La Madre: La
Paz del Señor está ante todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Hermano: "No
tengáis miedo hermanos...
Padre Eterno:
...Estamos con vosotros".
PUBLICO: Gracias Padre.
El Hermano:
Hoy es primer Domingo de mes y es día uno hermanos. Hoy Yo quiero
recordar algo que ya se va a recordar el día CUATRO de Abril, pero hoy en
especial Yo quiero recordarlo, ya que fué el día uno cuando ocurrió lo que
ahora os cuento:
"Era un niño que tenía una enfermedad, así lo llamaban los humanos,
pero en verdad lo que él tenía era algo en su interior;
y que DIOS ya lo estaba preparando para recibir a su Hija,
para recibir a su Madre, mi REINA".
"Hace cinco años, aquel día uno cayó en lunes; y
ese día al atardecer este niño por aquel entonces salió así del
hospital; después de
haber estado largo tiempo volvía de nuevo con sus padres.
Volvía de nuevo
con sus familiares, pero él nunca pensó lo que le ocurriría después, un
Jueves Santo, día CUATRO, pero así la tristeza sucumbía en su rostro y las
lágrimas de alegría caían sobre él."
"Y aquí estaba alegre de volver a estar con sus familiares, y estaba
triste por lo que él creía una enfermedad y lo único que era, era su
preparación.
Cuando él era un simple niño que sollozaba donde él dormía,
CUATRO ANGELES a su lado, estaban noche tras
noche acompañando al que ya DIOS había señalado, protegiéndolo de la
Bestia Infernal. Por aquel entonces era un
niño...
Padre Eterno: Ahora
es un hombre; un hombre que se enfrenta a la vida.
Pero no como os habéis enfrentado vosotros, él se enfrenta a
la vida para luchar por Mí, y para aceptar todo lo que Yo le de.
"Vosotros luchásteis en la vida para
vivir con la vida...
El Hermano: Y él
lucha con la vida para vivir con DIOS".
Todo esto fué lo que ocurrió. Muchos
recordarán cuando a él le han oido hablar, que él lo ha contado. Yo
también lo cuento y lo que nunca olvidaré eran sus lágrimas, y la tristeza
que sucumbía en su rostro, porque es la misma tristeza que sucumben el
rostro de su alma.
Está triste, pero también está alegre. Ya ve que él va a conseguir algo que
muchos no han conseguido: Abrir las puertas del Cielo a todos aquéllos que
la tienen cerrada
El Hermano:
¡Dios
mío! ¡Padre Santo! Yo te imploro y Yo te pido por todos aquéllos que
cierran así las puertas de la Eternidad. ¡Padre Santo!, por eso Yo hoy
digo: "No eres Tú, mi DIOS, el que cierra esas puertas, son ellos los
que cierran esas puertas con sus errores y pecados".
¡Remediadlos
ahora hermanos! Soy el Angel de la Esperanza,
alguien que conoce muy bien al Gran Guerrero, y que él me conoce muy bien
a Mí:
"A lo que muchos llaman un niño, es un
hombre dispuesto a luchar por DIOS. Está
preparado para todo lo que venga sobre él."
Y venga lo que venga, nunca se
echará para atrás, porque su fuerza no es de la materia, es el Espíritu
que está dentro de él, dentro de sí mismo.
Es un Guerrero del cual ya
se ha hablado hace muchos siglos atrás. Un Guerrero que cabalga con un caballo dispuesto a segar la
maldad, y pedirle así, cuando lucha contra el rey de los abismos:
"Tú fuiste el que todo
empezaste, yo soy el que todo lo acaba". Vengo de parte de
Dios y mi Misión es encerrarte de lo que has salido, para que
ponga más fuerza a esa sal."
En memoria de vuestro
GUERRERO SALVADOR, rezad así un Padrenuestro en su honor. (PUBLICO:
Reza el Padre Nuestro.)
El Hermano:
Así es
hermanos. Ahora vamos a llamar a mi REINA, vuestra Madre:
"¡Madre Santa...! ¡Oh REINA de todo el
Universo, Madre Celestial!, como Tú prometiste tu asistencia todos los
primeros sábados y domingos de cada mes, aquí tienes a tus hijos, los cuales
también muchos han prometido estar presentes en esos días que Tú
prometiste asistir.
