futuro y la modestia que le hace estimar como "rustiqueces" sus versos y "locura" propia de un irrefrenable furor poético,[55] de algún modo se decantó por la primera. Y así, hoy, podemos disfrutar de un verdadero trozo de vida en la España de principios del siglo XVIII, en el duro trance de la Guerra de Sucesión, cuando tan poco pudo escribirse ni aun editarse,[56] y gozar con la obra de un poeta consciente de las bromas del tiempo y del valor que tenía la experiencia.

 

            2.2.4.1. Métrica.

 

            Los usos métricos son correctos según la época: el octosílabo en romances para las cartas, alguna vez romance heroico, y las décimas, redondillas y sonetos para exhibir el ingenio; las silvas de pareados, por otra parte, formas propias del poema paródico y del teatro clásico calderoniano, ajustados también a los adecuados contenidos en estilo gongorino.

            Empero, se deslizan pequeñas hipo- e hipermetrías sin importancia, que en alguna ocasión hemos corregido cuando era evidente que una partícula había sido suprimida o repetida. Con menor frecuencia se dan rimas asonantes en poemas que reclaman la consonante, en la silva de pareados, por ejemplo, o bien, a la francesa, puede acentuar conjunciones átonas y hacerlas portar rima sin respetar la pausa versal; a ello alude quizá el autor cuando explica que sus versos carecen de pulimento.

            No obstante, hay ciertas estructuras métricas interesantes, como un soneto dialogado en el que los dos primeros versos de los tercetos eran hipométricos, o el caso en que el compás dactílico de una loa acompaña un minué.

            La métrica de Praves es, pues, sólo ocasionalmente incorrecta y a trechos audaz; el poeta era consciente de estas faltas y se excusa en el prólogo, atribuyéndolas a su temperamento impaciente, pese a lo cual el conjunto transmitido no parece un borrador y se halla libre de imperfecciones que se hubieran podido esperar en una obra improvisada. Desde luego, ni el más inspirado rimador podría repentizar un soneto acróstico en cuatro lenguas, ni tampoco elaborar una obra maestra de la evasión como las décimas a una comedia que no llegó a ensayarse.

 

            2.2.5. Lengua.

            No usa excesivos galicismos: basta comparar las décimas de Gerardo Lobo que incluimos en la edición con toda la obra que las rodea; en una pieza sólo del ingenio toledano hay al menos el triple de vocablos franceses que en todas las demás de Carlos de Praves,[57] quien sólo llama, y además burlescamente, "perruquín" al peluquín de un personaje francés o bien dice "fontanche" al adorno femenino de una dama, sin pasar de ahí. Otros galicismos derivan también de las modas: minué, etc.

            Cuando Praves hace hablar a la gente de la Mancha reproduce con fidelidad algunas características dialectales: por ejemplo, diptongación del hiato en algunos verbos: trai por trae, etc. No hay léxico específicamente manchego; sí, en cambio, algún dialectalismo andaluz, como "choriza". Pero el autor no era manchego y sólo es ocasionalmente leísta.[58]

            La creación de lenguaje es escasa, pero no inexistente, como no podía por menos de ocurrir en un escritor de su talento verbal; neologismos por composición, muchas veces oximorónicos, como "lejivecinos", aludiendo a lo lejos que está el marqués de las gentes del Viso y de los pleitos que le ponen, "duritierno", "taurijove", "matasombra" etc. A veces nos sorprende con alguna creación por síntesis: "esparragar" por "irse a freír espárragos" o estereotipia ("gestíferos" sobre pestíferos); en otras, opta por la derivación, a la que le empuja la necesidad métrica; le es en esto especialmente productivo el sufijo -icio: "pilaticio". Alguna vez extrae un cultismo nuevo del latín por la misma necesidad: "herodizar",[59] aunque el uso de éstos se había naturalizado con la segunda revolución lírica, la gongorina. Praves los usa con frecuencia, pero sin llegar a la abundancia ni a lo rebuscado: "espúreo", "cándido", etc.

            3. Ambiente cultural y literario.

            Podemos reconstruir con razonable seguridad las fuentes de la cultura libresca de Carlos de Praves por la frecuencia de alusiones y citas; si el Marqués poseía una rica biblioteca, no es raro que su capellán pudiera consultarla, máxime penando en la soledad intelectual en la que estaba;[60] en su mismo gabinete contaba con algunos libros,[61] las Rimas de Lope, por ejemplo.[62] Cita versos de los dos tomos de poesía y teatro de la Cythara de Apolo, en su segunda edición de 1694 de Agustín de Salazar; de Lope, como hemos dicho, las Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos, quizá en la rarísima estampa madrileña de la Imprenta Real en 1706, y en especial la Gatomaquia incluida en esa versión;[63] el Buscón y una copia manuscrita de los "Riesgos del matrimonio en los ruines casados" de Quevedo,[64] que acaso tomara de El Parnaso español y musas castellanas editado en Barcelona por Rafael Figueró en 1703; Inundación Castálida, Madrid, 1689, de Sor Juana Inés de la Cruz. Romances, letrillas y sonetos de Góngora, las Obras en prosa de Zabaleta, Madrid, 1672; acaso las Partes primera y segunda de las comedias de Calderón editadas en Madrid por Vera Tassis en 1685 y 86, la Vida de el cura de aldea de Antonio Molina impresa en Madrid, sin fecha, pero principios del XVIII; las Metamorfosis de Ovidio y la Eneida; la Iconología de Cesare Ripa, la Biblia, los Emblemas morales de Covarrubias y su modelo, los Emblemas de Alciato.

            En un segundo nivel incluimos obras de autores que no han dejado reminiscencias en el texto fuera de la mera alusión: el Quijote de Cervantes, los Dichos y hechos memorables de Valerio Máximo y quizá algunas polianteas del estilo de la Officina de Jean Tixier. Usa, ocasionalmente, la hagiografía: una Vida de San Antonio, quizá la de Mateo Alemán, aunque es probable que fuera en realidad la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine. Por otro lado, muchos de los cuentecillos y facecias con que ilustra sus poemas parecen tomados del folclor popular, si no ya de alguna miscelánea. Asimismo, parece ser que supo algo de pronósticos astrológicos, si es cierto el contenido autobiográfico de los poemas XX y XL[65]

            Praves se movió primero en Madrid, donde suponemos fue capellán del marqués de Almarza, quien, no sabemos por qué motivo,[66] le retiró su protección, cuando ya había publicado dos poemas mitológicos y acaso por una causa relacionada con la Guerra de Sucesión o más prosaicamente con el mayordomo del mismo; por entonces debió de componer quizá almanaques;[67] amistó con D. Álvaro de Bazán y éste se lo trajo para ser su capellán en el Viso, aunque la verdadera corte del marqués estaba en Valdepeñas, donde mantenía un salón al estilo francés en que había mesas de cartas, se tomaban aperitivos ("bolillos", jícaras de chocolate, bollos) y se jugaba al antecedente del actuar billar, la mesa de trucos, en la que la bola se movía con la mano. Se bailaba el minué en ocasiones especiales. Había una tertulia literaria: Praves nos ha transmitido ecos de disputas sobre la licitud de las dislocaciones gongorinas, emanadas seguramente del ambiente creado por los discípulos de Patón, así como también algunos juicios críticos sobre la poesía española en su conjunto y la poesía en general.[68] También nos ha conservado la descripción de unas fiestas en Valdepeñas, con toros incluidos. Son muy vívidas las estampas que de todas estas actividades nos ha dejado el poeta del Viso. Otros entretenimientos cortesamos originaron composiciones encomiásticas, aunque a veces eran fruto de una apuesta, como el sermón que contiene los nombres de tres militares; otras son encargos del marqués (festejar el natalicio del rey o su cumpleaños o comentar unas décimas que le hizo llegar el compañero de armas de Don Álvaro, el poeta Gerardo Lobo); la mayoría son cartas dirigidas a Manuel Moscoso, su amigo, quien le contestaba en décimas culteranas.[69] Si bien tales cartas se han perdido, podemos reconstruirlas por las alusiones de Praves.

            También D. Álvaro, séptimo marqués, debía de tener aficiones literarias, si a él va referido el soneto que le dedicó Gerardo Lobo, lo que no parece el caso.[70] De su hermano José no sabemos demasiado, salvo el fuerte e impío carácter que le supuso en 1691 una denuncia inquisitorial en Valdepeñas promovida por el patriciado urbano de la localidad, cuya elección pretendía manipular como era usitado entonces.[71] De todas maneras, teniendo en cuenta las restricciones y penurias propios de toda guerra, en el palacio de Valdepeñas existió una corte marquesal lucida y brillante a causa de los militares o clérigos de paso en función de los cambios del frente bélico y no dejó de representarse teatro ni de celebrarse fiestas, a juzgar por la estampa que de ello nos ha dejado Praves. Los Bazanes habían establecido una ya antigua tradición de mecenato que se inició con la protección dispensada a Lope y su hijo y luego se extendió al bachiller Jarana y, podemos conjeturar por los elogios que contiene el Bernardo, al mismo Balbuena. Praves se impregnó seguramente de lopismo en esta región, si ya no venía influido por él desde Madrid. Este, Moscoso y seguramente ese innominado poeta de Almagro que menciona en su obra continuaban la tradición junto al trinitario Fray Alonso de la Madre de Dios que le dedicó su Crónica de los trinitarios descalzos publicada en Alcalá de Henares, 1706. Pero pasó ese amor y protección a las artes más lejos: fue el nieto de nuestro marqués, José Joaquín, quien elevó uno de los primeros aerostatos de España, quiso fundar el primer colegio laico de huérfanos y creó un laboratorio de física en Madrid, aparte de ayudar a ingenios como José de Viera,[72] el pintor y escultor Antonio Carnicero y el ilustrado historiador de la literatura y teórico reformador de la educación universitaria Manuel Lanz de Casafonda, que estuvieron a su servicio.[73] Este marqués llegó incluso a dirigir la Academia de la Lengua en tiempos de Godoy. En la actualidad, tenemos en el Duque de San Carlos a un digno representante de esa corriente humanista.

            De los rasgos que definen la tradición cultural de la Mancha (tema de la libertad, tendencia al humor, impronta italiana), Praves sintoniza con el humorismo, continuando la corriente que se inició en el Arcipreste de Hita y llega, a través de Martínez de Toledo, Cervantes y Lobo, a él.


            CRITERIOS DE EDICIÓN.

            Con el objeto de ofrecer las Obras de Carlos de Praves en las mejores condiciones de legibilidad, y dado que la pronunciación de la época no había de diferir mucho de la actual, regularizamos la representación de fonemas según las normas hoy vigentes.[74] No obstante, reflejamos con fidelidad aquellas grafías que, siquiera remotamente, pueden suponer una diferencia de carácter lingüístico con respecto al español estándar: es el caso de los grupos consonánticos en palabras como tradución, Eccelencia, asumto, estravagante o adbitrio (no así en spañola o spaldas, donde reponemos la e- inicial). Respetamos igualmente las peculiaridades y vacilaciones en el uso de las vocales (provaleció, mesma / mismo).[75]

            Conservamos las contracciones dél, della, deste, destos, etc., y también la separación hoy anómala de el y a el. Para preservar la comprensión del texto, hemos puntuado a la moderna, siguiendo el manuscrito tan sólo allí donde era posible. Asimismo, acentuamos según las normas actuales.

            Para la transcripción de fragmentos, generalmente citas, en lengua no castellana, nos ceñimos a la letra del manuscrito (con la salvedad de la y griega con valor vocálico, que trocamos por i latina), y consignamos en nota el texto y referencia bibliográfica correctos.

            Muchas de las citas latinas a las que acabamos de aludir, así como otro tipo de anotaciones referentes a división de los poemas, numeración de estrofas, van en el manuscrito al margen del cuerpo del texto, pero en nuestra edición aparecerán en nota cuando se trata de glosas extensas, precedidas por la indicación Nota marginal del autor, que las diferencie de las nuestras.

            El uso de signos especiales se reduce a la letra cursiva para señalar la resolución de abreviaturas, y a los corchetes, dentro de los cuales se consignará todo elemento que, siendo ajeno al manuscrito, ha sido necesario introducir en la edición, incluidas las correcciones consistentes en la adición de letras o palabras por necesidad sintáctica o métrica. El resto de correcciones quedará puntualmente reflejado en las notas a pie de página.

            El manuscrito, como queda dicho, puede considerarse original, no obstante lo cual se observan en él algunas mínimas correcciones. Estas, lejos de representar verdaderos retoques del texto, no se han efectuado más que para subsanar pequeños errores de copia que el escribiente ha ido advirtiendo en el curso de su labor o quizá en una revisión posterior llevada a cabo por él, o por el autor, en el caso de que uno y otro no sean el mismo. Por consiguiente, no dejamos constancia de dichas correcciones.

            Conservamos, por último, el orden que las obras tienen en el manuscrito, que sigue un criterio mixto entre temático, cronológico y genérico: los poemas más elaborados y extensos se ubican hacia el centro, sin que se pierda jamás la enorme continuidad y secuencialidad del texto (aun con breves distorsiones cronológicas) que unifica el peculiar tono biográfico de Praves.


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[hojaa 1ª. en blanco]

[hojaa 2r]

 

 

 

 

Obras de

don Carlos de Praves,

cura propio

de la parroquial de la villa

del Viso del

Marqués

 

 

 

 

Escribiólas desde el día que entró a

ser cura, que fue a 10 de junio

del dichoso año del Señor de

1708

 

Escribiólas así en prosa como

en verso, de repente,

porque su genio no le permitía

sosiego para nada, y por ser

concebido en locura original[76]


[hojaa 2v]

       A el lector

 

            ¡Oh tiempo, oh acaso, que descubres los huesos del[77] cuerpo loco de mis escritos ociosos, sepultados entre el alma de papeles sin cuaderno como baraja de naipes! Si la curiosidad te estimula a le[e]rlos y hallares verdores de joven en edad crecida, discurre es genio zumbático[78] o naturaleza que no se puede vencer, no te sirva de mal ejemplo, y que practícase lo que dictó la especulativa;[79] toma de ese puñado de borradores lo que te divierta, no lo que te previerta,[80] y da gracias al Criador te libró de poetizar, que es lo mismo que haberte dado juicio:[81] el del Justo Juez[82] tiemblo.

Vale, vive, parce et ora pro me.

 

Don Carlos de Praves.


[1r]

[I]

 

Enviando a pedir a Su Eccelencia unos bollos de chocolate

 

ROMANCE

 

                                                   A vos, gran sor Marqués

                                                Santa Cruz, Bayona y Viso,[83]

                                                desde esta cama, doliente,

                                                esta misiva os escribo:[84]

                                                   Deste celebro padezco            5

                                                entusiasmos y delirios,

                                                sin que tampoco se libre

                                                el pecho de guargarismos,[85]

                                                   porque en la cabeza tengo

                                                mollera[86] cual perro fino       10

                                                y cual pelota de viento[87]

                                                me sale el viento a crujidos.

                                                   Estoy sangrado dos veces

                                                y estoy dos veces herido,

                                                en los pies rotas las venas[88]  15

                                                y casi a la muerte el juicio;

                                                   de aquesta destilación

                                                se me va apurando el quilo:[89]

                                                sin duda, de mis pecados

                                                este es el justo castigo;            20

                                                   pues siendo tan mal cristiano

                                                padezco tan buen castigo,

[1v]                                          y aunque por Dios lo tolero,

                                                creo no me canonizo.

                                                   Aquí me sobra el calor            25

                                                y, aunque tan fresco me miro

                                                entre sobradas corcheras,[90]

                                                me falta lo garapiño.[91]

                                                   En la noria de dolencias

                                                doy vueltas como pollino, 30

                                                donde nunca me adelanto,

                                                aunque tanto me fatigo.

                                                   Como a fiera me acometen

                                                los trabajos en el circo,

                                                sin que al empleo le falte      35

                                                la calumnia en ejercicio.[92]

                                                   Pero diré[i]s, gran señor,

                                                si sois mi tía o mi tío

                                                a quien le cuento mis duelos

                                                tan sólo porque son míos;    40

                                                   bien que aquí viene, sor,

                                                de Salazar[93] el gran dicho,

                                                porque suaviza las penas

                                                la atención del entendido.

                                                   Cuando estaba yo en la gracia   45

                                                del Conde,[94] muy compasivo

                                                solía de chocolate

                                                enviarme algún ladrillo.

[2r]                                             Caí, como Lucifer,

                                                de aquel soberano Olimpo 50

                                                y ya de aquel chocolate

                                                estoy fallado y fallido;

                                                   hasta su gran mayordomo

                                                me mira de ojo torcido[95]

                                                y lo que fue asenjo[96] dulce    55

                                                se ha vuelto ya amargadizo.

                                                   Ceso de lamentaciones

                                                cuando yo no profetizo[97]

                                                y voy a mi petición

                                                enforme de pegadillo:[98]            60

                                                   Sor, la jícara[99] grande

                                                que decretasteis propicio

                                                en estímulos mentales

                                                me está sacando de tino.

                                                   Decretad, mandad, haced            65

                                                que doña Juana el bolsillo

                                                franquee de cuatro bollos,

                                                pues no sé cuántas son cinco.[100]

                                                   Suponed soy vuestro huésped

                                                y en la leonera[101] habito   70

                                                y que se me libra en pasta

                                                la ración de lo batido.

                                                   Y, aunque en esto del tunar[102]

[2v]                                          pido como un descosido,

                                                hay lances en que es forzoso            75

                                                ser lo forzoso preciso.

                                                   Supongo que soy molesto

                                                con la llaneza que pido:

                                                váyase[103] por los rubores

                                                con que en verso os asesino.            80

                                                   Ya veo, sor, mis coplas

                                                se reputan por delirios,

                                                que mucho, si por vulgares,

                                                yo propio las desestimo;

                                                   ya vendrá tiempo en que sean     85

                                                celebrados mis escritos,

                                                que de nadie mientras vive

                                                se aplauden hechos ni dichos:

                                                   a la espensa de cantarlos

                                                comió Homero, cual mendigo,[104]            90

                                                y, después de muerto, fueron

                                                reputados por divinos;

                                                   de ración dos panes daba

                                                César Otavio a Virgilio,

                                                pero fueron inmortales            95

                                                luego que pasó el Cocito;[105]

                                                   desterrado allá en el Ponto

                                                Julio César tuvo a Ovidio,[106]

                                                sin que la Parca ni el tiempo

                                                borrasen sus versos limpios. 100

[3r]                                             De poetas castellanos

                                                fue su lamento el destino

                                                y de la fortuna varia

                                                tuvieron siempre el desvío.

                                                   Decía el gran Zabaleta:            105

                                                «el hombre honrado y mendigo,

                                                si no pide, muere de hambre,

                                                y de vergüenza al pedirlo.»[107]

                                                   Y, en fin, sor, del romance

                                                perdonad lo necio y frío,      110

                                                que como el pan no me sobra,

                                                echo por aquesos trigos,[108]

                                                   y ¡a Dios!, que pido que os libre

                                                de poeta entremetido,

                                                que comen más que la sarna,            115

                                                piden como descosidos;[109]

                                                   que ya vendrá tiempo en que

                                                vaya a ser vuestro vecino[110]

                                                y el serviros será poco,

                                                pero mucho lo comido.            120

                                                   El Viso y el julio cuatro

                                                de la era de Filipo

                                                de setecientos y once,

                                                vuestro capellán rendido.


[3v]

[II]

 

Habiendo decretado Su Eccelencia se enviase una docena de bollos, no le enviaron las damas[111] más de seis

 

ROMANCE

 

                                                   A vos, hermosas deidades,[112]

                                                a vos, bellísimas hembras

                                                que siendo tan varoniles

                                                es lástima que lo sean;[113]

                                                   a vos, hermosas deidades            5

                                                de aquesa estación febea,[114]

                                                astros de ese firmamento

                                                o ya lucientes estrellas;

                                                   a vos, deidades hermosas,

                                                Ángela, Antonia, Teresa, 10

                                                Juana, Luisa y las demás

                                                que componéis la asamblea,[115]

                                                   a vuestro piadoso oído

                                                llegan ya mis tristes quejas,

                                                si acaso pueden ser propias 15

                                                las que miráis como ajenas.

                                                   ¿Sois el consejo de estado

                                                acaso de Su Eccelencia,

                                                que revocáis[116] su decreto

                                                como si fuera sentencia?            20

                                                   De mi pleito la tenuta[117]

[4r]                                          echáis a mil y quinientas[118]

                                                y negáis la posesión

                                                tan sólo por ser poeta.

                                                   ¿Por qué decretáis, ingratas,            25

                                                sea condenado a medias

                                                cuando todas ignoráis

                                                aquello que llaman piernas?[119]

                                                   Mas ya discurro el concepto:

                                                que anduvisteis muy discretas,            30

                                                pues como a hombre de modo[120]

                                                no me entrasteis en docena,

                                                   bien que el chasco que me dais

                                                no os tendrá muy buena cuenta,

                                                que en dando fin los seis bollos            35

                                                me mudo a la leonera.


[4v]

[III]

 

Respuesta a don Manuel de Moscoso,[121] oficial del regimiento[122] de Su Eccelencia, enviando los seis bollos de chocolate

 

ROMANCE

 

                                                   Apenas con rayos Febo

                                                a los mortales avisa

                                                de que las nocturnas sombras

                                                se ausentan y precipitan,

                                                   cuando me dijo mi madre:            5

                                                «¡Despierta, Carlos, aprisa,

                                                que está aquí el sor doctor,

                                                que viene [a] hacerte visita!»

                                                   «¿Adónde vas? -dije- ¿Vienes

                                                a ser de mi vida Arpía,[123]            10

                                                Potosí de sacristanes

                                                y de párrocos la India?[124]

                                                   ¿Adónde tan de mañana,

                                                zas o Parca de las vidas,

                                                responso o kirieleysón,            15

                                                pues que ya me parce micas?[125]

                                                   Si eres el dos de noviembre

                                                (que tanto viviente birla)

                                                y al campanario más mudo

                                                haces hablar todo el día,       20

                                                   ¿contra qué inocente vienes

[5r]                                          que tan temprano herodizas[126]

                                                o contra qué justo esgrimes

                                                esas leyes pilaticias?[127]

                                                   Si es contra mí la alborada,            25

                                                haces crea mi malicia,

                                                que el valle de Josafat[128]

                                                ronda mis huesos y fimbras.[129]

                                                   Aquí me tienes por orden

                                                de tu errada medicina,            30

                                                hecho un esqueleto seco

                                                en lo verde de mi vida.

                                                   Sangría, refrescos, dieta

                                                me tienen puesto en la espina;[130]

                                                mano sobre mano tengo    35

                                                los cuajares[131] y las tripas.

                                                   Sólo de mirarte tiemblo

                                                y el quilo se me aniquila,

                                                y de puro inapetente

                                                me enfada el pollo que pía.            40

                                                   De refresco y más refresco

                                                estoy hecho garapiña[132]

                                                y en este catre de tumba[133]

                                                soy del purgatorio espía.

                                                   Si como mi cura yerras,            45

                                                yerras tu caballería,

                                                no hayas miedo que descalza

[5v]                                          traigas tu haca o tu pía.[134]

                                                   Que es sobrenatural dices

                                                mi mal, cuando le aforismas:            50

                                                bien lo creo, pues los traes

                                                de la madre Celestina.[135]

                                                   En el féretro o el lecho

                                                me tienes hecho estantigua,[136]

                                                que parezco a San Benito  55

                                                entre la zarza y la espina.[137]

                                                   De aquel duro cenotafio

                                                donde los muertos habitan,

                                                parece que tú me buscas

                                                entre las yertas cenizas.            60

                                                   Si entre mi cuerpo y mi alma

                                                quieres ya romper la liga,

                                                eso es querer en mi casa

                                                sacarme de mis casillas.

                                                   ¡Juro a tal (que es cosa fuerte)  65

                                                que aquesta viveza mía

                                                quieres porque se te antoja

                                                el que haga la mortecina![138]

                                                   ¡Déjame vivir, por Dios,

                                                que ahora no corre prisa     70

                                                ir a roncar[139] a los muertos

                                                los vivos a la otra vida!

                                                   ¡Déjame vivir y hablar,[140]

                                                que en la lengua me pellizca

                                                mucha prosa rebalsada,            75

[6r]                                          mucha arenga detenida!

                                                   ¡Déjame, que ya me aburro[141]

                                                ver esta tez amarilla,

                                                que los que de hisopo saben

                                                a porta inferi[142] gritan!            80

                                                   ¡Déjame, porque no hay santo

                                                en toda la letanía

                                                que no invoque por librarme

                                                de tu prosa romancista![143]

                                                   ¡Déjame, pues, que babeamos            85

                                                para mi mayor desdicha,

                                                yo en la cama, y en el patio

                                                tu fatal haca argelina,[144]

                                                   pues quieres el que yo pague

                                                lo que padeces encima, 90

                                                falsa, lerda y tropezona,

                                                y a los dos nos galopinas![145]

                                                   ¡Déjame, pues, que ya pienso

                                                que lo humano se me olvida

                                                y sólo tengo presente            95

                                                las cuatro Postrimerías![146]

                                                   ¡Déjame, pues! ¿No te duele

                                                mi persona colativa?[147]

                                                ¿Ni porque soy graduado

                                                del Bazán en su familia?»            100

                                                   Y apenas dije «Bazán»,

[6v]                                          cuando su galantería

                                                franqueó por vuestra mano

                                                seis bollos para mi dicha.

                                                   En ellos mi salud libro            105

                                                y también mi mejoría,

                                                y le diréis de mi parte

                                                muchas gracias repetidas:

                                                   que viva por cada bollo

                                                siglos, años, meses, días      110

                                                y más que fue de Daniel

                                                semanas y profecías.[148]

                                                   Ceso, porque soy molesto

                                                y el celebro se fatiga,

                                                que como el viento le sobra,            115

                                                salen las coplas muy frías,

                                                   y no ha de pagar Moscoso

                                                las frescuras de Talía,[149]

                                                que ya vendrá tiempo en que

                                                le haga rebosar la risa.            120


[7r]

[IV]

 

Pidiendo a Su Ecelencia una silla de campaña para el caballo, la cual le dio Su Ecelencia de las de su persona, de felpa verde guarnecida de franja de plata y oro, con todos sus peltrechos de correaje, est[r]ibos, tapafundas y mantilla

 

Memorial en

REDONDILLAS

 

                                                   Con aqueste memorial

                                                os tengo dado el primero

                                                y con él, señor, espero

                                                el despacho puntual.

                                                   No os cause, señor, rencilla,            5

                                                ni esto sirva de querella,

                                                que pida, sin merecella,

                                                el que me deis una silla;

                                                   no aquellas de la persona,[150]

                                                de telas y guarnición:            10

                                                bastará,[151] para un poltrón,

                                                el que ella sea poltrona.

                                                   Mandad, gran señor, si pues

                                                el pedirla os satisfizo,

                                                a vuestro caballerizo            15

[7v]                                          dé una vuelta al guadarnés[152]

                                                   Dos razones de congruencia.

                                                tengo para que la deis:

                                                una, señor, si queréis,

                                                otra, si lo manda Ucencia.            20

                                                   Otra (y estoy satisfecho)

                                                para no serme negada,

                                                el no serviros en nada,

                                                el no seros de provecho;

                                                   y es la más fuerte razón            25

                                                la tercera de las tres,

                                                porque dar sin interés

                                                es el mayor galardón.

                                                   Ceso ya de ser cansado

                                                y ser molesto en el ruego,   30

                                                porque con un «luego, luego»[153]

                                                le supongo decretado.


[8r]

[V]

 

Dando un parabién de una boda a don Felipe Clemente, médico, en Valdepeñas, que casó con doña Pretonila Estrada, viuda de don Abel Messi, griego, intérprete de lenguas, el año del Sor de 1712[154]

 

ROMANCE

 

                                                   A vos, segundo Esculapio,[155]

                                                hijo de aquel dios febeo,[156]

                                                que si en el Pindo preside

                                                es fármaco de remedios,

                                                   a vos, don Felipe amigo,            5

                                                se disparan unos versos

                                                en forma de parabién,

                                                en la materia del sexto.

                                                   Dicen que apagaste el fomes[157]

                                                que os traía más que inquieto            10

                                                con «quiero, recibo, otorgo»[158]

                                                de otro segundo Himineo;[159]

                                                   que el quicio no rechinó

                                                y las teas se encendieron,[160]

                                                señal que no faltó el unto      15

                                                ni materia[161] para incendio.

                                                   Dicen que es con una viuda

                                                rica, noble y de buen gesto,

                                                que tiene un hijo, y vos hija:

                                                silogismo es, con su ergo.[162] 20

                                                   Dicen que se publicó

                                                a las voces del silencio...

[8v]                                          de cuyo trueno sonoro

                                                llegó a mi oído los ecos.

                                                   Hasta aquí son las noticias            25

                                                que, en torcido metal hueco,[163]

                                                la Fama esparció parlera

                                                por todo aqueste hemisferio,

                                                   en cuya suposición,

                                                y dejando cumplimientos,            30

                                                repito la enhorabuena

                                                no escusada en estos tiempos:

                                                   que te goces dos mil años,

                                                siglos, días y momentos,

                                                más que el Ave que en sí tiene            35

                                                la cuna y el monumento.[164]

                                                   ¡Dichoso, Felipe, tú,

                                                que hallaste la flor del berro!

                                                ¡Ay de el pobre que el buscarla

                                                privó Calisto tercero![165]            40

                                                   Al fin, el cura te ipsum[166]

                                                has juntado en un supuesto,

                                                enfermo de amor, y curas

                                                las dolencias de tu pueblo.

                                                   De arte amandi escribió Ovidio            45

                                                y también De amor remedio;

                                                uno y otro es ilusión:

                                                remedio y amor es Venus;[167]

                                                   por eso dijo el refrán:

                                                «aquí, Señor, que no peco»,[168]            50

[9r]                                          y mejor dijo San Pablo:

                                                «casarse es mejor que fuego.»[169]

                                                   «¡Ay del solo!, -Salomón

                                                dice, hablando en los Proverbios-

                                                porque si se juntan dos,            55

                                                tendrán entre sí el fomento.»[170]

                                                   ¡Qué paciencia bastará

                                                para una noche de ivierno,[171]

                                                desvelos y tentaciones,

                                                «sí consiento» o «no consiento»,            60

                                                   esto aparte, larga y fría,

                                                sin reparo para el yelo!

                                                ¡Oh, bien hayan las enaguas,

                                                marta y abanico a un tiempo:

                                                   en verano son muy frescas            65

                                                y calientan por enero!

                                                ¿Hay más raras cualidades?

                                                Del ajo dicen lo mesmo.[172]

                                                   Quien le llamó «paraíso

                                                de bobos»[173] anduvo necio;            70

                                                yo digo que es el Elíseo[174]

                                                de la gloria del discreto.

                                                   Que obra la parte animal

                                                y racional, también vemos:

                                                que una obra con apetito  75

                                                y otra con conocimiento.

[9v]                                             El tronco de los linajes

                                                en aquel árbol tenemos:

                                                si mi padre no me hiciera,

                                                fuera cura o fuera cuerno. 80

                                                   ¡Oh, bien hayan las braguetas

                                                de mi padre y mis abuelos!

                                                ¿Os celebrara, Felipe,

                                                yo, si no fuera por ellos?

                                                   Cuando mi madre se acuerda            85

                                                del dulcísimo embeleco,

                                                dice me hizo haciendo coplas

                                                este grande calvatrueno;[175]

                                                   y así, amigo don Felipe,

                                                dad norma o moda en el cuento,            90

                                                y si hacéis hijos, que sean

                                                en prosa, no sea en verso.

                                                   Si acaso en luchas de amor

                                                os fatiga el rendimiento,

                                                fingirse tal vez dormido            95

                                                es la doctrina del diestro,[176]

                                                   que si ensenas[177] a tu esposa,

                                                toties quoties[178] jubileo

                                                te cree y querrá ganarle

                                                en su esposo, vivo templo.[179]            100

                                                   Y en fin, amigo, en molestias

                                                y romance frío ceso,

                                                que a un amigo castellano

                                                no se le ha de hablar en griego.[180]


[10r]

[VI]

 

Prosigue las gracias a don Manuel Moscoso de los seis bollos de chocolate,[181] respondiendo a unos versos como se expresa en este

 

ROMANCE

 

                                                   Una carta y un papel

                                                y unos versos muy cordiales

                                                recibí, aunque sin razón

                                                llamas «versos mordicantes».

                                                   Dices no tengo remedio            5

                                                porque es mi mal incurable,

                                                cuando quedé sin dolores

                                                luego que vi el chocolate:

                                                   los seis bollos recibí

                                                y salté luego del catre            10

                                                dándole al doctor dos higas,

                                                a su récipe y jarabes.

                                                   Dices que, en pago, te escriba

                                                un satírico romance;

                                                pues dime, Moscoso mío,      15

                                                ¿acaso has muerto a mi padre?

                                                   Si con el regalo puedes

                                                hoy día resucitarme,

                                                ¿por qué quieres que tan mal

                                                el agasajo te pague? 20

                                                   ¿Si me los pidieras? ¡Vaya

                                                que tratara de matarte!,

                                                porque pedirme a mí dulces

                                                es lanzada de un algarbe.[182]

[10v]                                          Digo que vivas más siglos            25

                                                que niños mala comadre

                                                envía al limbo, y del fuego

                                                se vive y se muere el Ave.[183]

                                                   Ganimedes[184] de los dioses

                                                desde hoy, Moscoso, te llamen,            30

                                                pues subministras el néctar

                                                propicio a mis paladares.

                                                   De las balas enemigas

                                                piadoso el cielo te guarde;

                                                seas en tu[185] regimiento            35

                                                capitán de capitanes.

                                                   En la feliz leonera

                                                te respeten y te acaten,

                                                ya la jícara espumosa,

                                                ya el criado que la trae.     40

                                                   Si te hallares en batalla,

                                                no pierdas el equipaje;

                                                coma[s] en mesa redonda

                                                siempre de los generales.

                                                   Tengas tus pagas muy prontas;            45

                                                con clarines y timbales

                                                comas alegre y sin susto

                                                con la música de Marte.

                                                   Si te tocan arma falsa,

                                                siempre montado te hallen    50

                                                y la toquen verdadera

[11r]                                        cuando a comer te llamaren.

                                                   Si te toca algún saqueo,

                                                siempre plata u oro halles,

                                                tanto que de conducirlo            55

                                                las acémilas se cansen.

                                                   ¡Seis bollos! Seis mil lanzadas

                                                des a tropas auxiliares,

                                                de suerte que los apures

                                                los ingleses y alemanes.[186]            60

                                                   ¡Seis bollos! En la otra vida

                                                te los suministre un ángel

                                                y entre los astros febeos,

                                                sin que te abollen, te encajen.[187]

                                                   Si jugares a los dados            65

                                                o jugares a los naipes,

                                                si es que echares, sean suertes,[188]

                                                nunca encuentros,[189] nunca azares;[190]

                                                   a la primera[191] los sietes

                                                tengas; a los cientos,[192] ases;     70

                                                al cacho[193] te vengan seises

                                                y a la flor,[194] treses a pares.

                                                   Te veas libre de necios

                                                y también de petardantes.[195]

                                                Siempre te busquen las dichas   75

                                                y te huyan los pesares.

                                                   En las noches de verano

[11v]                                        duermas sin el hospedaje

                                                de pulgas y chinches y[196]

                                                ignores siempre el rascarte.            80

                                                   Y en cuanto a que a el soberano[197]

                                                expresé la voz de «aire»,

                                                lo dije por mi cabeza,

                                                no hablaba por mis cuajares;[198]

                                                   pero el que de tu caballo            85

                                                el bocado me negaste,

                                                antes bocado[199] me diste

                                                y ocasión de mormurarte,

                                                   y pues me mandas te diga

                                                aquesta vez un vejamen,            90

                                                respeto la leonera

                                                y la inmunidad de Arce;[200]

                                                   y así, Moscoso, paciencia

                                                con mi genio estravagante;

                                                comienzo con tu licencia,            95

                                                aunque es violento el dictamen:

                                                   Cuando te pedí la brida

                                                de tu jaca o Rocinante,

                                                me duplicaste la mosca[201]

                                                que truje de Manzanares.            100

                                                   Tal cual, mi potro me trujo

                                                por aquesos andurriales.

[12r]                                        ¡Gracias a el amigo Oviedo

                                                que me hizo buen hospedaje!

                                                   Allí cenó y bebió frío            105

                                                el poco dichoso Praves,

                                                que apeado de la gracia

                                                vino de todo un linaje.[202]

                                                   Muy preciado de marrajo

                                                y con severo semblante            110

                                                me dijiste: «Aquesa brida

                                                ni se lleva, ni se trae»,

                                                   como si fuera tu haca

                                                del elevado linaje

                                                del celebrado Babieca            115

                                                u de centauros titanes.

                                                   En fin, amigo Moscoso,

                                                olvidaste en este lance

                                                el ser el cura tu amigo

                                                y ser allende los mares,  120

                                                   el cual se halla mejorado

                                                de su dolencia y achaques,

                                                que chocolate y sangrías

                                                pudieron ya mejorarle,

                                                   quien se pone a tu obediencia            125

                                                y pasará a visitarte,

[12v]                                        si el soberano tuviere

                                                a bien el que haga viaje.[203]

                                                   Y ¡a Dios!, amigo, que ya

                                                me llaman a retirarme            130

                                                una siesta, calurosa

                                                como de caniculares.


[13r]

[VII]

 

Hácele cargo don Manuel Moscoso no escribe el cura a Su Eccelencia porque está rico con un abintestato[204] y entierros, cosa incompatible, poeta y rico.[205] Responde a su carta en este

 

ROMANCE

 

                                                   Hombre de mala conciencia

                                                o falso testimoniero,

                                                pues dices me faltan coplas

                                                porque me sobran los medios:

                                                   en la religión de Apolo            5

                                                son los votos tan estrechos

                                                que, sobre ser inflexibles,

                                                son mucho más que preceptos.

                                                   Y, por si lo has ignorado,

                                                escucha sus mandamientos            10

                                                para que del noviciado

                                                te pases a ser profeso:

                                                   Lo primero y principal

                                                (que es muy principal primero)

                                                las bragas sin faldriquera,            15

                                                rotas, pero con remiendos;

[13v]                                          conque del antecedente

                                                se sigue el dilema luego:

                                                a quien le faltan calzones,

                                                no le sobra plata pruebo.            20

                                                   Lo segundo y natural

                                                es, en todos, andar puercos:

                                                mucho tabaco[206] en el rostro

                                                y gran falta de pañuelo;

                                                   muchos puntos en las medias  25

                                                cosidos con hilo prieto;

                                                los zapatos remendados

                                                y rara vez compañeros;

                                                   el vestido, a lo follón,[207]

                                                como ropa de maulero,[208] 30

                                                presentado cuando más

                                                o prestado cuando menos;

                                                   capa de paño que dure

                                                y que venga a todos tiempos;

                                                a la española o francesa,            35

                                                como cayere, el sombrero;

                                                   en ivierno el tafetán

                                                y en verano el terciopelo,

                                                de la casa de Girón

                                                haciendo blasón de deudo.[209]            40

                                                   El tercero enamorar

                                                a lo portugués:[210] muy tierno,

[14r]                                        que no hay amante más fino

                                                que [a] aquel que falta el dinero;

                                                   amar toda cosa viva;            45

                                                escribir muchos sonetos,

                                                no desconfiando a feas

                                                y a lindas envaneciendo;

                                                   de los lances de gastar

                                                huyendo siempre los riesgos  50

                                                y, si fueren pedigüeñas,

                                                responder siempre con metro.

                                                   Lo cuarto, afectar pobreza

                                                con retórico denuedo,

                                                acusando a la fortuna,            55

                                                madrasta de los ingenios.[211]

                                                   El quinto, alabar a todos

                                                de galanes y discretos,

                                                que todos aman los hijos

                                                partos del entendimiento:            60

                                                   el amor propio le sobra

                                                al hombre por lo terreno

                                                y ninguno por abortos

                                                imaginó sus conceptos.

                                                   Y pasando a responder            65

                                                de tus versos al contesto,

                                                en que dices que he callado

[14v]                                        esta vez como discreto:

                                                   ¿es el callar dos romances,

                                                una décima y un plego    70

                                                a la asamblea de astros

                                                de ese Olimpo o ese cielo?

                                                   Y en lo de hiena o cocodrilo,[212]

                                                lo de la pulga y el hueso,

                                                harto tengo que roer            75

                                                ausente de ese hemisferio,

                                                   porque aquí se vive apenas

                                                bogando a remo y sin sueldo,

                                                lejos de los regocijos

                                                y cerca del desconsuelo.[213]            80

                                                   Más bien pudiera culparos

                                                pues que me escribís dos plegos,

                                                uno en prosa de galope,

                                                otro de portante[214] en verso;

                                                   en ellos no hacéis memoria            85

                                                de los grandes ni pequeños:

                                                sólo habláis de abintestato,

                                                de réquienes y de entierros;

                                                   en forma de parce mihi[215]

                                                me consideras por muerto: 90

                                                será muerte de la ausencia

                                                de mi amo,[216] mi suerte y dueño.

                                                   Y, en fin, de la leonera

[15r]                                        obediente a los preceptos

                                                hallarás siempre a tu cura,     95

                                                quien te rinde mil obsequios.


[VIII]

 

Explícase la grosería del Reverendo Padre Fray Joseph Arroyo en estas

 

COPLAS[217]

 

                                                   Jugaba el gran Padre Arroyo

                                                con las damas, aunque indigno,

                                                y como puerco gruñía[218]

                                                la repuesta por codillo;[219]

                                                   y como para beber   5

                                                es su gran excitativo,

                                                como si preciso fuera,

                                                buscaba la salsa a el vino.

                                                   ¡Qué cortés! ¡Qué palaciego!

                                                Alternaba voz y grito,            10

                                                abusando de la dicha

                                                de llamado y escogido.

                                                   Buscaba, en la leonera,

                                                apoyo en cura del Viso

                                                y halló aplauso que merece 15

                                                en estas coplas que escribo.

                                                   Fraile tonto, fondo en necio,

                                                majadero, entremetido:

[15v]                                        piensas jugar en estrado

                                                es jugar en el ejido;[220]            20

                                                   piensas es jugar la taba

                                                jugar en el bufetillo

                                                o jugar con las deidades,

                                                jugar con los monacillos.

                                                   En la atención y en el garbo            25

                                                estás, fraile, tan no vicio[221]

                                                como profeso y graduado

                                                en lo mamado y bebido.

                                                   Fallo que padre maestro

                                                te gradúen en los vicios,   30

                                                cuando de lo palaciego

                                                estás negado al estilo.

                                                   Y, en fin, vete a esparragar

                                                entre los niños del limbo,

                                                que en lo inocente parece  35

                                                faltó la forma al baptismo.[222]


[16r]

[IX]

 

Caso sucedido en el Viso el año de mil setecientos y once, en una centuria de endechas dedicadas a un amigo en esta

 

COPLA

 

                                                   A ti, incógnito, una musa

                                                o mordicante Talía,

                                                te dedica cien endechas

                                                otro incógnito versista.

 

  ENDECHAS

 

                                    1.            En tiempos pasados            5

                                                Perico y Marica

                                                hablaban en verso

                                                en la corte y villa;[223]

                                    2.            pasóse aquel tiempo,

                                                porque en esta vida            10

                                                múdanse los tiempos:

                                                la mudanza es misma.[224]

                                    3.            No hay entendimiento

                                                que no poetiza:

                                                hasta los venteros            15

                                                andan en quintillas;[225]

                                    4.            padres de Tebaida,[226]

                                                el ingenio avivan:

[16v]                                        el gato por liebre,

                                                grajo por gallina            20

                                    5.            hacen los milagros

                                                destos, cada día;

                                                virreyes de sierra

                                                son, atabaliva:[227]

                                    6.            allí está su flota,     25

                                                allí está su India,

                                                como el echo[228] prueba

                                                de sus bizarrías.

                                    7.            Y volviendo al echo

                                                de disgresión nimia            30

                                                de que en los venteros

                                                se halla bizarrías,

                                    8.            íbame yo a caza

                                                con mi Clavellina[229]

                                                (porque [así][230] se llama            35

                                                la pachona mía);

                                    9.            como, en venaciones,

                                                ansias y fatigas

                                                a nadie le eximen,

                                                busqué una alquería.[231]            40

                                    10.          Hallé, solo en ella,

                                                un viejo estantigua[232]

                                                con los miembros yertos

                                                y barba tendida;

                                    11.          sus lánguidos huesos  45

                                                raíz parecían;

                                                alma vegetable,

                                                vida sensitiva.[233]

                                    12.          Catre fue en su choza

                                                la yerba pajiza.  50

[17r]                                        Baco me dio en corcho[234]

                                                y Ceres en migas.

                                    13.          En breves razones,

                                                de oráculo dichas,

                                                como en Delfos dijo            55

                                                Apolo en enigmas:

                                    14.          «¡Oh, ambición humana!

                                                -dijo- ¡Oh, tiranía!

                                                Como de Fineo

                                                ración al Arpía[235]            60

                                    15.          de insaciable gula,

                                                de ti no se libra

                                                ni el corzo ligero

                                                ni el ave que gira;

                                    16.          a Jove Tonante            65

                                                en el rayo imitas

                                                y a Cibele estingues

                                                la azufrada mina.

                                    17.          ¡Oh, inclinación basta!

                                                Pues por ti fatigas            70

                                                en sus venaciones

                                                tuvo Proserpina,[236]

                                    18.          testigo Acteón

                                                fue, pues su traílla

                                                rompieron sus canes,            75

                                                del rey homicidas.»[237]

                                    19.          Estas y otras cosas

                                                dijo; yo comía,

                                                suspenso el discurso

                                                de su gran doctrina.            80

[17v]                            20.          Vínome la especie

                                                de aquella visita

                                                que al Cínico hizo

                                                el Macedonista.[238]

                                                                   21.    Siguióse la quiete,[239]        85

                                                en que agradecida

                                                fue de mi modestia

                                                su hospitalería.

                                    22.          Aún más que curiosa

                                                mi ansia, pretendía            90

                                                saber de mi huésped

                                                su vida esquisita;

                                    23.          preludió mi rostro:

                                                fue su vaciatripas,

                                                pues en él previó            95

                                                lo que no decía.

                                    24.          «Cazador espurio

                                                -dijo- que mi dicha

                                                te trujo a que seas

                                                dulce compañía:            100

                                    25.          yo soy de los astros

                                                estrago en desdichas,

                                                pues son increíbles

                                                por tan esquisitas.

                                    26.          Nací en una aldea    105

                                                desta serranía;

                                                mi padre fue pobre,

                                                mi madre, no rica,

                                    27.          mi niñez, escasa,

[18r]                                        juventud, mendiga,            110

                                                de Mavorte[240] triunfo

                                                y la diosa chipria.[241]

                                    28.          Pasé mis verdores

                                                en lides precisas,

                                                ni bien envidiado            115

                                                ni bien sin envidias.[242]

                                    29.          De Minerva el árbol[243]

                                                tal vez extinguía;

                                                la sed apagaba

                                                en la Cabalina.[244]            120

                                    30.          Fatigaba el numen

                                                en líricas rimas

                                                o en serio-jocoso,

                                                como el genio dicta.

                                    31.          Cortejé magnates,            125

                                                amigos y amigas:

                                                gloria accidental

                                                y pena maligna.

                                    32.          Investigué el astro

                                                que a todos domina            130

                                                menos al que sabe

                                                la sophia, o sophía;

                                    33.          hallé que no sólo

                                                a mí predomina,

                                                pero que me manda            135

                                                como que precisa.

[18v]                            34.          Dejé de hacer versos

                                                porque es bobería

                                                que un necio censure

                                                de mí las fatigas            140

                                    35.          y, en este supuesto,

                                                renuncié la lira

                                                y del escarmiento

                                                en templo pendía,[245]

                                    36.          porque si se escribe 145

                                                algo que mordica,

                                                aun moralidades

                                                hoy se desestiman;

                                    37.          si es de héroes hazañas,

                                                es altanería            150

                                                y es un libramiento

                                                escrito en ceniza;

                                    38.          si escribe poemas

                                                no son entendidas,[246]

                                                ni menos si toca            155

                                                historia o noticias.

                                    39.          En fin, me pasé

                                                a la astrología

                                                y los once globos[247]

                                                fue mi librería. 160

                                    40.          En ellos hallé

                                                la gran simpatía[248]

                                                de vida humana

                                                frágil, quebradiza.

                                    41.          En un día sólo            165

[19r]                                        su curso dimidia[249]

                                                el gran luminar

                                                que al otro ilumina;[250]

                                    42.          si en el firmamento

                                                planetas deliran,            170

                                                ¡qué mucho que el hombre

                                                padezca manías!

                                    43.          Preveo en los astros

                                                ocultos enigmas

                                                y aun paso tal vez            175

                                                [a] hacer profecías;

                                    44.          una te prevengo

                                                en todo esquisita

                                                entre una ignorancia

                                                o crasa malicia: 180

                                    45.          La gentilidad

                                                consagró la encina

                                                a Júpiter santo,

                                                que rayos envía,

                                    46.          y no sólo cultos   185

                                                a su árbol dedican,

                                                pero de sus ramas

                                                lámparas pendían;[251]

                                    47.          Jove, agradecido,

                                                esempto le mira            190

                                                del trisulco ardiente[252]

                                                de cólera y furias.[253]

[19v]                            48.          A el que una ciudad

                                                solo defendía,

                                                de la encina ramas            195

                                                corona tejían,[254]

                                    49.          y los atenienses

                                                dieron la inventiva

                                                de dar en los triunfos

                                                corona cívica:   200

                                    50.          al grande Pericles

                                                su ciudad patricia

                                                la estrenó en sus sienes

                                                (honra merecida);

                                    51.          hasta los romanos,            205

                                                tan ceremonistas,

                                                a sus generales

                                                no el triunfo eximían.

                                    52.          Este -digo- árbol

                                                del Tonante, encina            210

                                                (vuelvo a referir

                                                aunque lo repita),

                                    53.          que resiste al Noto,[255]

                                                una sabandija

                                                   llamada quesidro[256]            215

                                                le roe y derriba.

                                    54.          Este mandará

                                                destroce y sucida[257]

                                                algún soberano

                                                para su familia.[258]            220

[20r]                            55.          Irán con su carro,

                                                con mulas y guía,

                                                para conducirlo

                                                para su cocina.

                                    56.          Deslumbrado, un juez  225

                                                hará pleitesía

                                                (pero no homenaje,

                                                porque es hidalguía);[259]

                                    57.          pondrá carro y mulas

                                                en una hostería,            230

                                                los criados presos

                                                con bulla y con grima,

                                    58.          calabozo, grillos,

                                                cepo y gritería;

                                                «¡Por vida del Rey!»            235

                                                dirá a toda prisa;

                                    59.          aceptará el pueblo

                                                su gran tropelía,

                                                porque los de allende

                                                no son de su línea;            240

                                    60.          dará cuenta luego,

                                                con sofistería,

                                                del crimen de Sesa

                                                de su antojadiza.

                                    61.          «Viose el perro en bragas»,[260]            245

                                                dicen en Castilla;

[20v]                                        él pensó la vara

                                                era colativa.[261]

                                    62.          Recibirá carta

                                                de muy buena tinta,            250

                                                llena de verdades

                                                para sus mentiras;

                                    63.          pasará a palacio

                                                con sofisterías

                                                y segunda parte            255

                                                allí le dedican,

                                    64.          porque a una criada

                                                de Su Señoría

                                                treinta y dos del pico

                                                de libros la libran;[262]            260

                                    65.          esperando fiesta,

                                                tendrá dos vigilias:

                                                una en las orejas,

                                                otra en la vista.[263]

                                    66.          Volverá a su casa     265

                                                como volvió Midas:

                                                con orejas de asno,

                                                con cara de ripia.[264]

                                    67.          Daránle accidentes,[265]

                                                serán de vejiga,            270

                                                pues piernas abajo

                                                orinando cisca.

                                    68.          Físico[266] vendrá;

                                                daránle jeringas,[267]

[21r]                                        y no será mala            275

                                                la de agua y chinas.

                                    69.          ¡Oh, curso de tiempos!

                                                Ayer, causa viva;

                                                hoy, haciendo causa[268]

                                                y aun no le habilitan.            280

                                    70.          El pecho por tierra

                                                ayer se le vía

                                                y hoy, elevado

                                                con sus piececitas.[269]

                                    71.          Al culto se atreve   285

                                                aunque dél se diga

                                                que su puerta huele

                                                a chamusquina.

72.              Mujer varonil:

supuesto despicas[270] 290

                                                con cólera y fuego

                                                flema de gallinas,[271]

                                    73.          Zenobia[272] te envidie,

                                                Tomiris[273] te sirva:

                                                ponte unos calzones            295

                                                y al pueblo basquiñas.[274]

                                    74.          ¡Oh, curso! ¡Oh, serie

                                                de tiempos maldita!

                                                ¡La pluma enmudezca

                                                y el papel no tiña,            300

                                    75.          que tierra infructuosa

                                                da abrojos y espinas

[21v]                                        y, aunque la cultiven,

                                                nunca se cultiva!

                                    76.          Esta mi rudeza            305

                                                creo que se explica

                                                en cifras de coplas

                                                que no son en cifra.[275]

                                    77.          Y, en fin, este es mundo,

                                                y es cosa precisa            310

                                                que de malo y bueno

                                                haya coronistas;

                                    78.          que también mis hechos

                                                habrá quien escriba

                                                y póstuma fama            315

                                                es la siempre viva.[276]

                                    79.          El vivir al tiempo

                                                es gran fullería

                                                y saber lo tardo,

                                                temprana noticia.            320

                                    80.          Aquí en reflexiones

                                                paso todo el día

                                                y es para mí alcázar

                                                mi estrecha choriza.[277]

                                    81.          Vivir ignorado            325

                                                es vida esquisita:

                                                hogar y puchero,

                                                cama blanda y limpia;

                                    82.          el catre de pluma

[22r]                                        fuera gran delicia,            330

                                                así no el cuidado

                                                fuera pensionista.[278]

                                    83.          El griego, de Troya

                                                triunfó al invadirla,

                                                pero dél triunfó            335

                                                Circe y su engañifa.[279]

                                    84.          Veneno al monarca

                                                en oro ministran,

                                                pero al pobre nunca

                                                se le dio en morcilla;[280]                340

                                    85.          congruente razón

                                                y más que precisa:

                                                pía mano al pobre,

                                                al rico la impía;

                                    86.          al César puñal,   345

                                                Pompeyo, cuchilla,

                                                o ya en Capitolio,

                                                o ya, en él, egipcia;[281]

                                    87.          a Nabal Carmelo[282]

                                                su glotonería,            350

                                                al grande Alejandro

                                                con vino atosigan;[283]

                                    88.          [a] Amón con espada

                                                su hermano en la esquila,[284]

                                                verdad explicada            355

                                                en letras divinas;

[22v]                            89.          racional bellota,

                                                Absalón pendía

                                                y quitó en tres lanzas

                                                en una dos vidas;[285]            360

                                    90.          Ramillac en Galia

                                                hizo un enricida

                                                y para él la entrada

                                                fue postrimería.[286]

                                    91.          Porque las riquezas            365

                                                al hombre alucinan,

                                                la parte animal

                                                en él sólo anima;

                                    92.          de la diosa Isis

                                                son la jumentilla:            370

                                                a una adoraciones,

                                                al otro paliza.[287]

                                    93.          Esto, ¡oh cazador!,

                                                la esperiencia avisa:

                                                díganlo mis canas            375

                                                de plata bruñida;[288]

                                    94.          el cabello blanco,

                                                cada uno es pagina

                                                en que explica el tiempo

                                                su sabiduría.            380

                                    95.          Sólo desengaños

                                                veo a letra vista,[289]

                                                cuando ya las Parcas

                                                corren la cortina.

[23r]                            96.          El líbero adbitrio 385

                                                es el alquimista

                                                o física piedra

                                                que hace oro de alquimia.[290]

                                    97.          Vuélvete a tu casa,

                                                joven, y sigila     390

                                                en tu corazón

                                                esta medicina;

                                    98.          que yo ya con llanto

                                                o yo ya con risa,

                                                o soy Heraclito,            395

                                                o soy Democlita.[291]

                                    99.          Y, en fin, si molesto

                                                te he sido, halle[292] lima

                                                mi oración tan larga

                                                como repetida.»            400

 

 

 

Esta obra se halló en las poesías de la madre Celestina y se trasladó fiel y verdaderamente el año de 1711.

Concuerda con su original, a que me remito.

 

Don Carlos de Praves [rúbrica]


[23v]

                   [X]

 

       TONADA

 

                                estribillo         ¡Qué lindo chiste,

                                                qué linda gracia,

                                                ocultar con tu yelo

                                                la ardiente llama!

 

                                coplas                Filis, ¿para qué te quejas  5

                                                llamándote desgraciada,

                                                si con tu ceño desmientes

                                                lo que con los ojos hablas?

                                                   Quiéreme ya de una vez,

                                                pues de una vez te declaras;            10

                                                mira que difino el genio

                                                de tu condición estraña.

                                                   Amar a lo palaciego

                                                es de calzas atacadas[293]

                                                y ya se acabó aquel tiempo 15

                                                y es otro tiempo en España.[294]

                                                   Al fin, Filis, vamos claros

                                                y cesen las confianzas,

                                                porque ya las imposibles

                                                es moneda que no pasa.[295] 20

 

                                estribillo         ¡Qué lindo chiste,

                                                qué linda gracia!, etcétera.


[24r]

[XI]

 

Dio Su Ecelencia un tabernáculo al convento de Nuestro Padre San Francisco[296] y estando aguardándole para la colocación, vino la noticia no venía Su Ecelencia

 

Carta a don Manuel Moscoso

 

                                                   Hoy, de julio veinte y dos,

                                                de canícula primero,

                                                del sin segundo Moscoso,

                                                don Carlos, servidor vuestro:

                                                   Hoy, día en que el Can celeste[297]            5

                                                empieza a freír los sesos

                                                (aunque los del cura no,

                                                ni por grandes ni pequeños,

                                                   porque mi cabeza en todo

                                                se parece al verbo neutro,  10

                                                que él carece de supino

                                                y yo de sesos carezco),

                                                   os escribo esta misiva

                                                porque dicen que un arriego[298]

                                                pasa a esa villa (a lo que       15

                                                y en lo que no voy ni vengo),

                                                   por no perder la ocasión

                                                de escribiros cuatro versos,

[24v]                                        porque el tiempo da lugar,

                                                por lo propio y por lo mesmo,            20

                                                   y por deciros que cuando

                                                creí viniese mi dueño

                                                a ver su sagrario en blanco,[299]

                                                viene ni aun por jubileo.

                                                   El tabernáculo miro     25

                                                hecho retablo de duelos[300]

                                                y, aunque es objeto de todos,

                                                hoy se mira sin objeto.

