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T E C N E Historia
La Cuestión Homosexual y el Renacimiento,
en Italia

Cuando paseas por esa mítica península, y te pierdes por los callejones de cualquiera de sus ciudades, quedas atrapado por ese sentimiento de belleza ... un sentimiento de belleza que responde al espíritu de los hermosos hombres italianos: sean de Florencia, de Venecia, de Roma, de Génova ... en fin.

En Roma todavía te puedes pasear por el antiquísimo puente Sublicius, donde como antaño, los chichifos y los de gratis están a la disposición de tus fantasías.

Hemos mencionado ya a la corte de los Medicis, familia de comerciantes que logró desarrollar un gran espíritu humanístico tanto en las artes, como en la filosofía y en la literatura. Los mencionamos también porque en ellos se desarrolla como si de una moda se tratase, el amor pederasta, el amor de un hombre maduro hacia uno mucho más joven. ¿La represión? recuerda que esa siempre es y ha sido para los pobres, para los marginados ... y en la corte de los Medicis el aspecto económico estaba sobradamente cubierto.
Dice el refrán que una vez cubierto el estómago, se desarrolla la mente, y para muestra, basta este botón:
Marsilio Ficino y Picco della Mirandola son tan solo dos nombres ilustres dentro de dicha Academia, de los muchos que gozaron de estas inclinaciones y además, gracias a ellos, conocemos hoy varios textos grecolatinos que los culticristianos de siempre han pretendido eliminar.

El conocimiento de estos textos, conocimiento a fondo, les permitió recrear ese mundo de esplendor perdido, resurgiendo con ello las Academias neoplatónicas. Se sabe, además, que varios artistas en sus talleres desarrollaron esta práctica, como en el caso de aquél que precisamente por ello paso a la historia con el sobrenombre del Sodoma, de quien puedes ver en la sección de Arte el erotismo y sensualidad que emana de su "San Sebastián". En cierto modo, en el Renacimiento, las relaciones homosexuales estuvieron al amparo de la cultura (como hoy algunas pseudocultas lo siguen haciendo, apoyadas en sus cargos públicos o en los ghetos que ellos mismos han fabricado...)
Esa Italia que condenó a Galileo y asesinó a Giordano Bruno, fue la misma que desarrolló la cuna de las primeras travestidas con poder político: el Vaticano. Ese Vaticano que hoy nos muestra las obras de Miguel Angel, del Sodoma, del bisexual Rafael: en lugar de falda y collar, sotana y rosario ... y a moverlos, que se oxidan ...
Roger Peyrefitte, en una de sus obras NO traducidas al español y casi encarcelada y secuestrada, nos cuenta cómo uno de los pontifices recientes, tomó su nombre en honor de su amado, un guardia suizo de nombre "Paulo". Y vaya que el señor Peyrefitte se movió en el Vaticano durante su época como diplomático ... todo lo que vió y pudo conocer de primera mano ...por algo están proscritas sus obras.
Pero no nos salgamos de nuestro periodo. No todo era risa y ja ja ja. Recordemos que en Italia estaba la casa matriz del dizque Santo Oficio e Inquisición ya desde comienzos del siglo XIII, con castigos semejantes a los que has visto que aplicaban los españoles. Sodomitas y otros llamados pendejamente herejes, eran perseguidos con igual furor, salvo que fueran protegidos de algún alto prelado. Y las mismas distinciones de sodomía perfecta o imperfecta se aplicaban en ese reino de lujuria disfrazada con incienso, sotana y una cruz que llegó a servir de premonitorio dildo en casos de obsesión ad closet... los archivos de la sexualidad humana reprimida son algo que puede ponernos los cabellos de punta ... y su pálido reflejo se puede ver hoy en día en procesiones hechas en eso que algunos fanáticos insisten en llamar semana "santa".
Prostíbulos, hombres de dinero y poder, clandestinidad, fueron los elementos que los homosexuales de estos siglos conocieron muy bien y a cuyo amparo se desarrollo lo que llamamos Cultura Homosexual, camuflada según las necesidades de sobrevivencia y poder, mostrando en este momento el caso de los "feminielli". No eran bien vistos, a pesar de que el primer rey que tuvo Nápoles fue un claro y famoso ejemplo de "feminielli" ... y desde entonces en Nápoles los respetan y dan un trato muy singular, como no he podido ver en otro lugar.

El signo de la cruz, sobrevivirá al Renacimiento, cruzando por los obscuros laberintos del barroco y los lineamientos neoclásicos, para llegar finalmente a un siglo donde la liberación homosexual comenzaría:

El Siglo XIX.


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