Como sabemos que así vendrás Madre Santa, ellos y Yo esperamos
impacientes tu presencia, de lo cual Tú nos colmas de gracias especiales, y
a ellos les bendices con todo tu amor de Madre y con todo tu Espíritu de
Reina. ¡Madre de Cristo Jesús, Madre de Aquél que murió en la Cruz, Hija
del Creador, escucha a tus hijos los cuales te gritan con su voz: ¡Laddón!"
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre: Aquí
estoy hijos míos.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre: He llegado a la llamada, en la cual
el Angel Celestial ha hecho. Aquí estoy para cumplir mi promesa: "Estar a
tu lado hijo mío, en tu tristeza y en tu alegría." ¡Aquí estoy! He
venido para daros mis Bendiciones Especiales, y así para deciros que no
tengáis ningún miedo.
Estamos con vosotros, nunca os hemos abandonado
amados hijos. Y aquí estoy
presente, mirando a mis hijos, y mirándote a tí hijo mío.
Se acerca el día
CUATRO, un día especial y también triste para tí hijo mío. Pronto se acerca
la Semana Santa, Sagrada, en la cual sufriré. Pero el día cuatro es el
señalado; y hoy también es señalado por mi promesa
Padre Eterno:
Levantad los objetos.
La Madre: Es
hora de que mi Bendición llegue hasta lo que alzáis ante vosotros. Así,
PADRE SANTO, Padre amado en el Cielo y en la Tierra, bendigo así todo lo que
ante ellos alzan. Lo hago así:
Padre Eterno:
En Mi Nombre.
El Maestro: En el Mío.
La Madre: Y
con la Luz de mi amado esposo, el Espíritu Santo... ya están bendecidos.
La Madre: Bendigo
vuestras almas hijos míos, para que sepáis llegar hasta DIOS, lo hago así:
Padre Eterno:
En Mi Nombre.
El Maestro: En el Mío.
La Madre: Y
con la Luz de mi amado esposo, el Espíritu Santo... ya están bendecidos.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre: Aquí
tenéis a vuestro Guerrero amado, hijos míos, el cual en mi plegaria
favorita ha pedido por todos vosotros, por todos que habéis venido de
lejos, así ha pedido él. No temáis, Yo os acompañaré a todos hijos míos.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre:
Estoy
aquí con vosotros y aquí os espero a todos, aunque tenéis un Guerrero, el
cual pronto salvará vuestras almas. Y así llega la hora de marcharme: "¡Cumplid
con DIOS, no cumpláis con el hombre!"
Adiós hijos míos.
PUBLICO:¡Adiós Madre!
El Maestro:
"¡Servid a DIOS y no sirváis al hombre...!" Adiós hijos míos.
PUBLICO: ¡Adiós Maestro!
Padre Eterno:
"¡Cumplid y llegaréis hasta Mí...!" Adiós hijos.
PUBLICO: ¡Adiós Padre!
El Hermano:
Hermano, te va a ocurrir algo, algo muy especial, pero de mucho
sufrimiento. Muchos no lo van a comprender cuando te suceda, Yo sí y
muchos de ellos también.
Ten en cuenta, que nadie dude, de que
si esto sucede, es porque DIOS lo permite ante
tí, pero no temas porque nada malo te ocurrirá; pero a tu alrededor van a
ocurrir grandes desgracias, será Satán el que ataque así, porque quiere
que tú abandones, y tú abandonarás hermano.
JOSE-LUIS:
¡No abandonaré! En un principio, y ahora tampoco quiero
abandonar. Estoy para servir a DIOS y lo voy a servir hasta el final.
¡Padre!, cuando Tú me llames estaré dispuesto a marchar, ahora tengo mucho
que hacer aquí, en este mundo.
Padre Eterno:
Y lo
harás con este Angel y con quien Yo te señale. Adiós hijos.
PUBLICO: ¡Adiós Padre!
El Hermano: Que la
Paz del Señor-YAHVÉ y la fuerza de este gran hermano, el GRAN GUERRERO,
quede con todos vosotros. PUBLICO: Y con tu Espíritu Hermano.
El Hermano: Ave María
Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Hermano: Adiós
hermanos.