                                                   El orador se lamenta

                                                con el sermón en el cuerpo  30

                                                y dice le falta el alma,

                                                siendo Su Eccelencia el testo.

                                                   De la misa en lo solemne,

                                                serán siglos los mementos[301]

                                                y lo de omnium circunstantium            35

                                                vendrá a ser Dominus tecum.[302]

                                                   La comunidad dirá

                                                que son menores, creemos,

                                                supuesto falta lo grande

                                                en que lograr los ascensos.[303]            40

                                                   El cabildo, convidado

                                                a la traslación del Verbo,

                                                ¿qué hará sin su protector?

                                                Estará como violento.

                                                   ¡El cura! Eso que no es nada,            45

[25r]                                        estará con un sosiego

                                                como de su grande juicio,

                                                como de su calvatrueno.

                                                   ¿La villa? No será villa,

                                                   pues le falta el complemento[304]            50

                                                y, faltándole lo más,

                                                ella será lo de menos.

                                                   Pueblo, devotos, devotas,

                                                de su señor careciendo,

                                                con su semblante dirán            55

                                                lo que carece el afecto.

                                                   «Al fin, Su Ecelencia -dicen

                                                y se tiene por muy cierto-

                                                nos falta a la gran función

                                                y, pues no viene, laus Deo[305]            60


[25v]

[XII]

 

Habiendo predicado un Padre novicio[306] en predicar bien y profeso en predicar mal, pasó a palacio, donde con gran p[r]iesa pidió a gritos a un criado de la casa un rábano porque venía sufocado del fervor con que había predicado. Exprésanlos estas

 

COPLAS[307]

 

                                                   Como un padre predicó

                                                el muy Reverendo Padre,

                                                dejando siempre los testos

                                                olvidados a la margen.

                                                   Redujo a solos tres puntos  5

                                                tan en todo, todo fácil,

                                                que celebró carcajada

                                                del auditorio el vejamen.

                                                   El primero fue de viudas,

                                                que las retoza la sangre, 10

                                                por adentro el aleluya,

                                                por afuera el mihi parce.

                                                   Del médico fue el segundo

                                                haciendo del pulso examen,

                                                porque desde tamañito            15

[26r]                                        tuvo la enfer[me]dad grave.

                                                   El tercero, de gaceta,

                                                de ingleses y de aliatares:[308]

                                                mucha prosa dislocada

                                                con que ni dice ni hace.            20

                                                   Apeóse de sí propio,

                                                siendo en todo un asni-fraile,

                                                pasando luego a palacio,

                                                y aún no pudo desasnarse.

                                                   Un rábano pidió a gritos            25

                                                y por las hojas le ase,

                                                que en apetecer el verde

                                                fue en todo identificarse.

                                                   Rábano pedía al novio

                                                con pujamiento de sangre, 30

                                                porque uno que el Padre tiene

                                                es para él fomes, y fames.[309]


[26v]

[XIII]

 

Mandó el Eccelentísimo sor Marqués de Santa Cruz le diesen al cura leña de las encinas de la dehesa.[310] Juntaron ayuntamiento y resolvieron lo que dirán las coplas, difiniendo los cuatro consejeros de la Junta Magna

 

COPLAS

 

                                                   El año ya declinaba

                                                tercera estación autumna

                                                y del perezoso ivierno

                                                tibiezas de Febo anuncian,

                                                   cuando mandó el soberano            5

                                                le diesen del Viso al cura

                                                un libramiento de leña

                                                de unas encinas robustas.

                                                   Hizo notorio el decreto

                                                el secretario a la Junta    10

                                                y torcieron el hocico

                                                en gesto de catapurgas.

                                                   Juntóse el Ayuntamiento

                                                en forma de turbamulta:

                                                cada uno tiró su coz,            15

[27r]                                        todos las tiraron juntas.

                                                   Moreno, que está escamado[311]

                                                de encinas, tendió la juncia[312]

                                                y mandó más que de paso

                                                el que el decreto se cumpla.            20

                                                   Clemente (no lo fue entonces)

                                                con la elocución que usa,

                                                decía: «¡Muy gentil droga!

                                                ¿Es jeringa o es ayuda?»[313]

                                                   (Bufaba cual sombrerero[314]            25

                                                que las manos se chamusca;

                                                galopaba en el escaño

                                                como si fuera en su burra.)

                                                   Siguióle el regidor largo

                                                con voz que sale de tumba   30

                                                y, aunque es corto de razón,

                                                le sobraron allí muchas;

                                                   dijo en voces provinciables

                                                y en su gramática culta:

                                                «¿Quiere el cura que la dehesa  35

                                                o ya se apure, o se hunda?

                                                   ¿No le basta el utensilio[315]

                                                de la pila y sepoltura,

                                                que quiere nos falte el pasto

[27v]                                       que las encinas fecundan?»            40

                                                   Cesó, y habló el regidor

                                                segundo, con su segunda:[316]

                                                uno que llaman «Bolillos»

                                                porque los birla o los burla;[317]

                                                   ente filosofador            45

                                                que es cargo tomarle bula,

                                                por mal nombre Borreguero,

                                                de traza y arte lanuda;[318]

                                                   haciendo entre las quijadas

                                                con la lengua escaramuzas,            50

                                                púsose en pie y levantó,

                                                sin ser encanto, figura;[319]

                                                   abrió piernas estevadas,

                                                arqueó las cejijuntas,

                                                dio en la mesa una palmada            55

                                                y en ella afirmó las uñas;

                                                   «Ya sabéis, -dijo- ¡oh senado!,

                                                que, aunque basta, esta estructura

                                                fue eligida a senador

                                                o patricio de posturas.[320]            60

                                                   Es mi voto se dilate

                                                o se niegue cosa justa

                                                y por ahora se suspenda,

                                                dándole treguas algunas.»

[28r]                                           Terminó la Junta Magna            65

                                                sin resolución alguna

                                                y aquí la primera parte[321]

                                                terminó también la Musa.


[XIV]

 

Entrada que hizo en el Viso el Conde de Parsén[322] de vuelta de Andalucía

 

CANCIÓN[323]

 

                                       Yo, aquel que en los pasados

                                    tiempos logré los celebrados

                                    aplausos y favores,

                                    que el aura llevó en flores,

                                    del áulico galeno,[324]            5

                                    el que de la triaca hizo veneno[325]

                                    así como la araña y el abeja

                                    (que una, triaca, otra, ponzoña deja

                                    de la flor que libaron),[326]

                                    que oreja inficionaron[327]            10

                                    así como de Midas, Pan y Apolo,

                                    o como la que sólo

                                    se concede a el oído para el feto

                                    y pare por la oreja aquel defeto;[328]

                                       yo, aquel (otra vez digo)    15

                                    sin doblez vuestro amigo,

                                    os noticio una entrada

                                    esquisita, aplaudida y celebrada.[329]

                                    La entrada viste ya de Su Eccelencia[330]

                                    su aspecto, su decencia,            20

                                    lo airoso, lo lucido,

                                    lo poco presumido,

[28v]                            la comitiva de caballería,

                                    de criados, aquella bizarría

                                    en todo celebrada;            25

                                    pues esta a aquella se pareció en nada.

                                       Vosotras, Musas del castalio coro,

                                    pues no cisne sonoro,

                                    si no es que ronco ganso,

                                    por si en mi rima canso,  30

                                    dadme favor, en tanto

                                    que con mi genio canto[331]

                                    en voces mal templadas,

                                    no de salidas, sí de las entradas.

                                       Tú, franco amigo, si esta vez acaso            35

                                    te moviere a la risa mi Parnaso,

                                    suple mi narrativa,[332]

                                    si acaso no te priva

                                    o te da pesadumbre

                                    la feliz servidumbre            40

                                    de aquel Marqués famoso

                                    como su padre, en lides venturoso,

                                    que en garbo y en acciones

                                    da envidia a España, horror a las naciones.[333]

                                       Numen de Delfos, astro luminoso            45

                                    dimidió la carrera presuroso,[334]

                                    cuando ya de la entrada

                                    anunció la campana embadajada

                                    que asoció la lisonja

                                    de cirenisa[335] monja,  50

                                    aquella que el badajo

[29r]                            maneja, y estropajo,

                                    con el dindilindín del cimbalillo[336]

                                    y con el dandandán del monacillo.[337]

                                    Salí a la plaza (para aquí te quiero):[338]

                                    venía con cencerro

                                    un burro, con su jalma,

                                    y en él la Luisa, que llevó la palma,[339]

                                    con fontanche[340] de lazos de amapola,

                                    blanca flamenca que nació en Angola.            60

                                       Siguióse un burro prieto, solariego

                                    de aquella de Balán,[341] de un ojo ciego,

                                    tuerto del otro,[342] de piernas estevado,

                                    manco de un brazo,[343] lomo derrengado,

                                    con cencerra al pescueso,            65

                                    con poca carne, pero mucho hueso;

                                       venía en él la Saguntina,

                                    color de venturina,[344]

                                    con su cara voleada,[345]

                                    la boca grande, pero desdentada            70

                                    (que es gracia en los sirvientes,

                                    aunque los riñan, no mostrar los dientes,

                                    y donde hay arrozada[346]

                                    basta la encía, como esté encallada).

                                       Venía una borrica leñadora            75

                                    que parejas corrió con la aguadora,

                                    entrambas palaciegas,

                                    no ya del todo ciegas,

                                    algo cortas de vista y con antojos

                                    de comer de las mulas los despojos,            80

[29v]                            porque los señorones

                                    son a veces galantes de granzones;[347]

                                    pudieran, por ancianas,

                                    del consejo burral ser las decanas;

                                    eran atlantes[348] de la cocinera                                                           85

                                    y la dueña de llaves, la Arrocera,

                                    que vino, con gran porte

                                    balanceada en arrobas, de la corte.

                                       En burros cuatro entró la infantería

                                    (digo, la pajería)            90

                                    de Blas, el Valenzuela;[349]

                                    avistó a la plazuela

                                    cuando coros de ninfas de estropajos,

                                    de la familia del Vizconde Andrajos,

                                    en estilo salvaje            95

                                    dieron la bienvenida a todo paje.

                                       (Suspendióse la entrada

                                    y por ser mano aquí de carcajada,

                                    te cito para un cuento

                                    y aquí te busco un poco más que atento:  100

                                       Un paje, de los cuatro referido,

                                    herido de Cupido,

                                    decía sus amores y querella

                                    a una cierta doncella

                                    y, como de la hambre 105

                                    el hilo de la vida era un estambre,

                                    dormía poco y mucho discurría,

                                    y ¿qué hace? Cierto día,

                                    la cresta cercenó a cierta gallina,

                                    escribiendo con sangre a la ladina,            110

                                    que amor discurre mucho en sus acciones

[30r]                            y el ingenio suplía los doblones.

                                       Repitió el cresticidio y su fineza

                                    y, porque la tal pieza

                                    causase a la fregona susto y miedo,            115

                                    se ataba un trapo a un dedo

                                    que la ninfa miraba ensangrentado;

                                    mas, ¡ay del cocinero desgraciado!,

                                    porque, faltando a la fritada crestas,

                                    llevó la reprehensión del amo a cuestas.            120

                                    Acechó el cocinero

                                    cuando el paje ligero

                                    cayó, el pobre infeliz, en el garlito;

                                    hubo risadas, hubo llanto y grito,

                                    reprensiones, azotes y castigos            125

                                    del delito probado con testigos.

                                       ¡Oh, lo que puede un paje enamorado!

                                    ¡Oh, lo que puede un hurto averiguado!

                                    ¡Oh, haciendas de criados usurpadas!

                                      ¡Oh, sangre de las crestas derramadas!)[350]            130

                                       Vuelvo a la entrada, dejo disgresiones,

                                    que vuelven de badajos las canciones

                                    y es poco cortesano

                                    hablar del paje y no del soberano.

                                    Este (digo el señor) entró delante            135

                                    en la mula (silencio y adelante,

                                    que no me da licencia

                                    hable mi Musa ya de Su Eccelencia).

                                       Ocupó su derecha

                                    el que con sepancuantos abre brecha,            140

[30v]                            el semideo, el coco de serranos,[351]

                                    corvo de uñas, sucio de las manos.

                                       Su siniestra ocupó don Esternudo,

                                    el capellán del tercio del embudo;[352]

                                    el que por esperiencia            145

                                    sabe la letra, pero no la ciencia;[353]

                                    el que, mozo de venta y de camino,

                                    tiene, malo, la que hijo de vecino.[354]

                                    Entró en un Rocinante lusitano

                                    que levantando un pie, luego la mano,   150

                                    parece volatín en la maroma,[355]

                                    siendo su hambre su infeliz carcoma.

                                       Venía en un machuelo

                                    el rector de aquel cielo

                                    de vírgenes vestales            155

                                    con pocos bienes, menos gananciales,

                                    porque los cumplimientos precisivos

                                    hacen perder, a quien no gasta, estribos.

                                       ¡Aquí la admiración, aquí el portento!,

                                    que sigue don Raimundo en un jumento,            160

                                    medio borrico atrás, medio delante,

                                    muy calzado de huante,

                                    arrastrando los pies, y con melena

                                    que una cola de vaca dio con pena...

                                    ¡Oh, pesia mi rudeza!,            165

                                    que perruquín[356] se dice a la francesa,

                                    y aun su cara, redonda cuanto franca,

                                    parece de francés sin bragas anca.

                                       Aquí esclamé con un dolor profundo

                                    y dije: «¡Bienvenido, don Raimundo!»            170

                                    (el cabezón[357] y brida no os asombre:

[31r]                            gran equipaje para gentilhombre).

                                       Seguían las carrozas de quien sólo

                                    puede ser coronista el mesmo Apolo.

                                    Llegaron a palacio,            175

                                    unos deprisa, otros muy despacio,

                                    donde catanla[358] y diosa

                                    (mojiganga[359] graciosa

                                    fue en casos como aquestos),

                                    una con risa, otra con sus gestos,            180

                                    cada cual a su sabio parecía:

                                    una lloraba y otra se reía,[360]

                                    y, mulas de chirriones,[361]

                                    una da coces, otra rempujones.

                                       Suspende, Musa, y perdona, amigo,  185

                                    supuesto no consigo

                                    el acierto en la rima y narrativa,

                                    que lo demás lo dejo a que otro escriba,

                                    que incensar en palacio en ocasiones

                                    no siempre es concedido a los bribones.            190


[31v]

[XV]

 

A la venida de Granada al Viso de don Luis de Valdivia, capitán de caballos, que al presente se hallaba con su compañía[362] de alojamiento

 

SONETO[363]

(Hablan el cura, sus dos sacristanes y sus dos pajes.)

 

                cura                  - ¡Hola,[364] vasallos! ¡Hola, sacristanes!

                                    Pasad luego, al instante, al cumplimiento...

                                    ¿Cómo no obedecéis mi mandamiento?

                                    ¡Vestid el cuello, calzad los balandranes![365]

                                       ¡Pajes, lacayos! ¡Hola, ganapanes!            5

                                    ¡A mis gritos venid luego, al momento,

                                    desobedientes! (Es cosa de cuento.)

                                    ¿Estáis en la antesala o los desvanes?

                cura                  Mirad que vino...

                sacristán                                       - ¿Quién?

                cura               - don Luis...

                sacristán                                       - No es nada.    10

                cura               - ...el capitán.

                paje                                      - Te doy el parabién.

                cura                  - Por señas de que trai...

                paje                                      - ¿Hambre atrasada?

                cura               - Picarón, ¿cómo dices?

                sacristán                                       - ¿Grande tren?[366]

                sacristán   - Si trairá, pero será en pan-nada.[367]


[32r]

[XVI]

 

Un caballero muy miserable se enamoró de una gran señora de verla hacer un menudo,[368] y fue tan eficaz el garbo con que las envasaba,[369] que fue estímulo para que la regalase un jubón demediado y un tapapiés traído, y consiguiese la potentísima señora, sobre el don de morcillera de cámara, el don de las tres letras: D, O, N[370]

 

SONETO

 

                                       ¡Aquí de los influjos de Talía,

                                    aquí de todo Apolo y su cuadrilla,

                                    que a quien llamaba ayer yo[371] «Mariquilla»,[372]

                                    hoy tengo de llamar «doña María»!

                                       Miróla su Macías[373] cierto día              5

                                    (¡oh, Amor alado! ¡Estraña maravilla!,

                                    corales por carcaj, flecha morcilla,[374]

                                    ¿que hasta en mondongo[375] ejerces tiranía?).

                                       ¡Oh mudanzas! ¡Oh mundo! Ya tu treta

                                    conozco: que eres vano y aun perjuro;            10

                                    que para tu inconstancia es vano[376] un muro,

                                       como fortuna varia cual veleta,

                                    pues cuanto gasta fácil la bragueta

                                    es, en las faldas situado, juro.[377]


[32v]

[XVII]

 

Hallábanse de cuartel en el Viso dos compañías del regimiento 3º de caballería de Granada, de una de las cuales era capitán don Luis de Valdivia, alférez don Francisco de Castro y teniente don Ignacio de la Peña. Estos, sábado de Carnestolendas en la noche, le hurtaron un pavo que estaba en el gallinero con una pava con quien tenía contraído desponsales, y a otro día le tiran al cura por encima de la puerta la cabeza y tripas del pavo. Este tal pavo era de un alférez de la otra compañía y, impacientes de que se tardaba en convidarlos, ejecutaron esta torpeza; mas probaron al cura con unas coplas muy necias, como de su mala cabeza. Responde el cura, y cuenta el hecho, en estos

 

MADRIGALES[378]

 

                                                   Oye, Tirse divina,

[33r]                                        si piadoso tu oído

                                                al metro infausto inclina

                                                de piadoso graznido,

                                                no de cisne que espira            5

                                                que acompaña la lira

                                                el dulce canto o trino,

                                                sí de un pavo, fatal en su destino.

                                                   Apenas de Morfeo era el acecho

                                                del tributo forzoso,[379]            10

                                                lánguido y perezoso

                                                reposaba en el lecho;

                                                especies enviaba la aprehensiva

                                                a la imaginativa

                                                de aquello que retuvo,  15

                                                de lo que vaga anduvo,[380]

                                                cuando graznido bronco

                                                cual de sordina, ronco

                                                me dijo: «Ingrato Praves,

                                                despierto escucha lo que en sueños sabes.   20

                                                   Un pavo soy, criado en Valdepeñas

                                                (por si ignoras las señas)

                                                que he comido tu pan o tu cebada

                                                sin agraviarte en nada.

                                                A la flor me jugaste,            25

                                                escariote vendiste

                                                y después que ganaste

                                                en lo que en mí perdiste,

                                                me dejaste en tu casa,

                                                por hacer mi fortuna más escasa. 30

                                                   ¡Oh, mal haya quien dijo que era aciago

[33v]                                        el martes del estrago,[381]

                                                pues en sábado fue, según indicio,

                                                el robo y el pavicio[382]

                                                (gloria del mundo fácil transitoria),[383]            35

                                                haciendo del cadáver pepitoria!

                                                   Estaba con mi esposa en gallinero

                                                en el sueño primero,

                                                cuando una mano aleve

                                                hacia el cuello la mueve,            40

                                                la otra a la cresta o moño,

                                                que en esto no bisoño

                                                lo fue, sí veterano

                                                en hincar uña y mano,

                                                mas no como en milicia,  45

                                                porque se beneficia

                                                en notables hazañas

                                                siempre en corrales, nunca en las campañas,[384]

                                                hallando el utensilio,

                                                con mi muerte, la vida del bolsillo.            50

                                                   Robóme el militar, robóme en suma;

                                                este es mi mayor mal (¡oh duro anhelo!):

                                                el que corte la pluma[385]

                                                quien nunca cortó pelo,

                                                y de quitarme el moco más me apoco   55

                                                quien no sabe quitarse ni aun el moco,

                                                y cuando las gallinas dan mohína,

                                                darme mohína a mí mayor gallina.

                                                   Tres fueron los del robo de este pavo,[386]

                                                tres sin ovillo, cada cual su cabo            60

[34r]                                        y no yendo a descansos...,

                                                aunque, entrando en la cuenta,

                                                éramos cuatro gansos,

                                                siendo los tres mi afrenta

                                                porque, yendo en patrullas,            65

                                                era yo el grullo de los cabos grullas

                                                y quiriquiando y descendiendo,

                                                iba yo las gallinas conduciendo.

                                                   La mano y no el puñal fue mi veneno

                                                en casa del Guzmán, y no fue el Bueno            70

                                                como aquel de Tarifa, a quien aclama

                                                para eterna memoria ya la fama,

                                                encontrados estremos:

                                                una del pavo, otra de agarenos,

                                                bien que ingenios sutiles   75

                                                acciones cuentan nobles como viles

                                                y, aunque torpe ave, pavo

                                                vitupero la una, otra alabo.

                                                   Tumba fue al fin que mi desgracia labra

                                                el vientre, dios del Licenciado Cabra,[387]             80

                                                que ofrece mucho, fácil y barato

                                                y niega más difícil de aquí [a] un rato,

                                                y ascendiendo hasta el pavo de Cecina,[388]

                                                autoricé su mesa y su cocina.

                                                   Dícese que el teniente 85

                                                en dieta se quedó, pero no a diente

                                                (rara sofistería)

                                                y aun al alférez dio la alferecía[389]

[34v]                                        y le tocó la suerte

                                                el no probarle, aunque probó la muerte,                     90

                                                porque, aunque cause enojos,

                                                al capitán le tocan los despojos;

                                                y fuera caso raro

                                                convidarlos a pavo, pan y jarro,

                                                pero no fuera ecceso,            95

                                                cuando todos le roen, roer el hueso.

                                                   Para triunfo intestinos y la testa

                                                a tu patio tiraron, y mi vesta[390]

                                                (¡oh caso detestable,

                                                propia acción de pendejo y miserable!),            100

                                                porque pagues el pato,

                                                pudiéndola comer él como gato[391]

                                                y mi testa por triunfo ya guardalla,

                                                siendo ella sola que cortó en batalla...

                                                (mal dije, que su acero ya reluce,            105

                                                aunque ha sido soldado de agua dulce).

                                                   Al fin, Juno, la esposa de Tonante,

                                                mi diosa tutelar, del pavo amante,[392]

                                                a su carro triunfal mi suerte aúna,

                                                donde la rueda hallé de mi fortuna,            110

                                                donde brillo entre astros

                                                a pesar de Valdivias y de Castros,

                                                de Inacios y bribones,

                                                siendo pavo cural; de los pavones

                                                hago la rueda, grazno con el pico            115

                                                y por la cola a todos los salpico.»

                                                   Voló el pavo a los Campos Eliseos,

[35r]                                        el mundo iluminó rayos febeos,

                                                salí al patio, adonde hallé la pava

                                                con tocas largas porque viudeaba,            120

                                                y hallé ser cierto el caso

                                                del soñado fracaso

                                                y vi sin pavo al dueño

                                                o vida. Frágil sueño

                                                cuando persigue todo miserable,            125

                                                hice aqueste epitafio lamentable:

A el sepulcro del pavo

        DÉCIMA

                                                   No yace entre losa fría

                                                este cadáver paval,

                                                que yace en el zampapal[393]

                                                de tres del Andalucía;            130

                                                diga la Fama a porfía

                                                en voz triste y lamentada

                                                del gran triunfo y la pavada:

                                                su cabeza fue la hazaña

                                                primera que en la campaña            135

                                                hicieron, pero cagada.


[35v]

[XVIII]

 

A las fiestas que celebró en su palacio el Excelentísimo sor Marqués de Santa Cruz, en el cumplimiento de años el día 11 de octubre de el año de 1711 en Valdepeñas[394]

 

ROMANCE

 

                                                   Salí del Viso, cual viste,

                                                en el caballo tordillo

                                                (perdonadme que el romance

                                                empiece en diminutivo),

                                                cuando Pirois y Flejón[395]            5

                                                equestres, en el Impíreo[396]

                                                opacas y densas nubes

                                                les causaron parasismos;[397]

                                                   del dios Neptuno y Apolo

                                                estaban en equilibrio            10

                                                el influjo del tridente

                                                y del pértigo los visos.

                                                   Llegué a Valdepeñas, centro

                                                de las elisas o elíseos,

                                                o ya Arcadia verdadera,            15

                                                o ya ameno paraíso.[398]

                                                   Estaba mi soberano

                                                entre el coro entretejido,

                                                bien como Febo y las nueve

                                                sobre las cumbres del Pindo.[399]            20

                                                   Dejé de un salto el caballo[400]

[36r]                                        y, con un local bullicio

                                                tan hijo de mi lealtad

                                                como de mi poco juicio,

                                                   ciego, arrojado a sus pies,     25

                                                entre sus brazos me miro

                                                con un cariño leal,

                                                hijo de padres castizos.

                                                   Retórica silenciosa

                                                explicó el afecto mío,            30

                                                encontrándose las voces

                                                con las voces del cariño.

                                                   El recibimiento fue

                                                como del hijo perdido[401]

                                                de chamuscados vasallos            35

                                                que en ollas hacen prodigios.

                                                   Hice alto en la leonera,

                                                donde cobro el utensilio

                                                y, haciéndole vestuario,

                                                mudé de traje y vestido.            40

                                                   Pasé después a su cuarto,

                                                donde, gracias al Olimpo,

                                                hubo de jícara grande

                                                de lo bien hecho y batido.

                                                   Siguió a la cena Morfeo            45

                                                y en el tributo preciso

                                                hice a Moscoso el cortejo

[36v]                                        de una salva de ronquidos.

                                                   Amaneció el día once,

                                                donde el Bazán, muy benigno,            50

                                                franqueó en favores y honras

                                                a todos su natalicio.

                                                   Allí hizo oficio de Sol,

                                                pues desde el grande al más chico,

                                                como el luminar febeo,            55

                                                ilustró en rayos propicios.[402]

                                                   Decir que su blanca mano

                                                era de jazmín y armiño

                                                es vulgar encomio, pues

                                                tantos ingenios lo han dicho;[403]            60

                                                   yo lo diré, si lo acierto

                                                con mi balbuciente estilo:

                                                era la parte de un todo

                                                para ser todos validos.

                                                   Sólo rústica y grosera 65

                                                se halló la villa del Viso,

                                                pasando su buen palacio

                                                plaza[404] de muy mal retiro:

                                                   no lo digo por el astro

                                                que vive dentro el recinto, 70

                                                que con razones de estado

                                                ni me meto, ni me tiro;

[37r]                                           dígolo por villa y clero

                                                y lo digo y lo redigo:

                                                que desdicen de vasallos            75

                                                siendo tan leji-vecinos.[405]

                                                   Omítase la objeción

                                                de hablar en él groserismo,

                                                porque lo pide el romance,

                                                aunque uno sea latino.            80

                                                   Sig[u]ióse la tarde donde,

                                                hecha de la calle circo,

                                                fueron deleitable objeto

                                                dos bostezos del abismo.[406]

                                                   No blasone de galán            85

                                                al dios tauri-Jove Ovidio[407]

                                                ni a los ganados que Apolo

                                                trujo paciendo tomillo,[408]

                                                   porque pudieran de Europa

                                                ser, en la orilla del río,            90

                                                entre rizadas espumas,

                                                los dos, veleros navíos.

                                                   Huyó del anfiteatro

                                                el primero, compasivo

                                                de su vida, y en su huida    95

                                                halló su mayor peligro,

                                                   porque ardimiento de un joven

                                                fue de Átropos[409] el filo,

[37v]                                        que parece que Vulcano

                                                templó el acero bruñido:            100

                                                   cédate el dios de las caldas,

                                                del ayunque y el martillo

                                                que si él forjaba los rayos,

                                                tú los limas en tus bríos.

                                                   El segundo exhalación            105

                                                era, y Parca en los bramidos,

                                                horrores amenazando

                                                en cuernos y remolinos;

                                                   impacientes con que viva,

                                                espada en mano el gentío,  110

                                                en el despreciar el riesgo

                                                se excedieron a sí mismos.

                                                   Al fin el toro dio fin

                                                porque se diese principio

                                                a la asamblea de damas  115

                                                en coros entretejidos.

                                                   Ministróse el agasajo

                                                en las bandejas y vidrios

                                                con néctar que cultivaron

                                                para nuestra España indios.  120

                                                   Hizo llamada a otra fiesta

                                                del arpa el eco y el trino,

                                                dando principio una loa

                                                de un ingenio peregrino;

[38r]                                           tan hijo era del numen            125

                                                como en la idea esquisito

                                                y en lo verde de su edad

                                                dio fruto, fértil y opimo.

                                                   Comedia y habilidades

                                                estuvo allí tan unido,            130

                                                que se notó sólo aciertos

                                                con estar tan divertidos.

                                                   En fin, dimidió la noche

                                                de día tan aplaudido,

                                                siendo todo admiraciones            135

                                                los palaciegos estilos.


[XIX]

 

Habiendo Su Eccelencia hecho retirar las tropas enemigas y evacuádolas de La Mancha, volvió al Viso, accidentado de una supresión de garganta. Le regaló el cura unos pájaros de la India

 

ROMANCE

o encomio serio-jocoso

 

                                                   La estación era en que el año

                                                casi caminaba al fin,

                                                en que toda esta provincia,

                                                sin alentar, fue gemir,

                                                   cuando del numen guerrero            5

                                                toda arma se vio rugir,

[38v]                                        ya en bayoneta calada,

                                                ya en apuntado fusil.

                                                   La Parca amenazadora

                                                con interese civil            10

                                                todo mortal acechaba

                                                desde el más noble al más ruin;

                                                   no hubo lugar que no

                                                se temiese el invadir

                                                de Guadarrama a Vandalia,[410]            15

                                                desde Toledo a Madrid,

                                                   cuando el Rey (que Dios le guarde

                                                de tanto traidor civil)

                                                dio a Vuecelencia el bastón

                                                y dio aciertos mil a mil.       20

                                                   Voceó a gritos la fama

                                                desde uno a otro confín,

                                                animando muertos pechos

                                                con tan bizarro adalid.

                                                   Parece no se dio tiempo            25

                                                entre el vencer y elegir,

                                                pues os temió el enemigo

                                                ser vencido en competir.

                                                   Venisteis, sor, al Viso

                                                (de que he llegado a inferir,   30

                                                si enfermo lográis el triunfo,

                                                lo mesmo cuentan del Cid),

                                                   venisteis, sor, y cuando

                                                esperábamos clarín

[39r]                                        de fama en aclamaciones,            35

                                                fue de sordina el gemir.

                                                   Tan barajado el pesar

                                                se vio en todos competir,

                                                vuestro accidente en llorar,

                                                vuestra venida en reír,            40

                                                   porque en ese vuestro rostro

                                                se vio, con lucha sutil,

                                                el jazmín vencer clavel,

                                                clavel vencer el jazmín.

                                                   Pero como el accidente            45

                                                supo cortés distinguir,

                                                fue en Vuecelencia el amago,

                                                y herida y golpe fue en mí.

                                                   Y supuesto mejorado

                                                estáis, sor, admitid            50

                                                tres canarios, tres gorriones,

                                                jaulas y el romance y

                                                   que en retorno sólo os pido

                                                (si en esto os llego a servir)

                                                un[a] jaula para un loco:     55

                                                ¿no es esto, señor, así?

                                                   Es más que cierto, porque,

                                                cuando llegaba a escribir

                                                sobre vuestra mejoría,

                                                me salí fuera de mí;[411]            60

                                                   no es, señor, por alabarme,

[39v]                                        porque me dicen que fui

                                                en locura original

                                                concebido: así nací.

                                                   Y hoy, sor, que a vuestros pies      65

                                                renazco y que vivo al fin,

                                                sin que haga gestos al pueblo

                                                ni bendición de escarpín,[412]

                                                   fuera de ver Figueroa[413]

                                                sin toga en Valladolid            70

                                                hacer al cura del Viso

                                                fuese en el aire patín.[414]

                                                   Creo que todo el delito

                                                y el fallo que ha de morir

                                                fue bestialidad, pecado 75

                                                por uno y otro rocín.

                                                   ¡Catorce camas! ¡Carneros

                                                y puercos muertos, gruñir!

                                                ¡Aves muertas veinte y cuatro!

                                                ¿Habrá embuste más sutil?     80

                                                   Pero esto no es para vos,

                                                sino es sólo el referir

                                                la caridad que me hacen

                                                ¿sabéis quién? Quédese aquí.[415]

 

 

            El concepto deste romance es que habiendo venido el Conde Hamilton con un destacamento de 80 caballos y 600 granaderos a Almagro para pasar a saquear y quemar los lugares del estado de Su Eccelencia, le mandó al cura pasase a solicitar el indulto.[416] Pasó y lo consiguió y, en pago, algunos vecinos del Viso le acusaron era difidente traidor al Rey y que [40r] tenía 14 camas, 6 carneros, dos puercos, 24 aves y que pasaba el cura caballos a los enemigos.

 

            A este tiempo estaba don Antonio de Figueroa, bregadier de los ejércitos de Su Majestad, en el Puerto del Rey con sus tropas, y teniendo mandado destacar 50 caballos para llevar preso al cura, supo la infamia de los acusadores, los envió noramala, pasó al Viso, visitó al cura y le favoreció. Asimismo Su Ecelencia le dio las gracias y honró, despreciando y enviando noramala sus fementidos émulos.

 

            Este es el pago que recibió de los señores, y la calumnia de la perra canalla, sobre haberles librado de un incendio y un saqueo. Fue el año de 1710.


[40v]

[XX]

 

Escrib[i]ó una carta al cura una señora de palacio de parte de Su Eccelencia el sor Marqués de Santa Cruz estando en Valdepeñas. Decía así: «Mi amo me manda diga a vuestra merced qué es de su vida, en qué pasa el tiempo y cómo calla tanto.» Responde el cura y cuenta su vida en 70 endechas que dedica a dicha señora[417]

 

Dedicatoria

 

                                                   Esta mi vida, señora,

                                                Praves, el cura, os ofrece.

                                                ¿Mi vida? Mal dije vida,

                                                pues vivir sin vos es muerte.

 

  ENDECHAS CASTELLANAS

 

                                                   La vida que paso     5

                                                mandas que te cuente,

                                                cuando ya otra vez

                                                te lo dije veces.[418]

                                                   (Pensaréis que esto

                                                es hablar vascuence;            10

                                                no es sino cantar

                                                retóricamente.)

[41r]                                           «¡Oh! Es por renovar

                                                el dolor aleve»,

                                                Virgilio a la reina            15

                                                dijo cartagense.[419]

primeera estación del día         Apenas el numen

                                                de Delfos luciente

                                                al mundo noticia

                                                de que ya amanece,            20

                                                   cuando can latido[420]

                                                hace al gato tiemble;

                                                el quiquiri canta

                                                a mujeres trece;

                                                   el rocín relincha 25

                                                atado al pesebre,

                                                que en paja y cebada

                                                su libranza tiene.[421]

                                                   De toda esta bulla

                                                el gran sonsonete            30

                                                a todo un Morfeo

                                                hace que se ausente.

                                                   Porque Dios me ayude

                                                madrugo,[422] de suerte

                                                que la mala dicha            35

                                                por sastre me tiene.[423]

                                                   Lávome[424] la cara

                                                de color de aceite,

                                                fondo de membrillo,

                                                color muy decente;            40

                                                   lávome también

[41v]                                        las manos a veces,

                                                aunque, según son,

                                                nunca lo parecen.

                                                   Salgo de mi casa     45

                                                y a Dios reverente

                                                hago en sacrificio

                                                preces y más preces;

                                                   pídole dos cosas

                                                yo tan solamente:            50

                                                que bueno me haga

                                                y desenchismee.

                                                   [A] aquel que no habla,

                                                dicen, Dios no atiende,

                                                y cuanto más grito,    55

                                                tanto se ensordece.

                                                   Vuélvome a mi casa

                                                o mi pobre albergue,

                                                mal o bien hallado

                                                almuerce o no almuerce.            60

                                                   Tal vez me conformo,

                                                que quien más no puede...

                                                (aun eso me falta,

                                                ¡vida sin deleite!

                                                   No nos lo permite 65

                                                el voto solemne:

                                                Calisto tercero

                                                allá se lo pene.)[425]

                                                   Diréis que esta copla

                                                se pasa de verde;            70

                                                poco importa, como

                                                el voto no quiebre.[426]

[42r]

segunnda estación del día         Luego que febea

                                                estación ardiente

                                                dimidia su curso            75

                                                del carro y sus ejes,

                                                   Etonte y Flejón

                                                y Pirois ecuestres

                                                su crin por la zona

                                                y sus colas tienden,[427]            80

                                                   llaman a la mesa,

                                                como si ella fuese

                                                la de allá redonda,

                                                junto al gabinete.

                                                   Siéntome a comer   85

                                                no perdiz ni liebre

                                                ni podrida olla:

                                                puchero es sin vientre.[428]

                                                   El postre es con miel

                                                o con habas verdes;            90

                                                el principio, caldo,

                                                el medio, machete[429]

                                                   (es macho o es hembra,

                                                que todo se vende

                                                a un precio, la cosa            95

                                                le cuelgue o no cuelgue).

                                                   El vino y el pan

                                                mucho se parecen;

                                                es buena cosecha

                                                porque siempre llueve.[430]            100

                                                   Este es mi alimento

[42v]                                        de enero a diciembre,

                                                si no es que tal vez

                                                a boda me lleven.

tercera estación                                   Levantan la mesa,                        105

                                                doblan los manteles

                                                y apenas paseo,

                                                cuando se digiere.

                                                   Duermo mi siesta

                                                si el sueño me viene,            110

                                                que no dan lugar

                                                cuidados, a veces.

                                                   Pásase la tarde

                                                en vida de duende

                                                que siempre[431] anda solo      115

                                                y oculto en retretes.

cuarta eestación                        Apenas en cuna

                                                de cristal Sol muere

                                                con el dios Neptuno

                                                y la diosa Tetis,[432]            120

                                                   y viene la noche

                                                con sus palideces

                                                (Ascálafo[433] entona,

                                                grazna Nictimene),[434]

                                                   ceno poco, y creo     125

                                                inmortal hacerme

                                                (si no el aforismo

                                                de «Avicena»[435] miente).

                                                   Paséome un poco,

                                                que es preciso ostente            130

                                                nuestro castellano

[43r]                                        y el refrán venere.[436]

                                                   Acuéstome casi

                                                de memoria siempre

                                                y el fruto en Minerva            135

                                                es por accidente.[437]

                                                   Catre, y no de pluma,

                                                al descanso ofrece,

                                                que aun en la quietud

                                                fatigas mantiene.            140

                                                   La imaginativa

                                                allí envía especies,

                                                cuanto la aprensiva

                                                memoria retiene.

                                                   Cuántas serán cinco    145

                                                no sé, y busco nueve

                                                del museo monte

                                                o fuente Pirene.

                                                   Allí me figuro,

                                                cuando el sueño crece,            150

                                                heridas del alma

                                                de amor y desdenes;[438]

                                                   sueño realidades

                                                casi trascendentes

                                                de tanto poeta            155

                                                que en fábulas mienten:[439]

                                                   en Petrarca, Laura

                                                sin envejecerse;

                                                Helena en Homero;

                                                en Joseph, Mariene;[440]            160

[43v]                                           en Virgilio, Elisa

                                                y también a Ceres;[441]

                                                Proserpina, en Claudio;[442]

                                                Calisto y Semele;[443]

                                                                           Angélica [a] Ariosto;[444]   165

                                                Pomona y Canente,

                                                Galatea, Circe,

                                                Coronís y Heles

                                                   en Ovidio: Ío,

                                                Dafne y Climene,            170

                                                Promne y Filomena,

                                                Clicie y Cibele,

                                                   Medea, Siringa,

                                                Lucótoe, Asterie,

                                                Fedra y Ariadna,            175

                                                Mirra, Nictimene,

                                                   Atalanta, Aragne,

                                                Aretusa en fuente,

                                                Níobe, Pocris, Eco

                                                en viento nordeste,            180

                                                   Casandra, Amaltea

                                                en flores alegres,

                                                Escila, Caribdis,

                                                Eurídice en Lete;[445]

                                                   Lucrecia romana,            185

                                                la deidad valiente;[446]

                                                Florinda, que España

                                                llenó de alquiceres;[447]

                                                   en Tomé Burguillos

[44r]                                        su Juana eccelente,            190

                                                la que en Manzanares

                                                lavaba pañetes,[448]

                                                   sin que fama y tiempo,

                                                que a todos los muerde,

                                                pueda sujetarlas            195

                                                de olvido a las leyes,

                                                   y yo me figuro

                                                acá en mi caletre

                                                un galán fantasma

                                                y una dama duende.>[449]            200

                                                   Esta me la pinto

                                                cual si fuera Apeles,

                                                que ya me desdeña,

                                                ya me favorece:[450]

                                                   su vestido, perlas;  205

                                                su boca, claveles;

                                                su frente, espaciosa;

                                                su tez, como leche.

                                                   La fortuna finjo

                                                firme y sin vaivenes            210

                                                y como de farsa

                                                hago mis papeles.

                                                   Tocan las campanas

                                                porque ya amanece

                                                y despierto como            215

                                                quien no va ni viene.

[44v]                                           Afirmo en el codo

                                                el celebro débil

                                                y son mis discursos

                                                más que rustiqueces.            220

                                                   Vida muy difícil,

                                                aunque tan patente,

                                                tarea de loco

                                                y más que perene

                                                   y, en fin, una vida      225

                                                que parece muerte:[451]

                                                como aquel que anda

                                                de huestes en huestes.[452]

                                                   Sólo mi descanso

                                                hallo en mi retrete,[453]            230

                                                en papel y tinta,

                                                libros y bufetes.

                                                   El tiempo, que vuela

                                                y a todos es breve,

                                                para mí es tan largo            235

                                                como el que le pierde.[454]

                                                   No hay en el lugar

                                                quien se me asemeje,

                                                o ya por tacaño[455]

                                                o por inocente.            240

                                                   Todo estravagancia

                                                es contraponerme:

                                                el fuego me yela,

                                                me abrasa la nieve.

[45r]                                           Y, al fin, esto es cuanto            245

                                                a mí me sucede,

                                                y lo demás dejo

                                                a que otro [o]s lo cuente,[456]

                                                   que mis coronistas

                                                dirán muchas veces:            250

                                                «Jove, ¿para cuándo

                                                tus rayos desprendes?»

                                                   Pero, como yo

                                                pueda mantenerme

                                                con el soberano,            255

                                                poco importa: penen;

                                                   a quien le diréis

                                                cómo reverente

                                                estoy a sus plantas,

                                                racional tapete.  260

                                                   A todas las damas

                                                diréis que, pues tienen

                                                dominio en los astros,

                                                influyan[457] alegres;

                                                   que beso los pies      265

                                                que dicen no tienen,

                                                aunque al zapatero

                                                le diga que miente.[458]

                                                   Aquella mi musa

                                                Tirse[459] o Melpomene[460]               270

                                                influya conceptos

                                                que se le ofrecen.

[45v]                                           También mis memorias

                                                a los leoneses,[461]

                                                al amigo el guardia 275

                                                (feroz matasiete),

                                                   sin que en el palacio

                                                nadie se reserve,

                                                hasta Arroyo[462] y mona,

                                                que ambos encalvecen:            280

                                                   la mona las nalgas,

                                                Arroyo el copete,

                                                gestíferos[463] ambos

                                                si comen o beben.


[XXI]

 

A la noticia de la toma de Denia el año de 1708.[464] Escribe el cura a la ermita de San Andrés[465], al teniente que fue a hacer la fiesta

 

ROMANCE

cómico serio-jocoso[466]

 

                                                   Ya que es preciso que sepas

                                                (como también que te escriba)

                                                lo que pasó luego que

                                                te ausentaste de esta villa,

                                                   lo primero es el que dije            5

                                                misa mayor tan deprisa,

                                                que ahorré gastar mucha cera

                                                a las dueñas doloridas;

                                                   que las dije los responso[s]

                                                con pausa bien esquisita,            10

[46r]                                        con falta de los ochavos[467]

                                                y sobra de agua bendita.

                                                   Llevábame el calderillo[468]

                                                Fernandico (buena cría),

                                                en comer hostias sobrado            15

                                                y poco falto en la sisa;

                                                   dile su ochavo de guantes,[469]

                                                que estilo toda la vida

                                                que se le pague el trabajo

                                                para que otra vez me sirva.    20

                                                   Comí bien, dormí la siesta,

                                                cuando hete aquí que repica

                                                el venerable Gregorio

                                                a unas ermitañas vispras.

                                                   ¿No has visto el diente pintado 25

                                                de aquella vieja maldita

                                                que el Reverendo Manrique

                                                predicó con energía?

                                                   Así el gran Chicharro[470] y yo,

                                                dos del purgatorio espías,  30

                                                solos fuimos en el coro,

                                                en iglesia y sacristía,

                                                   que como la devoción

                                                del santo[471] es tan esquisita,

                                                estuvo todo vecino            35

                                                en el campo o su cocina,

                                                   que era de ver entonar

[46v]                                        en solfa tan peregrina,

                                                Gregorio lamentaciones,

                                                yo en tono de jacarilla.            40

                                                   Mozárabes vispras fueron,

                                                que pudieran licioncillas

                                                tomar los árabes mixtos

                                                de tan estraños solfistas:

                                                   sacristán con gargajillo,            45

                                                cura con tos y pepita,[472]

                                                entonábamos a coros

                                                corcheas de algarabía.[473]

                                                   Cantáronse más que mal

                                                                        sin bajón[474] ni chirimías,[475]    50

                                                aunque, amigo, si lo oyeras,

                                                a todo te sonaría.

                                                   Hízose luego un entierro

                                                con mil síncopas malignas

                                                en un tono estravagante            55

                                                a modo de letanía,[476]

                                                   y, apenas cayó la tarde,

                                                cuando tuve la noticia

                                                de que se rindió el castillo

                                                de Denia y sus cercanías            60

                                                   y que iba sobre Alicante

                                                de Filipo la cuchilla,[477]

                                                que no sin misterio el cielo

                                                contra rebeldes auxilia;

                                                   que nuestro Marqués invicto  65

[47r]                                        hizo aquello que a su[478] misma

                                                sangre se debe (¡oh Bazán!

                                                ¡Cuántos triunfos te prohijas!

                                                   Tu brazo, de tus abuelos

                                                es consecuencia precisa;            70

                                                venzas, si lidias, como ellos

                                                dieron a la fama envidias).

                                                   Con esta noticia (vuelvo

                                                a decir) tan esquisita,

                                                busqué a Gregorio, que sólo      75

                                                cuando está de aire[479] repica,

                                                   y aseguro no sé cuál

                                                fue de las dos mayor dicha:

                                                tomar a Denia o hallarle,

                                                porque apenas parecía.            80

                                                   Repicó al fin; hubo hogueras

                                                y un poco de artillería,

                                                no tan fuerte como en Denia,

                                                pero era como ella misma;

                                                   hubo grita de muchachos            85

                                                y hubo de barbados grita:

                                                unos, que «¡viva el Marqués!»;

                                                otros, que «¡nuestro Rey viva!»

                                                   Esto, en fin, es lo que pasa

                                                y lo demás, a la vista     90

                                                lo reservo, porque falta

                                                papel a la narrativa.


[47v]

[XXIIa]

 

Venerables instrucciones para ser en breve tiempo gran soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y uno y otro en æ diptongo. Halladas en el libro de memoria de un sargento mayor escrupuloso, recogidas por un aprendiz novicio y practicadas por todo el mundo. Escribiólas Lobo, capitán de caballos, hijo de la ciudad de Toledo, peregrino ingenio.[480] Enviólas Su Eccelencia el sor Marqués para que respondiera el cura

 

DÉCIMAS

 

                                    1ª.           Será estudio principal

                                                de un soldado verdadero

[48r]                                        el no quitarse el sombrero

                                                aunque pase el general;

                                                desprecie a todo oficial,            5

                                                hable con ceño crüel

                                                y en metiéndose con él,

                                                sin que la razón le venza,

                                                encaje una desvergüenza

                                                   al arcángel San Gabriel.[481]            10

                                    2ª.           Blasone con arrogancia

                                                de incesante matador,

                                                advirtiendo que el valor

                                                se vincula en la ignorancia,

                                                y si alguno con instancia            15

                                                le dijese[482] que algún día

                                                saber quién es Dios podía,

                                                responda muy confiado

                                                que para ser gran soldado

                                                no es menester teología.            20

                                    3ª.           Si por alguna ocasión

                                                del prest[483] le faltare[484] el real,

                                                al vasallo más leal

                                                puede quitarle un millón,

                                                que en esta compensación            25

                                                es su albedrío la tasa

                                                y si con boleta[485] pasa,

                                                lleve siempre por muy cierto

                                                que se entienda[486] en el cubierto

                                                cuanto encontrare en la casa.    30

[48v]                            4ª.           Si va a paja, ya se sabe[487]

                                                que es circustancia precisa

                                                el que traiga[488] la camisa,

                                                la cama, el burro y el ave,

                                                que desmorone, que cave,            35

                                                pues tiene en el nombre regio

                                                para todo privilegio,

                                                y si la iglesia está a mano,

                                                será grande[489] veterano

                                                   si se engulle un sacrilegio.[490]            40

                                    5ª.           ¿Siempre que pueda? Correr,

                                                pues si el caballo se muere

                                                darán otro, si el Rey quiere

                                                sus dominios defender;

                                                échele luego a pacer            45

                                                en el trigo más cercano,

                                                que aunque sea más temprano[491]

                                                y no le cause salud,[492]

                                                se granjea la virtud

                                                de aniquilar al paisano.            50

                                    6ª.           Si se halla en el paraje

                                                de batalla, ponga lista

                                                la potencia[493] de la vista

                                                al escuadrón del bagaje.

                                                Cierre con el equipaje            55

                                                con desorden desmedido

                                                sin que nada le haga ruido,

                                                pues muy poco se abandona

                                                que el Rey pierda una corona[494]                                                                                                     como él se gane[495] un vestido.            60

[49r]                            7ª.           En siendo oficial, la bata

                                                compre con autoridad[496]

                                                y gaste una eternidad

                                                en ponerse la corbata;

                                                sea voto de reata[497]            65

                                                de quien la mano le dé,

                                                hable sin saber de qué,

                                                estudie con ansia toda

                                                por las frases de la moda

                                                   la cartilla del gasé.[498] 70

                                    8ª.           Tenga a costa de su afán

                                                al proveedor muy propicio,

                                                que le importa el beneficio

                                                de la cebada y el pan;

                                                quéjese de que no dan            75

                                                por más que triunfe y que vista,

                                                y no complete la lista

                                                de los precisos soldados,

                                                que es quitarle[499] a sus criados

                                                el que pasen la revista.            80

                                    9ª.           Olvide en todo la ley,

                                                pues sin afán o desvelo[500]

                                                puede encajarse en el cielo

                                                con la patente del Rey;

                                                no lea quién fue Muley,  85

                                                César, Numa, Craso, Emilio,

                                                Marcial, Homero, Virgilio,[501]

                                                pues nadie sabrá más que él

                                                como sepa en el cuartel

                                                la ciencia del utensilio.            90

[49v]                            10ª.         Si agua, lumbre, luz y sal

                                                le debe dar el patrón,

                                                pida por cada ración

                                                a lo menos un quintal;

                                                convide a todo mortal            95

                                                a comer, sin fatigarse,

                                                para poder ajustarse

                                                a[502] la mayor conveniencia

                                                y déjese la conciencia,

                                                que esto se llama ingeniarse.            100

                                    11ª.         Tome, afectando virtud,

                                                lo que añaden los cuitados,[503]

                                                porque tengan los soldados[504]

                                                en el lugar con quietud.

                                                Véndales la rectitud            105

                                                de su empleo natural,

                                                que la violencia moral,

                                                aunque parece espantosa,

                                                no piense que es otra cosa

                                                que un pecadillo mortal.  110

                                    12ª.         En su vida dificulte

                                                licencia a persona[505] cierta,

                                                para que la plaza muerta

                                                en su bolsa se sepulte;

                                                al arrendador consulte            115

                                                sobre vender el sustento

                                                para el militar, esento

                                                de cargas e imposiciones,

                                                y él, por cobrar los millones,

                                                partirá su arrendamiento.            120

[50r]                            13ª.         Si está el lugar muy cargado,

                                                ajuste su evacuación

                                                y venda por compasión

                                                al general su tratado;

                                                inste, ruegue porfiado,            125

                                                aunque le responda[506] tibio,

                                                hasta lograr el alivio,

                                                que con lo que él se[507] enriquece

                                                cargar al otro merece

                                                la fama de Tito Livio.            130

                                    14ª.         Si ir a la corte desea,

                                                su ausencia puede ajustar,

                                                que es bien que pague el lugar

                                                aquello que él se pasea;

                                                junte toda la asamblea            135

                                                y proponga al consistorio

                                                un reformado notorio,

                                                que está ausente y vendrá presto,

                                                y ajústele,[508] que por esto

                                                no ha de ir al purgatorio.            140

                                    15ª.         Si marcha, vaya delante

                                                por los lugares cercanos

                                                el Nerón de los paisanos,

                                                verbigracia: el ayudante.

                                                   Absuelva[509] luego al instante                                                         145

                                                al que deje los cuatrines[510]

                                                y si se aloja a los fines,

                                                sus setecientas boletas

[50v]                                        las ha de pedir[511] completas,

                                                aunque pase a los maitines.[512]            150

                                    16ª.         Advierta[513] que los que vienen

                                                a formar su alojamiento

                                                le han de dar ciento por ciento[514]

                                                de las plazas que no[515] tienen;

                                                diga que allí se detienen            155

                                                otro día y luego aparte

                                                vendrá el cura, que,[516] con arte,

                                                que se vaya ajustará;

                                                cobre el censo y marchará

                                                con la música a otra parte.   160

                                    17ª.         Diga al alcalde cuitado

                                                que nunca se cobrarán

                                                de la cebada y el pan

                                                los recibos que han tomado;[517]

                                                cómpreselos de contado            165

                                                por una inútil porción

                                                y luego[518] en la provisión

                                                tendrá[519] ganancia segura,

                                                que esto no es más que una usura

                                                con bonísima intención.            170

                                    18ª.         Defienda sin argüir,

                                                pero no sin porfiar,

                                                que el soldado puede hurtar

                                                para comer y vestir;

                                                que el patrón ha de sufrir     175

                                                (ya que vasallo se nota)

[51r]                                        el mantenerle la bota,

                                                el reloj con la cadena,

                                                almuerzo, comida y[520] cena,

                                                vanidad, caballo y sota.            180

                                    19ª.         Inflame, en fin, su elocuencia

                                                con término[521] de antuvión,[522]

                                                suelte una manutención

                                                aforrada en subsistencia;

                                                saque a la pobre conciencia            185

                                                de sus límites[523] estrechos,

                                                pues no son más estos hechos

                                                que ingenios, sabidurías,

                                                adbitrios, economías,

                                                manos[524] libres y provechos.                                                    190

 

 

           [XXIIb]

 

   Respuesta[525]

 

                                                   Nos, el general vicario,

                                                capellán mayor[526] de Marte

                                                (árbitro, numen guerrero

                                                de las tropas militares),

                                                   por cuanto a mi audiencia vino      5

                                                una Instrucción venerable

                                                para que un soldado pueda

                                                en poco tiempo ser grande

                                                   en unas décimas cultas

                                                en figura de vejamen,            10

[51v]                                        sin que les falte la gracia

                                                también de lo[527] mordicante,

                                                   fallo que las doy por buenas,

                                                por santas y por loables

                                                y, con la bula y sin ella,      15

                                                las indulugencias ganen;

                                                   tan precisa en la milicia

                                                como al soldado importante,

                                                pues le dan educaciones

                                                para tener equipaje.            20

                                                   Y así, todo feligrés

                                                que sirve mis estandartes

                                                se les dé traslado de ellas

                                                y no ignoren lo que saben,

                                                   pena de que si lo ignoran            25

                                                padezcan indignidades

                                                de la dieta, del vestido

                                                y ayunar como unos padres.[528]

                                                   Y, en fin, que el soldado coma

                                                se ha visto en todas edades: 30

                                                o a espensas de su monarca

                                                o a costa del paisanaje.


[52r]

[XXIII]

 

LOA

a los años del Rey Nuestro Sor Felipe 5º para la comedia del Rayo de Andalucía y genízaro de España[529], para el día 19 de diciembre de 1710. Hízose en Valdepeñas, en el palacio de el Excelentísimo sor Marqués de Santa Cruz y Viso[530]

 

   PERSONAS:

                                    1. la primavera.                 3. el otoño.

                                    2. el estío.                          4. el ivierno.

 

           (Música dentro.)

                                                   Hoy en lucha generosa

                                                compiten los cuatro tiempos:

                                                la Primavera y Estío,

                                                el Otoño[531] y el Ivierno.[532]

 

(Salen los cuatro tiempos al tiempo que cantan, como escuchando, y acabada la copla, la repiten todos representada.)

[52v]                     los 4                   Hoy en lucha generosa, etcétera.            5

 

                                primavera         ¿Qué música y armonía,

                                estío               qué cláusulas y gorjeos

                                otoño             pueblan el aire de voces

                                ivierno          y la tierra de conceptos?[533]

                                primavera      Pero ya el misterio alcanzo 10

                                                aunque no alcanzo el misterio,

                                                pues si la vista no engaña,

                                                por esa región del viento

                                                se descuelga una corona

                                                con un mote.

                                estío                                       Raro cuento...            15

                                                ¿si habrá otro juicio de Paris?

                                otoño             Dice así...

                                ivierno                                  Pero yo leo.

 

(Al tiempo de decir estos versos bajará una corona, habiéndola visto cuando dicen los versos antecedentes, adornada de flores, espigas, uvas y algunos ramos secos, y el mote dirá:)

 

               Mote

 

                                                   Esta corona que el año

                                                esplica, y los cuatro tiempos,

                                                conseguirá el que probare            20

                                                merecerla con su ingenio.

 

(Los cuatro la toman a un tiempo, y dicen:)

                                los 4                   ¡Yo!

[53r]                     primavera                Solo el triunfo merezco.

                                                ¿Quién da alientos a los campos

                                                cuando del caduco ivierno

                                                toda vegetable planta   25

                                                está entregada a Morfeo?

                                                ¿Quién da matiz a los campos?

                                                ¿Quién a las plantas aliento?

                                                ¿Quién da fragancia a las flores?

                                                ¿Quién curso a los arroyuelos?            30

                                                ¿Quién viste al desnudo tronco?

                                                ¿Quién a las vides sarmientos,

                                                a los brutos lozanía,

                                                y facilita el gorjeo

                                                al ave? Le da...

                                estío                                       ¡Detente!,        35

                                                que con tu argumento pruebo

                                                ser mío el lauro y corona

                                                y el triunfo que me merezco,

                                                pues si Amaltea con flores

                                                protege tus lucimientos,            40

                                                Ceres, diosa tutelar,

                                                sea de mi prueba el texto.

