Entrevista a 
Daniel Alejandro Gómez

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Daniel Alejandro Gómez

 

 

¿Desde cuándo comenzó a escribir?

Literariamente, empecé a escribir en el año noventa y cinco, cuando estudiaba Informática. Pero no era tenaz en mi escritura, abandonaba mi empeño. En el noventa y ocho, a los veinticuatro años, empecé a escribir regularmente, y sigo hasta ahora.

 

¿Qué es para usted la Poesía?

Para mí la poesía en verso libre, que es la que se usa actualmente, es una forma de expresar sentimientos y pensamientos intensos, mediante un lenguaje que intente conmover, alejarse del lenguaje cotidiano; sea en la forma que se considera puramente estética, sea en formas más rupturistas, aunque no por ello dejan de abandonar de alguna manera el lenguaje cotidiano, como en el feísmo.

 

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria.

Nací en la ciudad de Buenos Aires, pero me crié en suburbio, en Villa Adelina. Actualmente, desde hace unos años, resido en España, pero no hace mucho, así que en cierto sentido todavía estoy un poco allá, en Villa Adelina, que es mi barrio. De Argentina conozco de todo un poco: barrios de clase media, como Flores, donde se crió mi padre, o el barrio de la Facultad de Letras, donde estudié Literatura; barrios de clase baja, como la estación de Liniers, donde trabajé de kiosquero o canillita, como decimos los porteños; y barrios de clase alta, de la más pura elite latinoamericana, como San Isidro o Martínez, donde hice mis estudios de adolescente.

De mis obras y proyectos, me acaban de publicar en Buenos Aires un libro de relatos en papel, de corta tirada, llamado Muerte y vida, y que tiene relatos que hablan del paso del adolescente al adulto, o del ser humano ante la muerte. Pero también de crimen, asesinato, de muerte en fin, donde hay un poco de intriga y misterio. Ahora estoy en tratos con una editorial española para publicar un libro de poemas, también en papel.

 

¿Cómo define su poesía?

No sé bien cómo definirla. Intento, un poco utópicamente tal vez, que sea elaborada en cuanto al lenguaje, pero sin llegar al barroquismo, y también que tenga conceptualidad, inteligencia lírica digamos.

 

¿Cómo ve la nueva poesía de estos últimos tiempos?

No leo mucha nueva poesía, lo confieso. Leo algo en Internet, de autores que a mi juicio se han hecho un nombre en la red. Me gusta un poeta peruano que ha pasado al papel: Salomón Valderrama Cruz.

 

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?

Creo que no es necesario. Para mí la literatura y la poesía deberían ser esencialmente una comunicación, una comunicación cultural, y sería bueno que el autor nos haga leer su visión verdadera y sincera del mundo en general y de su propio mundo interior, de sus vivencias, la psicología digamos. Y un autor, para mí, no es necesariamente un escritor porque sea comprometido específicamente en política, aunque eso no está mal, claro. Siempre que no apoye la violencia. Yo, por ejemplo, aunque quiero esa comunicación cultural, también he escrito y publicado literatura de mensaje político y social.

 

¿Cuál es el fin de su poética?

Muchas veces eso que decía de la comunicación. Expresar sentimientos y pensamientos, el corazón y la inteligencia, y las dos cosas a la vez de ser posible. El fin de mi poética también incluye las formas, el lenguaje. Trato de que sea cuidado, estético, aunque sin ser pomposo. En narrativa mezclo; a veces uso ese lenguaje un poco técnico, pero también uso un lenguaje sencillo, de barrio, un tipo de expresión que no por eso, ciertamente, deja de necesitar elaboración, si se hace bien, claro.

 

¿Cuáles son los autores que influyen en su obra?

Intento que influyan en mi obra Borges, Stevenson, Shakespeare, Oscar Wilde, Rubén Darío, Neruda, Mark Twain. De chico para mí Mark Twain fue la Biblia. También me gusta Alejo Carpentier. Y el Quijote, aunque no la obra general de Cervantes.

 

¿Qué libro nos recomendaría leer?

Depende, depende la edad. A un chico o adolescente le recomendaría Las aventuras de Huckleberry Finn, de Twain, y también Los tres mosqueteros, de Dumas. Creo que son libros- historias- optimistas, cosa que hace falta a esa edad y a todas las edades en realidad. Y hablan de la amistad, algo que es importante, fundamental, para un chico o un adolescente. De poesía no sé, porque yo a esa edad no leía poesía. Para alguien de mediana edad, también en prosa, yo recomendaría El nombre de la rosa, y la obra de Shakespeare. En poesía Rubén Darío; y Neruda, en el Canto General. Y para las dos edades pienso que lo mejore es El Quijote. Para la vejez creo que todavía no sé qué recomendar.

 

 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?

Ahora soy más sobrio, por lo menos lo intento. Antes era más pomposo, chirriante, barroco o, lo que es peor, barroquista.

 

¿Qué hace antes de escribir?

Muchas veces leo. Eso inspira.

 

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le daría a este problema?

No sé qué decir. No estoy adentro. Noto que la industria editorial está nerviosa, aunque no he leído mucho del asunto últimamente. Supongo que será por las nuevas tecnologías y las nuevas formas de entretenimiento, especialmente entre los jóvenes.

