La Madre:  La Paz del Señor está con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu, Madre.

La Madre:  Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.

El Hermano: 
   Hace mucho tiempo el hombre luchaba, pero no por conseguir parte de este mundo para él;  luchaba para conseguir hacer ver el amor que Dios tenía y tiene a sus hijos.  Luchaba por descartar el mal, y poner la verdad frente a todos aquéllos que vivían entonces. 

  Luchaban por conseguir hacer desaparecer los odios y envidias. Aquellos caballeros que luchaban con valor contra el mal, luchaban por Dios, y también por el hombre. Luchaban por Dios como Rey, y por el hombre por ayuda y salvación.  

   Pero aquello que ocurría en aquellos entonces no se volverá a repetir en este mundo; porque es así como el hombre ha dado prueba de ello, que aquello del tiempo pasado no tiene importancia para ellos; que lo que ocurrió es una vieja historia.  Pero para nosotros, aquello que ocurrió tiene mucha importancia y no es una vieja historia, es una historia importante. 

     Una historia que muchos de aquéllos que vivieron la sufrieron en su interior.  Pero aquellos sufrimientos ahora a nadie les importa.  Porque ahora solo piensan en ellos mismos, y quieren conseguir ser los más grandes en este mundo.

   "Y lo que aquí se consiga se pierde allí, junto a Dios. Pero si aquí se consigue amar al prójimo, se gana un premio junto a Dios. Pero si aquí se consigue que los demás te tengan como el más grande, conseguirás un castigo frente al abismo."

   En este mundo pocas cosas tienen sentido, pero todo aquello que viene de Dios es la luz, y la luz que muchos buscan y no encuentran.  Dios envía su luz a sus hijos y quiere..., Dios quiere que sus hijos tomen esa luz y se llenen de fuerza y de amor radiante.  Y que nunca pierdan la fuerza que Dios les envía.

 

   Yo soy el Angel del sufrimiento.  Yo soy aquél que acompaña a tantos, cuando sufren, yo soy aquél que acompañan a aquéllos que sufren por Dios; o a aquéllos que sufren por este mundo, porque aquéllos que sufren por este mundo se dan cuenta de todo el mal que el hombre atrae.  Y dicho está desde hace mucho tiempo:

   "Si piensas en el mal, el mal acudirá a tí. Pero si piensas en el bien, el bien acudirá a tí. Si hablas del mal, llamarás al mal, y si hablas del bien, llamarás al bien." 

   "Si llamas a cualquier hombre por su nombre acudirá a tí... 

Padre Eterno: Si me llamas a mí, yo acudiré a tí.

 

El Hermano: Porque Dios nunca rechaza a sus hijos. 

    Dios es la fuerza, esa salud que muchos necesitan y no la encuentran.  Ahí, donde está el sufrimiento por una causa justa, ahí estoy yo.  Ahí, junto a la Reina y Señora, yo me encuentro. Aquí, junto a tu lado, yo estoy.  

   Y en el mundo permanezco junto a aquéllos que me quieren, porque yo soy aquél que acude donde hay sufrimiento; no para dar más sufrimiento, sino para consolar a aquéllos que sufren.   ¡Cuánto dolor!, ¡cuánta amargura!, son palabras que se oyen mucho; pero palabras que se ven poco. 

    Aquéllos que sufren por el mundo, que vivan con el mundo;  pero aquéllos que sufren por Dios, que vivan con Dios.  Hay muchas cosas que nunca podréis entender, porque cada cosa que Dios dice, es un misterio nuevo.

    Es un misterio que nadie, nadie podrá encontrar su significado.  Solo aquéllos que tengan corazón de verdad. Todo aquello que Dios dice es un misterio, y Dios, en aquél Tiempo, dejó muchos misterios, muchas palabras, y ya han pasado miles de años, y solo aquéllos que tienen corazón han encontrado el significado de aquellas palabras. Todo aquello que ocurre en este mundo es obra del hombre.

    "Amaos como hermanos", dijo Cristo Jesús. Repartid amor como el buen sembrador.  Mirad vuestro rebaño como el buen Pastor, y mirad vuestros hijos como el buen Padre.  Eso son palabras que permanecen en el lugar escrito, palabras que muchos olvidaron, pero palabras que siempre tienen vida.

    Recobran vida una y otra vez cada vez que se recuerda aquellas palabras. "¡No!, yo no me iré de este mundo, porque vine para estar en este mundo; y yo, aunque me vaya permaneceré en este mundo", dijo María.  Y todo aquello que se dijo entonces se cumple una y otra vez. 

   "Y ahora, ahora todo se está cumpliendo, y todo llega a su fin. Pero no es un fin, es un principio, porque nada, nada acaba; todo empieza. Todo aquello que viene de Dios, y todo aquello que ha creado Dios, nunca acaba, es un comienzo nuevo."

   Que mis palabras sirvan como lección para aquéllos que nunca pudieron aprender lo que otros les enseñaron. Que el Todopoderoso, el Señor Rey de los Ejércitos Celestiales, habite en vuestros interiores llenando vuestros corazones de luz y de fuerza para que no decaigáis ante los ataques del enemigo.  Por siempre sea alabado Dios. Adiós hermanos.
 

PUBLICO: Adiós Hermano.

 

La Madre:  Adiós hijos.
PUBLICO:Adiós Maestro.

 

El Hermano: Adiós hermanos.