                                                Cuando esos campos de espigas

                                                puebla pródigo mi tiempo,

                                                que a instrumentos estivales            45

                                                y segur del cosechero

                                                cubre la tierra de mieses

                                                y granos de oro, graneros[534]

[53v]                                        a cuyas espensas pende

                                                de todos los alimentos,            50

                                                concederás toda vida

                                                pende del mantenimiento,

                                                y así, la corona...

                                otoño                                                 No

                                                tu sofístico argumento

                                                ha de concluirme; y si            55

                                                Ceres te dio esos alientos,

                                                no me negará Pomona

                                                en sus frutos el acierto;

                                                pues si Primavera en flores,

                                                Estío en campos bermejos,            60

                                                Otoño en opimos frutos

                                                es del año el complemento,

                                                ¿qué fruto, siendo tan vario,

                                                no es para el gusto halagüeño?

                                                Ellos tienen la fragancia            65

                                                para el olfato avariento,

                                                el matiz para la vista

                                                y para el tacto, lo bello,

                                                y, en fin...

                                ivierno                                  Ahora entra el Ivierno,[535]

                                                y yo solo soy quien logra     70

                                                fortuna, dicha y empleo.

                                                Es cierto que siempre he sido

                                                (y esto es mucho más que cierto)

[54r]                                        tenido por perezoso,

                                                torpe y caduco en efeto            75

                                                por la escarcha del diciembre

                                                y las nieves del enero,

                                                y si frutos, flores, mieses

                                                los tres franqueáis, yo franqueo

                                                flor, fruto y mies en Filipo,   80

                                                pues a merced de los cielos

                                                nació en diciembre, conque

                                                fue este mes el complemento

                                                del año y sus estaciones.

                                                Conque en un dilema pruebo 85

                                                ser flor de flores la lis,[536]

                                                el príncipe, fruto bello,

                                                Luisa Gabriela, la espiga[537]

                                                (que la casa de Loreto

                                                es su casa solariega).            90

                                                Y pues seguro el trofeo

                                                tengo con mi silogismo,

                                                la corona me prometo.

                                los 3                Nos damos por convencidos.

(Toma la corona el Ivierno.)

                                ivierno          Esto sentado, y supuesto            95

                                                hoy son años de Philipo,

                                                os convido a mi festejo.

                                los 3                ¿Y cuál festejo previenes?

                                ivierno          Una comedia.

[54v]                     primavera                              ¿Es en verso?

                                ivierno          No, sino en prosa.

                                estío                                       ¿El asumto?            100

                                ivierno          El rayo del agareno

                                                y genízaro de España.

                                otoño             Si es cual la loa, será

                                                fresca y floja, como ivierno.

                                ivierno          Sí, mas sirva de disculpa            105

                                                una prisa y un precepto,

                                                ley inviolable de un tan

                                                soberanísimo dueño.

                                                Y si a tan noble auditorio,

                                                tan prudente y tan discreto            110

                                                toca suplir tales faltas

                                                y limar y pulir yerros,

                                                ya que por necia les canse,

                                                no los canse lo molesto.

                                                Y así, trocando la letra,     115

                                                digan la música y verso:

 

(Todos y música:)

                                                   Hoy celebra de Filipo

                                                el natal, numen guerrero,

                                                el más noble y más leal

                                                a quien elogia el silencio.            120


[55r]

[XXIV]

 

SONETO ACRÓSTICO

en cuatro lenguas (latina, portuguesa, italiana y española)[538] al Excelentísimo sor Marqués de Santa Cruz, en la toma de Alcoy[539]

 

                latino                                       Martis horrencia dumque Marten cano,

                portugués                Ao perigo o primeiro, e naon piqueno,

                italiano                    Ricolmo di valor, di audacia pieno,

                español                    Quando su impulso es Parca del pagano.[540]

                latino                                       Vincit vix visus, vis, Iberio insano,            5

                portugués                E a folla, o aspeito taon sereno,

                italiano                    Spolle inexorabil non è meno

                español                    Del BAZÁN el rebelde que anglicano.

                latino                                       Eras securus Trino et in Paterno,[541]

                portugués                Lealdad, debozaon do culto adorno:            10

                italiano                    Voce di Dio ti ragiona eterno.

                latino                                       Ipse tua fata habet iam in torno,

                portugués                Sendo a CRUZ Santa[542] de quein tenbra inferno,

                italiano                    O, più che tuti, senza notte giorno![543]


[55v]

[XXV]

 

Tradución del soneto de las cuatro lenguas

 

                                       Canto marcial a un Marte soberano

                                    que al peligro el primero, y no pequeno,[544]

                                    rebosando él valor, de audacia lleno,

                                    fue su impulso la Parca del pagano.

                                       Vence su vista y diestra al valenciano,            5

                                    en la espada y aspecto muy sereno;

                                    mortífero, letal es y veneno

                                    el Bazán al rebelde y anglicano.

                                       Seguro estáis, que el Trino y el Paterno

                                    por vuestra protección es vuestra guía:            10

                                    la voz de Dios os constituye eterno,

                                       de vuestros hados es la luz y guía,

                                    siendo la Cruz quebranto del averno,

                                    ¡oh, más que todos y sin noche día!


[56r]

[XXVIa]

 

A los años del Excelentísimo sor Marqués de Santa Cruz, mi sor

 

Dedicatoria de un romance serio-jocoso[545]

 

Eccelentísimo sor:

            Pintaron los egipcios la Edad del Oro en la significación de una hermosa doncella a la sombra de una oliva, en medio de la cual salía un enjambre de abejas de donde destilaba copia de miel, sin más adorno que sus cabellos dorados, sin artificio esparcidos por la espalda, vestida de tela de oro, en su diestra una cornucopia de varias flores, en que significaba la puridad y sencillez de aquellos tiempos.[546]

            Siguióse la de Plata, expresada en una dama con vesta de plata, adornada su cabeza de plata y perlas, con chinelas de plata, y copia de pan en las [56v] manos y al pie un arado de plata.[547]

            La de Bronce, tercera Edad, siguió su curso, explicada en una dama armada, con un yelmo en la cabeza, una de león por cimera, ceñida la ropa y así armadura como vestido de color de bronce; en la diestra una lanza y en la siniestra un hórrido escudo.[548]

            La infeliz de Yerro siguió, explicada en una dama de aspecto horrible, vestida de color de yerro, con un yelmo con una cabeza de lobo, en la diestra una espada desnuda en acto de combatir y en la siniestra un escudo, pintado en él el fraude.[549]

            No menos ingeniosos en pintar el Año, fue su explicación un gallardo mancebo de mediana [57r] edad, con alas en los hombros, la cabeza y cuello cubierto de nieve, adornado de varias espigas, los brazos verdes y lleno[s] de flores, en la diestra una culebra puesta en giro.[550]

            Hasta aquí lo literal que para la alegoría me franquea puerta y huella que seguir.

            ¿Qué otra cosa es el gallardo mancebo significado en el Año que Vuestra Excelencia, en quien se ven epilogadas las cuatro Edades?

            La del Oro, el lustre tan adquirido como heredado de sus nobles progenitores y manifestado en su magnanimidad.[551]

            No pudo envanecerla la de Plata, pues despreciador della, si con el pie la huella, la explaya con la mano en el pan de beneficios y favores.[552]

[57v]

            Colmados y crecidos los comunica Vuestra Excelencia, numen guerrero, pues si Belona le vistió las armas, extinguió la fábrica de Vulcano el bronce en trompas a la fama, con la fatiga del martillo en sufridor yunque a sus aplausos.[553]

            Nadie los logró tan empinados como merecidos en los riesgos que le empeñó a Vuestra Excelencia su fidelidad, su obligación, su honra y sangre, en la poco dichosa cuanto gemida Edad de Yerro que lamenta España;[554] fue entre los vándalos rebeldes tan aplaudida como celebrada su persona, logrando feliz éxito su madura prudencia y juicio.[555]

            No poco prudente fue el de Sexto Pompeyo;[556] dice los antiguos romanos fijaban en los muros de los templos [58r] cada año una piedra de un codo de alto, y por el número de ellos contaban los años.[557] Estos celebró mi tosco numen: el primo que logré la dicha de criado de Vuestra Excelencia, primer codo que erigió mi afecto en el templo de su fama; siguió el segundo, en la vuelta de campaña a la corte y toma de Alcoy; el tercero, en la toma de Alicante;[558] y hoy el cuarto, que el feliz curso numera los de Vuestra Excelencia, que no sólo se miran aceptados, pero premiados.[559]

            Poco premiados cuanto merecidos fueron los aciertos de Homero, griego, y Virgilio,[560] latino, pues el uno comía a expensas de cantarlos, cuando el otro carecía del sustento en un destierro. No así yo, afortunado, logro duplicado el premio en el sustento y honra.[561]

[58v]

            Espero deberla de nuevo a Vuestra Excelencia en sus mandatos y aceptación de un romance que le dedico, y en él mi buena ley, que como can agradecido late el beneficio.

Dios guarde la persona de Vuestra Excelencia.

Viso y octubre 11 de 1710.

Criado y capellán de Vuestra Excelencia,

Don Carlos de Praves. [rúbrica]


[59r]

          [XXVIb]

 

   ROMANCE

    serio-jocoso

 

                                                   Señor, mi dueño, mi amo,

                                                pues hoy vivo a vuestro adbitrio,

                                                concededme, dispensad,

                                                que os trate con tal estilo;[562]

                                                   dad riendas al permitir 5

                                                que se desboque el cariño,

                                                aunque se diga por vos

                                                no naciera yo tan lindo,

                                                   y supuesto es día de años

                                                y en vuestro palacio[563] invicto  10

                                                de semblante en semblante anda

                                                sin máscara el regocijo,

                                                   yo, que uno de los de casa

                                                (no sé si diga el indigno),

                                                y aunque no me digáis vuestro,            15

                                                os quiero llamar yo mío,

                                                   yo, que uno de los de casa

                                                (segunda vez lo repito)

                                                tengo de hacer mi locura,

                                                porque se vino al capricho,            20

                                                   y es que leáis un romance

                                                de quien es poco latino,

                                                que, como pasó el verano,

                                                creo que ha de ser muy frío...

[59v]                                          Pero diréis dónde va            25

                                                a parar este delirio;

                                                yo os lo diré muy deprisa,

                                                o si no, poco a poquito.

                                                   Es a saber, gran señor,

                                                que vuestro cura del Viso,            30

                                                aunque de hijos no entiende,

                                                entiende de natalicios:

                                                   sabe que el once de octubre

                                                fuisteis en el mundo hijo,

                                                y como si ahora fuera,            35

                                                nos venís como nacido,[564]

                                                   que nacisteis para todos,[565]

                                                desde el grande hasta el más chico,

                                                en dar honras y favores

                                                hasta en el dar beneficios;[566]            40

                                                   dígalo yo, pues que como

                                                vuestro pan a dos carrillos,

                                                y si no lo queréis creer,

                                                hablen por mí los bodigos.

                                                   Esto aparte, voy a que            45

                                                aquel círculo propicio

                                                del año,[567] que siempre anda,

                                                llega a vos como corrido;[568]

                                                   que no hace impresión[569] en vos

[60r]                                        lo tengo por más que fijo,      50

                                                que discreto domináis[570]

                                                sobre los astros y signos;

                                                   os acecha, mas no llega,

                                                y acecha como corrido,

                                                porque vuestro influjo[571] tiene            55

                                                el año como oprimido;

                                                   ¡bueno fuera (no es posible)

                                                que de los años el giro

                                                a quien nació más que todos

                                                pudiera ser atrevido!            60

                                                   Eso es bueno para quien

                                                cuenta los años a siglos

                                                y de las leyes comunes

                                                padece lo precisivo,[572]

                                                   no para vos, que los tiempos            65

                                                solo el presente en vos miro,

                                                por cuya causa los años

                                                están en un equilibro.

                                                   ¡Vivid sobre este que acecha,

                                                vivid sobre los vividos  70

                                                más que veces por vos ruego

                                                a Dios en mis sacrificios!

                                                   No serán pocos, pues siempre

[60v]                                        digo al Padre del Olimpo:

                                                «Señor, guardad mi Marqués,            75

                                                que por él vivo y revivo.»

                                                   ¿No lo cr[e]éis? Pues creed

                                                campanas y cimbalillo,

                                                y si no, a las letanías

                                                que por mí os canta el cabildo;            80

                                                   este os dice que viváis

                                                más años que el pajarillo

                                                que de sí mismo se muere

                                                y se nace de sí mismo.[573]

                                                   ¿Pues la villa? ¡Ahí no es nada!    85

                                                Dice que, jurado a Cristo,

                                                si volvéis, os ha de echar

                                                las cadenas y los grillos,

                                                   y con razón, pues os fuisteis

                                                y los dejasteis cautivos,            90

                                                y que os han de herir, señor,

                                                también por los mesmos filos.

                                                   ¿Quién vio prender la justicia?

                                                ¿Quién vio prender los vecinos,

                                                sin libertad a los unos,    95

                                                los otros sin albedrío?

                                                   ¡Ea, señor!, enmendaos

[61r]                                        y venid más despacito,

                                                que quieren gozar de vos,

                                                que casi nadie os ha visto.    100

                                                   Hasta aquí las justas quejas

                                                son de los vasallos finos,

                                                tan bien hallados con tan

                                                apetecido dominio.

                                                   Y, pues, señor, aceptad            105

                                                este tosco desperdicio,

                                                que ignoro en mi rustiquez

                                                el callarlo y el decirlo,

                                                   y, en fin, sor, recebid,

                                                pues os pasáis de benigno,            110

                                                una buena ley que expresa

                                                el que es vuestro, fue y ha sido.


[61v]

[XXVII]

 

Caso tan esquisito como estravagante

 

ROMANCE

culto, serio-jocoso y enfático.[574] Entenderánle pocos, sabiendo el caso muchos[575]

 

                                invocación       Si a mis súplicas, Talía,

                                                aquesta vez no te eximes

                                                propicia, de tus raudales

                                                suministra de Aganipe;[576]

                                                   fecunda, dicta e influye,            5

                                                si permites versifique

                                                cultos enigmas, porque

                                                lacónico sutilice.

                                                   Dudo el acierto y, aunque

                                                se oculta a los ojos linces,            10

                                                el bronce y lámina falta

                                                y no sobran los buriles.[577]

                                                   En equilibrio se halla

                                                la sátira imperceptible

                                                y, mordicante la Musa,   15

                                                puede peligrar su crisis.[578]

 

                                historia            Ofendida una deidad

                                                (si lo es la que siente y vive

                                                a pesar del sentimiento

                                                que no la rompan las lindes)  20

                                                   era, duri-tierna entonces,

                                                la señora doña Tirse:

[62r]                                        dura en la edad por los treinta,

                                                en amar tierno alfeñique.

                                                   Enamoróse de un joven            25

                                                que no pasaba de quince;

                                                díjole su pensamiento,

                                                depuso todo melindre.

                                                   Resistióse a explicaciones,

                                                encartóse a los envites,[579]            30

                                                ofreciendo a Proserpina[580]

                                                inciensos porque le libre.

                                                   «¡Oh, diosa de venaciones

                                                -decía en votos humildes-,

                                                pues eres segur de reses,   35

                                                líbrame de los toriles.

                                                   Coronados eccatombes[581]

                                                a tu ara inextinguible

                                                ofresco, y sabea aroma[582]

                                                que templo y ara ventilen.            40

                                                   Aquel que, Eróstrato, aleve

                                                (por hacerse muy pl[a]usible)

                                                incendario, en el Cocito

                                                padece penas horribles,[583]

                                                   (porque si el yugo sacudo            45

                                                que ponen en mis cervices,

                                                haré un marido de cera[584]

                                                al templo del Corniquiqui),[585]

[62v]                                           de la fiesta de aquel santo

                                                seré apóstata felice,            50

                                                sin que en un año ni otro

                                                por mí celebren abriles.»[586]

                                                   Diana a sus preces sorda,

                                                los ruegos oyó de Circe,[587]

                                                porque juraron lo que            55

                                                no vieron los cinco Ulises.[588]

                                                   Pasó el estrecho del riesgo

                                                entre Escila, entre Caribdis,[589]

                                                mejor que el griego, supuesto

                                                que la ruina la predice.            60

                                                   Llegó Himineo, ausentóse,

                                                encendiéronse las lides:

                                                él comió la fruta lotos,[590]

                                                ella venganzas esgrime.

                                                   Ligóle lazo más fuerte            65

                                                con que desató el flexible,

                                                quedando la venusina

                                                mientras más libre, más libre.[591]

                                                   Apagáronse las teas

                                                porque los quicios rechinen,[592]            70

                                                como otra Elisa en Cartago,

                                                del troyano hijo de Anquises.[593]

                                                   Siguióse un lustro a otro lustro,

[63r]                                        a su patria volvió el triste,

                                                y lo que yertas cenizas,[594]            75

                                                fueron llamas varoniles;

                                                   del flamígero Tonante

                                                esgrimió rayos calibres

                                                y él, con pánico terror,

                                                pudo irse[595] entonces sin irse. 80

                                                   Segunda vez a su patria

                                                despide sin despedirse,

                                                donde le llaman los claustros,

                                                donde rigiendo se rige.

                                                   Siguió otro lustro y apenas,            85

                                                ¡oh, secreto inescrutible!,

                                                la materia prima corta

                                                Átropos por las cervices,

                                                   cuando el derecho común

                                                le llama para que mire            90

                                                tantos miembros que pendían

                                                de una cabeza sublime.

                                                   «No hay ira sobre la ira

                                                -dijo el sabio- en femeniles»,[596]

                                                y lo que fingió en las voces   95

                                                suponía Menalipe.[597]

                                                   Tres sacrilegios en uno

                                                a un tiempo ejecuta y dice,

                                                sin que, pública blasfema,

[63v]                                        ofenda al divino Alcides.[598]            100

                                                   A el elevar las especies

                                                patentes en los viriles,[599]

                                                concitaba del Cocito

                                                los espíritus de hollines.

                                                   Plutón,[600] Radamanto y Minos[601]            105

                                                en el báratro y confines

                                                pasmaron, y aun en las flores

                                                el áspid buscó Euridice.[602]

                                                   ¡Oh, Architipo[603] Redentor,

                                                Dios y hombre, que redemiste,            110

                                                todo piedad, este día

                                                bien de ser el juez te eximes!

                                                   Al fin la tierra tembló

                                                y los ejes poco firmes

                                                a su imitación; los astros   115

                                                amenazaron eclipses.

                                                   Ceso, que en casos como estos

                                                no es bien que el papel entinte,

                                                cuando se han manchado tantos

                                                cambiando errores a chistes. 120


[64r]

[XXVIII]

 

LOA

que se escribió para una comedia que se hizo en Valdepeñas, las Carnestolendas, en casa de Su Excelencia, el año[604] de 1711

 

   PERSONAS:

                                el buen gusto, primer galán.                la curiosidad, primera dama.

                                el discurso, segundo galán.                la ociosidad, segunda dama.

                                el regocijo, tercero galán.                músicos.

                                el placer, gracioso.

 

(Suenan dentro instrumentos como a lo lejos y cantan la copla siguiente.)

(Música dentro.)

                                                   Si de Filipo, rey nuevo y florido,

                                                Luis es pimpollo de la flor de lis,

                                                ¿quién negará que, mejor azucena,

[64v]                                        puede prestar verdor al abril?[605]

 

(Sale la curiosidad tapada de medio ojo,[606] como acechando, por un lado del tablado, y por el otro, la ociosidad.)

                                curiosidad       Pues que nadie me registra 5

                                                y supuesto no me han visto,

                                                he de ser de cuanto pasa

                                                aquesta vez el registro.[607]

                                                Aquí el refrán castellano

                                                entra que discreto dijo:      10

                                                «El diablo llevó a palacio

                                                a los hombres encogidos.»[608]

                                                Ahora bien, pues Dios me dio

                                                este natural bullicio,[609]

                                                sean de cuanto aquí pasa     15

                                                registros ojos y oídos,

                                                y pues que nadie me oye

                                                y el disfraz me da motivo,

                                                hago dos cosas: me huelgo

                                                y llevo dos chismecitos.            20

                                                (Mirando a la ociosidad.)

                                                Pero si mal no me engaño,

                                                veo allí señas e indicios

                                                de mucho cuento en un garbo

                                                a reina. Pero, ¿qué miro?

                                                ¿No es usted La Ociosidad?            25

                                ociosidad     Sí, madre del ocio y vicio,

                                                porque, tapada y curiosa,

                                                aquesta vez me da indicio

[65r]                                        en ser, tan entremetida,

                                                una espía del abismo.            30

                                                Si sabe que está en palacio

                                                donde habita El Regocijo,

                                                adonde las penas mueren

                                                y sólo vive el alivio,

                                                vea, calle, oiga y...            35

                                curiosidad    Pues tú, Ocio, ¿a qué has venido

                                                sino a acechar?

                                ociosidad                             Es verdad,

                                                pero con un distintivo:

                                                que yo vengo a celebrar

                                                el gusto, hechos y dichos, 40

                                                y tú vienes arrastrada

                                                de tu sedicial capricho.

                                                Pero escucha, que repiten

                                                los gorjeos y los trinos.

 

(Repite la música el minué[610] y salen el placer y el regocijo, cada uno por su puerta.)

                                regocijo         En hora dichosa venga,            45

                                                señor Placer, a este sitio.

                                placer                        Y venga en hora dichosa

                                                a este país El Regocijo,

                                                donde, al parecer, aunque

                                                seamos los dos distintos            50

[65v]                                        al fin donde se dirigen

                                                nuestros dos genios, unidos

                                                en lo que mira al festejo,

                                                somos los dos uno mismo,

                                                y supuesto...

                                curiosidad                            ¡Ah, caballero!,            55

                                                si no os canso en lo que digo,

                                                ¿quién es usted?

                                regocijo                                 Soy el mismo.

                                curiosidad    ¿Y vuestra merced?

                                placer                                                ¿Yo? El propio.

                                                ¿Es Curiosidad, señora?

                                curiosidad            Supuesto me han conocido,            60

                                                (Descúbrese.) el recato está de más.

                                                Yo soy la que sólo vivo

                                                de ver y acechar a todos,

                                                y así, caballeros míos,

                                                por curiosidad no más,     65

                                                ¿es la comedia o la loa

                                                la que aquí ensayan?

                                regocijo                                             Lo mismo.

                                curiosidad    ¿Y quién es quien la escribió?

                                                ¿Es por ventura...?

                                placer                                                            Es el mismo.

                        curiosidad     Digo el que escribió la otra,[611]                                                 70

                                                ¿o es acaso otro?

                                regocijo                                             Es el mismo.

[66r]                     curiosidad     ¿Es aquel que allá en Almagro

                                                cosía con silogismos

                                                los calzones y las medias,

                                                dando en su roto vestido 75

                                                indicios de ser poeta,[612]

                                                y por falta de...? ¿Es el mismo?

                                placer                        Curiosidad o demonio,

                                                o tú mesma, que es lo mismo,

                                                si ves que no te respondo            80

                                                (que es el más fiero castigo

                                                a un curioso no hacer caso

                                                de preguntas y delirios),

                                                mátame y no me preguntes.

                                                Retírate [a] aqueste sitio            85

                                                donde está La Ociosidad

                                                esta vez sin ejercicio,

                                                que aquí de puro acechar

                                                se saciará tu apetito. (Retíranse.)

 

(Repite la música el minué, córrese una cortina y se ve sentado el buen gusto, y en pie a su lado, el discurso.)

                                gusto              Discurso, de mi razón            90

                                                vasallo, deudo y amigo,

                                                primer potencia del alma

                                                y árbitro de los sentidos,

                                                tú, Ocio, y Curiosidad,

[66v]                                       tú, Placer, y Regocijo,            95

                                                antípodas encontrados

                                                con tan diversos motivos,

                                                ya os conozco, que al Discurso

                                                es todo penetrativo.

                                                   El Buen Gusto soy, y pues            100

                                                el mes pasado

                                                fue el triunfo celebrado,

                                                que en eterna memoria

                                                de Felipo serán la fama y gloria,

                                                de la enemiga saña            105

                                                que no sin causa lamentaba España,[613]

                                                   y supuesto que cesaron

                                                tantos fatales anuncios

                                                de hidra de tantas cabezas

                                                envanecidas de un triunfo,[614]            110

                                                todo sea diversiones.

                                                Pues que da el tiempo...

                                ociosidad                 (Aparte.) ¡Buen gusto!

                        [regocijo][615]   ...para asambleas, saraos,

                                                motivos tantos y justos,

                                                mayormente cuando sólo      115

                                                sabe vivir en el mundo

                                                quien se divierte...

                                curiosidad                 (Aparte.) ¡Buen gusto!

                                placer                        ...y como dice el adagio

                                                que tanto repite el vulgo

[67r]                                        que lo comido y lo holgado            120

                                                es siempre lo más seguro...[616]

                                gusto              ...y pues las Carnestolendas

                                                están en casa, os anuncio

                                                una comedia.

                                ociosidad                 (Aparte.) ¡Buen gusto!

                                discurso        ¿Y cuál comedia previenes?            125

                                gusto              Una que el título arguyo

                                                Los Esforcias de Milán.[617]

                                discurso        Y supuesto que es tan justo

                                                el motivo y sólo mira

                                                a desterrar los disgustos,            130

                                                todo sea diversiones,

                                                pues el hado lo dispuso.

                                                Y en este supuesto...

                                buen gusto                                      ¡Cesa,

                                                cesa! Y volviendo al discurso

                                                de nuestros antecedentes,            135

                                                sigo la huella y el rumbo.

                                                Ya sabéis que Su Eccelencia

                                                (digo el Marqués, cuyos triunfos,

                                                como otro numen de Marte,

                                                se numeran por minutos,            140

                                                opimo fruto del tronco

                                                de tantos ramos hercúleos,

                                                que de pura antigüedad

                                                está el guarismo caduco),

                                                que de la Armada terrest[r]e            145

[67v]                                        observante Palinuro,[618]

                                                de la invasión enemiga

                                                fue de Perseo su escudo,[619]

                                                dejando [a] aquestas provincias

                                                los enemigos confusos,            150

                                                pues más que con el amago

                                                espiraron con el susto,

                                                en actos de entendimiento,

                                                en cortejos y en alumnos

                                                habilidades aplaude            155

                                                y a las bellezas da cultos,

                                                sin que sea en Su Eccelencia

                                                arte ni ficción ni estudio,

                                                sí sólo naturaleza

                                                de la sangre que produjo            160

                                                aquel Bazán generoso,[620]

                                                el que, el acero desnudo

                                                sobre la santa Salén,[621]

                                                a su brazo y a su impulso,

                                                más que, segur en espigas,            165

                                                da Ceres en granos rubios,

                                                el reino de Palestina

                                                regó con sangre de turcos,

                                                pasando su antigüedad

                                                de ciento y cuarenta lustros;[622]            170

                                                no sólo esto, pero enseña

                                                su entendimiento profundo[623]

                                                disimular los defectos

                                                cuando aplaude los estudios,

[68r]                                        dando tiempo al tiempo, y ser            175

                                                en todo cuerdo él.[624]

                                discurso                    (Aparte.) ¡Buen gusto!

                                ociosidad     Conque ya no estoy ociosa

                                                y desde luego[625] me ajusto

                                                si puedo servir en algo.

                                curiosidad     ¿Qué espero ya ni qué escucho?            180

                                                Aquí no hay más que saber,

                                                sí sólo pedir indulto

                                                de curiosidad tan necia,

                                                que como hay bueno, hay mal gusto.

                                                Y si puedo...

                                gusto                                      Sí podéis. 185

                                                Y así, pues hoy os condujo

                                                a este alcázar o palacio

                                                el acaso o el ocurso,[626]

                                                demos fin con un minué.

                                placer                        ¿Luego esta es loa?

                                regocijo                                ¿Eres vulgo,   190

                                                que preguntas lo que sabes?

                                discurso        Pues dando fin el asunto,

                                                sea un minué quien finalice,

                                                pues un minué lo introdujo.

 

(Música, y danzan el minué el buen gusto, el discurso, la curiosidad y ociosidad.)

[68v]                              Si del Bazán generoso y guerrero            195

                                    es el buen gusto sólo discurrir,

                                    ¿quién negará que sólo Su Eccelencia

                                    supo acertar en el elegir?

                                       Numen guerrero y délfico dios,

                                    supo su ingenio también dicernir,            200

                                    si Marte triunfante en lides venciendo,

                                    luciente planeta en el influir.[627]

                                       Hermosas deidades, astros luminosos,

                                    que de vuestro cielo debo presumir

                                    de benignidades obsequio, en las aras 205

                                    adonde el arder es todo lucir,

                                       deseo de aciertos indulte los yerros

                                    de quien, obediente, se atrevió a escribir

                                    cadena de yerros tan eslabonados

                                    que pudo forjar y no supo pulir.            210

 

 

Acabada la loa, hizo cada uno el juicio que quiso de ella: unos se peyeron para quien la escribió y otros se cagaron para los que la representaron, y las damas se orinaron de risa de verse aplaudidas y llamar deidades.


[69r]

[XXIX]

 

Respuesta a una carta, cuyo asunto manifiestan las coplas deste

 

ROMANCE

 

                                                   Recibo tu carta, amigo,

                                                en prosa y verso elegante,

                                                al tiempo que el sangrador

                                                impío vierte mi sangre.

                                                   Hoy soy sangría primera            5

                                                donde, tendido en el catre,

                                                estoy fresco y más que fresco

                                                sin nieve ni chocolate;[628]

                                                   en esta cabeza lidian

                                                sar[r]acinos y aliatares,[629]            10

                                                cogiéndome el accidente

                                                en el celebro y gaznate.

                                                   Este es mi mal, y no es solo,

                                                pues a mi desdicha añade

                                                no poder ser enfermero            15

                                                de las tercianas de Arce;

                                                   estas siento, aparte Rey,

                                                como de mis propios males,

                                                que como amigo, de allende

                                                tomara mi tercia parte.            20

                                                   Y en cuanto a el haber faltado

[69v]                                        al gran día de los Juanes,

                                                no ignoras, pues, la razón

                                                que pudo hacer me estrañase,[630]

                                                   que en esto de parentescos,            25

                                                de prosapias y linajes

                                                hay lances en que es forzoso

                                                y es forzoso que haya lances.

                                                   De cólera el movimiento

                                                hace a un hombre que dispare,[631]                                 30

                                                y pues que comió los pollos,

                                                cómalos con sus agraces.[632]

                                                   Una carta me escribió

                                                de su genio estravagante,

                                                como si en ese palacio            35

                                                fuera persona que hace.

                                                   A obedecer los preceptos

                                                estoy pronto del magnate,

                                                pero no para que vaya

                                                tan sólo porque él lo mande. 40

                                                   ¿Si se imagina deidad

                                                porque está entre las deidades?

                                                Yo no lo pienso, porque

                                                conmigo no ha de casarse.

[70r]                                           Si con mosca se volvió            45

                                                a su torre de homenaje,

                                                vaya por la que yo truje

                                                cuando fui a Manzanares.[633]

                                                   Confieso que me pasé

                                                y que fue errado el dictamen,            50

                                                que me olvidé de los bofes[634]

                                                que en él imprimen carácter,

                                                   bien que yo las señorías

                                                las respeto como nadie

                                                y por la concomitancia            55

                                                la tengo ya casi casi.[635]

                                                   Pasado mañana dice

                                                el doctor vuelva a sangrarme;

                                                supongo mi mejoría

                                                y pasaré a visitarte,            60

                                                   que estoy fuera de mi centro

                                                cuando no llego a elevarme

                                                a los pies del soberano

                                                que es mi dicha imponderable,

                                                   a cuyos pies me pondréis            65

                                                y le diréis de mi parte

                                                que tenga [a] bien por ahora

                                                que difiera mi vïage.

                                                   A el coro de inteligencias,

[70v]                                       que cada una es un ángel,   70

                                                diréis que estoy a sus pies,

                                                y si no, a sus carcañales.

                                                   A la restante familia,

                                                amigos, criados, pajes,

                                                les daréis mis encomiendas[636]            75

                                                o lo que más os gustare.

                                                   Las guindas remitiré

                                                sin duda y sin que haya fraude,

                                                que ya van echando hojas

                                                de mi jardín los frutales.            80

                                                   Y ¡a Dios!, amigo, a quien pido

                                                que vivas tantas edades

                                                como suegra siempre viva

                                                que un yerno quiere heredarle.

                                                   El Viso y el julio cuatro,[637]            85

                                                quien te estima y te complace,

                                                querido a[l]férez Moscoso,

                                                el cura, tu amigo, Praves.


[71r]

[XXX]

 

A un asunto sin asunto, que no viene a nada y viene a todo, culto, serio-jocoso y mixto

 

ROMANCE[638]

 

                                                   Pasó la estación ardiente

                                                en que el gran hijo de Jove

                                                daba su influjo a los Canes

                                                en rayos abrasadores,[639]

                                                   aquella que el numen Delfos            5

                                                concede a los labradores

                                                a instrumentos estivales

                                                de Ceres oro en pensiones,[640]

                                                   cuando Filomena quejas

                                                explica, y sus celos Promne,            10

                                                una en los regios palacios,

                                                otra en los troncos del bosque;[641]

                                                   pasó la estación, repito,

                                                vino el otoño y Pomone[642]

                                                dio fragancias en sus frutos            15

                                                como Amaltea en sus flores,

                                                   anunciando del ivierno

                                                la falta de sus verdores,

                                                porque todos se prevengan

                                                de vegetables del monte,  20

[71v]                                           que del diciembre las canas

                                                y del yelo los temores

                                                aún no alcanzan de las reses

                                                los enfurtidos vellones,

                                                   cuando, ¡ay, infeliz!, ¡oh, nunca   25

                                                con un decreto o con orden

                                                de un soberano buscara

                                                la segur árbol de Jove![643]

                                                   Átropos el tronco apenas

                                                dio a Cibele,[644] divulgóse;            30

                                                aún no bien con la fatiga

                                                movió el carro Faetonte,[645]

                                                   cuando Minos, del Cocito

                                                juez, deslumbrado, sin orden

                                                de Plutón, en el abismo 35

                                                embarazó las mansiones.

                                                   Al soberano noticia

                                                dieron de una acción tan torpe

                                                y le dejó alucinado

                                                al juez con cuatro renglones.            40

                                                   El ju[i]cio, el alma y la honra

                                                perdió en tres torpes acciones,

                                                pero no perdió la vida,

                                                porque la tiene de bronce.[646]


[72r]

[XXXI]

 

SERMÓN

que predicó don Carlos de Praves, cura propio de la parroquial de la villa del Viso del Marqués, en su parroquia, el día 28 de diciembre del año 1711, fiesta de los Santos Inocentes[647]

[72v]

Motivos para predicar este sermón

 

            Estando el día 27 de diciembre por la tarde, víspera de los Santos Inocentes, en casa de don Luis de Valdivia, capitán de caballos del Regimiento 3º de Granada, que al presente se hallaba de cuartel en esta villa, y asimesmo Felipe del Campo, secretario de ayuntamiento, y Miguel Moreno y el Licenciado Juan Lucas Castellanos, se tocó la especie del papel del Padre Escarcha,[648] y dije: «El Padre me ha de poner en empeño de predicar», a que dijo don Luis y el secretario: «Caso raro sería y exquisito», a que respondí: «Todo consiste en picar la locura y estar la vena de aire. Y más, que he de citar a don Luis y a Felipe y Campo, sin que sólo lo entienda más de ustedes.» Pasé a vísperas, y acabadas, dije al sacristán: «Toca esta noche a sermón, que he de predicar mañana.» Pasé hacer algunas visitas de Pascua por la tarde, y a la noche al capitán don Luis. Tocaron a sermón, recogíme media hora, hice la idea, acostéme, dormí, y prediqué el día siguiente el sermón, que después escribí y es el que se sigue.

[73r]

       Salutación

 

Angelus Domini aparuit in somnis Joseph, dicens: Surge, et accipe puerum, et Mariam, matrem eius,[649] etcétera. Math. c. 2º.

 

            El emprehender cosas arduas y dificultosas que pasan más allá de lo posible, si se niega al corazón humilde, cobarde y apocado, se concede al corazón magnánimo y atrevido. El rayo, despreciando (corto triunfo) la flexible caña, la humilde planta y la pajiza yerba, emplea su furia abrasadora en el elevado edificio, encumbrado cedro y altiva palma.

            Aquel atrevido joven, hijo de la ninfa Climene y de Apolo, Faetón, inadvertido, rigió los caballos del Sol, pagando con muerte precipitada su osadía en el Erídano, aussus eternos agitare currus.

            No menos osado que desobediente, Ícaro, despreciando el consejo de Dédalo,[650] su padre anciano (Cani sunt sensus hominis),[651] que le amonesta que no suba tan alto que el sol le derrita la artificiosa cera de sus alas, ni tan bajo que la agua le humedezca las plumas (medio tutisimus ibis),[652] halló el de[73v]sengaño tarde en lo temprano de su inadvertida edad, en las cerúleas ondas de Neptuno (Icarus Icareas nomine fecit aquas).

            Hec requies mea in seculum seculi; hic habitabo, quoniam elegi eam.[653] Así mi corazón altivo y espíritu osado, como otro Faetón en el Erídano y otro Ícaro en el occeano, hallé mi sepulcro en el púlpito: hic habitabo, quoniam elegi eam.

            Pasando a visitar María Santísima a Santa Isabel, su prima (madre del Baptista), exclama: Et unde hoc mihi ut veniat ad me mater Domini mei?[654]

            A, a, a, Domine, nescio loqui, quia puer ego sum[655]. Vir polutis labis,[656] dice Isaías. Aquí está el misterio, porque predicar de niños inocentes y primeros mártires de la Ley de Gracia, era preciso fuese un inocente o ignorante en letras (Inocens manibus et mundo corde)[657] y el primer sermón que predicase.

            Hay tres géneros de predicar: unos predican elogios; otros, panegíricos; otros, doctrinales. Yo he de predicar de todo, y siendo de todo un poco, será el todo nada.

[74r]

            Y así como hay tres géneros de predicar, hay tres clases de oyentes: unos, que sacan fruto de la doctrina evangélica, que es último fin que los trae a oír la Palabra de Dios por el órgano del orador; otros, que vienen sólo a fin de mormurar; otros en quien sólo obra la parte animal, pues com[o] bestias, o ya divertidos[658] o dormidos, por un oído entra y por otro sale.

            Exit qui seminat seminare semen sum.[659] Aquel labrador de la parábola del Evangelio, que la tercera parte de la simencera[660] fructificó por la disposición de la tierra donde cayó, la otra, que cayó sobre las piedras, que devoraron las aves, y la otra, que cayó sobre el camino, que conculcaron bestias, ¿qué otra cosa es que los corazones dispuestos a frutificar la doctrina evangélica, las aves, los mordicantes oyentes, aves de rapiña, devoradores de acciones ajenas, y los inatentos, las bestias (como ya dije), incapaces de aprovechar?

            Y así como Dios hizo a los hombres tan disímiles en los rostros, los hizo en los cuidados y los genios: Tot capita, tot sententia.[661]

            Pero alentando[662] con la pía [a]fección[663] [74v] de los [sic] tres clases que asisten a la festividad (eclesiástico, político y militar) y benignidad piadosa de mi auditorio, espero el desempeño.

            Sea el primero[664] el dilatado campo en cuya amenidad tomaré las flores que necesito para el ramillete fragante de mi prueba:

            Flores aparuerunt in terra nostra.[665] Lilium conbalium. Sicut lilium inter spinas.[666] ¿Qué mayor emblema del estado sacerdotal, pues en lo cándido de la azucena y morado del lirio está explicado lo cándido de su estado y lo macerado de sus pasiones y honesto de su traje?

            Rosa plantata in Gerico,[667] anxioma propio de justicia y capitulares,[668] pues, padres de la patria, exhalan fragancias en el amparo de desvalidos y necesitados.

            Y si es cuestión de nombre quién de las flores, o ya la rosa o la azucena, es reina de los aromas vegetables, yo he de dicidir la cuestión, pues aunque pretenden la primacía, se le debe a la lis, pues si la azucena y rosa las produjo la tierra, a la lis el cielo, pues bajó dél acompañada con un pomo de agua [75r] para bautizar a Clodoveo (primer católico rey de Francia), hijo que renació al gremio de la Iglesia su católica y santa esposa Clotilde.[669] Es opinable si es su dictado «lis» o «luis»; yo digo se llamaría «luis», pues de allí vino el llamarse Luises los monarcas de la cristianísima Francia.[670]

            Tria sunt munera pretiosa; ecce Magi venerunt ab oriente.[671] Dice el sagrado texto que vinieron tres reyes de la India oriental, que ofrecieron al Niño Dios oro, incienso y mirra: In auro, ut ostendatur regis potentia, in ture, sacerdotem magnum considera, et in mirra, dominicam sepulturam.[672]

            No fuera de mi intento, se ve practicado en el brazo militar de mi auditorio el poder de nuestro monarca: ut ostendatur regis potentiam.

            El incienso, en el cabildo eclesiástico: sacerdotem magnum considera.

            La mirra, el amargor de los delincuentes y la sepoltura de la cárcel para sus delitos: dominicam sepolturam.

            Vuelvo de la dilatada disgresión al Evangelio: Accipe puerum et matrem eius, etcétera. Y pues, Madre de Gracia, María [75v] Santísima, padecisteis el susto de la huida y los temores de un tirano, concedednos propicia el que digamos con la inteligencia divina: Ave gracia plena.[673]

 

      SERMÓN

 

           Angelus Domini aparruit in somnis Joseph, etcétera.[674]

 

            Habiendo en mi salutación, etcétera.[675] Repito: Habiendo en mi salutación valídome y expresado el número de tres (las tres clases de predicadores, las tres de oyentes, de las tres flores, de los tres dones y de los tres estados: político, eclesiástico y militar), vuelvo a combinar los tres en un supuesto:

            Iusticia et pax deoscultatae sunt.[676] Dice el Profeta Rey[677] que la paz y la justicia se dieron la mano. Hago paréntesis y voy a probar que la guerra es paz: rebeladas a su legítimo señor las provincias y reino saguntino y bético,[678] fue el restablecimiento de la paz las tropas militares; luego es dilema preciso que la guerra es paz. Iusticia et pax, etcétera. Vuelvo al intento: pues probado y concedido el que la guerra es paz, luego es consiguiente el estado político y militar [76r] se dieron la mano: deosculate sunt.

            Sacerdotes tui induantur iustitiam.[679] Dice el Penitente Rey:[680] «Tus sacerdotes se vistan la justicia.» Pues si los sacerdotes se visten de justicia y la justicia se dio la mano con la paz, luego justicia, eclesiástico y militar son un supuesto con tres distintivos.

            Faciamus hominem ad imaginem et similitudem nostram.[681] Forma Dios al hombre de aquella materia prima, de aquel amasado lodo del damaceno campo.[682] Infundióle el alma (et inspirabit in faciem spiraculum vite).[683] Cría el alma, cuyo constitutivo son las tres potencias: memoria, entendimiento y voluntad. Al entendimiento le toca el discurrir, a la memoria acordar y a la voluntad obrar, de que parangono el intento de la prueba de un supuesto y tres clases: el discurrir al estado ecclesiástico (Vos estis sal terre.[684] Vos estis lux mundi),[685] la memoria al estado militar en la observancia de sus órdenes, preceptos inviolables (Melior est sapientia quam arma velica),[686] la voluntad operativa en el estado político o república (Iustitiae Domini recte, letificantes corde).[687]

[76v]

            Y pues en el supuesto del alma con tres distintas operaciones en las tres potencias, hallé la prueba de las tres clases, un supuesto y tres poderes (discurrir, acordar y operar), hago punto y paso a que mi sermón es un supuesto y tres puntos, y vuelvo a el alma del Evangelio:

            Vidi supra montem Sion Agnum, et cum eo centum quadraginta quator millia, escriptum nomen eius et patris eius escriptum in frontibus suis. 1º punto.

            Hi sunt qui cum mulieribus non sunt coinquinati: virgines sunt. 2º punto.

            Et in ore eorum non est inbentum mendatium. 3º punto.[688]

 

            1º punto: Vidi supra montem.

 

            Dice San Juan en el capítulo 4º del Apocalipsi que vio 144 mil niños, escrito en su frente su nombre y el de sus padres,[689] advertencia digna de reparo: ¿no basta que diga el Santo Apóstol el nombre de sus padres o el nombre de los niños, pues es correlativo el padre al hijo y el hijo al padre, y por el nombre del padre se viene en conocimiento del hijo y por el hijo el nombre del padre? No basta, pues encie[77r]rra en sí mayor misterio que lo que esplica lo literal del testo, pues nada manifiesta quién son los padres como las propiedades y costumbres de los hijos, pues en la mala conduta y sinderís[690] de sus acciones expresan lo poco timorato de los padres y menos respeto de los hijos.

            Arrebatado a las esferas el profeta Elías en un carro de fuego, le deja a Eliseo su capa y en ella el espíritu doblado (Pater mi, pater mi, currus Isrrael, et auriga eius).[691] Viendo esto los hijos de los profetas, postrados en tierra, adoran a Eliseo. Pasa Eliseo a Betel, y al transitar por el camino, salen una multitud de muchachos de la ciudad, y haciendo burla del santo profeta, le gritaban: «Sube, calvo, sube.» Ofendido el santo, no sé si del escarnio, o molestado de sus destempladas voces, los maldice en el nombre del Señor, aparécense dos osos y no sólo quitan la vida a los deslenguados como irreverentes maldoctrinados muchachos, pero los despedazan y devoran[692] (Nolite tangere christos meos, et in profetis nolite malignari),[693] de suert[e] que los hijos de los profetas adoran a Eliseo, los hijos del pueblo le escarnecen, de que se sigue en unos la bendición del Señor[694] y en los otros la maldición. Dilema preciso o consecuencia: mala [77v] doctrina, luego ruina espiritual y temporal; buena enseñanza,[695] luego bendición de Dios y de los hombres.

            Visitó Dios a Sara, como le había prometido, y en su vejez estéril concibe y pare a Isac, santo, justo y bueno como hijo del patriarca Abraam. Al mesmo tiempo le nace al patriarca otro hijo, Ismael, de su esclava Agar, gentil e idólatra y egibcia. Ve Sara jugar a su hijo Isac con Ismael, el hijo de la esclava, y le dice a Abrán: «Echa fuera de casa a la esclava y a su hijo» (dura proposición, fatal decreto). «Pues o la madre es mala o lo es el hijo, si la madre, salga de casa, si el hijo, resérvese la madre, porque la madre ¿qué culpa tiene que su hijo Ismael juegue con Isac?», dice Abrán. Oigan la razón y el misterio del justísimo decreto de Sara, tan celosa del culto de Dios como de la crianza de su hijo. Era el juego con unos idolillos que adoraba Agar, y dice Sara: «Mi hijo, que se cría para patriarca y padre de escogidos y dechado del culto divino, no está bien entre la companía de un idólatra y madre [78r] que permite que su hijo aprenda idolatrías y maneje simulacros del demonio. Vayan fuera.»[696] Esto es lo que deben ejecutar las buenas madres: apartar los hijos de malas compañías y darles buen ejemplo, para no ver su perdición en su temprana edad.

            Envía Dios tantas plagas a Faraón como su corazón cancerado padecía de durezas y, entre otras, fue la última ruina y general lamento, pues en una noche mata Dios a todos los primogénitos de Egipto, sin reservar desde el hijo del monarca hasta el infeliz plebeyo (¡raro castigo, infausto caso, pero justo!).[697] Eran malos hijos de padres tan malvados como tiranos, y castigó Dios a los padres con el sentimiento de los hijos perdidos y a los hijos con perder la vida, para que en una acción se manifestase quiénes eran los hijos perversos y los ma[l]vados padres: habentes nomen eius et nomen patris eius scriptum in frontibus suis.

 

            2º punto: Hi sunt qui cum mulieribus non sunt coinquinati.

 

            Dice el sagrado texto: «Estos son los que con mujeres no se mancharon», hablando de los niños inocentes. ¡Válgame [78v] Dios, tantas dudas como se me ofrecen en cada texto! Porque si entiendo que no se entorpecieron o entregaron a lascivias con mujeres, es incompatible el que unos niños de pecho sean capaces de pecar, pues vemos que hasta los siete años no son capaces de malicias ni de conocer la practicada sensualidad hasta los tres lustros, ni tampoco se les administra el Santo Sacramento de la extremaunción, pues no se verificaría la forma quidquid pecasti,[698] faltando la materia. No sé qué discurra desta mancha de mujeres, pero ya discurro y se me ofrece la solución a la duda.

            Hay unos padres tan desahogados como disolutos, tan licenciosos como lascivos, que poniendo en práctica sus torpezas delante de sus hijos, los manchan con el mal ejemplo. Ven las acciones los hijos, hacen reflexión en ellas, estúdianlas, apréndenlas, júntanse con otros y practican lo que especularon en sus padres, de suerte que de[699] lo que es lícito en el santo matrimonio sacan una muerte espiritual del alma de sus hijos.

[79r]

            Cría Dios entre el hermoso vestido de la verde yerba de los campos variedad de flores, cuyos hermosos cuantos varios matices brillan en la tierra como los astros en el firmamento. Liba las flores la abeja al tiempo que la avispa o la araña, y de unas mesmas flores fabrica la araña ponzoñoso veneno, y la abeja, triaca en miel y cera para holocaustos. ¿En qué está el misterio? ¿En qué el regalo? ¿En qué el útil? ¿En qué el nocivo veneno? ¿En qué el mo[r]tífero narcótico? ¿En la flor? No; está en el corazón[700] y entrañas dañadas de la araña el daño, y en el sano corazón de la abeja el provecho.

            ¡Oh, arañas racionales, que producís el veneno de la muerte para vuestros hijos en el mal uso y peor abuso de vuestras depravadas aciones de la fragante flor del matrimonio santo!

            Enamorado Amón de su hermana Tamar, ¿qué diligencias no ejecuta, qué discursos no fabrica, qué dificultades no vence, qué imposibles no emprende, que sutilezas no artificia, qué en[79v]tes de razón no se le ofrecen? Ya encuentra montes de dificultades, ya le combate la esquivez de Tamar, ya la honestidad milita con su pasión, y por fin vence una ficción el combate de su apetito: fíngese enfermo, visítale Tamar, y pudo una violencia infamar su nobleza y manchar la pureza de la infanta; da parte a sus hermanos de la horro[ro]sa y atropellada alevosía, y muere Amón al golpe del puñal[701] y al impulso de la venganza.[702]

            Rebélase Absalón contra su padre David, levanta tropas, recluta soldados, atrae voluntades de sediciosos, vence las huestes de David, sale fugitivo de su corte, saquea su alcázar, afrenta las concubinas en públicas calles y plazas, y al fin de triunfos parricidas, muere suspenso en una encina a manos de Joab (¡raros y infaustos fines!).[703] ¿Serían pecados de David? No, porque de su peni[t]encia consta el perdón. ¿Sería mala doctrina o mal ejemplo? No, porque era santo, justo y penitente. Pues ¿q sería? Seguir la [80r] juventud traviesa de su padre: pase Bersabé a palacio, venga su esposo Urías de campaña, vuelva a campaña, póngale en la brecha, muera Urías, y vocee su muerte las flaquezas de David. Si esto atrae[n] anejo las inadvertencias de los padres, ¿qué harán las omisiones y malicias?

            Los hijos de Elí, sumo sacerdote, abusando del empleo, no sólo reservaban de las reses de los sacrificios lo mejor para su gula y apetito, pero obscenos se mezclaban con las mujeres que venían a sacrificar, o ya con falacias o violencias. Profetízale Samuel que no sólo perderá sus hijos, pero el sumo sacerdocio, por consentir sus hijos tales cuanto sacrílegas torpezas. Mueren los hijos de Elí al trance de una batalla a manos de los filisteos, llega la noticia a Elí, cae de celebro,[704] finaliza su vida, pagando con ella el desenfreno de sus consentidos hijos.[705]

            Los del pueblo de Dios captivos de Darío, rey de los persas, dice Esdras en el [80v] Libro Tercero de los Reyes,[706] al capítulo 3º, hizo un convite Darío en que convidó a todos los grandes príncipes y magistrados de su Imperio de medos y persas, hasta que, embriagados de cena glotona y vino, se entregaron al sueño (último fin de aquellos que es su dios su vientre). Tres pajes hebreos de los nobles captivos que le servían en palacio de guarda, dijeron: «Supuesto que el Rey duerme despacio y nosotros no estamos deprisa, propongamos una emblema, y cuando el Rey despierte y la lea, aquel que acertare mejor en su ingenioso discurso y lograre la aceptación de su monarca, será premiado con beber en vaso de oro, correr en caballo con brida dorada, ser vestido de grana y adornado su cuello con un collar de perlas, será llamado pariente de Darío y sentado a su lado en primer lugar.» No bien lo pusieron en ejecución cuando, volviendo el Rey en su acuerdo, cada uno le puso su discurso problemático en sus manos.

            Leyó el primero su problema, que decía: «Forte este vinum,[707] 'fuerte es el vino', pues al[708] que se entrega a su enbriaguez pro[81r]duce un total abstracto de potencias y sentidos y un negarse en todo a lo racional.»

            Dijo el segundo: «Fortior est rex,[709] 'más fuerte es el rey', pues a un decreto suyo, a una insinuación, grandes, poderosos, militares, políticos y plebeyos es la respuesta su obediencia, a quien todo vasallo sacrifica honra, fama, vida y hacienda.»

            Dijo el tercero: «Fortiores sunt mulieres,[710] 'más fuertes son las mujeres', porque las mujeres engendraron al rey y todo el pueblo que domina el mar y la tierra; ellas hacen la gloria de los hombres, y los hombres no se pueden apartar de ellas; por ellas dejan los hombres a los padres, abandonan las honras, haciendas y patrias, pierden el juicio, hacen hurtos y homicidios. Esto prueba Apemen, hija de Bezacis, concubina de Vuestra Majestad, pues ádbitro de su voluntad, se sienta a su lado, le quita la diadema, y camaleones de su semblante[711] no sólo son sus vasallos, pero Vuestra Majestad.»

            ¡Oh, ingenioso y bien doctrinado israelita!, pues no sólo Darío le concede [81v] lo comprometido, pero da libertad a todo el pueblo de Dios, licencia para reedificar el templo de Salomón y dones preciosos para él y para el culto. Este fruto sacan los hijos bien doctrinados, temerosos de Dios, y los daños que he referido, de mancharse con mujeres: Hi sunt qui cum mulieribus non sunt coinquinati.

 

 

            3º punto: Et in ore eorum non est inbentum mendatium.

 

            «Y en su boca no se halló mentira», dice el sagrado testo. Nueva dificultad en su interpretación. Veamos si la investigo: entre 144 mil[712] infantes (mieses divinas que segó la hoz del decreto del tirano Herodes), ¿es posible que todos eran tan recientes en el reino de Judea que no tenían edad para mentir (diría yo que no eran como los destos tiempos, que ante de saber hablar saben mentir o que no hablan palabra de verdad)? No. ¿Sería el que sus padres trataban verdad y no tenían de quien aprender a mentir? No, porque dice David: Omnis homo mendax.[713] ¿Qué [82r] sé yo? Sólo sé que cuando los padres son mentirosos, los hijos no degeneran de lo correlativo.

            Reñía el escarabajo a su hijo porque no andaba derecho, y decía el hijo: «Padre, ¿cómo tengo de caminar hacia delante si usted camina hacia atrás?»[714]

            Como los hijos del patriarca Jacob estuviesen apacentando sus ganados en Sichen, fue a llevarles la comida Joseph, su hermano menor, y habiéndolos acusado a su padre de un pecado tan torpe cuanto feo, indignados contra él, o ya fuese por verse corregidos y castigados de su padre, o invidiosos de una vestidura o traje que a Joseph le hizo su padre, o por el misterio[so] sueño de los astros y macollas,[715] y apenas avistó a distancia de ser conocido, cuando, por baldó[n] lo que debía ser por aplauso, dicen entre sí: «Ya viene el soñador.» Juntan su consejo o concilio y trázanle la muerte, que hasta esto puede aun, entre hermanos réprobos y viciosos, una envidia y un ser mejor. Decrétase la muerte, échanle en una cisterna, revocan el impío decreto [82v] f[r]atricida y véndenle a los ismaelitas. Matan un cordero, ensangrientan su vestidura, llévanla a su padre Jacob, y le dicen: «Nuestro hermano murió. Fera pesima deborabit eum[716] ¿No basta vuestra maldad, malos e infidentes hermanos, sino una tan sólida mentira? No, porque abisus abisum inbocat,[717] un yerro es imán de otro, forzaron el delito. Dejo a la consideración del auditorio el sentimiento de Jacob, pues dice el texto sagrado que rasgó sus vestiduras, se vistió de silicio,[718] no recibió consuelo de nadie y que perseveró en un perpetuo llanto. Vuelvo a Joseph: pasa a Egipto, vendido esclavo del rey Faraón, donde, asistido de Dios, pudo ser privado de su soberano y, sentado en su trono, obedecido de su reino y adorado de sus hermanos y besando los pies de quien no se dignaron de darle la mano de hermanos y de amigos.[719] ¡Válgame Dios! ¿Sería culpa de Jacob el ser sus hijos malos? No, que no todas las veces tienen los padres la culpa, aunque pagan la pena; es desgracia suya, es desgracia suya, y mayor del mentiroso: Et in ore, etcétera.

[83r]

            Moisés, caudillo del pueblo de Dios, envía, estando en el desierto a vista de la Tierra de Canán o Promisión, doce esploradores (o partidarios,[720] como dicen en estos tiempos) a reconocer la tierra, sus frutos, sus riquezas, y a observar los movimientos de los enemigos. Volvieron con las noticias, y sólo Josué y Caleb hablaron verdad, trayendo en muestra el racimo, granadas e higos, pero dando crédito el pueblo a las mentiras de los otros diez esploradores, que dijeron ser una tierra de serpientes y animales tan venenosos como feroces, y que los hombres eran tan en estremo gigantes, que a vista de ellos parecían langostas. ¿Y qué efecto produjo su mentira? Que los castigó Dios trayéndolos cuarenta años vagando por el desierto. Y no entró en la Tierra de P[r]omisión ninguno de los que salieron de Egipto, si no es Josué y Caleb.[721] Estos son los frutos que produce el mentir y el fruto que produce la verdad, hallando en la verdad el premio y en la mentira el castigo, como les sucedió en el desierto.

[83v]

            Por otro caminaba Su Divina Majestad, seguido de sus apóstoles y grande multitud de gente que ya, o fatigados del camino o estimulados de la hambre, conoció la Majestad de Cristo su necesidad. Pregúntale a Felipe: Unde ememus panem, ut manducent hi?[722] Responde Filipe: «Hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces.»[723] Dice el sagrado texto que Felipe dio el adbitrio, pero no dice que se le pagasen (parece Filipe adbitrista[724] destos tiempos, que le dan para los valimientos,[725] pero no para la satisfación de los interesados). Dice también el texto fue en un campo el milagro de panes y peces, y mi auditorio, sin ser texto, dirá que a qué viene Filipe y campo y no pagar panes y peces, a que digo: ya vendrá tiempo en que se paguen, y basta que me entienda por quien saco el lugar de panes y peces.[726] También me hará la objeción que a qué viene la multitud de gente con los niños: ¿q [83r bis] concurso hay donde no sea plaga la multitud de molestos muchachos?

