Andalucía sólo hay una  

 

    Andalucía ocupa el 17% de la superficie de España (87.268 km2), es casi tan grande como Portugal o Suiza con una población que se acerca a los 7 millones de habitantes. Aquí se hace realidad, como en ninguna otra parte, el tópico de "continente en miniatura" gracias a sus extremados contrastes entre Grazalema en el Oeste, que es el punto de la península donde más llueve, hasta el Cabo de Gata, al Este, que es donde menos llueve. Desde las huertas tropicales de la costa, en las que crece el mango, el aguacate o la chirimoya, se ven las nieves eternas de Sierra Nevada, donde se encuentra el Mulhacén, el pico más alto de la península. La vasta soledad rocosa de Sierra Morena, que la aíslan por el norte de la Meseta, es la antítesis del paraíso acuático de Doñana. Incluso el mar se divide en el Estrecho de Gibraltar para diferenciar las soleadas playas mediterráneas de las luminosas atlánticas, en las que el viento ha fabricado largas dunas doradas.

    Las diferencias físicas imprimen carácter en sus habitantes y por eso se habla de las dos Andalucías claramente diferenciadas tanto en lo físico como en lo humano. Sin embargo, nadie duda de la unidad de lo andaluz, que no admite exclusiones miopes sino diferenciaciones enriquecedoras; la unidad está más en la atmósfera, en la forma de entender la vida y en el espíritu heredado de añejas culturas, del poso dejado por las grandes civilizaciones.

    El patrimonio cultural, extenso e intenso como pocos, es el reflejo de una Historia que habla de la predilección por esta tierra de todos los pueblos que la invadieron y que la sembraron de monumentos e ideas, muchas de las cuales han marcado un hito en el devenir del pensamiento de Oriente y de Occidente.

    Dos son los sucesos históricos que imprimieron carácter a lo andaluz: la romanización, heredera de colonizaciones fenicias y cartaginesas, y el Islam que durante casi 800 años logró en Andalucía su momento histórico más creativo. Ellos conservaron el saber y la filosofía clásicos pero además introdujeron la matemática especulativa y la astronomía usando los métodos empíricos de la medicina y la física modernas; iniciaron la revolución agrícola basada en el regadío y en la variedad de especies. Nació así una riqueza patrimonial impresionante que la decadencia arrastró hasta la dicotomía estridente entre un pasado glorioso y siglos de oscurantismo, cada día más superado gracias a la sabiduría de un pueblo milenario, sufrido pero esforzado, que sabe afrontar el futuro con valentía e imaginación, sin perder su identidad. En el último cuarto del siglo XX se ha sacudido el letargo secular recuperando el lugar que le corresponde en la Historia.

    Andalucía cuenta con un rico e importante patrimonio natural que ocupa el 17,5 % del territorio y lo configuran casi 90 zonas entre parques, reservas y parajes naturales protegidos. Los Parques Naturales se reparten por toda la geografía andaluza y abarca todo tipo de ecosistemas. Se pueden destacar los siguientes: Parque Natural Cabo de Gata Níjar, formado por 34000 ha de rocas volcánicas, dunas, salinas y desierto; Parque Nacional de Doñana con 50000 ha, el más singular por la riqueza, variedad y rareza de su fauna así como por la importancia de la marisma, vital para su conservación; el Parque Nacional de Sierra Nevada, Reserva de la Biosfera con 170000 ha que abarcan un amplio abanico que va desde el bosque mediterráneo al alpino, incluyendo algunas raras especies endémicas de estas alturas; el Parque Natural Sierra de Cazorla, Segura y las Villas constituye el Parque Natural más extenso de la Península (214000 ha) que cuenta con 25 especies endémicas y exclusivas.

 

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