Cantidad
de volúmenes en cada reducción
Apóstoles:169 v.
Santo Ángel: 122 v. con una nota donde se agrega que en el cuarto
tercero había 2 libros
más (entre otros Catecismos y otras obras de Ruiz de Montoya)
San Borja: 200 v.
San Carlos: 240 v.
Concepción : 131 v.
La Cruz: s/datos
San Javier: 120 v.
San José: 254 v.
San Juan Bautista: no existen registros
San Lorenzo: 103 v.
San Luis: 310 v.
Santa María La Mayor: 82 v.
Santos Mártires del Japón: 350 v. , entre otros la obra del
Jesuíta Insaulralde: "A buen uso del tiempo", que según
quien hizo el inventario sería el primer libro impreso en las misiones.
Lo cual es erróneo.
Santa Ana: 275 v.
Candelaria: 248 v.
Corpus: 460 v.
San Cosme: 254 v
San Ignacio Guazú: 171 v.
San Ignacio Miní: 248 v.
Itapúa: 530 v.
Jesús: 79 v.
Loreto: 344 v.
Santa María de Fe: 157 v.
Santa Rosa: 180 v.
Santiago: contaba con 2 estantes, sin datos de cantidad
Trinidad: 200 v.
Fuente consultada: Inventarios de los bienes hallados
a la expulsión de los jesuitas y ocupación de sus temporalidades
por decreto de Carlos Tercero. (año 1778) Madrid, Rivadeneyra, 1872.
En
el plano de la derecha se observa la disposición urbana de una reducción;
en este caso la de Candelaria, sede del Superior de los 30 pueblos de Paraquaria.
El templo está en el centro del esquema urbano: es el símbolo
de la Teocracia. A su derecha el cementerio, a su diestra la Residencia de los
Padres y Colegio (primer claustro) y un poco más allá los talleres.
Cada espacio representa simbólicamente un escenario humano.
Las bibliotecas estaban en el Primer claustro. Funcionaban en alguno de los
aposentos del Colegio.
Es interesante, como rasgo diferencial de estas reducciones jesuíticas,
de qué manera se asocian en el ámbito urbano todas las funciones
civiles y religiosas: todo se haya vinculado al templo. Legitimado por su contigüidad.
Reducciones que por sus emergentes culturales superaron a cuaquier otro emprendimiento
análogo.
Por sobre todo, esos rasgos se vieron refrendados en la lengua. Las traslaciones
que hicieron posible cierto diálogo en espíritu se dieron primero
en el lenguaje oral. Misioneros como Roque González (fundador de 11
pueblos) debieron encontrar en esos tiempos iniciales las palabras idóneas
para su catequesis. Algo posterior, el jesuita Antonio Ruiz de Montoya fue
autor de varios textos consagrados a la lengua: su Tesoro de la Lengua
Guaraní, (1639) tiene el doble mérito del utilitarismo y
de la flexibilidad de una mente formada a la europea que sabe advertir
rasgos de interés en una cultura lejana.
Así que volvamos al comienzo: el atractivo,
el peso de este proyecto se encuentra en esos hallazgos culturales: heterodoxia
religiosa (extrañas ceremonias que motivan crítcas de otras
órdenes) arte efusivo con mucho color local. Y una mixtura cultural
que se hará más fuerte cuando los guaraníes la trasladen
al plano escrito
Las
Bibliotecas en las Reducciones Jesuítico-Guaraníes
En 1609 misioneros de la Compañía de Jesús fundan San Ignacio
Guazú, la primera reducción del área guaraní.
Los jesuitas habían llegado al área después que los franciscanos:
de hecho, las reducciones franciscanas en esa zona
contaban ya con algunos años cuando los jesuitas iniciaron su evangelización.
¿A qué se debe el peso del proyecto jesuita?
Un peso al margen de la controversia histórica que rodeó a las reducciones:
Voltaire mismo ponderó algunos de esos rasgos.
No es necesario que interpretemos "peso" como "virtud": las
reducciones a veces se han transformado en objeto de reprobación cuando
se las analiza como meros reductos de cristianización, espacios que más
drásticamente pueden considerarse de "aculturación" Esto
es: lugares donde se habría impartido un dogma en desmedro de la cultura
originaria.
No obstante, las reducciones jesuítico-guaraníes poseyeron muchos
rasgos de sincretismo: facetas que se advierten en el arte,
en la música y hasta en el culto religioso. Allí debemos encontrar
el prestigio de estos pueblos.
El colegio de la reducción de Jesús,
donde funcionaba la Biblioteca
Reducción de Santa María la Mayor: Residencia
Entonces ¿cómo no advertir el peso que las bibliotecas tendrían
en los pueblos? Los jesuitas Cardiel y Peramás testimonian que algunos
chicos guaraníes concurrían a las escuelas de música. Otros,
a las de letras. Así que algunos libros sirven a fines pedagógicos,
otros -en lengua guaraní- a la educación específicamente
religiosa. También se emplean libros "importados" de las capitales
para extraer imágenes (grabados) que se usan en los talleres donde se
crean retablos e imaginería.
El idioma de la reducción es el guaraní. Segundas lenguas son
el español y el latín. Éste último se emplea en
la música de culto. Pero los jesuitas respetan la lengua originaria.
Alientan, incluso, su empleo en los libros. Así surgen esos Sermones,
Catequismos, Exemplos en lengua guaraní, a veces redactados por los
propios indios reducidos. Pero el proyecto no estaría
completo sin la impresión. La idea jesuita de autosustentación
se verificó allí, con los libros impresos desde el año
1700 en Loreto, en Santa María la Mayor, en San Ignacio y en San Javier.
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En
1768 se produce la expulsión de la Compañía de Jesús
de los territorios de España. Complejas tramas políticas fueron
el origen de este episodio.
Al verificarse el prendimiento de los jesuitas en cada reducción, se
realiza un Inventario de los Bienes bajo actuación notarial. Esos Inventarios
se conservan y de allí conocemos desde el número de cabezas de
ganado de cada pueblo, hasta la cuantía de la imaginería en el
templo; número y tipo de herramientas en los talleres; número
de instrumentos musicales. Y también, la cantidad
de volúmenes que había en cada biblioteca. Ejemplo: en San Ignacio
Miní había 248 volúmenes, entre obras en guaraní,
en latín y en español. En San Borja había 200; en Concepción,
131.
Las reducciones pasaron
a ser administradas por funcionarios de la colonia y por sacerdotes
de otras órdenes. Cayeron en decadencia y bajo sucesivas oleadas destructoras
(año 1817)
Reducción de Santa Ana, destruida por
las tropas paraguayas en 1817
Fuentes consultadas:
Arte en las Misiones
Jesuíticas (Horacio Bollini, Corregidor, Bs. As., 2007)
y Misiones Jesuíticas,
visión artística y patrimonial (Horacio
Bollini, Corregidor, año 2008).
Próximamente, bibliografía completa
sobre el tema.
Plano
de Candelaria, Siglo XVII. el sector identificado como "III"
es el Colegio o Residencia, donde funcionaba la Biblioteca.