            En fin, ceso con mi oración, que para media hora de estudio, bastante he molido a mi auditorio.

            Y, pues, Mártires Santos, Santos Inocentes, primeros de la Ley de Gracia, que rubricásteis con vuestra sangre vuestra gloria en la venida y nacimiento del Hijo de Dios, salvete, salbete, flores martirum. Pedid a nuestro Redentor, pues trujo la paz al mundo, la paz para nuestra España, la tranquilidad para nuestro Monarca y el sosiego para nuestros corazones, y pedid a Dios nos comunique su gracia, prenda segura de la gloria, at quam nos, etcétera.[727]

 

Omnia sub correptione Sancte Romane Ecclesie.[728]


[83v bis: en blanco]

[84r]

[XXXII]

 

Habiendo predicado en mi parroquia la domínica segunda de Adviento, día 6 de diciembre de 1711, el Reverendo Padre fray Juan Escarcha, y habiéndole al Padre Guardián[729] fray Juan del Pulgar fecundado con que había predicado disparates, le quitó de predicar la domínica 3ª siguiente, dejando a mi feligresía sin sermón y al Padre Escarcha con desaire, sobre lo cual me envió el sermón para que le reconociese si era el mesmo que le había oído predicar[730]

 

Respuesta a su papel

 

Muy Reverendo Padre Predicador, sor y amigo:

            Hoy, día 20 de diciembre, recibo un papel y un sermón para que le concuerde o le censure. En lo primero, digo es el mesmo que oí predicar a Vuestra Paternidad el día 6 del corriente en mi parroquia; si para que le censure, debo decir mi insuficiencia y corta literatura se espondría a canonizarse de inabta y necia de censurar de quien debo aprender y de cuya doctrina quedé enseñado. Y supuesto Vuestra Paternidad redujo a tres puntos su sermón, reduciré a otros tres la respuesta, [84v] no como censura, sí como precepto que debo obedecer a la posdata de su papel.[731]

            Tienen todos los pueblos vulgo (hidra de tantas cabezas, que sería para Alcides empresa inestinguible, que pasaría más allá de lo imposible el intertarla), y así como Dios hizo a los hombres disímiles en los rostros, los hizo en los cuidados y los genios.[732] Y como es imposible el convenir in unum, de ahí es el que un acto y acción pública sea al gusto de todos, y como es infinito el número de los necios, no se pueden reducir a finito los de un pueblo.[733]

            Hay en todos unos llamados criticones o tertulianos, que no estudiando ni entendido nada, censuran de todo y de todos. Llámanse vulgarmente ociosos, vagamundos y mal entretenidos. Estos dicen que el primer punto de el lugar de San Pablo (honora viduas quae vere sunt)[734] le trató Vuestra Paternidad con poca seriedad, a que debo decir no es culpa del orador el que las oyentes sean necias y cambien la compunción a carcajada, despreciando el auxilio de su Divina Majestad por el órgano de el predicador evangélico en un tan principal punto.[735]

            El segundo, de la enfermedad del alma, que Vuestra Paternidad parangonó con la efímera [85r] del cuerpo, dio a entender el susto, cuidado y aplicación que se pone a lo temporal, y descuido a lo espiritual y eterno. Eslo el necio en sus dictámenes, pues, como espíritu impuro, son inflexibles, pues la mala organización de su rusticidad no les hace conocer la verdad, tan olvidada como repetida en las historias sacras y divinas letras y Evangelios. Explicólos Nuestro Sor Jesucristo, divino y verdadero Mesías, no en enfáticos anxiomas[736] ni en problemáticas empresas,[737] sí en pariedades[738] (a parietate, non a ratione), porque faltando la razón, sobra la malicia para la calumnia; y aun Jesucristo no los sacó a luz los cancerados corazones de la fiebre ardiente de la malignidad; y donde falta razón, no basta tenerla.[739]

            El tercer punto o período, sobre las aflicciones de los pueblos, triunfos concedidos a nuestro monarca Felipe quinto (que Dios guarde)[740] y milagros notorios de la poderosa mano del Altísimo (de que soy y muchos testigos), dicen algunos del auditorio que fue punto de gaceta. Hago reflexión y digo lo primero que Vuestra Paternidad se hiciese su pariente: anduvo corto en no llamarle hermano (fratres, ian non estis hospites;[741] fratres, sobri estote;[742] nos autem devemos pro fratibus animas ponere,[743] dijo Cristo); lo segundo, en la república de las abejas se ve practicado[744] el mantener su rey con el sudor y fatiga de libar las flores, y [85v] faltando su monarca, muere y perece el enjambre de sus vasallos.[745]

            Fúimoslo infelices de tropas infieles y de dueño ajeno el año pasado, y en el corto espacio de tiempo que su Divina Majestad se olvidó de su misericordia y acordó de su justicia, ¿qué infelicidades de sustos, penas y ahogos no se vieron practicados, que no sin lágrimas refiero, torpe la mano y balbuciente el discurso? Se vieron las montaraces fieras acompañadas de racionales, la sierra poblada y el pueblo desierto.[746] Aquí, pues, ¡cuánto menos gravoso es una contribución[747] tolerable de un suave yugo, que un incendioso saqueo sacrílego y tirano![748]

            Al fin, debo decir en el doctrinal sermón que Vuestra Paternidad predicó no dijo cosa contra la fee, política ni buenas costumbres; antes, en la doctrina general, de reprenderlas anduvo tan acertado como mal atendido de la maliciosa interpretación, mayormente cuando en el corto espacio de tiempo que se le concedió para suplir por otros, le sobró para discurrir sobre los puntos referidos del testo del Evangelio.[749]

Dios guarde a Vuestra Paternidad dilatados años de la posada.

Viso y diciembre 21 de 1711.

De Vuestra Paternidad amigo y capellán,

Don Carlos de Praves. [rúbrica.]

Mi Reverendo Padre Predicador Escarcha.


[86: en blanco]

[87r]

[XXXIII]

 

Fue a pedir a una señorita un capellán bizco de un conde, para casarla con uno que se llamaba Berenjena[750]

 

REDONDILLAS

 

                                                   Muy mal le salió la traza

                                                a el Licenciado Alma en Pena,

                                                supuesto la Berenjena

                                                se le volvió calabaza.[751]

                                                   Empeñóse el mayordomo            5

                                                sin saber cómo ni cuándo,

                                                y como entró tropezando,

                                                dio de ojos en el como.[752]

                                                   Hubo junta de parientes

                                                que en el consejo votaron:            10

                                                unos colmillos mostraron,[753]

                                                pero los otros los dientes.[754]

                                                   Dicen que le causó enojo

                                                de la señora el asombro,

                                                y a muchos mira sobre hombro            15

                                                y a los demás sobre ojo.[755]

[87v]                                           Todos temen este riesgo

                                                de verle con desagrado,

                                                que, como está desairado,

                                                los mira a todos al sesgo.   20

                                                   Con galopes de trotón,

                                                se quejó en acentos graves

                                                a las fieras y a las aves

                                                de frustrar su pretensión.


[87r bis]

[XXXIV]

 

Se estudió una comedia con ánimo de hacerse en palacio, y habiendo sabido era a contemplación[756] del capellán bizco, cesó la comedia

 

DÉCIMAS

 

                                                   Una comedia por cierto

                                                algún tiempo se ensayó

                                                y no se representó

                                                por no darle gusto al tuerto.

                                                Quería dar perro muerto[757]            5

                                                antes con tiempo y con antes[758]

                                                a todos los comediantes

                                                y que cada uno gastara

                                                para que el tuerto se holgara,

                                                sin haberles dado guantes.            10

                                                   Esto es esto, pero luego

                                                hizo notorio al aprisco,

                                                no siendo bastante un bisco,

                                                le[759] trajesen un cïego.

                                                Él parece hablaba en griego,            15

                                                porque nadie le entendía;

                                                ninguno el tablado hacía,

                                                nadie vestidos buscaba,

                                                el ciego nunca llegaba

                                                porque le faltaba guía;            20

[87v bis]                                     todo el mundo se pasmó

                                                con estar en el estío,

                                                y aunque no bebieron frío,

                                                todo se garapiñó.[760]

                                                Cada uno decía: «Yo,            25

                                                aunque a venir me prevengo,

                                                en esto parte no tengo

                                                ni sé a qué asunto ni santo

                                                disponen comedia y canto,

                                                que en esto no voy ni vengo.»            30

                                                   Al fin, la comedia se

                                                quedó,[761] y muy bien satisfizo,

                                                porque aunque nunca se hizo,

                                                se ignora y sabe el porqué;

                                                el por qué estudiarla fue        35

                                                ni a quién ni cómo ni cuándo

                                                todos lo están ignorando,

                                                y empezarla con gran prisa

                                                fue luego acabar con risa

                                                por no acabarla gastando.            40


[88r]

[XXXV]

 

Viaje que hizo el Reverendísimo Padre Redentor[762] de Tetuán a Valdepeñas, el día que partió a Madrid el Conde de Parsén[763]

 

ROMANCE

 

                                                   Después que las campanillas

                                                de cuatro o seis mulas negras,

                                                para que montara el Padre,

                                                tocaron a botasela,[764]

                                                   dijo el Conde en voces altas:            5

                                                «¡Ea, Padre! ¡Ropa fuera!»[765]

                                                Entrándose en la capilla

                                                hizo voto de obediencia.[766]

                                                   De compañero siguió

                                                el venerable Rodela,            10

                                                galopín[767] de la cocina

                                                y aprendiz de la despensa;

                                                   mandáronle que tirase

                                                al punto de la cadena,

                                                porque al Padre divertiesen            15

                                                las dos damas estranjeras;

[88v]                                           diéronle una hogaza y nueces

                                                porque el Padre se entretenga,

                                                que aun siendo de Tetuán

                                                les dio horror Su Reverencia.[768]                20

                                                   Conque, según yo discurro,

                                                tenemos a la hora désta

                                                Rodela, monas y fraile,

                                                mozo, mulas y galera.[769]

                                                   Luego que se vio el teatro,            25

                                                el vulgo, en voces diversas,

                                                dijo: «¡Bien sale del Viso

                                                para entrar en Valdepeñas!»

                                                   Empezóse el entremés,

                                                que fue verle una comedia,            30

                                                porque las monas y el Padre

                                                juntaban callos y orejas.[770]

                                                   Dábalas el Padre nueces

                                                y las monas ni por esas,

                                                que como estaban cachondas            35

                                                apetecían ciruelas.[771]

                                                   Rascábanse pelo arriba,[772]

                                                porque son especie de hembras

                                                y aun hay quien dice les viene

                                                cada mes la luna llena.[773] 40

[89r]                                           Cocábanle[774] juguetonas,

                                                y montando en la mollera,

                                                hicieron aguas mayores

                                                en la capilla y en ella.

                                                   A los cocos y a los gestos            45

                                                hubo impulsos de correa,[775]

                                                a que le dijo una mona:

                                                «¡Qué! ¿Somos niñas de escuela?»

                                                   No pudo quebrar la saña,

                                                porque con su estratagema            50

                                                a puro besos pudieron

                                                ganar las indulugencias.

                                                   Pero dejando la chanza

                                                y volviendo a hablar en veras,

                                                ¿a qué oprobios no se expone 55

                                                fraile que vagamundea?

                                                   Aquella constitución

                                                que su religión conserva[776]

                                                vino a hacerla en Tetuán,

                                                pudiendo en Orán hacerla.            60

                                                   ¡Qué diría su prelado

                                                considerando la pieza,

[89v]                                        viendo a el Hermano metido

                                                entre un bufón y dos bestias!

                                                   Lo que después sucedió 65

                                                dirá el Padre cuando vuelva,

                                                que para explicarse creo

                                                no le ha de faltar arenga.


[90r]

[XXXVI]

 

Excusándose ir el día de años de Su Excelencia a Valdepeñas. Escribe a la señora doña Antonia Díaz[777]

 

ROMANCE

 

                                                   Después que mi doña Musa

                                                me dictó sus influencias,

                                                cuando parte o postillón[778]

                                                era de aquí a Valdepeñas,

                                                   parece substituyó            5

                                                alguna musa gallega,[779]

                                                que aquellas glorias pasadas

                                                en sueño las representa.

                                                   Pretendí con mis romances

                                                graduarme de poeta,            10

                                                y en lo roto del vestido[780]

                                                nadie que lo ve lo niega,

                                                   porque el traje de campaña

                                                casi del todo deserta

                                                y de la bayeta el hilo            15

                                                enseñan las clerigueras;

[90v]                                           la chupa[781] del funeral

                                                muestra la prima materia

                                                y de las bragas el folio[782]

                                                se muestra en las entretelas.            20

                                                   Capellán del Conde Andrajos

                                                el lugar me considera;

                                                unos dicen «mirá,[783] el cura»,

                                                otros dicen «mirá, enferma».

                                                   Murió Oviedo, en quien tenía            25

                                                muy prontas mis asistencias:

                                                sólo en el mundo es amigo

                                                aquel que lo manifiesta.

                                                   Este principio asentado

                                                y faltarme la decencia,            30

                                                en un feliz natalicio

                                                no está bien requiem eternam;[784]

                                                   supongo, mi Antonia Díaz,

                                                esto mismo me aconseja,

                                                que con mi ropa latina            35

                                                seré espantajo de higuera.

                                                   Tímido y acobardado

[91r]                                        me tiene ya la pobreza,

                                                que aun los años no me atrevo

                                                escribir a Su Excelencia.[785]            40

                                                   Esto,[786] señora, os noticio

                                                en forma de cantaleta,[787]

                                                con su medio real de porte,

                                                como a luego vista letra;

                                                   y si acaso respondéis,            45

                                                no sea por la estafeta,

                                                que se quedará empeñada

                                                por el tanto la respuesta.[788]

                                                   Perdonad si os enfadare,

                                                porque soy una gran bestia,  50

                                                y desde niño lo tuve

                                                ser a modo de manera.[789]

                                                   Espero que la Fortuna

                                                pare sus intercadencias,

                                                que no hay puerco que no pare,            55

                                                o ya en coche[790] o en artesa;

[91v]                                           pero de los dos estremos

                                                no habrá alguno que yo tema:

                                                ni el ser pobre me contriste,

                                                ni rico me desvanezca.            60

                                                   Y, en fin, espero que hagáis

                                                los oficios de discreta,

                                                porque en día de mercedes[791]

                                                se indultan las plumas necias.

                                                   No de Ícaro es la mía,            65

                                                de atrevimientos de cera,[792]

                                                sí re[s]pecto[793] al soberano

                                                en una humildad modesta.

                                                   Y con esto, aquello y lo otro,

                                                tres razones que hacen fuerza,            70

                                                avisad si he delinquido,

                                                que me retraigo a la iglesia.[794]


[92r]

[XXXVII]

 

Caída de un fraile que le llamaban «el fraile de la borrica»

 

                                                   ¡Válgate Apolo![795], que hay casos

                                                y cuentos de más de marca,

                                                en que el ingenio zozobra

                                                y en que la musa dispara.

                                                   Es un cuento, ya lo dije;            5

                                                Marcial[796] me preste su salsa,

                                                y si por mordaz peligra,

                                                no perderá por salada.

                                                   Son tres los que hablan en él:

                                                una yegua, flaire[797] y ama,     10

                                                yegua con mucha viveza,

                                                fraile gordo y ama flaca.

                                                   «El fraile de la borrica»

                                                vulgarmente se le llama

                                                y ya el dictado le añaden 15

                                                de «fraile de la yeguada».

                                                   Pidióla el fraile a su dueño

                                                con pretexto de alquilarla,

[92v]                                        sabiendo que a el que la tiene

                                                no se le alquila, se estafa;  20

                                                   prestósela, pero ¡ay, triste!,

                                                que apenas se vio enfrailada

                                                cuando la yegua y el fraile

                                                se trabaron de palabras.[798]

                                                   El Padre, que es buen jinete,            25

                                                ya en las ancas fluctuaba,

                                                ya entre lomos y pescuezo

                                                era volatín de albarda.

                                                   El ama, muy compasiva,

                                                de lacayo pasó plaza    30

                                                con una mano a la brida

                                                y con otra a las sandalias.

                                                   Desnudándose la yegua,

                                                vació al fraile; dio de espaldas,

                                                sosteniéndole debajo            35

                                                colchón con alma cristiana.

                                                   A tanto peso la pobre

                                                (¡oh nunca el fraile montara!),

                                                sin hacer gestos, de lengua

                                                un palmo sacó con ansia.    40

                                                   Aquí el curioso lector

                                                pido la reflexión haga

[93r]                                        si el ama sacaba un palmo,

                                                qué es lo que el fraile sacaba.

                                                   Para reparo del susto            45

                                                el fraile tomó triaca

                                                y la que cayó debajo

                                                tomaría tacamaca.[799]

                                                   Del galápago se cuenta

                                                Plinio, que miente sin tasa,     50

                                                que los güevos los fomenta

                                                tan sólo con guiñaradas;[800]

                                                   pues sin contacto castiza,[801]

                                                ¿qué serán el ama y haca

                                                con el físico contacto            55

                                                de la una y otra montada?

                                                   Al fin, el fraile cogió

                                                con las orejas la paja,[802]

                                                pero el grano por fanegas

                                                le pilla con su Deo gracias.            60

                                                   La caída de la yegua

                                                mucho a su curso le atrasa,

                                                que no caerá de su asno[803]

                                                hasta caer de su asna;[804]

[93v]                                          mal agüero para el fraile,            65

                                                pues ha sido celebrada

                                                de los discretos con chiste,

                                                del vulgo con carcajada.


[94r]

[XXXVIII]

 

Suceso que explica este

 

ROMANCE[805]

 

                                                   Vacó una capellanía,

                                                y como no dio en vacío,[806]

                                                del Consejo un pretendiente

                                                veloz disparó un edicto.

                                                   Hízole notorio luego,   5

                                                para que en cierto domingo

                                                se leyese inter solemnia

                                                de la misa al sacrificio.

                                                   Diole el cura[807] al sacristán,

                                                el cual estuvo indeciso,            10

                                                que no lee de repente

                                                lo deletrado[808] leído.

                                                   Viendo el cura que su sacris[809]

                                                no lee, no, repentino

                                                ¿qué hace? Va y toma y le lee,            15

                                                apóstata de su oficio.

                                                   Trasladóle,[810] autorizóle,

[94v]                                        púsole en la puerta fijo,

                                                donde, pasados tres días,

                                                echó su firma y su signo,[811]            20

                                                   porque de cura y notario

                                                es un centauro el chiquillo,

                                                entre escriba y fariseo,

                                                como uno y otro ministro.[812]

                                                   Pasó el término y vinieron            25

                                                de Santa Cruz[813] dos vecinos:

                                                uno el Licenciado Pava,

                                                otro a manera del mismo.

                                                   Regatearon las hechuras[814]

                                                como libra[815] de pepinos;            30

                                                pedíles dos patacones[816]

                                                y me dieron diez y cinco,[817]

                                                   que en derechos parroquiales[818]

                                                no perderé por el pico,[819]

                                                que el hombre corto a palacio 35

                                                llevó el diablo de camino.

                                                   Soltaron pluma[820] y volaron

                                                como tiernos jilguerillos,[821]

                                                y de la paga y concierto

                                                todos hicimos de hocico:[822]            40

[95r]                                           ellos porque dieron algo,

                                                yo por el corto recibo;

                                                pero consuélome, que

                                                no vendí azafrán ni añinos.[823]

                                                   Volvieron segunda vez            45

                                                pretendiente y clericidio[824]

                                                con un juez de comisión,[825]

                                                como los dos tan rollizo.

                                                   Luego que hicieron su entrada,

                                                pasé a hacerles el cumplido            50

                                                donde, cuñas racionales,

                                                a Luis hicieron un hijo.[826]

                                                   Allí, con solas tres pollas

                                                y un más que corto botillo,

                                                en seis días de hospedaje            55

                                                fueron sus muelas molino

                                                   dos in sacris[827] y en menores[828]

                                                uno, sin los pegadizos,

                                                que no les tocó entre tantos

                                                a pluma y trago de vino.            60

                                                   Dijo el juez cómo actuaba

                                                con el secretario[829] Quico,

[95v]                                        sin omitir desfrutarme

                                                el sacristán y el archivo;

                                                   púseles de manifiesto            65

                                                a Salvador[830] y los libros,

                                                donde mártir de paciencia

                                                fui de su flema y del frío.

                                                   Allí buscaban partidas

                                                de casados y de niños,   70

                                                y estando tantos barbados,

                                                no encontraron un lampiño;[831]

                                                   buscaban un Jorge Pérez

                                                antes padre que no hijo,[832]

                                                negando a lo natural            75

                                                de padre el correlativo.

                                                   Cesó entonces el afán

                                                y a otro día más precitos

                                                volvieron a envestigar

                                                del folio los entresijos.            80

                                                   Diéronle vuelta,[833] al fin,

                                                sin poder hallar principio,

                                                en que el escribano y juez

                                                fueron obispos de anillo.[834]

                                                   Aquí el curioso lector            85

                                                que abra el ojo le suplico,

[96r]                                        y porque mejor lo entienda,

                                                aplique bien el oído,

                                                   porque es preciso que ladre

                                                aquí un perro mortecino,            90

                                                que al cura y al escribano

                                                le dieron[835] los susodichos.

                                                   No lo siento por el cura,

                                                que lo lloro por Ejido,

                                                que en mostrar su habilidad            95

                                                no anduvo nada remiso.

                                                   Fue la fatal que a este tiempo

                                                vinieron por el subsidio[836]

                                                y de las fatigas nuestras

                                                dio el garrote a sus bolsillos.[837]            100

                                                   Muy preciado de marrajo,

                                                al cura el juez llamó a juicio,

                                                diciendo que le daría

                                                satisfacción de lo escrito,[838]

                                                   que iban a mudarse ropa            105

                                                y a una función de cabildo,

                                                porque en su lugar conocen

                                                la fiesta del Patrocinio.[839]

                                                   Vuelvo a citar al lector,

[96v]                                       que me escuche un cuentecillo            110

                                                que ganará por la gracia

                                                lo que pierde por lo limpio:

                                                   Con una dama en la corte

                                                se holgó un hijo de vecino

                                                y sin pagarla el trabajo 115

                                                se fue limpiando el vestido;

                                                   ella se asomó a la reja

                                                y le dijo con gran brío:

                                                «A ese precio, caballero,

                                                no estaré sin ejercicio.»            120

                                                   La aplicación de este cuento

                                                le viene al cura del Viso,

                                                que sobre haberle llenado,

                                                dio su plus en el vacío.[840]

                                                   Sin que sirva de ejemplar,[841]            125

                                                segundo cuento repito,

                                                porque de este sexto tomo

                                                debe anteceder el quinto:

                                                   [A] otra dama cortesana

                                                le dieron un perro vivo,[842]  130

                                                al tiempo que al despedirse

                                                hacía el galán del fino.

                                                   Tenía la tal señora

[97r]                                        sobre un escritorio un niño

                                                con una cesta en el brazo    135

                                                a manera de mendigo.

                                                   Díjole la pecadora:

                                                «Ya que no me das, te pido

                                                mires la gracia con que

                                                pide limosna el chiquillo.»            140

                                                   ¡Cuerpo de Cristo! Pues ya

                                                no dan al cura el cuatrino,[843]

                                                ¿en el pecado de Carlos[844]

                                                Salvador ha delinquido?

                                                   Al fin, de la despedida            145

                                                llegó de la hora el filo,

                                                donde peros y castañas

                                                llenaron tanto vacío.

                                                   De piquete[845] los bagajes[846]

                                                estaban en San Francisco;[847]            150

                                                yo los vi, no eran caballos

                                                ni mulas, que eran borricos:

                                                   los dos prietos, señalados

                                                con su blanco en el hocico,

                                                no con pie de cabalgar,[848]            155

                                                porque iban desmontadizos;[849]

                                                   el otro, color cervuno,

                                                me pareció en lo esquisito

[97v]                                        sería para la entrada

                                                del juez, según imagino.            160

                                                   Tras ellos, el pretendiente

                                                echó por aquellos trigos

                                                con una vara en la mano,

                                                echando votos a Cristo.

                                                   Los pollinos entre sí 165

                                                hacían sus silogismos,

                                                diciendo: «¿Por qué me yeres[850]

                                                como Balán al pollino?»

                                                   Iban tan bien equipados

                                                que fue paso de suplicio,[851]            170

                                                y para ser realidad

                                                faltó sólo el teatino.[852]

                                                   Toquéles a botasela

                                                con las armas[853] de un marido

                                                que por estar en gaceta,            175

                                                por verdad se lo noticio.

                                                   Dióseles vaya y más vaya,

                                                hubo gritos y más gritos,

                                                y como no los llevaban,

                                                no perdieron los estribos,            180

                                                   porque de los paladiones

                                                era el arnés tan lucido,

[98r]                                        que hablara el padre Eneas,

                                                si estuviera allí Virgilio.[854]

                                                   Desto darán testimonio            185

                                                los dos, Ejido y Filipo,

                                                alcalde, cura y Pascual

                                                y Morales[855] de testigos.

                                                   Lo que les pasó después

                                                a otra parte lo remito,            190

                                                que para escribir segunda

                                                darán sobrado motivo.


[98v: en blanco]

[99r]

[XXXIX]

 

Respuesta a una carta a don Juan de Cabreros, caballero del Orden de Calatrava, administrador de la Encomienda Mayor de Castilla[856]

 

ROMANCE

 

                                                   Recibo tu carta, amigo,

                                                en que mandas te responda

                                                en el trote de mis versos

                                                o en mi galopada prosa.

                                                   Dices vas a Valdepeñas            5

                                                con tu consorte o tu esposa;

                                                lo mismo me hiciera yo

                                                si no tuviera la hopa.

                                                   Dices vas a ver tu hermano,

                                                que mañana se desposa;            10

                                                yo ejecutara otro tanto

                                                si hubiera hallado una boba.[857]

                                                   Dices me has echado menos

                                                en los hábitos y bodas;

[99v]                                       hábito tengo ya hecho            15

                                                de ser tonto a todas horas.

                                                   Dices me tienen por muerto

                                                (Dios me tenga allá en su gloria)

                                                y que me rezan responsos

                                                (Dios les pague la limosna).            20

                                                   Dices que el grande Moscoso

                                                en sus décimas disloca[858]

                                                y con sus teas y quicios[859]

                                                toma el nabo por las hojas;

                                                   que las décimas no son            25

                                                suyas por lo conceptuosas,

                                                en eso yo no disputo

                                                por no picar en historias.

                                                   Hasta aquí de tu misiva

                                                a mi entender se epiloga 30

                                                y mi musa te responde

                                                más clara que misteriosa.

                                                   Yo me acuerdo que algún tiempo

                                                me alambicaba la cholla,[860]

                                                cuando en verdores de mozo    35

                                                tenía el alma gorrona;[861]

[100r]                                        figurábame un Adonis

                                                entre las damas de estofa,

                                                desde balbucientes ninfas

                                                hasta venerables tocas;   40

                                                   en hosterías de Venus

                                                buscaba las juguetonas,

                                                ya entre bebidas y dulces,

                                                ya entre pasteles y aloja;

                                                   era el Maladros de chulas,[862]            45

                                                el Macías de las trongas,[863]

                                                su escudo de los corchetes[864]

                                                y de esbirros[865] matasombras.[866]

                                                   Cazóme el vendado dios[867]

                                                con una que creí roca            50

                                                y con leña de tinteros[868]

                                                me hizo cívica corona.

                                                   Fui del amor palaciego

                                                encendida mariposa:[869]

                                                por la mano enamoraba            55

                                                asistentas y mondongas.[870]

                                                   De duelos y desafíos

                                                fui Lope de Figueroa,[871]

[100v]                                      y de Escila y de Caribdis

                                                era Ulises en zozobras.            60

                                                   Paseaba el mentidero

                                                y las tertulias heroicas,

                                                donde encajaba mis rimas

                                                como los sastres sus obras.[872]

                                                   Gasté papel y dinero,  65

                                                tiempo y mocedad preciosa,

                                                y como el pródigo vine

                                                cual puerco a comer bellota.[873]

                                                   Cortejaba los magnates

                                                y con ansia vergonzosa,            70

                                                camaleón de semblantes,

                                                idolatraba su pompa;

                                                   a su lado paseaba

                                                hecho un turco Barbarroja,

                                                con la montera y la capa     75

                                                como alquicer y marlota.

                                                   En el prado y en el río,

                                                ya en furlón[874] y ya en carroza,

                                                aquel que hacía por qué

                                                llevaba un pan como tortas.   80

[101r]                                       De las rondas y alguaciles

                                                hacía burla y aun mofa

                                                y menos que a los lacayos

                                                aprecié alcaldes y togas.

                                                   Ni Febo con su esplendor            85

                                                ni la noche tenebrosa

                                                pusieron nunca pavura

                                                al broquel ni a las pistolas.

                                                   Híceme tahúr después

                                                de trucos y [de] pelota,  90

                                                y cual si fuera de viento,

                                                fue mi testa carambola.

                                                   Abrí a la razón los ojos

                                                de aquella vida engañosa

                                                y el Marqués (Dios se lo pague)            95

                                                cura me hizo y persona.

                                                   Aquí en mi pobre lugar

                                                olvidé la Babilonia

                                                y como pan y puchero,

                                                que no hay hambre melindrosa;            100

                                                   y aunque algunos me persiguen

                                                como galgos a la zorra,

                                                valiéndome de sus mañas,

                                                se la pego con la propia.

[101v]                                                                De ausencias e ingratitudes                        105

                                                apagan tristes memorias,

                                                en ivierno, la cocina,

                                                en verano, cantimploras;

                                                   del infame menester

                                                vivo libre y sin lisonjas,            110

                                                y a la holanda de cuidados

                                                vencen descuidos de estopa.

                                                   Sin fatiga aquí descanso

                                                de la vida peligrosa,

                                                de próceres y de inciensos            115

                                                en sus aras incestuosas;

                                                   creo es mejor escribir

                                                por pasatiempo y por gorja,

                                                que aunque sude sangre al poro,

                                                no darán de lo que sobra,   120

                                                   que si hacen un beneficio,

                                                tanto se les galardona,

                                                que ponen al rostro nema

                                                como a esclavo en trapisonda.

                                                   Dichoso el que en su retiro            125

                                                es un alcázar su choza,

                                                usando el líbero adbitrio

                                                de vida tan congojosa.[875]

[102r]                                        Por mí Góngora parece

                                                dijo aquella grande copla:   130

                                                «le dejó por escondido

                                                o por pobre le perdona.»[876]

                                                   Aquí vivo redimido

                                                de servidumbre imperiosa:

                                                yo soy el amo y criado,  135

                                                lo gano y me hago la costa.

                                                   Pero dirás donde voy

                                                con moralidad occiosa

                                                es ir soltando los hilos

                                                para coger la mazorca;[877]            140

                                                   y así te responderé,

                                                la mano puesta en la gorra,

                                                por hablar con más respeto

                                                y pasar a lo que importa:

                                                   el no haberme visto nunca            145

                                                en esa villa, esas coplas

                                                te lo dirán que escribí

                                                de Díaz a doña Antonia,[878]

                                                   y aunque después se siguieron

                                                hábitos, dotes y bodas,            150

[102v]                                      a la puerta que no llaman

                                                es preciso no respondan.

                                                   Luego de capellanías

                                                me hicieron una corcova,[879]

                                                a que escribí por despique            155

                                                ese romance escariota;[880]

                                                   después, con la redempción

                                                del Padre intérprete y monas,

                                                escribí esa jacarilla

                                                en figura de candonga[881]            160

                                                   (luego siguió un funeral

                                                de un cabo de año y de honras,

                                                y he andado aquesta semana

                                                entre novios a la sopa),

                                                   las cuales tres poesías 165

                                                te remito por la posta,

                                                por divertirte y porque

                                                tu lima pula su forja,

                                                   que ya vendrá tiempo en que

                                                ponga mi nave la proa            170

                                                a los pies del soberano,

                                                a los de todos y todas.

                                                   El Viso y diciembre dos

[103r]                                      de la era misteriosa

                                                en que se dieron la mano    175

                                                Volupia y Angerona,[882]

                                                   mil setecientos y trece,

                                                don Carlos, el que blasona

                                                en tu prisión y amistad

                                                tener los grillos y corma.  180


[XL]

 

Prosigue sobre el tenerle por muerto en otro

 

ROMANCE

 

                                                   Pues que me tienen por muerto

                                                y aun más allá de la Estigia,

                                                de las verdinegras ondas

                                                os escribo con la tinta;

                                                   y supuesto a esotro mundo            5

                                                pasa de Elíseo una espía,

                                                hágome cargo y respondo

                                                en metro aq[u]esta misiva.

                                                   Cuando vivía aquel siglo

                                                que es el orbe de mentiras,            10

[103v]                                      era pasto racional

                                                de vivientes sabandijas;

                                                   con el calor que me daban

                                                abortaba coplas frías,

                                                porque las Musas tal vez       15

                                                violentas melancolizan,[883]

                                                   mayormente que mi genio

                                                como inconstante delira

                                                y cuanto más le acaloran,

                                                tanto más se garapiña.            20

                                                   Procuraba aprudenciarme

                                                disimulando osadías,

                                                que aun en los serios conceptos

                                                dicen que se bufoniza.

                                                   Ciencia o numen desgraciada            25

                                                fue siempre la poesía,

                                                pues que si algunos la aplauden

                                                es más allá de la pira.

                                                   Camaleón de semblantes

                                                a todas horas vivía            30

                                                de las zalemas[884] de ninfos[885]

                                                y de los ceños de ninfas:

[104r]                                       «Así quiero», «así lo mando»,

                                                me devanaba las tripas,

                                                que en la fortuna del pobre   35

                                                imperan soberanías

                                                   (no es lo peor, pero culpan

                                                el que un hombre no adivina,

                                                y si lo hacen profeta,

                                                es peor que Jeremías),            40

                                                   y aunque la injuria del tiempo

                                                a los ojos se ofrecía,

                                                los procuraba engañar

                                                como quien burla dos niñas.

                                                   Del pobre noble es asilo            45

                                                la servidumbre precisa,

                                                luego el ser noble, si es pobre,

                                                es dilema que delinca.

                                                   Ausentóse a otra región

                                                y terminaron mis idas,     50

                                                la inquietud finalizó

                                                y descansaba mi lira;

[104v]                                       daba gracias al descanso,

                                                que le hallaba en mi choriza,

                                                dándoles a victimarios            55

                                                a dos manos muchas higas;

                                                   continuaba en mi quietud

                                                algunos meses y días,

                                                más a el Cínico envidiando

                                                que al Macedón sus conquistas.            60

                                                   Al Babel pasé del mundo

                                                a pretensiones precisas

                                                y de achaque envejecido

                                                tuve su hospitalería.

                                                   Restituíme a mi albergue,            65

                                                gurupera de Castilla,[886]

                                                donde uno más que villano

                                                suministró una noticia.

                                                   Volvióse segunda vez

                                                con su idea envanecida            70

                                                y con pretextos probables

                                                hice la retiradiza.

                                                   Aquel que nació con honra

                                                la estime más que la vida,

[105r]                                                              que para perderla sólo                        75

                                                basta si se le desliza.

                                                   La amistad es entre iguales,[887]

                                                que del grande al que se humilla

                                                uno es de escalera abajo,

                                                otro de escalera arriba.            80

                                                   No es uno lo que nació,

                                                es aquello que se estima,

                                                y su razón con magnates

                                                parece no raciocina;

                                                   el dar incienso a sus aras            85

                                                es bestial idolatría:

                                                basta que lo racional

                                                digiera sus boberías;

                                                   muy preciados de deidades,

                                                pensamientos alambican            90

                                                y a los hombres y a los trastos

                                                los dan un peso y medida.

                                                   Allí reina la lisonja,

                                                la adulación y la envidia,

                                                el infame menester            95

[105v]                                      y sumisión homicida.

                                                   Al fin, aquí retirado

                                                paso una vida eremita

                                                con los regüeldos de el nabo

                                                y de castañas cocidas;            100

                                                   la música me divierte

                                                del caballo que relincha,

                                                que danza bien el minué

                                                con los trinos de la criba;

                                                   ratos occiosos divierte 105

                                                al impulso de la brida,

                                                que lo tengo por mejor

                                                que bailar las siguidillas;

                                                   cándidos globos, cual Leda,[888]

                                                me tributan las gallinas 110

                                                y las fecundas palomas

                                                hijos sinceros me esquilman;[889]

                                                   aves picos del corral

                                                son triunfos en la serranía

                                                de las muestras de la perra    115

                                                y diestra fusilería;

                                                   tal vez sirven de principio

[106r]                                      a la humana golosina,

                                                sin olvidar del conejo

                                                la tímida cobardía.            120

                                                   Y aunque en esto no adelanto,

                                                vivir así no fatiga:

                                                yo me mando, yo me sirvo,

                                                y nadie me fastidia.

                                                   En ivierno me fomentan            125

                                                las más robustas encinas

                                                y en el verano refrescan

                                                las más delicadas guindas.

                                                   De aquellos aparadores

                                                a que el mangnate convida,            130

                                                sin ser mesa de Fineo,

                                                es ser racional Arpía;

                                                   de la de Acab[890] mejor quiero

                                                el pan y agua cristalina,

                                                subministrada de un cuervo  135

                                                como en el disierto a Elías:[891]

                                                   pan con quietud sabe a todo,

                                                como maná cibativa,[892]

                                                mejor por mano del ave

                                                que menestras de cocinas.            140

[106v]                                       Si del tálamo disputo,

                                                discurro que más abriga

                                                la frazada de Palencia

                                                que de Milán la telliza;

                                                   pues reclinado al descanso,            145

                                                más el sueño despabila

                                                la sábana del cambray

                                                que del cáñamo tejida,

                                                   porque el tributo del sueño,

                                                de aquella imaginativa            150

                                                estímulos son mentales

                                                vanidad y bobería.

                                                   «Lo que recibiste tienes;

                                                si tienes, ¿qué te glorías?»,[893]

                                                el Apóstol de las gentes   155

                                                dice en su docta pagina.

                                                   «Muere el docto y el indocto»,[894]

                                                dice la Sabiduría,

                                                y «en este mundo tenemos

                                                igual la entrada y salida».[895]                                                       160

                                                   Pero dirás que mi carta

                                                con sátiras moraliza:

                                                es sólo una ingenuidad

[107r]                                      que la verdad legitima.

                                                   Cuando en la cárcel del cuerpo  165

                                                Dios el espíritu anima,

                                                el corazón pesa poco,

                                                dice la filosofía;

                                                   que hasta los cincuenta años

                                                crece con geometría,            170

                                                y después de los cincuenta,

                                                como ha crecido, declina;

                                                   que potencias y sentidos

                                                se entorpecen y se arruinan,

                                                y las fuerzas, declinando,            175

                                                pierden de su valentía.

                                                   Asentado este principio,

                                                es consecuencia precisa

                                                pasando yo de cincuenta

                                                el juicio se me desliza,            180

                                                   y como el último tercio

                                                del vivir se me avecina,

                                                es preciso que me vuelva

                                                a la edad de la puericia.

                                                   Y pues me tienen por muerto, 185

                                                les dirás de parte mía

                                                que si es ausencia la muerte,

[107v]                                      tengo muerte apetecida.

                                                   Que es una casa de locos

                                                este mundo, es cosa fija;       190

                                                Virgilio dijo: «Padece

                                                cada uno su manía.»[896]

                                                   Y, en fin, lo que me envanece

                                                es que nadie me difina,

                                                que no hay necio que no tenga            195

                                                la intención a letra vista.



   [1]  Las cualees tres poesías / te remito por la posta / por divertirte y porque / tu lima pula su forja... XXXIX, vv. 165-8

   [2]  El manusccrito del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores parece ser una copia de mano del teniente de cura Pascual Fernandez Laguna desde manuscritos y cartas del propio Praves, quien supervisó la copia y dictó un prólogo, y firma en una ocasión la de unas endechas. Consiguientemente, es anterior a abril de 1716, fecha de su muerte, y posterior casi con toda seguridad a 1715. Los epígrafes miniados usan la tercera persona del singular, pero los comentarios eventuales al fin de algunos poemas lo están en primera y descubren detalles e informaciones que es muy difícil que alguien que no fuera Praves en persona pudiera recoger, por lo que el texto es seguramente auténtico. La letra de la copia es la de Pascual Fernández Laguna, como hemos podido confrontar, y el papel tiene la marca de agua del Marqués de Santa Cruz.

   [3]  No aparecce en el Diccionario histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real, C. Real: Tipografía del Hospicio, 1899 de Inocente Hervás y, más modernamente, tampoco lo registra Luis de Cañigral en su "Literatura y humanismo. Siglos XVI a XVIII" de VV. AA. La provincia de Ciudad Real III: Arte y cultura. C. Real: Diputación, 1993, aunque sus obras aparecen registradas en el compendio bibliográfico de Francisco Aguilar Piñal.

   [4]  En 1713 aafirma:                ...pasando yo de cincuenta, XL, v. 179.

   [5]  "En tiempos pasados / Perico y Marica / hablaban en verso / en la Corte y Villa. / Pasóse esos tiempos..." (IX, vv. 5-9) y "En el Prado y en el río..." (XXXIX, v. 77)

   [6]  El marquéés de Almarza se quedó en Madrid cuando las tropas aliadas abandonaron la capital en 1710. Cfr. Vicente Bacallar, Marqués de San Felipe, Comentarios de la Guerra de España, Madrid, Atlas, 1957 (1726), pp. 208-15. Aquel noble mecenas llegó a dispensar su protección, entre otros, a Diego de Torres y Villarroel, quien estuvo en su casa tras dejar la "casa encantada" de la Condesa de Arcos, vid. el "Trozo tercero" de su Vida, ascendencia y nacimiento..., ed. de Russell P. Sebold, Madrid: Taurus, 1985, p. 179:

 

                 Yo pasé a la [casa] del señor Marqués de Almarza con el mismo hospedaje, la misma estimación y comodidad... y me hospedé después que me echó el duende del angustiado casarón de la calle de la Paloma. Vivía entretenido y retirado, leyendo las materias que se me proporcionaban al humor y al gusto, y escribía algunos papelillos, que se los tiraba al público para ir reconociendo la buena o mala cara con que los recibía... quedé acreditado de astrólogo de los que no me conocían y de los que no creyeron y blasfemaron de mis almanaques... salieron papelones contra mí y entre la turba se entremetió el médico Martín Martínez, con su Juicio final de la Astrología.

 

                Algunas de las obras que Torres compuso parecen deber en algo a Praves, quien había dedicado obras a los marqueses y acredita conocimientos astrológicos en sus romances autobiográficos, especialmente en el del ermitaño, que inspiró El ermitaño y Torres.

 

 

   [7]    Véase ell poema XXXIX, los vv. 33- 104:

 

                Yo me acuerdo que algún tiempo / me alambicaba la cholla,  / cuando en verdores de mozo / tenía el alma gorrona;  / figurábame un Adonis / entre las damas de estofa, / desde balbucientes ninfas / hasta venerables tocas; /   en hosterías de Venus / buscaba las juguetonas,  / ya entre bebidas y dulces, / ya entre pasteles y aloja; / era el Maladros de chulas, / el Macías de las trongas, / su escudo de los corchetes / y de esbirros  matasombras. / Cazóme el vendado dios / con una que creí roca / y con leña de tinteros / me hizo cívica corona. / Fui del amor palaciego / encendida mariposa: / por la mano enamoraba / asistentas y mondongas. / De duelos y desafíos / fui Lope de Figueroa, / y de Escila y de Caribdis / era Ulises en zozobras. / Paseaba el mentidero / y las tertulias heroicas, / donde encajaba mis rimas / como los sastres sus obras. / Gasté papel y dinero, / tiempo y mocedad preciosa, / y como el pródigo vine / cual puerco a comer bellota. / Cortejaaba los magnates / y con ansia vergonzosa, /                camaleón de semblantes, / idolatraba su pompa; / a su lado paseaba / hecho un turco Barbarroja, / con la montera y la capa / como alquicer y marlota. / En el prado y en el río, / ya en furlón  y ya en carroza, / aquel que hacía por qué / llevaba un pan como tortas. / De las rondas y alguaciles / hacía burla y aun mofa / y menos que a los lacayos / aprecié alcaldes y togas. / Ni Febo con su esplendor  / ni la noche tenebrosa / pusieron nunca pavura / al broquel ni a las pistolas. / Híceme tahúr después / de trucos y [de] pelota, / y cual si fuera de viento, / fue mi testa carambola. / Abrí a la razón los ojos / de aquella vida engañosa / y el Marqués (Dios se lo pague) / cura me hizo y persona. /  Aquí en mi pobre lugar / olvidé la Babilonia / y como pan y puchero, / que no hay hambre melindrosa; / y aunque algunos me persiguen  / como galgos a la zorra, / valiéndome de sus mañas, / se la pego con la propia.

 

   [8]  Informaciión proporcionada por el actual párroco del Viso, D. Gregorio Loro.

   [9]  Cfr. Vicentee Bacallar, Marqués de San Felipe,  Comentarios de la Guerra de España. Madrid, Atlas, 1957 (1726), pp. 121-2.

   [10]  op. cit.< pp. 66-88.

   [11]   Es preciso señalar esto, ya que la octava marquesa de Santa Cruz, Manuela de Alagón, prima del mecenas de Praves, heredó el título por haber muerto sin sucesor directo don Álvaro y se casó con José de Silva, hermano del Conde de Cifuentes. Doña Manuela mantuvo una gran rivalidad como hija del Marqués de Villazor contra los marqueses de Laconi por no haber sido éste promovido a grande de España de tercera clase al mismo tiempo que él cuando Orry disolvió la compañía de "la cuchilla", a la que se alude en el texto que editamos. Dicha rivalidad duró durante toda la Guerra de Sucesión, y fue fomentada por don José de Silva. Cfr. Vicente Bacallar, op. cit., pp. 82 y 83. Al final, tuvo que renunciar al título en su hijo, don Pedro, que, nombrado mayordomo del infante don Felipe que había de heredar los ducados de Parma, Plasencia y Toscana. José del Campo-Raso: Memorias políticas y militares para servir de continuación a los "Comentarios" del Marqués de San Felipe, Madrid, Atlas, 1957, t. IC de la BAE, pp. 482-91.

   [12]  Cfr. XIX.

   [13]  Fuimos innfelices de tropas infieles y de dueño ajeno el año pasado y en el corto espacio de tiempo que su Divina Majestad se olvidó de su misericordia y acordó de su justicia, ¿qué infelicidades de sustos, penas y ahogos no se vieron practicados, que no sin lágrimas refiero, torpe la mano y balbuciente el discurso? Se vieron las montaraces fieras acompañadas de racionales, la sierra poblada y el pueblo desierto. Aquí, pues, ¡cuánto menos gravoso es una contribución tolerable de un suave yugo, que un incendioso saqueo sacrílego y tirano!, XXXII.<

   [14]  De sesgo gongorino, ya que Praves aprecia en ella abundantes dislocaciones.

   [15]  Decir quee su blancia mano / era de jazmín y armiño /es vulgar encomio, pues / tantos ingenios lo han dicho..., p. XVIII, vv. 57-60.

   [16]  Quizá el Arce que aparece en sus versos, de quien se dice que posee "inmunidad".

   [17]  En la villla vivían unos quinientos vecinos dedicados a la ganadería. "El marqués poseía dos tercios del diezmo de granos, del diezmo de vino y el del ganado, y además los diezmos y todas las demás rentas que pertenecían a la encomienda y la mesa maestral, la jurisdicción de la villa, el diezmo de montaraces que comprendía el término apeado en 1482 y tenía el derecho a pastar con tanto ganado como el mayor dezmero de la villa y a percibir una catorcena parte del valor de los pastos arrendados en los términos baldíos". Cfr. Manuel Corchado Soriano, Estudio histórico-económico-jurídico del Campo de Calatrava. Parte III: Los pueblos y sus términos. C. Real, Publ. del IEEMM.-Diputación de C. Real, 1982, pp. 549-50.

   [18]  Describe una reunión del concejo.

   [19]  Esa es laa fecha que se indica en la portada de sus Obras, corroborada por los libros de la iglesia del Viso, donde Praves firma por primera vez en junio de 1708.

   [20]  Así constta en la partida de defunción, que se conserva en el Libro 4º, fol. 271v, de la iglesia del Viso:

 

                «Don Carlos de Praues cura de esta Parroquial sepultado en el Combento. Missas-52.

                «En la villa del Visso en diez y siete días del mes de abril de mill setezientos y diez y seis años fallezió el Lizenciado don Carlos Praues cura proprio de la Parroquial de dicha villa, auiendo reziuido los Santos Sacramentos de la Penitenzia, Eucharistía, y Extremaunzión; otorgó su testamento ante Felipe del Campo escribano de Ayuntamiento en el día treinta de marzo del año pasado de setezientos y quinze; en el qual ordenó ser sepultado en el Combento de San Francisco de dicha villa, y que en su entierro le acompañasen el Cauildo Ecclesiástico y la Comunidad de relijiosos de dicho Combento, que el día de su entierro se dijese por su alma missa de Requien cantada, con vijilia y responso, y que en este día y en el siguiente se aplicasen por su alma todos [sic] las missas que se pudiesen celebrar por los sacerdotes y relijiosos de dicha villa, y que por cada vna se diesen de limosna (por las que se zelebren en el día de su entierro,) siete reales y medio y vna vela de quatro onzas; y por las que se celebren, en el día siguiente, se den de limosna por cada vna, tres reales de limosna; nombró por sus albazeas a los Lizenciados Pedro Morales, Luis Sánchez Galán, y Pedro ¿Mn? Salzedo, y por sus herederos a da María Notario su ama y a ¿Antonio? Diego Salinas, fue sepultado en dicho Combento en sepultura de la dicha Comunidad como todo lo referido consta de vn testimonio otorgado por dicho escribano en dicho día mes y año y firmé

 

                                                                Pasqual Fernández Laguna [rúbrica

   [21]  Gallardo,, nº 3524; Palau, t. XIV, p. 110.

   [22]  Gallardo,, nº 3525; Palau, t. XIV, p. 110. Cossío (Fábulas mitológicas, p. 502) incluye entre las obras que no ha podido ver personalmente esta Fábula de Endimión y Diana, si bien dice que está dedicada al Marqués de Almarza, cuando la verdad es que su dedicatoria se dirige a la Condesa de Alba, si hemos de creer a Gallardo, siendo la Fábula de Acteón y Diana, que Cossío no nombra, la que Praves dedica al Marqués.

   [23]  RODRÍGUEZZ-MOÑINO, Catálogo, p. 121.

   [24]  C. L. Pennney (List of Books Printed 1601-1700, p.496) sólo menciona la Fábula de Acteón y Diana; sin embargo, en una publicación posterior (Printed Books 1468-1700, p. 438) incluye también la Fábula de Endimión y Diana.

   [25]  Para la ddescripción del manuscrito, remitimos a SANTIAGO RODRÍGUEZ, Los manuscritos, pp. 4-7; también está recogido en AGUILAR PIÑAL, Bibliografía, t. VI, p. 478.

   [26]  No ha de pasar inadvertido a la sagacidad de nuestros lectores el hecho de que el poeta, en el prólogo, llama a sus escritos «ese puñado de borradores»; sin duda se trata de una formulación convencional del topos humilitatis, más que de una exacta declaración sobre el estado textual de lo prologado.

   [27]  La ";b" posee una abreviatura en suspensión que corresponde a la "a".

   [28]  Fatigaba el numen / en líricas rimas / o en serio-jocoso / como el genio dicta (IX, 30))

   [29]  Luis Astrrana Marín, Epistolario completo de Francisco de Quevedo Villegas, Madrid, Instituto editorial Reus, 1946.

   [30]  Véase el apartado 2.2.5. destinado a lengua.

   [31]  Elena Arttaza, El ars narrandi en el siglo XVI español... Bilbao, Univ. de Deusto, 1989, p. 261.

   [32]  Hinrich LLausberg, Elementos de retórica literaria... Madrid, Gredos, 1975, párr. 297.

   [33]  op. cit.< párr. 3441

   [34]  Don Gaspaar de Guzmán contaba con esta peculiaridad de la prosa oratoria como huella de su paso por la universidad salmantina, según señala Elliott, El Conde-Duque de Olivares... Barcelona, Crítica, 1990, p. 36.

   [35]  Que tantoo rechazó Moratín como ejemplo de las hinchazones retóricas barrocas de que abominaba el "buen gusto" neoclásico.

   [36]  Llegaron a añadir una "unidad de estilo" a las aristotélicas.

   [37]  vv. 25-322 del poema XXX.

   [38]  Es uno máás de los ejemplos de desajuste barroco que se encuentran en las Obras.

   [39]  El ilustrrado canario José de Viera y Clavijo, al visitar con el Marqués de Santa Cruz sesenta años después los mismos lugares que Praves, todavía se burlaba al encontrarse con "un pobrecito fraile agustino recoleto, hijo del lugar, que le han venido 40.000 reales de Indias (es noticia del barbero) y hubo aquello de altar de trasparentes resplandores que ofuscan; bula sabatina; ave fénix, etc...". Viaje a La Mancha en 1774. Almagro: Taller de Ediciones del INB Clavero Fernández de Córdoba, 1995, p. 19.

   [40]  Cfr. la notaa 135 en Ángel Romera Valero, Estudios sobre literatura e Historia, Ciudad Real, 1993, p. 156.

   [41]  Fernando Lázaro Carreter ha señalado, en su Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, Barcelona, Crítica, 1985, pp. 210-4 cómo Bartolomé Ximénez Patón representa el primer peldaño de la reacción antibarroca y proclasicista, y Menéndez Pelayo, "Desarrollo de las ideas estéticas hasta fines del siglo XVII", en su Historia de las ideas estéticas en España,, cap. IX, p. 466, n., ha advertido como el influjo de Patón se extendió a toda la Mancha mediante el compromiso de todos sus "dómines" de enseñar sólo por el Mercurius Trimegistus.

   [42]  Cfr. "Loope de Vega y los escritores ciudarrealeños elogiados en el Laurel de Apolo" y "Ciudad Real y su provincia en el teatro de Lope de Vega", en Estudios sobre Lope de Vega. Madrid, Cátedra, 1990, pp. 389 a 426. No recordó, sin embargo, que el hijo del famoso don Álvaro constructor del palacio del Viso fue el destinatario verdadero de la Gatomaquia, que le estaba dirigida so capa de una falsa dedicatoria a Lope.

   [43]  El libro<  se había reeditado en Madrid en... y las otras obras del Fénix se reeditaron, pero las del cordobés experimentaron una gran baja editorial.

   [44]  Existían precedentes anteriores, como el soneto del soneto de La niña de plata.

   [45]  Vid. Poema XXVII, vv. 79-84: "Tumba fue, al fin, que mi desgracia labra, / el vientre, Dios del licenciado Cabra, / que ofrece mucho, fácil y barato / y niega más difícil de aquí a un rato, / y ascendiendo hasta el pavo de Cecina, / autoricé su mesa y su cocina".

   [46]  El influjjo llega a tal extremo que Praves bautizó a su perra de caza con el nombre de una que el cisne cordobés regaló a una monja en compañía de una letrilla alusiva, Clavellina. La costumbre de bautizar a los animales indica con frecuencia el carácter del autor; así, Quevedo llamaba "Scoto" a su jaca por lo sutil de su ingenio.

   [47]  op. cit., p. 2100.

   [48]  Véase nueestra edición de esta pieza.

   [49]  Pieza quee algunos atribuyeron a Jáuregui

   [50]  Véase &quuot;Bibliografía". Es un problema a elucidar si los pasajes comunes a ambos se deben a un influjo de Praves sobre Molina o al contrario, pues se desconoce el año de impresión de las dos ediciones que han llegado a nyestro conocimiento de la obra de Molina: una primera madrileña y otra Zaragozana realizada según esta.

   [51]  Sus obrass se editaron en tres tomos; el primero apareció con el título de Inundación Castálida en Madrid, en 1689. y fue reimpreso seis veces más en vida de Praves, mismo número que tuvo el segundo y uno menos que el tercero. Praves, que entonces vivía en Madrid, pudo con toda seguridad acceder a ellos entonces, pero también cuando se instaló en el Viso.

   [52]  Lírica. Ediciónn de Raquel Asún. Barcelona, Ediciones B, 1988, p.242, vv. 57-60.

   [53]  Cythara dde Apolo, p. 77: "Ya las ambiciones cortesanas / dejaban reverentes sumisiones / de los que, en diferentes pretensiones / beben el aire en esperanzas vanas / del aura popular camaleones"

 [54] Dichos emblemas han sido estudiados ejemplarmente por Enrique Herrera Maldonado en “Arte, poder y religión. La Capilla de Nuestro Padre Jesús Rescatado en el Convento de Trinitarios de Valdepeñas”, Cuadernos de Estudios Manchegos núm. 22 (1996), pp. 213-242.

   [55]  Orgullo yy modestia que se encuentran en el modelo a quien más imita, Lope, y que este reflejó en "A mis soledades voy / de mis soledades vengo..."

   [56]  Penurias de todo tipo, sobre todo de papel venido de Italia, lo impedían.

   [57]  Por otra parte es lógico, ya que fue el ejército español la primera institución en afrancesarse sustituyendo los tercios por "régiments" entre otras reformas y si tenemos en cuenta que la dinastía borbónica acababa de llegar al país y se encontraba en guerra.

   [58]  Algunos ccasos: "será sobrenatural / mi mal, cuando le aforismas". "Le supongo decretado" (un obsequio).

   [59]  Aunque enn este caso se juega, además, con "Herodes".

   [60]  "No hay en el lugar / quien se me asemeje" ib.

   [61]  Sólo mi ddescanso / hallo en mi retrete / en pepel y tinta / libros y bufetes (XX)

   [62]  El Fénix había sido amigo y asiduo de los antepasados del marqués, en especial del hijo del famoso navegante, como ha demostrado Rozas. era natural, pues, el recuerdo de éste en la familia de los Bazanes.

   [63]  El marquéés debía de tener ejemplares reagalados por el Fénix, habida cuenta de que La Gatomaquia está dedicada a uno de sus antepasados.

   [64]  Alusioness, citas y reminiscencias diversas convergen en este texto.

   [65]  ...cullpan / el que un hombre no adivina / y si lo hacen profeta / es peor que Jeremías (XL, vv. 37-40). Investigué al astro / que a todos domina / menos al que sabe / la sophia, o sophía (IX,32). En fin, me pasé / a la Astrología / y los once globos / fue mi librería [...] Si en el firmamento / planetas deliran / ¡qué mucho que el hombre / padezca manías! / Preveo en los astros / ocultos enigmas / y aun paso tal vez / a hacer profecías... (IX, 39-43).

