A MI HIJO AMERICO
Am�rico eras casi un ni�o
cuando coronaste el Huascarán. .
Muchos dudaron de tu haza�a,
que importa, los angeles cantarán.
Como un astro en el firmamento
ha quedado tu nombre grabado,
y en aquel blanco nevado
hay un mensaje por tí escrito.
Hijo, tu fuiste el �guila fugaz
que surc� las mil monta�as,
y el fri� de las ma�anas
compartiste con el Yeti, quiz�s.
Tu ni�ez y juventud consagrada
al deporte y la superaci�n,
fundieron en el crisol de tu vida,
Cumbres, lagos y monta�as, con pasi�n.
Hijo, aqu� muy cerca
est�n tus flores,
mudas testigos
de tus proezas.
En tu corta vida haz dejado
la nota mas alta de monta�ismo,
y el alto nivel que has ocupado,
consagro tu valor y hero�smo.
Hijo, fue fugaz tu viaje por el mundo
y de la cumbre al cielo volaste,
hoy con Dios en el 0limpo compartes
las glorias que tu conquistaste.
Antes admiraba los nevados
como bellas
acuarelas de Dios,
hoy al mirarlos siento
odio
y mis manos se crispan de ira.
Hijo, te he llorado muchos dias
y ya est�n secos mis raudales,
y marchitos
aquellos rosales de Yungay
que al pasar admiraba.
En el silencio de la monta�a
vivir� tu embrujo y coraje,
y el mundo del celaje
murmurará tu nombre en la ma�ana.
Y aunque el Juncal pisoteaste,
fue la tumba que tu elegiste,
all� morarás con los que te fuiste,
junto a las nieves que tanto amaste.
Duerme dulce paz, hijo m�o,
en el silencio de las monta�as,
all� nadie turbara tus sue�os,
solo mi llanto acompa�ara tu tristeza.
JOAQUIN TORDOYA G. (Padre)