Las personas con
discapacidad en ocasiones sienten un cierto trato injusto, diferente y
arbitrario que resulta difícil de demostrar, pero que los hace pensar en la
discriminación. Ello está ligado a que sienten poca atención por parte de las
personas comunes; cierto trato que según ellos es diferente al que se le
brinda a la personas que no presenta discapacidad, el cual puede ser tanto
negativo, como positivo; los obstáculos que se les presentan de forma
subjetiva; la poca solidaridad que sienten, entre otros fenómenos.
Posiblemente la poca atención que le brindamos las
personas comunes a aquellas que presentan discapacidad, está motivado por la
poca información que se tiene sobre las mismas o sobre estos grupos (no
olvidemos la gran heterogeneidad de las personas con discapacidad), sus
potencialidades, posibilidades, dificultades, y sobre todo su igualdad a los
demás, porque principalmente son personas ante todo. Necesitamos más
conocimientos acerca de estas personas, acercarnos a su mundo, que resulta
semejante al nuestro y no tan diferente como podemos imaginar.
Por otra parte, el trato diferente brindado a estas
personas puede ser tanto negativo, como positivo, tal y como habíamos comentado anterior mente
Así, estas personas
pueden brindarnos innumerables ejemplos de trato negativo como rechazo a sus
personas, por ser diferentes, por no “estar completos”; por “lucir otra imagen”
que no es la establecida o esperada por la sociedad, lo cual llama la atención,
resulta ser objeto de burlas, de asombro, de segregación, de aislamiento, de
exclusión.