   [66]  Parece seer, por las alusiones que contiene su último romance, que se tuvo que ausentar el marqués, probablemente fuera de España, y Praves volvió a su pueblo en las montañas y luego volvió a Madrid.

   [67]  Deducimoss esto de posibles elementos autobiográficos incluidos en las cien endechas sobre el habitante de la alquería. Un contemporáneo, Diego de Torres y Villarroel se dedicó también a la astrología, y además con cierto éxito.

   [68]  Praves coonsidera la poesía como inspiración, no como imitación, en lo que se muestra más platónico que gongorino; nunca imita servilmente a sus modelos cuando lo hace. Estima que la poesía no posee reconpensa ninguna en los tiempos que corren y confía al tiempo sus poemas. Caracteriza a la poesía castellana por su tendencia fatalista y se muestra generalmente escéptico "con tono de jacarilla" en una general actitud epicúrea ante la vida.

   [69]  Cfr. XXXIV: "Dices que el grande Moscoso / en sus décimas disloca / y con sus teas y quicios / toma el nabo por las hojas..."

   [70]  Véase la nota correspondiente a las décimas de Gerardo Lobo incluidas en esta edición. Pensamos más bien que se refiere al octavo marqués y puede fecharse en 1732, año de la muerte de éste en una salida para romper el cerco de Orán, en la cual participó el mismo Lobo.

   [71]  "Ressistiéndose un regidor de Valdepeñas a elegir alcaldes etc. indicados por el Marqués alegando aquél la conciencia, dijo el Marqués que primero era él que Dios, luego entraba Dios y después el Rey, proposición que repitió dos o tres veces; que, aunque fuera herejía, había de hacerse su dictamen, y que no quería a la Virgen por su abogada, sino al Demonio; que ya sabía que todos los Grandes se condenaban y que ya tenía él allá su silla prevenida", en A. Paz y Meliá, Papeles de Inquisición. Catálogo y extractos. Madrid, Patronato del Archivo Histórico Nacional, 1947, 2ª ed. p. 267.

   [72]  Interesaddo por la física, es también autor de numerosos libros de viajes realizados con los marqueses, a los que acompañó como preceptor de su hijo. Se contiene, junto a su dilatada correspondencia, en Bibliotheca isleña. Viajes a Francia, Flandes, Italia y Alemania por los años de 1777 a 1781. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta y librería isleña, 1849. Para el viaje a los estados del Marqués en la Mancha, véase bibliografía.

   [73]  Cfr. Alfred MMorel Fatio, Études sur l'Espagne, Paris, 1906, p. 197-210 y el apéndice pp. 387-413, así como la Bibliografía de Fº. Aguilar Piñal.

   [74]  Como exceepción, conservamos la grafía quando en el v. 4 del «Soneto acróstico», como forma de mantener precisamente su carácter de acróstico.

   [75]  Ocurre enn más de una ocasión que, cuando dos vocales iguales entran en contacto, dentro de la misma palabra o en palabras contiguas, el ejecutor del manuscrito elimina la grafía de una de dichas vocales; ante las dificultades que se pueden generar en la comprensión del texto, hemos optado por restituirla entre corchetes (pía [a]fección, cr[e]éis).

   [76]. Declara Praves su intención de rehuir la poesía trascendente mitológica o épica por la jocoseria o lúdica, usando un juego de palabras que se inspira en la noción de pecado original, así como en la concepción platónica de la poesía como enajenación.

   [77]. del: corregimos la ditografía del manuscrito, que registra «de del».

   [78]. zumbático: neologismo creado por síntesis de lunático y de zumba («vaya, o chasco ligero, que en conversación festiva suelen darse unos a otros. Pudo decirse del modo de proferirse las palabras sin reparo, o porque passan ligeramente, y sin hacer impressión», o bien, «chanza, o expressión festiva, y alegre, que no se dice con seriedad, u de veras», DA).

   [79]. La especulativa o imaginativa es el segundo de los cuatro potencias o sentidos interiores en la psicología de la época (común, especulativa, cogitativa y memoria). Recibe las imágenes de objetos concretos del primero exagerándolas o emocionándolas para entregarlas al raciocinio, que les quita figura y cuerpo: «Con [esta] potencia, por ser orgánica y corporal, nos hace muchas veces nuestro adversario [el demonio] guerra cruel, pintándonos las cosas a veces hermosísimas, y a veces feísimas, como cumple a su malicia» (Fray Luis de Granada: Introducción del Símbolo de la Fe I, cap. XXIX).

   [80]. previerta: metátesis por pervierta.

   [81]. Esto es, "que haberte condenado". Juicio tenía el significado de castigo en la época según Aut. Platón condenó a los poetas y los expulsó de su estado ideal; Praves concibe como única poesía digna la religiosa o moral.

   [82]. Justo Juez: así se llama a Yahveh en los Salmos; es además un título vulgarizado por cierta oración muy popular de ciegos: «Acostábase en un aposento encima del de mi amo, y rezaba más oraciones que un ciego. Entraba por el Justo Juez y acababa en el Conquibules -que ella decía-, y en la Salve Rehína» (Quevedo: La vida del Buscón, lib. I, cap. VI).

   [83]. Marqués Santa Cruz, Bayona y Viso: Álvaro Benavides-Bazán y Ayala de Velasco, sexto del nombre, séptimo Marqués de Santa Cruz de Mudela y del Viso y Marqués de Bayona, que heredó el título de su hermano don José (1667-1694) y sirvió en las galeras de España hasta la derrota de la armada proborbónica. Casó en 1696 con doña María de Villela y Álava, hija mayor y heredera del segundo Conde de Lences y de Triviana, Antonio, y de doña Teresa de Vega, y falleció en 1737, siendo enterrado en el convento de carmelitas descalzos de Daimiel. Fray Alonso de la Madre de Dios, tomelloseño, Provincial trinitario descalzo y cronista general de su orden, le dedicó su Crónica de los descalzos (Alcalá de Henares: Julián García Briones, 1706). Hay, asimismo, unas Sagradas flores del Parnasso... dedicase, y consagrase a la reyna de las Españas nuestra señora... Isabel Farnesio... por mano del señor don Álvaro Bazán Benavides, Marqués de Santa Cruz. Madrid: Imprenta de Juan de Aritzia, 1723. Murió, como su hermano, sin descendencia, por lo que el título pasó a su prima Manuela de Alagón, marquesa de Villasor, quien renunció a él en favor de su hijo, Pedro Artal de Silva y Alagón, octavo marqués, muerto siendo mayordomo del infante don Felipe. Este tuvo un hijo, el ilustrado y viajero José-Joaquín, que fue, aparte de filántropo (quiso fundar un orfelinato laico) y científico (creó un laboratorio de física y elevó el primer aerostato en España), director de la Real Academia Española hasta su muerte en 1802. Cf. Mariano de Silva Carvajal Fernández de Córdoba y Dávalos (decimotercer marqués de Santa Cruz), Reseña del marquesado de Santa Cruz, en la obra del presbítero Antonio Pardo Ahugetas, Breves páginas acerca de la villa de Santa Cruz de Mudela. Madrid: Imprenta de los hijos de M. G. Hernández, 1929, pp. 95-98, Alberto y Arturo García Carraffa: Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos. Madrid, 1954, t. XIII, pp. 67-68, y Francisco Aguilar Piñal: Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII. Madrid: C.S.I.C., 1981-...

   Los marqueses fueron siempre protectores de las artes, en especial de la pintura y la literatura: el bachiller Jarana, Lope de Vega, Balbuena, Praves, José de Viera y Manuel Lanz de Casafonda se beneficiaron, entre otros, de ello. Cf<. Alfred Morel-Fatio: Études sur l'Espagne. París: Honoré Champion, 1906, pp. 197-210 y 387-413, el apéndice de Ángel de Altolaguirre y Duvale a su Don Álvaro de Bazán. Madrid: Editora Nacional, 1971 (1888), Eduardo de Navascués: Coronas heráldicas líricas y épicas en loor de Álvaro de Bazán... Madrid: Fortanet, 1888 y Ángel Romera (coord.) en la Introducción a José de Viera, Viaje a la Mancha en 1774, Almagro, Taller de ediciones del INB Clavero Fernández, 1995. Hubo en 1888 un concurso biográfico sobre el primer Marqués, de suerte que la mayor parte de la bibliografía se concentra en el siglo XIX y aun en ese año, incluido el primer premio, que obtuvo la biografía de Altolaguirre.

   [84]. Quizá se halla aquí una reminiscencia de las famosas coplas «Puesto ya el pie en el estribo / con las ansias de la muerte, / señora, aquesta te escribo, / pues partir no puedo vivo, / cuanto más volver a verte...», que Cervantes rehace en la famosa dedicatoria al Conde de Lemos de Los trabajos de Persiles y Sigismunda, sustituyendo «señora, aquesta» por «gran señor, esta». Sobre lo tópicas que llegaron a ser estas coplas, cf. la nota de J. B. Avalle-Arce en su edición del Persiles (Madrid: Castalia, 1969, p. 45).

   [85]. guargarismos: 'gargarismo', «Liquor dispuesto por medicina para las enfermedades de la garganta, con el qual se hacen gárgaras» (DA).

   [86]. mollera: «La parte más alta del casco de la cabeza, junto a la comissura coronal» (DA).

   [87]. pelota de viento: «La bola de cuero que se dexa hueca, y con una vexiga, y se carga de aire dentro, y sirve también para el juego» (DA). El fondo de la broma es la expresión tener la cabeza llena de aire («se dice de la persona inconstante y fácil, a quien falta madurez, juicio, y consistencia en el obrar, y que se mueve en sus operaciones con la ligereza que el aire en su esphera. Y también se aplica y dice del que es vano, y presume, y se jacta de sabio, noble, o valeroso», DA). En esta, como en otras ocasiones (por caso, los poemas VI y XI, entre otros), Praves reitera la convicción común entre los fisiólogos de que la facultad poética deriva de la sequedad en la constitución de los humores. Cf. cómo describe Lope en La inocente sangre, al primer poeta, nacido de una calabaza y recogido por un campesino que «puso a su mujer dos fuelles / por pechos, y entre los labios / puso la punta, y así / le fue con aire criando. / Con esto ninguna cosa / húmida crió el cuitado, / ni tuvo meollo en hueso / ni seso en el pericráneo; / que con celebro tan seco / sus desdichas le criaron, / que en tocando en su cabeza, / aunque fuese con la mano, / sonaba como un pandero» (apud Carmen Hernández Valcárcel: Los cuentos en el teatro de Lope de Vega. Murcia-Kassel: Universidad de Murcia-Reichenberger, 1992, p. 408).

   [88]. rotas las venas: se refiere al efecto de las sangrías.

   [89]. quilo: «Substancia blanca en que se convierte el alimento en su primera transmutación en el estómago: de la qual se separa después lo útil que sirve para engendrar la sangre y nutrir el cuerpo, de lo inútil que se expele convertido en excrementos» (DA).

   [90]. corcheras: «La cubeta hecha de corcho y empegada, donde se pone la garrafa con nieve para enfriar la bebida» (DA).

   [91]. garapiño: se refiere a la garapiña (vid. nota a III, 42), y quizá también a bizcocho de garapiña («un género de bizcochos largos, y angostos de mucha más suavidad y delicadeza, que los ordinarios: por lo que sin duda los llamaron así», DA) como forma de alusión a los bollos que pide Praves.

   [92]. calumnia...: vid. XIX, 65-84 y apostilla.

   [93].  El poeta y dramaturgo Agustín de Salazar y Torres (1642-1675), cuyas obras tanto influyeron en Praves. Este maneja los dos volúmenes y partes (la primera de poemas, la segunda de teatro) de la segunda edición, por Juan de Vera Tassis, de Cythara de Apolo. Madrid: Antonio González de Reyes, 1694. El pasaje aludido se encuentra en la comedia mitológica Triunfo y venganza de amor, en que Eurídice dirige a Orfeo estas últimas palabras desde el infierno, donde éste ha visto los tormentos de Tántalo y Sísifo, entre otros: «En vano, esposo, pretendes / dar alivio a nuestras penas, / si suspendes las ajenas, / y las tuyas no suspendes» (vol. II, p. 403)

   [94]. Conde: quizá se trate del Conde de Alba de Yeltes, ya que a la Condesa del mismo título dedica Praves su Fábula de Endimión y Diana en Madrid, el día de Reyes de 1698 (vid. nuestra «Introducción»).

   [95]. su gran mayordomo...: debe de ser el «capellán bizco de un conde» que protagoniza los poemas XXXIII y XXXIV (así parece indicarlo la alusión a su estrabismo en la frase «me mira de ojo torcido»); quizá tratan también de él los vv. 21-56 del poema XXIX, fechado el mismo día que este primer romance. Este personaje, hacia el que Praves demuestra una ostensible aversión, debió de tener que ver con la caída en desgracia de nuestro poeta ante sus anteriores patronos, hecho que acaba de referir (vv. 49-50).

   [96]. asenjo: 'ajenjo', bebida espirituosa de alto contenido alcohólico.

   [97]. Alude a las Lamentaciones del profeta Jeremías.

   [98]. pegadillo: «Pegado u emplasto pequeño» (DA); más concretamente, pegadillo de mal de madre («Phrase con que vulgarmente se explica, que alguno es pesadamente introducido en una casa o conversación, sin poderle separar ni apartar de ella: assí como los pegados, que se ponen las mujeres para remedio del mal de madre, se mantienen firmes, y les son molestos», DA).

   [99]. jícara: 'vasija pequeña de loza usada para tomar chocolate'.

   [100]. no sé cuántas son cinco: «Phrase que explica ser alguna persona mui simple, pues ignora aun lo que es tan vulgar» (DA); también la recoge Correas.

   [101]. leonera: según Covarrubias, «vulgarmente suelen llamar leoneros a aquellos que en sus casas tienen juegos de naipes o dados y de otros juegos vedados» (Tesoro). Así que se trata, como confirma María Moliner (Diccionario de uso del español), de un garito o más probablemente de una timba que se tiene en casa particular. Pero, abundando en el clásico significado de 'trastero o cuarto desordenado', llegamos a la conclusión de que es, además, y más que un cuarto, un salón de usos múltiples diferenciado claramente del trastero por su mayor nobleza, y aposentado por lo común para el ocio y el esparcimiento, circunstancia que obligaría a adornarlo con cierto decoro y mucha heterogeneidad, por la cual el mote. Nos lo confirma un texto de Modesto Lafuente, transcrito por M. Núñez de Arenas («La suerte de Goya en Francia», Bulletin Hispanique, LII [1950], pág. 249), donde se habla de la casa del emigrado español en Burdeos Braulio Poc: «En un salón, que él llama modestamente el cuarto de los leones, pero donde tiene una muy buena armería, una excelente biblioteca, un precioso museo de pintura y muebles y utensilios de muy diversos usos, se han reunido muchas veces ilustres emigrados y ha sido el albergue de refugiados de todas las categorías y profesiones.» Se evidencia que la acepción quedó fijada por eufemismo de falsa modestia.

   [102]. tunar: «Andar vagando en vida holgazana, y libre, de Lugar en Lugar» (DA).

   [103]. váyase: de dar vaya, esto es, 'burlarse, dar burla'.

   [104]. Homero...: desde antiguo se ha considerado a Homero como cantor ambulante.

   [105]. Cocito: uno de los ríos infernales.

   [106]. Julio César tuvo a Ovidio: no fue Julio César, sino Octavio Augusto, quien confinó a Publio Ovidio a Tomis, puerto del mar Negro, por haber escrito el Ars amandi. Allí compuso las Tristes y las Pónticas, donde con pertinaz y sutil retórica pide el perdón de Augusto.

   [107]. La cita pertenece a El día de fiesta por la mañana, cap. XVII («El avariento»), del madrileño Juan de Zabaleta (1610-1670); Praves posiblemente maneja la segunda impresión de Obras en prosa (Madrid: Joseph Fernández de Buendía, 1672): «si se mirara en un espejo el que pide, mientras está pidiendo, o se muriera de verse, o quedara con tanto miedo a las fealdades del pedir que por no pedir se muriera» (p. 324).

   [108]. echo por aquesos trigos: «irse como fugitivo, sin atender ni reparar en cosa alguna. Y en sentido translaticio significa hablar sin ton ni son muchos desatinos y disparates» (DA).

   [109]. Ironía o parresia de Praves, que se cura en salud.

   [110]. vuestro vecino: el palacio del Marqués de Santa Cruz en el Viso se halla al lado de la iglesia; todavía se conserva en él el adoratorio donde debió oficiar nuestro poeta. Esta carta, que constituye su primer romance, se dirige evidentemente a Valdepeñas, en cuya plaza tenía el Marqués un palacio en el que pasaba la mayor parte del tiempo, como demuestra, entre otros, este pasaje de Praves; también allí se hallaba enfrente de la hermosa iglesia de la localidad: establece, pues, el autor espacialmente la alianza entre dos estamentos sociales dominantes.

   [111]. damas: «Se llama en Palacio, y en las Casas de las grandes Señoras, la criada de estimación que nunca sirve en oficios baxos, ni se ocupa en haciendas de la casa: siendo sólo de su obligación assistir immediatamente a la Persona Real, o a su Señora» (DA); por otro lado, el nombre de dama se aplicaba también a las mancebas y cortesanas. Praves utiliza el tratamiento honorífico de modo chusco, en tanto que «damas» se lee en calambur da, mas... o irónicamente da más (para el largo historial del chiste, cf. Maxime Chevalier: Quevedo y su tiempo. Barcelona: Crítica, 1992, p. 53).

   [112]. deidades: esta forma toma connotaciones semánticas cercanas al verbo dar (, en concreto, y la forma arcaica dades); con ello quiere Praves quejarse de la intermisión entre la generosidad del Marqués y su enfermedad. Es agudeza antigua: véase por ej. Villamediana, Poesía inédita completa, ed. de J. Fº. Ruiz Casanova, Madrid: Cátedra, 1994, nº 22: "...lo que muerde una deidad"

   [113]. bellísimas hembras...: el sentido del chiste anterior se funda en la homonimia entre bellísimas y vellísimas; además, el superlativo italianizante extendido al sustantivo poseía en el Siglo de Oro cierto contenido burlesco que aún parece perdurar en Carlos de Praves. Hembras posee valor ofensivo al designar el sexo de los animales y por las connotaciones del parónimo hambre.

   [114]. estación febea: 'verano'; el romance anterior está fechado el cuatro de julio de 1711.

   [115]. la asamblea: Juana es la despensera y administradora del palacio del Marqués, cual se deduce de una alusión del poema anterior (vv. 65-68). Antonia es Antonia Díaz, a quien dirige el romance XXXVI.

   [116]. revocáis: el sentido depende también de las connotaciones de «boca» con que puede asociarse el significante.

   [117]. tenuta: «Possessión de los frutos, rentas, y preeminencias de algún Mayorazgo, que se goza hasta la decisión de la pertenencia de su propriedad, entre dos, u más litigantes» (DA).

   [118]. mil y quinientas: «Se llaman en estilo familiar las lentejas, por la multitud de ellas que entran en una escudilla de potage», y también es «aquella Sala que en el Consejo está especialmente destinada para ver los pleitos graves, en que después de vista y revista de la Chancillería, en el juicio de propriedad, se apela por vía de agravio ante la Persona de su Magestad. Llámase assí, porque para admitirse esta apelación, debe la parte por quien se hace, depositar el valor de mil y quinientas doblas Castellanas u de cabeza, regulado a quatrocientos y ochenta y cinco maravedís cada una: y si gana el pleito se le vuelven; pero si le pierde se reparten por tercias partes, la una para el Rey, otra para los Jueces de la Chancillería que le habían sentenciado, y la otra para la parte que obtiene la sentencia. Entiende esta Sala también en otros negocios, que le están repartidos: como residencias de Corregidores, pleitos entre ganaderos sobre pastos y dehesas, y otras cosas» (DA).

   [119]. cuando todas ignoráis ... piernas: la palabra pierna era considerada vulgar e indecente, por lo que nunca se aplicaba a damas o personas de alto rango; cf. Moreto (El desdén con el desdén, jornada 2ª, v. 1711): «No tienen piernas las damas.» Por otra parte, piernas, en la escritura, «se llaman los palicos que van hacia abaxo, y componen algunas letras, como la M. y la N.» (DA): Praves recrimina a las damas que le condenen a la mitad de la ración que se le había asignado («condenado a medias», v. 26) «tan sólo por ser poeta» (v. 24), cuando ellas son unas iletradas que no saben ni hacer palotes («ignoráis / aquello que llaman piernas»). También se alude a la frase hecha meter o poner piernas al caballo («avivarle o apretarle para que corra, o salga con prontitud», DA), referida aquí al despacho de los bollos de chocolate).

   [120]. modo: «el charácter o calidad que constituye a alguno digno de estimación o respeto» (DA).

   [121]. Manuel (de) Moscoso: es el principal corresponsal de Praves, acaso porque, según se desprende de los versos de este, componía también poesía. Puede tratarse del mismo personaje al que se alude en Academia que se celebró en Badajoz en casa de Don Manuel de Meneses y Moscoso, cavallero de la Orden de Calatrava siendo presidente Don Gomez de la Rocha y Figueroa... secretario Don Manuel Zavala... fiscal Don Francisco Felix de Vega y Cruzat, Madrid: Julián de Paredes, 1684.

   [122]. regimiento: régiments, galicismo. Una de las reformas con que Felipe V quiso mejorar el ejército español fue sustituir los tercios por regimientos.

   [123]. Arpía: «Tenían la cara como de vírgenes, las bocas amarillas, como cosa hambrienta; el cuerpo, como de buitre, con pluma y alas como aves; los pies y brazos humanos, con uñas agudas como monstruos. Así las pinta Virgilio en cuatro versos que comienzan Tristius haud illis monstrum...» (Juan Pérez de Moya: Philosophia secreta. Madrid: Nueva Biblioteca de Autores Españoles, 1928 [1611], t. II, pp. 111-112); el pasaje citado se encuentra en el vestíbulo del infierno virgiliano. Las Arpías (mejor Harpías) o 'raptoras', llamadas Occípite, Aelo y Celeno, raptan niños y almas; en ocasiones se las representaba sobre las tumbas, llevándose el alma del difunto entre las garras.

   [124]. Potosí ... India: Praves alude a las propinas y banquetes funerales, de los que se beneficiaban los sacristanes y párrocos.

   [125]. parce micas: deformación, en juego paronomásico con «Parca de las vidas», de las palabras latinas Parce mihi ('perdóname'), frase del oficio de difuntos que se usa comúnmente en estilo festivo para aludir a la muerte o entierro: «Ver al doctor Parce mihi, / pestilencia de ormesí, / fabricando calaveras...» (Quevedo: Poesía original completa. Ed. José Manuel Blecua. Barcelona: Planeta, 1981, p. 964).

   [126]. herodizas: neologismo formado a partir del nombre de Herodes, con el que quizá se quiera también evocar el verbo latino erodere ('roer, corroer').

   [127]. pilaticias: Pilatos era bíblico ejemplo usado en la oratoria cristana como paradigma de la impasible crueldad; el adjetivo posee aquí ese sentido.

   [128]. valle de Josafat: se trata del lugar donde Dios juzgará a las naciones al final de los tiempos; el nombre hebreo significa 'Yahveh ha juzgado' (cf. Joel III, 2 y 12). Es popular en La Mancha la frase ir al valle de Josafat ('morirse').

   [129]. fimbras: 'cimbras', 'armazón de maderos que sostiene el peso de un arco o de otra construcción, destinada a salvar un vano, mientras no puede sostenerse por sí misma'.

   [130]. en la espina: estar en la espina de Santa Lucía significa «que uno está mui flaco y atenuado de fuerzas» (DA); se encuentra en boca de Sancho Panza: «Me ha tomado un desmayo de estómago que si no le reparo con dos tragos de lo añejo, me pondrá en la espina de Santa Lucía» (Cervantes: Quijote II, cap. III). Por otro lado, estar en espinas o tener en espinas a uno vale 'estar, o tenerle, en trabajos, atribulado y lastimado'.

   [131]. cuajares: «La parte donde los animales reciben el alimento para hacer la primera cocción, que corresponde al estómago en el hombre, o el buche en el ave» (DA). La asociación entre la frase hecha mano sobre mano y «los cuajares y las tripas», además del obvio sentido de ociosidad que se atribuye a sendas vísceras, alude seguramente a la costumbre de poner las manos del difunto sobre su vientre.

   [132]. garapiña: «Las porciones pequeñas de lo líquido, quando está helado, u naturalmente, o por el artificio de la nieve o hielo» (DA).

   [133]. tumba: se usa en el doble sentido de 'sepulcro' y 'derribo'.

   [134]. pía: «El caballo u yegua, cuya piel es manchada de varios colores, como a remiendos. COVARR. dice que los primeros vinieron de las Islas Septentrionales, de donde traxeron este nombre» (DA).

   [135]. sobrenatural ... aforismas ... Celestina: hay burla del lenguaje médico entreverado de cultismos. Mal sobrenatural es el incurable al exceder de los límites de natura o naturaleza, esto es, ora todo cuanto hay más abajo del círculo lunar y sometido por ello a imperfección y corrupción, ora el sexo (natura). Con «Celestina» se refiere por un lado a lo «celeste» o sobrenatural, en interpretación afectadamente inculta frente al piadosismo "madre celestial", y por el otro a la Celestina literaria, aquí evocada más bien como hechicera (los famosos «polvos de la madre Celestina») connotando todos los tipos de desgracias y regalos que puede acarrear y de los que hay que desconfiar (Praves conocería más bien el personaje de la Celestina a través de la famosa obra de Salazar). El zeugma de «los traes» se refiere tanto a «mal» como a polvos, que no se cita, pero aquí connota más los de la tumba que los otros, y quizá también a «aforismas», que como sustantivo significa «Enfermedad que da a las bestias: lo mismo que aneurisma en los hombres» (DA).

   [136]. estantigua: «Visión, phantasma que se ofrece a la vista, causando pavor y espanto» y, por traslación, «la persona que es de figura deforme, o anda vestida en trage ridículo semejante a la phantasma» (DA).

   [137]. San Benito...: San Benito de Nursia. Así cuenta el suceso Santiago de la Vorágine (La leyenda dorada. Trad. José Manuel Macías. Madrid: Alianza, 1982, t. I, p. 201): «Un día, estando a la puerta de su cueva, uno de esos pájaros negros que llaman mirlos comenzó a inquietarle y a volar tan cerca de su cara que si hubiese querido podía haberlo atrapado con la mano [...] el diablo empezó a turbar su imaginación trayéndole a la memoria el recuerdo de una mujer a la que en cierta ocasión había visto, haciéndole codiciar su hermosura y encendiendo en su ánimo apetitos libidinosos. [...] Arrepentido de no haber rechazado enérgicamente aquella tentación, inmediatamente se despojó de sus vestidos, se desnudó completamente, se arrojó en un matorral que allí cerca había y se revolcó una y otra vez entre las zarzas; cuando se alzó del suelo y salió de entre la espesa maleza, todo su cuerpo era una llaga; pero la tentación había quedado vencida; por las heridas de su carne habíanse evacuado las heridas de su alma.»

   [138]. haga la mortecina: «fingir el estar muerto» (DA).

   [139]. roncar: en estilo familiar, «echar roncas, amenazando u como haciendo burla» (DA).

   [140]. hablar: el manuscrito registra, por error, «abral».

   [141]. me aburro: en el sentido antiguo, aburrir es «Apesadumbrar mucho, hacer despechar y desassossegar a uno, de suerte que no sólo le entristezca, sino que casi llegue a aborrecerse» (DA).

   [142]. a porta inferi: 'a la puerta del infierno', en contraposición a porta coeli, 'puerta del cielo'.

   [143]. romancista: «que no sabe más que Romance. Aplícase a los facultativos: como Cirujanos, &c. que no han estudiado en Latín» (DA).

   [144]. argelina: se llama argel a «algunos caballos; que por lo regular son poco leales, los quales tienen ciertas señales como encontradas, en que son conocidos, como el pie derecho s[o]lamente blanco, y todo lo demás de otro color, o que tiene en el pie derecho más blanco que en el izquierdo» (DA); normalmente se le atribuye que trae mala suerte a quien monta en él, lo cual explica el calificativo «fatal» que utiliza Praves.

   [145]. galopinas: neologismo formado en parte por necesidad métrica, en el que se cruzan los significados de galopear («Llevar el caballo a galope, haciéndole caminar a saltos, levantando las manos y pies casi a un mismo tiempo», DA), galopeado («el castigo dado a alguno con golpes y bofetadas, o puñadas», DA) y galopín (vid. para este último la nota a XXXV, 11).

   [146]. cuatro Postrimerías: «Las cuatro Postrimerías / son aquellas que llamamos / Muerte, Juicio, Infierno y Gloria, / ten, cristiano, en tu memoria, / desde que al mundo llegamos» (Lope de Vega: Las Cortes de la Muerte, vv. 470-474).

   [147]. colativa: «Lo que precisamente pide colación jurídica Eclesiástica para poderse obtener: como Canonicato o Beneficio. Comúnmente se apropria y aplica esta voz a la Capellanía instituida, que ha sido aprobada por el Juez Ordinario Eclesiástico, para distinguirla de las de Patronato o laicales: y assí equivale a lo mismo que Eclesiástica y sujeta a la jurisdicción Eclesiástica» (DA).

   [148]. Daniel...: es el profeta que inició el género literario apocalíptico, de particular y enigmático lenguaje. La semana, en general, es un periodo septenario de tiempo, y no sólo de días, sino también de meses, años o siglos; las de Daniel son semanas de años: «allí Daniel en las setenta / semanas, o los años que se entienden / por ellas, cuatrocientos y noventa / de la santa ciudad reedificada, / profetizó la muerte del Dios hombre» (Lope de Vega: Viaje del alma, en El peregrino en su patria. Ed. Juan Bautista Avalle-Arce. Madrid: Castalia, 1973, p. 114). Tanto Praves como Lope se refieren a una abstrusa profecía de Daniel IX, 24-27.

   [149]. Talía: musa de la comedia y de la poesía ligera, una de las nueve hijas de Zeus y Mnemósine (la Memoria).

   [150]. Carlos de Praves necesitaría para desplazarse a Valdepeñas, en orden a cumplir sus funciones de capellán del Marqués, una silla de montar. Pero en este verso, y aunque es diferente transporte, se alude tal vez a una silla de dos operarios según la anécdota acaecida a uno de los antepasados del Marqués, el famoso almirante, que narra una entre Las seiscientas apotegmas de Rufo, la 74: «Dos hombres habían llevado en una silla al Marqués de Santa Cruz, y como por un breve rato le pedían mucho precio, diciendo que lo hiciese como gran señor, les dijo: 'Hermanos, el Marqués os debe el peso, que no la hechura'.» Praves es un peticionario nada sinuoso, como puede verse en esta pieza.

   [151]. bastará: en el manuscrito, «bartará», por asimilación.

   [152]. guadarnés: «lugar o sitio donde se guardan las sillas y guarniciones de los caballos y mulas, y todo lo demás perteneciente a caballeriza» (DA).

   [153]. luego, luego: 'al momento'. El sentido es también antifrástico o irónico.

   [154]. Era costumbre muy extendida realizar cencerradas a viudos o viudas que casaban por vez segunda. Llegaron a tal extremo de escandalosas que el Conde de Aranda tuvo que prohibirlas por ley del 27 de diciembre de 1765. Este parabién es irónico y desvergonzado según ese uso.

   [155]. Esculapio: llamado Asclepio por los griegos, es a la vez el héroe y dios pagano de la medicina. Tanto avanzó en ese arte que llegó a resucitar a los muertos y un rayo de Zeus lo mató por miedo a que se trastocara el orden natural. Fue vengado por Apolo y transformado como constelación del Serpentario.

   [156]. aquel dios febeo: el demostrativo se usa en el sentido enfatizador de ille (esto es, 'aquel famoso'), referido aquí a Apolo («dios febeo»), padre de Asclepio.

   [157]. fomes: «La causa que nos excita y mueve a hacer alguna cosa»; fomes pecati es la «inclinación o propensión que naturalmente tenemos a lo malo, heredada del pecado de nuestros primeros Padres» (DA).

   [158]. Son normales en el estilo retórico de Praves, y sobre todo en la prosa, las series de tres miembros; vid. en este mismo romance el v. 18.

   [159]. Himineo: Himeneo, dios griego que preside el cortejo nupcial y que es en realidad la personificación de un canto de bodas; aquí designa la boda misma.

   [160]. quicio ... teas...: se trata de supersticiones de origen romano sobre el éxito de los casamientos, aquí con obvio sentido obsceno.

   [161]. materia: cultismo semántico por 'madera'.

   [162]. con su ergo: anfibología (téngase en cuenta consuegro y el verbo erguir).

   [163]. en torcido metal hueco: 'en trompas' (las de la Fama), pero también 'en olifante o corneta de pregonero', lo vulgarmente conocido por «cuerno», pero que graciosamente elude Praves con este circunloquio, haciéndolo, sin embargo, más notorio. En realidad, se trata de una alusión pícara al acompañamiento musical de las cencerradas.

   [164]. Ave ... monumento: se refiere al Fénix, ave mitológica única de su especie e inmortal, de sexo indefinido, que renacía de sus propias cenizas cada cientos de años; más veces aludirá a este mito, sobre el que escribió un hermoso poema Claudiano, autor que nombra Praves en un romancillo (XX, 163). Aquí monumento significa 'la tumba', como en todo Quevedo, cuya obra La cuna y la sepultura parece evocarse.

   [165]. Calisto tercero: en el manuscrito se lee «tercerro». Praves se equivoca quizá a propósito para evocar el "cencerro": se trata en realidad de Calisto II (1119-1124), quien, en el primer Concilio de Letrán, prohibió el nicolaísmo, esto es, cualquier género de trato carnal que rompiera el celibato de los sacerdotes. La Biblia, de hecho, no exige la continencia del clero, sino una moderación entre ésta y la poligamia: «el obispo sea marido de una sola mujer» (San Pablo: 1 Timoteo III, 2). Por eso los obispos y los sacerdotes se casaron durante los primeros tiempos de la Iglesia y así Eusebio nombra a los obispos de Egipto Cheremon y Phileas, que en su martirio fueron asistidos por sus mujeres y sus hijos. En el siglo IV, el Papa Siricio ordenó expresamente el celibato, pero sólo durante el pontificado de Gregorio VII llegó a imponerse definitivamente esta ley, aun cuando muchos sínodos de Alemania siguieron protegiendo el concubinato.

   [166]. cura te ipsum: «Médico, cúrate a ti mismo» es frase proverbial.

   [167]. De arte amandi ... De amor remedio ... Venus: debe entenderse que Ovidio se retractó después de haber aconsejado el amor. El último verso, sin embargo, parece una alusión a que se casa el médico (que tiene remedios) con los problemas del amor (que representa la viuda). Se pintaba a los dos hijos de Venus, Eros (o Amor) y Anteros, para indicar a la vez el amor dañino y el beneficioso o verdadero.

   [168]. No hallamos el dicho ni en Correas, ni en el Tesoro de Covarrubias, ni en el DA; tampoco en el Refranero general ideológico español, de Martínez Kleiser. Quizá sea otra versión del «Ahí me las den todas» o una alusión al romance de la penitencia de Rodrigo.

   [169]. Dico autem non nuptis, et viduis: bonum est illis si sic permaneant, sicut et ego. Quod si non se continent, nubant. Melius est enim nubere, quam uri (1 Corintios VII, 8-9).

   [170]. Praves cita de memoria y no ha comprobado el lugar; se trata en realidad de Eclesiastés IV, 10-11: Vae soli, quia cum ceciderit, non habet sublevantem se. Et si dormierint duo, fovebuntur mutuo; unus quomodo calefiet?

   [171]. Cf. Quevedo (Poesía original completa, nº 639, vv. 157-59): «más quiero estarme helando en el invierno / sin la mujer, que ardiendo en el verano, / cercado el rostro de caliente cuerno.»

   [172]. ajo...: es «socorro grande de la gente trabajadora y que anda al campo, pues les da calor y fuerça y despide el cansancio, y es la triaca ordinaria suya» (Covarrubias: Tesoro); a ello aluden refranes como «Ajo pío y vino puro, pasan el puerto seguro» (Correas). Existe, por otra parte, una larga y maliciosa serie, que Praves puede estar evocando aquí, por el estilo de «Ni adobo sin ajo, ni campana sin badajo, ni viudita sin majo» o «Dijo la cebolla al ajo: acompáñame siempre, majo» y «A buen ajo, buen tallo» (Martínez Kleiser).

   [173]. Cf. Quevedo («Riesgos del matrimonio en los ruines casados», Poesía original completa, nº 636, v. 40): «eso de casamientos, a los bobos...»

   [174]. Elíseo: a los Campos Elíseos iban las almas del paganismo que habían alcanzado virtus en la vida y le habían sacado a ella al menos un óbolo para poder pagar a Caronte.

   [175]. calvatrueno: «la cabeza atronada del vocinglero hablador y alocado, que hace las cosas fuera de propósito» (DA).

   [176]. diestro: para entender en todos sus sentidos esta palabra, téngase en cuenta que diestro, como sustantivo, es «el que es mui hábil en jugar la espada o las armas» (DA), el maestro en esgrima, de donde pasaría a significar 'torero'.

   [177]. ensenar: «Poner en el seno, resguardar y esconder en él alguna cosa. [...] esta voz [...] no tiene uso» (DA). También significa 'meter en una ensenada una embarcación'.

   [178]. toties quoties: correlación latina ('tantas veces, tan a menudo como').

   [179]. vivo templo: la Iglesia considera a la esposa «el templo del Señor», basándose en la interpretación del Cantar de los Cantares según la cual el esposo es Cristo y su esposa la propia Iglesia.

   [180]. no se le ha de hablar en griego: ironía final: se acusaba a los médicos de usar tantos cultismos que los diagnósticos eran ininteligibles, y ahora se casa uno con la viuda de un intérprete griego, del que, como es lógico, no querrá ni oír hablar el médico.

   [181]. chocolate: en el manuscrito, «chocalate».

   [182]. algarbe: 'árabe'. Praves tiene presente la expresión lanzada de moro izquierdo o zurdo («herida grande y penetrante», DA), así como lanzada a moro muerto, con que se pondera la inutilidad de un esfuerzo o la pretenciosidad de quien realiza algo ya hecho.

   [183]. Ave: vid. nota a V, 35-36.

   [184]. Ganimedes: copero de los dioses en la mitología griega. Era pastor en las montañas de Troya cuando Zeus lo raptó, seducido por su belleza, y le encomendó repartir la ambrosía de la inmortalidad en sustitución de la diosa de la juventud, Hebe; en compensación, dio a su padre unos caballos divinos o una cepa de oro, obra de Hefesto. Es este de Praves un sutil modo de llamar al Marqués de Santa Cruz «Júpiter», pues Moscoso se encontraba a su servicio.

   [185]. tu: en el manuscrito, «ti».

   [186]. ingleses y alemanes: las tropas a las que alude son las que militaban en el bando proaustriaco durante la Guerra de Sucesión.

   [187]. astros febeos...: los que lucen como el sol, es decir, las estrellas.

   [188]. suertes: «Como contrapuesto al azar en los dados, y otros juegos, vale los puntos con que se gana, o acierta, teniendo parte de acaso: como echar senas, o quinas en los dados, o sacar el naipe, que se necessita» (DA).

   [189]. encuentros: «En el juego de naipes vale la concurrencia o junta de dos cartas iguales, especialmente en el que llaman del parar: como quando vienen dos Reyes, dos caballos, &c.» (DA).

   [190]. azares: «En el juego de naipes y dados se llama la suerte contraria: porque assí en estos como en otros juegos se dice azar la casualidad que impide jugar con felicidad» (DA).

   [191]. primera: «Juego de naipes, que se juega dando quatro cartas a cada uno: el siete vale veinte y un puntos, el seis vale diez y ocho, el as diez y seis, el dos doce, el tres trece, el quatro catorce, el cinco quince, y la figura diez. La mejor suerte, y con que se gana todo es el flux, que son cuatro cartas de un palo, después el cincuenta y cinco, que se compone precisamente de siete, seis y as de un palo, después la quínola o primera, que son quatro cartas, una de cada palo. Si hai dos que tengan flux, gana el que le tiene mayor, y lo mismo sucede con la primera; pero si no hai cosa alguna desto, gana el que tiene más punto en dos o tres cartas de un palo» (DA).

   [192]. cientos: juego de naipes que ganaba quien primero conseguía cien puntos; sobre sus reglas poseemos un conocimiento incompleto (cf. la nota de Gili Gaya en su edición del Guzmán de Alfarache. 5ª edición. Madrid: Espasa-Calpe, 1971, vol. IV, p. 28).

   [193]. cacho: «Juego de naipes, usado de pocos años a esta parte, que se hace con media baraja, dando a cada uno una carta, que van subiendo desde el as, hasta el seis: Si alguno envida, y los otros o alguno quieren, se da segunda carta al que envida, y al que acepta: si vuelven a envidar es la posta; y si no, passan y se dan las terceras, en que se puede volver a envidar hasta el resto. El mayor punto gana, que puede subir a treinta y una, si juntan cinco y seis de un palo. Tres naipes de un palo hace cacho: si es el quatro, el cinco y seis, es cacho mayor; y si junta tres seises, es cacho que gana a todos, y con este solo puede envidar» (DA).

   [194]. flor: «Juego de naipes, en que de una en una se reparten tres cartas a cada sugeto de los que juegan, y se hacen los envites y revites del mismo modo que al cacho. El que hace flor, que son tres cartas de un palo, tiene mejor partido: y caso que concurra otro, gana el que tiene más puntos, y siendo iguales es superior el que es mano. El dos vale doce, el as once, las figuras y el cinco diez, el tres nueve, el quatro ocho, y el siete y seis como pintan. El postre tiene el privilegio de que le valga diez la primer carta que toma, descubriéndola para que la vean los demás, aunque la tal carta sea seis, o siete. Quando no se hace flor gana el mayor punto de los que ocurren en una u dos cartas» (DA).

   [195]. petardantes: variación, forzada por la rima, de petardero o petardista ('estafador').

   [196]. Como puede deducirse de este duro encabalgamiento, los romances de Praves necesitan un recitado muy oral.

   [197]. soberano: en toda la obra de Praves, este término, cuando se usa como sustantivo, sirve para identificar al Marqués de Santa Cruz.

   [198]. expresé la voz de «aire»...: se alude a los vv. 9-12 del poema I, dirigido al Marqués, donde Praves, al igual que en otros lugares (vid. la penúltima copla de III), juega con la expresión tener la cabeza llena de aire (vid. nota a I, 11). Probablemente aquí se da respuesta a alguna jocosa insinuación de Moscoso, hecha en los «versos mordicantes» que se mencionan al principio (v. 4), reprochando al cura el haberse dirigido a su patrono con tales términos, cuando este llenaba el «aire» ('el vacío'), y no precisamente el de su cabeza, sino el de su estómago, con los bollos que generosamente le proporcionaba. Como puede observarse, el alcance de esta correspondencia en verso iba más allá del mero destinatario: las obras de nuestro poeta, aunque de ordinario se dirigen a una sola persona, debían de pasar de mano en mano o ser leídas en común en la casa del Marqués en Valdepeñas.

   [199]. bocado: frente a la acepción del término en el v. 86 ('freno o parte del freno que se pone a las caballerías'), se evocan ahora otras: 'mordisco' y «veneno que se da a alguno, envuelto en la comida para que no se perciba» (DA). Por otro lado, parece tener en cuenta el refrán «Bocado comido no gana amigo», que según el DA «aconseja y advierte, que el que quisiere tener amigos debe ser franco, liberal, y partir con ellos lo que tuviere» y también «En cuanto digo y hago, pierdo bocado», refrán «contra los que en todo miran sólo a su provecho, y con tanto afán y ansia, que no desperdician la menor ocasión, ni descansan, pareciéndoles que por qualquier detención lo pierden todo» (DA).

   [200]. Arce: no sabemos quién es este personaje; creemos puede ser más bien José de Arce Miranda, alcalde mayor de Almodóvar del Campo, que enajenó por esa época numeroso ganado ilegal, en los términos que revela Francisco Gascón Bueno, El Valle de Alcudia durante el siglo XVIII..., Madrid, Ediciones del Orto, 1994, p. 228. Los conflictos con la carretería fueron entonces muy importantes, porque el rey Felipe V les pedía cierto apoyo económico. Por otro lado, y menos probablemente, pudiera ser Antonio de Villela y Álava Zorrilla y Arce, segundo Conde de Lences y de Triviana, casado con doña Teresa de Vega, cuya hija mayor y heredera fue Mª. de Villela y Álava, esposa de don Álvaro, el protector de Praves.

   [201]. mosca: 'recelo, suspicacia'.

   [202]. apeado de la gracia...: nueva alusión a su caída en desgracia ante sus anteriores señores (vid. nota a I, 46), que parece haber tenido lugar en un viaje a Manzanares que Praves vuelve a mencionar en otra ocasión (XXIX, 45-48).

   [203]. el soberano ... haga viaje: vid. el poema IV.

   [204]. abintestato: cultismo procedente de la locución adverbial latina ab intestato ('sin testamento'); se dice morir ab instestato por 'morir sin haber otorgado testamento', lo que era frecuente origen de pleitos. El reproche de Moscoso se refiere al hecho de que la iglesia heredaba los bienes «de mano muerta», esto es, los de aquellos que morían sin testar o tener herederos, según las leyes de la época. Curiosamente, en tiempos posteriores un protegido del Marqués habría de escribir un raro folleto de diecisiete páginas sobre este tema: Manuel Lanz de Casafonda («curador ad litem del Marqués del Viso, hijo primogénito del Marqués de Santa Cruz»): Sobre el abuso introducido por las justicias eclesiásticas y seculares en distribuir el quinto o una parte considerable de la herencia de los que mueren, s. l., s. i., s. a.

   [205]. poeta y rico: Praves, que había leído las Rimas de Tomé de Burguillos, de Lope, como se deduce de una alusión posterior (XX, 189-192), recuerda aquí el soneto «A un poeta rico, que parece imposible» (Obras poéticas. Ed. J. M. Blecua. Barcelona: Planeta, 1983, p. 1398).

   [206]. tabaco: se refiere a los polvos de tabaco, más conocidos como rapé, que provocaban estornudos y ensuciaban el rostro. El doctor Bartolomé Ximénez Patón, de Villanueva de los Infantes, ya había escrito un breve tratadito sobre el buen uso del tabaco en su libro Reforma de trajes (Baeza, 1638), donde se inserta un epigrama en latín, cuya traducción rítmica, realizada por el indeclinable estudioso Luis de Cañigral (Aspectos y figuras del humanismo en Ciudad Real. Ciudad Real: Diputación Provincial, 1989, p. 103), ofrecemos:

 

                                                Tomar el tabaco es muy grato, no obstante tomar un buen vino

                                                                (¡aplaudan los médicos, sí!) gratísimo, creo que más.

                                                Vuélvese un vicio ya el simular el dolor de cabeza

                                                                y el nombre «salud» el toser fingidamente dan.

                                                ¿Quién al ver las narices tan sucias que afea esa basura

                                                                no piensa que son el culo manchado de un bebé?

                                                Elimine el tabaco quien quiera salvar su cerebro bien sano,

                                                                no se te quede la testa vacía y sin seso.

 

   [207]. follón: «Holgazán, floxo, perezoso y negligente», y también «pícaro, ruin, cobarde y de viles operaciones» (DA).

   [208]. maulero: «El que vende y despacha retales de diferentes telas de seda y lana, que regularmente suelen ser los provechos que quedan a los Sastres [...] Se toma también por embustero y engañador, con artificio y disimulo» (DA).

   [209]. Girón ... deudo: juego de palabras con jirón ('pedazo desgarrado de la ropa') y con Girón, apellido de los duques de Osuna. Como es natural, deudo está por las connotaciones que sugiere su asociación con deudas.

   [210]. a lo portugués: era un tópico considerar a los portugueses como grandes enamorados; así, Lope (El anzuelo de Fenisa, en su Parte VIII. Madrid, 1617, 26 vº): «Enviámonos las almas / en papeles cuatro meses / con requiebros portugueses / trayendo el amor en palmas.»

   [211]. la fortuna...: en el primer romance del manuscrito (vv. 101-104) se insiste en esta idea. Es curioso que Praves caracterice o acuse con reiteración a la poesía barroca castellana de ser demasiado elegíaca, altisonante y poco realista. Sin duda esto es un síntoma de que los tiempos estaban cambiando.

   [212]. hiena o cocodrilo: siguen las alusiones a la carta de Moscoso. La hiena mata riendo y el cocodrilo llorando, según la antiquísima creencia inspirada en Plinio el Viejo. No estará de más recordar que en la iglesia parroquial del Viso existe un cocodrilo disecado en una de las bóvedas, exvoto que testimonia uno de los viajes navales africanos del famoso marqués de Bazán que participó en la batalla de Lepanto.

   [213]. bogando a remo y sin sueldo...: es tópica la visión de la vida como una navegación; cf., sin ir más lejos, las «barquillas» de Lope de Vega, desde la primera, en las Rimas, hasta las últimas, en la Dorotea. En el primer caso (soneto 150, vv. 7-8) hay un pasaje paralelo: «entre los puertos del favor rompida / y entre las esperanzas quebrantada...»

   [214]. de galope: 'galopeada, hecha deprisa y mal'.- de portante: un poco más despacio. Son pasos de equitación.

   [215]. parce mihi: vid. nota a III, 16.

   [216]. amo: en el manuscrito, «año».

   [217]. Estas coplas, llenas de doble sentido y reprensión a los toscos modales de un fraile que además no sabe jugar al hombre, encubren también veladas acusaciones a amoríos de mal ver de éste con damas, por lo que se ve del maligno comienzo. Las damas, en la lengua de la época, podían no sólo ser señoras principales que acudían a entretenerse jugando a las cartas al salón o leonera del Marqués, sino, en otra acepción, 'meretrices'.

   [218]. gruñía: en el manuscrito, «grunía».

   [219]. codillo: «En el juego del hombre se llama assí el perder la polla el que la ha entrado, ganándosela alguno de los compañeros, por haber hecho más bazas que qualquiera de los otros» (DA); polla es «aquella porción, que se pone y apuesta entre los que juegan» (DA). También se alude, por supuesto, al codillo como parte anatómica del cerdo.

   [220]. el ejido: obsérvese el calambur (el ejido / elegido).

   [221]. no vicio: así separa la palabra el manuscrito, dándole el significado de 'inocente', por calambur.

   [222]. faltó la forma al baptismo: llanamente dicho, el Padre Arroyo está en el limbo, hasta tal punto que parece no fue bautizado por error de procedimiento.

   [223]. Perico y Marica...: estos dos personajes folclóricos protagonizan durante el Siglo de Oro una larga serie de composiciones de corte popular, que arranca del famoso romancillo gongorino «Hermana Marica, / mañana, que es fiesta...» y de su anónima imitación «Hermano Perico» (cf. Emilio Carilla: «Notas gongorinas», Revista de Filología Española, XLV [1962], pp. 31-39). En los años madrileños de postrimerías del XVII estos romances acentuaron su carácter satírico para pasar a una virulenta crítica del gobierno de los validos de Carlos II; es posible que de los numerosísimos ejemplos recogidos en la tesis doctoral de Mercedes Fernández Valladares, Catálogo bibliográfico y estudio literario de la sátira política popular madrileña (1690-1788), Madrid: 1988, algunos sean de Praves, no sólo por cuestiones de estilo siempre inseguras, sino por detalles más concretos que no podemos abordar aquí.

   [224]. la mudanza es misma: difícilmente se puede decir más en hexasílabos. «Solamente / lo fugitivo permanece y dura», dijo Quevedo, y Garcilaso «todo lo mudará la edad ligera / por no hacer mudanza en su costumbre». Es el tópico heraclitiano de la permanencia de lo variable.

   [225]. Quejas por el estilo se leen en Lope con frecuencia. Baste una que al pelo viene; se queja Apolo: «Lloro esta fiera plaga, / enjambre de poetas, / castigo de los hombres estos días / [...] pues le hay de los mecánicos oficios / ya, que tan soberanos ejercicios / vienen a tal bajeza / y a despreciarse tanto» (Obras poéticas, p. 190).

   [226]. padres de Tebaida: los padres del yermo («se les dio este nombre a los ermitaños antiguos, que vivían en los yermos u desiertos», DA); se llama así a los venteros porque pasan hambre lo mismo que sus clientes y habitan en desiertos. Tebaida es la región del Alto Egipto, adonde se retiraban los primeros ermitaños cristianos. La imagen es graciosa porque los venteros se hallaban aislados de cualquier población, de modo que con frecuencia se distraían versificando. Además, es bien conocido que en las posadas se leía en voz alta libros para los viajeros.

   [227]. virreyes de sierra ... atabaliba: quiere decir que son bandoleros («virreyes de sierra») más que milagreros padres del yermo, porque comenten robos o estafas con las comidas que ofrecen, y sus poemas son como atabales («atabaliba») que avisan de lo malo. Atabaliba es una deformación quizá gráfica de Atahualpa o Atabalipa, el emperador inca que llenó de oro una habitación; como personaje de riqueza proverbial tenía uso todavía en 1774; cfr. José de Viera y Clavijo, "Viaje a la Mancha en 1774", en Alfred Morel-Fatio, Études sur L'Espagne, Paris: E. Bouillon, 1890, p. 408:

 

                "A todas estas ya estaba don Bartolomé Ortega en una ventana como Atabalipa, metiendo el puño en su talego, y lleno de corage empezó a arrojar ochavos a la multitud, los quales, como caían de mui alto, pudieran haberles hecho mal, si el dinero lo hiciese".

 

                El Viso se encuentra a la entrada de un puerto de montaña y durante la Guerra de Sucesión el bandidaje aumentó. Uno célebre fue Juan Antonio de Toledo, detenido en 1711 (cf. Fco. Aguilar Piñal: Romancero popular del siglo XVIII. Madrid: C.S.I.C., 1972, núms. 481-489).

   [228]. echo: puede interpretarse como 'hecho' y también como 'eco', produciéndose un juego de palabras que prosigue después (v. 29). Es de notar que, en las montañas próximas al Viso del Marqués, antes llamado del Puerto, es común el fenómeno del eco. El lugar se halla en el camino real, por lo que muchas ventas se repartían el trayecto.

   [229]. Clavellina: el nombre de la perra de Praves es un recuerdo consciente de una letrilla burlesca compuesta por Góngora a una perrita que regaló a una monja: «Clavellina se llama la perra; / quien no lo creyere, bájese a olella. / No tiene el soto ni el valle / tan dulce olorosa flor, / que todo es aire su olor / comparado con su talle; / alábenla y, cuando calle, / pongan todos lengua en ella. / Clavellina se llama la perra...» (Letrillas. Ed. Robert Jammes. Madrid: Castalia, 1981, pp. 128-129).

   [230]. [así]: esta parece la corrección más verosímil para completar el cómputo silábico.

   [231]. alquería: «La casa sola en el campo donde mora el labrador con sus criados, y tiene los aperos y hato de su labranza» (DA).

   [232]. viejo estantigua: el estilema de este sintagma, con esa adjetivación del sustantivo apuesto, es un procedimiento que introdujo en la lengua barroca Quevedo y se generalizó con rapidez: «clérigo cerbatana», «dama duende», etc.

   [233]. alma vegetable, vida sensitiva: alude a dos de las tres almas que distingue la filosofía aristotélica: vegetativa, sensitiva y racional (cf. De anima III, viii).

   [234]. corcho: entiéndase 'en vaso de corcho'.

   [235]. Fineo ... Arpía: a Fineo, rey de Salmideso, en Tracia, los dioses le habían condenado, por haber abusado del don de la profecía o, según otras versiones, por haber preferido la ceguera a la muerte, a que las Harpías le arrebataran los alimentos mientras comía; lo que no se llevaban, lo ensuciaban con sus excrementos. Pérez de Moya (Philosophia secreta, t. II, pp. 110-111) ejemplifica con este mito la codicia.- ración al: el manuscrito establece esta separación, señalando así el calambur ración al / racional.

   [236]. Proserpina: «El medio cuerpo de la luna está siempre alumbrado del sol; pero en razón de apartarse o alexarse dél, causa en la tierra diferentes formas y aparencias. Y assí unas vezes nos parece un broquel de fuego, otras una revanada de melón o un medio círculo, y quando es luna nueva, un arco muy delgado. Con estas diferencias fingen los poetas tener tres rostros, como dixo Virgilio, 4, Aeneidos: Tria virginis ora Dianae. Llamáronla con tres nombres: Luna en el cielo, Diana en la tierra y Proserpina en el infierno» (Covarrubias: Tesoro, s.v. Luna); a propósito de esta tradición, el personaje del romancillo identifica a Proserpina con Diana, la cazadora. La escena del rapto de Proserpina y su búsqueda por Ceres se encuentra representada en los frescos del Palacio del Viso, construido por el Bergamasco, en concreto en la Sala de las Cuatro Estaciones (la distribución de esas escenas y su reproducción fotográfica puede verse en Juan del Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del Marqués. Madrid: Museo Naval, 1988, pp. 44-45).

   [237]. Acteón...: el cazador Acteón, mientras iba de caza con sus perros, vio bañarse desnuda a la casta diosa Diana, que le castigó convirtiéndole en ciervo, de modo que sus propios perros le devoraron. El asunto había sido tratado por Carlos de Praves en su poema mitológico Fábula de Acteón y Diana, fechado el seis de enero de 1698 y dedicado al Marqués de Almarza (vid. «Introducción»).

   [238]. Cínico ... Macedonista: se refiere a la tan conocida visita de Alejandro Magno a Diógenes el Cínico, quien vivía austeramente en un barril, según cuenta Diógenes Laercio. Esta es la fuente (Vitae philosophorum VI, ii, 38), y no Valerio Máximo (Factorum et dictorum memorabilium libri novem IV, iii, ext. 4) o Plutarco (Vidas paralelas XIV, 2-5). Alejandro le prometió muchos bienes, lo que el filósofo rechazó, pues sólo le importaba tomar el sol; la gloria humana no era nada ante la majestad de la naturaleza y el poderoso Alejandro no pudo derrotar el desinterés de Diógenes. También refieren la anécdota Cicerón (Tusculanarum Disputationum V, xxxii; De officiis II, vii), Séneca (De clementia I, xix) y San Agustín (De civitate Dei V, xxiv), y entre los españoles del Siglo de Oro, Gracián (El Criticón III, crisi 12) y Zabaleta (Errores celebrados, Error XXI).

   [239]. quiete: «Lo mismo que Descanso. Tómase regularmente por la hora o el tiempo que en algunas Comunidades de Religiosos se da para el sossiego» (DA).

