Entrevista a Mario Gallo

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Mario Gallo

 

¿Desde cuándo comenzó a escribir?

A los trece o catorce años; aunque reconozco que la verdadera escritura sobrevino mucho después, definitivamente.

 

¿Qué es para usted la Poesía?

Un acto superior; un acto ligado a lo inexplicable, algo que se nos revela cuando menos lo esperamos, totalmente ajeno a nuestra voluntad.

 

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria.

Formo parte de esa inmensa mayoría que no vive de su trabajo artístico. Pero no es una queja, todo lo contrario: creo que todo artista debería ganarse el sustento de otra manera para salvaguardar su obra de cualquier tipo de contaminación, y hoy más que nunca. Enseño inglés en una escuela rural en Argentina. Tengo cuatro libros publicados y alguno que otro inédito. He participado en revistas literarias, suplementos culturales, programas de radio… Estuve coordinando también un ciclo de lecturas llamado Lecturas Eclécticas en los últimos dos años, donde con unos amigos nos sentábamos a leer a autores conocidos o desconocidos una vez al mes ante un grupo reducido de espectadores que nos parecían una verdadera multitud.

 

¿Cómo define su poesía?

Por ignorancia o simple comodidad preferiría que la definieran quienes ceden generosamente su tiempo para leer mis trabajos. Hace poco clasificaron un poema mío (Súcubo) como "metapoesía". Bien, me dije, será eso: metapoesía.

 

¿Cómo ve la nueva poesía de estos últimos tiempos?

No creo que haya una nueva poesía. La poesía que nos moviliza no vive en un tiempo específico. Dijo el Poeta algo así: "A veces, reconozco en el color de las nubes el drama de Medio Oriente". Cualquiera podría pensar que esto fue escrito hoy mismo, sin embargo, sucedió hace casi treinta años.

 

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?

Lo que algunos insisten en llamar "compromiso" ha desatado discusiones y hasta segregaciones estúpidas en el mundillo literario desde siempre. Yo creo que el escritor debe ser ante todo una persona sensible, capaz de captar hasta el último detalle de la realidad. Pero esa realidad no es solamente el presente que se vive, que se palpa, es una realidad que abarca también los sueños y las pesadillas, el pasado e incluso lo que vendrá. De ahí en más, puede que surja una obra comprometida o no. Fijarse el compromiso de antemano, como una simple meta, o para sacar diploma de "escritor comprometido" me parece bastante pueril.

 

¿Cuál es el fin de su poética?

Tanto en la poesía como en la narrativa no busco ningún fin determinado. Posiblemente, cuando era más joven, intenté buscar "algo". Ese "algo" podría traducirlo como "trascendencia", por ejemplo. ¿Pero con qué trascendencia puede cualquier escritor soñar cuando el mundo está dando claras señales de aniquilamiento? Hoy, escribo porque, sencillamente y por ahora, no puedo, como muchos, dejar de hacerlo. Tal vez algún día lo logre y pueda compartir el sentimiento de Thoreau cuando dijo Dejé los bosques por una razón tan buena como la que tuve para ir a ellos.

 

¿Cuáles son los autores que influyen en su obra?

Muchos. Soy muy ecléctico a la hora de leer. Pero me reconozco iniciado por el autor del primer libro que compré sin que me obligaran a hacerlo, lejos, muy lejos de la escuela: Edgar Allan Poe. Después el tiempo me fue acercando otros autores, muchos no conocidos a nivel masivo, pero no por eso menos importantes. Podría citar a mis Maestros Fulvio Milano o Alberto Luis Ponzo, quienes me han nutrido con sus experiencias de vida, más allá de la palabra editada. En ocasiones, tengo la extraña sensación de que me conmueve más lo que rodea al autor que su propia obra.

 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?

Creo que con los años uno va consiguiendo lo que nuestros Maestros llamaban el "oficio", cosa que, en los comienzos, uno no entendía muy bien de qué se trataba. Hoy por hoy me siento más libre a la hora de escribir, sin tantas presiones. Y también, por qué no decirlo, a la hora de tirar o quemar.

 

¿Qué hace antes de escribir?

Nada fuera de lo común. Prendo la computadora y escribo, saco una libretita o una hoja y escribo. O simplemente memorizo en el colectivo, en el auto o camino al trabajo una situación a desarrollar. Aunque comparto con Gustavo Tisocco lo de tener a mano unos mates como compañía. En cambio, sí me preparo más a la hora de leer: es como si estuviese participando de un ritual.

 

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor, qué soluciones le daría a este problema?

Queda claro que la industria editorial es un negocio. Hoy las editoriales pueden vender libros o agua mineral o lo que sea. Y como cualquier acto comercial busca un rédito. Y ese rédito no lo va a conseguir, a priori, con autores desconocidos o noveles (ni hablar de poesía). Las grandes editoriales a este tipo de autores no les da cabida, y las que sí, pequeñas o medianas (salvo contadas y honrosas excepciones), su negocio reside en que el autor pague por su publicación lo más rápidamente posible a cambio de un sin número de floridas promesas como distribución, seguimiento, propaganda, cosa que es una verdad… a medias. Al final, uno termina haciendo todo el trabajo y totalmente defraudado.

