La Madre: La Paz del Señor es con todos vosotros.
Ave María
Purísima.
La Madre:
Hijo mío, hice mi presencia en México para que los
hombres no se encontraran solos, y para que vieran que la bondad de Dios
es infinita y afable. Pero los hombres se han rendido a la evidencia del
materialismo, y se rigen por sus intereses humanos, dejando la
espiritualidad a un lado.
Han entrado en México diversas fuentes de
espiritualidad y muchas de ellas son equívocas a los conceptos creados y
dictados por mi amado hijo Jesús. No todo está en buscar los mejores
dioses, porque Dios sólo hay uno.
No está todo en rendirse a las cosas mas burdas e
incoherentes que pueblan el mundo. Todo está en dejarse llevar por el
beneplácito de Dios, por su Santa Voluntad.
Fueron conquistados por
hombres de países lejanos, y en ocasiones pusieron resistencia en ello, y
ahora que es la maldad, la que trata de conquistarles. No
ponen resistencia y se
dejan llevar por esas vagas ilusiones.
"El pueblo mexicano, hijo mío,
hace tiempo que está siendo perseguido por las fuerzas del mal, porque
una parte de ellos siempre han intentado estar cerca de Dios, y
su humildad y sencillez les ha hecho estar más cerca de Dios de lo que
ellos pensaban; pero se han dejado llevar por las malas costumbres que
llegan desde el gran gigante."
Pero dentro de esta gran nación, hay almas que se
preocupan de su camino espiritual hacia el Dios verdadero Yavhé. Hay
Almas Consagradas que sufren grandes persecuciones por hacer las cosas
de Dios como Él quiere, no como quieren los hombres.
Hay jovencitas que
pierden su dignidad con una facilidad asombrosa. Hay jovencitos que se
dejan llevar por la pasión y el deseo. De todo esto también hay en todas las partes del
mundo, pero en México se resaltan de mayor forma.
Son muchas cosas las
que hacen a esta gran nación aproximarse a una gran caída, pues deberían
dejarse llevar por las cosas de Dios y no dejarse impresionar por las
cosas materiales que les está ofreciendo el gran gigante. Esa será su
perdición.
Dentro de esa oscuridad, hay corazones nobles y llenos
de bondad, que tratan de dar un sentido de grandeza a las cosas que
rodean la Divinidad de Dios.
Como bien sabes, todo acabará;
todo esto solo es parte de un proceso de cambio que ellos deben
ejecutar con gran espectacularidad y sumisión. Eso es lo que Dios está esperando de ellos
y eso es lo que ellos deben ofrecerle a Dios, a pesar de que vean mil
inconvenientes, a pesar de ver grandes dificultades.
Deben saber que
todo sacrificio con esfuerzo, recibe su recompensa.
Tengo grandes esperanzas depositadas en mis hijos de
México, y sé que ellos no me defraudarán; es algo que deben llevar en su
interior, así como la fe que profesan hacia Mí, en mi advocación como
Ntra. Sra. de Guadalupe.
Nunca les dejé solos ni
desamparados, siempre he estado y estoy a su lado; son ellos los que se
van alejando poco a poco de mi lado, pero a pesar de ello, mi amor hacia
ellos es infinito. Ave María
Purísima.
Que la paz del Señor quede con todos
vosotros.
|