   [240]. Mavorte: 'Marte', según el arcaísmo latino de uso poético Mavors, -rtis.

   [241]. diosa chipria: alusión perifrástica a Venus, la amante de Marte, que, nacida en el mar, había pisado tierra por vez primera en Chipre.

   [242]. ni bien envidiado...: Praves desvirtúa el tópico horaciano renacentista del equilibrio, que tanto sedujo a Fray Luis en su famosa doble quintilla «A la salida de la cárcel» (Poesías. Ed. Oreste Macrí. Barcelona: Crítica, 1982, p. 250): «ni envidiado ni envidioso.»

   [243]. De Minerva el árbol: se trata del olivo, aludido aquí como símbolo de los estudios serios, que se contraponen al cultivo de la poesía. Cf. los siguientes versos de Góngora, en los que aprovecha el mismo simbolismo para elogiar la notable cultura del Conde de Lemus: «En verdes hojas cano el de Minerva / árbol culto...» (Sonetos completos. 5ª edición. Ed. Biruté Ciplijauskaité. Madrid: Castalia, 1982, nº 148, vv. 9-10).

   [244]. Cabalina: fuente fabulosa, consagrada a las Musas, que nacía de la falda del monte Helicón y que Pegaso había hecho brotar dando una coz en la roca (Caballinus es la latinización de Hipocrene; cf. el prólogo de Persio a sus Sátiras: Nec fonte labra prolui caballino / nec in bicipiti somniasse Parnaso / memini, ut repente sic poeta prodirem). Es un cultismo muy usado por Lope: «Cese el agua cristalina, / no sirva la cabalina / ya para mojar los labios, / que para hacerlos más sabios / hay otra fuente divina» (Isidro VIII, 225).

   [245]. en templo pendía: en los templos de la Antigüedad solían pender exvotos, como también en las iglesias católicas. Buen ejemplo de ello es un santuario cercano al Viso del Marqués, el de la Virgen de los Santos, por no hablar de la iglesia de dicha localidad, donde cuelga nada más y nada menos que un cocodrilo.

   [246]. poemas ... entendidas: la lengua del XVII daba género femenino a los helenismos terminados en my-alfa: La cisma de Ingalaterra, la fantasma, la reuma. Poco a poco la situación empezó a ser vacilante, como se percibe en este mismo texto más abajo, cuando dice «ocultos enigmas» (v. 174).

   [247]. once globos: las once esferas del Almagesto ptolemaico.

   [248]. simpatía: lo que los griegos llamaron simpatía lo tradujeron por calco semántico los latinos como compassio, esto es, 'sufrimiento común, compasión'.

   [249]. dimidia: 'demedia, cumple la mitad de su curso'.

   [250]. gran luminar...: el Sol, que da su luz reflejada a la Luna.

   [251]. Cf. Lucano (Farsalia I, 136-138): qualis frugifero quercus sublimis in agro / exuvias veteris populi sacrataque gestans / dona ducum.

   [252]. trisulco ardiente: 'el rayo'.

   [253]. Cf. Alciato (Emblemas, CXCIX): Grata Iovi est quercus, qui nos servatque fovetque.

   [254]. La encina es símbolo de fuerza física o moral, y las coronas que se confeccionaban con sus hojas se empleban para celebrar a los hombres que defendían la patria. Cf. Lucano (Farsalia I, 356-358): Summi tum munera pili / Laelius emeritique gerens insignia doni, / servati civis referentem praemia quercum, y Alciato (Emblemas, CXCIX): servanti civem querna corona datur.

   [255]. Noto: «Uno de los quatro vientos cardinales, que es el que viene de la parte del Mediodía, según la división de la rosa náutica en doce vientos, y en veinte y quatro según los antiguos. Llámase también Austro» (DA).

   [256]. quesidro: parece referirse al quersidro (cf. Lucano: Farsalia IX, 711: Chersydros), o quizá al quelidro (ibíd.: chelydri), nombres ambos de serpientes anfibias.

   [257]. sucida: 'corte por el pie, tale'; se trata de un latinismo, de succidere.

   [258]. familia: «La gente que vive en una casa debaxo del mando del señor de ella», pero, más en concreto y «mui comúnmente [...] el número de los criados de alguno, aunque no vivan dentro de su casa» (DA). Debió de ser el Marqués de Santa Cruz quien dio esta orden de talar la encina, como se desprende de lo doméstico del caso; vid. además lo dicho en la nota a VI, 81.

   [259]. pleitesía ... homenaje ... hidalguía: el juego de palabras desemboca en la negación de la hidalguía del juez. Praves utiliza el término pleitesía con el sentido de 'pleito' y nos advierte maliciosamente que no hemos de interpretarlo con su verdadero significado («Fidelidad de lo que un hijodalgo ha prometido solenemente», Covarrubias: Tesoro), similar al de homenaje («juramento solene, en favor del rey o señor», ibíd.), debido a que el juez no es hidalgo.

   [260]. «Vídose el perro en bragas de cerro, fuése a peer y cagóse», «Vídose el perro en bragas de cerro y maravillóse» y «Vídose el perro en bragas de cerro y no conoció a su compañero» (Correas).

   [261]. vara: la de la justicia.- colativa: además de su recto significado (vid. nota a III, 98), se sugieren por paronomasia sentidos asociados de alguna forma con colar, como el de 'escapatoria', esto es, 'refugio para los que han cometido fechorías'.

   [262]. treinta y dos del pico...: el número de piezas dentarias, tomando pico por 'boca'. El sentido del pasaje ha de ser que la criada se toma la justicia por su mano, sin atender a trámites legales, y da un mordisco al juez.

   [263]. vigilias...: parece tratarse de un tirón de orejas y de un puñetazo en los ojos (se evoca además otra acepción de vista: «reconocimiento primero, que se hace ante el Juez con relación de los autos, y defensas de las partes para la sentencia», DA). Este uso de vigilia puede estar relacionado con su acepción germanesca («la trompeta del verdugo», DA), aunque también cabe tener en cuenta el sentido de 'víspera de una festividad', puesto que el encuentro con la criada es para el juez una inesperada víspera de su entrevista con el Marqués.

   [264]. Midas...: el rey Midas, por ser el único que votó a favor de Pan en la contienda musical que sostuvo con Apolo, recibió las iras de este en forma de unas larguísimas orejas de asno que escondió como pudo bajo una tiara.- ripia: «Tabla delgada, cortada sin sierra, y sin arte ni regla: y también llaman assí las costeras que quedan de los maderos que assierran» (DA).

   [265]. accidentes: «Llaman los Médicos la enfermedad, o indisposición, que sobreviene y acomete, o repentinamente, o causada de nuevo por la mala disposición del paciente» (DA).

   [266]. Físico: 'médico'.

   [267]. jeringas: 'lavativas'.

   [268]. causa: 'pleito criminal'.- haciendo causa: «Formar el processo al reo del delito que ha cometido, para acusarle por lo que consta de él y darle la sentencia» (DA).

   [269]. piececitas: 'piezas de autos', esto es, «el conjunto de papeles cosidos, pertenecientes a una causa» (DA).

   [270]. despicas: 'vengas, te vengas de un pique', aunque aquí se juega con un segundo sentido: 'quitar a las gallinas la extremidad del pico para evitar que hieran a las demás'.

   [271]. flema...: es, de los cuatro humores, el opuesto al colérico. Se contrasta la actitud resuelta y valiente de la criada con la cobardía del pueblo, que ya se ha puesto de relieve en los vv. 237-240.

   [272]. Zenobia: famosa reina de Palmira (cf. Trebelio Polión, «Los treinta usurpadores», Historia Augusta, XXX). Zenobia era, por así decir, una Cleopatra casta y de costumbres hombrunas: montaba, cazaba, bebía y caminaba con los soldados y se envanecía de descender de la reina de Egipto. Los antiguos se admiraban de su saber, su prudencia y sus talentos verdaderamente propios de hombres, que ejerció para mantener la paz en Oriente. Prefería ser venerada según el lujo persa. Fue derrotada en el 273 por Aureliano, quien la llevó orgulloso en su triunfo.

   [273]. Tomiris: reina de los escitas en el siglo VI a. de C.; la aduce Valerio Máximo (Hechos y dichos memorables, IX, x, ext. 1) como ejemplo de venganza: «Tomiris, después de haberle cortado la cabeza a Ciro, la introdujo en un odre lleno de sangre humana, a fin de reprochar la insaciable sed de sangre que había tenido este rey. Al mismo tiempo vengó a su hijo, a quien Ciro había matado» (traducción de Fernando Martín Acera [Madrid: Akal, 1988]).

   [274]. basquiñas: 'ropa o saya que traen las mujeres desde la cintura al suelo, con algunos pliegues y con bastante vuelo'.

   [275]. en cifras ... en cifra: en el primer caso, se habla de cifra como 'número' (en el manuscrito, a cada estrofa se le asigna uno, que nosotros reproducimos), pero también se emplea la expresión en cifra con el significado de 'compendiosamente, con brevedad'; esa misma expresión, sin embargo, significa en el segundo caso 'con oscuridad y misterio', por entenderse cifra como 'clave para encubrir un documento escrito'.

   [276]. siempre viva: léase también siempreviva, flor asociada a la fama y a la historia (cf. Cesare Ripa: Iconología. Trad. Juan y Yago Barja. Madrid: Akal, 1987, t. I, p. 478).

   [277]. choriza: voz andaluza que significa 'yacija o guarida del cerdo' (cf. DCECH, s.v. chorizo).

   [278]. pensionista: 'el que cobra la pensión', entendida esta como 'carga impuesta sobre el disfrute de alguna cosa'.

   [279]. engañifa: en el manuscrito, «enganifa».- El griego ... Circe: Ulises, el que mejor parecía entre los griegos cuando se sentaban a pensar, frente a Aquiles, que parecía mejor cuando se levantaban, engañó a los troyanos mediante el artificio del hueco caballo de madera, pero sin embargo fue retenido largo y falso tiempo por los hechizos de Circe, la maga de Ea.

   [280]. Cf. la letrilla «Ande yo caliente...», de Luis de Góngora: «Coma en dorada vajilla / el príncipe mil cuidados, / como píldoras dorados; / que yo en mi pobre mesilla / quiero más una morcilla / que en el asador reviente, / y ríase la gente» (Letrillas, pp. 115-116).

   [281]. César ... Pompeyo...: alude a las muertes de Pompeyo, en Egipto, y de César, apuñalado en el Capitolio de Roma, a los pies mismos de la estatua de Pompeyo, su enemigo, según cuenta Suetonio. Quizá Praves conocía el romance endecasílabo de José de Solís y Gante, Marqués de Castelnuovo, «Detestando la bárbara política de Ptolomeo en la acción de cortar la cabeza a Pompeyo», que estaba compuesto ya en 1713, cuando se reunieron él y otros para fundar la Real Academia de la Lengua Española.- egipcia: concuerda con «cuchilla».

   [282]. Nabal Carmelo: Nabal, que significa 'necio' en hebreo, fue un riquísimo ganadero, marido de Abigaíl, con tierras en el Carmelo. Al haberle negado a los servidores de David la comida y empero haber celebrado un gran banquete en que se emborrachó, David planeó arrasar sus tierras y matar a sus hijos varones, lo que impidió su mujer, sin decirle nada, presentándose con ofrendas a David, quien le perdonó. Al enterarse Nabal, y también por castigo de Yahveh, murió a los pocos días y David se casó con Abigaíl. Cf. 1 Samuel< XXV, 2-42.

   [283]. Alejandro...: poseyó tantas virtudes Alejandro Magno, que sus defectos pasaron casi desapercibidos. Uno de ellos, según cuentan Quinto Curcio y Plutarco, entre otros, era emborracharse hasta el punto de llegar a matar a un amigo de su infancia, Clito. Tiene que ver con el tema de la ambición, porque este le reprochó que olvidara lo que debía a Filipo y a otros que sabían pelear tan bien como él.

   [284]. Amón...: durante el esquileo, Absalón, hijo rebelde del rey David, hizo venir junto a él a su hermano Amnón y, so pretexto de vengar el ultraje hecho a Tamar, dio orden de matarle por ambición de ser único príncipe heredero (cf. 2 Samuel XIII, 23-29).- esquila: 'esquileo, acción de esquilar'.

   [285]. Absalón...: cuando trotaba en un mulo, Absalón quedó prendido por sus largos cabellos de la copa de una gran encina, «entre el cielo y el suelo»; al enterarse Joab, y creyendo hacer un bien a su rey, lo traspasó con tres dardos (cf. 2 Samuel XVIII, 9-18). El dolor de David fue terrible, pues hubiera preferido morir él en su lugar (ibíd. XIX, 1); por eso dice Praves que «quitó [...] en una dos vidas».

   [286]. Ramillac...: el católico Ravaillac asesinó al rey francés Enrique IV en 1610. Tras ser torturado, se le ejecutó.

   [287]. Isis...: alude a la novela romana Metamorphosis, conocida como El asno de oro, de Lucio Apuleyo. En ella un aristócrata romano es transformado en asno y sólo recobra su estado normal cuando come rosas, por piedad de la diosa Isis. Cf. Quevedo (Poesía original completa, nº 639, vv. 269-279): «Eres como el asnillo de Isis santa / cuando el honor de la deidad aceta. / Pues, viendo arrodillada gente tanta / que su llegada solamente espera / y que éste alegre danza y aquél canta, / se para, hasta que a fuerza de madera / con los palos transforman el jumento / en ave velocísima y ligera, / diciendo: 'este divino acatamiento / no se hace a ti, sino a la excelsa diosa / que encima traes, con tardo movimiento'.»

   [288]. bruñida: en el manuscrito, «brunida».

   [289]. a letra vista: «Metaphóricamente vale públicamente y a la vista de todos» (DA).

   [290]. líbero adbitrio ... física piedra...: expresa que es nuestro libre albedrío el que hace al hombre ver lo que desea falsamente apetecible, como la piedra filosofal («física piedra») transformaba en oro el plomo.

   [291]. Heraclito ... Democlita: es un tópico de la poesía y del arte del Siglo de Oro estimar a Demócrito como filósofo que se ríe de la estupidez humana, y a Heráclito, como que la llora. Cf., por ejemplo, el soneto de Hernando de Acuña «De tu tristeza, Heráclito, me espanto...» (Varias poesías. Ed. Luis F. Díaz Larios. Madrid: Cátedra, 1982, p. 265).

   [292]. halle: en el manuscrito, «alla». Como alternativa a nuestra corrección, puede suponerse un caso de yeísmo y transcribir haya.

   [293]. calzas atacadas: 'vestidura que cubría piernas y muslos y se unía a la cintura con agujetas'; era ya muy antigua en tiempos de Praves. Se juega con la expresión hombre de calzas atacadas, con que se moteja al «mui observante, y amigo de las ceremonias y usos antiguos, y que no admite, ni gusta de las modas y libertades nuevamente introducidas» (DA).

   [294]. es otro tiempo en España: aparte del sentido más general de estas frases, subyace la intención de significar que se han acabado los tiempos de los Austrias y ya las costumbres son otras.

   [295]. moneda que no pasa: 'moneda adulterada con mucho cobre' o 'calderilla antigua que no circula apenas'.

   [296]. convento de Nuestro Padre San Francisco: este monasterio del Viso, hoy desaparecido, fue el primero de la Orden Franciscana de Capuchinos establecido en España; construido entre los siglos XVI y XVII, en él fue enterrado el primer Marqués de Santa Cruz, así como el propio Praves, según consta en su partida de defunción (vid. «Introducción»).

   [297]. Can celeste: la constelación de los perros de caza señala el principio del verano. Estas imágenes astronómicas son propias de Góngora y se remontan a Lucano, también cordobés.

   [298]. arriego: 'arriero'.

   [299]. en blanco: «Llámase assí la talla antes de dorarse, o pintarse» (DA); se evoca evidentemente la expresión quedarse en blanco, y quizá también el refrán, en forma de soleá, «Vilo blanco, no sé si es gordo, o si es delgado», «con que se moteja a los que se pagan de la apariencia de las cosas sin examinar su calidad» (DA).

   [300]. retablo de duelos: «Locución metaphórica, que significa el cúmulo, agregado o conjunto de trabajos, miserias y pesares en un sugeto, representadas y a la vista» (DA).

   [301]. mementos: «Aquellas dos partes del Canon de la Missa, en que se ofrece el Sacrificio por vivos y difuntos. El primero es el de vivos, antes de la consagración, y el segundo el de difuntos después de ella: y en uno y otro se detiene el Sacerdote a orar un poco, por aquellos que tiene obligación o voluntad. Díxose de la primer voz con que empiezan estas oraciones» (DA).

   [302]. omnium circunstantium ... Dominus tecum: el deseo frustrado de que el Marqués de Santa Cruz se encuentre entre los del pueblo (omnium circunstantium) le hace a Praves devolverle el desaire con un Dominus tecum, frase del episodio evangélico de la Anunciación ('el Señor es contigo'), pero también fórmula de despedida latina fría y afectada que se usaba con los importunadores (cf. P. Alzieu, et al. [eds.]: Poesía erótica del Siglo de Oro, pp. 138-140).

   [303]. menores ... lo grande...: el sentido es 'creerán que son franciscanos de la rama de los menores, ya que falta un Grande de España como es el Marqués'.

   [304]. el complemento: ya entonces se llamaba «Viso del Marqués» al que antes había sido «Viso del Puerto».

   [305]. laus Deo: 'gloria a Dios', en latín. Con esta expresión se solían terminar los libros.

   [306]. novicio: en el manuscrito, «nocicio».

   [307]. Más adelante se dan detalles concretos sobre el asunto de este romance: vid. XXXI, «Motivos para predicar este sermón», y especialmente XXXII, que es una carta de Praves en respuesta a otra del fraile sobre el que aquí se trata; este era el Padre Juan Escarcha, franciscano, que había predicado en la parroquia del Viso el 6 de diciembre de 1711.

   [308]. aliatares: quizá se trate de la generalización a todos los musulmanes del nombre propio del moro Alatar o Aliatar, suegro de Boabdil, que, según el romance «De Granada parte el moro / que Alatar se llamaba... », fue (ficticiamente) decapitado por el Maestre de Calatrava (el violento Rodrigo Téllez Girón, de quien tanto habla el calatravo cronista Rades, o bien su sucesor, Garci López de Padilla), aunque en realidad histórica quien pereció en el cerco de Loja fue el Maestre (cf. Menéndez Pelayo: Antología de poetas líricos castellanos. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1952, t. VI, p. 229). Por paronomasia, se alude despectivamente con el término aliatares a la «alianza» contra los hispanofranceses en la Guerra de Sucesión.

   [309]. fames: 'hambre', en latín.

   [310]. la dehesa: la del concejo del Viso era muy reducida (alrededor de 500 hectáreas, en cálculo de M. Corchado Soriano: Estudio histórico-económico-jurídico del Campo de Calatrava. Parte III: Los pueblos y sus términos. Ciudad Real: Instituto de Estudios Manchegos-Diputación Provincial, 1982, p 563).

   [311]. escamado: es este un temprano ejemplo del término en su acepción familiar de 'receloso', que no recoge el DA (aunque sí registra, en cambio, escamonearse: «Rezelarse, resentirse, y como rehusar y no querer hacer alguna cosa») y cuya primera documentación (según el DCECH, s.v. escamar) se encuentra en el Diccionario de Terreros, medio siglo posterior a Praves. El «Moreno» que aquí se menciona quizá sea el juez que tan mal parado sale por el asunto de la encina en los poemas IX, 217-304 y XXX.

   [312]. tendió la juncia: lo contrario que «vender juncia» ('jactarse sin motivo'); hoy diríamos «arrió o recogió velas».

   [313]. jeringa ... ayuda: ambas significan 'lavativa', si bien jeringa tiene aquí el valor añadido de «instancia, o porfía enfadosa, y molesta, que inquieta, y dessazona» (DA). El uso de terminología médica se debe a que Praves estaba enfermo, pero quizá también a que este Clemente que habla sea el médico Felipe Clemente cuya boda se celebra en el poema V y a cuya jerga parece referirse Praves con «la elocución que usa».

   [314]. sombrerero: a los sombreros se les llamaba en Andalucía tornagritos, y Quevedo, retirado a sus torres de Joray (Poesía original completa, romance 711), escribe que «la lechuza ceceosa / entre los cerros da gritos: / que parece sombrerero / en la música y los silbos». Los sombrereros debían de hacerse anunciar con alguna onomatopeya o silbo especial.

   [315]. utensilio: aquí vale 'contribución, beneficio o paga' en general, pero se usa más cabalmente como término militar equivalente a «la contribución, que dan los Patrones a los Soldados en los alojamientos» (DA).

   [316]. segunda: 'segunda intención'.

   [317]. Bolillos...: el apodo no parece tener que ver con los cilindritos de madera con que se orienta el hilo en la confección de los encajes y randas que particularizan la artesanía almagreña; más bien ha de asociarse con otras dos acepciones: «En la mesa de trucos [juego antecesor del actual billar] es un hierro de un xeme de alto, que está elevado hacia una de sus cabeceras, contrapuesto a la que llaman barra, el qual sirve para cubrir las bolas, y que algunas no se puedan dar por derecho, y para otros lances del juego»; también, «unos palillos largos de massa de rosquillas, que se hacen en las confiterías, y sirven para quando se saca de beber en las visitas» (DA).

   [318]. lanuda: es metafóricamente 'ingenua, ignorante', significado que no recoge el DA. Góngora, motejando de torpes a los que leen obras de Lope, y en particular la Jerusalén conquistada, dice «con La Epopeya un lanudazo lego» (Sonetos completos, nº XXXIII, v. 5).

   [319]. levantó ... figura: 'se levantó del escaño, componiendo una visión ridícula', no 'levantó o alzó figura astrológica (carta astral)'. Figura se llama «jocosamente al hombre entonado, que afecta gravedad en sus acciones y palabras» y, por extensión, al «hombre ridículo, feo y de mala traza» (DA); el hecho de que Praves utilice esta palabra, que además servía para designar a los personajes representados por los comediantes, indica que es consciente de la índole casi entremesil del romance.

   [320]. de posturas: el sentido más legítimo parece ser «el precio que el comprador pone a alguna cosa, que se vende o arrienda, particularmente en almoneda o por justicia», según la cuarta acepción del DA; el matiz de 'condicional' o 'provisional' lo daría la quinta acepción del mismo: «condición o calidad que se pacta o concierta entre dos o más personas». Por otro lado, postura se llama a «la acción de poner o plantar árboles tiernos, o plantas» y «asimismo las plantas y arbolicos tiernos, que se trasplantan de un lugar a otro» (DA).

   [321]. primera parte: el manuscrito no recoge segunda parte de este romance.

   [322]. Conde de Parsén: José Cernesio y Perellós, tercer Conde de Parcent, nombrado grande de España de segunda clase el 10 de julio de 1709 por real despacho del 15 de agosto. Era marido de Mencía de Pimentel y Bazán, hermana de D. Álvaro, el mecenas de Praves y séptimo Marqués de Santa Cruz. Fue de los pocos nobles catalanes que se opuso a Cardona y militó bajo las banderas de Felipe V (cf. Vicente Bacallar y Sanna, Marqués de San Felipe: Comentarios a la Guerra de España e historia de su rey Felipe V el Animoso. Madrid: Atlas, 1957, p. 100). El título fue concedido el 10 de julio de 1649 a su abuelo, Constantino Cernesio y Odescalchi, de una familia que dio al Papa Inocencio XI (cf. García Carraffa: Diccionario heráldico y genealógico, y Julio de Atienza: Nobiliario español. 3ª edición. Madrid: Aguilar, 1959).

   [323]. Esta silva de pareados, donde se describe la entrada del Conde, o más bien la de los animales que sirven de montura a su séquito, no tiene, contra lo que pudiera parecer, nada en común con la Burromaquia de don Gabriel Álvarez de Toledo, poeta contemporáneo de Praves. El cura del Viso empieza parodiando la dedicatoria apócrifa de la Eneida (Ille ego qui quondam gracili modulatus avena / carmen, et egressus silvis, vecina coegi...), aunque a través de los versos de Lope, del cual imita el comienzo y varios pasajes de La gatomaquia, que, dedicada a su hijo «Lope Félix del Carpio, soldado en la Armada», alude en la silva primera (vv. 40-42) al segundo Marqués de Santa Cruz, con quien fueron a Túnez Micaela de Luján y Lope Félix, siendo éste muy joven. El poema épico paródico se encuentra en las Rimas de Tomé de Burguillos, conocidas por Praves cual demuestran las endechas en que describe su vida cotidiana (XX, 189-192). Los versos iniciales del Fénix son: «Yo, aquel que en los pasados / tiempos canté las selvas y los prados, / éstos vestidos de árboles mayores, / y aquéllas de ganados y de flores...»

   [324]. logré los ... aplausos y favores ... del áulico galeno: se refiere al 'médico palaciego' («áulico galeno») que le dio los bollos de chocolate de parte del Marqués de Santa Cruz (vid. III); «el aura» ('brisa', pero también 'favor, aplauso, aceptación general') difundió el regalo recibido «en flores» («dicho agudo y elegante con que se adorna algún escrito, u oración», DA), es decir, en los propios versos de Praves.

   [325]. triaca...: «Antiguamente llamaron así a varias composiciones que servían de antídotos contra el veneno: el inventor de la triaca fue Andrómaco, Médico de Nerón Emperador. La triaca de Roma, y Mompeller son mui nombradas, la base principal es la carne de víbora» (Terreros); de ahí que, metafóricamente, signifique 'remedio de algún mal, sacado del mismo daño'. La sarta de reproches que Praves, en el poema III, dirige al médico que le suministró los bollos, se resume aquí en una sola frase, en la que se nos viene a decir que era tan sumamente malo el mencionado médico, que en sus curas se cumplía el proceso inverso al de la elaboración de la triaca, es decir, que de ella sacaba veneno. La mala fama de los médicos era proverbial ya antes de que Quevedo los hiciera objeto de burla.

   [326]. araña ... abeja...: en el «Sermón» del Día de los Inocentes que se encuentra en el manuscrito (vid. XXXI) se contiene una explicación de este concepto: «Liba las flores la abeja al tiempo que la avispa o la araña, y de unas mesmas flores fabrica la araña ponzoñoso veneno, y la abeja, triaca en miel y cera para holocaustos. ¿En qué está el misterio? ¿En qué el regalo? ¿En qué el útil? ¿En qué el nocivo veneno? ¿En qué el mortífero narcótico? ¿En la flor? No; está en el corazón y entrañas dañadas de la araña el daño, y en el sano corazón de la abeja el provecho.» Por otro lado, existen refranes que lo declaran: «Cuanto zuga la abeja, miel torna, o cuanto la araña, ponzoña» (Correas), «Cuanto suga el abeja se torna cera y miel, y cuanto la araña, veneno y hiel» (Martínez Kleiser).

   [327]. que oreja inficionaron: es posible interpretar esta construcción sintáctica haciendo equivaler «que» a cuyo y asignándole como antecedente el «Yo» del primer verso; tal estructura no es inusitada en Praves, que en ocasiones sustituye cuyo por que + posesivo (por ejemplo, en XXIII, 89-90, y en XXVIII, 204), y en otras lo hace por que + artículo (XVII, 6-7; XVIII, 99-100; XXVIII, 103-104 y 126). Entendido esto así, puede verse en los vv. 10-14 una alusión a las calumnias de que fue objeto nuestro poeta y que denuncia en diversos lugares (I, 36; XIX, 65-84 y apostilla).

   [328]. el oído para el feto ... pare por la oreja: se alude a la conocida broma teológica de que, ya que las monjas imitan a María siempre virgen, que concibió por la oreja (en opinión de los Santos Padres), habían ellas de parir también por allí, lo que se relaciona con su costumbre de tener enamorados platónicos que les hablaban y leían versos, muy censurada por los moralistas de la época y de la que se burla Quevedo en El buscón. Por otro lado, existe la superstición de no hablar de nada malo referente al niño que ha de nacer a las embarazadas, porque pueden oírlo los fetos y malograrse.

   [329]. Las series de tres calificativos casi sinónimos caracterizan cierta corriente del ars narrandi barroco (vid. nuestra «Introducción»).

   [330]. Su Eccelencia: el Marqués de Santa Cruz.

   [331]. Cf. Lope (La gatomaquia, silva primera, vv. 14-16): «Vosotras, musas del castalio coro, / dadme favor, en tanto / que con el genio que me distes canto...»

   [332]. narrativa: «Lo mismo que Narración, especialmente en lo forense», pero aquí más bien ha de tomarse como «habilidad u destreza en referir o contar las cosas» (DA).

   [333]. La imitación de La gatomaquia se hace aquí menos estrecha: «Tú, don Lope, si acaso / te deja divertir por el Parnaso / [...] con el marqués famoso / de mejor apellido, / como su padre, por la mar dichoso» (silva primera, vv. 25-26 y 40-42).

   [334]. Numen de Delfos...: 'el Sol (Apolo, conductor del carro solar, que tenía en Delfos su oráculo) había llegado a la mitad de su camino', esto es, 'era mediodía'.

   [335]. cirenisa: parece un neologismo formado a partir del nombre de Simón de Cirene, personaje que ayudó a Cristo a sostener la cruz durante el trayecto hacia el Calvario. Es una de las típicas alusiones del estilo gongorino.

   [336]. cimbalillo: 'campana pequeña que en catedrales y otras iglesias se toca después de las campanas grandes, para entrar en el coro'; también se usaba en los conventos de monjas para avisar que venía una visita masculina, de manera que las monjas pudieran recluirse antes de que llegara.

   [337]. Hay una alusión pícara: «Al toque de cimbalillo echa a correr el monaguillo», refrán que extrae Martínez Kleiser de Rodríguez Marín. También es de notar una clara reminiscencia de «Las cuatro estaciones del día», de Salazar: «Pero tú, hijo de Marte, / amor cruel y fiero, / en fin, de un dios guerrero / engendrado y nacido / para nocivos fines, / para daños, estragos y temores / entre el tintirintín de los clarines / y entre el tantabalán de los tambores...» (Cythara de Apolo, vol. I, p. 72).

   [338]. Se observa un orden riguroso en la entrada del séquito (esclavas, pajes, etc.), similar al que se guardaba al entrar en un pueblo el noble que lo regía, como puede verse en la visita que a sus estados hizo el décimo Marqués de Santa Cruz, José Joaquín de Silva, en 1774, según relata José de Viera en su Viaje a la Mancha (Morel-Fatio: Études sur l'Espagne, pp. 387-413).

   [339]. llevó la palma: obsérvese la ironía: la palma es signo de victoria, y llevarse la palma es 'destacar o sobresalir entre varios'; pero, como ha citado a un cuadrúpedo antes, la comparación es burlesca.

   [340]. fontanche: «Moño alto sobre la frente, adornado con cintas, de que usaban las mugeres. Es voz Francesa» (DA).

   [341]. Balán: Balaam, personaje bíblico, enviado por el rey moabita Balaq a maldecir al pueblo de Israel; pese a los golpes que le daba, su burra mostraba un comportamiento extraño, motivado por la presencia de un ángel que le estorbaba el camino y que Balaam no veía (cf. Números XXII, 22-35); el sentido del pasaje es, pues, caracterizar al animal como muy terco y muy noble. Quevedo compuso un soneto sobre este tema, ponderando cuántas veces es obedecido Dios más por una mala bestia que por un mal ministro: «A maldecir el pueblo, en un jumento / parte Balán profeta, acelerado... » (Poesía original completa, p. 164).

   [342]. Cf. la descripción que Cervantes hace de Maritornes: «del un ojo tuerta y del otro no muy sana» (Quijote I, cap. XVI); también Lope (La gatomaquia, silva II, v. 226): «de un ojo resmellado y de otro tuerto...»

   [343]. manco...: significa aquí 'inutilizado, estropeado', y no 'tullido' o 'cercenado'; Cervantes, «el manco de Lepanto», tenía las dos manos, pero una inútil.

   [344]. venturina: «Piedra de color de café tostado, transparente, y llena de pintas doradas» (DA).

   [345]. voleada: 'con un aro en la nariz', por semejanza con la argolla que tiene la volea de los carruajes.

   [346]. arrozada: 'bebida helada, cuando los trozos de hielo son del tamaño de los granos de arroz'.

   [347]. granzones: «El desecho de la paja que dexa el ganado, ordinariamente en los pesebres, por ser lo más duro de ella» (DA).

   [348]. atlantes: se equipara la carga de las bestias con la de Atlas, el mitológico sostenedor del orbe.

   [349]. Valenzuela: acaso sea un apodo chusco, porque había un tipo de caballos, muy estimados, llamados valenzuelas o guzmanes.

   [350]. Tanta burlesca exageración del sentimiento se relaciona con el «carácter patético de la narración» propio del género de narración «amplificado y ornamentado» de la escuela helenístico-bizantina de retórica barroca (cf. Elena Artaza: El ars narrandi en el siglo XVI español. Teoría y práctica. Bilbao: Universidad de Deusto, 1989, p. 269).

   [351]. sepancuantos ... semideo ... coco de serranos: era función agregada a la de pregonero la de verdugo, y ambos oficios desempeñaba el personaje descrito en estos términos por Praves: sepancuantos es 'golpe, zurra' con que el verdugo «abre brecha» en las carnes, pero a la vez es la lexicalización de la fórmula sepan cuantos, con que empezaban las notificaciones de la justicia divulgadas por el pregonero; semideo se llama burlescamente a este último por usar en sus llamadas un cuerno, ya que con dos representaban los antiguos a algunos de sus dioses; por último, el verdugo es coco de serranos o 'bandoleros'.

   [352]. embudo: se refiere a cada uno de los agujeros de la nariz, como se deduce del cotejo con un pasaje de las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, de Lope de Vega: «dando más estornudos / que los tabacos dan por los embudos» (Obras poéticas, p. 1430). En otro pasaje (VII, 23) censuró también Praves la costumbre de aspirar rapé (tabaco en polvo). Aparte del sentido figurado de «trampa, engaño artificioso, y casi lo mismo que embuste» (DA) que tiene embudo, y en relación con diversos refranes («La ley del embudo: para mí lo ancho y para ti lo agudo»; «Teólogos son embudos: para ellos lo ancho y para los demás lo agudo»; «Teólogos, anchos de conciencia como embudo de taberna: para sí ponen lo ancho y lo angosto para los otros»; «Teólogo, ancho y angosto de conciencia como embudo de taberna: para sí pone lo ancho, y para otros lo angosto»), es preciso tener en cuenta aquí que los capellanes de los regimientos (poco antes tercios), y particularmente el capellán mayor de los ejércitos, contaban la facultad de conocer de las causas de los soldados que pertenecían al fuero eclesiástico y de absolverlos de todos los pecados, excepto los que limita la bula de Inocencio X (data de 24 de septiembre de 1664), que concede esta jurisdicción; Praves habla de «capellán del tercio del embudo» porque disculparía los desmanes cometidos contra los civiles aplicando las leyes de ese fuero (sobre las amplias prerrogativas, beneficios y poderes de estos codiciados cargos y los que aún más obtendrían, cf. Georges Desdevises: La España del Antiguo Régimen. Madrid: Fundación Universitaria Española, 1989, p. 486). Por último, viniendo de Andalucía el cortejo del Conde de Parsén, bien puede estar evocado un embudo sevillano o borrachera de grandes proporciones (cf. Germán Suárez: Léxico de la borrachera. Cádiz, 1989, pp. 124-125).

   [353]. sabe la letra...: con la expresión saber o tener mucha letra «se da a entender, que alguna persona es bastantemente sutil y astuta, para su gobierno, y que sabe más de lo regular» (DA); por consiguiente, lo que se dice es que el capellán es astuto, pero no sabio.

   [354]. tiene, malo, la que hijo de vecino: el manuscrito separa las palabras de este verso de la siguiente forma: «tiene ma lola que hijo de vecino». Rehacemos la frase según lo que creemos es la lectura más contextual, cuyo significado es 'no cuenta con más ciencia que la de cualquiera, es un ser vulgar'.

   [355]. volatín en la maroma: 'funámbulo o volatinero haciendo equilibrios sobre la cuerda'.

   [356]. perruquín: 'peluca'.

   [357]. cabezón: contra los vanos y vanas en traje y gala exterior existía el refrán «Tenga mangas y cabezón, siquiera tenga falda, siquiera non» (Correas). El equipamiento de don Raimundo es el de un cortesano afeminado. El cabezón era una lista o tira de lienzo que rodea el cuello y se prende con botones; de ella pende la camisa. También es la cabezada o correaje del caballo.

   [358]. catanla: 'cotorra'; es término anómalo, puesto que se forma a partir de un diminutivo lexicalizado catanlica, que no deriva de catanla, sino de Catalina, aunque su origen quede oculto debido a los fenómenos de síncopa y metátesis que sufre la forma primigenia catalinica.

   [359]. mojiganga: «Fiesta pública que se hace con varios disfraces ridículos, enmascarados los hombres, especialmente en figuras de animales» (DA).

   [360]. cada cual a su sabio...: nueva alusión a Heráclito y Demócrito (vid. IX, 393-396).

   [361]. chirriones: «Carro en forma de caxa, de dos ruedas y pértigo mui fuerte, con mucho herrage, y abundancia de volanderas, por lo qual hace un chirrío áspero, recio, e inaguantable, de donde vino a llamarse Chirrión» (DA).

   [362]. compañía: en el manuscrito, «conpanía».

   [363]. Es este un soneto humorístico, pero no exento de carga social para la época, como denuncia de los desmanes ocasionados por los ejércitos en tiempo de guerra; en la respuesta al papel del Padre Escarcha (XXXII) se explica el temor del pueblo: «Fúimoslo [vasallos] infelices de tropas infieles y de dueño ajeno...» Es de notar que el primer terceto es hipométrico en sus dos primeros versos, los cuales, sin embargo, forman unidos un endecasílabo.

   [364]. Hola: «Modo vulgar de hablar usado para llamar a otro que es inferior» (DA).

   [365]. balandranes: «Vestidura talar ancha, que no se ciñe, y por la parte que cubre los hombros penden de ella unas como mangas perdidas largas. Hácese de paño, u otro género de lana, y usan de ella los Colegiales y Eclesiásticos dentro de casa, para su abrigo y comodidad» (DA).

   [366]. tren: «El aparato, y prevención de las cosas necessarias para algún viage, u expedición de campaña», o también «la ostentación, o pompa en lo perteneciente a la persona, o casa» (DA).

   [367]. en pan-nada: calambur. El capitán viene a comer y a no dar nada a cambio, pues los soldados se debían alojar en casa de los vecinos; el palacio del Viso servía de cuartel a las numerosas tropas que pasaban de un bando o de otro durante la Guerra de Sucesión, y los lugareños estaban hartos de expolios. Hay juego de palabras con hacer una empanada, esto es, «haver havido ocultación de algunas cosas en algún negocio u dependiencia, para conseguir lo que se pretende, aunque sea con perjuicio ajeno» (DA).

   [368]. menudo: «el vientre, manos y sangre de las reses que se matan» (DA); son ingredientes del mondongo que se menciona en el v. 8.

   [369]. las envasaba: se refiere a las morcillas del mondongo, que le valen a la «gran señora» «el don de morcillera de cámara».

   [370]. don: es motivo muy corriente en la literatura áurea la crítica del abuso que se llegó a hacer del tratamiento de don. A modo de ejemplo, entre los muchos que pueden citarse, valga el siguiente: «Y es de advertir que en todos los oficios, artes y estados se ha introducido el don: en hidalgos, en villanos y en frailes [...] Yo he visto sastres y albañiles con don y ladrones y galeotes en galeras. Pues si se mira en las ciencias: clérigos, millares; teólogos, muchos; letrados, todos.» (Quevedo: «Sueño de la Muerte», en Sueños y discursos. Ed. Felipe C. R. Maldonado. Madrid: Castalia, 1972, p. 196).

   [371]. yo: la ortografía del manuscrito permite suponer un juego de palabras, por alusión al menudo, con Ío, que entraría en composición con Mariquilla. Ío fue uno de los innúmeros amores de Zeus, que la transformó en vaca por miedo a las iras de Hera, la cual se enteró y la puso en custodia de su pariente, el pastor de cien ojos Argos, aunque de nada sirvió porque Hermes, el diestro embaucador, consiguió cerrarlos y matarlo para entregársela a Zeus. Esta historia se halla representada en una de las salas altas de la parte oeste del palacio del Viso del Marqués (cf. Juan del Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del Marqués, pp. 48-49).

   [372]. Mariquilla: vid. nota a IX, 6. El personaje folclórico de Marica es recogido por numerosos refranes, al igual que en este soneto, como prototipo de mujer sexualmente desenvuelta: «Mariquita, dame un beso.- No está el culo para eso», «Mariquita, haz canillas.- Pero Calvo, teje tú», «Mariquita, si quieres que te espulgue, cierra la puerta y mata la lumbre», etc. (Correas). De este aspecto se hace eco la lírica obscena del Siglo de Oro; así, la letrilla «Marica jugaba / con un frailecillo de haba», o el romance «Marica, la de la viuda, / y Perico, el del Doctor...» (Poesía erótica del Siglo de Oro. Ed. P. Alzieu, R. Jammes y Y. Lissorgues. Barcelona: Crítica, 1984, núms. 86 y 139). Conviene añadir que Marica es el nombre de la enamorada burlesca de Salazar, poeta bien conocido por Praves.

   [373]. Macías: poeta hispano bajomedieval, célebre, más que por su obra, por la leyenda que le valió el sobrenombre de el Enamorado y que hizo de él prototipo de amador que persevera hasta la muerte; su fama se basa en sus amores con una mujer casada, cuyo marido lo encarceló y asesinó.

   [374]. corales ... morcilla: aparte la clara alusión sexual, la morcilla se metamorfosea en las armas de Cupido; también se alude a ella con «corales», por el color de la sangre con que se rellena y porque los corales, al igual que las morcillas, pueden disponerse en sartas.

   [375]. mondongo: «Los intestinos y panza del animal (especialmente del carnero) dispuesto, rellenas las tripas de la sangre, y cortado en trozos el vientre, que llaman callos: y assí se guisa para la gente pobre» (DA). También se usó en poesía erótica con el sentido de 'miembro viril'. Por otra parte, aquí la palabra posee connotaciones significativas de don: «mondongo».

   [376]. vano: 'inconsistente, vacío', pero también, como sustantivo, 'parte del muro en que no hay apoyo para el techo o bóveda, como los huecos de las ventanas y puertas'.

   [377]. juro: puede interpretarse como forma del verbo jurar, o como el sustantivo juro («En su riguroso sentido vale derecho perpetuo de propriedad», y en segundo sentido, «pensión annual que el Rey concede a sus vasallos, consignándola en sus rentas Reales, o alguna de ellas: ya sea por merced graciosa, perpetua o temporal, para dotación de alguna cosa que se funda, o por recompensa de servicios hechos», DA). Esta alusión malintencionada admite más de una lectura.

   [378]. Esta composición emparenta con El sueño o El gallo, de Luciano, por su arranque inicial (aunque aquí la crítica se centra en unas personas determinadas y no en el misticismo pitagórico o el deseo de riquezas): un gallo, en este caso un pavo, despierta a un durmiente y le cuenta su vida pasada (cf. Luciano: Diálogos de tendencia cínica. Madrid: Editora Nacional, 1976, pp. 225-254).

   [379]. Morfeo...: se menciona el sueño como tributo sacrificial a Morfeo, porque se creía que, si no se dormía, se encolerizaba el dios.

   [380]. especies enviaba ... vaga anduvo: según la doctrina de Macrobio sobre los sueños, bebida en la Onirocrítica de Artemidoro, esas «especies» que se envían a la imaginativa son imágenes inimportantes del día transcurrido.

   [381]. el martes del estrago: «En Aragón el rey don Jaime usaba de toda diligencia para sosegar el alboroto de los moros, si pudiese por maña, y si no por fuerza. [...] hobo en diversas partes muchos encuentros; cuándo los unos vencían, cuándo los otros. En particular al tiempo que el rey estaba en Játiva, los suyos fueron destrozados en Luxen: el estrago fue tal y la matanza que desde entonces comenzó el vulgo a llamar aquel día, que era martes, de mal agüero y aciago» (Juan de Mariana: Historia general de España, lib. 14, cap. 2).

   [382]. pavicio: 'pavicidio'. Se podría corregir “el robo y pavicidio”, ya que lo autoriza el usus scribendi y la morfología del autor, quien en el poema XXXVIII crea el neologismo “clericidio”.Se trata de una parodia del estilo leguleyo, por “robo y homicidio”.

   [383]. Alude al adagio Sic transit gloria mundi.

   [384]. Cf. Lope (La gatomaquia, silva III, vv. 268-269): «No fueron en cocinas mis hazañas, / sino en galeras, naves y campañas...»

   [385]. corte la pluma: el sentido inmediato de la expresión es 'desplume', pero también 'se disponga a escribir', ya que por cortar la pluma se entendía la preparación de la misma, previa a su uso en la escritura. Se satiriza así el que los robadores del ave, a pesar de su impericia, se atrevieran a componer «unas coplas» con que «probaron al cura», según se indica en el epígrafe.

   [386]. Tres fueron...: se sugiere, a la vista de los dos versos anteriores, la frase tres al mohíno, que se usó para significar la conjuración de algunos contra otro en el juego de cartas.

   [387]. Licenciado Cabra: este perverso atormentador de estómagos vuelve a la literatura en esta línea, quizá como homenaje al autor del Buscón. La «divinización» del vientre alude a un conocido pasaje de Tertuliano donde ataca a los poseídos por el vicio de la gula, para quienes “su Dios es su vientre, su templo el pulmón, el altar sus intestinos, el sacerdote el cocinero, el Espíritu Santo el olor y sus profecías y oráculos los eruptos”, y se relaciona con varios pasajes del capítulo III (Libro primero) en que Cabra tiene por penitencia y ayuno su racanería y ruindad, e implora Pablos que el padre de don Diego les saque de ese purgatorio; cuando los criados de los pupilos se pelean por las sobras escasas de la comida de sus señores, el dómine les dice: «Coman como hermanos, pues Dios les da con qué. No riñan, que para todos hay» (se entiende, hambre); al final, Cabra impide que un médico atienda a un alumno por no gastar y cuando se le da la hostia, dice éste: «Señor mío Jesucristo, necesario ha sido el veros entrar en esta casa para persuadirme que no es el infierno»; en el capítulo IV, libres ya del pupilaje, Pablos y don Diego cuentan a don Alonso Coronel cómo «en el mandamiento de No matarás, metía perdices y capones, gallinas y todas las cosas que no quería darnos, y, por el consiguiente, la hambre, pues parecía que tenía por pecado el matarla, y aun el herirla, según regateaba el comer.»

   [388]. Cecina: la cecina servía, como tapa, para acompañar la bebida. Góngora, burlándose de la excesiva atracción por el vino de Quevedo, acuñó unos versos a los que parece tal vez aludir Praves, en los que confunde conscientemente Cecina con Mesina: «bajel, que desde el Faro de Cecina / a Brindis, sin hacer agua, navega» (Sonetos completos, nº XXXI, vv. 8-9).

   [389]. alférez ... alferecía: es chiste muy trillado. La alferecía es una enfermedad convulsiva muy violenta, más frecuente en niños, con síntomas similares a los de la epilepsia.

   [390]. vesta: 'vestido', esto es, el pellejo y las plumas.

   [391]. gato: 'felino' (que se come los despojos del ave) y 'ladrón'.

   [392]. Juno...: el pavo real o pavón, que no el pavo común o de Indias (el animal se está pavoneando), se consagró a la diosa Juno.

   [393]. zampapal: zampapalo significa 'comilón', pero también «necio, bobo, o ignorante» (DA); aquí, sin embargo, equivale más bien a 'estómago, buche'.

   [394]. Una literaria y entretenida relación de las fiestas que se hacían al Marqués, así como un esbozo de los monumentos, industrias y peculiaridades de Valdepeñas, Santa Cruz de Mudela y el Viso años después, se encuentran en el Viaje a la Mancha, de José de Viera y Clavijo.

   [395]. Pirois y Flejón: Pirunte y Flegonte, nombres de dos de los cuatro caballos de la carroza del dios Sol, Helios.

   [396]. Impíreo: el Empíreo, el más alto de los círculos celestes, poblado (de ahí su nombre) por un fuego sutilísimo llamado éter.

   [397]. parasismos: forma más usada y vulgar de paroxismo.

   [398]. Arcadia...: Valdepeñas se halla cerca de bosques y de una fuente que se encuentra en el paraje conocido como Los Perales. Alude aquí tal vez al paisaje arcádico con que retrató Bernardo de Balbuena su tierra en la novela pastoril Siglo de oro en las selvas de Erifile (1608), que es en muchos aspectos una recreación de la Arcadia de Sannazaro.

   [399]. Febo y las nueve ... del Pindo: la mención de Apolo y las Musas ha de relacionarse con la existencia de actividad literaria, quizá en forma de pequeña academia, en la casa del Marqués de Santa Cruz en Valdepeñas.

   [400]. Este verso está repetido en el manuscrito.

   [401]. hijo perdido: el hijo pródigo (cf. Lucas XV, 11-32).

   [402]. Ya Góngora comparó al Marqués de Santa Cruz con el sol, en un famoso soneto que empieza «No en bronces, que caducan, mortal mano, / oh católico Sol de los Bazanes» (Sonetos completos, nº 4). La composición de Góngora demuestra que conocía el palacio del Viso al menos tan bien como Lope. Hay además una alusión concreta: como cuenta la Miscelánea de Zapata, el Marqués de Santa Cruz recibió el título de Grande de España porque el rey se compadeció de él al verlo estar sin sombrero al cruel sol del verano (se obtenía la grandeza cuando el monarca ordenaba a un noble cubrirse en su presencia); tras agradecérselo el Marqués, dijo el rey «por el sol, señor Marqués, por el sol». Las connotaciones referentes a la monarquía y la protección mutua entre vasallos y gobernantes son patentes en la estrofa de Praves.

   [403]. tantos ingenios lo han dicho: este pasaje puede interpretarse como confirmación de que hubo una especie de academia literaria en la corte marquesal de Valdepeñas (vid. nota a los vv. 17-20). Sin embargo, también puede tratarse del simple rechazo de Praves a dos imágenes (la del jazmín y la del armiño) demasiado manidas como figuración de la blancura.

   [404]. pasando ... plaza: 'haciendo las veces'.

   [405]. leji-vecinos: neologismo creado por composición a partir de términos antitéticos, en el que Praves sintetiza la queja, frecuente en él, de que el Marqués no va apenas al Viso.

   [406]. bostezos del abismo: 'toros', representados así por su negrura.

   [407]. tauri-Jove...: Júpiter se convirtió en toro para raptar a Europa y escapar a la vigilante observación de Hera, su hermana y esposa (Ovidio: Metamorfosis II, 836 ss.).

   [408]. ganados...: Apolo guardó bueyes durante un año como esclavo del rey Admeto, castigado por Zeus al haber matado a los Cíclopes; según otra versión, los guardó voluntariamente y le fueron robados por Hermes, dios de los ladrones, siendo aún éste un rapazuelo.

   [409]. Átropos: Átropo, la más terrible de las tres Moiras o Parcas, divinidades del destino, es la encargada de cortar el hilo de la vida humana.

   [410]. Vandalia: Andalucía.

   [411]. me salí fuera de mí: este desmayo parece ser el principio de la enfermedad que afectaba a Praves en el verano de 1711 (vid. I, 3-36; III; VI, 5-12 y 121-124; XXIX, 1-12 y 57-60), a pesar de que en enero de ese mismo año viajó a Valdepeñas para participar en las fiestas descritas en el poema XVIII. No podemos saber qué enfermedad padecía: ¿tal vez epilepsia? ¿Algún tipo de enfermedad nerviosa?

   [412]. escarpín: «Funda pequeña de lienzo blanco, con que se viste y cubre el pie, y se pone debaxo de la media o calza» (DA).

   [413]. Figueroa: se trata del brigadier de los ejércitos de Felipe V que se menciona más abajo.

   [414]. patín: 'petrel, ave palmípeda no muy grande, de color pardo negruzco, que vuela sobre el mar para coger huevos de peces, moluscos y crustáceos, de que se alimenta'.

   [415]. Alude probablemente al refrán «Que no puede ser, que está aquí el señor marqués», con que se indica que no se debe descubrir algo ni decir nada, porque alguien puede oírlo.

   [416]. Hamilton...: Edward Hamilton y Lord Stanhope llegaron el 8 de noviembre de 1710 a la conclusión de que no se debería saquear ni incendiar Madrid antes de abandonarla, para no indisponer a la población civil contra el Archiduque Carlos, opinión contraria a la de los alemanes y restantes aliados partidarios de destruir la ciudad. En su retirada, pues, de la villa y corte, marcharon a Toledo y la Mancha las tropas inglesas y, confirmando esa política que hemos visto en el Marqués de San Felipe (Comentarios de la Guerra de España, p. 211), Praves nos revela que los ingleses acceden a evitar el saqueo. El destino ulterior de los seis mil hombres de Hamilton sería Zaragoza.

   [417]. Esta pieza imita la estructura y el modelo de una silva de Agustín de Salazar: «Discurre el autor en el teatro de la vida humana, desde que amanece hasta que anochece, por las cuatro estaciones del día, no olvidando la fiera ingratitud de su amada Marica, a quien ofrece este tratado» (Cythara de Apolo, vol. I, pp. 67-104). Es una composición burlesca, a la manera de Lope, de la que Praves extrae algunos sintagmas y reminiscencias, contaminándola acaso con las décimas de la Vida de el cura de aldea, de Antonio Molina, Abad de Viana, editada en Madrid por Antonio Muñoz del Valle y reimpresa en Zaragoza por Joseph Fort a principios del siglo XVIII, buenas pruebas de su popularidad. Nuestro poeta logra personalizar absolutamente esos materiales.

   [418]. Nota marginal del autor: «Una figura de retórica que se llama trasportación.»

   [419]. infandum, regina, iubes renovare dolorem (Eneida II, 3). Se trata del principio de los famosos versos con que Eneas, instado por Dido («la reina [...] cartagense»), inicia el relato sobre la destrucción de Troya y su marcha hacia las tierras del Lacio a través del mar Mediterráneo, narración de penalidades que Praves utiliza como contrapunto cómico de su rutinaria vida, indicando además con ello que se encuentra desterrado para siempre.

   [420]. latido: 'ladrido', o bien 'ladrado', como participio de latir; en cualquiera de los dos casos, la construcción sintáctica es anómala, debido a la cortedad de los versos, que obliga a hacer contorsiones de este tipo.

   [421]. Cf. Salazar (Cythara de Apolo, vol. I, pp. 68-69): «Ya empezaban las voces y bullicios / [...] Entonces se escondieron las estrellas / debajo de los montes y los cerros, / sin osar, de la aurora a las centellas, / maullar los gatos ni ladrar los perros, / y al callar ellos, con canoro pico / al matutino albor cantaba el gallo / al compás del relincho del caballo / y al acorde rebuzno del borrico, / cuya música, siéndole importuna, / hizo apear del coche a doña Luna.»

   [422]. Alude al refrán «A quien madruga, Dios le ayuda».

   [423]. sastre...: el juego de palabras con sastre / de sastre / desastre está tan trillado, que no le es necesario a Praves ni referirlo explícitamente (cf. Maxime Chevalier: Quevedo y su tiempo, p. 52).

   [424]. lávome: en el manuscrito, «lávobe».

   [425]. Nota marginal del autor: «Calisto 3º primó [sic] a los clérigos el casarse.»

   [426]. Cf. A. Molina (Vida, p. V): «Si con mugeres hablamos, / perdemos, con compassón, / el Alma, y la estimación: / con que mirad, qué ganamos! / Si con ellas nos paramos, / temibles son las caídas, / porque ellas poco advertidas, / andan (por excusar dudas) / si de la ropa desnudas, / de las passiones vestidas.»

   [427]. Etonte y Flejón y Pirois...: los caballos del carro de Helios, el Sol, son cuatro, no tres como nombra Praves: Pirunte, Éoo, Aetón y Flegonte. Una expresión parecida se encuentra en Agustín de Salazar (Cythara de Apolo, vol. I, p. 70): «El alba, pues, mirando ya vacío / uno y otro horizonte / y que Pirois y Etonte, / dos caballos del Sol napolitanos, / venían abollando con las manos / del sosegado mar la tersa plata...»

   [428]. sin vientre: 'escaso'.

   [429]. machete: probablemente 'cabrito', según una de las acepciones de macho que da el DA: «En las Carnicerías se entiende por el macho de cabrío: y assí se dice, A tanto vale el macho.»

   [430]. Cf. A. Molina (Vida, p. V): «El término más galán / de su sociedad, es ver / si hay Sol, si quiere llover, / si hay poco, o si hay mucho pan: / y para todo esto están / con repetición que maja; / y es cierto que a mí me raxa, / el ver que aquestos Villanos, / aun quando parlan de granos, / quieran meter tanta paja.»

   [431]. siempre: el manuscrito dice «siende», palabra que parece fruto de asimilación por la proximidad de «duende» y «anda»; sólo hay que agregar un desliz disléxico (p es el mismo grafema que d, pero con orientación espacial distinta) para explicar el error de Praves por atracción, pues además la r es muy parecida a la e que sigue.

   [432]. Neptuno ... Tetis: dioses del mar en la mitología clásica. Decir que el Sol muere en la cuna se explica porque va a renacer otra vez.

   [433]. Ascálafo: fue transformado en búho por Démeter por delatar a Perséfone cuando quebró su ayuno en el Hades.

   [434]. Nictimene: violada por su padre, huyó al bosque, donde, compadecida, Atenea la transformó en una lechuza. La alusión al búho y a la lechuza se encuentra también en Salazar.

   [435]. Avicena: entrecomillamos Avicena para sugerir que, si bien se trata del famoso médico hispanomusulmán, aquí su nombre es sólo juego de palabras: cenar ave / avi cena. En latín, avi significa antepasados, a lo cual se refiere «inmortal hacerme»; sólo hay que añadir connotaciones eucarísticas, normales en un religioso, y surge clara la agudeza. Además, es preciso notar la alusión a conocidos refranes: «Más vale un no cena, que cien Avicenas» (DA), «Más vale no cena que Avicena», «Más mató la cena que sanó Avicena» (Correas).

   [436]. El sentido de la estrofa es 'salgo para charlar y caminar'. El refrán a que se refiere, corriente en la Mancha, es «La comida reposada, y la cena paseada» (Correas).

   [437]. el fruto en Minerva...: doble sentido. Minerva no tuvo nunca hijos porque quiso conservarse virgen, pero adoptó a Erictonio, que prohijó recogiéndolo para educarlo, después de que el rijoso Vulcano se arrimase a ella polucionando la tierra; a ello alude el conocido pasaje del anónimo acto de la Celestina en que dice Sempronio a Calisto se consuele, tras ser desamorado por Melibea, según el ejemplo de «Minerva con Vulcán», que en lectura de algunos es lectio difficilior por «el can». El sentido segundo es 'los estudios, los partos del entendimiento'.

