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NARRACIONES MINERAS - V

Toda la noche pasé en vela. El día que se aproximaba me penetraba en la mente como un acero asesino. Ahí sobre el cajón, que me servía de mesita de velador, estaba el papel azul con su trágica descisión : Despedido. Un cesante más, otro paria. Un sabor amargo me subía del estómago hasta la boca. Era la presión de la angustia. Un horizonte de perros, vacío, sin esperanzas, se me presentaba en la mente en toda su trágica magnitud. El pensamiento galopaba sobre mil caminos. Buscaba con todas las fuerzas de la desesperación algo a que aferrarme. Me imaginaba ya ese cuadro familiar y doloroso del vagabundo, transitando de un lado a otro pidiéndo como limosna un trabajo.

En la cama vecina roncaba pesadamente el profe. Lo envidiaba con toda mi alma. El no tenía de que preocuparse por el momento. Tenía asegurado la cama y los porotos. Es tan poca cosa la exigencia humana y tan difícil de lograrla! El corazón me azotaba el pecho violentamente. Es desesperante saberse solo, abandonado, vale decir sin trabajo. Solo el trabajo dignifica y eleva al hombre a sus reales dimenciones humanas. Masticaba estas ideas con agrio sabor, cuando me apercibí que el profe se había despertado.

Está despierto profe? - pregunté como dudando

No...acabo de despertarme, tuve un mal sueño.

Tiene un cigarrito que me convide ? - pregunté anhelante con iniciar una conversación.

A esta hora de la madrugada quiere fumar, que le pasa ? - indagó interesado.

No pude dormir toda la noche - le respondí en una forma que delataba mi preocupación.

Si me imagino, debe sentirse Ud. muy preocupado. Mientras hablaba sentí que buscaba entre sus ropas colocadas sobre la cama a sus pies, el paquete de cigarros, hurgaba de un lado a otro hasta que por fin se hizo oir el ruido característico de los fosfóros - aquí tiene los cigarros y fosfóros - dijo alargándomelos.

Gracias - le respondí, y acto seguido prendí un cigarro que lo saboreé como un exquisito manjar. Deseaba ansiosamente que el profe me hablara, que me diera alguna luz, un consuelo. Sus palabras siempre tan sapientes podría, ahora, serme muy útil.

Me gustaría acompañarlo con un cigarro - me dijo paternalmente - pero así con la boca seca me haría muy mal - Sus palabras afluían a mi espíritu como una grata melodía, comprendí que no me dejaría abandonado cuando más necesitaba una palabra amiga.

Me siento afligido profe - le dije como un niño a su padre - estoy cansado de deambular, recorriendo una mina, y otra mina, pidiéndo trabajo, siempre pidiéndo..

Comprendo tu aflicción muchacho - dijo comprensivo, y con intención de seguir conversando con mayor comodidad, sentí que se recostaba contra el respaldo de su catre.. - Tu caso - siguió diciéndo - es el de millones de hombres. Esa es la verdadera tragedia de nuestra civilización actual. Mientras el hombre no tenga la seguridad del pan, a través de su trabajo, no habrá paz, ni bienestar, ni felicidad en el mundo. Cada hombre aislado, individualmente tratado es un átomo dentro de la molécula social. Ese átomo debe ser tan importante como el todo. Para cuidar de esa integridad social habría que preocuparse primero de su componente esencial que es el hombre. Pero eso lamentablemente no ocurre dentro del sistema social al que pertenecemos. Es la parte débil de la organización política que nos rige. Es el taón de Aquiles del gigante que nos gobierna. Y es ahí precisamente donde golpea el comunismo con su martillo demoledor. Desde este momento tú eres un comunista en potencia. Si, estás en el caso de un animal acorralado. No sabes cómo defenderte contra ese enemigo invisible, pero tangible, que es la miseria y la total horfandad. No tienes ninguna puerta donde ir a golpear con derecho. Quedas al arbitrio del azar y de la caridad. Dos cosas totalmente fatídicas. La bella idea de Democracia, expresión de uno de los tesoros más valiosos que conquistara el hombre para su propia dignificación, deberá encontrar urgentemente una respuesta a este serio dilema que enturbia y apeligra la estructura básica de la democracia en provecho del comunismo. - Hizo una pausa, cambió de postura - yo lo escuchaba con todos los sentidos puestos en sus palabras, y, naturalmente coincidía en todo lo que decía con tanto acierto. Una vez acomodado, prosiguió - El hombre es un eterno rebelde, más su rebeldía no siempre fué noble, porque no fué empujado por ideas altruistas, sino espoleado por el estómago, la envidia y el interés mezquino. Una vez que conquistara la libertad, en el hecho histórico más importante del mundo civilizado

que fuera la Revolución Francesa, el hombre se sintió subyugado por la idea y en todo el mundo surgieron mártires sacrificados por tan elevado ideal. Pero ni bien hubo madurado en el mundo este nuevo ideal de existencia, cuando otras nuevas ideas tomaron formas. - Y para preservar lo antes conquistado - continuó con voz ronca sopesando el peso de sus palabras - se han dictado normas de Derecho International que resguardan la paz y las libertades individuales como consequencia de numerosas conferencias y de la preocupación constante de los conductores de pueblos de Ocidente de asegurar las conquistas que el mundo ha logrado en beneficio de la personalidad humana. En términos inequívocos manifiesta la Carta de la Naciones Unidas en uno se sus preámbulos lo siguiente: "Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras; a reafirmar la fé en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de los derechos de hombres y mujeres de naciones grandes y pequeñas...etc". Toda la América ha firmado, de buena o mala fé, este compromiso sagrado en que se establece en forma de sobresalientes carácteres las libertades inherente a la dignidad del hombre. Asismismo en la Carta de la Organización de Estado Americanos (OEA) dice en unos de sus maravillosos términos: "Consolidar en este continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre..." Mucho antes en la Carta de San Francisco se expresó el compromiso de tomar medidas individuales y colectivamente, para proteger los derechos humanos y para crear en el mundo condiciones de progreso y bienestar.

Como ve los derechos fundamentales del hombre han sido salvaguardados a través de diferentes instituciones internacionales, lástima que en países como el nuestro, que también firmaron todos esos compromisos, no los respetan, al no brindar medios de subsistencia para que el hombre se pueda desarrollar y dignificar. - acotó con un dejo de tristeza en la voz.

Ya mañana será otro día y quiera Dios que el hoy incierto se convierta en un mañana promisorio - dije con voz esperanzada, tratando de convencerme a mi mismo de esa nueva alborada.

 

Osvaldo González Britez

1923-1992

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