Si el problema es lo poco que lee EFECTIVAMENTE la gente, yo no sé muy bien qué hacer como autor. Pero se me ocurre que la gente quiere entretenimiento, quizá entretenimiento fácil, pero también puede funcionar un entretenimiento intelectual y que sea útil, como El nombre de la rosa. En narrativa se podría fomentar esa escritura negra, de misterio, pero de calidad, de inteligencia, de servicio cultural. Porque la literatura de intriga, cuando es buena, necesita mucha inteligencia: no es nada fácil escribirla. Yo deseo hacerlo y sencillamente no puedo, es difícil. Humberto Eco, en El nombre de la rosa, es un ejemplo perfecto de lo que quiero decir: da también cultura, incluso ciencia, y con un lenguaje bastante asequible a mi juicio. Pérez- Reverte es muy bueno también en este estilo, aunque él apuesta más por la inteligencia del argumento, y no tanto el contenido de cultura. Pienso que los talleres de escritura e incluso las universidades podrían fomentar este tipo de comunicación cultural que entretiene; y las editoriales, también, no apostar solamente por cinco balazos y algunas páginas de sexo. Claro que es difícil, pero un encuentro entre ambas formas, sin abandonar las formas puras-el entretenimiento puro y la cultura pura-, podría funcionar, aunque, como digo, claro que es difícil. En poesía hay mucha gente, que no está demasiado en el ambiente, que muchas veces hace progresía literaria ante los demás leyendo un poema en prosa de última moda, porque en la literatura también hay moda, claro. Pero secretamente la gente es tradicional, gusta de los viejos y amistosos y filiales poemas en rima de Bécquer, o Rubén Darío, o el García Lorca del Romancero. Pienso que, sin abandonar el verso libre como en una buena democracia cultural, se podría fomentar más, por ejemplo en los talleres de escritura, este tipo de poesía. Y los autores también, claro.

 

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?

En general, no. Aunque creo saber que hay unas pocas excepciones.

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?

Me parecen muy bien, y creo que es el futuro. Claro que hay un problema de calidad. Es excelente que haya foros y sitios donde cualquiera pueda expresarse cultural o literariamente, siempre que respete la ley y las normas de convivencia. Ello es necesario para una democracia estricta en la cultura, y debe mantenerse a rajatabla a mi juicio, ya que es un ejemplo de libertad. Pero la red, en literatura, debe cualificar a los autores que publican en ella y tener criterios de selección. Aunque en los últimos tiempos la calidad de los autores y de las revistas o sitios creo que han mejorado mucho.

Respecto a mi creencia de que tal vez lo digital sea el futuro, hoy día los papeleros, digamos, ya están más cautos y hablan de una convivencia en el futuro entre el papel e Internet. Creo que va a pasar como en el CD y el disco de pasta. Respecto al CD y el disco, se decía, al año nomás más o menos, que el CD iba a desaparecer. Después que sería compatible con el disco de pasta. Y hoy el disco de pasta es una reliquia, una pieza de museo. Creo que a mediados de siglo la literatura en soporte informático podría ser un caso parecido al triunfo del CD, aunque podría tardar más, ya que el libro es una institución, un instrumento del hombre casi, mucho más arraigado que el disco de pasta. A mí, dicho sea de paso, no me pone muy contento una posible hegemonía de lo digital, porque me crié con páginas en la mano y tinta y papel.

 

Por último: ¿Desea agregar algo más?

No, creo que ya me expresé bastante. Muchas gracias.

 

 

 

Daniel Alejandro Gómez. Nací en Buenos Aires, Argentina, el 11 de Septiembre de 1974; actualmente vivo en Gijón, España. Estudié Análisis de Sistemas y luego Letras, en el Centro de Altos Estudios de Informática de Olivos, Buenos Aires, y en la Universidad de Buenos Aires respectivamente. Me publicaron el libro de relatos Muerte y vida (Ediciones Mis Escritos, Argentina, 2006).

Publiqué cuentos y poemas en antologías impresas, y en periódicos y revistas de Argentina, España y Estados Unidos. También escribo Análisis Político Internacional para la revista mexicana Sufragio. Me han editado, por demás, varios libros digitales en prosa y verso, y suelo colaborar con ensayos literarios y políticos, poemas y cuentos en diversos medios electrónicos del ámbito hispano, lusoparlante y en Italia, donde me tradujeron poesía al italiano el escritor argentino Gabriel Impaglione y la escritora italiana Giovanna Mulas. También estudié dibujo. Desde hace un tiempo me dedico a la práctica intensiva del dibujo figurativo con tinta de bolígrafo. Fruto de esta experiencia artística, recientemente se exponen algunos de dichos dibujos en las Galerías Virtuales Con el Arte, donde se exhibieron también muestras de mi poesía, en Xpressarte, en la Galería de la Revista de Arte Iberoaméricano Mecenas, en Arte Visual xxi, de la destacada artista plástica argentina Paola Vergottini, y en la Asociación Cultural Ars Creatio de Torrevieja, España. Próximamente en la revista Palabras Diversas en la forma de poema visual. También escribo ensayos musicales para la importante revista española digital de Música clásica y ópera Filomusica y también para Opus Música, que han realizado reportajes a célebres compositores e interpretes de todo el mundo de la llamada música clásica.

En 2006 se ha publicado un ensayo filosófico de mi autoría sobre felicidad hedónica y un ensayo de teoría literaria en la revista de filosofía de Argentina Konvergencias. En la misma revista, próximamente, se publicará un ensayo sobre semiótica literaria.

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