"Potxola y Borja Mari, ¡Fijaté!, se fueron a esquiar. Se fueron a esquiaaar, Potxola y Borja mariii, escapando del estrés; y dejaron a los niños, ¡Fijaté!, con los papás de él"
Así comenzaba una apasionante aventura, la más apasionante aventura del 2002. Los oídos de todos los que nos dirigimos hasta el aeropuerto escuchaban sin ser conscientes esta cancioncilla que popularizó Martes y Trece. Aún quedaba por delante una semana en la que las desventuras, los desayunos a horas tempranas y las comidas copiosas compartirían espacio con el ocio de los más madrugadores, la psicosis esquiadora, las cucarachas de cafetera, los ronquidos del señor Turrul y las más desternillantes risas. Así fue nuestro paricular Baqueira 2002:
Siete personillas, de buena casta todas ellas, decidieron un buen día buscar un paraiso cercano. Jorge, Adriana, Iñaki, David Simon (el Ecu), Francisco Ayesa, Patricia y Beñat se encaminaron hacia los vehículos que el señor Atesa les había prestado gentilmente e iniciaron un viaje que ninguno de ellos olvidará en su vida, de hecho comenzaron una nueva etapa en el viaje de sus vidas. A partir de ese momento se acabaron las cenas de macarrones con txistorra, la indumentaria inadecuada (Simon ya se ha dado cuenta de ello) y las cenas con agua. Savia nueva para el viejo árbol...
Yo fui al Turrul

¿Mi experiencia con el esquí? Fue más bien el esquí el que tuvo una experiencia conmigo, porque, la verdad, no me dejó hacer nada de lo que yo quise. Tras unos comienzos titubeantes y llenos de agobio la cosa cambió: fue a peor. Ni siquiera podía bajar una de las babies. Me tuve que hacer una pista personal más fácil. Así, en “Pista Patri”, fui cogiendo confianza mientras veía cómo mis amigos hacían piruetas a mi alrededor y desaparecían de mi vista en segundos. Después, con las maninas congeladas y con los pies insensibles me aventuré en una pista para niños que no superan los 80 cm. de altura: ni bajar del arrastre pude. Bueno, bajar sí baje, pero con el culo. Incluso se formó cola porque los demás no podían salir del arrastre. Después llegó el momento “guerra”: me sentía como Rambo, deslizándome sobre la pista sobre mi vientre y rodando sobre mi misma para no ser atropellada por niños de 6 años que pasaba sonriendo por mi lado. Todo eso sin mencionar el frío y las horas que pasé sola, tirada (literalmente)... Aunque fue un viaje estupendo. El año que viene, otra vez. A ver si tengo más suerte.
Patricia

Qué cara de satisfaccion se nos quedaba cada noche al disfrutar de las tipicas viandas turrullesas. A alguien le apetece un cafe bien negro?(y con patas)

El caso del torturador del sueño

Las batallitas de rigor seguro que han llegado a oídos de todos a quienes les interesan, pero seguro que nadie recuerda una peculiar sensación, tal vez porque sólo la tuve yo. Llegar al hotel a las dos y media de la mañana, tras un palizón de coche, y alguien suelta el siguiente comentario: “Mañana a las ocho desayunando”. Deben estar de broma me dije, a nadie en su sano juicio se le ocurre no descansar el primer día de vacaciones, pero parecía que a los “torturadores de mi sueño” no les importaba lo más mínimo el concepto de descanso. Y por si esto fuera poco, el más cruel, el más sicótico de los inquisidores de la nieve dormía a mi lado. Busqué aliados para afrontar este suplicio en Adriana y Patricia, pero por el influjo de sus verdugos particulares ellas ya habían sucumbido. No había nada que hacer. Esta historia se repitió más de una vez, se repitió todos los días, en los que entre sueño y sueño soñaba con una impenitente nevada, una ventisca interminable o un chaparrón que hiciera desistir a los torturadores de su irrefrenable deseo de acortar cada vez más mis horas de sueño. Y lo consiguieron. Como cuerpo del delito presento un mi piel tostada en el frontal de cara, con unas inconfundibles marcas de gafa, fatiga crónica y una raya en la suela de mi recién encerada tabla de snowboard. Fdo. Beñat del Coso

Momento all-bran del dia, bien de tranquetas y a almorzar, ¡Qué duro es esquiar!

Es un pajaro?, es un avion? no, sin duda es un armadillo, y hay que ver como se desliza.

Elegantes verdad?, nadie puede con nuestra casta y señorío, a que no os extraña que las pernilas nos rifen?

No son los secuaces de Bin Laden, tampoco lo están persiguiendo en las frías montañas de Afganistán. Es sólo un alegato a todos esos que piensan que se puede esquiar de cualquier forma. CON ESTE TEMPORAL, ¡NO!

David tratar de aguantar dos velas al mismo tiempo, y parece que lo consigue.Y es que esto de ir de viaje coleguil con novias parecía una labor harto complicada. El tiempo demostró que no es así, las novias son unas magníficas compañeras y esquiadoras

Aquí tenemos uno de los momentos inolvidables de la semana, uno de los integrantes de la selección ecuatoriana de esquí extremo se ofreció a darnos unas clases magistrales por la siempre exigente pista de Mirador. Lo más extremo sin duda fue la equitación.

Frenillo el Marismeño y Cayetano de Triana, sencillamente insuperable.
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