Bickersteth - El Hijo de Perdición
El Romanismo En Su
Relación Con La Segunda Venida De Cristo
Rev.
Robert Bickersteth
El segundo título
distintivo dado a "la apostasía" es "el
Hijo de perdición". Este título, como ya lo he
dicho, implica un carácter preeminentemente distintivo
de la apostasía misma; e implica, además, que la
apostasía está condenada - no está destinada a ser
reformada, sino a ser destruida.
El Romanismo, como
un sistema religioso, es preeminentemente destructivo.
Nunca debería olvidarse que los puntos de diferencia
entre Romanistas y Protestantes se refieren a los
fundamentos mismos de la verdadera religión.
Diferimos sobre la
cuestión primaria, en cuanto al método correcto de
acercarnos a Dios. Diferimos esencialmente en cuanto a la
norma de fe. Diferimos en cuanto al sacrificio de Cristo.
Diferimos en cuanto al método de justificación.
Diferimos sobre el tema igualmente importante de la
santificación de un creyente. Ahora bien, estas no son
cuestiones insignificantes o subordinadas. Ellas son de
vital importancia para la salvación.
Si la Iglesia de
Roma estuviera errada sobre estos puntos, como creemos
que lo está, ella debe ser un medio para destruir almas.
El Romanismo es, además, más temible, por causa de la
astuta mixtura de verdad y error dentro de su sistema.
Hay suficiente verdad como para mantener disimulado el
error. Hay suficiente del ropaje del Cristianismo como
para ocultar al desprevenido los rasgos del Anticristo.
Otras formas de error son comparativamente inocuas,
porque el error es demasiado palpable; en el Romanismo el
veneno más mortal es mantenido y administrado dentro del
vehículo más atractivo.
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