   [438]. amor y desdenes: Eros disparaba dos tipos de flechas: las de oro provocaban deseo y las de plomo desdén.

   [439]. El hecho de incluir una lista de casos amorosos como la que sigue, es consecuencia de la imitación de Salazar, que hace una relación, aunque más corta, de grandes enamorados en la ficción: «Entonces yo, saltando de la cama, / (que duermen poco los enamorados / afligidos de pulgas y cuidados [...]) / ¿No quería Belerma a Durandarte? / ¿Dulcinea no amaba a don Quijote? / ¿Y la reina Ginebra a Lanzarote? / Y aunque no los iguale en bizarría, / ¿Angélica la bella no moría / por un alarbe, como fue Medoro? / [...] ¿Quieres, como Aretusa desdeñosa, / que por huir a Alfeo / (que Al feo huyes también, pues me aborreces) / verte mudada en fuente presurosa, / y lo que antes en carnes, mi deseo / busque después en peces?» (Cythara de Apolo, vol. I, pp. 70-72). Sin embargo, es de un romance de Sor Juana Inés de la Cruz de donde Praves toma la larga serie de nombres con que rellena sus versos y algunos otros detalles; se trata del titulado «A la misma excelentísima señora (la condesa de Galve), hallándola superior a cualquier elogio» (Lírica. Barcelona: Ediciones B, 1988, pp. 241-245): «[...] Y si no lo has por enojo, / después que estaba el caletre / cansado asaz de pensar / y de revolver papeles, / [...] no hallé en luces ni colores / comparación conveniente, / que con más de quince palmos / a tu hermosura viniese, / con ser que no perdoné / trasto que no revolviese / en la tienda de Timantes / ni en el obrador de Apeles. / Pues a los poetas, ¡cuánto / les revolví los afeites / con que hacen que una hermosura / dure aunque al tiempo le pese! / En Petrarca hallé una copia / de una Laura, o de una duende, / pues dicen que ser no tuvo / más del que en sus versos tiene. / Cubierta, como de polvo, / de griego, una copia breve / hallé de Elena, de Homero / olvidada en un retrete. / Pues de Virgilio el coturno / no dejó de enternecerse / con Elisa, en el quam lae- / -ti te genuere parentes. / A Proserpina, en Claudiano, / ni aun me dio gana de verle / la su condenada faz, / llena de hollines y peces. / De Lucrecia la Romana, / aquella beldad valiente / persuadiendo honor estaba / a las Matronas de allende. / Florinda vana decía / a los moros alquiceles: / tanto como España valgo, / pues toda por mí se pierde. / Lavinia estaba callada / dejando que allá se diesen / Turno y el pater Eneas, / y después: ¡Viva quien vence! / En Josefo Marïamne, / al ver que sin culpa muere, / dijo: Si me mata Herodes, / claro es que estoy inocente. / Angélica, en Arïosto, / andaba de hueste en hueste / alterando paladines / y descoronando reyes. / En Ovidio, como es / poeta de las mujeres, / hallé que al fin los pintares / eran como los quereres; / [...] A la rubia Galatea / junto a la cándida Tetis, / a la florida Pomona / y a la chamuscada Ceres; / a la gentil Aretusa / y a la música Canente, / a la encantadora Circe / y a la desdichada Heles; / a la adorada Coronis / y a la infelice Semele, / a la agraciada Calisto / y a la jactante Climene, [...] / a la desdeñosa Dafne, / a la infausta Nictimene, / a la ligera Atalanta / y a la celebrada Asterie; / y en fin, la Casa del Mundo, / que tantas pinturas tiene / de bellezas vividoras, / que están sin envejecerse, / cuya dura cama, el tiempo, / que todas las cosas muerde / con los bocados de siglos, / no les puede entrar el diente, / resolví, como ya digo, / sin que entre todas pudiese / hallar una que siquiera / en el vestido os semeje» (vv. 13-112). Es significativa la supresión que hace Praves del nombre y anécdota de Lavinia, ya que, en el contexto de la Guerra de Sucesión, las palabras de Sor Juana podían dar lugar a interpretaciones inconvenientes, rayanas en la subversión.

   [440]. en Petrarca ... Mariene: junto a la Laura del Canzoniere petrarquesco y a la Helena de la Iliada, alude a la desmesurada pasión de Herodes I el Grande por su esposa Mariamne, a la que finalmente mató, víctima de los celos. El suceso es narrado por Flavio Josefo en su Guerra de los judíos y destrucción del templo de Jerusalén (I, xvii), que es la obra citada por Praves, y constituye el asunto de El mayor monstruo, los celos, de Calderón, así como de La vida y muerte de Herodes, de Tirso de Molina, y de Herodes Ascalonita y la hermosa Marienna, de Cristóbal Lozano.

   [441]. en Virgilio, Elisa ... Ceres: Elisa es el nombre de la reina Dido de Cartago, viuda de Siqueo y amante del protagonista de la Eneida; prototipo del amor desdichado, los poetas italianos no la tuvieron en mucho, pero los españoles la reverenciaron polémicamente contra aquellos. En cuanto a Ceres, diosa romana de la agricultura, Praves la menciona para significar que lee las Geórgicas del Mantuano.

   [442]. Proserpina, en Claudio: se refiere a Claudiano y a su poema De raptu Proserpinae.

   [443]. Calisto: compañera cazadora de Ártemis; Zeus se unió a ella en la figura de la propia Ártemis, ya que Calisto rehuía a los hombres, y, según otras versiones, en la figura de Apolo. Descubierto su embarazo, fue transformada en osa y, tras matarla Ártemis, Zeus la convirtió en la constelación de la Osa Mayor (Ovidio: Metamorfosis II, 409 ss.).- Semele: fue otro de los amores de Zeus, que engendró en ella a Dioniso. Zeus le había prometido otorgarle lo que desease; ella, aconsejada por la vengativa Hera, pidió ver al dios en toda su gloria y murió carbonizada por sus rayos (ibíd. III, 259 ss.).

   [444]. Angélica [a] Ariosto: la historia de los amores de Angélica y Medoro se halla en el Orlando Furioso del poeta épico renacentista italiano Ludovico Ariosto.

   [445]. Pomona y Canente: Pomona, deidad romana que hace sazonar los frutos, esposa de Vertumno, tuvo una aventura con el rey Pico, esposo de Canente, una ninfa del Lacio que quedó convertida en canto por el dolor de haber perdido a su marido, transformado en pájaro por Circe (Ovidio: Metamorfosis XIV, 320 ss., y 623 ss.).- Galatea: la ninfa amante del pastor Acis, que murió aplastado con una roca por su rival Polifemo (ibíd. XIII, 750 ss.).- Circe: maga que residía en la isla de Ea; convertidos por ella en animales los compañeros de Ulises, éste no quiso holgarse con la maga, que se lo requería, hasta que no devolviera a los suyos a su ser normal. Una vez deshecho el encantamiento, Circe y Ulises se holgaron juntos y de sus amores nacieron varios hijos (Homero: Odisea X, 133-574; Ovidio: Metamorfosis XIV, 1-74 y 246-440).- Coronís: hija de Coroneo que fue transformada en corneja por Atenea para que pudiera escapar de Posidón, enamorado de ella (ibíd. II, 551 ss.).- Heles: Hele huyó del odio de su madrastra Ino en un carnero volador y cayó al mar, dando nombre al Helesponto.- Ío: fue transformada en novilla por Zeus (ibíd. I, 583 ss.; vid. nota a XVI, 3).- Dafne: la ninfa Dafne se metamorfoseó en laurel al ser perseguida por Apolo (ibíd. I, 452 ss.).- Climene: es la madre de Faetonte y las Helíades, cuyas lágrimas, al caer muerto su hermano al Ródano, fueron hechas ámbar (ibíd. I, 756 ss.).- Promne y Filomena: Filomela, hija del rey de Atenas Pandión, fue violada por Tereo, su cuñado; enterada Procne, hermana de Filomela (Praves confunde su nombre con el de Promne, la esposa de Búfago, el que acogió a Ificles), se vengó de su marido dándole a comer el cuerpo de su hijo Itis; Tereo, enfurecido, las persiguió con un hacha, pero los dioses se apiadaron de las dos hermanas y convirtieron a Filomela en golondrina y a Procne en ruiseñor (ibíd. VI, 426 ss.).- Clicie: Clitia, enamorada del Sol, que la desdeñó por el amor de Leucótoe, devino heliotropo para verle siempre (ibíd. IV, 206-270).- Cibele: diosa de origen asiático asociada a Rea, divinidad de la tierra, y a todas las «diosas madres». Amaba castamente a Atis, hermoso joven de Frigia, al cual impuso la condición de que se mantuviese virgen; él, sin embargo, rompió su voto con la ninfa Sagaritis, y Cibeles, enojada, derribó un árbol cuya vida estaba ligada a la de la ninfa y enloqueció a Atis, que se castró (Ovidio: Fastos IV, 223 ss.).- Medea: la maga que sedujo a Jasón (Ovidio: Metamorfosis VII, 1 ss.).- Siringa: hamadríade que, perseguida por Pan, se transformó en cañas que este aprovechó para fabricar el instrumento del mismo nombre (ibíd. I, 689 ss.).- Lucótoe: Leucótoe, rival de Clitia, por quien el Sol dejó a esta última; delatada por Clitia a su padre, este la encerró en una cueva hasta su muerte (ibíd. IV, 206-270).- Asterie: Asteria, amada por Zeus, se transformó en codorniz para rehuirle y se arrojó al mar, donde se convirtió en la isla que más tarde se llamaría Delos.- Fedra: hermana de Ariadna que se casó con Teseo, siendo éste rey de Atenas, a pesar de que ya tenía por esposa a la amazona Melanipa; en la boda hubo un ataque de las Amazonas. Fedra se enamoró de su hijastro Hipólito (ibíd. XV, 497 ss.) y ante la castidad de este enloqueció y se mató.- Ariadna: amante de Teseo, abandonada por éste en una isla, fue recogida por Dionisos (ibíd. VIII, 174 ss.).- Mirra: Esmirna, incestuosa madre de Adonis, se convirtió en el arbusto aromático del mismo nombre (ibíd. X, 345 ss.).- Nictimene: vid. nota al v. 124 (ibíd. II, 590 ss.).- Atalanta: Atalanta y su esposo Hipómenes fueron transformados en leones por haberse holgado juntos en un templo de Zeus durante una cacería (ibíd. VIII, 316 ss., y X, 560 ss.).- Aragne: Aracne fue convertida en araña por tratar de competir en destreza tejedora con Atenea (ibíd. VI, 5-145).- Aretusa: para evitar que Aretusa fuera seducida por el río Alfeo, Diana la convirtió en fuente (ibíd. V, 576 ss.).- Níobe: hija de Tántalo, que se envanecía de ser superior a Leto por su fecundidad, por lo cual fue castigada con la muerte de sus hijos o, en versión más reciente, siendo transformada en roca (ibíd. VI, 146 ss.).- Pocris: Procris murió por error de caza, lanceada por su propio marido Céfalo, a quien vigilaba celosa porque le habían dicho apagaba su ardor con una amante que no existía (ibíd. VII, 670 ss.).- Eco: ninfa que al morir se convirtió en una voz que repetía siempre lo último, triste al no ser correspondida (ibíd. III, 356 ss.).- Casandra: hija de Príamo, que puso como condición para ser amada por Apolo que este le diese el don de la profecía; después le rechazó, por lo que el dios la condenó a decir la verdad futura, pero sin ser creída jamás; aparece en la Odisea y en la Eneida.- Amaltea: en algunas versiones del mito se llama Amaltea a la cabra con cuya leche se crió Zeus en Creta, mientras que en otras se da ese nombre a la ninfa que se encargaba de criarlo. En cualquier caso, Praves se refiere al Cuerno de Amaltea o de la Abundancia, uno de los de la cabra que fue roto por Zeus mientras jugaba y que este regaló a la ninfa, con la promesa de que el cuerno se llenaría de los frutos que ella quisiera (Ovidio: Fastos V, 115); cf. Quevedo (Poesía original completa, nº 615, vv. 1-2): «A las bodas que hicieron Diego y Juana, / dio de su cuerno flores Amaltea...».- Escila, Caribdis: la primera, amada por Glauco, despertó los celos de Circe, quien la transformó de cintura abajo en perros rabiosos (Ovidio: Metamorfosis VII, 62 ss., y XIII, 900-XIV, 74) y la situó como monstruo marino en uno de los dos escollos del estrecho de Mesina; Caribdis fue tan voraz que Zeus la convirtió en el monstruo que custodia al anterior (ibíd. VII, 63).- Eurídice en Lete: dríade esposa de Orfeo, que murió por la picadura de una serpiente; su marido convenció con su música al rey infernal Hades para que se la devolviera, pero desobedeció la condición de no mirar atrás en su bajada a los infiernos y la perdió para siempre (ibíd. X, 1-64).

   [446]. Lucrecia: «Lucrecia es el primer modelo de castidad del pueblo romano. Su ánimo viril se encerró en un cuerpo de mujer por malhadado error del azar. Obligada a la fuerza por Sexto Tarquinio, hijo de Tarquino el Soberbio, a consentir en su brutal pasión, después de haber deplorado ante el consejo de familia con palabras llenas de indignación la injuria que con ella se había cometido, se suicidó haciendo uso de un puñal que llevaba oculto bajo sus vestidos. Esta muerte tan valerosa ofreció al pueblo romano la ocasión de cambiar el régimen monárquico por el consular» (Valerio Máximo: Hechos y dichos memorables VI, i, 1; traducción de Fdo. Martín Acera).

   [447]. Florinda...: «Éste fue el nombre de la hija del conde don Julián, ocasión de la destruición de España; y después los moros la pusieron por mal nombre Cava, que en su lengua arábiga vale muger mala de su cuerpo» (Covarrubias: Tesoro). El nombre empieza a divulgarse a partir de 1592; cf. Ramón Menéndez Pidal, et al. (eds.): Romancero tradicional de las lenguas hispánicas. Madrid: Seminario Menéndez Pidal-Gredos, 1957, t. I, p. 110, y José Fernández Montesinos (ed.): Romancerillos tardíos. Salamanca: Anaya, 1964, pp. 36-37.- alquiceres: capas con que vestían los musulmanes.

   [448]. Tomé Burguillos ... Juana: se refiere a la lavandera Juana, protagonista del cancionero humorístico-paródico del heterónimo de Lope de Vega, el Licenciado Tomé de Burguillos, en sus Rimas humanas y divinas (Madrid, 1634). Aquí, creemos, alude al soneto que empieza «Dormido, Manzanares discurría...» (Obras poéticas, p. 1343).

   [449]. El galán fantasma y La dama duende son dos comedias de Calderón de la Barca. Praves juega con el hecho de que, ni tiene edad para perseguir damas, ni se lo permite el ser sacerdote; por eso lo sueña como si fuese un galán fantasma que va detrás de una dama duende.

   [450]. Apeles...: fue el pintor que supo agradar a Alejandro Magno porque, sin ofender al rey revelándole su ojo defectuoso con un plano frontal, ni mentirle pintándole con ese ojo sano, le representó levemente de perfil, de manera que podía sospecharse ese defecto sin mostrarlo.

   [451]. Cf. A. Molina (Vida, p. III): «Ya que deseas saber / [...] quál sea la suerte homicida, / que nos trata de esta suerte; / para contemplar mi muerte, / atended por vuestra vida. / Es la Aldea, si lo acierto, / (y creo no voy errado) / un Desierto, que es poblado: / y un poblado que es Desierto: / es una vida a lo muerto, / que no acabo de entender...»

   [452]. Garcilaso y Aldana ya compararon la vida militar a apariencia de muerte, en cuanto espera. Aquí, sin embargo, existe tal vez el recuerdo implícito del Cid. Pero lo más probable es que evoque la leyenda del espectro conocido como “estantigua”.

   [453]. retrete: 'habitación del interior de la casa, reservada sólo a uso de su dueño'.

   [454]. Cf. A. Molina (Vida, pp. III-IV): «Qué ha de hacerse un pobre Cura, / donde no sabe qué hacerse? / Dirás, que él entretenerse, / puede? Sí, mas falta el modo, / y en esto no me acomodo, / que aquí todo es al rebés; / pues passar el tiempo es, / passarse un hombre del todo.»

   [455]. tacaño: «Astuto, pícaro, bellaco, y que engaña con sus ardides, y embustes» (DA).

   [456]. a que otro [o]s lo cuente: otra posible lectura de este verso es a que otros lo cuente[n].

   [457]. influyan: la influencia, en términos de astrología, es «la virtud y calidad de los Astros y cuerpos celestes, con que ocasionan varios efectos en los cuerpos sublunares, por medio de su luz y su calor» (DA).

   [458]. pies...: era seña de belleza en las mujeres tener un pie pequeño. Pedro de Quirós dedicó unas redondillas «Al breve hermoso pie de una dama», que empiezan: «Zagala, yo vi tu pie; / si digo lo que sentí, / en mí mucho fuego fue / la poca nieve que vi» (Poetas líricos de los siglos XVI y XVII. Ed. Adolfo de Castro. Madrid: Atlas, 1951, t. I, p. 423). Lope, a quien Praves leyó sobre todo en sus Rimas humanas y divinas, dedicó también a ese tema el soneto que empieza «Juanilla, por tus pies andan perdidos...» y censuró los grandes en «¿Quién eres, celemín? ¿Quién eres, fiera...?», del mismo libro. Salazar compuso también sonetos sobre el mismo asunto.

   [459]. Tirse: esta Tirse, que también aparece en XVII, 1, y en XXVII, 22, quizá sea la dama del palacio del Marqués en Valdepeñas llamada Teresa que se menciona en II, 10; en cualquier caso, parece encubrirse con el nombre poético a una persona real, ya que aquí se incluye a Tirse entre los miembros de la corte marquesal a los que Praves saluda.

   [460]. Melpomene: musa de la tragedia.

   [461]. leoneses: no debe de ser gentilicio, sino la denominación que Praves da a los que frecuentan la leonera del Marqués (vid. nota a I, 70).

   [462]. Arroyo: se trata del Padre Joseph Arroyo, con quien el cura del Viso ya tuvo sus dimes y diretes a causa de sus toscos modales (vid. VIII).

   [463]. gestíferos: parece un neologismo creado sobre la palabra pestífero, queriendo indicar que ambos son graciosos por los modales o gestos que tienen, si comen o beben, de la misma manera que pueden ser pestíferos el calvo trasero de la mona y las ideas que se le puedan ocurrir al atolondrado monje, de quien siente vergüenza ajena Praves por su mal comportamiento en la leonera (vid. VIII).

   [464]. toma de Denia: la toma de esta ciudad tenía una importancia simbólica para el bando proborbónico, ya que allí había sido coronado rey de España el Archiduque Carlos el 8 de agosto de 1705. Si hemos de creer al Marqués de San Felipe (Comentarios de la Guerra de España, pp. 145-146), el lugar fue gobernado cruelmente por D'Asfeld, quien había dirigido el sitio, que culminó con la capitulación de los aliados el 17 de noviembre de 1708.

   [465]. ermita de San Andrés: se trata de la que aún hoy se conserva, situada en Sierra Morena, a 15 kilómetros del Viso.

   [466]. serio-jocoso: en el manuscrito, «seria-jocoso».

   [467]. ochavos: 'moneda de cobre que equivalía a dos maravedíes'.

   [468]. calderillo: 'el cepillo para las limosnas', o bien 'el recipiente para el hisopo'.

   [469]. guantes: «el agasajo que se da al artífice después de acabada la obra, demás de lo ajustado» (DA).

   [470]. Chicharro: Gregorio Chicharro es uno de los dos sacristanes de Praves a los que hace intervenir en el soneto XV; el otro, llamado Salvador, aparecerá en el poema XXXVIII. No obstante, el supuesto apellido no deja de tener connotaciones burlescas: así, quizá se use chicharro en el sentido de 'pedazo seco y tostado de cualquier carne después de frito', aludiendo con ello a que el sacristán era moreno como un chicharrón; por otra parte, chicharro es también el «atún pequeño» (DA), de modo que es clara la intencionalidad humorística al aplicarle el adjetivo gran.

   [471]. santo: se entiende que es San Andrés, cuya festividad se celebra el 30 de noviembre.

   [472]. pepita: «una enfermedad que da a las gallinas en la lengua: y es un tumorcillo, que las embaraza y las enronquece, y no las dexa cacarear» (DA).

   [473]. algarabía: esta es la base del chiste de los vv. 41-44, ya que algarabía es 'la lengua de los árabes', de donde pasó a significar 'el mucho ruido que gran número de gente hace al hablar a la vez'.

   [474]. bajón: «Instrumento músico de boca, redondo y cóncavo, largo como de una vara, y gruesso como un brazo, con poca diferencia, en el qual hai diferentes agujeros por donde respira el aire, y con los dedos se forman las diferencias de la composición música, y sus tañidos. Tócase por la parte superior por una como cerbatana de metal torcida en arco hacia arriba, en cuya extremidad se encaxa una que llaman caña, la qual se mete entre los labios, y por ella se infunde el aire, o aliento. En la parte inferior tiene una como tapa de metal, que la guarnece, y en ella una como lengüeta que se mueve, y sirve para diversos puntos de la música. Díxose Baxón, porque imita el punto baxo, u octava baxa de la Música» (DA).

   [475]. chirimías: «Instrumento músico de madera encañonado a modo de trompeta, derecho, sin vuelta alguna, largo de tres quartas, con diez agujeros para el uso de los dedos [...]. En el extremo por donde se le introduce el aire con la boca, tiene una lengüeta de caña llamada pipa, para formar el sonido, y en la parte opuesta una boca mui ancha como de trompeta» (DA).

   [476]. Todo este pasaje (vv. 5-56) se inspira acaso en otro de la Vida de el cura de aldea, de Antonio Molina (p. IV): «Vamos a Missa: está bien; / pero advierta tu atención, / que acabamos la Oración, / sin haver quien diga Amén: / falta la Cera también; / la Gente empieza a dormir; / los Rapaces a gruñir; / y todo tanto a enfadar, / que antes de uno consagrar, / se llega ya a consumir. / Queremos luego entonar / un Responso; pero es cierto, / que con tal canto, aun al muerto / le quieren escalabrar; / y no sólo en el cantar / hay quien todo lo destruya, / levantando la voz suya, / sino que hay hombre también, / que por responder Amén, / suele decir: Alleluya. / [...] Unos cantan las Folías / por términos triplicados; / otros van descompassados, / y están por diversos modos, / aunque muy ufanos todos, / muy poco, o nada entonados.»

   [477]. cuchilla: el ministro de hacienda Orry había disuelto en 1704 la compañía de guardia real conocida como «la cuchilla», cuyos orígenes se remontaban a Carlos I. Quizá Praves conservaba el nombre porque fue este el regimiento causa de que se enemistasen el Conde de Villazor, padre de Manuela de Alagón (heredera del marquesado de Santa Cruz por falta de hijos del mecenas de Praves don Álvaro, su primo) y el Marqués de Laconi, encargados de la defensa de Cerdeña e irregularmente ascendidos a Grandes de España de tercera clase en perjuicio del de Villazor (cf. Vicente Bacallar: Comentarios de la Guerra de España, pp. 82 y 83).

   [478]. su: en el manuscrito, «sí».

   [479]. cuando está de aire: 'cuando quiere o está de humor para ello'.

   [480]. Lobo...: Eugenio Gerardo Lobo (1679-1750), literato y militar de Cuerva (Toledo), participó en la Guerra de Sucesión del lado de Felipe V y fue gobernador de Barcelona. Las conocidas décimas suyas que aquí se incluyen fueron publicadas en diversas ocasiones. En sus Obras poéticas (Pamplona: Joseph Ezquerro, 1724, pp. 192-198) aparecen bajo el epígrafe «Venerables instrucciones para ser en breve tiempo gran soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y uno y otro en æ diphtongo, sacadas del Libro de Memoriales del sargento mayor escrupuloso, recogidas por un aprendiz capitán novicio, practicadas por todo el mundo.» Muerto ya el poeta, vuelven a editarse, retocadas y corregidas, en Obras poéticas. Nueva edición, corregida, y aumentada con muchas Piezas pósthumas, en verso, y prosa, y obras inéditas de diversos Autores (Madrid: Miguel Escribano, 1769, t. I, pp. 155-158), esta vez con título reformado («Irónicas instrucciones para ser buen soldado en síncopa, gran oficial en abreviatura, y uno y otro en æ diphtongo, sacadas del Libro de Memorias de un sargento mayor escrupuloso y recogidas por un aprendiz capitán novicio») y con la siguiente nota: «Este papel se compuso a fin de refrenar algunos desórdenes introducidos por la confusión de los principios de la guerra; pero le hizo inútil el tiempo con la exactitud (nunca bien ponderada) y la disciplina de las tropas.» La versión que ofrece Praves está deturpada por incorrecciones menores de transcripción, como podrá observarse por el cotejo que realizamos con las dos ediciones comentadas, cuya mención abreviamos como P (Pamplona, 1724) y M (Madrid, 1769). El mismo asunto de las décimas transcritas por Praves lo trató Gerardo Lobo en el soneto «Receta, para ser en pocos días gran soldado» (Obras poéticas. Pamplona, 1724, p. 224):

 

                                                   Mucho galón, y un blondo peluquín,

                                                un latiguillo, y bota a lo dragón,

                                                ir al Prado en caballo muy trotón,

                                                y llevar a la mano otro rocín;

                                                   decir: «¿No entiende, Eugenio, lo del Rin?»,

                                                mirar muy de falsete un escuadrón,

                                                y en todo caso vaya en la ocasión,

                                                primero que a las balas, al butín;

                                                   ser siempre de contrario parecer,

                                                de todos los que mandan, decir mal,

                                                y después ir con ellos a comer;

                                                   pretender, y quejarse de fatal;

                                                que con estas lecciones podrá ser

                                                en un mes un gallina general.

 

   La relación entre Lobo y los Bazán nos la testimonia este otro soneto «A la muerte del Marqués de Santa Cruz, insigne varón en armas y letras» (Obras poéticas. Madrid, 1769, t. II, p. 238):

 

                                                   Venció la suerte de su mano armada;

                                                ¿quién habrá que escapársele presuma?

                                                Venció la suerte, y con presteza suma

                                                la vida al mejor héroe robó, osada.

                                                   Mas no importa, que vive eternizada

                                                en láminas que el tiempo no consuma;

                                                una, que se labró buril su pluma;

                                                otras, que desbastó cincel su espada.

                                                   A despecho del tiempo sus victorias,

                                                a pesar del olvido sus trofeos,

                                                firmes son instrumentos de su gloria.

                                                   De su espada y su pluma altos empleos

                                                duran, más que en el bronce, en las memorias;

                                                duran, más que en el jaspe, en los deseos.

 

   [481]. San Gabriel: en P y M, «San Miguel».

   [482]. dijese: en P y M, «dijere».

   [483]. prest: pre o prest es un galicismo con que se denotaba el «socorro diario que se da a los soldados para su mantenimiento» (DA, que aporta como ejemplo estos mismos versos de Gerardo Lobo).

   [484]. del prest le faltare: en P y M, «del pré le faltase».

   [485]. boleta: «cedulilla que se da oy a los soldados quando entran en un lugar, para que vayan a alojarse a la casa destinada por la Justicia» (DA).

   [486]. entienda: en P y M, «entiende».

   [487]. Si va a paja, ya se sabe: en P, «Si va por paja, ya se sabe»; en M, «si va por paja, ya sabe».

   [488]. el que traiga: en P y M, «que se traiga».

   [489]. grande: en P y M, «un grande».

   [490]. La copia de Praves omite la siguiente estrofa, recogida por P y M:

 

                                                                   Dirija a toda heredad

                                                                la ejecución de su intento;

                                                                que Adán en su testamento (en P, «el testamento»)

                                                                le ha dejado la mitad;

                                                                con esta seguridad

                                                                agoste, vendimie, pode,

                                                                sin que nadie le incomode;

                                                                que ya el hurto no es pecado,

                                                                después que se ha bautizado

                                                                en la pila del Merode.

 

   [491]. más temprano: en P y M, «muy temprano».

   [492]. y no le cause salud: en P y M, «y haga daño a la salud».

   [493]. la potencia: en el manuscrito, «el sentido»; adoptamos la lección de P y M.

   [494]. una corona: en P y M, «la corona».

   [495]. como él se gane: en P y M, «si él consiguiere».

   [496]. con autoridad: en P y M, «por autoridad».

   [497]. voto de reata: «El voto que se da sin conocimiento ni reflexión: y sólo por seguir el dictamen de otro» (DA, que cita este mismo pasaje de Lobo como ejemplo).

   [498]. gasé: en P,, «gaché»; en M, «gagé». Se trata de un préstamo ocasional del francés gager (aquí con el significado de 'empeñar'), de la misma raíz que gage, del que procede nuestro gaje.

   [499]. quitarle: en P y M, «quitar».

   [500]. o desvelo: en P y M, «ni desvelo».

   [501]. Virgilio: en P, «o Virgilio»; en M, «y Virgilio».

   [502]. a: en P y M, «en».

   [503]. lo que añaden los cuitados: en P, «lo que añaden los cuidados»; en M, «lo que añadan los cuitados».

   [504]. tengan los soldados: en P y M, «tenga a los soldados».

   [505]. a persona: en el manuscrito, «o persona»; adoptamos la lección de P y M.

   [506]. responda: en P y M, «respondan».

   [507]. se: el manuscrito lo omite; lo restituimos de P y M.

   [508]. ajústele: en P y M, «ajústelo».

   [509]. Absuelva: en P, «Absuelvo».

   [510]. cuatrines: el cuatrín ('moneda española antigua de poco valor') fue de uso tan generalizado que en plural pasó a significar indistintamente 'dineros'.

   [511]. pedir: en P y M, «sacar».

   [512]. completas: en segundo sentido, 'última parte del oficio divino, con que se terminan las horas canónicas del día'.- pase: en P y M, «pese».- maitines: 'la primera de dichas horas, que se reza antes de amanecer'.

   [513]. Advierta: en el manuscrito, «Adviertan»; seguimos la lección de P y M.

   [514]. por ciento: P lo omite.

   [515]. no: P lo omite.

   [516]. que: en P y M, «quien».

   [517]. han tomado: en P y M, «ha tomado».

   [518]. y luego: en P y M, «después».

   [519]. tendrá: en P, «vendrá».

   [520]. y: P y M lo omiten.

   [521]. término: en P y M, «términos».

   [522]. de antuvión: locución adverbial que significa 'repentinamente'. Aquí se tiene en cuenta la frase hecha jugar de antuvión, esto es, 'adelantarse o ganar por la mano al que viene a hacer algún daño'.

   [523]. límites: en P, «límetes».

   [524]. manos: en el manuscrito, «malos»; adoptamos la lección de P y M.

   [525]. La respuesta adopta un estilo legal. Por otra parte, Praves, al decir sus ironías como «general vicario», vuelve a insinuar su crítica a la excesiva tolerancia de los vicarios castrenses, como había hecho en XIV, 144.

   [526]. general vicario ... capellán mayor: el capellán mayor de los ejércitos tenía categoría de vicario general, y era un cargo eclesiástico codiciadísimo.

   [527]. lo: en el manuscrito, «los».

   [528]. padres: los padres del yermo o de Tebaida, los eremitas, con fama de vida muy austera (vid. nota a IX, 17).

   [529]. Rayo de Andalucía y genízaro de España: existenn dos partes de la misma obra, acaso la más celebre del centenar largo que escribió el ingenio granadino Álvaro Cubillo de Aragón (1596?-1661). Así es, cual demuestra el hecho de que J. Pérez de Montalbán, en la memoria sobre los que escribían comedias en Castilla del Para todos (1636), tan denostado por Quevedo, ejemplifique sólo con ellas el testimonio de su fama. El tema es la venganza del bastardo Mudarra contra los asesinos de sus hermanastros, los siete infantes de Lara. No hay edición moderna de la obra, aunque las recoje El enano de las musas (Madrid, 1654), miscelánea donde acumuló lo mejor de su producción; allí el título original está invertido (los títulos dobles se ofrecían para posibilitar el reestreno de la obra como si fuese nueva). También hay un manuscrito anónimo que poseyó la biblioteca de Osuna (cf. C. A. de La Barrera y Leirado: Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español, desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII. Madrid: Rivadeneyra, 1860 [Ed. facs.- Madrid: Gredos, 1969]).

   [530]. Esta loa se inspira en la que Salazar escribió para su comedia Elegir al enemigo, con motivo del tercer cumpleaños del que sería Carlos II (Cythara de Apolo, vol. II, pp. 1-8). La pieza se inicia con un discurso «al alimón», según la técnica calderoniana, y al poco penetran los mismos cuatro personajes alegóricos que protagonizan la de Praves. Al final, el Invierno exclama: «Porque lo esencial / que en este festejo falta / consiste en mí» (p. 7), pie forzado que se constituye en el tema de toda la pieza, de modo que podemos asertar de pleno que la loa de Salazar es el hipotexto de la de Praves.

   [531]. Otoño: en el manuscrito, «Otono».

   [532]. En la sala del espléndido palacio del Viso conocida como «de las Cuatro Estaciones», pueden verse representados alegóricamente estos personajes (cf. Juan del Campo Muñoz: Breve historia del Palacio de Viso del Marqués, pp. 44-45).

   [533]. Esta distribución del parlamento «al alimón» fue uno de los recursos característicos del teatro calderoniano.

   [534]. Tal vez se hace eco Praves en este verso del refrán «Un grano no hinche granero, mas ayuda a su compañero» (Correas).

   [535]. No queda marcado como acotación este verso, que además porta rima y, unido a las tres últimas palabras del Otoño, forma un octosílabo perfecto. Por otro lado, se supone que los personajes se están escuchando entre ellos, de modo que no pueden «entrar», ya que están en escena. El Ivierno anuncia, pues, en tercera persona su propia intervención, pero también alude a la fecha de representación de la loa.

   [536]. lis: la flor de lis, el emblema nobiliario de los Borbones.

   [537]. príncipe ... Luisa Gabriela...: el futuro y malogrado Luis I de España (1707-1724) y Luisa Gabriela, su madre, la primera esposa de Felipe V.

   [538]. Es este un ejemplo tardío de plurilingüismo poético, en el que Praves, consciente de que se halla al cabo de una tradición muy explotada, realiza un esfuerzo innovador. Piruetas semejantes a la suya ya se habían hecho: sin ir más lejos, el propio Lope incluye en sus Rimas, además de un soneto de invención propia en latín, portugués, italiano y castellano (el 195), otro en las mismas cuatro lenguas (el 112) que presenta la particularidad de que cada verso está extraído de un autor conocido. Praves, rizando el rizo, compone un soneto que a más de políglota es acróstico, y no contento con ello, nos proporciona acto seguido la traducción del mismo también en la forma de soneto. Una visión del fenómeno del poliglotismo desde la propia literatura áurea nos la proporciona Luis Alfonso de Carvallo: Cisne de Apolo. Ed. Alberto Porqueras Mayo. Madrid: C.S.I.C., 1958, vol. I, pp. 278-282; para un resumen de la cuestión en el ámbito hispánico y hasta el Siglo de Oro, cf. Elvezio Canonica-de Rochemonteix: El poliglotismo en el teatro de Lope de Vega. Kassel: Reichenberger, 1991, pp. 11-30 y 527-535; en cuanto a los sonetos citados de Lope, cf. Otto Jörder: Die Formen des Sonetts bei Lope de Vega. Halle (Saale): Max Niemeyer, 1936, pp. 262-267.

   [539]. toma de Alcoy: la rendición de la ciudad alicantina por las tropas borbónicas al mando del Conde Daniel Mahony, tuvo lugar el 9 de enero de 1708.

   [540]. pagano: una de las bazas propagandísticas del bando borbónico en la Guerra de Sucesión era acusar al pretendiente austriaco de haberse aliado con dos países protestantes (Inglaterra y Holanda).

   [541]. Trino ... Paterno: apelativos referidos a Dios.

   [542]. CRUZ Santa: se utiliza en el doble sentido de 'símbolo del cristianismo' y 'título nobiliario' del destinatario del soneto. El manuscrito registra con mayúsculas las palabras «BAZÁN» y «CRUZ», peculiaridad gráfica que respetamos en la transcripción.

   [543]. La ortografía de Praves difiere, lógicamente, de la normativa hoy en las lenguas que emplea; asimismo, comete algunos errores de carácter lingüístico. A continuación damos la versión actualizada de aquellos versos no castellanos que lo requieren:

 

                                                Martis horrentia dumque Martem cano,

                                                Ao perigo o primeiro, e não pequeno

                                                ...

                                                E a folha, o aspeito tão sereno,

                                                Spoglie inesorrabil non è meno

                                                ...<

                                                Lealdade, devoção do culto adorno

                                                ...

                                                Sendo a CRUZ Santa de quem treme inferno,

                                                Oh, più che tutti, senza notte giorno!

 

   [544]. pequeno: forma gallego-portuguesa cuya única finalidad es mantener la rima.

   [545]. Constituyen el motivo central de la dedicatoria las alegorías de las Cuatro Edades y la del Año, sacadas, y prácticamente traducidas, de la Iconología, de Cesare Ripa, que también sirve de modelo a Praves para seleccionar los pasajes de Ovidio, Petrarca y Virgilio que hace corresponder a cada una de dichas alegorías, con la salvedad de que Ripa cita las Metamorfosis a través de la traducción italiana de Anguillara, mientras que Praves se ha preocupado de transcribir el texto latino y ha efectuado una selección distinta del mismo. No es casual la presencia de la Iconología en este poeta de finales del siglo XVII y principios del XVIII, puesto que esta es la época en que los artistas españoles comienzan a imitar más asidua y fielmente los modelos iconográficos de Ripa, si bien no eran desconocidos en la España del XVII.

   [546]. Nota marginal del autor:

«Ovid. lib. 1º, Met. Aurea prima sata est etas, quae vindice

nullo, sponte sua, sine lege fidem rectumque colebat.

 

            Tradución.

 

                                                                   Era del Oro la Edad

                                                                tan sencilla, clara y pura,

                                                                que toda humana criatura

                                                                ignoró vicio y maldad.»

 

   La cita procede de Ovidio: Metamorfosis I, 89-90 (Aurea prima sata est aetas, quae vindice nullo, / sponte sua, sine lege fidem rectumque colebat).

   [547]. Nota marginal del autor:

«Ovid. lib. 1º, Met. subitque argentea proles, auro deterior.

 

            Tradución.

 

                                                                   Siguióse la Edad de Plata,

                                                                a la del Oro inferior,

                                                                donde ya el hombre traidor

                                                                de envidia se muere y mata.»

 

   La fuente es Ovidio: Metamorfosis I, 114-115 (subiit argentea proles, / auro deterior).

   [548]. Nota marginal del autor:

«Ovid. lib. 1º, Met. Tertia post illa sucesit aenea

proles, sevior ingenetis et ad orrida promtior.

 

            Tradución.

 

                                                                   La del Cobre sucedió

                                                                armera, infeliz, fatal,

                                                                pues que todo racional

                                                                Marte le sacrificó.»

 

   La cita exacta es Ovidio: Metamorfosis I, 125-126 (Tertia post illam successit aenea proles, / saevior ingeniis et ad horrida promptior arma).

   [549]. Nota marginal del autor:

«Ovid. lib. 1º, Met. De duro est ultima ferro.

 

            Tradución.

 

                                                                   La de Yerro, que dura aún,

                                                                es la que provaleció,

                                                                pues a los hombres privó

                                                                de aquel derecho común.»

 

   La procedencia de la cita es Ovidio: Metamorfosis I, 127.

   La expresión «derecho común», utilizada en la redondilla, parece equivaler a 'derecho natural', es decir, «el que la naturaleza o Dios mismo enseñó a los hombres como preceptos o reglas de honestidad, por el qual nos diferenciamos de los brutos irracionales, a quienes no conviene, por estar fundado en razón natural, cuyos exemplos son la Religión y Culto de Dios nuestro Señor, el amor a los padres y a la Patria, estar a las palabras, cumplir las promessas, no defraudar al próximo en contratos o comercios» (DA); Praves se hace eco del final del fragmento ovidiano con que Ripa (Iconología, t. I, p. 303) acompaña su exposición sobre la Edad de Hierro (Che per ostar in parte a tanti mali / S'introdusser le leggi, e i tribunali), pero no alude directamente a la creación de las leyes y los tribunales, sino a la causa que lo provoca, es decir, a la transgresión de los principios del derecho natural («pues a los hombres privó / de aquel derecho común»).

   El fraude pintado en el escudo de la Edad de Hierro se simboliza mediante «una sirena, y junto a ella diversas armas, enseñas, tambores, trompas y objetos semejantes», o bien con «un hombre de honorable aspecto, cuyo cuerpo ha de ser de serpiente, todo dispuesto con varias manchas y colores» (Ripa: Iconología, t. I, p. 303).

   [550]. Nota marginal del autor:

«Petrarca en el Triunfo del tiempo.

che volan l'hore, i guiorni, gl'anni e i mesi.

 

            Tradución.

 

Vuelan las horas, días, meses y años.

 

Virg. Geórg. 2ª. fronde nemus. Agricolis labor actus in

orbem, atque in se sua per vestigia volvitur annus.

 

            Tradución.

 

                                                                   Da círculos por el orbe

                                                                del labrador el trabajo,

                                                                así como por sus huellas

                                                                vuelve, si se pasa, el año.»

 

   Las citas proceden de Petrarca: Triunfo del Tiempo, v. 76 (che volan l'ore e' giorni e gli anni e' mesi), y de Virgilio: Geórgicas II, 401-402 (fronde nemus. Redit agricolis labor actus in orbem, / atque in se sua per vestigia volvitur annus).

   [551]. Nota marginal del autor:

                                                «Ps. 149. eexaltabit mansuetos in salutem.

                                                Prov. 3. mansuetis Deus dabit gratiam.

                                                Ecles. Beati mites.

                                                Math. 5. quia mitis sum.

 

            Tradución.

 

                                                                   Exalta a los apacibles

                                                                y a los mansuetos da gracia,

                                                                y que poseerán la tierra

                                                                dice Dios por su palabra.»

 

   Procedencia de las citas: Salmos CXLIX, 4; Proverbios III, 34 (mansuetis dabit gratiam); Mateo V, 4; Mateo XI, 29.

   [552]. Nota marginal del autor:

                                «Eccles. 3. Pone tesaurum in preceptis Altisimi.

                                Dan. 4. pecata tua elemosinis redime.

                                Tob 12. qui faciunt elemosinam saturabuntur vita.

 

            Tradución.

 

                                                                   Da al pobre, pon tu tesoro

                                                                en los preceptos del Alto:

                                                                te saciarás de vivir,

                                                                redimirás tu pecado.»

 

   Procedencia de las citas: Eclesiástico XXIX, 14 (Pone thesaurum tuum in praeceptis Altissimi); Daniel IV, 24 (peccata tua eleemosynis redime); en cuanto a la última (qui faciunt eleemosynam saturabuntur vita), no hay coincidencia literal con ningún pasaje bíblico, aunque se expresan ideas similares en Tobías IV, 7; IV, 11; IX, 9; y XII, 9.

   [553]. Nota marginal del autor:

                «Ovid. lib. 12, Metam. Fama tenet summaque domun sibi legit in arce.

                Virg. lib. 7º, Enei., v. 275. set circun late volitans iam Fama per urbes.

                Valerio Flaco, lib. 5º. Fama per extremos quin iam volat inproba manes.

                Virg. lib. 8º. Ex templo Libie magnas id Fama per urbes.

 

            Tradución.

 

                                                                   Alcázar, reinos, ciudades

                                                                vuelan trompas de la fama,

                                                                hasta en el templo de Libia,

                                                                hasta en los manes de casa.»

 

   Las citas proceden de Ovidio: Metamorfosis XII, 43 (Fama tenet summaque domum sibi legit in arce); Virgilio: Eneida VII, 104 (sed circum late volitans iam Fama per urbes); Valerio Flaco: Argonáutica V, 82; Virgilio: Eneida IV, 173 (Extemplo Libyae magnas it Fama per urbes).

   [554]. Edad de Yerro...: aparte de la habitual concepción del presente como Edad de Hierro, se evidencia aquí una clara alusión a la Guerra de Sucesión.

   [555]. Nota marginal del autor:

                                «Levit. 19. Iuste iudica proximo tuo.

                                Ps. 2. Constitue, Domine, legislatorem super eum.

                                Exod. 23. Insontem et iustum no occides.

 

            Tradución.

 

                                                                   No mates al simple y justo

                                                                y a tu prójimo le juzga

                                                                justamente, porque Dios

                                                                a legislador se ajusta.»

 

   Procedencia de las citas: Levítico XIX, 15; Salmos IX, 21 (Constitue, Domine, legislatorem super eos); Éxodo XXIII, 7 (Insontem et iustum non occides).

   [556]. Sexto Pompeyo: se trata de Sexto Pompeyo Festo, gramático latino del siglo II ó III, autor de un glosario titulado De significatione verborum, que es un resumen de la obra homónima de M. Verrio Flaco.

   [557]. los antiguos romanos ... contaban los años: la anécdota no está tomada directamente de la fuente que se cita, es decir, de Festo, sino que de nuevo traduce el cura del Viso a Cesare Ripa, que la refiere a propósito de la alegoría del Año: «Escribe Festo Pompeyo que los antiguos Romanos hincaban todos los años un clavo en los muros de sus templos, y por el número de estos clavos contaban los años» (Iconología, t. I, p. 108). La extraña traducción de Praves se debe a que, dejándose llevar por la similitud de significantes, interpreta el vocablo italiano chiodo ('clavo') como codo. Parece obvio, por tanto, que nuestro poeta se sirvió de un ejemplar italiano de la obra de Ripa, la cual no había sido traducida aún al castellano.

   [558]. toma de Alicante: el asedio de Alicante por el general borbónico D'Asfeld había comenzado el 1 de diciembre de 1708, y aunque la ciudad se rindió el 7 del mismo mes, el gobernador inglés, comandante general Richards, resistió en el castillo hasta el 19 de abril del año siguiente.

   [559]. Estos celebró mi tosco numen...: parece deducirse de esta enumeración de años que Praves entró al servicio del Marqués de Santa Cruz en 1707.

   [560]. Homero ... Virgilio: sobre el primero, vid. nota a I, 90; en cuanto a la mención de Virgilio, se trata de un lapsus evidente de Praves, o bien del copista, si es que no lo era el propio poeta, puesto que fue Ovidio y no el Mantuano quien sufrió destierro, y así se expresa en I, 97-98.

   [561]. Nota marginal del autor:

«Cantores et poete semper miserrime bibunt.

 

            Tradución.

 

                                                                   El cantar y poetizar

                                                                son tan desgraciadas cienc[i]as,

                                                                que como de aire se forman,

                                                                es fuerza se desvanezcan.»

   [562]. tal estilo: se refiere al estilo jocoserio que se anuncia en el epígrafe del romance.

   [563]. vuestro palacio: ha de tratarse del que el Marqués de Santa Cruz tenía en Valdepeñas, ya que precisamente en este romance Praves se queja de su ausencia del Viso.

   [564]. nos venís como nacido: «Phrase con que se explica la aptitud, o propriedad de alguna cosa para el fin que se desea» (DA).

   [565]. nacisteis para todos: la formulación de la frase evoca los refranes «No nació el pollo para sí solo», «No nació nadie para sí solo» o «No nacistes para vos solo; otro para vos, y vos para otro» (Correas).

   [566]. beneficios: debe de usarse aquí en la acepción de «encargo, empleo y ocupación» (DA).

   [567]. círculo propicio del año: el formado por los signos zodiacales. Desde el v. 46 hasta el 56, el juego conceptista se basa en términos de astrología, comunes en este tipo de encomios; vid. además la nota a XVIII, 53-56.

   [568]. corrido: se juega con el doble sentido de 'avergonzarse' y 'correr'.

   [569]. no hace impresión: 'no deja huella', si bien Praves, a juzgar por el contexto, parece pensar más concretamente en el significado astrológico de impresión: «la calidad de qualquier cuerpo astral o elemental que se passa y se comunica a otros, produciendo en ellos algún efecto, o causando alguna alteración» (DA).

   [570]. domináis: también tiene un sentido especializado en astrología, en la que astro dominante es aquel «que domina en ciertos días, en ciertas horas, y en ciertas casas de la figura celeste» (DA).

   [571]. influjo: nuevamente hay que tener en cuenta su sentido astrológico (vid. nota a XX, 264).

   [572]. precisivo: 'preciso, necesario, inevitable'.

   [573]. el pajarillo...: el ave Fénix (vid. nota a V, 35).

   [574]. enfático: el emphasis como tropo de pensamiento consiste en «la expresión indirecta de un contenido conceptual más exacto mediante la comunicación de un pensamiento inexacto y, aparentemente, innocuo», es decir, expresa «una realidad amplia mediante un signum conceptual-lingüístico delator [...] que, mirado superficialmente, parece insignificante, [pero que] es para el oyente atento la expresión infalible de una realidad más amplia» (H. Lausberg: Manual de retórica literaria. Madrid: Gredos, 1966-1969, § 905).

   [575]. Quizá «el caso» de que se habla aquí sea autobiográfico y esté relacionado con lo que se dice en XXXIX, 49-52.

   [576]. Aganipe: fuente de Beocia consagrada a las Musas, también llamada Helicona por estar situada al pie del monte Helicón, residencia de aquellas; es fama que sus aguas proporcionaban fecundidad.

   [577]. bronce ... lámina ... buriles: materia prima y útiles del grabador, empleados metafóricamente aquí para la elaboración del topos humilitatis.

   [578]. crisis: «Juicio que se hace sobre alguna cosa, en fuerza de lo que se ha observado y reconocido acerca de ella» (DA).

   [579]. encartóse a los envites: 'se escabulló a los requerimientos de la mujer', igual que el encartado lo hace con respecto a los de la justicia; como explica Covarrubias (Tesoro, s.v. encartar), «encartado es el que se ha ausentado y no pareciendo en juyzio ha sido llamado por pregones y condenado en rebeldía». Se trata, además, de una terminología propia de los juegos de naipes.

   [580]. Proserpina: aunque se trata de la diosa romana de los infiernos, la invocación que ocupa los vv. 33-52 va dirigida en realidad a Diana; para la identificación de ambas divinidades, vid. nota a IX, 72.

   [581]. Coronados eccatombes: la hecatombe entre los antiguos consistía en el sacrificio de cien reses; por ello, el adjetivo coronados significa aquí 'con cuernos', sentido figurado del vocablo, común en la literatura burlesca por su similitud con cuerno, cornudo, etc.

   [582]. sabea aroma: los perfumes eran uno de los productos por que era conocido el pueblo sabeo, situado en la Arabia Feliz, hoy Yemen; así lo refleja el texto bíblico en los regalos que Salomón recibe de la reina de Saba (3 Reyes X, 10).

   [583]. Eróstrato...: el pastor Eróstrato, deseoso de alcanzar la celebridad mediante alguna acción notable, incendió el templo de Artemisa (la Diana a la que se invoca en este romance) en Éfeso, la noche en que nació Alejandro Magno.

   [584]. marido de cera: Praves hace alusión a los exvotos que se cuelgan en las iglesias y que suelen representar la parte del cuerpo del oferente que ha sanado.

   [585]. Corniquiqui: se ha de relacionar esta palabra con cornicabra, que figuradamente significa «el torpe y ruin consentimiento de galán o marido» (DA).

   [586]. abriles: abril era entre los antiguos el mes consagrado a Venus; la renuncia a celebrar «abriles» está en consonancia con los ruegos a Diana, que encarna la castidad.

   [587]. Circe: aplicando a la «doña Tirse» del romance el nombre de Circe, Praves la califica como bruja y lasciva (vid. nota a XX, 167).

   [588]. Ulises: esta mención del héroe homérico supone una valoración negativa del mismo, que arranca de la literatura antigua; así, Píndaro lo describe como embustero y la tragedia griega nos presenta habitualmente un Ulises intrigante y ambicioso.

   [589]. estrecho ... Escila ... Caribdis: continúa Praves manejando personajes y situaciones de la Odisea; en este caso se trata del paso de Ulises («el griego» del v. 59) por el estrecho de Mesina entre los monstruos Escila y Caribdis (vid. nota a XX, 183; Odisea XII, 73 ss.).

   [590]. comió la fruta lotos: expresión tomada del proverbio latino lotum gustavit, que según explica Covarrubias (Tesoro), se aplica a «los que saliendo de su patria se olvidan della y de sus deudos y amigos, por vivir en otra de más contento para ellos». El proverbio tiene su origen en un pasaje de la Odisea (IX, 82-104), en el que se narra cómo, habiendo llegado Ulises a la tierra de los lotófagos, algunos de sus compañeros renunciaban a regresar a Ítaca, seducidos por el sabor del loto, que hacía perder la memoria.

   [591]. libre: en este segundo caso, 'disoluta, deshonesta'.

   [592]. Apagáronse las teas ... los quicios rechinen: señales desfavorables para el matrimonio, según la superstición ya aludida en V, 13-14.

   [593]. como otra Elisa ... de Anquises: 'como Eneas abandonó a Dido' (cf. Eneida IV).

   [594]. cenizas: en el manuscrito, «cenices», error que parece provocado por la rima.

   [595]. irse: 'hacer aguas mayores involuntariamente', debido al miedo («pánico terror»).

   [596]. non est ira super iram mulieris (Eclesiástico XXV, 23).

   [597]. Menalipe: Melanipa o Antíope es el nombre de la amazona casada con Teseo y madre de Hipólito; cuando su esposo la repudió para casarse con Fedra, Melanipa organizó, como venganza, un ataque de las Amazonas contra el Ática el mismo día de la boda, en el que murió.

   [598]. Alcides: sobrenombre que se da a Heracles como nieto de Alceo.

   [599]. especies ... viriles: la hostia consagrada, que se guarda, para su exposición en la custodia, en el viril, una cajita de cristal con cerco dorado.

   [600]. Plutón: sobrenombre de Hades, dios de los infiernos.

   [601]. Radamanto y Minos: hijos de Zeus y de Europa, adoptados por el rey cretense Asterión, a quien Minos sucedió; después de morir, ambos hermanos pasaron a ser, junto con Éaco, jueces de los infiernos.

   [602]. Además de la mención del mito, hay probablemente una alusión a la frase proverbializada Latet anguis in herba (Virgilio: Bucólicas III, 93), con que se avisa de algún peligro oculto.

   [603]. Architipo: 'Arquetipo', que en teología significa 'tipo soberano y eterno que sirve de ejemplar y modelo al entendimiento y a la voluntad de los hombres'; en este caso, Cristo.

   [604]. año: en el manuscrito, «ano».

   [605]. La configuración métrica de esta copla, así como la de las cuatro con que se remata la loa, responde a su utilización para la danza: el ritmo dactílico predominante y la rima aguda se adecúan bien al fraseo propio del minué; por otra parte, los versos decasílabo y de arte mayor, combinados entre sí o con otro tipo de metro, se utilizan frecuentemente durante el Siglo de Oro en letras de bailes (cf. NAVARRO TOMÁS, Métrica española, pp. 278, 280, 281, etc.).

   [606]. tapada de medio ojo: 'no enteramente descubierta'.

   [607]. registro: «persona curiosa, y que se entretiene en averiguar y registrar lo que passa» (DA). Se juega con el verbo registrar («Mirar con cuidado y diligencia alguna cosa», DA) del v. 5.

   [608]. El refrán, empleado más de una vez por Praves, estaba muy difundido; aparte de servir de título para El vergonzoso en palacio, de Tirso, lo registran Fernando de Rojas (La Celestina, auto VII, cena 3ª: «al hombre vergonçoso el diablo le traxo a palacio»), Correas («Al mozo vergonzoso, el diablo lo llevó a Palacio») y Sebastián Mey (Fabulario. Ed. Carmen Bravo-Villasante. Madrid: Fundación Universitaria Española, 1975, p. 127: «En combite y palacio es mal seruido / el hombre vergonçoso y encogido»). El DA, que también lo incluye («Al hombre vergonzoso el diablo le llevó a Palacio»), lo explica en estos términos: «advierte que se necessita de mucho despejo y abertura de genio, para tratar y conversar en los Palacios, por la gente de autoridad y calidad que assiste en ellos; o que no sabe alguno aprovecharse dél para lo que pudiera conseguir.»

   [609]. bullicio: «lo mismo que inquietud y desasossiego» (DA); aquí, 'inquietud causada por el natural curioso del personaje'.

   [610]. minué: el DRAE no registra esta voz hasta 1817 (cf. DCECH s.v. menguar).

   [611]. la otra: la anterior loa del mismo Praves, editada en este volumen.

   [612]. aquel que allá en Almagro...: parece tratarse de datos de la vida de Carlos de Praves.

   [613]. El Buen Gusto soy ... lamentaba España: en esta serie de pareados, que rompe la secuencia del romance, quizá se aluda a las importantes derrotas del ejército austracista en Brihuega y Villaviciosa, ocurridas en diciembre de 1710, que supusieron la expulsión de Castilla del ejército aliado, o más bien a la rendición de Gerona por el Duque de Noailles, el día 25 de enero de 1711, que destaca entre otras victorias borbónicas obtenidas a principios de ese año por haber hecho posible la sumisión del Ampurdán; la segunda de las posibilidades es la más segura, si se tiene en cuenta la indicación temporal («el mes pasado»), referida inequívocamente a enero, ya que el Miércoles de Ceniza del año 1711 cayó en 18 de febrero. Para poner de relieve el feliz suceso, Praves se sirve, además de la variación métrica y de la pomposidad de la silva de pareados, del hipérbaton; el sentido de los vv. 100-106 viene a ser el siguiente: 'Soy el Buen Gusto, y pues el mes pasado fue el triunfo celebrado sobre la enemiga saña que no sin causa lamentaba España, cuya fama y gloria serán en memoria eterna de Felipe V'.

   [614]. hidra...: uno de los trabajos de Heracles fue el de matar a la hidra de Lerna, serpiente de varias cabezas de aliento mortífero y sangre venenosa. Esta mención del bando austriaco puede basarse en la comparación entre la hidra y el águila bicéfala­, pero también en que eran varios los aliados que luchaban contra Felipe V.

   [615]. [regocijo]: en el mmanuscrito, los vv. 113-117 son puestos en boca de La Ociosidad, seguramente por una simple omisión, ya que parece obvia la atribución de los mismos a El Regocijo. En medio de la oración pronunciada por El Buen Gusto que comienza en el v. 112 y termina en el 124, La Ociosidad y La Curiosidad participan alternadamente con el aparte «¡Buen gusto!»; puede conjeturarse, pues, que para guardar el paralelismo, Praves tuviera la intención de que El Regocijo y El Placer también intervinieran de forma alterna. Por otra parte, el contenido de esos vv. 113-117 se corresponde más exactamente con el concepto de regocijo que con el de ociosidad.