Con respecto a la segunda pregunta, la Internet es una buena alternativa hasta que soplen vientos mejores o que la suerte llame a la puerta. Y si no, con una computadora, un buen programa, paciencia y mucho trabajo, conviene hacer uno mismo tiradas cortas y salir a regalar ejemplares a los amigos y conocidos, sin pensar en el maldito dinero. Las cosas han cambiado muchísimo en los últimos treinta años en cuestiones tecnológicas y hay que aprovecharlas: el resultado puede ser igual o incluso mejor.

 

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?

Los concursos literarios son un accidente en la vida de los escritores y una especie de estímulo a la hora de levantarnos el ánimo. También es cierto que hay de todo en La Viña del Señor. Yo, que he participado en varios y tuve la fortuna de ganar algunos, estaría en condiciones de afirmar que no hay que tomarlos muy en serio ni tampoco defenestrarlos. Y si además hay algunos dinerillos que nos ayuden a hacer frente a ciertos gastos, mejor, mucho mejor.

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?

Me parece bárbaro. Todo circulando. Quita el aliento saber de ese inabarcable material que está en todos lados y al mismo tiempo en ninguno. Se les ha permitido a todos aquellos que tienen la suerte de estar conectados (y esto que digo no es inocente) que se muestren o que se informen. De todas formas hay que tener cuidado porque en la Internet abundan las sorpresas. Trabajos verdaderamente muy pobres. Daría la triste impresión de que, en ocasiones, se publica sólo porque está el medio disponible o porque es gratis. Conozco algunos personajes que si tuviesen que pagar por aquello que mandan al ciberespacio, no gastarían una sola moneda. Hay que ser cautelosos.

 

Por último: ¿Desea agregar algo más?

Gracias, Paolo, por el espacio y ¡Larga Vida a REMOLINOS!

 

 

Mario Gallo, Buenos Aires, Argentina (1958). Es escritor, traductor y profesor de Lengua Extranjera Inglés.

Colaboró y publicó en el suplemento cultural del diario "El Tiempo" de Azul y, eventualmente, en el suplemento cultural del diario "El Diario" y "El Mensajero del Norte" de Escobar.

En 1997 recibió el primer premio en el primer concurso de cuentos "Así cuenta nuestra gente" organizado por la Biblioteca Pública Popular Municipal "Arturo Humberto Illia" de Escobar por su cuento Retrospectiva.

En 1998 su cuento Tren recibió una mención especial en el segundo concurso de cuentos "Así cuenta nuestra gente" organizado por la Biblioteca Pública Popular Municipal "Arturo Humberto Illia" de Escobar, el tercer premio en el primer concurso literario "Los Juegos Florales" organizado por el Centro Cultural City Bell y el segundo premio en el concurso literario anual de cuento y poesía organizado por la S.A.D.E. Seccional Noreste.

En 1999 su cuento Revelación a orillas del Luján recibió un primer premio y varias menciones en distintos concursos nacionales, publicándose en una antología con distintos autores de todo el país auspiciada por la Secretaría de Cultura de la Nación.

En 2000 publica el libro de cuentos Revelaciones a orillas del Luján (Ed de Autor).

En 2001 ocupa el cargo de Presidente de la Asociación Amigos de la Casa de Cultura de Belén de Escobar (2001-2002).

En 2003 publica y presenta en la 29ª Feria del Libro su nouvelle Excursión (Ed. Dunken), y recibe Mención de Honor por sus cuentos Xmax, Escapada y Tácito en el certamen de cuento organizado por la Cámara Argentina de Publicaciones y CADDAN (centro argentino para el desarrollo y difusión de Autores noveles).

En 2004 publica y presenta en la 30ª Feria del Libro su libro de cuentos Arrojando Sombras (Ed. Dunken).

En 2006 publica Terra Australis (cuentos) y su cuento El viaje es seleccionado por César Melis para participar de la antología Son puros cuentos (ed. Dunken).

Tuvo a su cargo (octubre 2003-diciembre 2004) la sección Naturaleza y Cultura del mensuario "El Cazador" de Escobar.

Colaborador en distintas revistas literarias, periódicos y E-zines. Co-conductor junto a Carlos Fernández del ciclo Reflexiones... al Paso (marzo 2005 – septiembre 2006). Coordinador del ciclo de charlas y lecturas literarias Lecturas Eclécticas junto a Carlos Fernández (septiembre 2004 – junio 2006). Actualmente reside en "El Cazador", Escobar, Buenos Aires, Argentina.

Su página web es www.mario-gallo.com.ar

También posee un portal en: www.lalupe.com

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