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«Cuanto más sepáis, sobre más
cosas seréis juzgados
hijos míos.
Y aquél que parece alejado de
Mí,
siempre será el que más cerca esté.» |
"Cuanto más sepáis...,
sobre más seréis juzgados."
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Mensaje de la Santísima Virgen María recibido a través de José-Luis
Manzano García
en Talavera de la Reina,
el 28 de Enero de 1996. |
El Maestro: La Paz
del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Maestro.
El Maestro: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Maestro:
Por
nada de este mundo, ni por amor a nadie, se ha de cometer el mal; sin
embargo, será lícito diferir una buena obra o sustituirla por otra mejor
si con ello se puede prestar un servicio a algún necesitado, pues de
esta suerte no se malogra la obra buena, sino que se convierte en otra
de mayor mérito.
«Las obras externas que no tienen por móvil la
caridad carecen de todo merecimiento, mientras que lo que se hace a
impulsos del amor, por insignificante y humilde que sea, siempre resulta
fructífero, porque Dios atiende más a la intención del que obra y le da
más importancia que a la obra misma.»
Mucho hace el que mucho ama, mucho hace el que hace bien lo que
hace. Bien hace el que sirve al interés común antes que al querer
particular.
Muchas veces parece caridad lo que de hecho es más bien
obra inspirada por la carne, porque raramente sabéis renunciar del todo
a la inclinación natural de la propia voluntad, ni podéis inhibiros a la
esperanza de la recompensa y a las miras egoistas de la propia utilidad.
El que posee una caridad verdadera y perfecta no se busca en nada a
sí mismo pues su única ambición es que DIOS sea glorificado en todas las
cosas.
No envidia tampoco a nadie, porque
no pretende ningún bien personal, ni quiere gozarse en sí mismo, sino
que prefiere por encima de todos los bienes que se le ofrecen allá, en
DIOS, su bienaventuranza. A nadie atribuye
bien alguno pues todo lo refiere a DIOS del cual dimana como de su
fuente, todas las cosas y en quien todos los santos descansan finalmente
entre goces beatíficos.
¡Oh quién tuviera un destello de auténtica caridad!, cómo vería
entonces que todas las cosas de este mundo están llenas de vanidad,
porque la verdad hijo mío, no está escrita en papel, está escrita en el
interior de aquél que sabe amar, pero aquéllos que me buscan donde Yo no
estoy, no me encuentran.
Solamente estoy, hijo mío, allá donde todo es
LUZ y donde todo es AMOR.
Pero Yo os digo a vosotros hijos míos, que no es bueno
saber mucho en este mundo. Solamente tenéis que
saber y conocer la LEY propia de DIOS. Y os preguntaréis el
porqué no es bueno el saber mucho:
«Cuanto más sepáis, sobre más cosas seréis juzgados
hijos míos. Y aquél que parece alejado de
Mí, siempre será el que más cerca esté. »
Y aquél que dice amarme y no siente pena, es que no me ama, porque
todas mis palabras vienen a daros Luz, Luz necesaria, y cuando hablan
del pecado y de aquéllos que han caido en el pecado, y vuestros
corazones no se turban, es que no me aman.
Porque si de verdad mis
hijos se llaman mis hijos, cada una de mis palabras debieran de turbar
vuestros corazones, porque como bien sabéis, Yo soy dueño y señor de
todas las cosas. Yo veo todo vuestro interior y
a Mí nada ni nadie me pueden engañar.
Por
eso hijos míos, deberíais de sentir dolor, porque cuando Yo os hablo, os
habla la LUZ, la Luz que no tenéis, y cuando hablo del pecado, de las
almas, y de todo lo que os rodea, que tanto decís que os aflije, es
porque quiero dar paz a vuestro interior, y no aceptáis mi paz.
Pero los
hombres..., ¡ay hijo mío!, solo se dejan arrastrar por la materia. ¿Qué
os da la materia hijos míos? Los hombres solo se dejan
guiar por su propio engaño. Mira..., mira hijo mío. Mira las almas
cómo se odian.
Entre ellos se juzgan y se señalan. Deberían de saber que
no son nadie para señalar a nadie, y de que solo DIOS es para señalar y
juzgar, porque aquél que juzga no tendrá perdón hijo mío.
Y mira hijo mío, mira a las
almas, las almas que se unen en este mundo: al final no cumplen con la
palabra de ”¡hasta que la muerte os separe!”
Padre Eterno: No
tendrán perdón.
El Maestro:
No hijo
mío. Mira, mira a las almas hijo mío, que ven al necesitado y se burlan
de él..., no tendrán perdón hijo mío. Y mira, mira las almas que saben
excusarse cuando han de acercarse a Mí. No hay excusas para DIOS, no
sirve la excusa, porque si hubiese fé hijos míos, no existiría la excusa
en vosotros.
De todo lo que he dicho, solo he de
preguntar: ¿De qué servirán estas
palabras? Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
Padre Eterno: Adiós
hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
La Madre: Adiós
hijos míos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El Hermano: Que la
Paz del Señor YAHVÉ y la fuerza del príncipe de de las almas quede con
todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Hermano.
El Hermano: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano. ____ |
«Es bueno que
recordéis mis palabras, para recordar lo que puede pasar en un futuro. El
tiempo se acaba y vuelvo a repetir: El tiempo perdido no se recupera
y todo se pierde.» -Mensaje
7.9.1996
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