   [616]. Correas registra dos refranes similares: «Comer y holgar, y ansarinos guardar» y «Come y güelga, y tendrás vida buena».

   [617]. Los Esforcias de Milán: la comedia se debe a Antonio Martínez de Meneses, nacido en 1608 y del que se ignora la fecha de su muerte, autor, que sepamos, de algo más de una veintena de obras dramáticas, algunas de ellas escritas en colaboración con otros (cf. La Barrera: Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español, pp. 237-238).

   [618]. Palinuro: el piloto de la nave de Eneas.

   [619]. de Perseo su escudo: para no quedar petrificado por la mirada de Medusa, Perseo hubo de decapitarla mirándola, no directamente, sino a través de un escudo de bronce bruñido como un espejo, que le había proporcionado Atenea.

   [620]. aquel Bazán generoso: sin duda se trata del más ilustre miembro de la estirpe, D. Álvaro de Bazán, el Mozo, primer Marqués de Santa Cruz.

   [621]. Salén: Salem, abreviación de Jerusalén utilizada en varios lugares de la Biblia hebrea (cf. Génesis XIV, 18; Judit IV, 4; y Salmos LXXVI, 3).

   [622]. ciento y cuarenta lustros: existe en el palacio de los Marqueses de Santa Cruz en el Viso un salón denominado «del linaje», en cuyos frescos se representa a los antepasados de la familia; una escena alusiva al primero de ellos ocupa el centro del techo y va acompañada de la siguiente inscripción: «AÑO DE DCCC.LXXXII. ALONSO GONÇALEZ DE BASTAN CON MARAVILLOSA OSADIA Y VALOR LIBRO DE PODER DE LOS FRANCESES A SV REY DE NAVARRA DON SANCHO AVARCA TERCERO A CVYA CAVSA LE MANDO DEJAR SVS ARMAS Y TOMAR LAS DEL TABLERO DE DAMAS». El hecho se encuentra recogido en diversas obras genealógicas y heráldicas (cf. Navascués: Coronas heráldicas, pp. 18-20). El cómputo de «ciento y cuarenta lustros» de antigüedad que hace Praves se basa, desde luego, en la misma fecha que da la inscripción, es decir, el 882: desde este año hasta el momento en que muere el primer Marqués de Santa Cruz (el «Bazán generoso» a que se refieren los vv. 161-170), transcurren efectivamente poco más de ciento cuarenta lustros.

   [623]. profundo: en el manuscrito, «profunto», error sin duda, provocado por la repetición en la palabra anterior del grupo fónico -nt-.

   [624]. Al igual que en otros lugares de la loa (vv. 1-4, 100-106 y 195-210), el asunto panegírico viene expresado en este intrincado parlamento de El Buen Gusto mediante un lenguaje cultista. Aquí el encomio se elabora a partir del tópico de las armas (vv. 137-152) y las letras (vv. 153-176); el Marqués de Santa Cruz, diestro en ambos campos, lo es, no por arte, sino por la noble naturaleza de su estirpe (vv. 141-144 y 157-170).

   [625]. desde luego: 'desde ya mismo', 'al punto'.

   [626]. el acaso o el ocurso: 'la casualidad o el encuentro intencionado'.

   [627]. Nuevamente recurre Praves al tópico de las armas y las letras (vid. nota a los vv. 137-176), ahora representadas por las divinidades grecolatinas correspondientes: Marte («Numen guerrero», «Marte triunfante») y Apolo («délfico dios», «luciente planeta»).

   [628]. sin nieve ni chocolate: para comprender el significado de esta frase es preciso remitir al poema I, vv. 26-27 y 47-52, donde se queja de la falta de garapiña y de bollos para tomar el chocolate. Las circunstancias expresadas en este romance (enfermedad de Praves, sangrías, la falta de nieve y chocolate) coinciden con las que se dan en el poema I, fechado el cuatro de julio de 1711; tambien el romance que ahora nos ocupa lleva fecha de cuatro de julio, aunque sin especificar el año, pero hemos de suponer, precisamente por esa similitud de circunstancias, que se trata del mismo 1711.

   [629]. sar[r]acinos y aliatares: la expresión del malestar en estos términos se relaciona con el vocablo sarracina ('pelea entre muchos, confusa y tumultuaria', por alusión al griterío característico de los sarracenos en la lucha); para aliatares, vid. nota a XII, 18.

   [630]. me estrañase: 'rehusase'.

   [631]. dispare: 'disparate'.

   [632]. pues que comió los pollos, cómalos con sus agraces: 'que essté a las duras y a las maduras', 'que se conforme con las consecuencias'. Correas registra un refrán relacionado con este: «Más vale vaca en paz que pollos con agraz» (con la misma forma lo recoge Covarrubias: Tesoro, s.v. vaca; en el DA, «Más vale carnero en paz, que no pollos con agraz»); Correas lo explica así: «Sabido es que el pollo está propiamente guisado con agraz, mas por su acedo se toma por molestia y pesadumbre.»

   [633]. cuando fui a Manzanares: a este viaje se alude en VI, 97-100.

   [634]. me olvidé de los bofes: los bofes o pulmones, como llenos únicamente de aire, vienen aquí a significar lo hinchado y presuntuoso del personaje de que Praves habla; la frase ha de interpretarse, pues, como 'me olvidé de su categoría, que es vana, como de aire'.

   [635]. En los vv. 21-56 parece que Praves toca de nuevo uno de los asuntos recurrentes de sus Obras: su enemistad con el mayordomo del Conde cuyo favor pierde nuestro poeta (vid. I, 45-56). Por tanto, el «palacio» y el «magnate» mencionados, respectivamente, en los vv. 35 y 38, no están referidos al Marqués de Santa Cruz, sino a dicho Conde.

   [636]. encomiendas: 'saludos'.

   [637]. el julio cuatro: por las razones expuestas anteriormente (vid. nota a los vv. 21-56), parece tratarse del cuatro de julio de 1711.

   [638]. El mismo asunto de este romance inspira a Praves la profecía del poema IX.

   [639]. la estación ardiente ... en rayos abrasadores: el estío, en el que Febo o Apolo («el gran hijo de Jove» o Júpiter), es decir, el Sol, pasa cerca de las constelaciones llamadas Can mayor y Can menor.

   [640]. el numen Delfos ... oro en pensiones: se refiere ahora a la cosecha del cereal («oro» «de Ceres») dorado por el Sol («el numen Delfos», Febo o Apolo), mediante el trabajo («en pensiones») con las hoces («instrumentos estivales»).

   [641]. Filomena ... troncos del bosque: alude Praves a los cantos del ruiseñor (cuyo trasunto mitológico es Procne), que anida en los bosques, y a los de la golondrina (representada por Filomela), que instala su nido en los aleros de los edificios; vid. nota a XX, 171.

   [642]. Pomone: Pomona (vid. nota a XX, 166).

   [643]. árbol de Jove: la encina era el árbol consagrado por los antiguos a Júpiter (vid. IX, 181-216).

   [644]. Átropos ... Cibele: el sentido de la frase es 'apenas el árbol, una vez cortado (de ahí la mención de Átropos, la Parca que corta el hilo de la vida), cayó en tierra (representada por Cibeles)'; quizá se quiera recordar además la leyenda de Atis (vid. nota a XX, 172).

   [645]. aún no bien ... movió el carro Faetonte: 'apenas había amanecido'; también hay una alusión al carro que transportaba la leña, del que se habla en IX, 221-224 y 229. Faetonte era hijo de Febo (el Sol); empeñado en conducir el carro de este, se desvió del camino habitual y estuvo a punto de provocar una debacle universal; para evitarlo, Zeus lo fulminó, precipitándolo en el Erídano.

   [646]. de bronce: ser de bronce equivale a ser «inflexibles, duros de corazón, y poco apacibles en su genio y condición» (DA).

   [647]. Este sermón debe de ser parodia del que el Padre Escarcha había predicado en el Viso con escaso acierto; así parece indicarlo tanto la exposición de motivos con que empieza, como su estructura ternaria (vid. lo que se dice del sermón de Escarcha en XII y XXXII).

   [648]. papel del Padre Escarcha: se trata del recibido por Praves el 20 de diciembre y cuya contestación es la obra en prosa que sigue a este sermón en el manuscrito (vid. XXXII). Excepto Juan Lucas Castellanos, los otros asistentes a la tertulia que aquí se describe ya han aparecido en composiciones anteriores.

   [649]. angelus Domini apparuit in somnis Ioseph, dicens: Surge, et accipe puerum, et matrem eius (Mateo II, 13).

   [650]. Ícaro ... Dédalo: encerrados en el laberinto de Creta por Minos, Dédalo ideó unas alas con las que escapar, que fijó con cera en sus hombros y en los de su hijo Ícaro; este, entusiasmado con la idea de volar, ascendió tanto que el Sol derritió la cera y provocó su caída en el mar.

   [651]. Cani autem sunt sensus hominis (Sabiduría IV, 8).

   [652]. medio tutissimus ibis (Ovidio: Metamorfosis II, 137); el pasaje de Las Metamorfosis al que pertenecen estas palabras es el correspondiente a Faetonte, no a Ícaro; Sebastián de Covarrubias las emplea como mote de uno de sus Emblemas morales (centuria III, emblema 246).

   [653]. Nota marginal del autor: «Ps. 131 v. 15.» La cita procede de Salmos CXXXI, 14 (Haec requies mea in saeculum saeculi; hic habitabo, quoniam elegi eam).

   [654]. Et unde hoc mihi ut veniat mater Domini mei ad me? (Lucas I, 43).

   [655]. A, a, a, Domine Deus, ecce nescio loqui, quia puer ego sum (Jereemías I, 6).

   [656]. vir pollutus labiis (Isaías VI, 5).

   [657]. Innocens manibus et mundo corde (Salmo XXIII, 4).

   [658]. divertidos: 'distraídos'.

   [659]. Exiit qui seminat, seminare semen suum (Lucas VIII, 5).

   [660]. simencera: 'semencera o sementera'.

   [661]. Quot capita, tot sententiae, Quot capita, tot sensus, o Quot homines, tot sententiae (Terencio: Formión II, 454), es lugar común «muy trillado», en palabras de Sebastián de Covarrubias, que lo recoge como mote en sus Emblemas morales (centuria I, emblema 74). En efecto, la tradición del proverbio es antigua y fecunda; sirva como ejemplo destacado el prólogo de El Conde Lucanor, donde es soporte de la argumentación.

   [662]. alentando: literalmente significa 'cobrando aliento', si bien el sentido del párrafo requiere tener en cuenta la acepción del verbo en su forma transitiva, es decir, 'infundir ánimo', ya que si cobra aliento, es gracias a la «pía [a]fección» y «benignidad piadosa» de su auditorio.

   [663]. [a]fección: 'afecto, apego'.

   [664]. el primero: el primer «clase», es decir, el eclesiástico; el género gramatical de primero parece indicar que Praves utiliza la palabra clase como masculina, de modo que no hay error de copia en el sintagma «los tres clases», que aparecía anteriormente.

   [665]. Flores apparuerunt in terra nostra (Cantar de los Cantares II, 12).

   [666]. lilium convallium. Sicut lilium inter spinas (Canttar de los Cantares II, 1-2).

   [667]. plantatio rosae in Iericho (Eclesiástico XXIV, 18).

   [668]. capitulares: 'miembros del cabildo o ayuntamiento' y, como tales, integrantes del estamento político.

   [669]. Clodoveo ... Clotilde: Clodoveo I, rey de los francos entre el 481 y el 511, instado por su esposa Clotilde a abrazar el Cristianismo, hizo voto de convertirse si vencía a los germanos que habían invadido la Galia; tras obtener en el año 496 la victoria en la batalla de Tolbiac, recibió el bautismo el día de Navidad de ese mismo año, junto con una hermana suya y tres mil guerreros francos. Las fuentes que narran el milagro al que se refiere Praves son, según indica Juan Horozco y Covarrubias (Emblemas morales, libro I, cap. XIII), la Vida de Clodoveo, de Roberto Guaguino, y el De re Gallica, del obispo Arboricense.

   [670]. Luises...: debe de ser ésta la alusión encubierta a D. Luis de Valdivia, anunciada en los «Motivos para predicar este sermón».

   [671]. ecce Magi ab oriente venerunt (Mateo II, 1).

   [672]. In auro ... dominicam sepulturam: desconocemos la procedencia exacta de la cita, probablemente tomada por Praves de algún repertorio; la simbología que se atribuye en ella a las palabras de Mateo II, 11 (et apertis thesauris suis obtulerunt ei munera, aurum, thus, et myrrham) es común en la tradición cristiana: la formulan, entre otros, S. León el Grande (Sermones XXXI, ii; XXXIV, iii; XXXVI, i), Alcuino (De Divinis Officiis Liber, cap. V, donde además se recoge un verso de Juvenco sobre el mismo tema), Rábano Mauro (Homilia VII), S. Pedro Damiano (Sermones I), Maximino Ariano (Sermones II), y pseudo-Teófilo (Commentarius in Quattuor Evangelia, 2).

   [673]. Ave gratia plena (Lucas I, 28).

   [674]. Nota marginal del autor: «Mateo cap. 2º.»

   [675]. Nota marginal del autor: «Aquí hice una cortesía muy profunda a toda cosa viva de mi auditorio.»

   [676]. Iustitia et pax osculatae sunt (Salmos LXXXIV, 11).

   [677]. el Profeta Rey: el rey David. El salmo aquí citado es obra, según el texto bíblico, de los hijos de Coré; el hecho de que, por lo común, se atribuya el Salterio genéricamente a David, por su celebridad y por pertenecerle la mayor parte de los salmos, debió provocar el lapsus de Praves, que al igual que en otras ocasiones, descuida la exactitud de los datos.

   [678]. provincias y reino saguntino y bético: nuevamente se alude a la Guerra de Sucesión; aunque hemos optado por conservarla, la lección del manuscrito parece errónea y donde dice «saguntino y bético» debería decir «saguntino ibérico» o «saguntino e ibérico», ya que, en primer lugar, Andalucía («reino [...] bético») no se destacó precisamente como zona rebelde a Felipe V, y, por otra parte, no es propio llamarla reino, puesto que era considerada parte del de Castilla; además, en otro lugar, Praves se refiere como Iberio al territorio levantado contra el Borbón (vid. XXIV, 5).

   [679]. Nota marginal del autor: «Psalmo 131 v. 17.» En realidad se trata del v. 9 de ese mismo salmo; la confusión pudo deberse a que el v. 16 reza: Sacerdotes eius induam salutari, etc.

   [680]. el Penitente Rey: de nuevo se trata de David, que hizo penitencia al enfermar su primer hijo con Betsabé; el niño no sobrevivió, como consecuencia del castigo de Yahveh por haber precipitado David la muerte de Urías, tras seducir a Betsabé, mujer de este (2 Samuel XI-XII).

   [681]. Nota marginal del autor: «Génesis.» La cita procede de Génesis I, 26 (Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram).

   [682]. damaceno campo: una de las opiniones que se han defendido a lo largo de la historia acerca de la ubicación del Paraíso terrenal, lo sitúa en las cercanías de Damasco, en Siria.

   [683]. et inspiravit in faciem eius spiraculum vitae (Génesis II, 7).

   [684]. Vos estis sal terrae (Mateo V, 13).

   [685]. Mateo V, 14.

   [686]. Melior est sapientia quam arma bellica (Eclesiastés IX, 18).

   [687]. Iustitiae Domini rectae, laetificantes corda (Salmmos XVIII, 9).

   [688]. Nota marginal del autor: «S. Juan en el Apoc. c. 4º.» Los textos bíblicos a que se refiere esta nota y en los que se basan los tres puntos del sermón de Praves, pertenecen al capítulo XIV del Apocalipsis, no al IV:

                Primer punto.- Et vidi: et ecce Agnus stabat supra montem Sion, et cum eo centum quadraginta quatuor millia, habentes nomen eius, et nomen Patris eius scriptum in frontibus suis (Apocalipsis XIV, 1).

                Segundo punto.- Hi sunt, qui cum mulieribus non sunt coinquinati: virgines enim sunt (Apocalipsis XIV, 4).

                Tercer punto.- et in ore eorum non est inventum mendacium (Apocalipsis XIV, 5).

   [689]. 144 mil niños...: Praves interpreta muy libremente el pasaje del Apocalipsis, donde no se dice que los ciento cuarenta y cuatro mil fueran niños: se trata de los fieles del Cordero, marcados en la frente con el nombre del Cordero mismo y con el del Padre, es decir, con el de Dios.

   [690]. sinderís: puede tratarse de un simple error de copia, pero también de una deformación vulgar de sindéresis ('discreción, capacidad natural para juzgar rectamente'), similar a la que se produce cuando se pronuncia paralís en lugar de parálisis; ante la duda, conservo la forma registrada por el manuscrito.

   [691]. 4 Reyes II, 12.

   [692]. Elías ... Eliseo ... Betel...: cf. 4 Reyes II, 11-25.

   [693]. Nolite tangere christos meos, et in prophetis meis nolite malignari (Salmos CIV, 15).

   [694]. Señor: en el manuscrito, «Senor».

   [695]. enseñanza: en el manuscrito, «ensenanza».

   [696]. Sara ... Isac ... Abraam ... Ismael ... Agar...: la fuente bíblica de este episodio es Génesis XXI, 1-14; sin embargo, los motivos de la expulsión de Agar e Ismael, tal como los plantea Praves, no se atienen a la letra del Génesis, sino que más bien parecen tomados de una exposición de la Biblia o de una historia sagrada. Así, del discurso directo de Abraham y de la respuesta de Sara no hay rastro en el texto bíblico, como tampoco de los «idolillos» de Agar.

   [697]. plagas a Faraón...: cf. Éxodo, VII-XII.

   [698]. quidquid pecasti: Praves se refiere a las últimas palabras de la oración que el sacerdote pronuncia mientras administra la extremaunción, y cuya fórmula abreviada es: Per istam sanctam unctionem indulgeat tibi Dominus, quidquid delinquisti. Amen.

   [699]. que de: en el manuscrito, «de que».

   [700]. corazón: en el manuscrito, «corozón».

   [701]. puñal: en el manuscrito, «punal».

   [702]. Amón ... Tamar...: cf. 2 Samuel XIII, 1-29.

   [703]. Absalón ... David ... Joab...: cf. 2 Samuel XV-XVIII.

   [704]. de celebro: 'de cabeza'.

   [705]. Elí ... Samuell...: cf. 1 Samuel II-IV.

   [706]. Libro Tercero de los Reyes: la cita es incorrecta, puesto que el episodio referido a continuación pertenece en realidad al capítulo tercero del apócrifo Libro Tercero de Esdras, o Primero en la versión de los Setenta.

   [707]. Fortius est vinum (3 Esdras III, 10).

   [708]. al: en el manuscrito, «el».

   [709]. 3 Esdras III, 11.

   [710]. 3 Esdras III, 12.

   [711]. camaleones de su semblante: Praves calca el v. 54 de la Epístola moral a Fabio («augur de los semblantes del privado»). El camaleón es símbolo de la adulación (cf. Alciato: Emblemas, LIII).

   [712]. mil: corregimos la lección del manuscrito, que registra la cifra romana «D».

   [713]. Salmos CXV, 11.

   [714]. Gracián (El Criticón II, crisi 10) recoge un cuentecillo similar: «Venía otra madre en busca de la honestidad para una hija, y contóla lo que le sucedió a la culebra madre con la culebrilla su hija, que, viéndola andar torcida, la riñó mucho y mandó que caminasse derecha: 'Madre mía, respondió ella, enseñadme vos a proceder, veamos cómo camináis'; probóse, y viendo que andaba muy más torcida: 'En verdad, madre, la dixo, que si las mías son vueltas, que las vuestras son revueltas'.»

   [715]. macollas: aunque su recto significado es 'conjunto de vástagos, flores o espigas que nacen de un mismo pie', aquí macolla se emplea en lugar de gavilla.

   [716]. Fera pessima devoravit eum (Génesis XXXVII, 20).

   [717]. Abyssus abyssum invocat (Salmos XLI, 8).

   [718]. silicio: 'cilicio'.

   [719]. Jacob ... Joseph...: cf. Génesis XXXVII-L.

   [720]. partidarios: el manuscrito registra la forma anómala «partidiarios».

   [721]. Moisés ... Josué y Caleb: cf. Números XIII-XIV.

   [722]. Unde ememus panes, ut manducent hi? (Juan VI, 5).

   [723]. Cristo ... Felipe...: cf. Juan VI, 1-15.

   [724]. adbitrista: el arbitrismo, blanco habitual de la sátira de oficios en el Barroco, prolifera notablemente durante el siglo XVII, debido al estado de decadencia política, económica y social que padece España. El interés de los arbitristas se centra en la situación económica, que analizan y a la que intentan dar solución en sus escritos, aunque no pocas veces caen en el ridículo. Cabe citar como arbitristas destacados a Miguel Caxa de Leruela, Martín González de Cellorigo, Francisco Martínez de Mata o Sancho de Moncada. Cf. Jean Vilar: Literatura y economía: La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro. Madrid: Ed. Revista de Occidente, 1973.

   [725]. le dan para los valimientos: 'dan el arbitrio para obtener el favor o protección de alguno'.

   [726]. Filipe y campo...: introduce aquí Praves la alusión velada a Felipe del Campo que había anunciado en la exposición de los motivos de su sermón.

   [727]. ad quam nos [perducat Dominus Noster Iesus Christus], fórmula usualmente empleada como éxplicit en la oratoria sacra.

   [728]. Omnia sub correctione Sanctae Romanae Ecclesiae, fórmulaa censoria.

   [729]. Guardián: 'prelado ordinario de los conventos franciscanos'.

   [730]. A este suceso dedica Praves el poema XII.

   [731]. Nota marginal del autor:

                                                «Prov. 1º. Usquequo [im]prudentes odibunt scientiam?

                                                Esdras 7. Inperitos docete libere.

                                                Eccles. 33. Sapiens non odit mandata.»

   Procedencia de las citas: Proverbios I, 22 (Usquequo, parvuli, diligitis infantiam, et stulti ea quae sibi sunt noxia cupient, et imprudentes odibunt scientiam?); 1 Esdras VII, 25; Eclesiástico XXXIII, 1.

   [732]. De forma indirecta se alude al proverbio latino Quot capita, tot sententiae, utilizado como mote en uno de los Emblemas morales de Sebastián de Covarrubias; lo hacemos notar nuevamente porque en ese mismo emblema se sirve el erudito toledano, al igual que Praves unas líneas más arriba, del valor simbólico de la hidra para representar al vulgo:

 

                                                                «emblema 74.

 

                                   Horrendo monstruo, bestia prodigiosa,

                                Es la comunidad, y ayuntamiento,

                                De la bárbara gente reboltosa,

                                Sin orden, sin razón, ni entendimiento,

                                Propone mucho, y no resuelue cosa,

                                Ay, sobre vn caso, pareceres ciento,

                                Cada qual tiene voto diferente,

                                O Canceruero, o hidra pestilente.

 

Recebido está en prouerbio llamar bestia de muchas cabeças, al ayuntamiento donde ay diuersos pareceres. No entran en esta cuenta las juntas de los sabios, ni los acuerdos de los consejeros, ni tampoco se deuría presumir de los cabildos ecclesiásticos, sino de otras comunidades de seglares ignorantes, y mal disciplinadas.»

   [733]. Nota marginal del autor:

                                                «Senec. in Hercule furente act. 1 v. 19. Hidra conbusto perit veneno.

                                                Dificile est pplacere multis.

                                                Infinitus est numerus stultorum.»

   [734]. viduas honora, quae vere viduae sunt (1 Timoteo V, 3).

   [735]. Nota marginal del autor:

                                                «Ps. 72, v. 9.. Posuerunt in celum os suum, et

                                                                lingua sua transibit in terra.

                                                Momo satisfacere, Prov.

                                                Eccequiel 1. Domus Isrrael nolunt audire te, quia nolunt audire me.

                                                Deut. 13. Audientes discant, et custodiant.»

   El texto correcto de Salmos LXXII, 9 es Posuerunt in caelum os suum, et lingua eorum transivit in terra; Momo satisfacere no procede de los Proverbios; por lo demás, los dos últimos pasajes pertenecen, respectivamente, a Ezequiel III, 7 (domus autem Israel nolunt audire te, quia nolunt audire me) y a Deuteronomio XXXI, 12 (audientes discant, et timeant Dominum Deum vestrum, et custodiant).

   [736]. enfáticos anxiomas: 'enigmas'; axioma «equivale a sentencia» (DA); para el significado de énfasis, vid. nota a XXVII, epígrafe.

   [737]. problemáticas empresas: 'emblemas'; vid. en XXXI el ejemplo de los emblemas presentados a Darío.

   [738]. pariedades: 'paridades, símiles'; se trata, naturalmente, de las enseñanzas transmitidas mediante parábolas por Cristo.

   [739]. Nota marginal del autor:

                                                «Infirmaturr quis in vobis?

                                                Ecech. 18. Anima quae pecaverit, ipsa morietur.

                                                Induratum est cor Pharaonis.

                                                Bos cognobiit posesorem sum. Vos autem. Isaías.

                                                Palam locutus sum vobis.

                                                Aperiam in parabolis os meum.»

   Procedencia de las citas: Santiago V, 14; Ezequiel XVIII, 4 ó 20 (anima quae peccaverit, ipsa morietur); Éxodo VII, 22; Isaías I, 3 (Cognovit bos possessorem suum, et asinus praesepe domini sui; Israel autem me non cognovit); Juan XVIII, 20 (palam locutus sum mundo); Salmos LXXVII, 2.

   [740]. triunfos concedidos...: tras las victorias borbónicas de Brihuega y Villaviciosa en diciembre de 1710, el desarrollo de la guerra fue favorable para Felipe V, que sometió a Aragón y fue progresivamente reduciendo a Cataluña.

   [741]. Ergo iam non estis hospites (Efesios II, 19).

   [742]. Sobrii estote (1 Pedro V, 8).

   [743]. nos debemus pro fratribus animas ponere (1 Juan III, 16).

   [744]. practicado: en el manuscrito, «practicato».

   [745]. Nota marginal del autor:

                                                «Ecles. 9. Melior est sapientia quam arma velica.

                                                Job. Ne detraas regen in cogitatione tua.

                                                Deut. 23. Quando egresus fueris adversus hostes tuos

                                                                in pugnam, custodite ab omni malo.»

   Procedenccia de las citas: Eclesiastés IX, 18 (Melior est sapientia quam arma bellica); Eclesiastés X, 20 (In cogitatione tua regi ne detrahas); Deuteronomio XXIII, 9 (Quando egressus fueris adversus hostes tuos in pugnam, custodies te ab omni re mala).

   El comportamiento de las abejas es aducido a menudo como símbolo y modelo de la conducta humana (vid. ejemplos en Covarrubias: Tesoro), y entre otras cosas, simbolizan la obediencia de los pueblos a sus monarcas; transcribimos a continuación un pasaje de Fray Luis de Granada de contenido muy similar al del texto de Praves: «A todo esto preside el rey, y anda por sus estancias, mirando los oficios y trabajos de sus vasallos, y exhortándolos al trabajo con su vista y real presencia, sin poner él las manos en la obra. Porque no nació él para servir, sino para ser servido como rey. Y junto a él van otras abejas que sirven de lo acompañar como a rey. [...] Y por esta virtud las abejas son tan amigas de su rey, y tan leales que, si él muere, todas lo cercan y acompañan, y ni quieren comer ni beber, y finalmente, si no se le quitan delante, allí se dejarán morir con él: tanta es la fe y lealtad que tienen con su rey.» (Introducción al Símbolo de la Fe I, cap. XX).

   [746]. Los hechos a que se hace referencia en este párrafo ya fueron aludidos por Praves (vid. la apostilla al poema XIX).

   [747]. contribución: 'el impuesto de guerra que se cobra para mantener las tropas, y que si no se paga, se satisface con un saqueo'.

   [748]. Nota marginal del autor:

                                                «Sap. 13. IInfelices autem sunt, et inter mortuos

                                                                spes illorum, qui apelaberunt deos.

                                                Joanes cap. 15. Filioli, custodite vos a simulacris.

                                                Jerem. 2. Si mutabit gens deos suos.

                                                Job. Homo nascitur at laborem, et abis at volandum.

                                                Job. Milicia est vita hominis in terra.»

   Procedencia de las citas: Sabiduría XIII, 10 (Infelices autem sunt, et inter mortuos spes illorum est, qui appellaverunt deos); 1 Juan V, 21; Jeremías II, 11 (Si mutavit gens deos suos); Job V, 7 (Homo nascitur ad laborem, et avis ad volatum); Job VII, 1 (Militia est vita hominis super terram).

   [749]. Nota marginal del autor:

                                                «De ore prudentis procedit mel.

                                                Joseph. c. 37. Acusabitque fratres crimine pesimo.

                                                Tenpora labuntur.»

   Procede la segunda de las citas de Génesis XXXVII, 2 (accusavitque fratres suos apud patrem crimine pessimo); la última está tomada de Ovidio: Fastos VI, 771 (Tempora labuntur).

   [750]. Berenjena: puede tratarse del nombre de un personaje real, pero también es posible que se quiera insinuar su origen morisco; es habitual en la literatura del Siglo de Oro encontrar menciones de la palabra berenjena con ese sentido.

   [751]. se le volvió calabaza: «Phrase con que se da a entender, que la experiencia manifiesta el errado concepto que se havía formado de la bondad de alguna cosa o persona, hallando lo contrario» (DA).

   [752]. como: 'burla, chasco'.

   [753]. colmillos mostraron: «Phrase con que se da a entender que alguno no consiente ni sufre lo que no le gusta, o no le está bien, y hace demonstración de sentimiento y enojo, contra la persona que le hace la proposición, o le viene a decir y persuadir alguna cosa» (DA).

   [754]. dientes: mostrar dientes es «Resistir, rechazar u oponerse a lo que otro pretende o intenta, explicándose con aire, o con ira» (DA).

   [755]. sobre ojo: 'con enojo'; según el DA, traer sobre ojo puede equivaler a «estar enojado con alguno».

   [756]. a contemplación: «quando alguno hace, no meramente por su proprio dictamen, sino por atención y respeto a otra persona, alguna cosa a fin de complacerla o adularla, se dice que la executó a contemplación o en contemplación de ella» (DA).

   [757]. dar perro muerto: «el engaño u daño que se padece en algún ajuste o contrato, o por la incomodidad u desconveniencia que se tiene, esperando por mucho tiempo a alguno, o para que execute alguna cosa: y suelen decir, Dar perro u perro muerto» (DA).

   [758]. antes ... con antes: «Phrase con que se significa alguna importuna anticipación, u diligencia fuera de tiempo, e intempestiva» (DA).

   [759]. le: en el manuscrito, por influencia del principio del verso posterior, se copió erróneamente «el».

   [760]. garapiñó: garapiñar es «Cuajar o condensar las partes de algún liquor con artificio de nieve o hielo» (DA); lo que se intenta decir es que la representación quedó paralizada, como helada, por el fingido pasmo o resfriado de los actores.

   [761]. se quedó: 'se suspendió'.

   [762]. Redentor: entre mercedarios y trinitarios, era el religioso nombrado para hacer el rescate de los cautivos cristianos que estaban en poder de sarracenos. Quizá se trate del Padre Arroyo que protagoniza el poema VIII y al que en XX, 279-284 se le compara con una mona.

   [763]. En los vv. 157-160 del poema XXXIX, fechado el 2 de diciembre de 1713, se menciona este romance XXXV que, por tanto, es anterior a esa fecha; también de XXXIX, 145-160 se deduce que el XXXV es posterior al XXXVI y al XXXVIII.

   [764]. botasela: «Tañido o señal que hace el clarín en la caballería, con que se avisa y ordena a los soldados que ensillen los caballos» (DA).

   [765]. ¡Ropa fuera!: expresión que se usaba en las galeras para avisar a los galeotes que se preparasen para el trabajo.

   [766]. Entrándose ... obediencia: tomando «¡Ropa fuera!» (v. 6) en su sentido literal, el Padre Redentor desobedece al Conde al entrarse «en la capilla» (entendida esta como «pieza de tela que se pone a la espalda de la capa», DA); sin embargo, si se interpreta aquella misma exclamación en sentido figurado, el clérigo, que iba a llevar un viaje trabajoso y molesto, al vestirse para partir (al entrarse «en la capilla»), hace «voto de obediencia», pues cumple, sin él saberlo, la orden de «¡Ropa fuera!», es decir, de prepararse para el trabajo (de ahí que entrarse en la capilla pueda relacionarse también con la expresión estar en capilla, aplicada a los reos que esperan su ejecución).

   [767]. galopín: «el que sirve en la cocina, en los ínfimos ministerios de ella», pero también «qualquier muchacho mal vestido, roto, o desharrapado» (DA) o, más concretamente, 'pícaro, bribón'.

   [768]. mandáronle que tirase ... Su Reverencia: Rodela lleva en el viaje dos monas («las dos damas estranjeras»), atadas con una cadena, de la cual tira para hacerlas moverse y divertir al Padre con sus gestos; por otra parte, «hogaza y nueces» servirán para que el clérigo se entretenga dándoselas a los animales (vid. v. 33), a la par que se gana su confianza, ya que estos se muestran tímidos al principio, aunque el Padre Redentor viene de su propia tierra de origen, es decir, de África.

   [769]. galera: aunque su significado aquí es el de 'carruaje de cuatro ruedas', no dejan de evocarse las molestias que sufrirá el fraile, como si fuera a galeras (vid. v. 6).

   [770]. juntaban callos y orejas: las monas se subían a la cabeza del fraile, juntando así los callos de sus pies con las orejas de este (vid. v. 42).

   [771]. ciruelas: el sentido obsceno que se da a este término tiene que ver con las llamadas ciruelas de fraile, que tienen forma oblonga, más o menos puntiaguda. Para el sentido cabal de las bromas sobre las monas, véase la silva atribuida al Conde de Villamediana en Poesía inédita completa, ed. de J. Fº. Ruiz Casanova, Madrid: Cátedra, 1994, nº LVI, p. 395:

 

                                                                Iba a cagar Salicio

                                                                y hallóse una mona en el servicio,

                                                                miróle los botones,

                                                                presumió que eran nueces o piñones,

                                                                y agarróle de traza

                                                                y dejó de ser mona y le fue maza.

                                                                De predicar venía

                                                                y el sermón fue ser mon-aqueste día...<

   [772]. Rascábanse pelo arriba: el típico gesto de los simios da lugar a un chiste, basado en rascarse pelo arriba como frase hecha («Phrase festiva, que vale sacar dinero de la faltriquera: especialmente en quien tiene dificultad o lo siente», DA), así como en el sentido obsceno de rascarse y rascar o escarbar la caspa, esto es, 'rascar el pelo del pubis' (cf. los vv. 33-36 del romance «Señor don Leandro...», de Quevedo [Poesía original completa, nº 771]: «Piernas de ramplón, / fornida la panza, / las uñas con cejas / de rascar la caspa»). En el siguiente verso, Praves atribuye a las hembras estas actitudes, que no son sino los clásicos achaques de la tradición misógina: la avaricia y lujuria de la mujer.

   [773]. luna llena: se refiere a la menstruación.

   [774]. Cocábanle: 'le hacían cocos, zalamerías'.

   [775]. hubo impulsos de correa: 'hizo amagos de ir a golpearlas con una correa'.

   [776]. constitución...: 'la regla que obedece su orden religiosa'.

   [777]. El cumpleaños del Marqués de Santa Cruz era el 11 de octubre (vid. XVIII, epígrafe, y XXVIb, 33-34); la composición de este romance es, por tanto, anterior al 11 de octubre del año 1713, dado que se hace mención del mismo en XXXIX, 145-148 (poema fechado el 2 de diciembre de 1713). Doña Antonia Díaz es probablemente una de las damas del palacio del Marqués en Valdepeñas (vid. II, 10).

   [778]. parte: 'el correo que se establecía cuando el rey estaba fuera de la corte, para recibir sus órdenes e informarle de lo que ocurría'; así pues, Praves se representa a sí mismo como el parte dirigido al Marqués de Santa Cruz, ausente del Viso.- postillón: 'el mozo que iba a caballo delante de las postas, para guiar a los caminantes'.

   [779]. musa gallega: es el sujeto de substituyó. Las gallegas, que solían trabajar como sirvientas, son frecuentemente objeto de chanza en la literatura burlesca barroca, pues se las tenía por sucias y feas; cf. los romances de Quevedo «A la Corte vas, Perico», v. 112 (Poesía original completa, p. 899) y «Señor don Leandro», v. 30 (ibíd., p. 1057). A esas cualidades alude Praves, que las encuentra presentes en su gastado atuendo (vv. 11-24), contrastando con el mayor aseo de épocas pasadas, en las que viajaba con asiduidad a Valdepeñas (vv. 3-4 y 7-8).

   [780]. en lo roto del vestido: la pobreza de los poetas es tópico utilizado por Praves en otros lugares: vid. XXVIa y XXVIII, 75-76.

   [781]. chupa: 'chaqueta de mangas ajustadas que cubría el cuerpo hasta las rodillas y se abría en cuatro partes de cintura para abajo'.

   [782]. de las bragas el folio: por el contexto se deduce que esta frase se ha de interpretar como 'el forro del calzón'. No hemos encontrado ejemplos de la palabra folio con el significado de 'forro de prenda de vestir', pero ante la duda, conservamos la lección del manuscrito, a pesar de que sea verosímil suponer la sustitución, en un descuido del copista o del autor, de forro por folio.

   [783]. mirá: 'mirad'.

   [784]. Requiem aeternam, palabras con que comienza el oficio de difuntos.

   [785]. los años ... Su Excelencia: 'no me atrevo a felicitar por escrito a Su Excelencia en su cumpleaños'.

   [786]. Esto: en el manuscrito, «estos».

   [787]. cantaleta: 'canción burlesca con que, ordinariamente de noche, se hacía mofa de alguien'.

   [788]. Esto, señora, os noticio ... por el tanto la respuesta: Praves se encuentra tan pobre que va a hacer pagar el envío de su romance al destinatario (como a letra vista), y si la respuesta viene en el correo ordinario, tendrá que empeñarla para poder pagar «el tanto», es decir, la cantidad del porte.

   [789]. manera: 'faltriquera, bolsillo', o bien 'bragueta'.

   [790]. coche: con la voz coche o cochi, repetida, se llama a los cerdos.

   [791]. día de mercedes: según el DA, día de hacer mercedes es aquel «en que los Reyes logran algún plausible y deseado sucesso: como el feliz nacimiento de un Príncipe, la nueva de una victoria grande, u otra cosa assí, por cuya celebridad conceden mercedes particulares, que se deben a la gracia y al regocijo, más que a la formalidad».

   [792]. de cera: no sólo se trata de la materia con que estaban elaboradas las alas de Ícaro; también se hace referencia a la frase escribir en cera, que en sentido figurado se entendía como «olvidarse uno del beneficio recibido» (DA).

   [793]. re[s]pecto: 'respeto'.

   [794]. que me retraigo a la iglesia: era costumbre de los delincuentes refugiarse en lugar sagrado, donde la justicia no podía obrar contra ellos.

   [795]. ¡Válgate Apolo!: con la intención de parodiar las invocaciones poéticas, Praves se dirige a una deidad de la mitología clásica (Apolo, dios de la poesía) mediante una exclamación castiza.

   [796]. Marcial: Marco Valerio Marcial, poeta latino de origen hispano, que vivió entre los años 40 y 104 aproximadamente, célebre por la mordacidad de sus Epigramas.

   [797]. flaire: 'fraile', forma vulgar extendida por España y América (cf. DCECH, s.v. fraile).

   [798]. se trabaron de palabras: en sentido figurado, 'tuvieron unas palabras, riñeron'.

   [799]. tacamaca: 'tipo de resina que se extrae del árbol del mismo nombre, y que tiene propiedades como calmante'; cf. Moreto (El desdén con el desdén, jornada 2ª, vv. 1708-1710): «Si es cosa de la cabeza, / dos parches de tacamaca, / y que te traigan las piernas.» No se nos pueden escapar las connotaciones obscenas que se dan al término.

   [800]. Quidam oculis spectandoque ova foveri ab his putant, feminas coitum fugere, donec mas festucam aliquam inponat aversae (Plinio el Viejo: Historia Natural IX, x).- guiñaradas: 'guiñadas, guiños'.

   [801]. castiza: castizar es voz gallega que significa 'procrear'.

   [802]. cogió con las orejas la paja: 'cayó de espaldas de su cabalgadura' (vid. v. 34). Praves forma la frase a partir de otras, combinando sus significados: por una parte, alzar uno las pajas con la cabeza o tomar uno las pajas con el cogote, que equivale a 'caer de espaldas'; por otra, apearse uno por las orejas, esto es, 'caer de una cabalgadura'.

   [803]. no caerá de su asno: 'no cejará en su actividad'.

   [804]. su asna: referencia obscena al ama.

   [805]. También de este romance se hace mención en el poema XXXIX (fechado el 2 de diciembre de 1713), de modo que aquel es anterior a esa fecha; según el orden cronológico de composición expresado en XXXIX, 145-160, este poema XXXVIII es posterior al XXXVI y anterior al XXXV.

   [806]. no dio en vacío: la expresión parece equivaler a dar en vago, que el DA recoge con el significado de «no lograr el assunto, que se intentaba con alguna acción u dicho».

   [807]. el cura: se trata del propio Praves, que a lo largo del romance se refiere a sí mismo tanto en primera persona (como personaje narrador) como en tercera.

   [808]. deletrado: 'deletreado'. El sacristán había leído el edicto previamente deletreándolo; se deduce que no sabía leer bien.

   [809]. sacris: forma apocopada vulgar de sacristán.

   [810]. Trasladóle: 'lo copió'.

   [811]. signo: 'figura de rasgos entrelazados, a veces rematada con una cruz, que ponen los notarios a continuación de su firma'.

   [812]. escriba y fariseo...: Praves parece establecer correspondencia entre las figuras del «notario» y del «escriba», y entre las del «cura» y el «fariseo». Considera ministros del pueblo judío a escribas y fariseos, que en el Nuevo Testamento se mencionan juntos por lo general; sin embargo, mientras que los escribas eran verdaderos teólogos y juristas, y poseían el título de Rabbí, los fariseos constituían, no un estamento socio-religioso, sino una secta, obsesionada con la rígida observancia de la letra de la Ley.

   [813]. Santa Cruz: Santa Cruz de Mudela.

   [814]. hechuras: debe entenderse aquí por hechura 'una persona respecto de otra a quien debe su empleo, dignidad y fortuna'.

   [815]. libra: 'peso antiguo que en Castilla equivalía a 460 gramos'.

   [816]. patacones: 'monedas de plata de una onza de peso'.

   [817]. me dieron diez y cinco: 'llevé ventaja'; la expresión procede de la frase dar quince y falta, «Conceder a uno ventaja considerable para executar alguna cosa. Es tomado del Juego de la Pelota, en el qual el primer punto es quince, y la falta pierde otro punto» (DA).

   [818]. derechos parroquiales: 'retribuciones sujetas a arancel que corresponden a cada iglesia parroquial o a los que en ella sirven'.

   [819]. no perderé por el pico: 'no me veré perjudicado por decir lo que no debo'.

   [820]. pluma: «Metaphóricamente se toma por riqueza, bienes y hacienda: y assí se dice, Fulano tiene pluma» (DA); es término relacionado con desplumar ('quitar a uno lo que tiene').

   [821]. jilguerillos: en el manuscrito, «guilguerillos».

   [822]. hicimos de hocico: 'pusimos gesto de desagrado o enojo'.

   [823]. no vendí azafrán ni añinos: 'no vendí productos de valor'. Añino es 'el cordero añal'.

   [824]. clericidio: neologismo degradante, creado por Praves como forma de designar al clérigo que no honra su oficio, literalmente, 'que lo mata'.

   [825]. juez de comisión: «Aquel a quien se comete alguna causa, o el conocimiento de ella, por el superior» (DA).

   [826]. cuñas racionales...: los molestos visitantes se meten de cuña («introducirse alguno donde no es llamado, para participar de la utilidad y conveniencia que gozan los otros», DA) y hacen gasto como si a Luis le hubiera nacido un hijo; este Luis podría ser el Licenciado Luis Sánchez Galán nombrado por Praves como su albacea (vid. su testamento en la «Introducción»), el cual quizá tenía a su cargo la despensa de la parroquia.

   [827]. in sacris: 'ordenados in sacris, sacerdotes'.

   [828]. en menores: las cuatro órdenes menores, primer grado del orden sacerdotal, eran, de inferior a superior, la de ostiario ('clérigo encargado de abrir y cerrar la iglesia, llamar a tomar la comunión a los dignos y repeler a los indignos'), lector ('el que enseñaba a los catecúmenos y neófitos los rudimentos de la religión católica, y leía el lugar de la Escritura sobre el que el obispo iba a predicar a los fieles'), exorcista y acólito ('el encargado de servir inmediato al altar').

   [829]. secretario: 'escribano de oficio'; este «Quico» ha de ser el escribano Ejido que se nombra más adelante.

   [830]. Salvador: por el paralelismo con el v. 64, debe de tratarse del sacristán.

   [831]. barbados: 'varones adultos', pero también 'letrados'; es tópico de la literatura satírica y burlesca barroca bromear con las barbas de letrados y médicos, que estos llevaban muy largas como signo de sabiduría y autoridad.- lampiño: 'varón imberbe', esto es, 'niño', puesto que buscaban partidas de bautismo (vid. XXI, 85-86, donde a barbados se opone muchachos).

   [832]. antes padre que no hijo: el visitador sinodal encontró irregularidades en los libros de bautismos cuando Praves era cura propio de la parroquial del Viso, consistentes en que en algunos no se habían hecho constar los padres del niño, cual pudimos comprobar gracias a la amabilidad del señor Loro, actual párroco del lugar.

   [833]. Diéronle vuelta: 'volvieron el folio o la hoja', es decir, 'mudaron de parecer', 'desistieron'.

   [834]. obispos de anillo: se llama así al obispo in partibus infidelium, esto es, aquel a quien se concede el título de un territorio ocupado por los infieles y en el cual no reside; la frase, aplicada al juez y al escribano, indica que no llegaron a ejercer sus cargos respectivos, como si estos hubieran sido meramente honoríficos.

   [835]. un perro mortecino ... le dieron: sobre la expresión dar perro muerto, vid. nota a XXXIV, 5.

   [836]. subsidio: 'cierta parte de las rentas eclesiásticas que la Sede apostólica concedía a los reyes de España para la guerra contra infieles'.

   [837]. de las fatigas ... sus bolsillos: 'el subsidio dio a sus bolsillos el garrote de nuestras fatigas', 'sus bolsillos se cerraron como comprimidos con garrote al advertir las fatigas que nos producía el pago del subsidio'.

   [838]. le daría ... escrito: 'pagaría los servicios prestados por el cura, el sacristán y el escribano'.

   [839]. Patrocinio: «Se llama por excelencia una fiesta que se concedió a las Iglesias de España por el Papa Alexandro Séptimo, a petición del Rey D. Phelipe IV, poniendo sus Reinos de España debajo del amparo, protección y Patrocinio de Nuestra Señora. Celébrase esta fiesta en una de las Domínicas de Noviembre, con oficio doble, y se gana Indulgencia plenaria oyendo la Missa mayor» (DA).

   [840]. sobre haberle ... en el vacío: 'además de haber llenado el vacío del estómago de los visitantes, no le dieron gratificación'; sobre la frase dar en vacío, vid. nota al v. 2.

   [841]. Sin que sirva de ejemplar: 'aunque no sea ejemplarizante'.

   [842]. le dieron un perro vivo: Praves deforma la frase dar perro o perro muerto, que además de designar cualquier tipo de engaño (vid. nota a XXXIV, 5), solía aplicarse más concretamente al hecho de no pagar los servicios de una prostituta, como en este cuento.

   [843]. cuatrino: 'cuatrín' (vid. nota a XXIIa, 146).

   [844]. Carlos: el propio Carlos de Praves.

   [845]. piquete: 'grupo pequeño de soldados a quienes se encargan servicios extraordinarios'.

   [846]. bagajes: 'bestias usadas para transportar el bagaje o equipaje militar'.

   [847]. San Francisco: vid. nota a XI, epígrafe.

   [848]. pie de cabalgar: 'pie izquierdo del jinete o de la cabalgadura'.

   [849]. desmontadizos: neologismo que puede interpretarse como 'sin montura', pero también como 'más apropiados para desmontar que para montar en ellos'.

   [850]. yeres: 'hieres'.

   [851]. paso de suplicio: variación de la frase paso de comedia, 'lance, suceso o pasaje de una comedia', y en sentido figurado, 'suceso de la vida real que mueve a risa'.

   [852]. teatino: una de las dedicaciones de la Orden de los teatinos (fundada en 1524 por San Cayetano y Pedro Caraffa, futuro Paulo IV) era la de asistir a los condenados a muerte para ayudarlos a bien morir.

   [853]. armas: 'cuernos'.

   [854]. paladiones...: el griego Palládion es el nombre dado a una estatua de Palas que poseía la cualidad de proteger a la ciudad que la guardaba (gracias a ella, Troya había resistido diez años el asedio de los griegos, hasta que fue sustraída por Ulises y Diomedes); sin embargo, para los autores españoles del Siglo de Oro, al igual que para Praves aquí, el Paladión era el célebre caballo de Troya: «Si mal no me acuerdo, yo he leído en Virgilio aquello del Paladión de Troya, que fue un caballo de madera que los griegos presentaron a la diosa Palas, el cual iba preñado de caballeros armados, que después fueron la total ruina de Troya» (Cervantes: Quijote II, cap. XLI). Esta confusión parece deberse a Juan de Mena (Laberinto de Fortuna, LXXXVI, v. 686), que llama Paladión al caballo por ser fingida ofrenda a Palas.

   [855]. Ejido y Filipo ... cura y Pascual y Morales: aparte de personajes que intervienen en la anécdota del romance («Ejido», el escribano, y el «cura» Praves), se nombran otros que formaban parte del entorno del poeta: «Filipo» debe de ser el Felipe del Campo, secretario de ayuntamiento, que se nombra en XXXI («Motivos para predicar este sermón») y ante el cual otorgó Praves su testamento; «Pasqual» ha de ser Pascual Fernández Laguna, teniente de cura, cuya firma aparece repetidamente en los libros de la parroquial del Viso y que redactó la propia partida de defunción de nuestro poeta; por último, «Morales» debe de ser el Licenciado Pedro Morales, uno de los albaceas nombrados por él. Vid. la partida de defunción de Praves en nuestra «Introducción».

   [856]. Juan de Cabreros...: se trata de Juan Cabreros Martínez de León Gutiérrez Terán y Sánchez de Luna, nacido en Manzanares y bautizado el 17 de diciembre de 1682 (en el momento de escribirse el romance estaría a punto de cumplir o habría cumplido ya los treinta y un años), hijo de otro Juan de Cabreros, natural de Almagro, y de Clara Teresa Martínez de León, de origen mejicano, y caballero de Calatrava desde 1701; en 1707, su hermano Gabriel Antonio también ingresó en la Orden (cf. Vicente de Cadenas: Caballeros de la Orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII. Madrid: Hidalguía, 1986, t. I, pp. 56-57 y 187).

   [857]. una boba: vid. nota a V, 69-70.

   [858]. disloca: 'escribe cosas fuera de lugar'.

   [859]. sus teas y quicios: 'su matrimonio' (vid. nota a V, 13-14, y XXVII, 69-70).

   [860]. me alambicaba la cholla: 'me devanaba los sesos'; según el DA, alambicar, usado metafóricamente, se dice «quando alguno se aplica con notable continuación y vehemencia a la inteligencia, solución, o hallazgo de alguna materia, y que para ello esfuerza, y pone como en prensa su imaginación: y assí se dice Alambicar el juicio, alambicar el celebro, la imaginación, &c.»

   [861]. gorrona: por los versos que vienen a continuación, ha de interpretarse alma gorrona como 'alma dada al trato con rameras y mujeres de mal vivir'.

   [862]. Cf. Quevedo (Poesía original completa, nº 768, vv. 15-16): «¡Qué capitán pierde Flandes, / qué Maladros las busconas...!».- chulas: en germanía puede significar simplemente 'muchacha', o bien «gorrona, o mozuela de mal vivir, desahogada y pícara» (DA).

   [863]. trongas: «Voz de la Germanía, que significa la manceba, o dama del gusto» (DA). Véase Quevedo, op. cit., nº 565: "y hasta las trongas de Madrid peores / los llenaron a todos de caballos / y mal francés al buen francés volvieron".

   [864]. corchetes: 'ministro inferior de justicia que acompañaba a los alguaciles para prender a los delincuentes'.

   [865]. esbirros: aquí, 'alguaciles', esto es, ministros de justicia «con facultad de prender y traher vara alta de justicia» (DA).

   [866]. matasombras: compuesto basado en la acepción germanesca del vocablo sombra: 'justicia, ministro de justicia' (DA).

   [867]. vendado dios: Eros o Cupido, dios del amor, al que se representa con una venda en los ojos.

   [868]. leña de tinteros: 'cuernos': «Los cuernos del buei son de gran servicio, los del uro y los del búfalo, porque dellos hazen tinteros...» (Covarrubias: Tesoro, s.v. cuerno); así describe Lope una cornada: «meterle en la barriga / dos palmos de madera de tinteros» (La gatomaquia, silva III, vv. 246-247).

   [869]. encendida mariposa: «Es un animalito que se cuenta entre los gusanitos alados, el más imbécil de todos los que puede aver. Éste tiene inclinación a entrarse por la luz de la candela, porfiando una vez y otra, hasta que finalmente se quema [...] Esto mesmo les acontece a los mancebos livianos que no miran más que la luz y el resplandor de la muger para aficionarse a ella; y quando se han acercado demasiado se queman las alas y pierden la vida» (Covarrubias: Tesoro, s.v. mariposa).

   [870]. asistentas y mondongas: ambas palabras designaban a las criadas que en Palacio tenían las damas de la reina o la reina misma (DA); cf. el poema de Salazar «A una mondonga que llamó sastre a un letrado» (Cythara de Apolo, p. 106).

   [871]. Lope de Figueroa: era proverbial el carácter brusco y colérico de este general de los ejércitos de Felipe II, cuya vida transcurrió entre los años 1520 y 1595, y que intervino con brillantez, entre otras campañas militares, en la batalla de Lepanto y en la represión de los moriscos en las Alpujarras granadinas; fue Calderón quien, llevándolo a la escena en El alcalde de Zalamea y en Amar después de la muerte, lo elevó a la categoría de personaje literario.

   [872]. sastres...: este gremio, frecuentemente satirizado en la literatura barroca española, es acusado de engañar a sus clientes con telas de mala calidad y con medidas fraudulentas.

   [873]. el pródigo...: cf. Lucas XV, 11-32.

   [874]. furlón: «Especie de coche de quatro assientos, sin estribos, cerrado con puertecillas, assentada la caxa sobre correones, y puesta entre dos varas de madera» (DA).

   [875]. Dichoso el que en su retiro...: la formulación poética que Praves hace del Beatus ille en los vv. 125-128, recuerda la doble quintilla de Fray Luis de León «Aquí la envidia y mentira» (Poesías, p. 250).

   [876]. Praves adapta a la rima y asunto de su romance los vv. 4-5 del de Góngora «En un pastoral albergue» (Romances. Ed. Antonio Carreño. Madrid: Cátedra, 1982, p. 281): «lo dejó por escondido / o lo perdonó por pobre.»

   [877]. ir soltando ... la mazorca: 'andarse por las ramas, no ir al grano', o bien 'hacer las cosas al revés', puesto que la mazorca es la «husada de lino, lana, seda u otra cosa que se va sacando del copo, y revolviendo en el huso para asparlo después» (DA).

   [878]. Se trata del romance XXXVI.

   [879]. de capellanías ... corcova: 'me jorobaron, me molestaron con el asunto de la capellanía'.

   [880]. Se trata del XXXVIII.

   [881]. Se refiere al poema XXXV.

   [882]. Volupia y Angerona: Volupia, hija de Amor y de Psiquis, era entre los romanos la diosa del deleite; el nombre de Angerona, que se asociaba con distintas deidades (bien la diosa del silencio, bien aquella en cuyo honor se celebraban las fiestas angeronales el 21 de diciembre), también designaba a la diosa de los placeres.

   [883]. melancolizan: 'se enfrían'; la melancolía, en la medicina antigua, era uno de los cuatro humores primarios, caracterizado por ser frío y seco.

   [884]. zalemas: 'reverencias que se hacen en demostración de sumisión'.

   [885]. ninfos: «hombre demasiadamente pulido y afeminado, y que cuida de su gala y compostura con afectación» (DA).

   [886]. Gurupera: grupa. Cfr. Quevedo, "Itinerario de Madrid a su Torre", op. cit., nº. 751:

                                                                                "Partí desde aquí derecho,

                                                                                antes sospecho que zurdo,

                                                                                a Segura de la Sierra,

                                                                                que es un corcovo del mundo"

                                                                                               

   [887]. amicitia magis elucet inter aequales (Cicerón: Laelius, de amicitia, 27, 101); amicitias tibi iunge pares (Ovidio: Tristes III, 4, 44).

   [888]. Leda: esposa de Tindáreo, rey de Esparta, a la que Zeus sedujo tomando la forma de un cisne; en la misma noche, Leda se había unido a su marido, concibiendo por una parte a Pólux y Helena, engendrados por Zeus, y por otra a Cástor y Clitemnestra, engendrados por Tindáreo. Los cuatro hijos nacieron de uno o dos huevos puestos por Leda.

   [889]. las fecundas palomas ... me esquilman: resulta anómala la construcción sintáctica y es preciso entender esquilmar como 'ofrecer el esquilmo o fruto'.

   [890]. Acab: Ajab (Achab en latín), rey de Israel contemporáneo del profeta Elías; su mayordomo Abdías había protegido de Jezabel a cien profetas de Yahveh, escondiéndolos en una cueva y alimentándolos con pan y agua (3 Reyes XVIII, 4 y 13); no obstante, quizá Praves piense más bien en el ayuno de Ajab (3 Reyes XXI, 27).

   [891]. Elías: cf. 3 Reyes XVII, 4-6.

   [892]. maná: cf. Éxodo XVI, 14-31, y Números XI, 7.- cibativa: 'cibal, alimenticia'.

   [893]. Quid autem habes quod non accepisti? Si autem accepisti, quid gloriaris quiasi non acceperis? (1 Corrintios IV, 7).

   [894]. Moritur doctus similiter ut indoctus (Eclesiastés II, 16); el Libro de la Sabiduría contiene reflexiones semejantes, pero ninguna que responda literalmente a la cita del v. 157.

   [895]. Unus ergo introitus est omnibus ad vitam, et similis exitus (Sabiduría VII, 6).

   [896]. quisque suos patimur manes (Eneida VI, 743); Praves deforma con intención humorística el recto sentido del texto virgiliano.

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