El Libro de Nieremberg, editado en 1705 en Loreto
(Colección Privada, Buenos Aires)
Los
primeros libros impresos en el Río de la Plata vieron la luz en las
reducciones jesuítico-guaraníes, antes que en cualquier otro
enclave del mundo colonial.
Así lo recuerda el P. Antonio Sepp en "Jardín de Flores
Paracuario":
"Una imprenta ha sido establecida, hace unos años, con permiso
de su Real Majestad, por el Padre José Serrano, en bien y provecho
de nosotros. El papel no se puede fabricar en el país, porque no hay
trapos de lino; lo importamos de Europa y lo pagamos muy caro. Sin embargo,
en consabido padre ya publicó varios pequeños tratados en español
y guaraní, y otro padre, Buenaventura Suárez, escribió
unas tablas astronómicas, llamadas Efemérides, que fueron publicadas
en forma de Vademécum para todos los días con calendario, indicación
de las estaciones, el curso de los planetas, eclipses, pronósticos
del tiempo, etc. Todo según nuestra altura polar y muy bien hecho,
así que el libro se envía hasta el Perú"
El
arte de la Impresión en las reducciones Jesuíticas del Paraguay
Se
imprimeron libros en Santa María la Mayor (Explicación del
Catecismo en Lengua Guaraní, por Nicolás Yapuguay, 1724),
en San Javier (Sermones y Ejemplos, mismo autor, año 1727).
También en S Ignacio (¿Miní o Guazú?) y en Loreto.
El más logrado de todos los libros fue Difrencia entre lo Temporal
y lo Eterno, de Nieremberg, volumen de 16 por 25 centímetros, 438 páginas,
43 grabados y 67 viñetas. El grabador fue el indio Juan Yaparí.
Quienquiera que fuera este artista de las misiones, fue un eximio grabador:
sus imágenes están tomadas de los grbados originales de Bouttats,
quien había realizado la versión flamenca del ibro. Yaparí
hizo su visión de los grabados originales. Destacan los Tormentos de
los Réprobos en el Infierno, la Muerte del Rico y el grabado alegórico
de la portada. También las exquisitas Letras Capitulares.
Se imprimeron libros en Santa María la Mayor (Explicación
del Catecismo en Lengua Guaraní, por Nicolás Yapuguay, 1724),
en San Javier (Sermones y Ejemplos, mismo autor, año 1727).
También en S Ignacio (¿Miní o Guazú?) y en Loreto.
El más logrado de todos los libros fue Difrencia entre lo Temporal
y lo Eterno, de Nieremberg, volumen de 16 por 25 centímetros, 438 páginas,
43 grabados y 67 viñetas. El grabador fue el indio Juan Yaparí.
Quienquiera que fuera este artista de las misiones, fue un eximio grabador:
sus imágenes están tomadas de los grabados originales de Bouttats,
en la versión flamenca del libro. Yaparí hizo su visión
de los grabados originales. Allí destacan los Tormentos de los Réprobos
en el Infierno, la Muerte del Rico y el grabado alegórico de
la portada. También las exquisitas Letras Capitulares.
Una de las viñetas de las Letras Capitulares
del Libro de Nieremberg. Impreso en la Reducción de Loreto en 1705.
El
libro Explicación del Catecismo, impreso en Santa María
la Mayor (1724) destaca por su pequeño y candoroso grabado de la Virgen.
También se imprimieron farmacopeas y tratatados de astronomía.
Algunos sostienen que se trató de una imprenta itinerante que se trasladaba
de pueblo en pueblo.
Lo cierto es que producida la Expulsión al menos una de esas imprentas
(si hubo varias) se trasladó a Buenos Aires